martes, 29 de abril de 2008

Dejémonos de tanto videojuego

Vengo observando una creciente preocupación entre los padres por el excesivo número de horas que los niños y adolescentes dedican a jugar a los videojuegos.

No tengo nada en contra de los mismos; pienso que, además de un entretenimiento, muchos estimulan la capacidad de concentración, habilidades de coordinación visomotora, la capacidad para analizar una situación... Todo esto es así siempre y cuando el contenido del videojuego sea apropiado.

Pero, lo que me motiva a escribir sobre esto, es lo siguiente:

- En efecto, se puede afirmar que, en general, los niños y adolescentes dedican un excesivo número de horas a los videojuegos. Esto no es de ningún modo positivo, porque son horas que pierden para relacionarse, leer, hablar con sus padres o jugar a juegos tradicionales.

- Por lo tanto, para que el niño llegue a interiorizar, en la segunda infancia, que debe autorregularse en esta actividad, primero sus padres o responsables han debido de marcar una regulación externa. Es imprescindible que los padres o tutores de los niños establezcan un horario, adecuado a la edad, para esta actividad. Dejar que el niño, sobre todo si es pequeño, decida es, aparte de muy dificil, una irresponsabilidad.

- El contenido del videojuego: es de vital trascendencia. El videojuego debe estar acorde con la edad del niño. Nunca se debe permitir que un menor juegue con un juego que sobrepase su edad. No hay que consentir bajo ningún concepto que los niños accedan a videojuegos de contenido violento. Nunca. Estamos viendo en consulta casos de niños, especialmente sensibles, afectados por las imágenes que han visto. Pueden generar traumas.

- Los padres y tutores deben de interesarse por el contenido de los juegos, por lo que sucede en el mismo, los personajes, la historia, lo que pasa en ese mundo, y ayudarle a diferenciar lo real de la fantasía.

- Dediquemos tiempo a los niños y juguemos con ellos también a juegos tradicionales. Y no nos olvidemos que decir "te voy a contar un cuento" todavía tiene más fuerza que el videojuego porque la relación interpersonal es más poderosa que la atracción que ejerce una máquina, si las relaciones y el contexto familiar es sano, claro. Es la magia del apego entre padres/cuidadores y niños... Que no lo alteremos. Que no lo perdamos.

Nuevo seminario con profesores de Beraun-Berri Herri Ikastetxea

Los pasados días 14 y 21 de abril estuve, nuevamente, con los profesores de las Etapas de Preescolar y Primaria del Colegio Beraun-Berri de Rentería (Gipuzkoa)

Estuve supervisando el programa de estimulación de las habilidades de la inteligencia emocional que, bajo mi asesoramiento, han puesto en marcha este curso 2007/08. El conocimiento de las emociones, su adecuada expresión, el autocontrol de la agresividad, las habilidades empáticas… han sido algunos de los aspectos de la inteligencia emocional trabajadas con los niños utilizando material específico.

Los profesores han referido que la experiencia ha sido exitosa y positiva, siendo los niños capaces de utilizar, por ejemplo, un vocabulario emocional muy rico. También han podido estimular la exteriorización de las emociones una vez que el niño aprende a identificarlas, tanto por vías no-verbales (teatros, juegos, collages…) como verbales (aserción positiva, por ejemplo)

En este seminario pudimos tratar otras cuestiones importantes, que paso a resumir brevemente:

- La importancia que las experiencias interpersonales tienen en el moldeamiento del cerebro del niño, tanto en su función como estructura.

- La necesidad de amoldarse a los niños más pequeños, los de preescolar, haciéndonos presentes y acompañándoles, conteniendo sus excitaciones, respetuosamente, con el fin de ir creando en ellos estructuras internas autorreguladoras en el futuro. Sin el adecuado acompañamiento adulto, los niños no pueden llegar a ser.


- Respecto a la interiorización de las normas de conducta, el uso racional de los principios de modificación de conducta, teniendo presente que antes de cambiar cualquier comportamiento tenemos que preguntarnos por la función que cumple en el contexto concreto en el que surge, y analizar la conveniencia o no de modificarlo.

- Insistir en la reparación más que en el castigo: lo primero aporta al niño una experiencia empática, pues arregla el daño causado al otro, tratando de que capte la perspectiva emocional del sujeto afectado. Lo segundo, elimina rápidamente una conducta, pero no enseña valores al niño, aunque en un momento dado y con casos concretos es preciso que el límite normativo venga desde un estímulo exterior. Si nos referimos a castigo, en ningún momento se entiende como tal el castigo físico, sino la retirada de privilegios.

- La trascendencia del refuerzo positivo: alabar, apoyar, felicitar… al niño, pues en muchas ocasiones ponemos el énfasis y la atención en sus conductas negativas y nos olvidamos de hacerle notar lo que tanto necesita para crecer: la aprobación del adulto significativo, la andereño, a su trabajo y a su persona. En este sentido, no olvidarnos de los niños que se adaptan bien al contexto escolar y casi nunca reciben refuerzo positivo.

- El principio de la aceptación fundamental: se acepta al niño como persona; nunca se habla de él en términos de rasgo, etiqueta, categoría… Se acepta su persona, no se tolera su conducta si esta es dañina para él o los demás.

- La tutorización, el coaching al alumno, como herramienta de primera mano: entrevistarse con los niños varias veces al año, personalmente, para conocer sus inquietudes, problemas personales… y para establecer con ellos una alianza de trabajo que les permita afrontar sus dificultades académicas y de adaptación escolar a todos los niveles. Una enseñanza que es primero educación: centrada en la persona, para después, consecuentemente, lograr el rendimiento en los contenidos.

- El autocontrol del profesor como condición sine qua non para exhibir a sus alumnos modelos adultos de inteligencia emocional. Cada profesional tiene que hacer un trabajo personal y auto-observar sus propias reacciones ante los alumnos para modificar lo que resulta inadecuado.

Esto es, en resumen, lo abordado en el Seminario con los profesionales de Beraun-Berri Ikastetxea. Agradezco desde esta página la oportunidad que me han brindado este curso de colaborar y aprender con ellas sobre psicología y educación.

miércoles, 9 de abril de 2008

Orientación profesional

Una joven lectora me pedía que escribiese sobre las dificultades que tienen los jóvenes para elegir su futuro profesional adecuadamente. Además se quejaba, y con razón, de que las sesiones que dedican a la orientación profesional son escasas y se reducen en muchos casos a visitar centros de estudio futuros (por ejemplo, facultades en jornadas de puertas abiertas) o a alguna entrevista con el tutor para tratar el tema de la elección de estudios.

Quizá se debería dedicar más tiempo al alumno, en entrevistas personalizadas de orientación, en las cuales se trate no sólo el aspecto de las habilidades cognitivas y destrezas que presenta el joven, sino también un trabajo de autoconocimiento de los aspectos personales, de las variables de personalidad.

Creo que en este sentido juegan un papel fundamental los psicólogos como asesores de los tutores e, incluso, de colaboradores en las sesiones de orientación. Pero su presencia dista mucho de ser generalizada, y no todos los centros disponen de este recurso, para mí imprescindible.

Porque no sólo es necesario transmitir a un alumno, por ejemplo, que es bueno en el área científico-técnica y que su orientación es un bachiller tecn
ológico y, posteriormente una licenciatura o grado en matemáticas, física, informática… Es crucial ayudar al joven a conocerse a sí mismo en los aspectos de su personalidad: ¿Introvertido o extrovertido? ¿Con conciencia, esto es, alto grado de responsabilidad o menos ordenado y caótico? ¿Con rasgos de apertura, abierto a la novedad, o más bien conservador? ¿Tendencia a la inestabilidad emocional, cómo son sus habilidades emocionales? Toda esta información sería una contribución inestimable para ayudar a una persona a elegir su futuro en función de sus rasgos de personalidad. No para cerrar puertas a nadie, pero sí para ser conscientes de en qué ámbito una persona puede desplegar más fácilmente sus talentos. Y es que no olvidemos que las empresas eligen ya a sus empleados en función no sólo de su expediente académico sino de sus habilidades personales, sabiendo que determinados perfiles de personalidad encajan mejor en unos puestos que en otros. Conocerse a una edad en la que la personalidad está ya marcada por unos rasgos, el final de la adolescencia, los 18 años, puede ser una ocasión excelente para ser bien orientado.

Una persona me contó que eligió la licenciatura en derecho pero no ejerce la profesión de abogado (se dedica a otro trabajo) porque dice que sus rasgos personales no están en sintonía con lo que se requiere para ese trabajo. Que hubiera estudiado para otra cosa. La verdad es que no fue bien orientado en su momento seguramente por mirar sólo sus habilidades intelectuales y su nivel curricular, obviando sus rasgos de personalidad.