Inscríbete antes del 8 de abril para aprovechar la tarifa reducida
Hoy presentamos los cortos cinematográficos
que se proyectarán en el congreso
Título de el primer corto: Beldur Malutak (Copos de nieve)
Entrevista en vídeo con Ander Iruretagoyena, director y actor
Ander Iruretagoyena. Con formación en interpretación en el TAE (Taller de Artes Escénicas), ha complementado su educación en áreas de guión, dirección y producción en instituciones como Larrotxene y Campus Training. En el campo de la actuación, ha participado en la serie televisiva "Goenkale" y ha colaborado en producciones teatrales como “Un beso” y “Mi hijo sólo camina un poco más lento", dirigidas por Fernando Bernués, así como en “Último tren a Treblinka”, bajo la dirección de Mireia Gabilondo. En el aspecto de dirección y guion, Ander ha co-dirigido y co-escrito “Beldur Malutak" junto a Telmo Irureta. También ha incursionado en la producción cinematográfica, trabajando en el cortometraje "Red Bay", dirigido por José A. Cortés Amunarriz, donde además desempeñó un papel como actor principal. Recientemente, ha estado involucrado en la producción, escritura y dirección de "Nahiak", colaborando con un equipo diverso. Actualmente, se dedica al proyecto "REFUGIO" en roles de director y guionista.
Para todos y todas aquellos y aquellas que no pudisteis estar en directo en el Encuentro en el que participamos la educadora social Rocío Fraga y el psicólogo José Luis Gonzalo, os dejamos la grabación del vídeo para que podáis verlo en su totalidad. Primero, José Luis expone la importancia de la reparación de las heridas en el apego que suelen sufrir a menudo los niños y niñas que son protegidos mediante la medida del acogimiento familiar. Después, Rocío nos comparte su experiencia como madre de acogida especializada, en un diálogo sentido con José Luis.
Lo primero de todo, daros a todos y todas una cordial bienvenida una temporada más, al blog Buenos tratos. ¡Y van ya catorce con esta que inauguramos en el día de hoy! Deseo de corazón que estéis bien de salud -y si no es así, os deseo una pronta recuperación-. Estamos atravesando, como sabéis, un año muy complicado desde que se extendió el COVID-19, primero con el confinamiento y cómo este ha afectado psicológicamente a muchas personas, incluidos los más vulnerables, los niños y niñas. Y segundo, con la crisis económica que está golpeando duro, especialmente a las familias que menos recursos tienen. Y tercero, porque este virus ha causado la muerte de muchas personas entre las que pueden estar nuestros seres queridos. Si este es vuestro caso, os transmito desde aquí mi pesar por ello. En esta época hemos de apelar a la resiliencia, esa capacidad de rehacerse y crecer ante la adversidad, pero siendo muy conscientes de que esta emerge en las personas sólo si les proveemos de un ambiente afectivo, de apoyo y solidario.
Foto: sanjosebasauri.org
El lunes 7 de septiembre, a las 9,30h (hora Española) volvemos con los artículos y en concreto con uno elaborado por nuestro colaborador habitual, Arturo Ezquerro, psiquiatra y psicoterapeuta, que versará sobre un tema que nos viene muy bien en estos tiempos que corren: "Psicoterapia en el confinamiento", ilustrando el mismo con la presentación de un caso real.
Para abrir boca e inaugurar la temporada, os regalo un vídeo. Es una entrevista que me hicieron -sobre apego y adversidad temprana- Gisela Sole, Gemma Aguilo e Irene Ovalle, bajo la dirección de la profesora Roser Nadal. Son alumnas del Master en Psicología General Sanitaria de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona. Ellas eligieron como temática el tema de la adversidad temprana y a través de la profesora Roser me contactaron. Tuve el gusto de charlar con ellas a partir de unas excelentes preguntas que me hicieron, y de disfrutar mucho de un tema que nos apasiona. Os comparto el vídeo porque hablamos también del trabajo a realizar con los niños -y con las familias- para reparar los efectos negativos que estas experiencias adversas dejan en el desarrollo de aquellos, así como de la repercusión en su salud mental a largo plazo.
Vídeo de la entrevista que Ingrid Rubio hizo a José Luis Gonzalo con motivo del día del psicólogo peruano.
El pasado jueves día 30 de abril en directo por Facebook Live, la psicóloga Ingrid Alejos Salinas del Centro Runakay me realizó una entrevista con motivo del día del psicólogo peruano. Os ofrezco el vídeo íntegro, que Ingrid ha tenido la amabilidad de subir a Youtube, para que todos/as los/as que no pudisteis verlo en directo podáis ahora acceder al mismo.
La entrevista fue distendida y en un clima cálido. De este modo, pudimos conversar sobre temas como el trauma complejo, la Traumaterapia de Barudy y Dantagnan, las competencias parentales, factores de los que depende la recuperación del trauma infantil y del libro "¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padres adoptivos con hijos con trastornos del apego". La entrevista se cierra con lo que considero más importante en los profesionales que trabajan con niños traumatizados.
"Deb Dana es una trabajadora social clínica que ha transformado con brillantez una teoría basada en la neurobiología en una práctica clínica haciendo que la teoría polivagal cobre vida" (Stephen Porges)
En este vídeo traslada sus conocimientos aplicados sobre la teoría polivagal al público en general y nos enseña cómo hacernos amigos de nuestro sistema nervioso durante la cuarentena.
Como está en inglés, Belén Giner se ha tomado el trabajo de traducirlo al español y transcribirlo, por lo que le estoy muy agradecido, así como a mi colega psicóloga y traumaterapeuta Lourdes Ganzarain, por compartir esta información. La traducción la tenéis a continuación del vídeo.
Cómo hacernos amigos de
nuestro sistema nervioso
durante la cuarentena
Deb Dana, cómo hacernos amigos de nuestro sistema nervioso duante la cuarentena, ante sentimientos de soledad, aislamiento y falta de conexión social.
¿Cómo navegar la distancia social y sentirnos conectados de manera segura?
Todos tenemos nuestra propia manera de atravesar esto, porque aunque nuestros sistemas nerviosos están construidos de la misma forma y es nuestro denominador común como humanos, todos estamos moldeados de forma diferente. Así que no hay una sola manera de hacerlo.
Aunque estamos neurológicamente diseñados para la conexión, y sabemos que nuestro sistema nervioso es un imperativo biológico, también necesitamos la soledad.
A menudo en el mundo ordinario la soledad es un ingrediente ausente.
Y las investigaciones sobre la soledad nos dicen que ésta puede calmar nuestro sistema nervioso simpático, puede aumentar el ventral vagal (movilización, emoción y comunicación = involucración social), aumenta la creatividad, y de hecho también puede aumentar la intimidad y la sensación de conexión (aunque parezca extraño). La soledad también tiene incorporados momentos de conexión secular y espiritual.
Así que va a ser más difícil para algunos, porque estamos diseñados para necesitar la conexión social más a menudo, con más intensidad.. mientras que otros somos más proclives a la soledad.
Para algunas personas es muy cómodo estar en soledad y hasta un alivio para el sistema nervioso no tener que estar siempre interactuando, mientras que para otras es algo muy difícil porque su sistema nervioso realmente anhela más conexión con los demás.
Te invito a crear un continuum para tu sistema nervioso. En un extremo está la conexión social, después viene la soledad y luego el aislamiento. Dibuja una raya en diagonal en un trozo de papel y en un extremo describe cual sería tu palabra para la conexión social (para la conexión social abundante que tu sistema a veces anhela). En el otro extremo del papel, justo antes del final de la raya, describe la palabra con la que definirías tu experiencia de soledad. Y luego, más allá de la línea de la soledad, describe con una palabra tu sentimiento de aislamiento (Las palabras que ella usa son social, solitude, loneliness).
social - together (social -juntos)
solitude - solitude (soledad -soledad)
loneliness -isolation (solitario - aislamiento)
La Editorial Eleftheria ha traducido
los libros de Deb Dana.
Luego queremos ver qué hay entre lo social y la soledad. (Sus palabras van de de juntos a comunidad, a sentirse acompañada, a estar con, a solo, a sentirse separada, a sentirse protegida, y luego soledad)
Esa es la forma en que su sistema nervioso se mueve entre esos extremos, y todos estamos en ese continuum (de contacto y retirada) todo el tiempo. El siguiente paso, una vez ha descrito su continuum, es ser capaz de darse cuenta de dónde se encuentra dentro de ese continuum. Si se encuentra en el extremo de la soledad.. darse cuenta: ¿estoy anhelando un poquito del otro extremo, del estar juntos? O si estoy en este sentimiento de estar juntos, ¿deseo moverme un poquito más hacia la soledad?. Solo para sentir un poquito esta hermosa fluctuación que sucede todo el tiempo, y conseguir marcar esos diferentes puntos y moverme entre ellos.
Luego necesito saber cuándo me estoy yendo de la soledad hacia el aislamiento. Y esto es realmente importante. De nuevo, regresando al tema de conocer nuestro sistema nervioso.
¿Cómo me dice mi sistema nervioso que estoy en soledad pero estoy oscilando y en breve voy a pasarme y llegar al aislamiento?
Porque saber dónde nos encontramos nos ayuda a saber que necesitamos hacer.
Una clave para escuchar a nuestro sistema nervioso y conocer la conversación que él está manteniendo contigo, porque eso es lo que creo que ocurre: tu sistema nervioso siempre se está comunicando contigo y haciéndote saber cuando ya has tenido bastante de algo, o no suficiente, cuando necesitas moverte hacia o alejarte, retirarte. Así que primero de todo hemos de conocer esos 3 estados de nuestro sistema nervioso:
1) El estado de regulación ventral, el estado de movilización simpática, y el estado del dorsal vagal (inmovilización). Y hemos de tener algunos puntos de referencia para saber cuándo estamos en cada uno de esos estados. Porque hasta que no sepamos dónde estamos y en qué estado estamos, no entendemos realmente el lenguaje del sistema nervioso.
Así que la clave para la regulación ventral es sentir: en este momento (y no es una sensación de: todo es maravilloso y todo está saliendo genial, sino más bien una sensación de: ¿estoy bien? y ¿puedo gestionar los próximos 5 minutos o este día? Y está bien si no sé adonde voy. Todavía puedo sentirme suficientemente segura para seguir moviéndome por esta situación.
Esa es probablemente la experiencia del ventral, aunque puede que tengamos momentos o micro momentos de profundidad ventral, de anhelo o de cubrir ese anhelo de sentirme conectado. Esos momentos ocurren, pero simplemente estamos siendo bombardeados continuamente por señales de peligro por parte de la sociedad, y por tanto es muy difícil anclarnos en el ventral con todas estas señales entrando continuamente.
Así que simplemente sentimos esos momentos en que nos sentimos: ok, puedo gestionar esto. Eso es un momento ventral.
2) Una señal de movilización simpática es cuando sentimos un torrente de energía que te hace querer moverte y hacer algo, y ese tener que hacerlo desde este lugar de impulso que es el sistema simpático.
3) Por último, la inmovilización dorsal es esta falta de energía, esta especie de desesperación o desesperanza y sentimiento de rendirnos, que nos atraviesa.
Estas son las 3 maneras básicas de saber en qué estado estamos, y de empezar a escuchar más atentamente a nuestro sistema nervioso
Conferencia de los Doctores Jorge Barudy y Rafael Benito en la Universidad Católica de Chile
Trauma complejo y su afectación a la
salud física y psicológica.
El pasado día 14 de enero el Doctor Jorge Barudy y el Doctor Rafael Benito compartieron un encuentro con profesionales (médicos, psiquiatras, psicólogos, pediatras...) de la sanidad chilena con el fin de dar a conocer la importancia que el trauma complejo tiene en la salud de las personas, pudiendo verse repercutida no solo el área psicológica sino la física. Desarrollaron los conceptos de apego, trauma complejo y el paradigma epigenético, según el cual las experiencias tempranas influyen en el modo en el que las neuronas leen el material genético. Se puso el acento en la enorme importancia de los buenos tratos como garantes de un óptimo desarrollo, pues sienta las bases de un cerebro organizado e integrado.
Gracias a la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Chile que lo retransmitió en directo y después subió el vídeo a Facebook desde donde pudimos descargarlo y llevarlo a Youtube, que es la plataforma con la que trabaja el Blog de Google.
Podemos disfrutar de la experticia de estos dos grandes psiquiatras que transmiten una visión actualizada y científica, basándose en los descubrimientos más recientes de la neurociencia, sobre el desarrollo humano y sus trastornos, subrayando la gran trascendencia que tienen las relaciones tempranas, especialmente la de apego.
Gracias también al Dr. Jorge Barudy y al Dr. Rafael Benito por su excelente trabajo y labor de divulgación.
En vísperas de la presentación oficial del libro "La armonía relacional. Aplicaciones de la caja de arena a la traumaterapia", en el marco de las III Conversaciones sobre Apego y Resiliencia Infantil", a celebrarse en Donostia-San Sebastián los próximos 6-7 de octubre de 2017, quiero presentaros un vídeo que he grabado en mi sala de terapia donde hablo de sus contenidos, especialmente preparado para todos y todas los/as que no podéis acudir a dicha presentación.
Con este último post del año, quiero en primer lugar agradeceros a todos/as la fidelidad que mostráis al proyecto del blog Buenos tratos. Cada vez son más las visitas que mensualmente alcanza. Las entradas son leídas por muchas personas, tanto por profesionales de diversas disciplinas como por familias e interesados/as en esta manera profunda de entender las relaciones humanas que es la visión desde la teoría del apego y los aportes de los modelos del trauma y la resiliencia. A cada uno/a de vosotros/as, uno/a a uno/a, en estas últimas horas que quedan para que el año termine, os deseo un feliz año 2017. Espero y deseo de corazón que vuestros propósitos se hagan realidad. Creo que es importante visualizar nuestros proyectos, ilusiones, esperanzas, anhelos… Porque encienden la llama que motiva a lograrlos, aunque es evidente que hemos de trabajar y perseverar para que puedan hacerse realidad. Quiero que tengamos por un momento (quedémonos unos instantes en silencio) en nuestras mentes y en nuestro corazón a todos/as los/as que sufren. Que sigamos contribuyendo desde nuestro ámbito -cada uno/a desde lo que sabe y puede hacer- a aliviar y sanar ese sufrimiento.
Vamos a dar paso en el 2017 a un año muy especial para mí y creo que también para todos/as vosotros/as, para los/as que nos citamos en este blog: ¡el décimo aniversario del mismo!. ¡Buenos tratos cumple diez años de existencia en octubre de 2017! Sí, ya han pasado diez años. ¡Parece increíble, pero sí! Hace diez años, en junio de 2007, en una localidad guipuzcoana llamada Irún, cercana a la frontera con Francia, mi amigo Alberto Barbero me habló de lo que eran (y son) los blogs. Cuando todavía estaban en ciernes y no se habían popularizado. De las posibilidades que ofrecían para llegar a todo el mundo. Me sentí rápidamente cautivado por la idea porque siempre he sentido la necesidad de escribir y compartir lo que aprendo con los demás. Un buen día, al principio, cuando el blog llevaba no más de un año, decidí publicar una entrada relacionada con el tema del apego. ¡Y me llevé la grata sorpresa de que fueron muchas las personas que visitaron la misma! La entrada en cuestión hablaba de un libro que acababa de publicarse: “El niño abandonado”, de Peter Niels Rygaard, un especialista en trastorno del apego que ejerce su labor profesional en Dinamarca y es mundialmente conocido por su proyecto para mejorar los orfanatos de todo el orbe. La fundación que dirige se denomina Fairstart Foundation. Help Children save the world.Dicho post sobre el libro de Niels Rygaard lo publiqué un 3 de marzo de 2008. Os dejo el link haciendo click aquí.
A partir de este post, publiqué otros sobre apego, trauma, resiliencia… y me di cuenta de la cantidad de familias adoptivas y acogedoras que me escribían valorando las aportaciones. Eso me motivó a cambiar el nombre del blog (que comenzó llamándose “Motivos psi”) por el de “Buenos tratos”, en honor a los que son mis amigos y profesores, Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, con quienes he aprendido a trabajar con menores dañados por los malos tratos y a quienes debo mi formación como profesional y persona. Eso ocurrió en un post que publiqué un viernes 30 de julio de 2010. Os dejo el link haciendo click aquí.
Comprobé que el número de visitas crecía mes a mes, recibía (y recibo actualmente) muchos mails de personas (padres, madres, acogedores, profesionales del mundo de la protección a la infancia y personas interesadas en estos temas tan apasionantes) agradeciendo el espacio de orientación y reflexión, tanto desde la teoría como la práctica. Y en distintas formaciones, congresos, encuentros, foros… muchas personas me revelan y me felicitan por lo mucho que les ayuda. Algo que me ha hecho (y me hace) sentir muy feliz y agradecido a todos/as. Es la gasolina que ha hecho que mi motivación y mi esfuerzo no decaigan y mantenga vivo el blog con nuevas publicaciones. Porque siendo consciente de la labor que cumple, no quiero ni puedo dejarlo. Aunque suponga un trabajo que lleva su tiempo, me siento feliz de compartir y poner un grano de arena que junto con otros, aúne energías para contribuir a la sanación de las personas (y en particular los niños y las niñas) afectadas por el trauma y los problemas o trastorno del apego. Siendo consciente del riesgo de repetirme, y pensando que existen otros/as excelentes profesionales que tienen mucho que aportar, el año pasado abrimos el blog a la colaboración mensual de una firma invitada. Ha sido una decisión acertada porque las entradas que los distintos profesionales han escrito han sido (y son) todo un éxito. Así acercamos el saber de muchos/as a todo el mundo que se cita en Buenos tratos. Por dar sólo un par de cifras, el blog recibe unas 25.000 visitas mensuales y ha sobrepasado el millón de visitantes en estos casi diez años.
¿Y por qué os cuento todo esto? Porque el blog tiene ya una historia y me parece bonito recordarla, cómo se ha ido gestando, fraguando, configurando… Un blog que habla sobre los temas de apego y trauma ha de ser coherente y mostrar los recuerdos que conforman su identidad. Me apetece compartirlo con vosotros/as.
Y también os cuento todo esto porque el año 2017 vamos a celebrar el décimo aniversario del blog. Y para ello os invito a todos/as a las III Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil que tendrán lugar en San Sebastián, Gipuzkoa, el 6 y 7 de octubre de 2017 (justo el mes en el que se cumple el décimo aniversario) Ya celebramos otras dos ediciones (en marzo de 2013 y en noviembre de 2015) de las Conversaciones (pues surgió la necesidad de juntarnos y conocernos en persona todos/as los/as que nos citamos en el blog y sentimos la motivación de compartir unas jornadas de reflexión y conexión emocional), con gran éxito, tal y como se recoge en las encuestas de valoración. La gran mayoría deseabais repetir unas III Conversaciones, con lo cual¡qué mejor momento que el año de nuestro aniversario!
Rygaard estará con todos/as nosotros en Donosti el 6-7 octubre 2017
en las III Conversaciones apego y resiliencia infantil
Id reservando las fechas porque contaremos con cuatro ponentes de lujo que estarán por méritos propios y porque todos/as tienen un vínculo afectivo conmigo y con este blog -tiene sentido que estén-, y además porque atesoran conocimientos y dilatada experiencia en el ámbito que nos ocupa. Han confirmado su presencia y participación: Peter Niels Rygaard (autor del libro “El niño abandonado”), experto en trastorno reactivo del apego. Un referente para nosotros y como habéis podido leer anteriormente, un histórico de este blog. Dará dos ponencias. Estarán Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, por su competencia profesional y por ser nuestros amigos, profesores y referentes, así como alma mater de este blog, que tomó como referencia para el título su libro “Los buenos tratos a la infancia”. Los buenos tratos son el denominador común de todos los artículos escritos. Y finalmente, last but not least, mi amigo y colega Rafael Benito, psiquiatra y psicoterapeuta infantil y de familia, experto en neurobiología del apego y del trauma, que me ha inspirado numerosos artículos del blog y con el que he aprendido muchísimo desde que le conozco, de todos los temas que nos apasionan y que aquí tratamos. Su participación es siempre de las más valoradas por todos/as vosotros/as.
Los cuatro ponentes versarán sobre temas actuales y novedosos en torno al apego, el trauma y la resiliencia. De momento no puedo deciros los títulos de sus participaciones, pero os aseguro que no vais a poder resistiros a venir a escucharles y compartir con ellos/as las jornadas. Porque os van a atrapar sus propuestas. Algunas de ellas muy punteras y vanguardistas.
Además, contaremos con dos mesas redondas de experiencias: una de ellas sobre adopción, con sus protagonistas, y la otra sobre la posibilidad de hacer un proceso resiliente en menores egresados del sistema de protección, al cumplir los 18 años, también con sus protagonistas. Unas jornadas no tienen sentido si no damos participación y voz a las víctimas.
Aún más: el viernes noche 6 de octubre, queremos celebrar una fiesta a la que podréis apuntaros todos/as los/as que vengáis a las jornadas. Siento la necesidad de ofrecernos un espacio y tiempo lúdicos y de fiesta para reunirnos y pasarlo bien todos/as los/as personas que compartimos el modelo del buen trato. Para desearnos lo mejor, divertirnos y conmemorar el aniversario. El disfrute y el placer son sistemas necesarios para un buen equilibrio emocional, así que los hemos incluido. Una fiesta con buenas viandas (estamos en Donosti, la ciudad de la gastronomía por excelencia, así que no puede faltar buena comida y bebida) y música en directo. La organizará de manera desinteresada y diseñará con mucho cariño para nosotros/as mi amiga y colega Cristina Herce (¡Gracias!)
Habrá dos inscripciones: una para la jornada y otra para la fiesta, diferenciadas. Vamos a ajustar los precios al máximo para que pueda apuntarse todo el que lo desee. Y el local donde celebraremos las jornadas será con cabida suficiente (espero) para que podáis acudir. Otros años nos hemos quedado cortos de espacio ¡y espero y deseo que esta vez no ocurra!.
Las jornadas –ya lo sabéis los/as que participasteis en las anteriores- serán muy sentidas y habrá sorpresas. Sorpresas coherentes y con sentido, conforme a nuestra forma de entender las relaciones y el modelo del buen trato.
De momento, sólo reservaros la fecha en vuestra agenda. Publicaré con tiempo suficiente (aproximadamente en abril 2017) en el blog la información con el programa, lugar y modo de inscribirse, tanto a la jornada científica como a la fiesta. Estad atentos a www.buenostratos.com y también a mi página web www.joseluisgonzalo.com
Y habrá una sorpresa más para este 2017, pero esta la dejo para un poco más adelante, cuando esté perfilada.
Así que cerramos 2016 y arrancamos 2017 entusiasmados. Quiero despedirme de todos/as vosotros/as regalándoos este vídeo que me conmovió.Se titula "El perro y el monje" Creo que es útil para transmitir muchos conceptos y conocimientos difíciles de comunicar con las palabras. Y pienso que se le pueden dar muchas lecturas. Una de ellas puede ser una metáfora de que el mundo es posible -y seguirá siendo posible: el realismo de la esperanza- si nos dispensamos buenos tratos. Y es doloroso (vaya que sí, porque todos/as somos conscientes del daño que nos hacemos los seres humanos entre sí, con guerras cruentas y calamidades sin fin en muchos lugares del mundo, con los niños y niñas como víctimas más inocentes y vulnerables) y con consecuencias devastadoras, cuando nos dispensamos malos tratos. También me parece útil para ilustrar la rigidez, la intolerancia, el arrepentimiento, la reparación, la dificultad en regular la impulsividad, cómo conciliar intereses, la necesidad de ver al otro para que el mundo viva en armonía... Seguro que le sacáis mil utilidades. Se lo he puesto a niños/as cuando me han invitado a colegios a hablarles de los buenos tratos y ha servido mucho más que cualquier discurso. También me ha recordado la necesidad que tienen los niños/as de conectar con nosotros/as a través del juego (simbolizado en el perrito) y la negativa del adulto (rígido y metido en su mundo y pendiente siempre de “ocupaciones”) a responder a esa conexión emocional. Un buen vídeo, en cualquier caso, para que nos demos unos minutos para pensar.
¡Feliz Año Nuevo a todos/as!
Buenos tratos regresa el 2 de enero de 2017, como siempre, a las 9,30h, hora española.
Os doy mi más afectuosa bienvenida a esta nueva temporada del blog Buenos
tratos, la décima, desde que en el curso 2007-08 decidí abrirlo y afianzarlo
como un espacio de conocimiento y reflexión sobre los temas del apego, el
trauma y la resiliencia aplicados a los menores que han sufrido malos tratos,
abandono y/o abuso sexual y que acarrean estas pesadas
cargas. Espero y deseo que los/as que
habéis gozado de las vacaciones de verano, del merecido descanso, hayáis
disfrutado de la vida y de vivir a otro ritmo diferente, saboreando lo que, a
veces, el día a día y sus prisas no nos deja degustar y vivir con atención
plena.
Estoy encantado de volver a escribir para vosotros/as, de estar aquí, otro
curso más. Éste con más ilusión si cabe, porque el año próximo, 2017, es el
décimo aniversario de Buenos tratos y el 11 de septiembre el blog cumplirá exactamente diez años de vida. Diez años en los que ha nacido, crecido y sigue desarrollándose porque cada día son más las visitas que recibe
de personas interesadas en esta manera de concebir, sentir y practicar la
psicología y la educación.
Os doy las gracias de todo corazón a todos/as
vosotros/as porque con vuestro apoyo y elogios al blog habéis sido y sois la
energía que lo/me mueve.
Pienso que este aniversario debemos celebrarlo como se merece, por ello estoy inmerso ya en la organización de un evento formativo y festivo en el que nos congregaremos todos/as el año que viene, en
Donostia-San Sebastián (País Vasco, España), la ciudad donde vivo y trabajo,
para darnos un homenaje por todo lo alto. Os avisaré con antelación
suficiente para que podáis organizaros y acudir a festejarlo los/as que nos citamos aquí y compartimos pasión por este modo de vivir la vida.
Y dicho esto, comenzamos con el post de hoy.
Este verano he podido leer un artículo de investigación publicado en la
revista Child and Family Social Work, 2009, 14, páginas 255-266 que el pasado
mes de mayo tuvo a bien en enviarme mi amiga y colega Cristina Herce Sellán
(¡muchas gracias Cristina por todas las picadas que me facilitas para poder
darlas a conocer a través del blog!) En el mensaje de correo que me envió me
dijo que era un artículo excelente e interesantísimo para todos/as los/as que
trabajamos en acogimiento familiar, bien como acogedores, técnicos, psicólogos,
pedagogos, maestros, psicoterapeutas, psiquiatras, trabajadores sociales…
Se titula Crecer en una familia de acogida: proveer una base segura a lo
largo de la adolescencia. Los autores son Gillian Schofield y Mary Beek, ambos del
Centre for Research on the Child and Family.
El artículo es excelente, en efecto. Pone de relieve y subraya la
importancia que la familia (biológica o acogedora) tiene para todo menor,
pues a menudo se ha extendido la idea de que siendo la adolescencia un periodo
donde el joven se centra en el grupo de iguales y/o en las relaciones
románticas, las relaciones familiares como fuente de apoyo y ayuda para que el
joven pueda proyectarse a futuro como un adulto sano y responsable no han sido consideradas por las políticas sociales y educativas como tan determinantes. En concreto, los autores subrayan el sustantivo papel que la
familia acogedora tiene para los adolescentes que conviven en ella -especialmente para los que no han podido experimentar durante un
periodo suficiente en la vida de la base segura- en la transición a la
adultez. E incluso para los jóvenes que pueden ser acogidos en la etapa
adolescente y no han experimentado esta base, tener la oportunidad de sentirla
y vivirla por primera vez puede ser reparador.
Los autores del artículo utilizan un modelo de parentalidad basada en el
apego y en la resiliencia que contiene cuatro dimensiones de cuidado:
disponibilidad, sensibilidad, aceptación y cooperación, las cuales fueron
identificadas por Mary Ainsworth (1971) como promotoras de apego seguro en la
infancia, y las aplican en el cuidado de los adolescentes acogidos. Como
podemos comprobar, es una aportación novedosa porque no son demasiados los
estudios y programas de intervención que se ocupan de la promoción del apego en
la adolescencia en familia de acogida. Hay una quinta dimensión, la pertenencia
a la familia, que han añadido, con muy buen criterio, al modelo, porque la consideran
clave y necesaria para el mantenimiento satisfactorio del acogimiento familiar
a largo plazo. Este sensible aspecto lo hemos abordado en muchas ocasiones: a
los adolescentes acogidos, sobre todo con los que presentan problemas de
comportamiento, es fundamental resaltarles la pertenencia a la familia, y no
vulnerar este principio nunca. La pertenencia y la disponibilidad de los
acogedores como fuente de apoyo y ayuda no se cuestionan jamás, aunque seamos
muy firmes con las normas y la convivencia en el mutuo respeto. Esto ofrece
elementos de reparación en la capacidad de relacionarse y vincularse sanamente, la cual estos jóvenes presentan alteraciones desde que su primer vínculo, el
de apego, fue dañado (desorganizado) en los dos primeros años de vida.
Dimensiones de la base segura en la adolescencia propuestas por Gillian Schofield y Mary Beek.
Este modelo de base segura –exponen los autores en el artículo- se
recomienda porque promueve la competencia, la confianza y el vínculo en niños y
por lo tanto, como una valiosa base sobre la que formar y apoyar a los
acogedores (no nos cansaremos de incidir e insistir en que las formaciones para
los acogedores deben ser continuas e incluir contenidos de crianza terapéutica
y también trabajo sobre la persona del acogedor y el sistema familiar)
El modelo de intervención de estos autores es relevante y por ello forma
parte de un programa de entrenamiento en el Reino Unido denominado Habilidades para Acoger. También ha sido
aplicado en Noruega.
Los autores examinan cómo la investigación sugiere que el modelo de base
segura puede ser útil en la comprensión de cómo aproximarse al cuidado de los
adolescentes que están en acogimiento permanente.
A continuación, os ofrezco un resumen del primer tema que los autores abordan en el artículo (la importancia de la familia para el adolescente
acogido); y para un próximo post me centraré en exponeros las principales características de las dimensiones. Ello se debe a que el artículo es extenso.
La importancia de la vida familiar para los adolescentes acogidos
En este modelo, las relaciones familiares positivas que tuvieron lugar en
la infancia, continúan siendo importantes en la adolescencia. En una completa
ausencia de relaciones familiares de apoyo, esto es, cuando un preadolescente o
adolescente es precipitadamente puesto en la “independencia” o se le permite
confiar en la familia biológica (cuando es incompetente parentalmente) y puede volver a dañarle, probablemente no podrán desarrollarse, si han de contar
solo en su resiliencia o características personales.
Este tema que abordan estos autores lo podemos confirmar desde nuestra
experiencia: los jóvenes que no han podido utilizar el tiempo que necesiten la
base segura que es la familia o persona significativa sobre la que apoyarse y a partir de la cual hacer la transición de la adolescencia a la adultez,
y se les empuja o “anima” a “hacerse mayores”, “saber lo que es la vida”, “hacerse
un hombre/mujer”, “aprender a base de…”, cuando no están preparados porque
aún padecen y acarrean las consecuencias en forma de secuelas que el maltrato
deja a nivel de vínculo, trauma y desarrollo madurativo, tienen riesgo de
fracasar en este proceso porque se sienten literalmente en el vacío. Las
transiciones han de hacerse adaptadas al ritmo y posibilidades de cada menor.
Lo que suele ocurrir es que se confunde base segura con dependencia, mimos,
infantilización del joven… Y este concepto de Ainsworth no tiene nada que ver
con eso, porque precisamente la finalidad de esta base segura es
conseguir un sano equilibrio en la vida entre autonomía y necesidad de los otros.
Aunque para algunos jóvenes pueden existir algunos miembros en su familia
biológica que les pueden proporcionar apoyo práctico o emocional, para la gran
mayoría es la familia acogedora la que seguirá ejerciendo un rol decisivo en
cuanto a la importancia que tiene para ayudarles a dar pasos seguros en el
afrontamiento de los desafíos a los que tienen que hacer frente a partir de los
16 años en educación, búsqueda de empleo, gestión del dinero, relaciones
interpersonales e incluso paternidad. En definitiva, continúan ayudándoles a
construir resiliencia transmitiéndoles un sentimiento que les hace sentir a
ellos la seguridad. Esto lo saben -y lo hacen- cientos y cientos de familias acogedoras que
lo son todo para sus menores acogidos. Gracias a la solidaridad de muchísimas
personas anónimas que sacan adelante a estos menores, la gran mayoría de las
veces con apoyos institucionales mínimos.
Las relaciones de vínculo en la adolescencia -dicen los autores- cambian en esta etapa en la familia. Además, las relaciones entre los miembros de la
familia en cuanto a que los cuidadores sean base segura, se negocian En las
relaciones padres-adolescentes el grado de reciprocidad es probable que
aumente, pues los adolescentes comienzan a ofrecer, así como a esperar, apoyo e
interés. Les preguntan, por ejemplo, por su día en el trabajo y se interesan por cómo ha
pasado el profesor las vacaciones. Los adolescentes pasan a ser receptores de
cuidado para convertirse en potenciales proveedores del mismo. Esto mismo pasa
también en las relaciones familiares de los adolescentes acogidos, pero la gran
diferencia es que las reciprocidades suceden con menos probabilidad en las familias donde no se ha dado esa base de seguridad. Cuando los adolescentes son ansiosos, inseguros y desconfiados, y particularmente
cuando no tienen resueltas en las relaciones la pérdida y el daño sufridos, encontrarán muy difícil no solo ajustarse a las demandas de los otros
adolescentes sino utilizar a los cuidadores como una base segura para ayudarles
a gestionar sus desafíos diarios. La necesidad de defenderse contra la
ansiedad, el miedo a la soledad, a fallar, a ser dañado o dañar a otros hace
que estas estrategias maladaptativas aprendidas tempranamente en la infancia
puedan seguir persistiendo en la adolescencia, haciendo que sean más
disruptivos.
Los adolescentes pueden, además, reaccionar al estrés de la transición
adolescente mostrándose muy demandantes, dependientes y emocionalmente
preocupados por los cuidadores, miembros de su familia biológica e iguales.
Mediante la evitación de la expresión de emociones y retirándose de la
necesidad de relacionarse; o mediante el control, la depresión o la estrategia
punitiva/agresiva.
La intensidad de las reacciones de algunos jóvenes acogidos para impedir la
llegada de la adultez (algunos jóvenes entran literalmente en pánico y lo
muestran de muchos modos) y la pérdida de la infancia y del derecho a ser
apoyado por la familia como niño, no es sorprendente en el contexto de sus
experiencias previas de pérdida y separación. Lo que sorprende es –prosiguen
los autores- como, en contra de todo pronóstico, algunos jóvenes provenientes
de una infancia traumática son capaces de hacer un buen uso de un cuidado sensitivo
y activo cuando se les ofrece, y además les ayuda a desarrollarse y crecer como
personas en casa y en el colegio. Sin embargo, a pesar de que la evidencia
teórica y de investigación apoya la importancia de las relaciones seguras -que
apoyan a los jóvenes incondicionalmente- entre los miembros de la familia en la
adolescencia, estas necesidades son a menudo infraestimadas o minimizadas. Es
un tema complejo, pero el hecho de que algunos adolescentes encuentren las
relaciones familiares íntimas o cercanas demasiado demandantes o amenazantes
parece haber conducido a una política y práctica que espera que los
adolescentes no serán capaces de beneficiarse de un cuidado sensible familiar.
Sin embargo, la investigación demuestra que tanto para los chicos/as que
continúan en los acogimientos familiares permanentes en la adolescencia como
para los que cambian de hogar en esta etapa, la tarea de lograr una familia
acogedora que pueda proveer de una base segura hacia la vida adulta es muy importante y –para algunos- una meta alcanzable.
Me satisface y me atrae muchísimo la propuesta de estos autores porque
cuestionan el concepto de que los acogimientos familiares en la adolescencia tengan menos interés y fundamento reparador de los daños que en la infancia. Es cierto que cuanto antes se
intervenga en una situación de maltrato grave y prolongado en la infancia,
mejor. Antes de los dos años, como afirma mi amigo y colega Rafael Benito, hay
que tratar de darle al niño la oportunidad de reparar los daños con una
experiencia de base segura, e incluso evitar los susodichos daños desde la prevención. Pero ello no quiere decir que sea imposible intervenir
desde la base segura con adolescentes. Lo que necesitamos es ser conscientes
de la afectación psíquica que presentan y ofrecerles ese cuidado sensible del cual muchos
chicos/as se pueden aún beneficiar. Para ello la familia de acogida debe estar
bien seleccionada, motivada, formada y acompañada.
Acompañada y formada en las cinco dimensiones que favorecen el desarrollo
(maduración, crecimiento personal), a saber: disponibilidad, sensibilidad,
aceptación, relaciones familiares y cooperación. Dado que desarrollarlo todo,
como he comentado, en un solo artículo es muy extenso, en el próximo post
volveré con el tema para lo que falta. Será para el 3 de octubre porque antes,
el día 19 de septiembre debuta este curso, inaugurando la temporada de Doce meses, doce firmas Anna Badia
Munill, psicóloga experta en apego y trauma, que tiene su consulta particular
en Madrid y Vicepresidenta de La Voz de los Adoptados. Un lujo contar con ella.
La primera picada de esta temporada es un vídeo que me ha enternecido.
Todas las personas sensibles que lo han visto comparten ese mismo sentimiento.
Me gusta este vídeo porque desacraliza el origen biológico y todas esas
supuestas leyes del amor que afirman que los vínculos de consanguinidad son los válidos
y los otros, de menor valor. El sistema de cuidados y el vínculo de apego tienen un punto de apoyo en la biología pero no son patrimonio exclusivo de
ella. Es una experiencia neuroafectiva que hunde sus raíces en el conocimiento relacional implícito almacenado en la memoria. La búsqueda del vínculo de
apego tiene un valor etológico porque así podemos sobrevivir pero no quiere
decir que tengamos que formarlo exclusivamente con quienes tenemos un
parentesco biológico. Así nos lo demuestra esta perra Husky que ha sentido la
necesidad de cuidar de este gatito y lo adopta. Una perra y un gato son
mamíferos pero no son de la misma especie biológica; y sin embargo una cuida,
el otro vincula y se asegura sobrevivir. Esto es lo verdaderamente asombroso.
El vídeo me ha venido a la mente mientras escribía este post sobre acogimiento
familiar: los vínculos que se establecen entre los menores acogidos y las
familias pueden ser igual de sólidos que el de esta perra y este gatito, si
sabemos ser tan sensibles y disponibles como lo es ella. Con los humanos todo es
más complejo, de acuerdo, pero no por ello imposible. Un bello y tierno vídeo
para empezar el curso.
Conocí a Tatiana Caseda Fernández hace ya unos cuantos años, a principios de este siglo, allá por el año 2000. Trabajábamos los dos para la misma empresa responsable de implementar los programas de evaluación e intervención de la Diputación Foral de Gipuzkoa con menores en situación de grave desprotección. Ella era trabajadora familiar de unos menores que estaban haciendo psicoterapia conmigo. Me impactó profundamente que los niños la tenían siempre presente como una persona capaz de empatizar y dar seguridad. Tatiana continuó su carrera profesional como psicóloga responsable de la misma tipología de casos, realizando una importantísima labor al trabajar con familias y menores con severas alteraciones psíquicas y comportamentales como consecuencia de los malos tratos. Hemos compartido muchas horas de coordinación y dedicación a estos menores. Posteriormente, se formó como psicoterapeuta y tuve la dicha de acompañarle en su proceso de aprendizaje dentro del Postgrado en traumaterapia sistémica-infantil de Barudy y Dantagnan. Ahora ejerce en su consulta particular como psicoterapeuta infantil y adultos y es docente del mencionado postgrado. Además de su trayectoria contrastada, Tatiana tiene -algo no alcance de todo el mundo- capacidad para conectar emocionalmente con los niños y especialmente con los adolescentes. Me ha parecido que debía compartir todo lo que ella ha aprendido estos años con vosotros/as y gustosamente ha escrito este artículo que nos enseña qué les sucede a los menores con trauma complejo y cómo podemos ayudarles tanto las familias como los profesionales. Muchísimas gracias, Tatiana, por compartir tu tiempo y tus conocimientos y aceptar la invitación a participar en Buenos tratos.
Tatiana Caseda Fernández. Licenciada en
Psicología clínica por la Universidad
del País Vasco. Máster en terapia de familia y de pareja por la Universidad del
País Vasco con orientación sistémica. Diplomada en psicoterapia infantil por el IFIV de
Barcelona. Formación de psicoterapia en técnicas gestálticas y bioenergéticas.
Formación en EMDR adultos (nivel I). Profesional con amplia experiencia
valorando e interviniendo en casos de menores y sus familias en situaciones de
desprotección grave. Actualmente trabaja en consulta privada como psicóloga y
psicoterapeuta infantil y de adultos en Donostia-San Sebastián y es docente en
el Diplomado en Traumaterapia infantil
sistémica de Barudy-Dantagnan en el País Vasco.
Cuando mi compañero
y amigo José Luis me planteó poder escribir en su blog sentí una gran
responsabilidad. Pensé en nuestros niños traumatizados, en todos los retos a
los que se someten diariamente y me sentí animada para desde mi experiencia
diaria, exponeros (a los padres, las familias y profesionales) lo que considero
importante tener en cuenta para poder ayudarles.
Aunque hoy en día
se sabe las secuelas que produce el trauma a nivel neurológico, me ha conmovido
profundamente escuchar a mi profesor Jorge Barudy en el congreso de Naciones Unidas
al que fue invitado, cuando explicó de una manera tan gráfica, arrugando un
papel delante de todos los presentes, la manera en que el trauma afecta al
cerebro.
Así que si lo
pensamos bien, nuestro cometido, el de las personas que trabajamos con estos
niños y el de los padres adoptivos, acogedores y/o tutores, sería intentar
alisar esa hoja de papel todo lo que podamos, ya que eso lograría mejoras
importantes en las diferentes áreas de su vida, tejiendo para ello una red de
personas que les apoye y les ayude a construir lo que no pudieron aprender y
construir en sus primeros años de vida.
Por lo tanto
deberíamos reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos como especie humana
para no permitir que se siga traumatizando a los niños, extinguiendo de una vez
tópicos tan usuales como: “sus padres sabrán”, o “es mi hijo y hago con él lo
que quiero”. Debemos darnos cuenta de cuanto dolor puede haber detrás de eso y
no permitir que ocurra, ya que nos podemos convertir en cómplices del
sufrimiento que padecen muchos de ellos.
Con todo esto me
gustaría poder contribuir a ayudar a la comprensión, que tanto los
profesionales que trabajan con estos menores, como los padres adoptivos y o
acogedores o tutores deberían hacer, para
poder entender el comportamiento de estos niños, y de esa manera
ayudarles; ya que habitualmente no han oído hablar del apego, de la resiliencia
y de cómo la crianza en los primeros años de vida es fundamental para que se
geste un cerebro sano. Por lo que se encuentran totalmente desbordados y
perdidos a la hora de actuar con sus hijos o alumnos.
Todo lo que aquí
expongo es una elaboración personal de lo que he aprendido de mis profesores y
amigos Jorge Barudy, Maryorie Dantagnan y José Luis Gonzalo Marrodán.
Como todos sabemos
un bebe nace totalmente dependiente de su cuidador, y si no dispone del mismo,
podría morir, por lo que busca apegarse al cuidador para garantizar su
supervivencia. Si el cuidador responde de manera cariñosa, ordenada, predecible
y se establece una adecuada comunicación entre ambos, además de empatizar con
el mismo y calmarle cuando lo necesita sin invadirle, el bebé y con él su
cerebro comenzaran a ordenarse psíquicamente. Es especialmente sensible el
periodo de cero a tres años, etapa en la que se está en pleno desarrollo.
Cuando esto ha sido posible, tendremos un cerebro organizado y lograremos que
el menor adquiera competencias cognitivas para aprender, para expresar sus
emociones de manera regulada, para interiorizar normas, para atribuir
intenciones positivas hacia los demás, empatizar con los otros. Sabrá
relacionarse de manera adecuada con los demás, poder centrar su atención,
sentirse seguro con el otro, tolerar la frustración, ser más autónomo, aceptar
la ayuda… pero si por el contrario el bebé no recibe estos cuidados, lo que
hace es aprender a desconectarse de la mente de los otros, ya que las
comunicaciones con sus padres biológicos o cuidadores son vacías o
terroríficas; y si además se mantienen
en el tiempo no serán capaces de leer los deseos o las intenciones de los
otros, teniendo dificultades en la función mentalizadora y o reflexiva. No hay que
olvidar que hay un periodo crítico para ello, y que pasado el mismo, será más
difícil poderlo lograrlo.
Es muy importante
que los padres adoptivos o profesionales que trabajan con menores que han
padecido situaciones de negligencia y maltrato grave en sus primeros años de
vida, sepan el daño que ha provocado en los niños el no haber tenido estos
cuidados, ya que si somos capaces de entenderlo, podremos verles desde otro
registro, no poniendo intencionalidad en las acciones o comportamientos que
tienen. Entenderemos que debemos convertirnos en tutores de resiliencia
secundaria, ya que no tuvieron resiliencia primaria.
Cuando no estamos
familiarizados con esta teoría, resulta
difícil entender como muchas de las conductas que muestran, la mentira,
la manipulación, la necesidad de control hacia el otro, las dificultades de
vincularse, las de aprender, de empatizar, de mentalizar... están directamente
relacionadas con las carencias y el maltrato sufrido en los primeros años de
vida. Su cerebro les hace comportarse, sentir y pensar de la única manera que
han aprendido a hacerlo, para garantizar la supervivencia en aquel entorno,
trasladándolo a los entornos y a las relaciones actuales, pese a que en este
momento sea desadaptativo para ellos y para los que le rodean. Para ello,
debemos trabajar entre todos para poder aportarles la seguridad que no
tuvieron, con firmeza, empatía, constancia y paciencia.
En relación a la
permanencia
El profesorado se
mostrará de acuerdo si afirmo que los
que están más dañados tienen muchas dificultades para realizar cualquier tarea
dentro del aula cuando el adulto desaparece de su lado, ya que no han
desarrollado una guía interna que organice su comportamiento. Por lo tanto
debemos ser conscientes que estos niños tienen necesidades educativas
especiales y debemos hacer lo posible para poder aportárselas. No solamente van
a necesitar está permanencia del adulto dentro del aula, sino también en otras
actividades extraescolares que realicen y en el propio domicilio familiar. Por ello, los padres y cuidadores deberán
hacer un importante acompañamiento a lo largo del tiempo, ya que debemos tener
en cuenta su edad emocional y no la cronológica, por lo que no podre exigirle
determinados comportamientos o actitudes, ni en casa ni el centro escolar, ya
que no serán capaces de llevarlas a cabo. En mi práctica profesional me
encuentro con adolescentes de 14 años que se comportan en determinadas
situaciones como si tuvieran 4 años.
Es cierto que en
ocasiones no es fácil, ya que el menor no desea este acompañamiento, porque
quiere ser como sus iguales; pero debemos negociar y hacerle entender la
necesidad de ayudarle y protegerle de esta manera, hasta que poco a poco pueda
ir estando más preparado para ir realizando determinadas actividades sin tanta
supervisión. Si somos empáticos y firmes, serán más capaces de entender que es
la manera de protegerles y ayudarles.
También es
importante señalar, que pese a que no se puede desaprender lo aprendido, si se puede
aprender nuevas formas de funcionar, que es lo que intentaremos conseguir entre
todos con estos menores. Aunque el camino sea largo y no sea fácil es
importante ser paciente y perseverante, no debemos olvidarlo.
En relación a la
estructura
En la mayoría de
los centros escolares y domicilios familiares se nota una mejoría cuando
tenemos en cuenta lo siguiente: se debe crear un ambiente estructurado, donde
las normas y los límites sean claros y predecibles. Donde el menor es aceptado,
no así determinadas conductas que pueden dañar a otros o a él mismo.
Reconocemos su dolor y su sufrimiento y le ayudamos a entender que sus
conductas tienen que ver con las situaciones vividas en sus primeros años de
vida y se le anima a dejarse ayudar para poder cambiarlo, ya que dichos
comportamientos (pese a que en su momento fueron adaptativos), no le ayudan en
la actualidad y le hacen sufrir. Le explicamos que los problemas que padece son
fruto de su sufrimiento, no hay nada malo dentro de él para comportarse así.
Los padres, los cuidadores y los profesionales que trabajamos con estos menores
debemos tenerlo siempre presente.
En relación a
los castigos
Más que utilizar el
castigo debemos ayudarles a que puedan darse cuenta de cómo se sienten las
otras personas cuando ellos realizan determinadas conductas, y valorar las
consecuencias que trae, tanto en lo emocional como en lo estructural para ambas
partes. Para ello, debemos trabajar la
empatía y ayudarles a reparar el daño causado al otro, apoyándoles emocionalmente
para que puedan llevarlo a cabo.
En este sentido,
nunca es adecuado retirar el afecto, aunque el comportamiento del otro si debe
denotar que lo ocurrido ha sido grave.
Es importante que los niños aprendan desde las consecuencias y no tanto
desde los castigos, y mucho menos cuando son excesivos y se mantienen
exageradamente en el tiempo. Los castigos y el tiempo fuera no les suelen
ayudar, ya que pueden conectar con situaciones del pasado donde el abandono y
la violencia estuvieron presentes, y lejos de ayudarles y tranquilizarles,
pueden provocar el efecto contrario. Activando las partes más primarias del
cerebro, el reptiliano, que les hacen conectar con fantasmas pasados.
Son muchos los padres adoptivos y también profesionales, a
los que les resulta difícil llevar esto a la práctica y no utilizar el castigo,
ya que piensan que al no hacerlo, los menores les están “ganando” y haciendo lo
que les da la gana con total impunidad. En esos momentos no debemos olvidar
todo lo que hemos abordado y pensar que ellos están asustados y que tienen
miedo a que les dañemos, porque es lo que hicieron con ellos. Debemos trabajar
nuestras propias dificultades para que por nuestra parte no mostremos una
respuesta desadaptativa, y así no confirmar el miedo a que se les haga daño, ya
que ellos intentaran verificar esta hipótesis.
No hay que
minimizar lo complejo que resulta para los padres adoptantes y acogedores, con menores
muy dañados, el estar sometidos a prueba constantemente. Hay que ser consciente
del desgaste y del cansancio diario que supone, ya que en algunos casos la
presencia debe ser continua durante mucho tiempo, siendo difícil en algunos
casos que dicha presencia pueda desaparecer del todo. El estrés y la ansiedad
que genera determinadas situaciones, puede hacer que a los padres les cueste
ser capaces de regularse y ayudar a sus hijos a no descontrolarse más. Porque
hay que ser conscientes que el reto es grande y que uno se puede equivocar, pero también que se debe
reflexionar sobre lo que no se debería hacer e intentar repararlo en la medida
de lo posible. Además de darse cuenta que hay respuestas que tienen que ver con las propias dificultades y
no poner toda la responsabilidad en los hijos. Por todo ello, es imprescindible
que hagan equipo con los profesionales y proporcionarles espacios que ayuden al
autocuidado, a la reflexión y que sirvan de contención emocional. Estos
profesionales deberían estar especializados en apego y trauma para poder entre
todos ser tutores de resiliencia.
En relación al control
Otro aspecto a señalar es que muchos de estos niños
tienen dificultad para ceder el control,
no es fácil que lo hagan, ya que
el hacerlo supone conectar con sus miedos (abandono, vacío, incertidumbre,
incluso la muerte) Lo primero que se debe valorar es si se le está pidiendo demasiado. En tal caso se le deberá decir que se le está exigiendo
demasiado y se le pedirá disculpas, se le dirá que igual ahora no está
preparado para poder hacer lo que se le pide, y que se va a trabajar entre
todos para ayudarle a poderlo realizar. Además de empatizar con él, recuperamos
el control, ya que no es que él quien decide no hacerlo, sino que lo decido yo.
Si por el contrario es capaz de hacerlo, ya que en otras ocasiones lo ha
llevado a cabo de manera adecuada, se le debe intentar ayudar a darse cuenta que
es capaz de hacerlo, ya que en otras situaciones lo realizó de manera
adecuada. Aun así, puede ocurrir que ese
día no se vea capaz, por lo que
volveré a recuperar el control diciéndole, que hoy voy a ceder porque veo que
está muy nervioso o no se encuentra bien (empatizo)… pero que mañana debemos
intentarlo porque es bueno para él. Debo intentar que se comprometa, pero nunca
entrar en una escalada de poder, ya que se puede tirar por tierra todo el
trabajo logrado. Si se entra en una
lucha de poder hay que estar muy seguros de que se va a ganar. Si no, no
entrar.
Es necesario estar atentos a nuestra contratransferencia
(las emociones y creencias internas no conscientes que el menor nos mueve y que
reflejan aspectos de nuestra propia biografía) para no vivirlo como un ataque,
sino como una incapacidad temporal de esa persona, y trabajar para poder
modificar dicho comportamiento, debiendo regular el mío y no caer en su
provocación, intentando recuperar un control parcial del mismo, desde una
semidirección.
Por todo ello, es
importante que las personas que estamos con estos menores en el día a día
sepamos que la manera de poder ayudar a estos niños no puede ser la misma que
utilizamos con otros niños que no han tenido estas vivencias, porque estos
últimos son más capaces de regularse, de reflexionar, de vincularse, de ponerse
en el lugar del otro, y además no conectan con “gatilladores”, situaciones e incluso olores que tienen a nivel inconsciente y que generan
un comportamiento desregulado,
sin llegar a entender nosotros , y muchas veces, ni ellos, que es lo que ha podido provocarlo y con qué ha conectado.
Debo intentar darle la calma y la seguridad que necesitan.
Parte del trabajo de la terapia se basa en lo anterior
esto es, desculpabilizar al menor por el daño sufrido y ayudar a los padres y
los profesionales a entenderlo. Es importante que todos trabajemos en red para
lograr la mejora de estos menores, y que ellos puedan percibir que nos
preocupan, que les queremos ayudar y que son importantes para nosotros. Por
todo ello, lo más importante antes que nada es trabajar la relación, la
vinculación, ya que si no logramos esto, conseguir avances resultará tarea
difícil. Después, cuando esté preparado, abordaremos cuáles son sus orígenes y su
historia de vida. Se debe reconstruir una narrativa de su historia de vida, ya
que le ayudamos a desarrollar una visión coherente de los distintos sucesos traumáticos
por los que ha pasado. Le ayudaremos a juntar fragmentos que él ya tiene y le
aportaremos una narrativa que termine de dar un sentido a lo vivido, favoreciendo
una mente y un cerebro más integrado y organizado, ya que en ocasiones ha
rellenado “huecos” para buscar la comprensión de lo sucedido. Se debe buscar el momento adecuado para no
retraumatizar.
Dedicado a todos los valientes y a las personas que les
acompañan.
A continuación me gustaría mostrar un video que refleja
de manera muy gráfica parte de lo aquí explicado.