Mostrando entradas con la etiqueta profesores. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta profesores. Mostrar todas las entradas

lunes, 12 de mayo de 2025

"Nos tratamos bien", un cuento de Lucía Serrano.


Nos tratamos bien
Un cuento de Lucía Serrano

Resumen del post:


José Luis Gonzalo Marrodán


************

El paradigma de los Buenos tratos ha sido desarrollado por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, plasmado en su primer libro “Los buenos tratos a la infancia: parentalidad, apego y resiliencia”. 

Portada del libro de Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan



Como se dice en este libro, "Los buenos tratos a niñas y niños asegura el buen desarrollo y el bienestar infantil y es la base del equilibrio mental de los futuros adultos y, por tanto, de toda la sociedad. El punto de partida de los buenos tratos a los niños es la capacidad de madres y padres para responder correctamente a las necesidades infantiles de cuidado, protección, educación, respeto, empatía y apego. La competencia parental en estos aspectos vitales permite que niñas y niños puedan crecer como personas capaces de autoestima y de tratar bien a los demás. En este sentido, los buenos tratos pueden romper el círculo vicioso de la violencia que se perpetúa entre generaciones y crear una cultura general del buen trato en la sociedad. Esta obra ofrece una descripción precisa de los daños que pueden causar la falta de competencia y a menudo de conciencia de madres y padres, demasiado ocupados con sus problemas profesionales o sentimentales para hacerse cargo de sus hijos o haciendo pagar a éstos dolorosamente sus propias carencias e insatisfacciones". 

Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan han contribuido desde IFIV con sus investigaciones y labor profesional de promoción de la cultura del buen trato a que se desarrollen muchos programas, formaciones y propuestas, desde diferentes instituciones públicas y privadas, destinadas a concienciar sobre la trascendencia que los modelos psicoeducativos respetuosos y bien tratantes con los niños tienen para su neurodesarrollo. Este no puede completarse de una manera armónica si no es a través de relaciones de buenos tratos familiares, escolares, sociales…

En este libro los autores argumentan la necesidad de promover crianzas y modelos de socialización basados en los buenos tratos. La satisfacción de las necesidades de los niños, la promoción de vínculos de apego seguro, la instauración las pautas de crianza respetuosas con los derechos de los niños y la conceptualización de los buenos tratos no solo como la ausencia de cualquier acción que dañe física o psicológicamente a los niños sino como todo aquello que activamente nutre y conecta las neuronas de los infantes y hace crecer su cerebro: el afecto, el juego, la comunicación, el orden, las rutinas diarias, la seguridad…, son contribuciones de Barudy y Dantagnan.

La investigación científica sobre el maltrato y el desarrollo cerebral no deja lugar a las dudas: este afecta y daña el cerebro y produce anomalías en su funcionamiento. Autores como Martin Teicher y Bruce Perry lo han podido demostrar en sus investigaciones. El primero estuvo entre nosotros en San Sebastián y en sus conferencias nos hizo una exposición rigurosa sobre el trabajo que él y su equipo vienen desarrollando en la Universidad de Harvard en relación con cómo el cerebro es afectado por los malos tratos. Rafael Benito dedica su vida profesional al tratamiento psiquiátrico de los niños, adolescentes y adultos que sufren o han sufrido maltrato. En sus investigaciones y libros ha recopilado numerosos estudios que demuestran cómo la integración cerebral se ve seriamente amenazada por la exposición repetida de las personas a los malos tratos, peor cuanto mayor gravedad, inicio temprano y duración tengan estos. 

En el ámbito de la protección a la infancia, el paradigma de los buenos tratos ha influido decisivamente en la política social. La protección de la persona menor de edad es un derecho inherente a este que debe ser respetado y defendido por las administraciones públicas a través de decretos y leyes. El ámbito privado familiar sagrado donde ninguna persona ajena podía entrar, ya no lo es tal, pasando los niños a ser sujetos de derecho y seres sintientes a los que hay que proteger. Es una tarea ineludible que nos compete a todos como ciudadanos. 

En el ámbito de la medicina, existen mecanismos de detección en pediatría en los diferentes centros de salud, con el fin de comunicar a los servicios sociales posibles situaciones familiares de malos tratos y poder proteger a los niños lo antes posible. Hace unos años, cuando comencé mi trabajo como psicoterapeuta, esto comenzaba a instaurarse pero aún no era algo integrado en la sanidad.

En la psicoterapia, los psicólogos que la ejercen cada vez están más concienciados de que ninguna psicoterapia puede reemplazar el derecho de los niños a ser protegidos. Si un profesional de este ámbito recibe, por ejemplo, una revelación de abuso sexual de una persona menor de edad, la ley actual en España le ampara para poder notificar una posible situación de abuso sexual. Esta ley está por encima del secreto profesional del código deontológico. 

En otros ámbitos socio-educativos como la escuela, el buen trato ha pasado a cobrar gran relevancia. También existen pautas de notificación de posibles situaciones de desprotección que puedan sufrir los niños, hace unos años ausentes. Y aunque hay mucho por hacer, existen protocolos desarrollados por los departamentos de educación para poder actuar cuando se detecta una situación de bullying o de maltrato entre iguales. La constatación de las secuelas psicológicas severas que los niños sufren como consecuencia de los malos tratos ha movilizado a que estos departamentos creen un conjunto de instrucciones a seguir para actuar ante esta devastadora forma de maltrato. Hace falta concienciar más a los centros sobre lo pernicioso del bullying (esta forma de experiencia traumática está asociada a la aparición de numerosos trastornos mentales y afecta seriamente a la personalidad) y animarles a que interioricen que abrir los protocolos no es vergonzoso para el centro sino una garantía de compromiso con el buen trato para todos. 

Del mismo modo, la atención a la salud mental es un compromiso ineludible por parte de la escuela; existen también protocolos de actuación para detectar y atender a alumnos con riesgo de conducta suicida. Grandes avances, sin duda, inexistentes pocos años atrás. 

Es necesario que las escuelas se organicen en sus principios e ideario (en todas las asignaturas, así como tema principal de trabajo en el día a día de clase) en enseñar a los niños a respetarse y convivir. Qué es un buen trato y qué no lo es. Llevar todas estas ideas y descubrimientos científicos al ámbito convivencial de la clase. Lo mismo que preocupan los informes de rendimiento académico tipo PISA, que nos preocupen también los informes de convivencia y relaciones. Que los niños salgan de la escuela habiendo interiorizado que todos merecemos ser respetados y bien tratados como personas que somos; y que lo contrario daña el cerebro y, por lo tanto, al ser humano. 

No será por falta de materiales. La pena es que estos materiales y programas para la promoción del buen trato en la escuela, el segundo hogar de los niños, se usan poco. No se les destina tiempo dentro del currículo escolar. Esa es la impresión que uno tiene. Sin embargo, los materiales, como veremos a continuación, existen y son muy buenos. Ha caído en mis manos este cuento que trata de concienciar a los niños sobre la importancia de tratarse bien. En consecuencia, versa sobre qué es tratarse bien.


Se titula NOS TRATAMOS BIEN y su autora es Lucía Serrano. Lo publica Beascoa, una editorial de prestigio que suele apoyar proyectos de gran calidad. Y este lo es. ¿Por qué me parece un cuento útil e interesante? Porque traslada a los niños con un lenguaje claro y de manera concreta, utilizando experiencias de su vida cotidiana, de manera muy gráfica, y con unos dibujos muy bien hechos y atractivos para los niños, qué son los buenos tratos. 


Portada del cuento "Nos tratamos bien"


La autora nos dice en su contraportada: "Un nuevo libro Lucía Serrano, autora súper ventas, sobre la amistad, el respeto y la importancia de tratarnos bien. Eres una persona única en el mundo. Las niñas y los niños de tu clase también lo son. Puede que te guste algo y que a otra persona no le guste nada. Hay quienes cantan muy bien. Y quienes son increíbles leyendo en voz alta, o corriendo muy rápido ¡Somos diferentes! Pero ¿sabes qué tenemos en común? Que a todas las personas nos gusta que nos traten bien. Y para ello hay ciertas cosas que debemos saber. Con este libro aprenderás que TRATARNOS BIEN es la norma más importante del planeta Tierra".

Valora las diferencias como algo natural y que nos define como personas únicas. Sin embargo, todos nos necesitamos porque somos seres sociales. El libro se adentra en estrategias que están arraigadas en nuestra biología y cultura (como la tendencia a ser agresivos) pero que no hacen que nos sintamos mejor o resolvamos los problemas de relación, todo lo contrario. El cuento ayuda a que el niño vea y aprenda estrategias de regulación. También remarca la importancia de autohablarnos y hablar a los demás con cariño. Ahonda en ejemplos concretos sobre qué es tratarnos bien y tratarnos mal, y en la tolerancia que debemos tener con los compañeros: pueden no gustarnos y que no tengamos afinidad, pero eso no significa que les tengamos que rechazar, o pegar o insultar. El cuento subraya la importancia de comunicar al grupo quién se está sintiendo solo y acercarse a él o ella; y como grupo ayudar si a alguien se le trata mal, haciéndole ver al que lo hace que así no. Finalmente, la autora ensalza el valor del respeto entre los niños y normaliza el cometer errores o equivocaciones, así como la tolerancia y comprensión hacia los que se desarrollan más lentamente. 

Una página del cuento de Lucía Serrano


En suma, un material muy bien hecho y cercano al mundo de los niños y las niñas que puede servirnos para psicoeducar en los buenos tratos, aspecto clave porque son la garantía de un sano desarrollo infantil. 

lunes, 7 de abril de 2025

“Para mí lo más importante es saber estar y acompañar en el dolor a la persona”, Fundación Xilema entrevista a José Luis Gonzalo


Entrevista a Jose Luis Gonzalo Marrodán con motivo de 

la celebración de las jornadas "Trauma y reparación"

Fundación Xilema, Iruña, 21 y 22 de febrero de 2025


Resumen del post de hoy


En este especial jornadas” hablamos con uno de los ponentes que pudimos escuchar en esta sexta edición. Se trata de José Luis Gonzalo, psicólogo y psicoterapeuta, que muchas personas de Xilema ya conocían pues ofreció una formación interna para los recursos de menores de nuestra entidad.

José Luis expuso los “Vínculos resilientes en la reparación del trauma” y precisamente sobre vínculos, trauma y reparación charlamos con él.

Hablas de la importancia de los vínculos en el proceso de recuperación de las experiencias traumáticas. Si tuviéramos que dar un consejo a educadores/as, padres y madres de niños y niñas que han pasado por experiencias traumáticas, qué aspectos te parecen esenciales de cara a esa recuperación?

El principal factor de recuperación es la calidad de la relación que establezcamos con el niño o niña. No sólo centrarnos en las normas y en las consecuencias de sus actos, sino ser capaces de mostrar sensibilidad, despertar confianza y seguridad, respetándoles, promover diálogos mentalizadores (activar la capacidad de reflexión), volver a empezar con ellos siempre y no abandonarlos y hacerlos sentir que no los queremos o rechazamos. La aceptación incondicional (independientemente de su raza, sexo, conducta, temperamento, religión...) es el factor que se ha comprobado en las investigaciones que favorece un proceso resiliente a largo plazo. Los adolescentes necesitan sentir que sus esfuerzos son valorados y su persona siempre considerada. La relación de confianza y de seguridad nunca debe de romperse y ha de preservarse siempre. Esto junto con proveer al adolescente de recursos externos e internos. “Dame un punto de apoyo y moveré MI mundo”, dicen Gema Puig y José Luis Rubio, psicólogos.

Los autores, reputados expertos en resiliencia, han reunido en este libro las herramientas que cualquier Tutor de resiliencia necesita para acompañar a sus pacientes en el proceso resiliente. El libro consta de dos partes: En primer lugar, arranca con un relato ameno y en estilo novelado donde se muestran ejemplos, reflexiones y vivencias de los tutores de resiliencia que pueden ayudar a otros tutores a entender a sus pacientes y afrontar mejor las realidades que se encuentran. En la segunda parte del libro los autores exponen los conocimientos teóricos necesarios para desempeñar este oficio

************


¿Y a las personas que han padecido estas experiencias traumáticas?

Si tuviera que dar un consejo a personas que han pasado por experiencias traumáticas les diría lo primero que merecen todo nuestro reconocimiento y nuestra empatía por la injusticia sufrida. Me parece que lo más importante es evitar la soledad y el aislamiento, porque las heridas de los traumas difícilmente se sanan en soledad. Que encuentren a una persona en la que puedan confiar y se puedan apoyar. También les aconsejaría que si hacen terapia elijan a psicólogos que estén especializados en este tema y que tengan un formato de terapia donde la relación terapéutica sea lo fundamental. Lo mismo que el trauma se genera en un contexto relacional, se repara también en un contexto de personas buenas y solidarias. También les animaría a cultivar la bondad amorosa hacia ellos mismos: todo lo que ahora manifiestan son recursos que tuvieron que utilizar para resistir y sobrevivir. Un cambio de mirada hacia uno mismo es fundamental.

Foto: Yogi Tea


Como profesionales, ¿cómo nos acercamos a una persona que ha padecido experiencias dolorosas? ¿Qué consejos nos darías?

Para mí lo más importante es saber estar y acompañar en el dolor a la persona. En general nos orientamos mucho hacia la solución de problemas, olvidándonos que la mayoría de las veces las personas no necesitan que les digamos lo que tienen que hacer, sino que las escuchemos con receptividad empática y estemos con ellos a su lado, ayudándoles, estando presentes, a atravesar el dolor emocional y las situaciones adversas de la vida.

¿Qué tal la experiencia en estas VI Jornadas de Protección a la Infancia y Adolescencia? ¿Qué te parecieron las jornadas?

Me han parecido una maravilla, una variedad de temas y un nivel muy alto en los profesionales que han participado. Unas jornadas con rigor científico, pero a la vez experienciales y sentidas. Felicito a todo el fenomenal equipo de Xilema por estas jornadas.


Xilemanario Especial VI Jornadas

https://mailchi.mp/57030686a52d/xilemanariojornadas2025

Enlace a la entrevista

https://www.xilema.org/xilemanario/202503_entrevistajoseluisgonzalo.pdf

 

sábado, 5 de abril de 2025

Podcast Capítulo 1: "Los inicios de la Traumaterapia sistémica", por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan

 

Podcast Capítulo 1


Damos comienzo a un nuevo proyecto que desde la Traumaterapia Sistémica hemos puesto en marcha. A través de varios capítulos, una serie de podcast, vamos a daros a conocer los fundamentos de este modelo, su metodología, sus modalidades de intervención... Somos más de 800 profesionales repartidos por toda España e Hispanoamérica, que trabajamos aplicándolo después de egresar del Postgrado. 

Participarán los miembros del equipo docente del diplomado, los profesionales que aplican la Traumaterapia en el ámbito de la protección a la infancia (técnicos de infancia, trabajadores sociales, psicólogos, educadores...), la enseñanza (maestros, orientadores...), la psicoterapia (psicólogos que la utilizan en sala de valientes), lo judicial (abogados, educadores, psicólogos...), así como las familias que han trabajado como coterapeutas y han participado llevando adelante una parentalidad terapéutica. 

En este primer capítulo, era necesario presentar los orígenes y el surgimiento de la Traumaterapia Sistémica, por ello entrevistamos a nuestros maestros y profesores, los creadores de este modelo, Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan.

El blog Buenos tratos, el oficial de la Traumaterapia Sistémica, contribuye encantado a la difusión de estos podcast, que serán una entrada más, esta vez hablada, dentro de toda la información que por aquí compartimos desde hace años.

Ya sabéis que podéis escuchar los podcast a ratos y que es muy cómodo oírlos mientras hacemos otras tareas con las que esta escucha es compatible.

Os dejo con el Capítulo 1.



lunes, 20 de enero de 2025

"Teoría del apego y crianza natural en los juzgados de familia", por Martina Morell Gonzalo.


"Teoría del apego y crianza natural en los juzgados de familia"

Martina Morell Gonzalo


Presentación

Arrancamos el año con una nueva entrada, a cargo de mi colega Martina Morell Gonzalo. Es una propuesta novedosa, pues lleva, al fin, el apego a los juzgados de familia. Estamos necesitados de que este tema se extienda en este ámbito, porque las decisiones que se toman desde los juzgados no se basan la mayor parte de las veces en el interés superior de la persona menor de edad. Y el derecho a un buen vínculo (Hernán Fernández) es el más importante de todos. Los jueces, las familias y los diferentes profesionales que pueblan el ámbito judicial deben de conocer las implicaciones que el apego tiene para el desarrollo de los niños, sobre todo para los bebés y los adolescentes. La autora se fundamenta también en la crianza natural, pero al mismo tiempo tiene una mirada crítica hacia esta, afirmando que puede tener mucho de postureo, aunque no le quite un ápice de relevancia, siempre y cuando esta adopte los postulados del apego, que van más allá de la aplicación de unas determinadas fórmulas. Por lo tanto, saludamos la aparición de este libro, agradeciendo a Martina Morell que nos haya escrito una reseña para darlo a conocer. Os dejo con ella.



Martina Morell Gonzalo. Psicóloga Colegiada 18.720. Licenciada en Psicología por la UNED y en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid. Psicóloga General Sanitaria y Máster en Psicología Clínica por Clínica Moreno, Murcia. Experta en Psicología Forense. Miembro del TIP para los juzgados de Tarragona. Profesora asociada del Área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, del Departamento de Psicología de la Universitat Rovira i Virgili.




"Teoría del apego y crianza natural en los juzgados de familia"

Por Martina Morell Gonzalo


El 5-2-2014 a las seis menos cuarto de la madrugada mi vida cambió completamente.

Resulta un tópico esto de que los hijos te cambian la vida, pero jamás pude imaginar hasta que grado. La matrona, una muchacha joven, me dijo: “¡¡¡¡¡ya sale, ya sale, ¡cógelo!!!!!" "¿¿¿¿YOOOOO??? ¡Pero qué dices!". Recuerdo haber pensado: “Esta chica está loca ¿Y si le hago daño?” "Que sí, que sí ", insistió ella. "Agárralo de aquí y tira que lo recordaras toda la vida". 

Y efectivamente así fue. Mi madre decía: "las mujeres siempre hablamos de nuestros partos y los hombres de la mili". Voy de tópico, en tópico me consta, pero sentí tal subidón de amor, de felicidad y de alegría que pensé que iba a estallar. Esto no hace que se me olvidara el dolor que sufrí las horas anteriores, como me aseguraron que pasaría, pero es un dolor agridulce. En los días siguientes, pasé un auténtico tsunami emocional, completamente aplastante. La falta de sueño, la depresión post-parto, la inexperiencia de cuidar un bebé y el miedo, me convirtieron en un palito de madera a la deriva de un mar inmenso. 

Poco a poco, aquel concepto confuso y teórico que una vez leí, se fue convirtiendo en el eje central de mis días. El apego pasó de ser una página de un libro a un código de conducta. Yo que era conductista de toda la vida, me convertí a la crianza natural como San Pablo cuando cayó del caballo. Me di cuenta que el niño necesitaba estar conmigo y yo con él y que esta necesidad, lejos de ser enfermiza, tenia un sentido muy claro: propiciar la supervivencia del bebé. No digo con esto que no sean buenas y favorables al apego otras formas de crianza, pero yo personalmente, la cuna se la dejé al gato.

Mi conversión, que no tuvo nada de mística, sino de simple instinto y cálculo interesado, pilló desprevenido a mi entorno. Como muchas otras madres, he tenido que batallar como una walkiria para imponer el colecho y los bracitos de mamá a todas horas. Gané la batalla porque si soy yo quien le cuida, es lógico que haga lo que crea más conveniente. A mi también me han acusado de “enmadrar al niño”, de acapararlo y de sobreprotegerlo. Pero el resultado ha sido todo lo contrario: tengo un niño feliz, independiente y seguro de sí mismo. Un poco insoportable también cuando se encabezona en algo. Por supuesto, también mi hijo ha sido como un palo en las ruedas, profesionalmente hablando. Pero este es un precio que cada cual debe valorar si quiere pagarlo. 

Teniendo el trabajo que tengo, era de esperar que al final la vida profesional y personal convergieran y acabara defendiendo el apego en los procesos de guarda y custodia. Mi impresión personal es que las prácticas de crianza natural son aún grandes desconocidas en el ámbito judicial, donde son tratadas con suma desconfianza y como una manera de la madre de salirse con la suya y quitarle el niño al padre, al menos los primeros años. Si cuando comenzó el divorcio en España, allá en el año 1981, nadie discutía la guarda y custodia materna, hemos pasado al extremo contrario, sin tener en cuenta la edad, ni las circunstancias a la hora de conceder una custodia compartida. 


Esta es la primera página de mi libro "Teoría del Apego y Crianza Natural en los Juzgados de Famila". Prometo que nunca más en la vida voy a volver a hacer una tontería semejante, porque el trabajo da muchas más penas que alegrías. Pero ya que está, y está impreso, ojalá llegue a ser de utilidad para aquel que lo lea. Lo encontrarán interesante sobre todo los padres de niños pequeños y curiosos en general, pero, sobre todo, mi intención era explicar a los profesionales que trabajan en el ámbito de las custodias lo que es el apego y porque las mamás que se vinculan a sus bebés no están locas y, por otro, dar a conocer a las familias el proceloso mundo judicial. He procurado que el libro fuera ameno, porque odio aburrir a mi público, y comprensible, pero a la vez riguroso y basado en la bibliografía existente. 

El texto se divide en tres partes. En la primera hago un repaso de lo que es el apego propiamente dicho, que muchos de mis propios compañeros no conocen. En este primer tercio cuento que es el apego, como se forma, quien lo descubrió, qué tipos de apego hay y similares. En la segunda parte, hablo del apego relacionándolo con el mundo judicial. Aquí es donde explico la importancia de tener en cuenta la formación del apego en las custodias infantiles, del apego y la psicopatía, apego y abuso sexual, violencia de género y de como el apego se puede manipular para que un padre rechace al otro. En el último tercio, hablo sobre el concepto de "crianza natural", de donde viene, que significa y cuanto tiene de postureo, que no es poco. En medio, he salpicado el grueso del texto con unos cuadritos donde explico experiencias personales y anécdotas profesionales que pueden ser bastante chocantes para el lector. 

En realidad todo el contenido lo podemos englobar en el siguiente decálogo:


1. Los bebés prefieren biológicamente estar con su mamá. Si mamá no está disponible, cualquiera que les cuide es mamá.

2. Los hombres pueden y deben cuidar a los bebés, su aportación es básica para el desarrollo del niño. No es su derecho, es su obligación. Pero deben respetar los tiempos y hacerle un hueco a la lactancia. Esto no hace que el niño les vaya a querer menos, simplemente, ellos necesitan tener un mundo seguro, estable y predecible.

3. Un bebé no es un jarrón. No se puede traer y llevar como un saco de patatas de un lado a otro solo porque los padres se hayan separado.

4. La lactancia materna es lo mejor para el desarrollo del bebé, se mire por donde se mire y cuanto más tiempo mejor. El biberón es un sucedáneo aceptable cuando no hay otra cosa. No lo digo yo, lo dice la OMS, y cualquier pediatra con dos dedos de frente lo debe corroborar. Ahora bien, como dice la experta en el ámbito Yolanda González Vara, la lactancia materna o la lactancia artificial, si no está acompañada de una presencia emocional y disponibilidad materna coherente y consistente, así como de una repuesta sensible y adecuada, no fomentaría un apego seguro.

5. Los niños son adaptables, qué remedio les queda, pero que se adapten no quiere decir que lo que les ofrecemos sea lo mejor para ellos.

6. La infancia es para toda la vida. Un niño feliz tiene más posibilidades de ser un adulto feliz, mientras que un niño que sufre tiene más posibilidades de ser un adulto que sufre y que hace sufrir.

7. Los padres no son perfectos, se hace lo que se puede. Buscamos padres capaces de ser conscientes y abiertos a desarrollar una función reflexiva. Lo importante es ofrecer a los niños cariño y cuidados a partes iguales.

8. Los niños están biológicamente diseñados para agradar a los adultos, por eso quieren a sus cuidadores aunque sean malos cuidadores, negligentes o abusivos. Les va la supervivencia en ello. Pero el hecho de que les quieran no equivale a que desarrollen un vínculo de apego de calidad y seguro. Intensidad y fuerza del vínculo no equivale a calidad. Hay que mirar por el interés superior del niño, por su protección y por su derecho a un buen vínculo, como dice el abogado Hernán Fernández.

9. El apego es universal, biológico, innato y genéticamente predeterminado en todas las especies de maníferos.

10.Todo el mundo debería saber que es el apego, pero sobre todo aquellos profesionales que tratan con niños pequeños. Creo que es necesario tener presente que el apego va más allá del conocimiento de las tipologías, y el logro del apego seguro no depende necesariamente de la aplicación de unas fórmulas o pautas (como el colecho o el porteo). Lo relevante es proporcionar una experiencia continuada de seguridad al niño, sensibilidad, conexión y el logro de una autonomía progresiva. Y para ello son muy importantes las competencias parentales. Las dos fundamentales son la propia historia de apego de los padres o cuidadores (función reflexiva) y capacidad de empatía (Barudy y Dantagnan, 2010).


Para mí, la Teoría del Apego, es más que una teoría, es una ley tan cierta y precisa como la ley de la gravedad y con tanta evidencia científica como la rotación de la Tierra. No es discutible. Otra cosa son las pautas de crianza, las convenciones sociales y las tradiciones de cada cultura, que pueden ser muy distintas e igualmente válidas. Queda mucho que aprender sobre el animal humano, pero entre las pocas cosas ciertas que sabemos es que el vínculo que se forma entre un bebé y su cuidador principal conforma el núcleo de su personalidad futura y orienta la dirección de sus relaciones posteriores. 

El libro se puede adquirir en cualquier librería bajo pedido y también se puede comprar on-line en la Casa del Libro y Amazon. Se publica también en formato ebook en Unebook.

Amazon


Casa del Libro


Unebook

 

lunes, 18 de noviembre de 2024

"Koko, en busca de sus koalidades", un relato para ayudar a los niños y sus familias a prevenir el impacto traumático de los accidentes y las enfermedades, por Paula Moreno, psicóloga



Paula Moreno, psicóloga experta en trauma


Paula Moreno es colaboradora de este blog y nos ha visitado varias veces para presentarnos su trabajo y sus obras. Para quienes la conozcáis por primera vez, ella nos cuenta en su web profesional que "desde los inicios de mi carrera me he dedicado a la docencia, dando cursos y presencias en congresos nacionales e internacionales. Hace muchos años que trabajo en el área del maltrato infantil, llevando a cabo los diagnósticos de riesgo de los niños y sus familias como los tratamientos específicos". Para saber más sobre Paula: https://www.paulamoreno.org/sobre-mi


José Luis: Gracias por atender al blog Buenos tratos, no es la primera vez que participas, sabes que es un gusto siempre tenerte por aquí. Lo primero quiero felicitarte por la publicación del relato “Koko en busca de sus koalidades”, creado para sensibilizar sobre el impacto que tienen los accidentes y las intervenciones médicas en los niños. ¿Puedes decirnos qué te motivó a escribirlo?

Paula: Gracias José Luis por esta invitación. Gracias por ser parte de la visibilización en relación a este tema fundamental para aquellos que trabajamos con la infancia y adolescencia: la posible traumatización desde las intervenciones médicas.

A lo largo de mi vida personal y profesional me he cruzado con muchos niños que han pasado por accidentes o enfermedades que necesitaron de la intervención médica para su recuperación. Noté que tanto la psicoprofilaxis como el tratamiento psicológico quedaba relegado. En algunos casos ni siquiera era sugerido.

Por otro lado, poder acercar una mirada desde la psicotraumatología constituye un cambio de mirada a la hora de prevenir el impacto traumático que las prácticas médicas pueden ocasionar. Y en el caso de que ya hayan generado algún impacto, poder recuperar la vitalidad y la calma en medio de un proceso de salud difícil.

Mi práctica profesional está impregnada del arte como modo de trabajo. Por eso, acercar un libro que aborde las distintas aristas de estos procedimientos, me parece una manera amorosa de explorarlos, prevenir y sugerir medios hábiles para su abordaje.

El trauma afecta muchos aspectos relacionados con el lenguaje, la semántica, la imaginación, la organización de la memoria. En este sentido, poner palabras/imágenes, a lo que no tiene palabras, es fundamental. 

Mi mayor aspiración es contribuir en la humanización de las prácticas médicas.

J.L.: ¿Cuál es tu experiencia en cuanto al grado de conocimiento y sensibilidad que los médicos y el personal sanitario tienen con respecto al impacto que las intervenciones médico-quirúrgicas generan en los niños?

P.: En mi experiencia, hay mucho desconocimiento respecto de lo que potencialmente puede provocar una intervención médica. También se desconoce la existencia de abordajes específicos para esta problemática como por ejemplo EMDR. No es posible generalizar esta cuestión, porque todos sabemos que los médicos están allí para cuidar de la vida de esos niños, aliviar el dolor y son profesionales que dedican su vida a este objetivo. Sin embargo, cuando las prácticas médicas generan dolor, o períodos largos de internación, donde los padres tienen que estar separados por períodos de tiempo de los niños, o cuando los niños son muy pequeños y no logran entender los procedimientos, cuando el miedo abruma, es necesario ofrecer al personal médico, enfermeros y operadores de salud, la información necesaria para prevenir cierto impacto traumático.

Muchas veces se requiere de pequeños ajustes que hacen a la diferencia en la intervención.

Un adolescente tras una cirugía compleja, me comenta: “ ¿Sabes lo que me hizo sentir seguro? La sonrisa del médico residente cuando me vio y me dijo vas a estar bien”.

Una niña, luego de una intervención con anestesia, me dice: “Tenía miedo en esa camilla, con todas las luces y el frío de ese lugar. Pero cuando llegó el doctor de la anestesia, me llamó por mi nombre y me hacía bromas, me hizo una caricia en el brazo. Un poquito el miedo se fue”

Muchos profesionales médicos piensan que, si empatizan con el paciente, o se acercan de una manera más amorosa a su sufrimiento, ellos podrían verse perjudicados en su eficacia médica o en el impacto psicológico que pudiera acarrear para ello mismos. Está estudiado, que ocurre todo lo contrario. Incluso puede resultar beneficioso en el sentido de tener mayor claridad y una comprensión más profunda en el trabajo. En definitiva, estamos hablando de una manera de conexión humana. Si tenemos formas de mejorarla, seguramente, el beneficio es para ambos lados de la ecuación. 

Por otro lado, cuando los médicos comienzan a ver los cambios en el trabajo con los niños, antes, durante y después de la intervención psicológica, reconocen que aminora el esfuerzo de ellos, ya que los niños van más confiados, con un grado menor de temor, preparados, con recursos nuevos. 

Me gusta pensar toda esta intervención desde un paraguas más amplio: el de la interdependencia. Si hacemos foco en este elemento crucial en nuestras vidas, podemos trabajar aunadamente en beneficio de la infancia y en el beneficio de cada uno de los profesionales y de los cuidadores/familia de esos niños.

Si lo miramos desde la perspectiva de la Teoría Polivagal desarrollada por Steve Porges, podemos fundamentar cómo la percepción inconsciente de seguridad o peligro de nuestros cerebros afecta a nuestras emociones y comportamientos. Y este principio vale tanto para el niño como para el profesional de salud. Si los médicos pudieran estudiar sus prácticas desde esta óptica, entenderían que la sensación de seguridad es un organizador del comportamiento de los seres humanos. Si ellos transmiten señales de seguridad a ese niño y a su familia, el panorama será seguramente diferente.

Gran parte del cuento muestra esta co-regulación. Ya sea entre los padres de Koko y Koko, la Cangura y Koko, la Cangura y los padres y el personal de salud que atendió a Koko.

El mayor secreto que guarda esta manera de humanizar las prácticas médicas, es que el niño (y su familia) se sientan vistos, que el mensaje que reciban es que se les comprende en su dolor y se los valida. Que al personal médico le importa ese niño que no es un “caso clínico” sino que tiene un nombre. Es lo que los autores denominan la “conexión social”, un elemento imprescindible para la supervivencia del ser humano. Es la que permite el desarrollo de la confianza, sentir menos miedo, estar menos a la defensiva y estar más abiertos y conectados.

¿No sería todo este panorama un marco ideal para el trabajo de los médicos? ¿pero sobre todas las cosas, para el bienestar de ese niño?

Porges dice que cualquier cosa que refuerce el compromiso social o la seguridad vagal ventral aumentará la capacidad de las personas para tolerar y restringir un mayor nivel de energía simpática, evitando así que se inunden (Sanders Marilyn y Thompson George, La teoría polivagal y el desarrollo infantil, 2024. Ed. Eleftheria, pag. 118). De allí la importancia de todos los recursos que ofrecemos para esta regulación. Tal como la Cangura le enseña a Koko.

Portada del relato Koko. En busca de sus koalidades

J.L.: En el relato se cuenta a través del protagonista, un simpático Koala, cómo este tras un accidente cambia su conducta, dejando de ser el de siempre e incluso desconcertando y cansando a los que le rodean. ¿Es importante comprender cuáles son las manifestaciones de un trauma infantil para no confundirlas con problemas de disciplina o de comportamiento?

P.: Gracias por esta pregunta José Luis. Es fundamental entender el impacto traumático. Lo es por varios motivos: 

Porque nos da la pauta de que hay que intervenir desde un abordaje multimodal, no sólo médico

Porque si confundimos las conductas con cuestiones diferentes al impacto traumático podemos re victimizar a ese niño y dejarlo en soledad con su sufrimiento.

Porque no estaremos previniendo posibles traumatizaciones

Porque, como le ocurre a Koko, los pares (y, hasta los adultos) pueden alejarse del niño por no entender lo que le ocurre. Esto vuelve a dejar al niño en una situación de indefensión y vulnerabilidad, al no ser comprendido.

Porque no estaremos acompañando a la familia de manera tal que puedan activar sus recursos y buscar las fuentes de resiliencia familiar para atravesar el momento de vida.

En este sentido es tan importante conocer las conductas, emociones y fisiología afectada por un trauma, como las especificidades del trauma médico. Ya que, en este último, hay aristas diferentes: los sonidos específicos que pueden estar involucrados en el recuerdo traumático, las sensaciones del cuerpo invadido por los procedimientos, los aromas propios de cada intervención o del hospital, la re distribución de la vida de esa familia, de los hermanos, etc.

El trauma médico puede potencialmente, afectar tanto al niño como a la familia. Puede haber un desborde desde lo emocional, pueden aparecer conductas desreguladas, tanto hacia el extremo de la agresividad, como hacia el extremo de la hipoactivación. Entonces el niño puede verse afectado en los intereses que tenía hasta ese momento, puede perder la capacidad de juego, la alegría, las conductas pueden estar regidas por un embotamiento emocional, aparecer ansiedad y una desconfianza generalizada. Algunos niños pueden sentir síntomas como la desrealización o la despersonalización, sentir que lo que está ocurriendo no les sucede a ellos o no recordar parte del evento sufrido.

Las conductas de los niños pueden cambiar tanto que las personas del entorno pueden no entender lo que les ocurre. En el cuento, Koko se muestra teniendo conductas que no son propias de los Koalas. Entonces el bosque entero se molesta y sus amigos lo rechazan.

También es posible que los niños sufran de re experimentaciones de escenas del trauma vivido. Pueden aparecer imágenes intrusivas, ya sea de manera espontáneo o con algún disparador del presente que las active. Por ejemplo, si los niños fueron hospitalizados, el sonido de una sirena o el blanco de un delantal, pueden ser suficientes para que el niño sea invadido por fragmentos de recuerdos o bien se desarrollen manifestaciones corporales desreguladas.

J.L.: ¿Son la confianza y la seguridad en las personas y el mundo que rodea al niño claves en la recuperación de un trauma infantil tras sufrir un accidente?

P.: Exactamente. Necesitamos trabajar tanto con el niño como con la familia para que la seguridad y la confianza sea reestablecida.

En las situaciones de trauma, el niño siente que el mundo se ha vuelto peligroso. En el trauma médico, siente que el mundo es hostil, que le produce dolor. 

La seguridad es uno de los principales objetivos de trabajo. Requiere que podamos trabajar con esos niños en el reconocimiento de su mundo interno, de cómo sus conductas, emociones y reacciones físicas están desreguladas. Trabajamos en función de que puedan reconocer los disparadores que las activaron y cómo hacer para regularse ellos solitos o con ayuda de los padres, hasta inclusive de los médicos.

Idealmente, esta posibilidad de trabajar con la recuperación de la confianza, de los recursos, debería estar acompañada por el personal de salud. Por ejemplo, en el cuento, Koko va al hospital acompañado de un peluche. Este muñeco ayuda a Koko a estar en calma. Poder explicarles a los médicos la importancia de los recursos trabajados con los niños para regularse, es fundamental.

Por otro lado, ayudar a los padres con estrategias que otorguen seguridad en el niño y en ellos mismos, será la condición necesaria para la co regulación entre ellos. Por ejemplo, en el cuento Koko se encuentra con una mamá que sabe que, si lo abriga y se calma ella primero, podrá asistirlo mejor. También los papás de Koko saben que es necesario buscar ayuda para que Koko vuelva a encontrar sus “koalidades”. Por eso buscan la ayuda de una cangura sabia. 

Poder generar conciencia en la población y en el mundo de la salud acerca de la importancia del trabajo psicológico en los procesos médicos, es fundante.

J.L.: A los lectores de Buenos tratos puede interesarles que nos cuentes tu experiencia de trabajo con los niños y las familias que han sufrido procesos traumáticos debido a procedimientos médico-quirúrgicos invasivos…

P.: A lo largo de mi experiencia clínica he trabajado con muchos niños que han sufrido consecuencias por las intervenciones médicas. Ya sea por algún accidente, por el diagnóstico de alguna enfermedad, o por procedimientos médicos de diferente índole.

He descubierto que la posibilidad de trabajar en el antes, durante y después de las intervenciones, repercutía en la mejora de las condiciones emocionales para que lo niños enfrentaran esa realidad.

En todas estas instancias de vida, el trabajo con las familias, los médicos e instituciones que intervienen en la vida del niño, se convierte en una condición.

La integración de varios abordajes clínicos me permitió crear una manera eficaz de intervención. Los abordajes a los que me refiero son: el trabajo desde EMDR, desde las Artes Expresivas, la Terapia Familiar y la Terapia Centrada en la Compasión.

Para este objetivo, suelo tomar entrevistas con los cuidadores para conocer los pormenores de la situación médica del niño. Este rastreo será fundamental para entender la experiencia que abordaré con el niño como la dinámica familiar antes del proceso médico, durante y después del mismo.

Si los médicos acceden, pido hablar con ellos para obtener información de los procedimientos desde sus perspectivas. Es importante el rastreo de todas las aristas que vamos a trabajar: olores, sonidos, saber si hubo internación, si hubo procedimientos invasivos o no, si se utilizó anestesia, si hubo otros agentes de salud interviniendo, etc.

También es importante preguntar tanto por los temores como por las fortalezas de la familia. Indagar acerca de traumas previos y cómo la familia y el niño pudieron enfrentarlos.

En el trascurso de estos años de trabajo con esta temática, he recolectado material de arte y de juego para el abordaje con estos niños.

Tengo en mi consultorio varias valijas médicas. Algunas de ellas tienen material relacionado a la medicina que es real, como un estetoscopio o una lupa de dentista, vendas médicas, barbijos, etc. También hay objetos médicos de juguete. Ambos estilos de elementos conviven a la hora de jugar con la valija del doctor. Estas valijas están custodiadas por varios títeres que hacen de personajes cómicos: enfermeras, médicos y médicas, bomberos, policías.

Hay también a disposición de los niños, ambulancias con y sin sonido y juegos tipo playmobil con todo lo que podría haber vivido el niño en el hospital o clínica.

Suele ser eficaz, en algunas oportunidades crear los propios elementos de medicina. Es así que hemos hecho jeringas gigantes, o envolvemos con vendas a toda una parte del consultorio o hacemos mundos en 3D en relación a determinadas enfermedades (como el mundo de la diabetes).

Poder trabajar desde el arte y el juego posibilita la tramitación de las emociones, un alejamiento de la experiencia lo suficientemente adecuada para una exploración sin miedo.

Por otro lado, le otorga cierto dominio al niño frente al caos que pudo sentir en su cuerpo y en su vida emocional y familiar.

Al trabajar con títeres, algunas veces he inventado “títeres a medida”. He creado (junto a la titiritera con la que trabajo), un títere gigante de un “corazón real” para trabajar con una niña que había tenido intervenciones por una patología cardíaca. Ese corazón que tiene arterias y venas, que late y habla, nos permitió procesar gran parte de su malestar emocional. 

He desarrollado muchas ideas en cuanto a rituales amorosos para que las familias puedan incorporar. Los rituales, a diferencia del trauma, generan predictibilidad, consistencia y generan vínculos, puentes entre los integrantes de la familia. En general son procesos que ayudan a que el sistema de calma se active.

Suelo trabajar con los niños y con las familias, en la psico educación respecto de los sistemas de regulación emocional con varios títeres que conforman una adaptación original y propia de la Teoría Centrada en la Compasión, para niños. Uno de esos títeres es un cerebro terapéutico que permite encontrar en su interior el sistema de calma, el de recursos y el de amenaza.

El trabajo desde el humor será un ingrediente fundamental, ya que permite que el niño se acerque al dolor y a los procesos que ha vivido desde una perspectiva menos trágica. Esto no quiere decir menos seria, o que se minimice su dolor. Sino que utilizaremos el humor como un elemento más a la hora de crear resiliencia.

Cada uno de estos procesos creativos conforman la base para el abordaje desde EMDR en el momento de instalar recursos, o reprocesar las escenas traumáticas.

La creatividad y la imaginación son grandes aliados a la hora de sanar. Muchas veces los niños han perdido estas habilidades propias de la infancia. 

Una niña con una intervención médica por un tema en su piel, logró representar su herida con tierra de su jardín y arena. Poder amasar la tierra y la arena como habían hecho con su piel, estirarla, apretarla, sacar lo que tenía dentro la herida, buscar colores para aclarar la tierra (al igual que su piel que necesitaba curarse), llevó a que tanto la niña como sus padres, recobraran la alegría.

En muchos procesos terapéuticos olvidamos la importancia que tiene el trabajo desde la recuperación de la alegría. Es la base para que los niños puedan encontrar un sentido a lo que están viviendo.

El hecho de narrar una nueva perspectiva, una nueva narrativa, es parte de mi objetivo al escribir relatos como el de Koko. 

Cada uno de estos momentos que les voy compartiendo se hilan con parte de la historia que puede ofrecer Koko. Los niños pueden identificarse más fácilmente con un personaje animal. Verse reflejados en las conductas de Koko y de su familia, como también lo ocurrido con los médicos. Ya sea por la positiva o la negativa. Esta historia permitirá entonces generar las bases para el abordaje de las experiencias vividas por los niños.

La narrativa en la sanación del trauma tiene mucho campo desarrollado. Yo cree mi propio sistema de trabajo con la narrativa. En donde trabajo especialmente en el uso de mi voz para poder regular aquellos sistemas que pudieron verse afectados en el trauma como el del oído y el del habla. La voz y sus matices generan grandes posibilidades de intervención en el trauma médico. Es una herramienta que activa el sistema de calma y disminuye el de amenaza. 

La narrativa del trauma es totalmente diferente a la que uno ofrece desde una historia segura. Me refiero a una historia segura ya que hay un terapeuta que acompaña el ritual de lectura, de exploración del cuento. La exploración es otro hito del desarrollo del niño que pudo verse afectado por el trauma. Por este motivo la invitación a explorar la biblioteca y los cuentos es un camino precioso de conexión. La guía que el terapeuta haga en este proceso es fundante.

Una guía amorosa, que deje espacios para el silencio, para recorrer con todo el cuerpo el cuento, para actuarlo, para esconderlo, para taparlo, etc. Estoy hablando ni más ni menos que de una integración de Mindfulness y el arte como forma de intervenir clínicamente.

Incluso detenerse en alguna parte del cuento y generar las condiciones para armar un protocolo y poder trabajar desde EMDR.

El enraizamiento en este punto es un eje de trabajo también. El libro ofrece esa posibilidad. Hay un cuerpo que es el libro mismo que permite conectarnos con el presente. Otra virtud de ofrecer un cuento, una historia, es que el niño puede entrar y salir de ella tantas veces como lo necesite, en los lugares que él decida entrar o salir del cuento. Suelo ofrecer en estos casos un PUP (Pequeño Universo de Posibilidades). El PUP es un elemento tomado de los narradores para contar historias. Este PUP es un paraguas intervenido con telas de tul que cumple la función de refugio, de lugar seguro y donde el niño puede entrar y salir de él al igual que en el cuento.

Cuando narramos a un niño en sesión, podemos trabajar con aquello que el trauma a afectado como la secuencialidad y lo predecible. 

Koko muestra también sus cicatrices. Y este punto es un mundo a la hora de intervenir con los niños. Hay tantas maneras creativas de abordar las cicatrices como cicatrices en el mundo.

En niños que han sufrido intervenciones médicas en su cuerpo, es factible que a nivel de la piel aparezcan diferentes manifestaciones emocionales y conductuales como cenestésicas perturbadoras. Mu gusta mucho ofrecer la posibilidad de dibujarlas o hacerlas en 3D. Invito a bordear la cicatriz, colorearla, jugar a transformarla a preguntar qué historia guarda, a decorarla, a contemplarla.

El hecho de trabajar desde un cuento, desde la narrativa, EMDR y la integración del arte y mindfulness, da el espacio para aumentar la conciencia corporal. Un cuento es cuerpo. Y si podemos generar esta conciencia podemos desarrollar recursos para la calma y la seguridad.

Es impensado un abordaje en trauma médico sin el trabajo desde la integración de Terapias Sensorio Motoras. Por este motivo creé un abordaje que se llama El Cuerpo Narrado. Tomé desde el campo de los narradores orales la idea de crear un cuerpo de tela para narrar sobre el cuerpo y junto a la realizadora de títeres con quien trabajo, hicimos un cuerpo de cuento de tela. El niño puede usarlo como vestimenta en el consultorio y así poder narrar sobre el cuerpo. En general, la que narra el cuento soy yo mientras guío la exploración corporal. Este abordaje permite la exploración de las sensaciones corporales, la conciencia corporal, el desarrollo de la autocompasión, la tramitación de las emociones y la posibilidad de procesar algún evento traumático guardado en el cuerpo (texto desarrollado en paulamoreno.org)

Este trabajo es sumamente interesante cuando además se realiza junto al grupo familiar. Las posibilidades de intervenciones son infinitas.

Si los padres o cuidadores son figuras confiables y seguras para el niño, y se hace una intervención terapéutica a tiempo, se puede lograr la recuperación psicológica del niño, esto es lo que nos cuenta el relato de Koko, ¿cierto?

Absolutamente cierto, José Luis. No debemos descuidar el trabajo profundo con estos padres, ya que pueden ser confiables y seguros para los niños, pero pueden verse afectados por el miedo, la incertidumbre y el dolor de ver sufrir a su hijo o hija. Por eso, nunca podemos pensar una intervención desarticulada de la familia y el equipo médico.

Tal como lo muestra el cuento de Koko, darles a los padres la información necesaria y trabajar en la creación de recursos para el proceso médico que van a enfrentar, es de vital importancia.

En algunas ocasiones necesitaremos trabajar de manera separada con los padres para ayudarlos a procesar sus propios miedos.

Intercalando entrevistas familiares o vinculares donde poder crear a su vez estrategias familiares de afrontamiento. Crear por ejemplo un “bastión familiar” con las cualidades familiares, con los recursos que tienen como familia, con historias de resiliencia familiar, suele ser muy sanador. Estos bastiones pueden hacerse con ramas de árboles, dibujados, con cartón, etc. 

Vuelvo a remarcar aquí la necesidad de crear en familia rituales que permitan tramitar ciertas emociones y ayuden al niño y a la familia en determinados momentos. Por ejemplo, las canciones que pueden acompañar antes de ir a la anestesia, o cajitas con muñecos que representen recuerdos familiares, o con recursos simbolizados en texturas o peluches.

Si los padres pueden acompañar los momentos previos a alguna intervención basándose en los recursos practicados en sesión, se podrán prevenir momentos de stress para el niño.

Ellos tienen que estar psico educados respecto de lo que significa el impacto traumático en sus hijos y las maneras de leer esas conductas y las necesidades de los niños. Este circuito genera mayor confianza y seguridad en el niño y en los padres también.

También resulta importante, entrenar a los padres para solicitar al equipo médico lo que la familia y el niño necesitan. Por ejemplo, si el niño necesita llevarse un juguete hasta la sala de anestesia, o si necesita practicar algún recurso antes de la intervención propiamente dicha.

Suele ser muy beneficioso incluir a los padres en entrevistas donde se trabaje con el armado de la historia de lo vivido. Algunos niños pueden no recordar partes del evento, o eran muy pequeños para recordar con una memoria narrativa. Existen, desde EMDR, ciertos protocolos específicos para llevar adelante este proceso. Es muy sanador cuando los padres juegan en la consulta a curar o sanar a algún muñeco o a representar con ellos, las escenas de la historia médica de su hijo y de ellos mismos. Trabajar en familia cómo las reglas de la vida familiar han cambiado y cómo han encontrado maneras de responder a estos cambios, colabora en el fortalecimiento de la resiliencia familiar.

J.L.: Enhorabuena por tu nueva obra, déjanos una dirección donde las personas puedan adquirir el relato si lo desean.

P.: El libro puede pedirse a mi mail: pmoreno2702@gmail.com

lunes, 27 de mayo de 2024

Qué le piden los niños y las niñas a los profesionales que conforman su contexto de vida.

Como sabéis, acabamos de celebrar con gran éxito las VI Conversaciones sobre apego y resiliencia en San Sebastián, Gipuzkoa (España). Este congreso ha estado dedicado a enfatizar la enorme importancia que tiene el contexto de vida que rodea a los niños y a las niñas. Y dentro de este, el papel tan relevante que juegan los profesionales que trabajan con el niño/a: los maestros, los psiquiatras, los trabajadores sociales, los técnicos de infancia...

En las VI Conversaciones escenificamos un acto de inauguración donde simbólicamente representamos lo que los niños y niñas le piden a los profesionales de este contexto. Me dijeron que era de gran valor y que merecía la pena darlo a conocer entre quienes no habéis podido asistir a las Conversaciones. 

Así que hoy os comparto el guión del acto de inauguración de este congreso con los textos que contienen los mensajes que los chicos y las chicas nos lanzan. En nuestra labor psicoterapéutica, no debemos de olvidar nunca que todo niño y niña interactúa y se relaciona en un contexto determinado. Obviar y no tener en cuenta este es un error que no nos podemos permitir cometer, sobre todo cuando somos conscientes de la enorme repercusión que dicho contexto tiene en el desarrollo y salud de la persona menor de edad. Como profesionales de la psicoterapia y de la salud mental, nuestra tarea es también la de contribuir a generar contextos terapéuticos y protectores para nuestros niños y niñas.

Representantes simbólicos del contexto de vida del niño/a
en el acto de inauguración de las VI Conversaciones

Mientras se proyecta el vídeo TXALAPARTA, las personas que representan el papel de profesionales integrantes del contexto del niño/a entran uno a uno en el escenario y se colocan mirando al público. Una madre y sus hijos/as caminan desde el fondo de la sala, se acercan al escenario y entregan a cada adulto (uno a uno) que representa a un profesional, un sobre grande que contiene una hoja donde está escrito un requerimiento. Cuando acaban, la madre y los niños/as se quedan al lado de los profesionales y de José Luis. 

Vídeo del Acto de inauguración de las VI Conversaciones


La txalaparta, instrumento ancestral del País Vasco 
simbolizó la llamada del CONTEXTO

José Luis lee este texto:

La txalaparta es un instrumento de percusión tradicional del País Vasco, Navarra y el País Vasco Francés. Su origen se remonta al Paleolítico. Su utilización estaba íntimamente ligada a las labores de fabricación de la sidra. Tras triturar la manzana, se celebraba una cena y la fiesta se podía prolongar hasta altas horas de la madrugada. 

Una vez terminada la cena, al oír el instrumento, la gente de los alrededores se iba animando y se acercaba al lugar. Su uso siempre ha estado vinculado con el medio rural y con este modo de vida. También se utilizaba en bodas, bien el mismo día o días antes del festejo. 

Como hemos visto y oído, la txalaparta es un instrumento de percusión que permite crear juegos rítmicos con improvisación. 

Podemos considerar a la txalaparta como un instrumento de CONTEXTO, porque es una llamada a toda la comunidad que vive alrededor para sumarse a una fiesta. En este caso nos sumamos a estar cerca y alrededor del niño o niña. 

La txalaparta es la llamada que los niños y niñas hacen al CONTEXTO de vida que les rodea, para que sean VISTOS. El contexto es fundamental para que se desarrollen sanamente. Nos interpela a todos sobre las necesidades de los niños/as a este nivel, no podemos hacer ninguna intervención terapéutica ignorando su llamada. Esta resuena en nosotros como los sonidos de la txalaparta. Y CADA VEZ, COMO HABÉIS VISTO, NOS LLAMA CON MÁS FUERZA E INSISTENCIA.

Esta madre, sus hijos y su hija, nos piden que la ESCUCHEMOS y entregan a los representantes simbólicos del contexto (dentro de un sobre) lo que le piden a cada uno de ellos. Leámoslo:

(Cada participante, lee, uno a uno, el contenido de cada sobre)

PROFESORA 

Los niños necesitamos escuelas sensibles al trauma, con profesores formados en las consecuencias que la adversidad temprana tiene en nuestro desarrollo y salud. Profesores que conozcan cómo nuestra atención, comportamiento y emociones se pueden desregular, dificultándonos y complicándonos el aprendizaje y las relaciones con los demás. 

Necesitamos que los profesores nos prestéis vuestro cerebro para que desde vuestra permanencia externa podáis estimular nuestra permanencia interna. 

La paciencia, el afecto, la solidaridad y la empatía (conectar con nuestro sufrimiento para no nos veáis como sujetos con mala o buena conducta) son cualidades que debéis de cultivar. 

Pensad que vuestras maneras de actuar, cómo valoráis nuestras acciones y rendimiento, y los mensajes que nos transmitís, repercuten directamente en nuestra autoestima e influenciarán nuestra identidad adulta. 

PSIQUIATRA

Los niños necesitamos psiquiatras formados en trauma, apego y resiliencia. Profesionales conocedores de cómo las experiencias infantiles tempranas, si están caracterizadas por el maltrato, la negligencia y/o el abuso sexual, afectan y dañan el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. 

Psiquiatras que tengan una visión bio-psico-social de los trastornos mentales y del desarrollo de los niños y adolescentes, que apuesten por tratamientos donde el valor de las relaciones sea central en la recuperación de las consecuencias de los traumas tempranos. 

Psiquiatras que, además de tener conocimientos y ofrecernos medicinas desde el vínculo, sean cercanos, amables, empáticos y sensibles al sufrimiento de los niños y adolescentes. Así desarrollaremos con vosotros una relación de confianza, básica para que aceptemos vuestros cuidados médicos. 

Psiquiatras capaces de ver que lo que el mundo adulto llama “trastorno” realmente es una expresión de nuestra desesperación y dolor, nuestro grito para pedir ayuda.

EDUCADORA

Los educadores sociales sois profesionales clave en nuestras vidas. Vuestro ideario pedagógico no debe de basarse en una metodología conductual, de premios y castigos. Tenéis que involucraros en nuestras vidas. Las actuaciones educativas distantes y despreocupadas de nuestro mundo interno son inadecuadas. Necesitamos que nos ayudéis a comprender nuestra mente y la de los demás.  

Es muy importante que estéis formados en las consecuencias que la adversidad temprana tiene en nuestro desarrollo, pues genera un impacto traumático que afectará a todas las áreas de nuestra personalidad. 

Los niños necesitamos que las administraciones os ofrezcan unas condiciones laborales que os permitan sentiros satisfechos en vuestro puesto de trabajo, para que no haya tanta movilidad laboral, pues eso impide la permanencia, vital para que podamos establecer con vosotros un vínculo afectivo, resiliente, que dé sentido a nuestras vidas. 

Vuestra capacidad para vincular y para la empatía son dos competencias fundamentales para que podamos sanar de nuestras heridas traumáticas. Vuestra paciencia, perseverancia y solidaridad para con nosotros son indispensables, aun sabiendo que no os lo ponemos nada fácil. Recordad que nosotros tuvimos unos modelos parentales que dañaron nuestra confianza y seguridad en el mundo adulto y por eso necesitamos que seáis base segura para nosotros. 

TÉCNICO DE INFANCIA 

Sois los profesionales más importantes de nuestro contexto vital. ¿Sois consciente de que las decisiones que toméis pueden marcar nuestra vida hacia la fatalidad en la desgracia o hacia un camino que puede ser resiliente? 

Vuestros conocimientos sobre las consecuencias que los malos tratos tienen en el desarrollo de los niños, especialmente en los periodos sensibles, en los que necesitamos un tipo especial de estímulos, son imprescindibles. Para nosotros es vital que priméis nuestro interés superior, no el del mundo adulto. Y que la burocracia no enlentezca las decisiones que nos protegen. Porque, como dice Rafal Benito: “el neurodesarrollo no espera y no entiende de que las comisiones tarden en reunirse y decidir”. 

Los niños necesitamos que los técnicos nos protejáis y que toméis las decisiones que atañen a nuestra seguridad y estabilidad, a nuestro derecho a ser niños y disfrutar de ello. 

Si los contactos o la relación con nuestros padres u otros adultos nos dañan y no es beneficiosa para nosotros, vosotros debéis de protegernos. Muchas veces estar expuestos a estas situaciones nos dispara terribles recuerdos y re-consolida nuestros traumas en la memoria.

JUEZA 

Eres otra figura muy relevante en nuestras vidas. Para nuestra seguridad y protección, para que podamos crecer y desarrollarnos sanamente, es totalmente necesario que persigáis siempre nuestro interés superior. Necesitáis que los peritos a los que recurrís sean capaces de ofreceros informes técnicos bien argumentados en los que os dejen bien claro que las personas adultas con las que vamos a convivir (en guardia y custodia o en régimen de visitas), si nos hacen daño activo o pasivo (negligencia) afectan a nuestro cerebro y, por tanto, a nuestro desarrollo. Por ello, habéis de decidir en base a nuestro “derecho al buen vínculo” (propuesto por el abogado Hernán Fernández, el cual tiene jurisprudencia) y no en base al derecho de los padres. Los niños somos personas a las que debéis de proteger, no somos una propiedad de nuestros padres. Hay que recordaros que La Convención de los Derechos del Niño es el tratado internacional que nos protege y es de carácter obligatorio para los Estados firmantes. 

Del mismo modo, sabed que romper los vínculos afectivos nos daña, por ello debéis de priorizar el “derecho al buen vínculo”, a que tengamos unas personas adultas competentes y estables en nuestras vidas, no unos padres o familia biológica. 

Finalmente, cuando cometemos una infracción, vuestras decisiones y las medidas que adoptéis para rehabilitarnos (porque estamos a tiempo), son también fundamentales. Los profesionales os deben de informar técnicamente de qué es lo mejor para nosotros. Muchas veces delinquir es nuestro último síntoma. El mundo adulto que nos rodeaba no vio que estábamos desprotegidos y tuvimos que dar ese último y desesperado grito de socorro… Los chicos que delinquen tienen corazón, leed, por favor, “Acogiéndote, diario de un comienzo”.

PSICOTERAPEUTA 

Los niños necesitamos psicoterapeutas formados en apego, trauma y resiliencia, preferentemente traumaterapeutas. El aspecto técnico es importante, pero sabed que la persona del psicoterapeuta es el principal instrumento para que podamos transformarnos. Por eso tenéis que estar formados a este nivel. Cuando hacemos terapia, nos encontramos con vuestra persona. ¿Sabéis que para nosotros estar en una sala los dos solos puede ser amenazante? ¿Sabéis que explorar nuestro interior nos asusta? Necesitamos, primero, confiar y sentir seguridad. 

La neurocepción (el tripómetro) que despertéis en nosotros hará que queramos seguir en la terapia o mostremos nuestras defensas. Tenéis que comprender estas defensas, es una manera de protegernos del dolor de haber sido maltratados o abandonados. Si os alías con ellas, seguro que nos va mejor. 

Tened paciencia con nosotros, constancia, haced que notemos que os importamos, dedicad sesiones a nuestros padres o referentes y no os quedéis encerrados en vuestra sala de terapia. ¡Sed psicoterapeutas ecosistémicos y coordinaos con nuestros psiquiatras, educadores o profesores! El trabajo, así, será completo y mejoraremos mucho más, porque atenderéis a lo que ocurre en nuestro contexto de vida. 

No nos hagáis hablar de lo traumático demasiado pronto. Bruce Perry dice que muchas veces elegimos cuándo, dónde y a quién comunicar lo traumático, y que esto lo hacemos en pequeñas dosis. 

Maryorie Dantagnan es nuestro referente sobre cómo ser un psicoterapeuta suficientemente bueno. Leed el cuento que ella y su colega y discípulo José Luis han elaborado: “Estoy contigo”. Si tenéis en cuenta todo eso, nos irá bien. 

José Luis dice: La combinación de golpes, que los viejos txalapartaris utilizaban para crear un juego en el que uno pone el orden o equilibrio mientras que el otro se dedica a romperlo para hacer el desequilibrio, expresa muy bien la tarea que nos es encomendada a los profesionales: restaurar el equilibrio del CONTEXTO y lograr que sea sano y promotor de buenos tratos para los niños/as.

UNA NIÑA lee el texto final:

El amor y la solidaridad son la mejor de las terapias.

El ser humano tiene que aprender a volverse humano. 

Los niños necesitamos personas estables a nuestro lado que crean en nuestros recursos y nos den confianza, cambiando la mirada sobre nosotros y las causas de nuestro dolor. 

Personas que tengan paciencia, perseverancia y permanencia. 

Adultos, no olvidéis nunca esto: 

“No todo lo que hagáis por nosotros ahora lo veréis ahora” 

“La gota de agua no horada la piedra por su paciencia sino por su perseverancia”

José Luis dice:

Que así sea.

(Antes de irse, la madre entrega a cada profesional un ejemplar del libro Buenos tratos)