lunes, 5 de junio de 2023

"Tratar el trauma. 165 técnicas y consejos para avanzar en la recuperación", un excelente libro de técnicas con fundamentación neurobiológica

Portada del libro de Jennifer Sweeton
Ya sabéis que de vez en cuando me gusta compartiros los libros que descubro -o que me proponen otras personas, o que escriben colegas expertos en la materia, a quienes conozco-, porque una de las finalidades de este blog es la de daros a conocer qué libros podéis leer para aprender y estar al día. Muchas personas me pedís bibliografía y os remito al blog, porque en este tenemos muchas reseñas escritas; y también a la derecha de la pantalla podéis leer referencias de muchos libros que me parecen imprescindibles en este ámbito del apego, trauma y desarrollo.

Recientemente he descubierto esta joya: “Tratar el trauma. 165 técnicas y consejos para avanzar en la recuperación” Pensé que era un libro más de orientaciones y técnicas para aplicar con los pacientes. De esos libros que los profesionales buscamos porque pensamos que las técnicas son lo fundamental. Sin embargo, cuando vamos adquiriendo experiencia y carrera profesional, nos damos cuenta de que las técnicas, sin dejar de ser necesarias, no son lo más importante. La conceptualización y comprensión de lo que al paciente le ocurre y los factores pasados y presentes que pudieron originar y que actualmente mantienen, dificultan o amplifican sus problemas, es mucho más relevante. Y aún lo es más el establecimiento de una relación de colaboración, donde la persona se sienta en seguridad, pues es lo que irá entretejiendo el vínculo terapéutico. La capacidad de sintonizar, de empatizar y de que el paciente se sienta validado y apoyado por su terapeuta son claves. Y esto es más crucial que comenzar por aplicar técnicas para aplacar su ansiedad o mejorar el estado de ánimo. Porque el paciente no se dejará hacer (activa o pasivamente) si no siente (neurocepción, de la que hemos hablado muchas veces) que puede dejarse caer en los brazos fuertes, comprensivos y seguros de su terapeuta. Si un paciente se muestra revelador las primeras sesiones y nos confía y comparte su mundo interno, es que se ha sentido en confianza y seguridad. Es un regalo para el terapeuta. 

¿En qué se diferencia este libro y por que lo divulgo, si las técnicas, aún siendo importantes, no las considero fundamentales? Es cierto que el mencionado libro no dedica ninguna línea a subrayar la importancia de la relación terapéutica (creo que lo da por supuesto), pero sí conceptualiza muy bien las técnicas y ofrece un marco comprensivo donde ubicarlas, entenderlas, ordenarlas y saber exactamente para qué deben ser utilizadas. Les da su lugar. Y aquí radica su principal virtud, a mi juicio: las técnicas propuestas para tratar el trauma tienen un fundamento neurobiológico y sabemos en qué zona del cerebro actúan y producen un beneficio. 

Su autora es la doctora Jennifer Sweeton, psicóloga clínica y reconocida experta en el tratamiento de la ansiedad y el trauma, los trastornos específicos de la mujer y las bases neurológicas de la salud mental. Realizó su formación doctoral en la Facultad de Medicina de la Universidad de Standford, la Escuela de Psicología del Pacífico y el Centro Nacional para el Trastorno por Estrés Postraumático.

Dra. Sweeton


Es un libro de técnicas, clasificadas con criterio y sentido, sobre todo dirigidas a personas que sufren de trauma complejo y presentan una gran desregulación emocional. “Es el primero que presenta un enfoque eminentemente neurológico y describe las prácticas y técnicas cuya capacidad para producir cambios específicos en el cerebro ha quedado demostrada”. Como sabemos, el cerebro es el órgano que más sufre en los procesos traumáticos, crónicos y acumulativos, en forma de eventos que sobrepasan la capacidad de aquel para hacerles frente; y/o porque dichos procesos conllevan ser víctima de malos tratos, negligencia y/o abuso sexual, sobre todo a edades tempranas, donde existe una mayor vulnerabilidad. 

“Es una caja de herramientas que pretende ser un puente entre los descubrimientos de la neurociencia y su aplicación práctica, para lo cual ofrece a los profesionales clínicos la información más reciente y relevante sobre las cinco áreas cerebrales que resultan principalmente afectadas por el trauma. Y lo que es más importante, muestra cómo ayudar a sanar eficazmente el cerebro de los clientes traumatizados utilizando técnicas sencillas y fáciles de practicar”.

Estructura del libro

El libro está estructurado de la siguiente manera: una primera parte donde podemos aprender de una manera clara y sencilla los fundamentos cerebrales para sanar el trauma, es decir, "¿qué es lo que sucede realmente en el cerebro cuando alguien sufre un trauma?" Conoceremos las cinco áreas principalmente implicadas en el trauma; están totalmente interconectadas, y recuperarse significa aumentar la interconectividad y crear un cerebro más integrado: 1. Centro del miedo (amígdala); 2. Centro de la interopcepción (ínsula); 3. Centro de la memoria (hipocampo); 4. Centro del pensamiento (corteza prefrontal); 5. Centro de autorregulación (corteza cingulada). La conectividad entre estas áreas cerebrales puede influir positivamente en los síntomas y funcionamiento general del individuo. Nociones importantes a este nivel son:

- Conectividad cortical/subcortical: las conexiones de las áreas cerebrales de autorregulación y pensamiento (corteza prefrontal y corteza cingulada) con el centro cerebral del miedo (amígdala) permiten regular esta y aminorar su actividad, lo cual reduce las reacciones de miedo y las emociones negativas. Es, por así decirlo, como apagar o silenciar el detector de humos cerebral. 

- Conectividad insular: cuando hay una fuerte conexión entre la amígdala y la ínsula en ambas direcciones, se producen reacciones de miedo exageradas. Eso se debe a que la ínsula detecta sensaciones corporales aversivas y se lo comunica a la amígdala (el centro del miedo), que magnifica estas sensaciones. 

Foto: psicología y mente


Una segunda parte donde la autora nos presenta un listado de técnicas clasificadas por sus efectos de intervención a nivel de abajo a arriba, es decir, tratando de aminorar y regular la actividad subcortical (cingulado, amígdala, ínsula…). Son técnicas en las que participan el cuerpo, la respiración y el movimiento. 

La tercera parte describe las técnicas clasificadas ahora de arriba abajo, es decir, tratando de potenciar la actividad reflexiva del cerebro. Pretenden fundamentalmente que la corteza cerebral se interconecte con las áreas subcorticales y mediante técnicas basadas en la meditación y la reevaluación cognitiva, producir cambios beneficiosos en esas estructuras cerebrales.

El orden en el que los capítulos están escritos tiene su razón de ser y en eso estriba la gran aportación del libro: que las técnicas tengan un sentido y un fundamento neurobiológico y sepamos en todo momento por qué y para qué las elegimos; no obstante, puede abrirse por cualquier página y utilizar de inmediato la herramienta que se propone. 

Cada técnica descrita incluye: una breve lista de los síntomas postraumáticos para los que está indicada, hallazgos destacados de investigaciones relevantes, una descripción de la técnica en sí, y algunos consejos sobre la mejor manera de utilizarla.

Las técnicas para influir positivamente en el cerebro a nivel de abajo arriba se agrupan en:

- Técnicas de conciencia sensorial

- Entrenamiento autógeno

- Técnicas de respiración

- Posturas

- Algunas meditaciones

- Técnicas basadas en el movimiento

Las técnicas para influir positivamente en el cerebro a nivel de arriba abajo se agrupan en:

- Meditaciones de consciencia expandida

- Meditaciones de concentración

- Técnicas de reestructuración cognitiva

- Técnicas cognitivas que trabajan con los recuerdos

Además, antes de entrar en las hojas de trabajo para trabajar estas técnicas con los pacientes, ofrece una hoja de ruta, con un organigrama muy claro y útil, que nos ayuda a decidir por dónde empezar a tratar a los clientes traumatizados dependiendo de cuáles sean sus capacidades y su grado de conciencia de sí mismos al principio del tratamiento. 

También ofrece conceptos muy necesarios antes de comenzar con las técnicas, para que los pacientes no se desborden a nivel emocional, para que puedan conectar con el sentir y regular la experiencia interna. Son los conceptos de pendulación y dosificación. La pendulación es un tipo de entrenamiento cerebral en el que el profesional provoca en el cliente una ligera activación de la amígdala, mediante un ejercicio de inducción de emociones, y luego le enseña a desactivar esa área cerebral utilizando las técnicas de abajo arriba o de arriba abajo. La dosificación consiste, como podemos imaginar, en la activación lenta y progresiva de la amígdala y de la respuesta de estrés, con el propósito de que el paciente aprenda a reducir y regular esa actividad según sea necesario. 

Finalmente, aprenderemos los conceptos de punto de ebullición y punto de congelación, importantísimos al trabajar con pacientes altamente desregulados por las experiencias traumáticas: el punto de ebullición es el nivel en el que el cliente comienza a sentirse fuera de control y abrumado por la angustia. El punto de congelación es el punto en el que la relajación resulta tan incómoda que se vuelve estresante. Tomarse la temperatura, es decir, que el paciente se autoobserve y valore en una escala de 0 a 100 el punto de ebullición y de congelación serán fundamentales, pues la zona entre ambos puntos será la que la autora del libro define como Grados de libertad, donde se puede trabajar sin desbordamiento.

En definitiva, damos la bienvenida a este libro, diferente, que nos aporta excelentes herramientas para tratar a los pacientes cuyo cerebro y cuerpo han sido afectados por el trauma complejo. Gracias a su fundamentación, sabremos qué estamos haciendo y con qué finalidad, pues se apoya en el paradigma neurobiológico, dando orden y sentido a nuestra práctica; y también a nuestros pacientes, que tienen un marco comprensivo científico de sus problemas, lejos de etiquetas y apriorismos caracteriales.

 

viernes, 2 de junio de 2023

Postgrado de traumaterapia sistémica infanto-juvenil de Barudy y Dantagnan, semipresencial. Abierto el plazo de preinscripción promoción 2023-25

 


PREINSCRIPCIÓN AL DIPLOMADO EN TRAUMATERAPIA SISTÉMICA INFANTO-JUVENIL SEMIPRESENCIAL 

Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, directores del
Postgrado

PRE-INSCRIPCIÓN (PRIMER Y SEGUNDO AÑO):


Se abre el plazo de pre-inscripción del 
DIPLOMADO DE POSTGRADO EN TRAUMATERAPIA SISTÉMICA INFANTO-JUVENIL (TSI) 


16ª Promoción Apega 16 Barcelona 2023-2025

10ª Promoción Apega 10 Donostia 2023-2025

5ª Promoción Apega 5 Madrid 2023-2025

Descargarse la información: AQUÍ 

Hoja de inscripción: AQUÍ

Si estáis interesados/as, tenéis que mandarnos la ficha de inscripción cumplimentada, un currículo, una foto formato carnet, una carta de motivación y trabajo personal al correo ifiv2000@gmail.com

Una vez recibidas todas las inscripciones, pasaremos a la fase de selección y nos pondremos en contacto CON LOS/AS SELECCIONADOS/AS vía correo electrónico. Dicha comunicación no implica la celebración del curso. Se iniciará el curso siempre que se cubra el mínimo de plazas ofertadas.


Si lo necesitas, estamos encantadas de atenderte:

Eulalia Mas
T. 932385760 / 618807565 

Foto: página web de IFIV

lunes, 22 de mayo de 2023

Tierra Daurora, una historia de disociación relacionada con el trauma y la resiliencia, por Tamara Iglesias Costas, psicóloga y traumaterapeuta sistémica

 


Tamara Iglesias Costas

Psicóloga

Autora de:

Tierra Daurora, una historia de disociación relacionada con el trauma y la resiliencia

Uno de los fantásticos dibujos que ilustran el libro de Tamara Iglesias

Solamente unas breves líneas para introducir a mi colega y compañera de la Red Apega de Profesionales, Tamara Iglesias Costas, quien ha creado este excelente relato para ayudar a los profesionales y a los niños y niñas -usando símbolos y un mundo imaginario, siguiendo la mejor tradición junguiana- en su proceso traumaterapéutico, como herramienta -con el acompañamiento insustituible de un profesional conectivo y seguro- psicoeducativa y terapéutica. 

Es muy complicado encontrar materiales de este tipo en el mercado, y también es complejo crearlos. Plasmar simbólicamente el universo mental de las personas que han sufrido trauma y concebir una alegoría de lo que es la conciencia del self fragmentada como consecuencia de los procesos traumáticos -experiencia temprana que sufren muchos de nuestros niños y niñas-, no es nada fácil y Tamara Iglesias lo ha logrado. He tenido el placer de leerlo y revisarlo y me atrapó desde el principio. Creo que el enfoque que usa, el tratamiento bondadoso del trauma y la visión resiliente se recogen maravillosamente en este sugestivo, imaginativo y bello relato de superación, que pone el acento en la necesidad de ser acompañados en un viaje de transformación, no exento de dolor y retos, como le sucede a la pequeña dragona de la historia. 

Este relato es fruto de un recorrido vital y de aprendizaje a todos los niveles que Tamara Iglesias ha hecho durante estos años en los que, además, hemos tenido el placer de acompañarla en su proceso formativo durante nuestro Postgrado de Traumaterapia de Barudy y Dantagnan. Es una satisfacción ver que profesionales como Tamara Iglesias hacen procesos formativos y vitales capaces de crear imágenes e historias que, una vez que emergen, tienen gran poder sanador, como este precioso relato. Os dejo con ella, que nos presenta su obra a continuación, no sin antes darle nuestra efusiva enhorabuena: ¡muchas felicidades por tu trabajo, Tamara!

Tamara Iglesias Costas. Soy compañera de la promoción Apega 9 Barcelona, del posgrado en Traumaterapia Infanto-Juvenil Sistémica de Barudy y Dantagnan. Soy psicóloga sanitaria por la Universidad de Santiago de Compostela y la Universidad a Distancia de Madrid y a lo largo de mi trayectoria profesional he tenido la experiencia de formarme y trabajar tanto en el ámbito público como privado en diferentes proyectos y con diferentes colectivos que me han aportado gran conocimiento dentro del ámbito de la psicología evolutiva y el trauma interpersonal temprano. Entre ellos, he tenido la oportunidad de trabajar en Vincles (vínculos) , Casal dels Infants Barcelona, para intervenir y acompañar a mamás junto con sus bebés en el desarrollo de un apego seguro y un vínculo sano, muchas de ellas mujeres migradas y víctimas de violencia de género. Además, también he podido trabajar tanto en Pontevedra como en Barcelona en centros de acogida con menores tuteladxs haciendo valoraciones e intervenciones en casos de acogimiento familiar y adopción, siendo Príncipe Felipe, en la Diputación de Pontevedra, el lugar donde me he iniciado a mi mundo laboral y en el cual he tenido el honor de desarrollarme y encaminarme hacia lo que soy y donde estoy ahora mismo. Sígueme en Instagram: @tierra.daurora y @lo.boreal

Presentación de Tierra Daurora
Tamara Iglesias Costas

Vídeo de presentación de Tierra Daurora

A lo largo de los años he estado realmente implicada en la infancia y las familias, por lo que además de mi recorrido profesional he realizado muchos viajes a nivel personal que me han dado la oportunidad de expandir mi mente y mi conciencia abriéndome a diferentes culturas y participando en proyectos internacionales como Thrive Seed en India, a través del acompañamiento a mujeres y niñxs en slums en West New Delhi o la realización de talleres e intervenciones terapéuticas en grupos de familias autogestionadas en Oaxaca y Quintana Roo, México.

Hoy día, tengo el placer de compartir en el blog de Buenos Tratos el cuento que recientemente he escrito e ilustrado fruto de mis últimos viajes por México, Brasil y Canadá, siendo este último país, concretamente British Columbia, el lugar de mayor inspiración para su elaboración y publicación. Se trata de Tierra Daurora, una historia de Trauma y Resiliencia.

Este es un cuento para todas las edades en el que narramos las aventuras de una pequeña Dragona, con alma de guerrera y corazón de fuego, que viaja al interior de su propia conciencia fragmentada como consecuencia del trauma vivido durante su infancia. La conciencia de nuestra protagonista está representada como una selva boreal, mágica y oculta en la que habitan aquellas criaturas que representarán las partes disociadas de su self. A lo largo del relato nuestra protagonista se tropezará con estos seres que representarán el encuentro con ella misma y con las partes dañadas de su propia conciencia, lo cual será fundamental para la integración y sanación de las mimas.

En este cuento, he intentado hacer una analogía fantástica del cerebro de un humano que ha sufrido trauma interpersonal temprano y la conciencia disociada de una Dragona llamada Daurora. Mi intención ha sido narrar una historia con el objetivo de que esta pueda ser una herramienta para acompañar los procesos de trauma, disociación y recuperación de la herida emocional de la experiencia traumática.

Esta creación ha sido fruto de muchos meses e incluso me atrevería a decir años de introspección y trabajo personal, que todavía hoy continúa, pues siento que como terapeutas es fundamental sanar nuestras heridas más profundas para poder sostener de una forma genuina y auténtica las heridas ajenas. Por ello, en mi caso, como guinda del pastel, he tenido el honor de contar con el apoyo de José Luis Gonzálo Marrodán, que me ha ayudado a completar y cerrar la historia de Tierra Daurora. Gracias a su visión y su conocimiento del trauma y la disociación, pienso que este cuento ha quedado como una herramienta estupenda para acompañar la sintomatología disociativa en niños y adolescentes, especialmente en estos últimos.

Os invito a que si queréis saber más de Tierra Daurora le echéis un vistazo a mi página web www.loboreal.com. Aquí encontraréis un aparatado donde podéis encontrar más información sobre esta fantástica historia, así como adquirir el libro en el caso de que os interese. Hasta ahora, el libro se encuentra únicamente publicado mediante una autoedición de Amazón pero con expectativas de publicarlo en una editorial reconocida que quiera acoger esta pequeña idea y compartirla con el mundo entero.

Espero de todo corazón que os guste.

¡Muchas gracias!

lunes, 8 de mayo de 2023

Desangelado

Os animo a seguir el perfil de Instagram de Janire Goizalde,

autora del libro: “Una nueva vida florece. Historia resiliente de mi adopción”






Buenos tratos, en su andadura, ha publicado varios relatos que, mediante otro lenguaje, el literario, también nos enseñan sobre los temas que aquí tratamos. Es otra mirada que muchas veces llega al interior de una manera más directa, profunda y clara. Puede llegar a emocionarnos. Si lo consigue, se producirán muchas conexiones en el interior de cada uno, logrando así que reflexionemos sobre nuestra importantísima función en la vida de los niños, niñas, jóvenes y adultos que han sufrido traumas tempranos y cuya existencia es harto complicada porque nuestra sociedad no está concebida para mentalizar al otro. 

El trauma es la epidemia oculta, las personas que caminan por la calle y a las que aparentemente no les ocurre nada, encierran en su interior dolor emocional de proporciones muchas veces indescriptibles. No hay palabras para reflejarlo, quizá las más acertadas han sido las de Bromberg (2012) cuando alude a la sombra de un tsunami, así se siente el recuerdo traumático, que puede ser devastador. 

Por encima de técnicas y tratamientos para las personas que han sufrido traumas tempranos -y que están en riesgo de padecer múltiples trastornos mentales y de personalidad, y pueden ser víctimas de exclusión social- está la relación humana, amorosa y contenedora, comprensiva y segura. Sabia y fuerte en el sentido bowlbyano. "El ser humano debe de convertirse en verdaderamente humano" (Perry & Szalavitz, 2017). Si los traumas los originan las personas, son estas las que pueden repararlo. Las heridas de los traumas difícilmente se pueden curar si no es con el concurso de todos los adultos que conforman la red del niño o niña. Diría aún más: es el contexto tomado en un sentido amplio (el entorno socio-comunitario en el que cada persona convive) quien debería de preguntarse: "¿Qué le ocurrirá por dentro para mostrar ese comportamiento?" "¿Cómo podríamos ayudarle?" Pero la gran mayoría de las veces somos implacables y juzgamos, etiquetamos y queremos segregar socialmente a esas personas. 

El relato que un jueves de este pasado invierno escribí apela precisamente a la responsabilidad que cada uno de nosotros/as tenemos para poner de nuestra parte y saber que, más allá de las acciones de las personas, existen explicaciones y poderosos motivos que las fundan, y que podrían sanar con miradas bondadosas y compasivas, y no con desdén y falta de humanidad.

Espero que os aporte en vuestro caminar acompañando, criando, tratando a personas que sufrieron el infortunio y la injusticia de ser dañados por adultos en su infancia temprana, cuando más vulnerable se es y cuando se están construyendo las relaciones básicas de seguridad y confianza.


DESANGELADO

Un relato de José Luis Gonzalo Marrodán

Foto audiovisual451.com
Del largometraje "El páramo"


Jueves, 18,30h. Él está en la barra sirviendo cafés, probablemente para llegar a fin de mes y malvivir. Mucha cola, frío en la calle, la gente busca la bebida caliente con la que reconfortar el espíritu. Sin darme cuenta, salgo de mi estado hipnótico y compruebo que ya llega mi turno. Él sigue allí, siempre con cara sonriente. Pero sus ojos profundos y negros son la puerta de entrada a un dolor que solamente las almas sensibles pueden experimentar. Delante de mí hay una señora, pelo castaño corto, gafas oscuras y grandes y rostro duro y rígido. Esa cara la he visto yo antes en aquellas “adorables” monjitas que me enseñaban a leer y me ponían el culo rojo a azotes cuando me meaba en clase, porque no me aguantaba y tampoco me dejaban ir al baño. “Solo a su hora”, decían.

-Dos cafés con leche y dos tostadas con mermelada- dijo la señora sin saludar y con el rostro siempre hierático, como esas esculturas mesopotámicas, creo. No estoy para recordar las clases de arte de COU. Me siento cansado mentalmente tras una dura jornada de psicoterapias, conteniendo el dolor del otro, porque a veces solamente puedo contener, con la que a nivel de salud mental nos está cayendo… El café al final del día siempre me ayuda a reconectarme. 

Él la mira con esa mirada oscura y fulminante, me doy cuenta de que la señora no le ha caído bien, por el modo de pedir, sin saludar, tratándole cual sirviente. Y es que él hoy, además, creo no tiene un buen día. La cara la tiene desencajada, la boca a veces le hace muecas. Conozco bien ese gesto porque lo he tenido delante del mío muchas veces, cuando él más sufría, además. 

Coge dos tazas de café, no parece estar en su ser, como si escapara cuando no hay escape posible. Diría que el desdén que trasmite la cara de la señora le ha tocado algún botón que ha activado uno de sus registros, es uno que yo me conozco bien. Cuando él ya cruza el Mississipi… ¡uf! Sálvese quien pueda. Es mejor no azuzar al lobo para demostrar lo malo que es. 

Y lo que él hace a continuación es poner en los platillos de las tazas de café, junto con las cucharillas, un poco de azúcar en uno y unas gotas de café en el otro. 

-Aquí tiene sus cafés con leche y las dos tostadas -dice mientras hace su mueca característica con la boca, parece despertar del trance hipnótico-. Y se marcha al otro lado de la barra a cobrar a otro cliente. Creo que ya sabe que tiene que explicar lo inexplicable… 

La señora me mira y me dice:

-¡Pero has visto lo que ha puesto aquí! ¡Este chico no está bien! ¡Está drogado!

Yo no sé qué decir, me quedo bloqueado, pero sé que él puede hacer estas cosas y además sé por qué…

Regresa y la señora le dice con la mirada seca y antojándoseme como de desprecio, como si fuera una marquesa dieciochesca que puede humillar a la servidumbre:

-¡Qué has hecho aquí! ¡Tú no estás bien! ¡Tú no estás bien!

Pasa del estupor a la rabia, pero nada dice. Se aparta de la señora y parece que va a replicar cuando de repente se para, coge aire profundamente y lo expulsa. Así tres veces… A todo esto, una compañera suya ha llegado y se encarga de darle mil explicaciones a la señora, mientras él la oye y sin dejar de respirar, me dice:

-¡Ay, José Luis, a ver si la vamos a tener, que ya me conoces, que ya me conoces…!

Todo acaba sin más. Él se centra en atenderme a mí y en servirme el café, y lo hace ya plenamente en su ser, sin ningún fallo. 

Nunca hablábamos mucho en nuestras sesiones, nuestras terapias eran no verbales porque él rehuía hablar, tenía miedo de la palabra. Nos comunicábamos con el lenguaje no-verbal y llegamos tener una comprensión el uno del otro mediante hemisferios cerebrales derechos fuera de lo normal. Quizá mi presencia le pudo contener y hacerle reaccionar con la respiración. No lo sé. No le pregunto nunca porque él odia las preguntas y porque yo le respeto. Desde que sé que trabaja ahí nos hemos encontrado varias veces y siempre nos hablamos con la cara y las acciones. Sólo un día me dijo, hace poco: “mi madre está en la terraza, le gustaría saludarte”, lo cual me alegró muchísimo. Pero cuando llego siempre se desvive por atenderme lo mejor posible. 

Salgo con amargura en mi cuerpo. Desangelado, igual que esas mañanas frías de enero norteño, con viento y lluvia en mi corazón. Me deja helado sentir que no somos capaces de mentalizar y ver al otro en su interior. Ojalá existieran unas gafas que permitieran leer los estados internos de las personas, porque mirándole a él a los ojos, leerían:


Superviviente de violencia machista en su hogar, alma herida. 
Lucha por creer que se puede confiar en el ser humano.

Foto: Save the Children
Artículo: Huérfanos por la violencia de género




REFERENCIAS

Bromberg, P. (2012). The shadow of the tsunami: And the growth of the relational mind. Routledge. 

Perry, B., & Szalavitz, M. (2017). El chico a quien criaron como perro: y otras historias del cuaderno de un psiquiatra infantil. Capitán Swing Libros.

jueves, 27 de abril de 2023

lunes, 24 de abril de 2023

Desorganización del apego, por Ignacio Serván, psicólogo clínico

Es un honor que Ignacio Serván nos haya hecho un hueco dentro de su apretada agenda para presentarnos su libro Desorganización del apego. Clínica y psicoterapia con adultos, editado por Desclée de Brouwer. Conocí a Nacho en unas jornadas sobre apego organizadas por IAN (International Attachment Network España) en A Coruña hace unos años. Me encantó su ponencia centrada en una psicoterapia integradora para el tratamiento de los trastornos de la personalidad, porque pocas voces apuestan por la integración y sí en cambio por una defensa a ultranza de sus propios modelos. 

He leído el libro de Ignacio Serván y está escrito de una manera accesible a todo tipo de profesionales interesados por la teoría del apego, con un lenguaje claro y directo, aunando práctica clínica con investigación empírica, en un ámbito donde no se han prodigado publicaciones sobre este tema. Era necesario arrojar luz sobre un concepto que necesita ser explicado y clarificado. Por eso, él ha hecho un aporte excelente, porque sitúa el apego desorganizado dentro de una nueva mirada, que va más allá de los posicionamientos categoriales, para situarlo desde una óptica dimensional y engranarlo con otros factores como el desarrollo, la psicopatología y la personalidad. Propone una revisión del término y sus aplicaciones prácticas, porque la controversia le ha acompañado desde su origen, y ello ha contribuido a que se entienda equivocadamente.

Sólo me queda felicitar y agradecer a Ignacio Serván por escribir para Buenos tratos presentándonos su extraordinario libro. Imprescindible para todos los profesionales que trabajan con adultos, pero también con niños/as y sus familias. Nacho nos cuenta en este post qué nos propone en su libro, que acaba de ser publicado por Desclée de Brouwer y que podéis adquirir desde este enlace:



Portada del libro de Ignacio Serván



Ignacio Serván
Ignacio Serván. Es especialista en psicología clínica, ha trabajado durante 20 años en recursos hospitalarios de tratamiento intensivo con pacientes graves: unidad de hospitalización de agudos, hospital de día y unidad de trastornos de la personalidad. En la actualidad es director de CEPA: Centro Especializado en Psicoterapia y Apego, en el ámbito privado, en Madrid.

Respecto a su formación: está formado en integración en psicoterapia, realizó el máster en psicología clínica y de la salud de la Universidad Complutense de Madrid, está acreditado como Psicodramatista por la Escuela Española de Psicoterapia y Psicodrama, y ha completado el Programa de Formación en Apego de Psimática y la formación en Entrevista de Apego Adulto del Family Relations Institute.

Está acreditado como psicoterapeuta y supervisor por la Asociación Española de Psicoterapias Constructivistas (ASEPCO), coordina el grupo de investigación de la Asociación para el Estudio de la Psicoterapia y el Psicodrama (AEPP), y colabora regularmente como docente en varios másteres, en el SNS y en otras instituciones. Cumple también con trabajos de revisión para varias revistas científicas dedicadas a la psicoterapia.

Ha publicado varios artículos centrados en la clínica grave no psicótica, los procesos de psicoterapia y el papel del apego en los desarrollos evolutivos de riesgo. En febrero saldrá publicado su primer libro: “Desorganización del apego: clínica y psicoterapia con adultos” (Editorial Desclée de Brower).

Preséntanos “Desorganización del apego: clínica y psicoterapia con adultos”

El apego se ha convertido en un concepto muy popular y amable para muchos, pero el conocimiento que existe es muy poco profundo y riguroso incluso entre algunos profesionales de la psicología, y esto limita su potencial en el ámbito clínico más allá de la primera infancia. En este sentido, el libro tiene una vocación pedagógica; creo que la teoría del apego nos ofrece muchísimo a los clínicos, pero para poder sacarle partido hace falta tener un conocimiento algo más profundo del desarrollo evolutivo, que es lo que trato de transmitir. 

La desorganización del apego, en concreto, es uno de los máximos exponentes de este tipo de simplificaciones y distorsiones en el conocimiento. Siendo algo muy importante -sabemos que la desorganización persistente está muy relacionada con la psicopatología y el sufrimiento a lo largo del ciclo vital- pocas personas comprenden en qué consiste la desorganización, los modos en los que afecta al desarrollo de la personalidad y a la capacidad de procesar las experiencias vitales, y qué relación puede tener con la psicopatología.

En el libro clarifico los conceptos fundamentales sobre apego, detallo y explico todo lo referente a la desorganización y a su influencia en los desarrollos evolutivos de riesgo, reflexiono sobre la utilidad de la desorganización como dimensión que nos ayuda a entender la psicopatología, en especial la más grave, y propongo ajustes en la intervención en psicoterapia.

Apego desorganizado o Desorganización del apego ¿es lo mismo?

Desde esa mirada pop que comentaba, se suele entender el apego desorganizado como un patrón más, como el cuarto estilo de apego que completa el abanico evitativo-seguro-ambivalente (ABC+D), pero la realidad es que esto es un error nacido en la publicación original sobre desorganización en los años ochenta, que ha sido arrastrado y agravado con el paso de los años. Por eso he elegido intencionadamente hablar de desorganización del apego. Este término es dinámico, alude a un proceso, o más bien a la disrupción de un proceso, y esto es mucho más fiel a la realidad de lo que sucede en la desorganización. La desorganización es la pérdida de la coordinación de los sistemas orientados a la consecución de metas relacionadas con nuestra protección frente al peligro, de modo que el sistema de apego pierde su capacidad funcional, o al menos está a punto de hacerlo. En la primera infancia esto tiene que ver con la búsqueda de seguridad en un cuidador disponible, luego, a lo largo del desarrollo a se pueden añadir las dificultades en la capacidad individual de procesar la experiencia. 

En términos menos técnicos, la desorganización aparece cuando nuestras estrategias organizadas llegan a su límite, ya sea por la intensidad del malestar, por la ambivalencia e impredictibilidad del cuidador, por la ausencia de una figura de cuidado, etc. 

Entonces… ¿todos tenemos momentos de desorganización?

Exactamente, pero tenemos distintos umbrales para la desorganización. En función de nuestras experiencias tempranas, nuestras estrategias de regulación y procesamiento serán más robustas o más vulnerables a desorganizarse. Este continuo está identificado desde el primer año de vida, por eso conviene entender la desorganización como una dimensión de vulnerabilidad, y no como una categoría.

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué hay personas más vulnerables?

En el libro presento las diferentes propuestas explicativas que exploran las distintas variables implicadas: genética, contexto social, adaptaciones evolutivas, etc. Entre ellas, la que más peso tiene son las variables relacionadas con el cuidador, y en especial la existencia en los cuidadores de experiencias como traumas y duelos insuficientemente resueltos. 

Frecuentemente son cuidadores sensibles e implicados, pero la existencia de estas dificultades, (que conllevan tendencias de tipo disociativo cuando se activa el malestar) hace que en la interacción con el bebé aparezcan sutiles incongruencias o diálogos incoherentes que confunden al menor, haciendo que los ciclos de apego queden incompletos, dejando al niño con dificultades para la recuperación de la regulación, lo que puede hacer que la activación del apego se convierta en sí misma en una experiencia impredecible y amenazadora, en lugar de ser un camino hacia la restauración de la seguridad y el equilibrio. 

¿Qué efectos puede tener esto a lo largo de la vida?

Afortunadamente el ser humano tiene una gran capacidad de resistencia y adaptación. La plasticidad a lo largo de las primeras etapas del desarrollo es alta, y la desorganización más ocasional en un vínculo no tiene efectos deletéreos. Sin embargo, cuando hay desorganización muy persistente y extendida, lo que se genera son elevadas dificultades interpersonales y también dificultades en la constitución de las habilidades de regulación e integración de la personalidad. 

Estos niños, que frecuentemente tienen experiencias de confusión y amenaza cuando se activa su malestar, no experimentan momentos de encuentro y reparación con los cuidadores, con lo cual sus expectativas vinculares serán bastante negativas e inciertas. 

Además, la constitución de esas funciones superiores de la personalidad se lleva a cabo en la etapa preescolar en ese proceso de exploración compartida y en el juego realidad-representación. Si los niños no pueden experimentar la seguridad suficiente para explorar en sus vínculos, estas funciones pueden constituirse de forma precaria y dejarles más vulnerables en su capacidad de procesar experiencias posteriores. 

Esencialmente, la desorganización es un factor de riesgo para el procesamiento posterior de las experiencias de malestar, tanto a nivel individual como en lo que se refiere a la capacidad de beneficiarse de los vínculos de ayuda. Cuando a la desorganización se suman experiencias traumáticas posteriores, es muy probable que el desarrollo se produzca por caminos de progresiva desadaptación.

Foto: La mente es maravillosa


¿Cuál es la relación entre desorganización del apego y psicopatología?

Este es un campo precioso que aún estamos comenzando a desbrozar. Lo que yo trato de hacer, en línea con el resto del libro, es huir de simplificaciones excesivas y de categorías discretas, organizando el conocimiento de forma que resulte práctico e integrado. Simplificando un poco, propongo un mapa de la psicopatología y el apego en torno a dos dimensiones ortogonales: 

La desorganzación del apego, como he comentado, tendría que ver con el grado de integración de la personalidad, es decir, con la capacidad de procesamiento, y por tanto con la gravedad de la psicopatología. Cuanto más presente y persistente la desorganización en el desarrollo, las funciones yoicas y la confianza epistémica serán más frágiles. Nos encontraremos con patología psicótica y del espectro Borderline, pero también con personalidades extremadamente rígidas y controladoras, o con manifestaciones clínicas que escapan un poco a las clasificaciones, relacionadas con aquello que es difícil simbolizar y elaborar: actings, vacío, duelos imposibles melancolía, adicciones pertinaces, trastornos de alimentación especialmente graves, etc.

La otra dimensión tiene que ver, no ya con las capacidades, sino con los estilos de procesamiento de la experiencia, que irían de la mano del estilo de apego basal. Así, las personalidades depresivas o esquizoides encajan muy bien con los estilos evitativos, mientras que otras como las fóbicas, histriónicas o paranoides se ajustan mucho a los estilos ambivalentes. Quedan algunas otras sobre las que reflexiono en el libro, que se pueden dar en ambos estilos, pero con matices.

¿Y cómo se relacionaría esto con la intervención en psicoterapia?

Lo esencial respecto a la desorganización es que la intervención tiene que ser estructurante, tiene que estar dirigida a fortalecer las capacidades vinculares y de procesamiento. Las intervenciones interpretativas, basadas en conflictos y significados, suelen ayudar poco en estas áreas. Cuando trabajamos con pacientes menos graves debemos ayudarles a identificar y ganar agencia, presencia consciente y controlada en las pocas áreas de desorganización que aparecen. Con pacientes más graves, con un funcionamiento más deficitario, la idea es proveer un apoyo muy estructurado, poco amenazador, y que ayude a potenciar sus precarias capacidades de regulación emocional, metacognición e integración de la experiencia. Esto suele ser difícil porque se interponen numerosos problemas en el vínculo de ayuda, de modo que exige tener la capacidad de leer lo que sucede interpersonalmente y de trabajar constantemente en los ciclos de ruptura y reparación del vínculo. En el texto incido mucho en esto, creo que la teoría del apego nos aporta mucho en la comprensión y resolución de estos vaivenes vinculares, y también en la necesidad de que el terapeuta mantenga su propio funcionamiento reflexivo, que se ve amenazado con los pacientes graves. 

Estos ajustes por gravedad son prioritarios, pero también es muy útil combinarlos con ajustes de acuerdo con el estilo de personalidad/procesamiento. Se nos escapa del espacio que tenemos, pero en la última parte del libro hay indicaciones claras al respecto.

jueves, 6 de abril de 2023

Silencio en la Puerta de Brandeburgo


Puerta de Brandeburgo, Berlín
Foto: José Luis Gonzalo


En Berlín existe un lugar, en la Puerta de Brandeburgo, donde se puede entrar y estar en silencio. Es una habitación creada para tal fin. La idea es que este lugar “sea una constante exhortación a la hermandad y la tolerancia entre los hombres y una constante advertencia contra la violencia y la xenofobia” 

Personalmente, me he acordado de todos los niños y niñas (personas menores de edad) que son víctimas a diario de los malos tratos, de la negligencia y del abuso sexual. Personas, vulnerables y vulneradas en sus derechos, con pocas posibilidades de defenderse, hacia quienes se ejercen diferentes tipos de violencia. Algunos y algunas son víctimas de estilos de crianza autoritarios, invalidados como seres sintientes, y solamente instruidos para obedecer y cumplir con sus deberes, de una manera acrítica. 

Por eso, en estas vacaciones, para algunos de Semana Santa, para otros de primavera, y siempre una oportunidad para encontrarnos con nosotros/as mismos, me ha parecido que este sería un excelente lugar al que entrar para honrar a los niños y niñas, y a través del silencio, tenerles presentes. 

Cada persona puede entrar en esta sala y tener un propósito, pues es un lugar símbolo de la paz, de la concordia por encima de todas las diferencias entre las personas.

Entrada al Lugar del Silencio 
Foto: José Luis Gonzalo

Para mí, simbólicamente, es el lugar de los niños y niñas que sufren en el mundo a causa de los malos tratos que a menudo les inflige el mundo adulto.

El Lugar del Silencio es un lugar para experimentar. Resulta muy difícil describir con palabras lo que se siente allí. Es inefable. El alma se apacigua, el silencio suena, la mente se abre a los estados internos y se respira paz, y se transmite paz. 

Voy a contaros, transcrito de un folleto que allí entregan, cómo es este sitio, su surgimiento y su filosofía. Sirva este texto para honrar a todos y todas los niños y las niñas del mundo, en especial por todos/as los que sufren.

La idea de crear, en el Centro de Berlín, un Lugar de Silencio -abierto para todos e independiente de toda religión- se originó a finales de 1988 en la parte este de la entonces todavía dividida ciudad. Después de la reunificación, en 1990, esta idea fascinó igualmente a personas en la parte oeste de la ciudad y al poco tiempo se formó un pequeño grupo iniciador de berlineses. El grupo tuvo la intención de crear en el centro de Berlín dicho lugar, en un edificio apropiado y situado lo más cerca posible de la antigua frontera entre los bloques ideológicos enemigos. Sirvió de ejemplo la sala de meditación instalada en 1954 por el secretario general de la ONU, Dag Hammarskjöld, para sus colaboradores, en el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York.

Puerta de entrada al Lugar
Foto: José Luis Gonzalo

En 1993, el grupo iniciador se constituyó como “Grupo patrocinador del Lugar del Silencio en Berlín, asociación registrada”, bajo el patrocinio de la entonces presidenta de la Cámara de Diputados de Berlín, Dra. Hanna-Renate Laurien. El día 27 de octubre de 1994, el grupo patrocinador apoyado por el Senado de Berlín inauguró el Lugar del Silencio en la Puerta de Brandeburgo. 

Según la idea de los miembros del grupo patrocinador, el Lugar del Silencio tiene dos objetivos: Por un lado -este lugar debe ofrecer la ocasión a cada ser humano, independientemente de su origen, color de piel, ideología, religión y constitución física- para entrar y tomar asiento en silencio con el fin de relajarse y olvidarse del estrés de la gran ciudad y de recobrar fuerzas nuevas para la vida diaria. Este lugar histórico también es adecuado para pensar en tiempos dolorosos del pasado, así como en tiempos más alentadores, para meditar o rezar y para dar las gracias por todo lo regalado en los últimos años. Por otro lado -visto que todos están invitados a una permanencia silenciosa y pacífica- los miembros del grupo patrocinador le atribuyen a este lugar un significado simbólico: un paso pequeño hacia la paz, tal como lo expresa la oración de las Naciones Unidas. 

Os invito a leáis esta oración:

Señor, nuestro planeta Tierra es sólo un astro en el gran universo. Está en nosotros hacer que en él sus habitantes no sean más atormentados por guerras, no les torture el hambre y el miedo, no sean separados insensatamente por su raza, color de piel o ideología, Danos valor y energía para empezar ya desde ahora con este trabajo para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos lleven algún día con orgullo el nombre de ´ser humano´”

El Lugar del Silencio no está dedicado a ninguna ideología o religión -cada uno puede entrar sin la preocupación de ser acaparado por algún interés especial, por algún programa o una institución-. Con eso no se está contraindicando que los miembros del grupo patrocinador, así como todos aquellos que cuidan desinteresadamente el lugar provengan de distintas religiones, sea de las iglesias cristianas, sea del judaísmo, del hinduismo, del behaísmo o de la religión Sij. Todos ellos -independientemente de su origen ideológico- concuerdan en la idea de que el centro de Berlín debe haber un encuentro en silencio por encima de todas las diferencias de los hombres y mujeres. 

La palabra en alemán "stille" nos recuerda que 
es un Lugar para guardar silencio.
Foto: José Luis Gonzalo



Renunciando a cualquier símbolo religioso, ideológico o político, el arreglo neutral y sencillo del Lugar del Silencio corresponde a su carácter independiente de toda confesión. La única decoración es un tapiz, confeccionado por la Sra Ritta Hager de Budapest, en el cual es diseñado simbólicamente la luz penetrando la oscuridad. En el vestíbulo hay una pared azul con la palabra “Silencio”, creado por Paul Corazolla de Berlín, mientras en el pasillo, antes de entrar en el Lugar de Silencio, un relieve de Franz Prentke de Berlín hace juego. El propósito de la promoción de la paz se expresa de manera muy especial en un cartel de paz, así como en un collage dedicado al tema de la tolerancia, lo último realizado por escolares berlineses.

El Lugar del Silencio como sitio de meditación, de hermandad, y de amor por la paz redunda -así lo esperamos- en honor y prosperidad de la ciudad y de su monumento característico.

Y para nosotros ojalá redunde en una cultura de buenos tratos a la infancia.