Mostrando entradas con la etiqueta polivagal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta polivagal. Mostrar todas las entradas

lunes, 22 de abril de 2024

Un cuento que acerca la teoría polivagal a los más pequeños y a las familias: "Un secreto alucinante: Aprende a escuchar tu cuerpo junto a Lukas y Fordy", por Mireia Bazu


VI CONVERSACIONES SOBRE APEGO Y RESILIENCIA

EN SAN SEBASTIÁN (PAÍS VASCO, ESPAÑA)

LOS DÍAS 16 Y 17 DE MAYO DE 2024.

PRESENCIAL Y ONLINE (PODRÉIS VER LA GRABACIÓN)


Programa completo e inscripciones:

https://joseluisgonzalo.com/conversaciones-2024/

Descarga el programa haciendo click AQUÍ



Con ponencias de: Jorge Barudy, Catherine Young, Rafael Benito, 

Nacho Serván y Patricia Hermosilla, 

Mesas de experiencias con: Tatiana Cáseda, José Luis Gonzalo, 

Rafael Benito, Maryorie Dantagnan y Jorge Barudy.

Con cortometrajes de: Bittor Arnaiz y Josu Goikoetxea, "Maltrato legal en el siglo XXI".

Ander Iruretagoyena, "Copos de miedo"

Participarán jóvenes-adultos que han hecho un proceso de reconstrucción resiliente.

Una madre adoptiva nos contará cómo su cerebro está moldeando el de su hijo gracias a la parentalidad terapéutica.


--------------------------------------

Un secreto alucinante: 
Aprende a escuchar tu cuerpo junto a Lukas y Fordy

Autora: Mireia Bazu


Si estás interesado/a en adquirir el cuento, visita la web de la editorial:


O ponte en contacto con la autora a través de este número de Whatsaap:

644 73 99 49


Presentación

Hoy os presentamos este material imprescindible en nuestra biblioteca, pues como bien sabéis no andamos nada sobrados de herramientas psicoeducativas de calidad. Si seguís este blog, seguro que conocéis la Teoría Polivagal de Stephen Porges, porque hemos hablado de ella varias veces. Es probable que hayas tenido que explicar a un niño o a las familias los conceptos básicos de esta teoría y hayas echado de menos disponer de algún material de apoyo. Es posible que le hayas puesto imaginación para hacerte entender. Pues bien: esto ya no es un problema porque Mireia Bazu ha elaborado un cuento sencillo pero muy claro y atractivo, con dibujos muy logrados, para que podamos disponer al fin de un recurso para acercar esta teoría a personas menores de edad, adultos y familias, que también agradecen que el lenguaje sea fácil. El cuento me ha encantado. Mireia ha logrado algo que no está al alcance de todo el mundo: hacer comprensible y digerible lo que es complejo. La tarea psicoeducativa es lo que más agradecemos porque es uno de los pilares de nuestra labor profesional.

Con el fin de conocer más este cuento, me he acercado donde Mireia Bazu que, encantadora, me ha recibido amablemente y ha accedido a hacer esta entrevista para Buenos tratos. 

Mil gracias, Mireia Bazu, por este excelente trabajo que nos es de gran utilidad. 


Preséntate por favor, Mireia, para quienes no te conocen.

Mireia Bazu

Hola, soy Mireia Bazu, mamá, consultora de crianza y educación conscientes e inclusivas y autora de cuentos infantiles. Lectora incansable, amante de la naturaleza y los animales, y apasionada de la educación y la literatura infantil y juvenil. Desde muy pequeña recuerdo haber soñado con ser mamá, veterinaria y escritora por el amor absoluto que me despertaban los niños, los animales y las historias. 

Crecí y la vida me llevó por otros derroteros, licenciándome en ADE&MBA y trabajando en marketing, cine y arte, lo que me permitió mirar el mundo desde muy diferentes perspectivas y nutrirme de multitud de historias humanas. Aunque, pasado un tiempo, cuando sentí la llamada de la maternidad, hace ya más de diez años, comencé a transitar un nuevo camino personal que me llevó a investigar y formarme en Crianza y Educación Conscientes, Pedagogías Activas (Montessori, Waldorf, Reggio Emilia), Terapia de Juego, Arteterapia y Neuroeducación. En la actualidad, asesoro a familias y docentes sobre crianza y educación desde un punto de vista holístico, empático y compasivo basado en la neurociencia, la psicología del desarrollo, la teoría polivagal y las pedagogías activas que pone el foco en nuestra neuroanatomía y su impacto en el comportamiento y el aprendizaje. Asimismo, comparto con niños y niñas neurodiversos la magia de los libros, el juego y la expresión creativa en talleres donde priorizo la conexión, la seguridad sentida, la autonomía, el movimiento y la conciencia somatosensorial. También abogo por el trato respetuoso hacia la infancia y por una educación compasiva y realmente inclusiva para los niños neurodivergentes. He publicado el cuento ilustrado “Simplemente Olivia”, una historia muy dulce y tierna que nos invita a niños y adultos a reflexionar sobre las etiquetas y a abrazar todas las facetas y matices de nuestras personalidades; y “Un Secreto Alucinante. Aprende a Escuchar a tu Cuerpo junto a Lukas y Fordy”, un libro ilustrado para grandes y pequeños basado en la Teoría Polivagal del que os contaremos más detalles en esta entrevista.


¿Puedes hacernos un breve resumen de la teoría polivagal para quienes no la conocen, para que las familias la entiendan?

La Teoría Polivagal es una teoría desarrollada por el neurocientífico Stephen Porges que nos explica el modo en que el cuerpo, el sistema nervioso y el cerebro dialogan e interactúan entre sí en nuestro día a día con el fin de cuidarnos y protegernos. Un diálogo constante que va más allá de nuestra conciencia y voluntad, y que afecta profundamente al modo en que adultos y niños experimentamos la vida y nos relacionamos con nosotros mismos, con el entorno y con los demás, dependiendo de si nos sentimos seguros, en peligro o bajo amenaza. Una teoría imprescindible en el ámbito de la infancia que subraya nuestra necesidad biológica, como humanos y mamíferos, de sentirnos seguros y de estar en conexión con los otros, y que nos va a ayudar a mirar a los niños y sus comportamientos de una forma totalmente diferente a la habitual. Una forma de mirar que, en vez que centrarse en corregir, cambiar o eliminar los comportamientos más difíciles, disruptivos e incómodos  -por asumir que son intencionados- nos invita a observarlos con curiosidad y a recibirlos como una información muy valiosa para entender mejor a los niños y sus necesidades; como un pedido de ayuda de los niños para que les veamos, escuchemos y apoyemos con sus retos, y para que les ayudemos a sentirse de nuevo seguros y regulados en cuerpo, mente y corazón. Y esto es realmente importante, porque cuando cambiamos la mirada, cuando aprendemos a observar con curiosidad al niño y a descifrar qué nos está expresando a través de su cuerpo, ya sea con su tono de voz, comportamientos, movimientos, postura corporal, mirada o gestos, comenzamos a ver a un niño diferente, un niño maravilloso que tan sólo necesita de nuestra conexión, compasión y ayuda para volver a sentirse bien. 

En definitiva, la Teoría Polivagal aplicada a la infancia, nos permite darnos cuenta de que todos los comportamientos de los niños tienen sentido cuando los miramos desde este prisma, cuando reconocemos en ellos nuestro “imperativo biológico” -en palabras del propio Stephen Porges- de seguridad y conexión.

¿Cómo surge la idea de crear el cuento “Un Secreto Alucinante: Aprende a Escuchar a tu Cuerpo junto a Lukas y Fordy”?

La idea de crear un libro ilustrado para que niños y adultos descubran la Teoría Polivagal en un viaje compartido con sus vínculos de referencia surgió, hace ya muchos años, cuando empecé a investigar sobre neurodivergencia desde un punto de vista holístico. Mis investigaciones me llevaron a descubrir el trabajo de Stephen Porges, Mona Delahooke, Stuart Shanker, Ross Greene, Lori Desautels, Bruce Perry y muchos otros profesionales que apuestan por miradas y enfoques que honran, respetan y atienden las particularidades individuales de niños y jòvenes a la hora de experimentar y procesar sus experiencias en el mundo.

A medida que iba leyendo más sobre el tema e integrando en mi propia vida los conceptos de la Teoria Polivagal, pensaba mucho en que me hubiera gustado aprender en el colegio a familiarizarme con mi sistema nervioso y sus distintos estados, porque me habría ayudado a abrazar, entender y disfrutar de mi propia neurodivergencia y sensibilidad, y a sentirme mucho más segura y empoderada en mi vida.

El trabajo de Stephen Porges es tan brillante e importante, tan necesario para nuestro bienestar físico, emocional, social y cognitivo que no me parecía justo que sólo pudieran disfrutarlo profesionales de la psicología y del ámbito académico universitario (risas), por lo que decidí seguir investigando para poder traducirlo a un lenguaje que fuera sencillo y accesible tanto para adultos como para niños.

Creo que esta teoría debería inspirar todas nuestras relaciones sociales, porque el cambio de paradigma en la educación y la crianza no va a suceder si se hace de forma aislada,…requiere de un cambio a nivel colectivo, social, un cambio que empieza por mirarnos a nosotros mismos y a los demás con esa mirada compasiva que nos invita a ofrecer seguridad y conexión en lugar de juicio, crítica y exclusión, especialmente cuando hablamos de personas con cerebros, comportamientos y sensibilidades “diferentes”.

Todos, niños y adultos, estamos unidos en una búsqueda común: entornos y relaciones que nos hagan sentir seguros, aceptados, valorados, queridos y comprendidos, entornos y relaciones que satisfagan nuestras necesidades biológicas de seguridad y pertenencia. Sin ellos, hay sufrimiento y no podemos aprender, relacionarnos, disfrutar ni enamorarnos plenamente de la vida…

Por eso, básicamente, quise crear este libro, para aportar mi pequeño granito de arena en ese sentido y para que vayamos entendiendo como sociedad que el buen trato hacia la infancia empieza por hacerles sentir amados y seguros allá donde estén.




A través de los personajes de Lukas y Fordy los niños pueden aprender a escuchar su cuerpo. Esta sabiduría no se enseña en la educación de nuestros hijos, parece que nos centramos en el conocimiento racional…

Totalmente. La inmensa mayoría de los colegios de nuestro país basan la educación de nuestros hijos en lo académico, en el aprendizaje de unas determinadas materias que todos los niños, independientemente de sus intereses, tipos de inteligencias y necesidades, deben aprender por igual. Nos olvidamos que la ciencia nos dice que el aprendizaje significativo sólo es posible cuando hay emoción, vínculos seguros y entornos respetuosos con las diferentes necesidades y sensibilidades sensoriales de los niños.

Por eso, desde mi punto de vista, debemos cambiar completamente el enfoque educativo en nuestro país y empezar a pensar en las escuelas como espacios de crecimiento conjunto de niños, jóvenes y adultos, como comunidades de aprendizaje donde cada una de las personas que las conforman puedan sentirse seguros, respetados, escuchados, valorados y tenidos en cuenta. Y esto es especialmente relevante cuando hablamos de niños y niñas neurodivergentes, porque sus sistemas nerviosos más sensibles son más propensos a la activación constante de estados defensivos y, por tanto, a ser impactados por el trauma de vivir en un mundo que, con mucha frecuencia, les resulta abrumador.

Siempre digo que los niños neurodivergentes o los que tienen necesidades diferentes a lo “típico” ponen a prueba la calidad de las escuelas, de la cultura organizativa, de las relaciones… y, lamentablemente, por mi propia experiencia y por lo que me cuentan las familias con las que trabajo, son pocas las que la superan.

Por otra parte, me gustaría hablar sobre el “boom” de los últimos años relacionado con la educación emocional, una educación que, según nos dicen, todos deberíamos impartir a niños, niñas y jóvenes en edad escolar. Ha sido un avance, claro, porque en mi época el mundo emocional se dejaba completamente de lado o apenas se mencionaba, y todo se centraba en el aprendizaje meramente intelectual. Sin embargo, la educación emocional que, en la actualidad, están recibiendo la mayoría de niños en distintos ámbitos suele ser bastante superficial, muy cognitiva, y generalmente se limita a que los niños aprendan el nombre de las emociones y las asocien a distintos colores, marcando como objetivo que los niños aprendan a estar en calma.

Sin embargo, me parece que eso es un aprendizaje demasiado racional que omite aspectos corporales necesarios para potenciar no sólo el desarrollo socioemocional de los niños, sino también su autoconocimiento y resiliencia: la importancia de escuchar a nuestro cuerpo, de entender sus señales, de desarrollar un lenguaje relacionado con las sensaciones que les permita identificarlas, observarlas, reconocerlas, vivenciarlas y prestarles atención.

Yo creo que la educación emocional en los hogares y las escuelas debería ser integral y mostrar que las sensaciones, emociones, pensamientos y necesidades están relacionados, que cuando sentimos esa tensión en los músculos, ese corazón acelerado y ese sofoco en la piel, es porque el cerebro nos está mandando señales para protegernos, para que entendamos, por ejemplo, que nos estamos enfadando, que nuestros pensamientos van a reflejar cómo nos sentimos en ese preciso momento y que, en lugar de descargarlo contra los demás o contra nosotros mismos, podemos encontrar formas constructivas de expresarlo y, de esa manera, ir recuperando nuestro equilibrio y nuestra sensación de seguridad. Una educación emocional
que, para ser realmente efectiva y poder ser integrada por los niños, debería partir de nuestro propio ejemplo como modelos de autorregulación.

Enseñarles esa visión holística va ayudar a los niños a no identificarse con sus emociones, pensamientos ni comportamientos, a ir desarrollando poco a poco su capacidad de autorregulación en nuestra compañía, a desarrollar su empatía y compasión hacia sí mismos y hacia los demás al entender que cada uno lo hace lo mejor que puede en cada momento, que él, ella y sus compañeros tienen su propio ritmo y forma única de expresar sus necesidades, y que todos y todas podemos construir espacios, comunidades y entornos en los que nos ayudemos unos a otros a sentirnos seguros, regulados y en conexión con lo que sentimos en cuerpo, mente y corazón. Y también a descubrir que no se trata de estar siempre en calma, sino de ser capaces de tolerar, sentir y vivenciar todas nuestras emociones y sensaciones para poder expandir nuestra ventana de tolerancia al estrés y vivir una vida más plena, auténtica, conectada y humana.

Uno de los grandes puntos fuertes del cuento es que mediante atractivos dibujos se ponen ejemplos muy claros y cercanos a la vivencia de los niños para que aprendan a identificar qué es estar en el modo simpático o parasimpático (ventral o dorsal) 

Sí, es fundamental que los niños y las niñas puedan identificarse con las vivencias del personaje principal del cuento, Lukas, porque hay muchos niños que o bien no tienen las palabras necesarias para expresar cómo se sienten en un determinado momento o bien tienen dificultades para entender y expresar lo que están sintiendo tanto a nivel corporal como a nivel emocional. Y de esta manera, con el libro, van a poder entenderse mejor y compartir con sus vínculos de referencia cómo se sienten; van a descubrir que todos, adultos y niños, tenemos vivencias parecidas en nuestra vida y que identificarlas y atenderlas nos va a permitir conocernos mejor y encontrar estrategias para superar nuestros retos, para lidiar con nuestro estrés.

Que los niños aprendan a identificar los distintos estados del sistema nervioso autónomo (conexión social, lucha/huida y colapso) y a familiarizarse con las distintas sensaciones, emociones y comportamientos que los acompañan, les va a permitir conocer mejor su cuerpo y sus señales, y aprender a reconocer tanto sus estresores principales como sus fuentes de seguridad, lo que es crucial para su desarrollo socioemocional y su resiliencia.

Desde el primer momento, tuve muy claro que era necesario traducir la teoría polivagal a un lenguaje muy visual, que fuera atractivo, expresivo y fácil de entender tanto para los niños como para los adultos. Por eso, cuando vi el trabajo de Federico Gomis, el ilustrador de este cuento, lo tuve clarísimo, y supe que sus ilustraciones conseguirían justamente ese objetivo, porque poseen una combinación increíble de frescura, ternura y humor, y son capaces de expresar muchos matices emocionales y de seducir a todo tipo de lectores.

Federico Gomis, ilustrador del cuento

Que los niños puedan aprender a formar un súper equipo con su cuerpo y su cerebro y puedan idear estrategias para regularse es importante. Pero lo que más me ha gustado es que son los adultos los que deben de responsabilizarse de ayudar a los niños a activar el modo de conexión social, con lo cual se pone el acento en la trascendencia de la regulación interactiva, es decir, todo el peso no se puede poner en manos de los chicos…

Me alegra que lo menciones, José Luis, porque esa regulación interactiva, que Stephen Porges llama corregulación, es el punto clave que debemos integrar todos los adultos que nos relacionamos con niños, seamos padres, madres, cuidadores, maestros, psicólogos u otros profesionales al servicio de la infancia.

La capacidad de autorregulación en la infancia no se desarrolla enseñando a los niños herramientas de autorregulación desde preescolar, sino a través de infinidad de experiencias de corregulación consistentes y predecibles con adultos amables y empáticos que les ayuden a recuperar su equilibrio durante los momentos de estrés. Es un proceso evolutivo que está íntimamente relacionado con el desarrollo de vínculos seguros, una necesidad biológica inherente a nuestra condición de mamíferos humanos que nos va acompañar durante toda la vida.

La corregulación con los niños se podría definir como el proceso a través del cual un adulto regulado ofrece señales de seguridad y conexión a un niño desregulado (esto es, un niño con activación simpática o vagal dorsal en su sistema nervioso) para que pueda apagar la alarma de su cerebro y activar su sistema de seguridad y conexión social a través de la vía vagal ventral. Es decir, el proceso de ayudar a nuestros niños a vivenciar y tolerar sus emociones y sensaciones más intensas arropados por nuestro amor, conexión, seguridad y empatía.

Siempre pienso en la regulación como un lenguaje más, el lenguaje de los ritmos y de la reciprocidad relacional que los niños van a aprender e integrar de una forma parecida a cómo aprenden e integran su lengua materna: empapándose de ella a través de las relaciones, experimentándola de forma repetida en diferentes contextos y situaciones, emulándola en su propio cuerpo como reflejo de aquello que procesa e integra a través de todos sus sentidos.

Por eso, de entre todas las herramientas de regulación emocional para niños y jóvenes, la mejor son los distintos adultos de referencia en la vida del niño y la relación que son capaces de tejer con él. Adultos que, con su mirada amable y delicada, su postura relajada y reconfortante, su tono de voz dulce y pausado, su autenticidad, escucha y comprensión, sepan mirar más allá de lo obvio (etiqueta y comportamiento) y ofrecer una presencia serena y compasiva que envuelva a los niños en ese manto de amor, seguridad y conexión que necesitan para superar sus retos, para crecer sanos y flexibles, y para aprender y disfrutar de sus aventuras en el mundo.


Me parece un gran acierto que incluyáis un material para que el niño pueda trabajar con la guía de un adulto los momentos y actividades que le ayudan a sentirse regulado y en equilibrio…

Gracias, José Luis. Decidimos incluir un material de trabajo asociado a “Un Secreto Alucinante” justamente para que el aprendizaje pueda ser vivencial, para que una vez leído el libro, niños y adultos puedan prestar atención a su propio cuerpo, a sus propias vivencias y a su propio ritmo de regulación. Para que niños y adultos sientan y descubran que en cada sensación hay un mensaje muy profundo e importante del cuerpo que nos da pistas sobre qué necesitamos, sobre cómo nos hacen sentir las personas, entornos, situaciones y actividades que forman parte de nuestro día a día. Mensajes a los que debemos atender para poder identificar tanto aquello que nos ayuda a sentirnos en equilibrio y regulados en casa y en el colegio, como aquello que nos hace sentir malestar y desregulación y que nos desconecta de nosotros mismos, del entorno y de los demás.

Un aprendizaje crucial (y más aún si es en un viaje compartido con adultos) porque nuestras experiencias, repetidas a lo largo del tiempo, van a dar forma tanto a nuestras creencias como a la historia de nuestras vidas. Y, ya desde pequeños, necesitamos que nos enseñen a tornar la mirada hacia dentro, a aprender, sentir y entender que es natural moverse entre los distintos estados y experimentar un amplio abanico de sensaciones, emociones y pensamientos. Y que, además, tenemos el superpoder de descubrir e idear estrategias agradables y divertidas que nos ayuden a recuperar nuestra paz, seguridad, equilibrio y alegría cuando no nos sentimos bien.

En casa, nosotros tenemos colgadas las láminas de trabajo que acompañan al libro en un lugar visible. Y cada día, por la tarde, dedicamos unos minutos a escanear nuestro cuerpo, a compartir nuestras sensaciones, nivel de energía e identificar el estado del sistema nervioso en que nos encontramos. Entonces, miramos los dibujos que cada uno ha hecho para plasmar las actividades que nos regulan, equilibran y nos hacen sentir bien, y nos preguntamos: ¿hemos disfrutado de alguna de ellas hoy? ¿Cuántas? ¿Cuáles? ¿Necesitamos practicar alguna más hoy para sentirnos mejor y poder equilibrar nuestro nivel de energía? ¿En qué situaciones hemos sentido malestar y desregulación? ¿Cuál podría ser la causa? ¿Cómo hemos recuperado nuestro bienestar?... Es un ritual de conexión, autocuidado y reflexión muy bonito y sencillo que recomiendo practicar a todas las familias y maestros con sus niños (pero sólo si
éstos están interesados y les parece divertido).

Porque, incidiendo de nuevo en la corregulación y el modo en que los niños aprenden a regularse, para que ellos aprendan a familiarizarse con su sistema nervioso autónomo van a necesitar que exista al menos un adulto en su vida que también esté dispuesto a hacerlo.

Al final has incluido una guía para familias y profesionales, algo imprescindible. 

Sí, decidí incluir una guía, porque considero que conocer la Teoría Polivagal y sus principios fundamentales (jerarquía de los estados del sistema nervioso autónomo, la neurocepción y la corregulación) nos va a permitir a los adultos integrar aspectos cruciales que impactan profundamente en nuestras emociones, comportamientos, relaciones y formas de percibir y de estar en el mundo, y que, por tanto, van a definir nuestra calidad de vida, nuestro nivel de bienestar y la forma en que educamos y acompañamos a nuestros niños y niñas en su caminar por la vida.

Cuando familias y profesionales descubren el impacto que sus propios estados neurofisiológicos tienen en los niños, es decir, el modo en que sus propias emociones, actitudes y comportamientos afectan a las emociones y comportamientos de los niños y a su neurocepción de seguridad, las relaciones mejoran y su forma de acompañar y educarles comienza, paso a paso, a ser más respetuosa, consciente e informada.

Comienzan, algunos de ellos, a cuestionar las prácticas educativas que vivenciaron de niños, a entender que, aunque una gran mayoría siga educando a base de premios y castigos y con el foco puesto en modificar conductas y erradicar comportamientos (sin plantearse su función adaptativa ni las causas que los impulsan), las cosas se pueden hacer de una forma más sana, respetuosa y alineada con nuestras necesidades biológicas y con la forma en que funciona nuestro cerebro.

Como ya he comentado anteriormente, pienso que todos los adultos que se relacionan con niños deberían saber que la mejor estrategia y herramienta son ellos mismos, su capacidad de permanecer regulados en los momentos de desregulación del niño y de ofrecer la presencia segura y sensible que los niños necesitan para fortalecer su sistema nervioso, superar sus retos y crecer sanos, en equilibrio y en conexión con lo que sienten en cuerpo, mente y corazón.

De ahí que debamos, entre todos, cambiar el foco del enseñar al ser y empecemos a centrarnos en tejer relaciones profundas, sanas y auténticas que sean fuente de alegría, conexión y seguridad para todos. Porque así, de esta forma, el deseo de aprender, de descubrir el mundo y de explorar su entorno se despertará (y emanará) naturalmente en todos ellos.

Ésas son algunas de las ideas sobre las que me gustaría que reflexionaran los adultos que lean el libro.

¿No tenéis pensado hacer alguna promoción por los colegios? Creo que sería muy útil y beneficioso porque llegaréis a muchos niños y familias…

Sí, José Luis, que “Un Secreto Alucinante” llegue a muchos colegios, familias y niños es fundamental. Hemos contactado con muchos colegios y algunos de ellos ya lo están trabajando con los niños en clase. Pero nuestro alcance es bastante limitado: Mar de Sauces es una editorial muy pequeña e independiente de reciente creación, completamente autofinanciada (sin subvenciones de ningún tipo). Además, los autores del libro no somos famosos ni “influencers”, por lo que suele costar mucho llegar a familias y colegios, e incluso que nos den la oportunidad de explicar de qué trata el libro y de mostrarles lo valioso que es como herramienta de educación emocional para trabajar junto a los niños tanto en el colegio como en
los hogares.

El mundo editorial en España es un oligopolio y, por tanto, muy complejo para las editoriales pequeñas y los autores independientes… De ahí que nosotros, aparte de las pequeñas acciones de marketing que podamos realizar, dependemos mucho del boca a boca, de que las personas que descubren el libro y lo valoran lo recomienden en sus entornos (colegios, bibliotecas, AMPAs, colegas de profesión y amistades) y nos apoyen con su compra.

Por eso, José Luis, agradezco infinitamente que me hayas invitado a tu maravilloso blog para hablar sobre nuestro libro y poder así llegar a muchas más familias y profesionales que podrían beneficiarse de él.

¿Ya conoce Porges este cuento? Habrá que hacerle llegar uno, yo creo que le va a encantar…

Me encantaría que Stephen Porges conociera y leyera “Un Secreto Alucinante”. Ya sois muchos los profesionales del ámbito de la salud mental infantil que me habéis sugerido que se lo haga llegar. La asistenta de la Dra. Lori Desautels - miembro ésta última del Instituto Polivagal en Estados Unidos, experta en la aplicación de la Teoría Polivagal en el ámbito educativo, y cuyo trabajo ha sido fundamental para desarrollar este libro- lo leyó en español hace unos meses y le encantó… animándome incluso a que lo tradujera al inglés para que el libro pudiera llegar a más gente. Valoré traducirlo, pero como no tenemos los fondos necesarios para una traducción profesional técnica de calidad, he pensado que sería más interesante que fuera una editorial extranjera la que se encargara de ello en el futuro, ya que además tienen mayor conocimiento del mercado anglosajón y de sus canales de venta y distribución. Ya hay algunas que han mostrado interés…

Ahora mismo, el libro está de camino a USA para que un miembro del Consejo Editorial del Instituto Polivagal lo lea en español… Si a ella también le gusta el libro, quizá pueda llegar a Stephen Porges.

Me encantaría que lo tuviera en sus manos y que le llegara mi agradecimiento por haber desarrollado una teoría tan valiosa que nos va a ayudar a todos, como sociedad, no sólo a relacionarnos de una forma más sana y consciente con nuestros niños, sino a hacer de este mundo un lugar más amable, empático e inclusivo para todos.

Gracias de nuevo, José Luis, por tu tiempo, por el apoyo y por esta interesante charla. Un gran honor poder ser parte de tu blog.

Gracias a ti, Mireia, por atendernos.

sábado, 13 de junio de 2020

La traumaterapia de las consecuencias de los procesos discriminatorios y racistas en las personas, las familias y la comunidad, por Jorge Barudy, psiquiatra.


Diploma de postgrado en 

Traumaterapia Sistémica Infanto-juvenil

 

13ª Promoción Apega 13 Barcelona 2020-2022

7ª Promoción Apega 7 Donostia 2020-2022

2ª Promoción Apega 2 Madrid 2020-2022

7ª Promoción Apega 7 Chile 2020-2022

 

Abierto el plazo de pre-inscripción:

http://www.traumaterapiayresiliencia.com


 

La traumaterapia de las consecuencias de los procesos discriminatorios y racistas en las personas, las familias y la comunidad


Autor: Jorge Barudy
Director de la Red apega.

En memoria y en homenaje a George Floyd y todas las víctimas del racismo.

Querido hermano blanco: 

Cuando yo nací era negro
Cuando crecí era negro
Cuando me da el sol soy negro 
Cuando estoy enfermo soy negro
Cuando muera seré negro 
Mientras tanto tu 
Cuando naciste eras rosado
Cuando creciste fuiste blanco
Cuando te da el sol eres rojo
Cuando sientes frio eres azul
Cuando sientes miedo eres verde 
Cuando estas enfermo eres amarillo
Cuando mueras serás gris
Entonces cual de nosotros dos
es un hombre de color  

Leopóld Sedar Senghór (Poeta senegalés)

Introducción 

Millones de personas a través de todo el mundo se han vuelto a despertar para mirar de nuevo a través de la niebla impuesta por los detentores del poder, ya que la discriminación y en particular el racismo que afecta a millones de personas en el mundo nunca desapareció. Cientos de miles de personas en todo el mundo salimos a la calle participando en una de las mayores protestas por la justicia racial, al grito de “las vidas negras importan” (“The Black Lives Matter”), al conocer las imágenes del cobarde asesinato de George Floyd ocurrido el 25 de mayo de 2020. Un hombre, un ser humano, cuyo color de piel era negro, era ahogado bajo la rodilla de otro ser humano, un policía blanco, durante ocho minutos y 46 segundos que transcurrieron desde su detención hasta su muerte en una calle de la ciudad de Mineápolis en Estados Unidos. "¡Por favor, por favor, por favor, no puedo respirar. Por favor!", fueron las ultimas palabras de George Floyd, mientras agonizaba. 

Funeral por George Floyd. Foto: elpais.com
Funeral de George Floyd. Foto: elpais.com


Para sumarnos como Red Apega a este movimiento queremos compartir este artículo. Su contenido emerge de nuestras investigaciones y nuestro trabajo traumaterapéutico para reparar las consecuencias de la violencia organizada –siendo el racismo una de sus manifestaciones- sobre las personas, las familias y las comunidades. 

Retomando la definición del Comité de Derechos Humanos de la ONU, el racismo es parte de lo que se define como discriminación (1) y sigue siendo una forma de violencia que no reconoce fronteras. Durante años, pasados y recientes, hemos visto esclavizados (2) a pueblos enteros a partir de una creencia de superioridad de los esclavistas.  En el caso de las mujeres, la discriminación racista ha tenido múltiples dimensiones. Así, han sufrido la supremacía masculina impuesta por los hombres y sostenida por la ideología patriarcal; pero, además, por el color de su piel y sus rasgos cuando no corresponden con la clase dominante. 

En términos históricos la discriminación y el racismo han provocado enormes atrocidades, millones de personas judías aniquiladas por el nazismo, por el régimen estaliniano… O en fechas no tan lejanas, los africanos en los genocidios por pertenecer a una etnia determinada. O más reciente aún, la persecución del pueblo rohinyá en Birmania. Pero situaciones como estas las tenemos mucho más cerca; por ejemplo, en los campos de refugiados en las islas italianas, en Grecia o en Turquía. Las condiciones de vida discriminatorias y racistas de esas poblaciones constituyen una vergüenza para los estados que componen la Unión Europea que gestionan estas situaciones a través de una retórica que camufla y justifica la indolencia y el derecho a la asistencia humanitaria.   
 
Poblaciones enteras han sido esclavizadas por su color de piel debido a la superioridad racista, apoyada por creencias e instituciones religiosas. El caso mas vergonzante y no tan lejano fue la esclavitud de las poblaciones africanas por las potencias europeas y por el país que aún se jacta de ser una democracia que da lecciones al mundo, como los Estados Unidos de Norteamérica.  En la actualidad, este país como otros de la parte rica del planeta, ha reciclado esta esclavitud por la explotación de cientos de inmigrantes de los países pobres –mejicanos, centro americanos, africanos, sudamericanos, magrebíes, etc.- que cuando logran entrar a estos países viven como inmigrantes ilegales explotados trabajando en condiciones inhumanas, como lo hacían los y las esclavas de antaño, por ejemplo, en las plantaciones de siempre, o en las nuevas como las de Andalucía en España.  

Hoy gracias a las luchas de los movimientos sociales de defensa de los derechos humanos y en particular los que luchan contra el racismo, la situación no es tan brutal ni legitimada como antaño, pero hay que seguir atento en la actualidad a las nuevas maneras en que esta se ejerce, disfrazada por nuevas formas de micro racismo cuya tarjeta de presentación es la sutileza. Son los gestos cotidianos de violencia racial y que es tan corrosiva como cualquier agresión que va desde la pregunta a un inmigrante si realmente es español o las agresiones invisibles en la calle con gestos o miradas de desprecio. Todas ellas se retroalimentan y se hacen fuertes en una España donde existen movimientos políticos que legitiman el racismo, por eso hay que insistir “una sociedad es racista o no lo es, no hay grados de racismo” Frantz Fanon (3).


Las esclavitud de las poblaciones africanas por las potencias Europeas
Foto: cadenaser.com

La etiqueta de “país racista” incómoda a muchos, que por lo general definen a España como un país receptor, hospitalario y acogedor de culturas y razas. Desgraciadamente no es así para todos, por ejemplo, el pueblo gitano, lleva cinco siglos siendo discriminado, estigmatizado, criminalizado y obligado a encerrarse en guetos. 

No podemos dejar de reconocer en este articulo que históricamente el grupo social más discriminado ha sido la infancia, a su vez el grupo más vulnerable por su dependencia total para su sobrevivencia del mundo adulto, y el que tiene menos posibilidades de defender sus derechos y contar con posibilidades de acceder libremente a alguna instancia para denunciar la discriminación que sufre y ser protegido.  Su pertenencia a un grupo étnico diferente como ser hijo o hija de una familia inmigrante, de una clase social desfavorecida o haber sido adoptado por una familia española en África subsahariana, Asia o en un país del Magreb, aumenta las posibilidades de ser víctima del racismo cotidiano en la escuela y en el barrio. Existe actualmente otro tipo de discriminación racista que está produciendo mucho sufrimiento en la infancia y adolescencia: el de los chicos y chicas que sufren diariamente los insultos y vejaciones de algunos de sus compañeros por ser, simplemente, diferentes.  

"La infancia es el grupo que menos puede defender sus derechos"
(Jorge Barudy)

Lo más preocupante no es solamente que el racismo siga vivo, sino que es mantenido por los sistemas de dominación y que desgraciadamente hoy están globalizados porque el racismo es parte central de las ideologías y prácticas políticas que sostienen el modelo económico neoliberal de mercado. 

El racismo es una forma de violencia organizada porque está constituida por un conjunto de agresiones intencionales, por acción y omisión, estudiadas, programadas y ejecutadas por seres humanos con poder e ideológicamente alienados, por una cultura que se define como superior, que legitima, banaliza y justifica el asesinato, la humillación, la violación de los derechos humanos de otro grupo de seres humanos considerados diferentes por sus rasgos y el color de su piel. 

Desde otra perspectiva, todo gesto o acto racista es un atentado a la dignidad humana o el derecho que tiene cada ser humano, por el solo hecho de existir, de ser respetado incondicionalmente  y valorado como ser individual y social, es decir, como una persona cualesquiera que sean sus características y condiciones particulares. Por esta razón todos los actos de discriminacion racista dirigidos a las personas provocan sufrimiento y en los casos más graves trastornos traumáticos de diferentes contenidos, duración y gravedad. 

Un modelo comprensivo de la discriminación: una lectura ecosistémica

Este modelo consiste en considerar la discriminación racista como una producción social donde intervienen diferentes personajes, contextos y circunstancias (Bronfenbrenner, 2002).  

La aplicación de este modelo nos permite considerar el racismo desde una lectura que evite el reduccionismo lineal y que incorpore la complejidad creada por las múltiples personas y sus interacciones entre ellas y los diferentes factores que determinan los contextos en que estas interacciones se producen. El racismo se explica desde esta mirada como una producción social donde intervienen diferentes personajes, contextos y circunstancias. Esto le da sentido a su existencia. Desde los múltiples seres humanos en interacción y sus sistemas de pertenencia, que por activa y por pasiva intervienen en la producción del fenómeno (afectados, perpetradores directos, los terceros-cómplices y los y las terceras-activistas sociales que tratan de apoyar a los y las afectadas y realizar intervenciones de defensa de los derechos humanos para prevenirlo). Este conjunto de personas e instituciones con sus creencias motivaciones y conductas crean un sistema social que desde el punto de vista histórico y en el presente juegan un papel que produce y mantienen los fenómenos racistas o al contrario hacen que disminuyan o no ocurran.

El impacto de las conductas y las narrativas racistas 

Los proyectiles que cargan las armas del racismo son los prejuicios que se entienden como una actitud, expresados por conductas y expresiones verbales denigrantes hacia los miembros de un grupo que por ser diferente es considerado inferior y/o peligroso. Los gestos y actos discriminatorios son estímulos que el cerebro de las personas afectadas percibe como estresores o estímulos amenazantes porque violan la necesidad fundamental del ser humano de ser respetado en su dignidad, es decir, bien tratado en las relaciones interpersonales. Estas agresiones racistas cuando son graves y permanentes pueden causar dolor, sufrimiento y respuestas de estrés que por su intensidad y duración pueden agotar los recursos naturales tanto individuales como familiares y sociales que cada ser humano posee para hacer frente a la adversidad. Los dolores, el sufrimiento y el impacto de las respuestas de estrés se interiorizan como memorias traumáticas que se expresan como síntomas y síndromes diversos. En los casos mas extremos provocan la muerte de los afectados como es el caso de George Floyd. Actualmente, la discriminación racista se está convirtiendo en una violencia que se generaliza en Europa. En muchos países, el racismo está alimentado por unas respuestas a la inmigración de millones de personas que buscan sobrevivir, por parte de los estados de los países ricos con partidos políticos que son cada vez más xenófobos y que se camuflan con retoricas que banalizan o niegan el contenido racista de sus proclamas.

El racismo como una transgresión a la neurobiología del amor

La discriminación racista puede ser entendida como una transgresión a la neurobiología del amor que, según los biólogos y neurocientíficos chilenos Maturana y Varela (1984) define la naturaleza humana. (4) Esto se corresponde con la conectividad como imperativo neurobiológico propuesta por Porges (2017).

La discriminación puede ser entendida aplicando las ideas de estos autores, por la paradoja que crea la emergencia primitiva en los hombres y las mujeres consistente en la posibilidad de simbolizar en palabras y signos la experiencia y la realidad donde ocurre esta experiencia. La capacidad de simbolización abre también el camino a la producción de ideas y creencias que permiten la representación o consciencia de sí mismo y de los demás. Esta capacidad debería estar solo al servicio de la vida, o de la conectividad interpersonal, pero desgraciadamente esto no siempre es así. El racismo nos muestra dramáticamente la capacidad de los seres humanos de destruir a otros seres humanos a partir de representaciones ideológicas, religiosas u otras, todas posibles gracias a esta capacidad de representación de sí mismo y de los otros y del mundo que nos rodea. Esta posibilidad de existencia en "un relato" emerge de la experiencia y la consciencia de pertenecer a un grupo, a una especie particular y singular, distinta de otras especies, o de otros grupos de la misma especie. Esto proporciona al individuo la vivencia de grupo, de masa y como consecuencia la experiencia de no estar solo en el mundo y de sentirse seguro frente al vacío y el misterio de lo desconocido y lo incontrolable. El sentimiento de pertenencia a un grupo surge como fenómeno social inevitable, ligado al hecho de poder representarse la realidad transformándose en una necesidad vital pues aquel proporciona a los miembros individuales una experiencia de fuerza y de poder. La pertenencia a una familia, a un grupo, a una colectividad, amplifica por una parte las capacidades de adaptación al medio porque el "nosotros" posee más recursos y poder que el "yo" y el "tú"; pero, por otra parte, la perversión de este fenómeno por grupos de poder introduce el peligro de que el otro u otra diferente pueda ser vivido, en determinados momentos, como un peligro que cuestiona y amenaza este sentimiento de cohesión y de unidad. Esto puede llevar a dinámicas de control, sometimiento, maltrato y/o destrucción de otro ser humano por el sólo hecho de que éste sea diferente. Estas ideas pueden ser la base de la neurobiología del racismo, profundamente enraizada en el grupo de los perpetradores y los instigadores de las practicas racistas. 

Cada vez que un sujeto o un grupo humano cree que sus "formas" de ver y comprender el mundo (sistema de creencias, ideología, teorías científicas…) son verdades absolutas para defender a cualquier precio, aun destruyendo otras formas de vida y por ende otros seres humanos, estamos en la zona límite donde comienza la violencia organizada y una de sus manifestaciones: el racismo.  

En esta situación, las ideas o las creencias defendidas son más importantes que la condición humana del otro. Estas mismas creencias servirán para legitimar la discriminación y los racismos cuyas expresiones más atroces son la esclavitud, las guerras, los genocidios, la tortura, la violación y la mutilación genital de las niñas, la violencia a la mujer, los malos tratos a la infancia… 

No hay nada mas opuesto al racismo que las relaciones interpersonales de buenos tratos que tanto en la infancia como en la vida adulta permiten el desarrollo de las capacidades resilientes.  

El modelo de traumaterapia sistémica: una posibilidad de reparar el daño de la violencia racista   

El modelo de la traumaterapia sistémica es sistémico porque permite comprender el impacto traumático del racismo, considerando la relación entre el sujeto afectado, con sus contextos vitales y los entornos donde se produjeron las agresiones.  

Su base teórica científica está basada en los aportes de las neurociencias, los resultados de las investigaciones relacionadas con el impacto de los traumas en la personalidad y en el paradigma de la resiliencia. De este último hemos integrado que ninguna experiencia por muy traumática que sea tiene el poder de determinar la vida de los afectados, siempre y cuando estos reciban el apoyo solidario que merecen, es decir que conozcan el valor terapéutico de la reparación de la dignidad por el afecto y la solidaridad. Para que esto se produzca, los profesionales de la terapia tienen que servirles como una red humana donde cada uno con sus competencias y formaciones se impliquen para vincularse afectivamente con ellos y ellas asociándose a sus recursos, reconociéndoles como afectados, aportándoles apoyo y acompañamiento social y psicológico, mostrándoles alternativas realistas y esperanzadoras, creando climas de humor y ternura. Las intervenciones basadas en el apoyo y la promoción de la resiliencia individual, familiar y grupal tienen que asociar el realismo con la esperanza. El realismo es reconocer que cuando el daño es muy severo se puede aliviar el sufrimiento y el dolor pero como las heridas en la piel que cicatrizan, estos traumas resultado de la discriminación racista intensa y crónica pueden volver a doler en determinados contextos. Realista en el sentido de que las leyes y el sistema judicial que deben garantizar la restitución y la reparación social están como todos los sistemas humanos formados por personas que tienen sus propias visiones del mundo y es posible que sus creencias sean racistas en relación a los inmigrantes o a las personas de otros orígenes. Hay que ayudar a las personas discriminadas por el racismo a hacer la diferencia entre "la justicia" como un valor fundamental para garantizar los derechos humanos y "el ejercicio del poder judicial" que no siempre es justo, lo que da todo el sentido al combate, para que este responda a los valores que fundamentan el ejercicio de una justicia justa. 

El modelo de la traumaterapia sistémica está legitimado por más de 30 años de atención de personas afectadas por violaciones de los derechos humanos donde el fenómeno de la discriminación racista está presente de manera transversal. 

El racismo como experiencia traumática

Es toda aquella acción u omisión realizada por personas, grupos o instituciones que produce y reproduce desigualdades en el acceso a recursos y oportunidades tan disímiles como comida, servicios de salud, trabajo, educación o empleo, en favor o en contra de otras personas, grupos o instituciones. O el acto de separar o formar grupos de personas a partir de criterios determinados. O la violación de la igualdad de los derechos humanos por edad, color, altura, capacidades, etnia, familia, género, características genéticas, estado marital, nacionalidad, raza, religión, sexo u orientación sexual producen experiencias traumáticas o traumas.  

Las conductas racistas como estresores que activan el sistema de respuesta al estrés: una mirada traumaterapéutica 

Todos los actos y discursos enunciados y otros que forman parte de las pragmáticas de la discriminación racista son en el modelo traumaterapéutico considerados como estresores.  

Los estresores corresponden al conjunto de estímulos que pueden provenir del interior del organismo o del entorno exterior a él y que movilizan los recursos naturales del cerebro y del sistema nervioso para responder a ellos a través de lo que se conoce como respuestas de estrés, destinadas a mantener el funcionamiento sano o la homeostasis del conjunto de sistemas que componen el organismo humano.

Según su contenido, duración e intensidad se pueden distinguir: 

a) Estresores saludables internos como la sed, que conduce a la respuesta de hidratarse; o estímulos del entorno necesarios para el desarrollo de la mente, como los estímulos educativos.

b) Estresores que producen sufrimiento o dolores internos. Por ejemplo, un dolor de cabeza. O externo, como un acto o experiencia única de discriminación racista. O a nivel más personal, la pérdida de un ser querido. Estos estímulos pueden ser modulados con los recursos del organismo y el apoyo social. 

c) Estresores traumáticos o mórbidos. Internos, como una enfermedad grave. Externos, como un asalto, un secuestro, actos terroristas, malos tratos, procesos de discriminación prolongados como el racismo, la homofobia o el machismo etc. que provocan sufrimientos, trastornos y/o enfermedades. Porque sobrepasan o agotan los recursos naturales de las persones y sus redes sociales de apoyo. 

d) Estresores mortales. Son los que producen una amenaza a la vida y en muchos casos conducen a la muerte, como el caso del asesinato que inspira este articulo 

Foto: psicoactiva

Los estresores que producen sufrimiento -más aun los traumáticos o los mortíferos- son estímulos que por su contenido duración e intensidad desafían el equilibrio y amenazan la homeostasis del organismo humano -en este caso conductas y discursos racistas-. El cerebro activa de preferencia al sistema nervioso autónomo que tiene dos ramificaciones: el sistema simpático y el parasimpático, que a menudo producen reacciones coordinadas pero antagónicas. El Sistema Nervioso Simpático (SNS) responde a las situaciones que producen amenazas de alarma activándose: con miedo, lucha, huida y/o respuestas sexualizadas (Sapolsky y otros, 1990). En cambio, el Sistema Nervioso Parasimpático (SNPS) lleva a la inhibición. Ambos no pueden funcionar a la vez, la activación de un sistema hace que el otro se desactive. A estas respuestas se las conoce como respuestas al estrés y pueden producirse en cualquier momento de la vida cotidiana y desaparecen cuando la situación amenazante finaliza. Este conocimiento científico tiene una gran importancia para la comprensión de los malestares y de los síntomas psíquicos de personas afectadas por eventos o procesos de discriminación racista.

Los trastornos de estrés postraumático

Un acto, un insulto o un discurso racista es percibido por el cerebro como una amenaza. El cerebro registra la señal de alarma en un núcleo nervioso que se llama amígdala cerebral (hay una en cada hemisferio cerebral), la cual estimula el hipotálamo, otra región importante del cerebro llamado sistema límbico o emocional que produce una descarga de neuroquímicos: cortisol, epinefrina, norepinefrina y otros neuropéptidos, que activan intensa y repentinamente al Sistema Nervioso Autónomo (SNA) a través del Sistema Simpático, todo esto para hacer frente al estímulo (Perry 1994a). Cuando la amenaza es la consecuencia de estresores traumáticos severos, casi en la frontera con los estresores mortales, se puede activar bruscamente e intensamente el Sistema Parasimpático, llegando a producir una paralización global del organismo que puede llegar hasta un estado de petrificación o sideración que en los casos más severos algunos le llaman reflejo cadavérico. 

La activación del Sistema Nervioso Autónomo, con su rama simpática y parasimpática frente a las agresiones, resultado de la discriminación, es una respuesta adaptativa para hacer frente a estos estresores. Por las perturbaciones que produce puede generar un trastorno de estrés post traumático.

Las respuestas a las agresiones discriminatorias racistas, dependen de su contenido y duración, de cómo estaba la persona antes de sufrirlas y de la existencia o no de fuentes de apoyo afectivo social, jurídico y terapéutico que encuentre en sus redes familiares y sociales. Esto explica que las consecuencias pueden ser desde un malestar hasta un trastorno traumático de la personalidad o trauma complejo. 

En general, el contenido del acto de discriminación es vivido como una amenaza que implica un riesgo tanto para la vida como para la integridad psicológica de la persona. Por ejemplo, una mujer inmigrante es amenazada de muerte con un cuchillo, en un tren de cercanías, casi vacío, por una banda de sujetos racistas. Un ejemplo de amenaza psicológica o amenaza a la integridad o dignidad de la persona sería el de un hombre de origen africano que reclama porque la cajera de un supermercado le tira el ticket de compra a la par que le responde: “¡que me vienes a reclamar a mí, este es mi país, vuélvete al tuyo donde seguro recién están aprendiendo a bajarse de los árboles!”. En los dos casos el organismo de la persona puede responder con las manifestaciones que corresponden a los trastornos de estrés post traumático. 

El racismo base de trastornos traumáticos que pueden reactivarse en el tiempo

Cuando las agresiones de discriminación racistas corresponden a estresores traumáticos que produjeron trastornos de estrés postraumático en el pasado, aunque fueran tratados, es posible que, en el presente, al enfrentarse a nuevas situaciones de racismo -aunque sean de una modalidad diferente- puedan volver a presentar una sintomatología, como si estuvieran reviviendo en la actualidad lo que les sucedió en el pasado. Esto se explica por mecanismos neurobiológicos que son la base de lo que Boris Cyrulnik (2003) llama el “el murmullo de los fantasmas” y que corresponden a reviviscencias traumáticas. En situaciones reales o en las reviviscencias gatilladas por la activación de las memorias traumáticas, el cuerpo se prepara para defenderse o luchar. Lo que hemos aprendido que los estímulos o situaciones en el presente, con un parecido aunque sea pequeño, a situaciones de amenazas en el pasado, activarán el Sistema Nervioso Autónomo, que a su vez activará múltiples áreas cerebrales desde el bulbo raquídeo, pasando por el mesencéfalo (parte del encéfalo cuya tarea es conducir e impulsar los impulsos motores de la corteza cerebral de vuelta al tronco encefálico), el tálamo, el sistema límbico y las áreas corticales.  Es en este viaje donde emerge la sensación de malestar traumático que se expresa por los diferentes componentes de los trastornos de estrés traumático. 

Si la nueva amenaza en el presente es igual o peor a la vivida en el pasado, junto con las manifestaciones descritas, la respuesta de lucha, que puede manifestarse por desconfianza, criticas u hostilidad -dirigida incluso en contra de los suyos, o a los profesionales que les quieren apoyar-, la otra posibilidad es la activación de los mecanismos de huida o evasión. 

Cuando las amenazas desaparecen y/o las o los afectados se sienten de nuevo en seguridad por las acciones de otra persona o grupo de personas, que con una actitud afectiva y contenedora les aportan protección y acciones para que recuperen la confianza, el Sistema Parasimpático se activará normalmente, desconectando la activación simpática y permitiendo recuperar el estado de funcionamiento mental y la seguridad que existía antes de la amenaza. 

A título de conclusión 

Esto ultimo nos permite concluir este articulo afirmando que el mas valioso antídoto contra el racismo son las conexiones genuinas entre los seres humanos, a partir del respeto de sus diferencias y la reparación del daño sufrido por las agresiones traumáticas mediante la traumaterapia sistémica basada en los buenos tratos, la promoción de la resiliencia y en el  valor terapéutico del amor y la solidaridad.

Referencias

(1) El racismo es una de las tantas formas de discriminación que existen que están definidas por Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que recoge el término en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966: "... Cualquier distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en determinadas razones, tales como raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otro tipo, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social, y cuyo objetivo o resultado sea cancelar o subrayar el reconocimiento, disfrute o ejercicio en condiciones de igualdad. , los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas”.

(2) Para saber mas sobre el impacto de la esclavitud ver “L´esclavage: quel impact sur la psychologie des populations? De Aimé Charles-Nicolas y Benjamin Bowser. Editorial Idem Campus, 2018. 

(3) Nació el 20 de julio de 1925 en Fort-de-France. A los diecisiete años se unió al Ejército Francés de Liberación para luchar contra la Alemania nazi. Volvió de la guerra indignado por la discriminación racial que existía en sus propias filas. Joven doctor en medicina psiquiátrica, jefe de servicio del hospital psiquiátrico de Blida (Argelia), donde pone en marcha un «servicio abierto» a disposición de europeos y argelinos. En noviembre de 1954, se incorpora al Frente de Liberación Nacional argelino (FLN) y las autoridades francesas lo expulsan de Argelia. En su primer libro titulado: ”Peau noire, masques blanc” [“Piel negra, máscaras blancas”], publicado en 1952, denuncia el racismo en Francia y en sus colonias.

(4) Ver El árbol del conocimiento. Maturana y Varela, 1984. Editorial Universitaria, Santiago de Chile. 

Bronfenbrenner, U. (2002). La ecología del desarrollo humano. Paidós Ibérica: Barcelona.

Cyrulnik, B. (2003). El murmullo de los fantasmas. Barcelona: Gedisa.

Perry, B. D. (1994a). Neurobiological sequelae of childhood trauma: post-traumatic stress disorders in children. In M. Murberg (Ed.). Catecholamines in Post-traumatic Stress Disorder: Emerging Concepts. Washington, D.C.: American Psychiatric Press.

Porges, S (2017). The Pocket Guide to the Polyvagal Theory. Norton: New York.

Sapolsky, R. M. (1990). Hippocampal Damage Associated With Prolonged Glucocorticoid Exposure in Primates. Journal of Neuroscience, 10 (9), 2897-902.

lunes, 27 de abril de 2020

Cómo hacernos amigos de nuestro sistema nervioso durante la cuarentena, vídeo de Deb Dana.

"Deb Dana es una trabajadora social clínica que ha transformado con brillantez una teoría basada en la neurobiología en una práctica clínica haciendo que la teoría polivagal cobre vida" (Stephen Porges)

En este vídeo traslada sus conocimientos aplicados sobre la teoría polivagal al público en general y nos enseña cómo hacernos amigos de nuestro sistema nervioso durante la cuarentena.

Como está en inglés, Belén Giner se ha tomado el trabajo de traducirlo al español y transcribirlo, por lo que le estoy muy agradecido, así como a mi colega psicóloga y traumaterapeuta Lourdes Ganzarain, por compartir esta información. La traducción la tenéis a continuación del vídeo.

Cómo hacernos amigos de 
nuestro sistema nervioso 
durante la cuarentena






Deb Dana, cómo hacernos amigos de nuestro sistema nervioso duante la cuarentena, ante sentimientos de soledad, aislamiento y falta de conexión social. 

¿Cómo navegar la distancia social y sentirnos conectados de manera segura? 

Todos tenemos nuestra propia manera de atravesar esto, porque aunque nuestros sistemas nerviosos están construidos de la misma forma y es nuestro denominador común como humanos, todos estamos moldeados de forma diferente. Así que no hay una sola manera de hacerlo. 

Aunque estamos neurológicamente diseñados para la conexión, y sabemos que nuestro sistema nervioso es un imperativo biológico, también necesitamos la soledad. 

A menudo en el mundo ordinario la soledad es un ingrediente ausente. 

Y las investigaciones sobre la soledad nos dicen que ésta puede calmar nuestro sistema nervioso simpático, puede aumentar el ventral vagal (movilización, emoción y comunicación = involucración social), aumenta la creatividad, y de hecho también puede aumentar la intimidad y la sensación de conexión (aunque parezca extraño). La soledad también tiene incorporados momentos de conexión secular y espiritual. 

Así que va a ser más difícil para algunos, porque estamos diseñados para necesitar la conexión social más a menudo, con más intensidad.. mientras que otros somos más proclives a la soledad. 

Para algunas personas es muy cómodo estar en soledad y hasta un alivio para el sistema nervioso no tener que estar siempre interactuando, mientras que para otras es algo muy difícil porque su sistema nervioso realmente anhela más conexión con los demás.

Te invito a crear un continuum para tu sistema nervioso. En un extremo está la conexión social, después viene la soledad y luego el aislamiento. Dibuja una raya en diagonal en un trozo de papel y en un extremo describe cual sería tu palabra para la conexión social (para la conexión social abundante que tu sistema a veces anhela). En el otro extremo del papel, justo antes del final de la raya, describe la palabra con la que definirías tu experiencia de soledad. Y luego, más allá de la línea de la soledad, describe con una palabra tu sentimiento de aislamiento (Las palabras que ella usa son social, solitude, loneliness).

social - together (social -juntos)
solitude - solitude (soledad -soledad)
loneliness -isolation (solitario - aislamiento)

La Editorial Eleftheria ha traducido
los libros de Deb Dana. 
Luego queremos ver qué hay entre lo social y la soledad. (Sus palabras van de de juntos a comunidad, a sentirse acompañada, a estar con, a solo, a sentirse separada, a sentirse protegida, y luego soledad)

Esa es la forma en que su sistema nervioso se mueve entre esos extremos, y todos estamos en ese continuum (de contacto y retirada) todo el tiempo. El siguiente paso, una vez ha descrito su continuum, es ser capaz de darse cuenta de dónde se encuentra dentro de ese continuum. Si se encuentra en el extremo de la soledad.. darse cuenta: ¿estoy anhelando un poquito del otro extremo, del estar juntos? O si estoy en este sentimiento de estar juntos, ¿deseo moverme un poquito más hacia la soledad?. Solo para sentir un poquito esta hermosa fluctuación que sucede todo el tiempo, y conseguir marcar esos diferentes puntos y moverme entre ellos. 

Luego necesito saber cuándo me estoy yendo de la soledad hacia el aislamiento. Y esto es realmente importante. De nuevo, regresando al tema de conocer nuestro sistema nervioso. 

¿Cómo me dice mi sistema nervioso que estoy en soledad pero estoy oscilando y en breve voy a pasarme y llegar al aislamiento?

Porque saber dónde nos encontramos nos ayuda a saber que necesitamos hacer. 

Una clave para escuchar a nuestro sistema nervioso y conocer la conversación que él está manteniendo contigo, porque eso es lo que creo que ocurre: tu sistema nervioso siempre se está comunicando contigo y haciéndote saber cuando ya has tenido bastante de algo, o no suficiente, cuando necesitas moverte hacia o alejarte, retirarte. Así que primero de todo hemos de conocer esos 3 estados de nuestro sistema nervioso: 

1) El estado de regulación ventral, el estado de movilización simpática, y el estado del dorsal vagal (inmovilización). Y hemos de tener algunos puntos de referencia para saber cuándo estamos en cada uno de esos estados. Porque hasta que no sepamos dónde estamos y en qué estado estamos, no entendemos realmente el lenguaje del sistema nervioso.

Así que la clave para la regulación ventral es sentir: en este momento (y no es una sensación de: todo es maravilloso y todo está saliendo genial, sino más bien una sensación de: ¿estoy bien? y ¿puedo gestionar los próximos 5 minutos o este día? Y está bien si no sé adonde voy. Todavía puedo sentirme suficientemente segura para seguir moviéndome por esta situación.

Esa es probablemente la experiencia del ventral, aunque puede que tengamos momentos o micro momentos de profundidad ventral, de anhelo o de cubrir ese anhelo de sentirme conectado. Esos momentos ocurren, pero simplemente estamos siendo bombardeados continuamente por señales de peligro por parte de la sociedad, y por tanto es muy difícil anclarnos en el ventral con todas estas señales entrando continuamente. 

Así que simplemente sentimos esos momentos en que nos sentimos: ok, puedo gestionar esto. Eso es un momento ventral. 

2) Una señal de movilización simpática es cuando sentimos un torrente de energía que te hace querer moverte y hacer algo, y ese tener que hacerlo desde este lugar de impulso que es el sistema simpático. 

3) Por último, la inmovilización dorsal es esta falta de energía, esta especie de desesperación o desesperanza y sentimiento de rendirnos, que nos atraviesa. 

Estas son las 3 maneras básicas de saber en qué estado estamos, y de empezar a escuchar más atentamente a nuestro sistema nervioso

Traduce: Belén Giner