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jueves, 2 de abril de 2020

Adolescentes y resiliencia durante el confinamiento. Vídeo del Canal "Quédate en casa con salud" (4)

El canal de Youtube que dirige la psicóloga Violeta Alcocer, titulado "Quédate en casa con salud", me ha pedido colaborar con vídeos que ayuden a las familias y a los/as niños/as durante el confinamiento por el coronavirus.




En este canal participan también otros colegas que trabajan con niños/as y sus familias con orientaciones que ayudan en otras áreas diferentes a las que yo abordo: dificultades de aprendizaje, claves para lograr buen clima en casa...

Además, este canal ofrece otros vídeos dirigidos a adultos sobre otros temas importantes durante el confinamiento: manejar las preocupaciones, sobre la tristeza, las relaciones sexuales, alimentación saludable...

Por mi parte, en los vídeos ofrezco las mismas orientaciones que encontráis aquí en los post escritos para las familias ante el coronavirus y la nueva situación creada con el confinamiento de las personas en los hogares. 

Todos los vídeos han sido grabados por psicólogos/as sanitarios o clínicos colegiados en su respectivo Colegio Oficial de La Psicología.

Así, los/as que no podéis acceder a la lectura de los textos, podéis verlos y/o escucharlos y acceder a la información y las orientaciones.

Felicito a Violeta por esta iniciativa solidaria.

Os dejo con el cuarto vídeo:


Video nº 4: Adolescentes y resiliencia
durante el confinamiento

miércoles, 1 de abril de 2020

Cuarentena con un bebé en casa. Vídeo del Canal "Quédate en casa con salud" (3)

El canal de Youtube que dirige la psicóloga Violeta Alcocer, titulado "Quédate en casa con salud", me ha pedido colaborar con vídeos que ayuden a las familias y a los/as niños/as durante el confinamiento por el coronavirus.




En este canal participan también otros colegas que trabajan con niños/as y sus familias con orientaciones que ayudan en otras áreas diferentes a las que yo abordo: dificultades de aprendizaje, claves para lograr buen clima en casa...

Además, este canal ofrece otros vídeos dirigidos a adultos sobre otros temas importantes durante el confinamiento: manejar las preocupaciones, sobre la tristeza, las relaciones sexuales, alimentación saludable...

Por mi parte, en los vídeos ofrezco las mismas orientaciones que encontráis aquí en los post escritos para las familias ante el coronavirus y la nueva situación creada con el confinamiento de las personas en los hogares. 

Todos los vídeos han sido grabados por psicólogos/as sanitarios o clínicos colegiados en su respectivo Colegio Oficial de La Psicología.

Así, los/as que no podéis acceder a la lectura de los textos, podéis verlos y/o escucharlos y acceder a la información y las orientaciones.

Felicito a Violeta por esta iniciativa solidaria.

Os dejo con el tercero de ellos.


Video nº 3: Cuarentena con un 
bebé en casa



martes, 24 de marzo de 2020

Videos con orientaciones para ayudar a las familias y a los niños/as durante el confinamiento por coronavirus, en el canal "Quédate en casa con salud" (1)

El canal de Youtube que dirige la psicóloga Violeta Alcocer, titulado "Quédate en casa con salud", me ha pedido colaborar con vídeos que ayuden a las familias y a los/as niños/as durante el confinamiento por el coronavirus.




En este canal participan también otros colegas que trabajan con niños/as y sus familias con orientaciones que ayudan en otras áreas diferentes a las que yo abordo: dificultades de aprendizaje, claves para lograr buen clima en casa...

Además, este canal ofrece otros vídeos dirigidos a adultos sobre otros temas importantes durante el confinamiento: manejar las preocupaciones, sobre la tristeza, las relaciones sexuales, alimentación saludable...

Por mi parte, en los vídeos ofrezco las mismas orientaciones que encontráis aquí en los post escritos para las familias ante el coronavirus y la nueva situación creada con el confinamiento de las personas en los hogares. 

Todos los vídeos han sido grabados por psicólogos/as sanitarios o clínicos colegiados en su respectivo Colegio Oficial de La Psicología.

Así, los/as que no podéis acceder a la lectura de los textos, podéis verlos y/o escucharlos y acceder a la información y las orientaciones.

Felicito a Violeta por esta iniciativa solidaria.

Os dejo con el primero de ellos.


Video nº 1: Ser una base segura 
para nuestros/as niños/as




martes, 27 de enero de 2015

Charla desde Barcelona y el ordenador de tu casa titulada: "¿Neurobiología o dificultades emocionales? ¿Dónde está la frontera?", a cargo de la Dra. Remei. Organizada por el Instituto Familia y Adopción el sábado 31 de enero 2015



Charla Coloquio del mes de enero

Desde Barcelona y el ordenador de tu casa

"¿Neurobiología o dificultades emocionales? ¿Dónde está la frontera?"

 

Muchas veces esta frontera es muy difícil de diferenciar. Todos los padres y madres nos preguntamos donde empieza lo uno y lo otro. Sabemos que las dos están muy relacionadas. ¿Pero cómo tratarlo?

Estamos programados genéticamente para ser libres. Las neuriciencias y el mundo de la psicologia se encuentran cada vez mas cercanos. La plasticidad introduce una nueva visión del cerebro, demuestra que la red neural estará abierta al cambio y modulable por las experiencias. Por lo que las experiencias desde el nacimiento y nuestro entorno nos harán ser únicos como indivíduos.

Ponente:
Dra. Remei Tarragó Riverola. Psiquiatra, Psicoterapeuta, Master Test de Brazelton. Psiquiatra Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil (CSMIJ) de Sant Andreu - Fundació Eulalia Torras de Bea (Barcelona). Coordinadora de trabajo psicológico a la Unidad de Cuidados Intesivos Neonatales (UCIN) del Hospital de Sant Pau de Barcelona. Profesora de la Universitat Ramon Llull (URL, Barcelona)


Facilitadora:


Eva Gispert. Fundadora y Directora del Instituto Familia y Adopción, Terapeuta y Mediadora Familiar. Adoptada y madre adoptiva.


Día y hora: NUEVO HORARIO
Sábado, 31 de Enero del 2015, de 11:30 a 13:30 horas.
 
Información e inscripciones: Instituto Familia y Adopción.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Charla coloquio el 29 de noviembre organizada por el Instituto Familia y Adopción, en Barcelona y en el ordenador de tu casa: "¿Qué hay detrás de la dificultad a la hora de ponerse con los deberes? ¿Cómo podemos ayudarles?" Con Anna Tapias, logopeda


Charla Coloquio el 29 de noviembre en Barcelona y en el ordenador de tu casa
 




A menudo recibimos muchas consultas sobre la ansiedad que crea a padres, madres e hij@s llegado el momento de hacer los deberes o tareas encomendadas por la escuela. Acaba saliendo muchas veces, pero no sin antes pasar por un calvario de ansiedad y de enfados que los padres y madres tratamos de gestionar.
En esta charla hablaremos sobre:
  • El  significado de los deberes por parte del triángulo implicado: maestr@-niño@-padres
  • Las aptitudes individuales y las actitudes que se derivan
  • Los diferentes talantes de nuestros hijos: ¿evasivos?, ¿desordenados?, ¿ordenados?, ¿reflexivos?
  • Poner en común las estrategias familiares particulares para enriquecernos y pensar entre todos el por qué de los conflictos cuando se oye la frase "a hacer deberes"
  • Los diferentes tipos de deberes y que requieren cada uno de ellos: matemáticas / cálculo / escritura...( memoria / atención /planificación...)
  • Qué habilidades requieren cada materia


Ponente:

Anna Tapias. Licenciada Filología, Logopeda especialista en audición y lenguaje. Formación de Posgrado en psicoteràpia de niños y adolescentes, en pedagogía terapéutica. Ha trabajado en asesoramiento del lenguaje en diferentes equipos escolares y en equipos de diagnóstico psicopedagógico y de reeducación de lenguaje.


Facilitadora: 

Eva Gispert. Fundadora y Directora del Instituto Familia y Adopción, Terapeuta y Mediadora Familiar. Adoptada y madre adoptiva.


Día y hora:

Sábado, 29 de Noviembre del 2014, de 10:30 a 13:30 horas.




Lugar: 
Casa Orlandai

Sala Fusters

Jaume Piquet, 23
08017 Barcelona







lunes, 5 de mayo de 2014

Crear contención y límites en los niños traumatizados (I)

Uno de los problemas que suelen tener los niños adoptados y acogidos (también los menores hijos biológicos) que han sufrido trauma temprano y crónico es la dificultad para contener los impulsos y las emociones. Además, los límites, la aceptación de las reglas y normas de convivencia en el mutuo respeto, pero también los límites del yo (del propio cuerpo), donde termino yo y empieza el otro, han sido difusamente desarrollados por estos menores. Winnicott postuló (y la neurociencia actual le da la razón) que la tarea de la madre durante el primer año de vida es por un lado, la de reflejar (mirroring) los estados internos del infante y la de holding (contener, sujetar) los impulsos y emociones indeseadas, de malestar o excitación, dando forma mediante palabras y el contacto físico calmante y contenedor (los brazos) a todo el mundo interno del bebé. 

Los niños que han sufrido abandono y/o maltrato durante los tres primeros años de vida y que presentan alta probabilidad de sufrir trauma temprano, con apego desorganizado, presentan grandes déficits en la regulación emocional, la coherencia de la mente, el mantenimiento de un sentido coherente de sí mismos a lo largo del tiempo y, algunos de ellos, en la aceptación de la autoridad y los límites normativos. Un sentido de contención, entre otros aspectos, ha fallado gravemente en el desarrollo de estos niños que no han contado con una experiencia de apego seguro, con unos cuidadores rápidos, sensibles y empáticos para satisfacer sus necesidades no sólo biológicas sino emocionales. Las necesidades emocionales, como decimos, consisten en que el adulto mediante la interacción cálida, lúdica y afectuosa refleje el mundo interno del infante y le proporcione las claves verbales y no verbales para desarrollar una auto-regulación emocional y conductual posterior, y también constituirse en un contenedor seguro de las emociones, excitaciones y deseos negativos e intensos que pueden desorganizar a un bebé si no se les da forma (con el lenguaje y la palabra calmante) y andamiaje físico (contacto y abrazo corporal) Un niño encuentra, por lo tanto, en un adulto, estable emocionalmente, coherente y organizado los elementos y las claves para desarrollar la seguridad en sí mismo. Además, esta experiencia prolongada durante los primeros años de vida (y en especial, el primero) sienta las bases para una futura capacidad de regulación y contención emocional y de impulsos. El sentido del límite (el cuidador le ha proporcionado al niño una experiencia co-regulatoria que le ha permitido darse cuenta de que tiene una mente diferenciada de la de aquél) en consecuencia, se desarrolla gracias a esta relación de apego segura y contenedora. En la díada cuidador/niño está la primera y necesaria escuela de aprendizaje emocional y social. 


Hay menores -con historia de abandono y/o maltrato durante los primeros años de su vida- que pueden además, desarrollar unas carreras morales antisociales en las que ya no es que no puedan contenerse y aceptar el límite sino que, a veces, no quieren ni aprender a hacerlo. Se sienten resentidos. Quieren resarcirse de lo que ellos consideran vejaciones y humillaciones pasadas de un sistema social que sienten se ha cebado con ellos. Una de sus creencias nucleares es “toma lo que quieras que te lo mereces” Proyectivos y exonerándose de toda responsabilidad en sus actos, no acatan las normas y las reglas de convivencia y van contra ellas y contra quienes las defienden y representan frente a ellos, con un malestar emocional interno y con una actitud de huida y escape (a veces con consumo de sustancias) y conductas o rasgos antisociales. La primera mini-sociedad -que son los primeros cuidadores- les hizo daño. Y posteriormente, el niño (por diversas causas) no desarrolla un vínculo significativo que le dé sentido de pertenencia e identidad con un tutor de resiliencia que le acepte. El menor va desarrollando conductas antisociales e incluso, posteriormente, una personalidad con rasgos antisociales. El sufrimiento interno sostenido durante años queda enmascarado por estos síntomas. 

He tratado a varios de estos preadolescentes y adolescentes y en muchos casos (hay algunos que logran rehabilitarse y recuperar de nuevo, el sentido de la vida y la confianza en la sociedad), se asiste con impotencia al hundimiento y caída de unos menores que son denominados delincuentes o marginados, a apartar de la sociedad, y hacia quienes cuesta sentir empatía. Y es comprensible que no la sintamos cuando somos asaltados por un menor de este perfil; pero detrás de ese acto delictivo no podemos olvidar que existe una persona que desde su más tierna infancia aprendió (ya desde el más puro nivel emocional y sensorial) que el mundo es un lugar que transmite desconfianza, frialdad y necesidad de luchar por lo tuyo. Porque el niño está siempre en una posición de inferioridad y sumisión al adulto. Me recuerda a esta escena mítica de la película “El bueno, el feo y el malo” entre el personaje de “El Rubio” y Tuco. Es una metáfora excelente de lo que quiero transmitir. Atención a la frase: "El mundo está dividido en dos partes, "Rubio": los que tienen la cuerda al cuello y los que la cortan"




Cuando uno vive con la cuerda al cuello (metafóricamente hablando), es esperable que desee rebelarse y atacar a quienes considera que son los responsables de su dolor (aunque no lo sean) y de su sumisión (porque sometidos a los dictados de personas dañinas -que dicen ser sus padres o cuidadores- estuvieron muchos de ellos. Puede sonar exagerado lo que expreso, pero las historias que me han contado muchos niños son espeluznantes y creíbles. Uno de los problemas del niño es pensar que no le van a creer. Las víctimas han sufrido una cultura que no estaba preparada para escuchar sus relatos, por eso era/es más fácil y cómodo decir que es producto de su imaginación)

Si en la base de la falta de límites y contención del futuro niño y adolescente están (entre otras variables) la ausencia o insuficiencia de estas experiencias con cuidadores competentes de reflejo y andamiaje de las emociones y pulsiones del bebé, ¿qué podemos hacer? Todas las personas y profesionales que trabajamos con niños que han sufrido trauma temprano y han vivido deficientes experiencias de contacto interpersonal, en las que no han vivido ni el espejamiento (reflejar) ni el holding (contener), podemos propiciar, desde lo más temprano posible (y una vez que el menor esté protegido) experiencias de este tipo. 

Ana María Gómez nos dice (EMDR and adjunct approaches with children) que en efecto, los niños no sólo han de recibir terapia reparadora y especializada en trauma y apego con un psicoterapeuta preparado y formado que pueda trabajar el sentido de la contención y los límites. El niño necesita al menos un referente estable que pueda hacer esta función y también que los adultos significativos que le rodean y forman su red sean competentes regulándole y conteniéndole. Es un trabajo que puede suponer un desgaste pero que a la larga va a dar su fruto. Necesitamos realizar esas funciones que Winnicott postuló que el cuidador lleva a cabo con el bebé de reflejar y contener (pues el niño a buen seguro, ha carecido de ellas) y que no se hicieron. Todos (padres, madres, profesionales...) estamos llamados al ejercicio consciente de la parentalidad, marentalidad o de la profesión. Hemos de preguntarnos por cómo ejercemos nuestro rol educativo. Una madre, la pasada semana, escribía en los comentarios (gracias, Itsaso) en relación al tema de las metáforas para poder hablar y honrar al niño traumatizado, que no sólo es cuestión del qué hagamos sino el cómo (saber cómo hablar al niño, cómo transmitir un sentido de seguridad y contención) Y no puedo estar más de acuerdo. Se puede llegar a retraumatizar mucho y con grave riesgo en algunos casos, si uno persiste en sus modos educativos y en sus autoreferenciales inmutables e inadecuados. Yo recomiendo la psicoterapia para todos, y también la formación, que ya comienza a haberla, sobre todo si es específica para poder criar terapéuticamente, como la que este año ha organizado e impartido (con espíritu innovador) el Centro Alen en A Coruña, dirigida por mi amiga y colega Elena Borrajo. Una idea que tenemos intención de exportar para el País Vasco.

Algunas imaginativas y lúdicas estrategias que Ana María Gómez ha desarrollado para crear un sentido de contención (son para profesionales en el ámbito de la psicoterapia, pero algunas de ellas quizá podáis adaptarlas para la familia):

Para los más pequeñitos (2 años en adelante) una hamaca como las que se cuelgan de árbol a árbol para echar la siesta o relajarse, que pueda envolver al niño y le dé ese sentido de contención e incluso de útero materno, donde se le pueda mecer, hablar con tono suave, reflejar sus vivencias con palabras mientras se le mueve rítmicamente, es una excelente idea. Este método (entre otros muchos) lo usan en psicomotricidad relacional y me lo comentó un profesional llamado Toni Gomila (en una reciente visita que hice al Consell de Mallorca, donde tuve la oportunidad de conocer las magníficas instalaciones y el gran equipo humano y profesional que trabaja en protección a la infancia. Gracias a las gestiones hechas por mi gran amiga y colega María Ángeles Ojeda, he sido recientemente invitado a Palma para compartir con profesionales psicólogos el apasionante tema de la psicoterapia especializada para niños traumatizados, y también para impartir un curso sobre apego en psicoterapia en el Colegio Oficial de Psicólogos de las Islas Baleares. Me han tratado maravillosamente, y desde estas líneas transmito mi agradecimiento de corazón a María Ángeles y toda la buena gente de esa magnífica tierra) como uno de los que utiliza con los niños que necesitan este abordaje antes de pasar por una psicoterapia.

Todos los niños adoptados en los que se presume que no ha habido experiencia suficientemente buena de contacto con los padres o cuidadores primarios, necesitan crear redes neurales que contengan elementos de seguridad y calma. Si no se crean, los niños no pueden recurrir luego a ningún lugar seguro en el que encontrar tranquilidad cuando se sientan frustrados, tensos o tristes. El mejor lugar para poder vivir e instalar esta experiencia son los brazos de los papás o mamás. Y cuando estén en los mismos, se les pregunta si se sienten bien y dónde lo sienten en el cuerpo. Y que lo noten mientras les damos el abrazo cálido y contenedor. Los niños de apego evitativo o con fobia al apego no podrán hacer esto y hay que comprenderlo. Se desactivan de las señales de apego no por rechazarnos sino porque se sienten amenazados. Estos niños deben ir conectando y sintonizando con los padres o cuidadores poco a poco y por aproximaciones. Ante una duda, nunca hay que forzar un contacto ni rechazar al niño porque no quiera. Hay que comprenderlo. Esto ayudará mucho más. Muchas veces hay que evaluarlo mediante el asesoramiento de los profesionales de la psicoterapia del apego y el trauma.

1) Construir lugares en la psicoterapia o en casa donde los niños se puedan sentir (a cualquier edad, desde los tres años) más contenidos e incluso ir cuando no quieran hablar con nosotros o prefieran hablar de algo que les abruma desde ese sitio. Un simple paraguas puede servir para crear “la casa paraguas” Los niños del taller de resiliencia infantil que desarrollamos para la Asociación de Familias Adoptivas de Gipuzkoa Ume-Alaia, espontáneamente crean sus casas y sus contenedores físicos con el suelo de goma que usamos para sentarnos. 

2) Utilizar muñecos, marionetas, juguetes que los etiquetamos como nuestros ayudantes en nuestra labor de preguntar y hablar sobre aspectos que pueden ser sobrecargantes y abrumadores para el niño. Crean una atmósfera de seguridad y apoyo al niño. 

3) Uso de unos walkie-talkies. Este sencillo pero útil juego me lo enseñó una niña que había sufrido abuso sexual y además presentaba retraso mental leve. Ella misma pedía de regalo siempre este juguete. Le pedí que los trajera a terapia y para mi sorpresa, me hablaba (ella en un sitio y yo en otro, sin vernos) y me contaba sus pensamientos y emociones de una manera increíble. Cara a cara, era imposible que verbalizara nada. Si el niño necesita una distancia del terapeuta o de la persona con la que interactúa, el walkie-talkie puede proporcionársela. 

4) También favorece la creación de límites normativos el que creemos una estructura predecible y ordenada de hábitos, así como aprender a frustrar a los niños de una manera que les estructure. Hemos de tener muy claro qué se puede hacer y qué no se puede hacer. Explicitarlo y actuar con el ejemplo propio. Cuando haya que actuar para poner el límite, el "no" se le dice al niño y se mantiene la norma previamente acordada. En ese mantenimiento del "no" el adulto ha de ser firme y consistente (no permitir unas veces y otras no) y mantener la aceptación del niño y no amenazarlo con no quererle o dejarle solo en un cuarto. El respeto por el niño es fundamental. La disciplina ha de ponerse siempre desde el respeto mutuo y el no hacernos nunca daño. Cada familia debe estudiar cuáles son las normas a respetar y hacer cumplir por todos. Los niños pueden alterarse emocionalmente o enrabietarse cuando nos mantenemos en el "no", pero la frustración que estructura es aquella que mantiene el límite pero el adulto es capaz de calmar al niño y le hace sentir y saber que le quiere. Ejemplo: "Mamá, ¿me puedo quedar más a jugar y no ir a la cama?" "No, sabes que no" (consistencia) "¡Jo, pero es que nunca me dejas!". "Te he dejado más tiempo por ser sábado pero ya es la hora y has de ir" (firme pero amable) El niño accede y va a la cama. Cuando se está yendo, la madre le llama y le dice: "¡Eh, una cosa!: te felicito por cumplirlo, y te quiero". El niño ha obedecido porque desde el principio vio firmeza, consistencia y amor (y aceptación, incluso cuando muestra su cólera a los padres) Los límites sin amor y respeto a la figura del niño, es difícil que se asimilen. Se pueden acatar pero no aceptar. En nuestra guía para padres adoptivos ¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? nos extendemos en este tema, y ofrecemos orientaciones según el perfil de apego de los niños.

Espero que os haya gustado y que os sea de utilidad en vuestra tarea y labor de acompañamiento a vuestros/as niños/as.

Esta semana he sufrido una triste noticia de la cual, por privacidad, no puedo publicar. Ello me ha dado mucho que pensar, desde la tristeza y el replanteamiento de todo (lo hacemos, precisamente, cuando conectamos con la tristeza, ésta sirve, si no es patológica, para ayudarnos a ordenar el interior), de dónde está lo esencial e importante en esta vida. Y me ha hecho recordar a fuego uno de los mejores post o entradas que he leído en mi vida profesional y que quiero que guardéis en vuestro techo, pintado con pintura o spray, para cuando os levantéis, lo tengáis siempre presente. Es la “picada” de hoy. Con la que siempre tenemos a bien despedirnos y terminar el tema que nos toca. Es de mi amiga y colega Conchi Martínez y os ruego que aunque os cueste Dios y ayuda, la sigáis. La cuenta en su excelente e imprescindible blog: Los niños necesitan más nuestra atención y cariño cuando menos lo merecen sus actos.

Hasta dentro de quince días. Cuidaos / Zaindu

lunes, 24 de febrero de 2014

Cómo pueden las familias comprender y ayudar a los niños/as adoptados/as y acogidos/as a la luz de la Teoría Polivagal de Porges


Llevo ya un tiempo pensando en compartir esta teoría con todos/as vosotros/as, padres y madres, y también con los profesionales que seguís este blog y no la conocéis. Nos va a aportar un conocimiento muy preciso de algunas respuestas y conductas de los niños/as que han padecido trauma temprano.


Primero voy a exponer someramente (de la mano de Ana María Gómez, que como ya os dije hace dos semanas, va a ser, con frecuencia, la estrella invitada en Buenos tratos. Su libro: “The EMDR therapy and adjunct approaches with children” es una joyita que estoy leyendo) la teoría polivagal. A continuación, expondré cómo podéis ayudar y reparar las secuelas que las experiencias tempranas adversas en forma de negligencia, abandono y maltrato dejan en la capacidad de los niños para entrar en una relación adecuada y sintonizada con los demás y con el entorno que les rodea.


La teoría polivagal emerge del trabajo de Stephen Porges en la evolución del sistema nervioso autónomo. De acuerdo con Porges, nuestros problemas emocionales y en última instancia, trastornos, llegan a tener su hardware dentro del sistema nervioso. Este sistema está jerarquizado y preparado para responder a los retos del ambiente. Porges describe tres diferentes sistemas que están asociados con conductas específicas y respuestas fisiológicas que permiten al organismo responder adaptativamente al peligro y a circunstancias estresantes:


El sistema parasimpático ventral vagal, llamado el de la actividad e interacción social. Este sistema es estimulado desde el momento que entramos, nada más nacer, en comunicación con la primera figura de apego, usualmente la madre, quien mediante un estado interno sintonizado con el del bebé promueve interacciones que son la primera escuela de socialización. La seguridad que da la madre al niño le permite ir estableciendo un vínculo plácido, pues aquélla se encarga de ser filtro estabilizador del infante, regulándole emocionalmente. Así pues, se estimula este sistema que prepara al futuro niño y adolescente a responder adaptativamente, en la adultez, a situaciones de estrés. Esta experiencia de apego seguro va estimulando este sistema mediante estados fisiológicos óptimos que apoyan la conducta social y la homeostasis (equilibrio visceral)


El sistema simpático, el cual se encarga de las respuestas de movilización de ataque/huida. Sobre este sistema hemos hablado otras veces (podéis leer este post), pero, resumiendo, es el responsable de emitir una reacción rápida ante el peligro o una amenaza, formando parte del sistema de alerta del organismo, de ataque o huida. Si nos asaltan para robarnos, no tenemos tiempo de analizar la situación, precisamos de una reacción rápida porque está en juego la supervivencia. Así les ha pasado a muchos de nuestros niños/as: tienen este sistema simpático alterado porque vivieron un buen número de situaciones en las que estuvo en juego su integridad personal: maltrato, violencia, guerra, asaltos…


El sistema parasimpático dorsal vagal que promueve la respuesta de inmovilización/bloqueo y favorece los estados disociativos. Por ejemplo, recuerdo a niños que tras haber pasado por varios años de orfanato sufriendo abandono y probablemente malos tratos, al llegar a la familia y comenzar el proceso de vinculación y adaptación familiar y social, en los momentos en los que se enfrentaban a situaciones en las que debían gestionar o dar una respuesta adecuada desde el punto de vista de la interacción social, ante un conflicto, se quedaban literalmente bloqueados: no respondían a estímulos, se quedaban en silencio, la mirada fija en el espacio… durante unos minutos, mentalmente se han retirado de sus procesos atencionales y de conexión con el entorno (se disocian) Un profesor preguntó a un alumno de once años porqué había colocado los pivotes de clase de educación física de manera diferente a cómo él se lo había indicado. El niño negó que esto fuera así, pero el resto de la clase apoyó lo que el profesor decía. El niño percibió algo así como “peligro” y entonces entró en una respuesta de bloqueo y rigidez corporal.


Según Porges, a través de la evolución los mamíferos desarrollaron los dos sistemas vagales, los cuales se programaron para responder con diferentes tipos de estrategias. El sistema ventral vagal nos permite además, responder con flexibilidad y adaptativamente a las demandas del ambiente. Ese mismo niño del que hablamos, suele mostrarse rígido mentalmente cuando juega con compañeros, negándose a ver el punto de vista del otro. Además, suele enfadarse y mostrarse agresivo en situaciones en las que no debería, y en cambio, cuando ha de expresarse asertivamente, no lo hace. No existe esa flexibilidad adaptativa a la que alude Porges. El trauma, especialmente el crónico, temprano y complejo, puede inhibir la disponibilidad de este sistema a largo plazo, constriñendo la capacidad de niño para responder adaptativamente al estrés, auto-regularse y formar apego sano y vínculos sociales.


Cuando las memorias del trauma y la adversidad son activadas por los estímulos ambientales (que es cuando los niños pueden responder o reaccionar atípicamente y para las personas que no conocen la naturaleza, traumática, de dichas reacciones, pueden a su vez, responder inadecuadamente con regañinas, broncas, castigos o medidas de tiempo fuera que lo único que están haciendo es incidir en la herida y, por lo tanto, retraumatizar), los menores de edad percibirán su entorno mediante las lentes de estas redes de memoria (no olvidemos que las respuestas que se aprenden con valor de supervivencia quedan engranadas en redes neurales que se pueden activar en un futuro ante determinados estímulos que las elicitan de nuevo) y como resultado harán una valoración inadecuada de la situación en términos de peligro y seguridad. Esta neurocepción defectuosa, en términos de Porges, puede activar el sistema de defensa en situaciones en las que de hecho están seguros o, por el contrario, inhibir respuestas defensivas en contextos en los que realmente están en riesgo.

Esto lo conocéis, vivís y sufrís muchos padres y madres que atónitos y asustados asistís a un ataque de ira con fuerte componente agresivo del niño ante un estímulo que no justifica tal reacción. Una corrección en los deberes, en un clima de cansancio por ser el final del día, y no tolerando la frustración, puede conllevar este tipo de conductas que reflejan la valoración inadecuada que el niño ha hecho de la situación desde su memoria traumática (“estoy en peligro”, pensó automáticamente este niño, y también de manera instantánea, su cerebro puso en marcha la respuesta de ataque) U otro ejemplo sangrante: la mujer con una historia traumática compleja y temprana que ante una violación responde bloqueándose y disociándose ante la agresión del violador. En vez de interpretar esto como un indicador traumático, puede verse como consentimiento, con graves consecuencias psicológicas y legales para la víctima, a la cual se le indicará que no se defendió. Si no se conoce el lenguaje traumático, pueden confundirse y malinterpretarse muchas manifestaciones de los niños y los adultos.

La neurocepción puede ser activada externamente mediante estímulos, o internamente como cuando experimentan dolor físico. Es de crucial importancia para poder ir reconduciendo estas respuestas cómo el niño percibe el sistema de interacción social del cuidador, pues incidirá en cómo se formarán a largo plazo las representaciones de sí mismo, de los demás y del mundo que le rodea. Además, la expresión facial del cuidador, la voz, la mirada tienen el potencial de activar la neurocepción de seguridad o peligro. Por eso, cómo nosotros respondamos ante las conductas que son reflejo de un trauma pasado, es fundamental. No me cansaré de decirlo. Interpretarlas a la luz de la indisciplina, la mala voluntad o la desobediencia y aplicar consecuencias a dichas conductas, sin preguntarnos nada más, sin analizar por qué ocurre y de dónde pueden venir estos comportamientos, puede retraumatizar al niño. Además, no le ofrecemos la oportunidad, con nuestra actuación y pautas psicoeducativas, de estimular y hacer funcionar adecuadamente el sistema de conexión social.


¿Qué podemos hacer como padres, madres, profesionales para reparar el trauma que el niño acarrea y estimular su sistema de activación e interacción social, para que vaya inhibiendo las reacciones de ataque/huida o de bloqueo? Soy consciente que es un trabajo largo y arduo, pero merece la pena. En este mismo momento estoy asistiendo en terapia a la recuperación del sistema de activación social (ventral vagal) de un niño que lleva conmigo dos años en terapia, tras trabajar con su madre y aquél. Verle reir, conectar, jugar, regular el enfado y dar respuestas menos depredadoras ante la frustración, es de una gran satisfacción.


Os propongo estas orientaciones (tenéis muchas más en los post de apego y trauma que he escrito estos años. Solamente con hacer click en las etiquetas que están a la derecha de la pantalla se puede acceder a los mismos. Hablaré a continuación de algunos aspectos que no he mencionado con anterioridad)


El juego: Los niños víctimas de abandono y maltrato perdieron (porque el estrés del maltrato lo inhibió) en su momento el interés por el juego. El juego no es simplemente que el niño se divierta, no moleste o pase un rato entretenido. Es un sistema que organiza el cerebro del niño y es necesario que el menor pueda tener las condiciones necesarias para poder jugar; de este modo su desarrollo se verá potenciado y sus capacidades se desplegarán porque son estimuladas. Por investigaciones, se sabe que a las ratas a las que se les da a oler cualquier objeto que ha estado próximo a un gato y contiene su esencia, automáticamente les estresa, activa el sistema de alerta de la rata y dejan, entre otras cosas, de jugar. En la vida adulta, estas ratas son menos resilientes y sus habilidades se ven claramente afectadas por esta experiencia. Del mismo modo, los niños víctimas de malos tratos han inhibido el sistema de juego y han perdido oportunidades de desarrollo que son claves para la maduración cognitiva y emocional. Al principio, cuando empecé a trabajar con niños del sistema de protección, asistía asombrado a la negativa o desinterés por jugar que mostraban algunos de ellos. Con el tiempo, fui comprendiendo que estaba asociado a las experiencias adversas tempranas que vivieron.


Jugar de nuevo con los niños es posible, estimular este sistema está a nuestro alcance. Favorece la emergencia progresiva de muchos de los elementos del apego que se han desactivado como consecuencia de los traumas vividos: el contacto ojo a ojo, la cercanía física, la tolerancia a las emociones positivas y negativas, la espontaneidad, la sintonía con el otro, el aprender a co-regularse... A veces hay que seguir el juego del niño. Nunca tomárselo como una broma (jugar es un asunto serio) y no juzgar lo que ocurre. Reflejar lo que el niño hace y amplificar las emociones que vive. Ofrece un marco seguro para que el niño se relacione con nosotros.  Una parte del tratamiento que suelo utilizar consiste en que los padres jueguen con los niños en la consulta, pudiendo proporcionarles después feedback sobre su actuación y cómo la han sentido.


El deporte y el movimiento: Los expertos en trauma recomiendan cada vez con mayor convencimiento la práctica de deportes o actividad física que mueve el cerebro. “Muévelo o piérdelo”, afirma Siegel en relación a que el cerebro de los niños (sobre todo de los más pequeños) necesita movimiento físico para estructurarse adecuadamente. También sabemos -por los expertos en trauma- que éste sobre todo, se fija en el cuerpo inicialmente. “El cuerpo lo registra todo”, dice Van der Kolk. La psicomotricidad para los más pequeños es un tratamiento idóneo para entrar en contacto con lo corporal y lo emocional, una psicomotricidad de corte relacional. Los deportes como las artes marciales ayudan al cerebro traumatizado porque empoderan y promueven el trabajo con las sensaciones corporales asociadas al trauma, aprendiendo a canalizarlas. El fútbol, el baloncesto… son también deportes de equipo adecuados para favorecer la regulación emocional y corporal. Uno de los vídeos que pudimos ver en una conferencia a cargo de Van der Kolk mostraba cómo trabajaba con los niños en base al movimiento y ejercicios sensorio-motrices. Hay que valorar qué tipo de deporte o movimiento es adecuado para cada niño.


Favorecer la desactivación del sistema de defensa: Cuando el niño o el adolescente entra en reacción de lucha/huida porque hay estímulos del presente que activan la memoria emocional y la reacción de alerta, siempre aconsejo a los padres que no entren a castigar, ni mucho menos pelear. Hay una tendencia en algunos varones padres a la rigidez, e incluso a agredir al niño o al joven, que es muy peligrosa e inadecuada y que se centra en el “se porta mal” o “no hace bien las cosas” y "voy a ponerle límite físicamente". No. Esto es confundir las cosas, pues el niño no se comporta así por un tema de disciplina sino porque emite una respuesta propia del sistema nervioso simpático. Hay que tratar de contener con la palabra llevándole al niño o al joven hacia la estimulación del sistema de conexión (ventral vagal) social. Eso es lo que tenemos que hacer desde el punto de vista neuro-psico-biológico. Es muy útil decirle frases como: “mira a tu alrededor, ¿hay algún peligro o amenaza, alguien te va a hacer daño?" O: “¿dónde estás?”; “estás con nosotros, aquí, en nuestra casa, nadie te va a hacer ningún daño” Se le llama presentificar. Hacerle notar al menor que está en el presente con nosotros, y seguro. Por eso entrar a pelear o a poner disciplina es totalmente inadecuado. Más tarde habrá tiempo para poder hablar de los límites y las normas. Esta tarea lleva tiempo pero no instala ni fortalece en los niños la neurocepción de que con sus cuidadores actuales el peligro sigue presente. Los padres o madres que entren en disputas y peleas agresivas con sus hijos/as deben de reflexionar y pedir ayuda profesional. Pues, como explica Ana Gómez, la interactuación del trauma del niño con las características de apego de los cuidadores (probablemente actuarán de este modo agresivo porque ellos han tenido también una historia de vida que deben de revisar) agravará la desorganización que estos menores suelen traer.



Termino la entrada de hoy con una interesantísima "picada": Ya sabéis que desde hace un tiempo me despido siempre recomendándoos algo de calidad. En este caso se trata de un libro de la reconocida y experta autora Montse Lapastora, quien lleva 25 años en la profesión de psicóloga clínica, muchos de ellos consagrada al trabajo y el tratamiento con menores y familias que tienen hijos/as adoptivos/as. Tuve el gusto de conocerla recientemente -para mí ha sido un honor- y compartir experiencias y conocimientos aprendiendo a su lado. Para las personas que residís en Madrid es una profesional altamente cualificada para trabajar con menores adoptados que presentan trastornos del apego y trauma. El libro al que me refiero os va ayudar en vuestra tarea educativa con los niños/as, y está escrito conjuntamente con Fátima Vázquez de Castro. Es del año 2007, editorial Síntesis y se titula: "Niños adoptados. Estrategias para afrontar conductas".
 
Espero que la entrada de hoy os haya gustado y aportado en vuestro caminar con los niños/as y jóvenes. Volveré con vosotros/as dentro de quince días.


Cuidaos / Zaindu

 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Algo más que la búsqueda de la familia biológica: la búsqueda de la propia identidad, charla-coloquio organizada por el Instituto Familia y Adopción el 30 noviembre

 
El Instituto Familia y Adopción organiza el próximo 30 de noviembre esta actividad formativa a la que os animo que participéis: "Algo más que la búsqueda de la familia biológica: la búsqueda de la propia identidad"
 
La charla y posterior diálogo estará a cargo de Eva Gispert, Xavi García y Alexandra Rozas.
 
Puede seguirse presencialmente desde el propio Instituto  y on line cada uno/a -con un portátil o PC con cámara y audio- desde su propia localidad en cualquier parte del mundo.
 
Para las familias adoptivas se trata de un tema de vital importancia pues, probablemente, tarde o temprano, tendrán que ayudar a sus hijos/as en el camino de buscar sus orígenes y tratar de dar respuesta a las tan necesarias preguntas que les surgen a los adoptados/as. Un camino no exento de dificultades, problemas, dudas, miedos, interrogantes, preguntas con respuesta y sin respuesta, retorno a lugares y encuentros con personas que evocan recuerdos en la memoria...
 
Es necesario prepararse. Es necesario estar acompañado/a y asesorado/a al emprender este viaje físico y mental. 
 
Os dejo el enlace con toda la información de este evento y también cómo inscribios. 
 
 
 

martes, 22 de octubre de 2013

Conferencia-coloquio titulada: "Cómo las familias adoptivas pueden construir un vínculo seguro con sus hijos/as", organizado por el Instituto Familia y Adopción el próximo 26 de octubre de 10,00h -13,00h

Organizado por el Instituto Familia y Adopción de Barcelona, el próximo sábado 26 de octubre, de 10,00 - 13,00h impartiré una conferencia-coloquio que se podrá seguir on line desde cualquier parte del mundo. 

El tema sobre el que versará la misma será: "Como las familias adoptivas pueden construir un vinculo seguro con sus hijos/as"  

Gracias a la tecnología avanzada del Instituto Familia y Adopción, podremos vernos y escucharnos.

La conferencia durará aproximadamente una hora y media, y posteriormente tendremos un debate. Se podrán formular preguntas mediante un chat. Lo más interesante, sin duda, será que podamos hablar, compartir experiencias, intercambiar ideas, debatir sobre como tratar determinadas situaciones con los niños/as... Porque el contenido de lo que exponga no será muy diferente de lo que podéis encontrar en los temas de este blog. Vamos a procurar que se pueda producir la magia de un encuentro y un intercambio gracias a este maravilloso invento que es internet (cuando se usa para fines positivos) que permitirá que servidor desde San Sebastián (Gipuzkoa) y vosotros/as desde Barcelona y otras localidades de España o del mundo podamos estar en contacto, sintonizados emocionalmente, como sucede en los apegos seguros (Ya que de este tema hablaremos procede usar esta expresión)

¡Así pues, os espero a todos/as con mucha ilusión el próximo sábado!

Toda la información sobre el evento, contenidos y modo de apuntarse, podéis encontrarlo en este enlace del Instituto:

sábado, 20 de abril de 2013

Adopción, búsqueda orígenes y trauma


Me adelanto al lunes 22 -día habitual en el que publico la entrada semanal- pues no puedo hacerlo ese día.  Escribo sobre un tema, en relación a la adopción, que me interesa mucho y al que vengo dandole vueltas desde hace un tiempo. Es algo delicado y sobre lo que nadie tiene la última palabra. Lo expongo con todo el respeto. Nada más lejos de mi intención que adscribirme a posturas radicales. Mi propósito, como acostumbro, es suscitar el debate, que nos paremos todos a reflexionar un rato (y si este blog sirve para eso, me daría por satisfecho. El día a día, las numerosas ocupaciones que nos absorben y el tener que funcionar, no nos permiten parar y pensar con detenimiento) y ofreceos mi punto de vista, el cual sustento en mis conocimientos y experiencia en psicoterapia con niños y jóvenes adoptados. Pienso, además, que sobre el tema de hoy todos (familias adoptivas, profesionales, adoptados...) estamos llamados a opinar y contar nuestras experiencias para poder ayudarnos los unos a los otros en la tarea de acompañar a nuestros niños y hacerlo lo mejor posible con ellos.
 
Hecha esta necesaria introducción, voy con el tema que, en la entrada de hoy, quiero desarrollar.
 
Algunas familias decidieron -o deciden- en un momento determinado (unos años después de incorporarse el niño a la familia adoptiva) contactar con la familia biológica (se tienen o se pueden conseguir datos de la misma, evidentemente) y emprender un viaje al país de origen con el fin de que el menor de edad (y la familia adoptiva) puedan saber de ellos e incluso retomar la relación. Creo que lo denominan adopciones abiertas. Me corregís si no es así.

Los niños y las familias adoptivas se han preparado psicológicamente con profesionales y han valorado que ese viaje y reencuentro con los orígenes (lugar, pais, costumbres, familia biologica...) puede ser positivo en su proceso y para su trayectoria vital, con el fin de favorecer la integración y trabajar dichos orígenes. Los niños, ya más mayores, son capaces de poner palabras con más precisión y pueden comprender muchos aspectos que con anterioridad no se podían asimilar, dada su corta edad. Éstos se hacen más preguntas y, claro, buscan respuestas.
 
En algunos casos, ademas, se ha valorado la conveniencia de que los niños vean y se relacionen con los padres (o la madre, o el padre; a veces también con los abuelos, si éstos tuvieron un papel relevante en la crianza del niño) biológicos con el fin de confrontarles mediante preguntas (preparadas con anterioridad) que los niños desconocen -o quieren saber- acerca de los motivos por los cuales no pudieron cuidarles u otros aspectos vitales e importantes de su biografía, cada uno según su historia de vida y circunstancias familiares y sociales. En algunos de estos casos, el niño encuentra -por parte de la familia biologica- respuestas y una adecuada acogida; y, en otros, lo contrario. Algunas familias adoptivas refieren que incluso hasta en los casos en los que el menor de edad no recibe un relato o explicación, ha merecido la pena porque han observado que ayuda a que el niño pueda trabajar su historia desde lo real.
 
Mi dudas son las siguientes, y son las que quiero compartir con vosotros/as: en los casos de familia biológica con incompetencias parentales (que han abandonado y/o maltratado física y emocionalmente al niño) es decir, carentes de capacidades básicas como la empatía, padres o madres con trastornos del apego que no pueden mentalizar al niño (verlo como una mente independente con deseos, necesidades e intenciones) y con déficit en las habilidades de crianza, ¿es positivo confrontar al niño con ese tipo de progenitores pudiendo prever que corre un riesgo alto de no encontrar reparación? ¿Puede resultar retraumatizante para el niño contactar con esa cruda realidad? En un libro llamado "Padres que odian" -lo leí con un entusiasmo increíble, en su momento. Es un libro totalmente practico, autoterapeutico para quienes han sufrido maltrato y con un planteamiento valiente y empatico con las víctimas- la autora refiere que una confrontación con padres maltratadores es muy delicada, y hay que ser muy maduro y mostrar mucha entereza (estar preparado psicológicamente, y aún así es dolorosisimo) porque aquellos podrían negar, justificar, proyectar o ignorar la experiencia maltratante. Y esta autora se refería a adultos. ¿Esto mismo, con niños, es conveniente? ¿No sería más prudente, primero, una psicoterapia -durante el tiempo que sea necesario- para que el niño se reconozca como víctima, pueda ir elaborando la experiencia dura de maltrato -interiorizar que los padres fueron incompetentes y no demonizarlos o idealizarlos- procesando emocionalmente el dolor, y posteriormente, más mayor, con mas madurez, que decida si quiere y/o puede hacer ese viaje, reflexionando con mas conciencia sobre el impacto psicológico que tendría?
 
Cuando el menor contacta con las figuras de apego primarias que le maltrataron, su mente recuerda la experiencia y las emociones y contenidos -tanto explícitos como sensoriales y emocionales- que quedaron registrados en la memoria. Y son recuerdos dolorosos. Esos recuerdos puede que no estén integrados, siendo posible que se produzca un desbordamiento emocional o, al contrario, una disociación; y cuando las emociones exceden el margen de tolerancia, el cerebro no puede procesar la información.
 
No pretendo alarmar a ningún padre o madre adoptivo que este leyendo esta entrada y se vea reflejado en una experiencia de este tipo. También hemos de considerar que los niños cuentan antes y después -así suele ser- con el refugio, cariño, comprensión y contención de sus padres adoptivos. Ademas, es deseable y necesario que los menores trabajen después, en psicoterapia, sobre estas experiencias que pueden procesarse y repararse. Y, finalmente, no es menos cierto que los niños pueden hacer un proceso resiliente si tienen los contextos y los entretejidos interpersonales apropiados que permitan que éste vaya emergiendo. Además, cada niño es un universo propio y cada caso se valora de manera individual. Y, finalmente, no todos los niños que vivieron estas experiencias de maltrato tienen que presentar matematicamente un trauma de apego. Hay casos en los que presentan problemas o alteraciones menos graves que el trauma de apego y pueden afrontar la experiencia sin desbordarse. Los que presentan apego desorganizado o trauma de apego pienso no deberían pasar por ello. Es muy probable que los padres biologicos tengan, a su vez, un apego no resuelto, con lo cual no pueden mentalizar al niño.
 
Mis interrogantes son si ésta es la secuencia y la edad apropiada para plantear este tipo de viajes y reencuentros. No lo tengo del todo claro por las razones que os he expuesto. Creo, en efecto, que es un viaje físico y mental que muchos adoptados emprenden o emprenderán, no exento de dudas, miedos, inseguridades, ambivalencias, dolor y posible retraumatización en algunos casos. Cada caso hay que estudiarlo muy bien. Es su derecho decidir libremente si necesitan ese viaje o encuentro con el ayer para poder descubrir un sentido y rehacer y reconstruir su vida; con el fin de experimentar con plenitud el presente y poder proyectarse al futuro. Pero, en general, pienso que para hacer esto se necesita una madurez, a mi modo de ver. Madurez que aún no se posee en la infancia.

Cyrulnik cuenta en su libro "Me acuerdo..." sus memorias a partir de su viaje a los lugares donde residió de niño, acogido por diversas personas, pues quedó huérfano por la crueldad nazi. Este autor comenta que a la sociedad le ha costado mucho escuchar los relatos de las víctimas y darles estatus de credibilidad, han sido necesarios muchos años para poder encontrar esa disposición a aceptar socialmente estas experiencias. Todavía hay quienes dudan (por desconocimiento) de los relatos de las víctimas o no pueden tolerar su escucha y las emociones que suscitan. Estos niños presentan historias, a veces escalofriantes, y hemos de ser conscientes de ello para saber acompañarles adecuadamente en su propio viaje. Sobre cuándo y cómo plantearlo he expuesto mi personal punto de vista. Ahora me gustaría conocer el vuestro. Por eso espero, como siempre, vuestros comentarios.

Hasta el próximo lunes 29, cuidaos / zaindu

lunes, 7 de enero de 2013

"El niño y niña adoptados en el aula", gran libro de Ana Francia Iturregi


Regresa el blog Buenos tratos, no sin antes desearos a todos/as un buen año 2013. Que la esperanza no abandone nuestros corazones, y que sepamos insuflarla en quienes más la necesitan. Mientras hay esperanza, hay vida.
Arranco el blog este año hablando de un libro que me ha entusiasmado. Estaba esperando yo algo así como el “gran libro” sobre la adopción y la escuela. Existen libros sobre esta temática, pero éste que os presento hoy titulado: “El niño y la niña adoptados en el aula. Orientaciones para el diagnostico y la inclusión educativa de niños y niñas adoptados con dificultades de adaptación escolar” lo considero el más completo que conozco. No es un libro gestado en un laboratorio sino al contrario: lo firma Ana Francia Iturregi (a quien he conocido gracias a este milagro de la ciencia que es internet; pronto espero conocerla en persona), profesional con muchos años de experiencia en el trabajo educativo con los niños. Ana Ana Francia Iturregui es Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, Pedagogía. Diplomada en Pedagogía Terapeútica. Ha realizado un Curso de Postgrado de Profesora Consultora. 29 años de experiencia en el entorno escolar (se dice pronto) trabajando como Profesora de Pedagogía Terapeútica, Consultora y Asesora de Necesidades Educativas Especiales. Formación Psicoterapéutica en Gestalt, Bioenergética y Análisis grupal. Formación básica en Análisis Transaccional. Colaboró en la adaptación española de la obra “Discover Habilidades para la vida” Como podemos ver, un currículo brillante.

Ana ha tenido la gentileza de hacerme llegar un ejemplar de su libro. Podéis adquirirlo en edición electrónica desde la página web de la  editorial Hilo Rojo Ediciones, que es quien lo publica.
 
“El niño y niña adoptados en el aula” es un completo trabajo teórico y sobre todo práctico para orientar al profesorado acerca de cómo lograr la inclusión de los niños adoptados en el aula que presentan dificultades de aprendizaje o emocionales. Comienza la autora su obra ofreciéndonos datos sobre las investigaciones que nos aportan conceptos básicos sobre la adopción. Ana se basa en los datos recogidos por los investigadores más punteros de nuestro país como Jesús Palacios y Ana Berastegi, exponiendo cómo es el desarrollo de los niños adoptados.

A continuación, en el segundo capítulo, Ana se dedica a explicar las teorías psicopedagógicas más relevantes conducentes a conocer los factores que inciden en el desarrollo evolutivo de los niños. Es una buena compilación de los diferentes aportes que la psicología evolutiva ha realizado para explicar el desarrollo del ser humano a nivel del lenguaje, cognitivo, afectivo-social y, por supuesto, no podía faltar la teoría del apego. Este último marco teórico es el que mejor recoge las dificultades que los niños adoptados pueden tener, teniendo en cuenta que el apego es la base de la auto-regulación posterior del adulto y cumple un papel clave en la organización cerebral.
En el capítulo tercero, Ana Francia no se olvida de los niños adoptados con una buena adaptación global y a ello dedica este tercer apartado, señalando cuáles son los factores de protección, las tareas de la familia adoptiva, el respeto a la diversidad y la escolarización. Ilustra este capítulo con el caso de Mikel, un niño adoptado con una buena adaptación familiar, escolar y social. Porque la obra de Ana incluye historias de vida que le dan a la misma un contrapunto vivencial. El caso de Mikel es real.

El capítulo cuarto trata sobre el diagnóstico de los niños con dificultades de adaptación familiar, escolar y social, uno de los temas principales de este libro. Ofrece Ana descripciones clínicas y las pautas necesarias para realizar el diagnóstico de los niños, así como las repercusiones que el apego desorganizado tiene en los sentimientos, conducta y aprendizaje infantil. Termina este epígrafe con una propuesta de clasificación e intervención con la población de niños adoptados en base a los criterios de nivel de adaptación global (buena/leves dificultades/dificultades significativas), los diagnósticos y los apoyos escolares y sanitarios que precisan. Esta clasificación me ha parecido una propuesta excelente, muy bien diseñada, operativa y de inestimable utilidad para el profesor o el orientador escolar. Una clasificación original y hecha en base a la experiencia acumulada por Ana a lo largo de los años.
Y, finalmente, los capítulos cinco, seis y siete proponen orientaciones para la evaluación y el tratamiento de los niños adoptados con dificultades del lenguaje, de aprendizaje y emocionales y de conducta. El gran reto es que la escuela sea inclusiva para estos niños. Que no sólo figuren como (permitidme la expresión) incluidos-matriculados sino que la comunidad escolar se implique en su totalidad para que la inclusión sea de facto. No quiero ni puedo ni debo generalizar porque hay centros, directores, orientadores y tutores maravillosos que hacen un trabajo para que el niño adoptado sea atendido en sus necesidades educativas. Pero otros centros y profesionales (bien por falta de formación o bien de compromiso), no hacen tratamiento alguno para estos niños.

En este magnífico libro de Ana Francia (que comparte su experiencia y conocimientos con nosotros) puede encontrar el profesorado conceptos y sobre todo herramientas educativas prácticas para poder tratar educativamente (en el amplio sentido de la palabra) a los niños. Estos últimos capítulos delinean dónde puede situarse el origen de los problemas del lenguaje, de aprendizaje o emocionales, cómo detectarlos, instrumentos de evaluación y cómo intervenir sobre ellos. Me ha encantado la parte que incide en el aprender a aprender o en las habilidades llamémosles “meta”, esto es, las que buscan que el niño se haga consciente de su propio proceso de aprendizaje y lo regule. Un área que suele estar afectada porque la función ejecutiva del cerebro de los niños está debilitada o poco estimulada como consecuencia del abandono y las carencias sufridas los primeros años de vida.
Al comienzo de la obra, Ana ya nos dice qué es lo que ha pretendido:
 
“Alguna de las cosas que he aprendido y de las ideas que voy a desarrollar en este libro son las siguientes:
 
Con la única finalidad que tiene sentido hablar de niños y niñas adoptados es para hablar de un modo de filiación.

La población de niños y niñas adoptas es diversa.

La mayoría de niños y niñas adoptados tienen una buena adaptación familiar, escolar y social.

En el único rasgo de conducta que hay acuerdo entre los investigadores de una mayor prevalencia de dificultades entre los adoptados que entre los no adoptados es en lo referente a la hiperactividad.

Algunos y algunas niños y niñas adoptados, una minora, tienen discapacidades y enfermedades mentales.

El origen de las dificultades de adaptación es diverso, aunque tiene que ver con la calidad de las experiencias que tuvieron antes de la adopción. El diagnostico diferencial interdisciplinar y la coordinación entre profesionales ayuda a comprender las causas que pueden tener su origen en factores neurobiológicos, ambientales o en la interacción de ambos factores”


Para todos/as los/as padres y las madres adoptivos/as que deseen saber, y sobre todo para los profesores, orientadores y directores de colegios y escuelas, éste es un libro imprescindible.

Si necesitáis contactar con Ana Francia, os dejo su mail: anafranciaiturregi@gmail.com

Enhorabuena por este gran trabajo, Ana. Zorionak!
 
Este miércoles os presento una jornada formativa que voy a organizar en Donostia-San Sebastián. Este es el evento del que os hablé en la última entrada del año.