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lunes, 22 de abril de 2019

Hoy sale en preventa "Caminares", una mirada ilustrada para que niños y jóvenes comprendan el apego.


Diez meses, diez firmas IV

Profesional invitada en el mes de abril de 2019: 

Itziar Fernández Cortés

Psicóloga clínica

Título de su artículo: 
"Caminares, una mirada ilustrada para que niños y jóvenes comprendan el apego"





Para adquirirlo en preventa haz click aquí

Presentación

Es un auténtico placer, un gusto, que mi amiga, colega y profesora Maryorie Dantagnan y yo hayamos sido elegidos por Itziar Fernández Cortes para prologar este relato que ella ha ideado para que niños y jóvenes puedan aproximarse a la comprensión del apego de una manera vivencial -sin nombrarlo, pero poniendo palabras que describen y explican los diferentes estilos de apego- y que ha sido ilustrado maravillosamente por Zaida Escobar. Desde que conocimos su proyecto, que Itziar tuvo a bien compartir con nosotros, nos sentimos entusiasmados y valoramos la excelencia y la calidad de esta innovadora idea y de cómo ha sido capaz de plasmarla en un relato con sugestivas imágenes. Creemos que ha superado con nota el reto de acercar el apego y sus estilos a los más jóvenes.

Como solemos decir muchas veces en este blog, no andamos sobrados de materiales que acerquen la comprensión del apego a niños y jóvenes. Caminares viene a cumplir esta función psicoeducativa que muchos echamos de menos, ya que es útil para trabajar, de una manera adaptada a su nivel de desarrollo, algo que, explicado con palabras, puede resultar tedioso y, sobre todo, complicado de transmitir a las personas menores de edad, además de que prescindiríamos del componente sensorial visual, tan imaginativo e importante en la infancia. Los relatos ilustrados favorecen también ese acercamiento simbólico a temas que a veces son dolorosos de abordar, reduciendo las posibilidades de retraumatizar a quienes ya pueden estarlo por vivencias que afectaron de manera negativa al proceso del establecimiento del vínculo de apego. Me acuerdo que Boris Cyrulnik recomienda que las personas tengan acercamientos simbólicos (mediante la literatura, el cine, la música, el teatro...) a vivencias duras, como un modo más seguro y menos retraumatizante que con la palabra directa, pura y dura.

Es un honor que la firma invitada del mes sea la autora de la obra Caminares, Itziar Fernández Cortés, y que en el post de hoy nos presente la misma en primicia. Hoy comienza la preventa de Caminares, por eso os animo a que apoyéis esta iniciativa porque Maryorie Dantagnan y yo la consideramos de gran valor y utilidad en el acompañamiento educativo y terapéutico a niños, jóvenes y adultos. Con la presencia y la sensibilidad de un adulto, el relato de Caminares adquiere aún mayor potencial, pues puede constituirse en ese tercer elemento en el que apoyarse para psicoeducar al niño/a o joven y honrarle por su historia, de la que también forman parte, por supuesto, los vínculos que ha ido forjando a lo largo de su vida para convertirse en lo que hoy es.

Sólo nos queda a Maryorie Dantagnan y a mi felicitar a Itziar Fernández Cortés por este precioso relato, Caminares, y agradecerle su participación en el blog al escribir sobre el mismo. Enhorabuena, Itziar, ya formas parte del elenco de ilustres invitados e invitadas colaboradores/as de este blog. ¡Muchas gracias por hacer y construir Buenos tratos!.


Itziar Fernández Cortés. Psicóloga clínica y psicoterapeuta infantil experta en intervención en trauma y violencia de género. Desarrolla su labor profesional a nivel terapéutico con niños, niñas y adolescentes en el Servicio Insular de Atención Especializada para Víctimas de Violencia de Género de Tenerife. Colabora como investigadora especializada con Espirales Consultoría de Infancia, realizando estudios sobre protección a la infancia desde un enfoque de derechos. Autora de “La Casa del Mar el Calma” y coautora de “Diario Arcoíris”. Contacto: itxitas@hotmail.com.

Escribimos un post presentando en este blog "La casa del mar en calma"





"Caminares", una mirada ilustrada para que niños y jóvenes comprendan el apego. 

Aterrizar en el blog Buenos tratos de José Luis Gonzalo Marrodán y pretender hablar de apego es algo más que un riesgo, una temeridad. Sin embargo aquí estoy aceptando el reto con más miedo que vergüenza. 

Esta invitación es un viaje de ida y vuelta. Yo me aventuré a contactar con él para pedirle que me honrase con el prólogo de “Caminares”. Él se aventuró a invitarme a escribir en su blog para presentaros el mismo.

Este es uno de esos ejemplos en los que lanzarse a la aventura, a veces sale bien.

“Aquí estás, llegaste.
Los miembros de tu manada te enseñan a caminar.
Serán tus primeros espejos,
y aprenderás a mirarte a partir de la imagen que reflejan de ti”

A lo largo de todos estos años como terapeuta,y sobre todo, a partir de mi proceso terapéutico personal, he podido comprobar lo importante que es detenerse a mirar más allá del malestar que trae a las personas a consulta, puesto que lo que duele ahora es tan sólo el síntoma, la punta del iceberg que se sostiene en una masa de hielo interiorizado.



Esta masa de hielo es nuestra historia de vida: nuestras propias creencias, valores, mandatos culturales y experiencias vitales que generan emociones y patrones de comportamiento aprendidos y en ocasiones automatizados.

Nuestra tarea consiste en atender lo inmediato, reducir el malestar, pero no podemos dejar pasar la oportunidad que nos brinda la relación de intimidad y confianza que se establece en terapia para ir un poco más allá. Debemos aprovechar el momento de autocuidado que la persona se está regalando a sí misma cuando decide venir a vernos para acompañarla en su proceso reflexivo.

Rememorar su historia, traerla al presente, evocar recuerdos y personas significativas, sentir y comprender el impacto o la huella que todavía persiste al acercarnos a su niño o niña interior. Analizar con ella como todo esto ha influido en el desarrollo de su personalidad y ayudarla a entender que lo que fue adaptativo ayer, puede generar sufrimiento ahora. 

Todo ello nos permitirá comprender como hemos ido ajustando “la brújula que nos guía en el mundo de las relaciones interpersonales”. Sobre todo cuando esa brújula nos trae a terapia porque a veces nos confunde y otras, directamente, nos hace daño.

Si llegamos hasta aquí, nos toca hablar del apego. 

Nos toca hablar de Caminares.

En ocasiones, intentamos transmitir teorías explicativas para ayudar a las personas a comprender lo que les pasa. Para ello recurrimos a multitud de técnicas e instrumentos, en función de la formación y especialización de cada terapeuta. 

Una de estas técnicas son los cuentos, los relatos y las metáforas, que a través de un lenguaje simbólico permiten a la persona identificarse con las vivencias de sus protagonistas y externalizar el discurso, reduciendo las defensas y la tensión emocional. 

Nuestra intención es aproximar la teoría del apego a adolescentes y personas adultas de una forma amable, tierna y cercana. Invitando a la reflexión sobre qué aspectos del adulto o adulta que somos hoy están relacionados con las experiencias vividas con nuestras figuras de apego durante la infancia. 

Para ello, hemos tejido un puente entre la imagen y la palabra, entre la emoción y la cognición, poniendo a trabajar en equipo a ambos hemisferios cerebrales para integrar su mensaje. 

Caminares pretende ser una mirada que legitime, una narrativa que explique y nos ayude a comprender que todos y todas aprendimos a querer a partir de cómo nos sentimos queridos. 

Los vínculos afectivos van dejando huella y son la base sobre la que construimos nuestra historia de vida. Dependiendo del relato que podamos contarnos a nosotros y nosotras mismas, afrontaremos nuevas experiencias y relaciones, construiremos nuestra forma de ser y nuestra confianza en el mundo.

“En el mejor de los casos, pudiste sentir el abrazo de tu manada. 
Sin miedo, con calma y seguridad, encontraron el equilibrio entre protección y autonomía”

Sin embargo, la visión idealizada de los vínculos afectivos hace que pensemos que las personas que nos quieren nunca nos dañan, y nada más lejos de la realidad. Sólo tenemos que acercarnos a las cifras de maltrato infantil, abuso sexual o violencia de género. En estos casos, el entorno que debía ser protector se convierte en caos y confusión. 

“El miedo te invitaba a huir mientras que el amor te pedía aproximarte. 
Un enigma sin solución que brotaba con rabia”




Pero este daño también puede darse desde el mayor de los afectos, cuando padres y madres tienen integradas una serie de creencias acerca de cómo fueron educados en su niñez. Hablamos de los apegos inseguros que están tan integrados entre nuestros patrones de crianza y que han ido evolucionando culturalmente, llevándonos a los dos extremos del continuo “autonomía versus protección”.

“Resolviste tus dudas sin el consejo de tus mayores. 
Todo lo hace sola, siempre tan madura”

“Quisieron evitar tus tropiezos, sin saber que con sus consejos 
te hacían dudar de cada paso que dabas”

Los estilos de apego que aquí detallamos no son compartimentos estancos, de hecho, ni tan siquiera mencionamos sus nombres. Tampoco son estables y permanentes, aunque tengamos nuestra tendencia hacia alguno de ellos. Esto se debe a que, normalmente, no tenemos una persona única como referente afectivo en nuestra infancia, y a lo largo de nuestra vida nos vamos vinculando con personas distintas, en diferente grado de intimidad, que pueden ir moldeando nuestra experiencia afectiva y nuestra manera de relacionarnos en el futuro. 

Por ello, Caminares te invita a reflexionar sobre las huellas del apego para terminar proponiendo “un viaje de ida y vuelta a la niñez”. Tanto si quieres reflexionar sobre tu estilo a la hora de establecer relaciones afectivas como si quieres plantearte tu forma de ejercer la parentalidad, repensando tu propia crianza, puesto que una vez que le pones consciencia tienes la capacidad de modificar reacciones y actitudes interiorizadas.

“Porque somos manada y seguiremos vinculándonos toda la vida.
Porque somos y seremos referentes afectivos
para los niños y niñas que vienen detrás”




Todo esto y mucho más es lo que puedes encontrar en Caminares. Un libro ilustrado escrito por mí e ilustrado por Zaida Escobar (www.zaidaescobar.com) que pretende ser una herramienta terapéutica, una aproximación a la teoría del apego y  una excusa que te lleve al recuerdo de tu primera infancia desde el respeto, porque siempre lo hicieron lo mejor que pudieron.

En esta aventura han creído José Luis y Maryorie, que nos ponen su sello de calidad y calidez regalándonos un prólogo a modo de introducción teórica.  Como ellos mismos dicen “existen numerosos libros y revistas científicas que exponen la teoría del apego y su trascendencia para el ser humano. Sin embargo, existen pocos que la acerquen al gran público, que divulguen la misma y la hagan formar parte del acervo común” 

Solo nos faltaba conquistar a una editorial, y nos encontramos con El Hilo Ediciones (https://www.elhiloediciones.comsello editorial independiente especializado en la publicación de libros sobre ciencias humanas, especialmente psicología, pedagogía y crianza. Buscaban autoras arriesgadas, esas éramos nosotras. Aquí les tenemos apostando por un proyecto literario innovador.

Ahora solo nos queda esperar que llegue a tocar el corazón de gente como tú y te animes a conocerlo en persona, por lo que te invitamos a conseguir tu ejemplar en la preventa (disponible hasta el 1 de mayo de 2019), a encargarlo por internet, o a solicitarlo en tu librería más cercana:

lunes, 2 de noviembre de 2015

Eduardo Chillida, apego e integración cerebral

Con esta entrada de hoy me ha sucedido (mejor dicho, nos ha sucedido) algo muy curioso y sorprendente que quiero compartir con todos/as vosotros/as antes de desarrollar el apasionante tema de hoy. Como tengo el permiso de la otra persona implicada y, además,  apoya que lo comparta con todos/as vosotros/as, lo voy a hacer. Porque es una experiencia de cómo en lugares distintos pero con personas que sintonizan y conectan con una misma manera de concebir las intervenciones psicoterapéuticas y psicoeducativas, se producen casualidades o coincidencias que más bien son auténticas serendipias. 

El viernes día 30 de noviembre anuncio por facebook y twitter que el post de hoy tratará sobre apego, el arte de Chillida y el cerebro. Al poco, Iñigo Martínez de Mandojana, del blog hermano Dando Vueltas (que ya lo conocéis: nos regala reflexiones impagables; con ambos autores, Iñigo y Sagra, comparto una visión común pues trabajamos desde modelos sistémicos y vinculares), me envía un guachap y me dice: "¡Ja, ja, ja...! ¡Qué fuerte! Me has pisado un post: intervenciones Chillida, ¡qué bueno!" Es decir, mostrando sorpresa y a la vez alegría y asombro de haber pensado los dos lo mismo sin comunicarnos ni una palabra el uno con el otro pero habiendo tenido la misma idea contemplando las obras de arte de Chillida.

Yo también le muestro mi perplejidad y alegría por esa coincidencia. "Trabajamos en una misma longitud de onda, luego no es tan improbable que podamos llegar a concebir ideas similares sobre temas para los posts".- Pienso

Seguimos indagando y profundizando y llegamos a la conclusión de que los posts en verdad son iguales pero distintos. Vamos a lo mismo pero por caminos diferentes. Como Iñigo me dijo acertadamente: "mentalizar en la distancia" Y yo, que ya sabéis que me pierde la gastronomía, uso una metáfora de este tenor para añadir: "Mismo buen producto pero distintas elaboraciones"

Y como la anécdota considero que tiene su miga y su punto alucinante, he querido abrir el post de hoy contándoosla. Me llena de satisfacción compartir lugares comunes con mi blog hermano Dando Vueltas y con la manada de gente buena, como dice Barudy, de la que forman parte esos seres humanos maravillosos que son Sagra e Iñigo, a los cuales tendréis la ocasión de conocer y disfrutar en las "II Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil" porque van a participar en una mesa de conversaciones.

Dicho lo cual, empezamos a desarrollar el tema de hoy.

Uno de los lugares más mágicos que he tenido el placer de visitar, un sitio grávido de honduras, donde experimentas muchas emociones, donde sientes una conexión espiritual con el mundo y el universo, es el Museo Chillida Leku. Es un museo al aire libre, con verdes praderas propias de Gipuzkoa, donde se alza el Caserío de Zabalaga, en el cual el maestro decidió que era el espacio ideal para exponer su obra y que el público pudiera disfrutarla. Las esculturas se funden con la naturaleza y están en perfecta armonía con el entorno. Distribuidas inteligentemente por toda la finca, conforman un paraje sin parangón y un museo absolutamente diferente al resto pues el visitante puede interactuar con las esculturas (excepto con las del interior del Caserío): tocarlas, sentarse... e incluso sentirse parte de ese espacio (puedes meterte dentro de las esculturas que por su diseño, lo permitan) Además, es posible –uno solo o en compañía- caminar por el museo, libremente, y verlo y sentirlo como te plazca (Hay también visitas guiadas)

El museo está en Hernani, Gipuzkoa, a unos quince minutos en coche desde Donosti. Está cerrado al público como museo pero como fundación privada y previa solicitud a los rectores del mismo, si éstos la aceptan, se puede concertar una visita. Yo lo hice en verano, en agosto, acompañado de una amiga. Tuvimos la suerte de verlo en un soleado día guipuzcoano en el cual las distintas tonalidades verdes de las praderas y los montes de esta tierra ofrecen tantas variedades que ningún pintor podría reflejarlas en sus cuadros. Chillida Leku (Sitio o Lugar Chillida, en euskera) está en Hernani, pero tiene una vocación universal. Yo lo sentí al entrar y hollar con mi pie el lugar. Y parece que no me equivoqué porque Eduardo Chillida dice: "Yo soy de los que piensan, y para mí es muy importante, que los hombres somos de algún sitio. Lo ideal es que seamos de un lugar, que tengamos las raíces en un lugar, pero que nuestros brazos lleguen a todo el mundo…”

Estando en Chillida Leku le dije a mi amiga que viendo y sintiendo la profundidad que emana de la obra de este genial e internacional artista, orgullo de los guipuzcoanos, las musas acudieron en mi ayuda y brotó en mí una asociación entre integración cerebral, apego y esculturas de Chillida. Y que escribiría un post en Buenos tratos para brindárselo a todos y todas mis queridos y queridas lectores y lectoras. Uno de esos post que a veces os pido me permitáis escribir, que os parecen raros e incluso os dan ganas de dejar de leer porque no son como los otros, más convencionales. Entradas en el blog en las que a partir de películas, libros o series de televisión hablamos de nuestros temas favoritos (apego, trauma, resiliencia…) Pero creo que son posts que al acabarlos os pueden hacer comprender los contenidos de una manera mucho más plástica (porque dichos conceptos los plasmamos en objetos)

Que conste que me acerco al arte de una manera totalmente emocional, no tengo conocimientos ni criterio para discernir sobre la filosofía que subyace a las esculturas u otras manifestaciones artísticas, ni mucho menos soy tan osado como para hacer una crítica de la obra de un genio como Chillida. No pretendo eso. El post de hoy tan solo es lo que se me antojaron que podrían representar algunas de las esculturas de Chillida y su paralelismo con los tipos de apego. Vi en algunas de ellas una alegoría de los tipos de apego descritos por Ainsworth. Una alegoría es un tema artístico que representa una idea (los tipos de apego) valiéndose de objetos (algunas esculturas de Eduardo Chillida) Y eso es lo único que quiero transmitiros.

El apego evitativo






He elegido esta escultura como podría haber escogido cualquier otra que tuviera exclusivamente forma cúbica. Hay bastantes obras de Chillida que son así, sin ninguna línea curva. Personalmente, dentro de la obra del autor, me gustan menos las formas cúbicas que las que usan líneas curvas y rectas en una sola representación.

Esta escultura me recordó al apego evitativo porque como ya sabéis (si no, repasáis los post sobre apego) los niños que tienen una disposición (es sólo una disposición a comportarse conforme a este patrón de apego) evitativa suelen tender a minimizar la emoción y maximizar la independencia, la lógica, separando el lenguaje de los sentimientos. Tienden a ser prácticos y funcionales, las relaciones se viven como algo más secundario y no dependen de la aprobación de los demás. Algunos pueden llegar a ser cuadrados de mente (como esta escultura) en el sentido de rígidos en sus planteamientos y un tanto obstinados. Inteligentes, argumentan excelentemente bien sus posturas. Dan Siegel dice en su libro “El cerebro del niño” que "...el lado izquierdo desea y disfruta con el orden. Es lógico, literal, lingüístico y lineal (¿no es lineal esta escultura de Chillida?) A nuestro cerebro izquierdo le encanta que estas cuatro palabras empiecen por la letra “l” El cerebro izquierdo se preocupa por la letra de la ley, al contrario que el derecho, que le importa más el espíritu de la ley"

Siegel nos dice en este libro que los niños con disposición hacia un apego evitativo presentan una prominencia en la actividad del hemisferio izquierdo. Cuando el menor de edad tempranamente fue rechazado, maltratado o sus intentos de conexión y sintonización emocional ignorados, ninguneados e incluso despreciados, se produce una falta de integración horizontal en su cerebro que le lleva a aprender tempranamente la defensa de la desactivación de las necesidades de apego, de tal modo que entrar en vinculación emocional íntima será muy complicado, y el mundo interno puede ser un desierto emocional. Siegel afirma que si estos niños llegan a la edad adulta sin haber tenido una experiencia modificadora de esta tendencia inicial (aprendida en el contexto de una relación de apego con los primeros cuidadores la cual potenció esta propensión al vínculo evitativo) en la edad adulta, cuando se les administra una entrevista de apego adulto, se puede afirmar que su biografía es como acceder a un desierto emocional.

En la psicoterapia nos costará mucho que puedan acudir a la misma y estar cómodos en una relación que supone entrar en intimidad emocional con alguien. Wallin refiere que con este tipo de niños, y especialmente con los adolescentes, hemos de movernos con maestría (es un arte relacional) entre la sintonización empática (que pocos muestran con ellos) y la necesaria confrontación (que tan mal viven algunos de ellos)

Tenemos que tratar de introducir curvas en su modelo mental, que como artistas trabajemos en su escultura intentando construir con ellos formas más redondas (simbólicamente más asociadas con las emociones, la flexibilidad mental, la acogida más cálida y menos distante que se me antoja lo cúbico) pero sin eliminar las líneas rectas que también son necesarias (pues no olvidemos que todo patrón de apego tiene un por qué, y a estos niños les ayudó desarrollarlo pues con el mismo sobrevivieron. Honramos siempre su patrón de apego, pero tratamos de que en sus relaciones actuales, ya no tan necesitadas de esa protección lineal y con aristas que pueden pinchar, emerja la concavidad que representa entrar en conexión con el otro y vivir el sentirse sentido)

Hay que tener mucha paciencia, hacer modificaciones en esta escultura no es nada fácil. Puede vivirse como una injerencia y una amenaza a la esencia de quién soy. Cierto. Con la experiencia de ir entrando en sintonía y en conexión emocional con los niños “de a poquitos” como dice mi profesora Maryorie Dantagnan, a la larga se podrá conseguir. La pasada semana asistí en terapia, tras tres años, a la eclosión emocional de una adolescente que está siendo capaz de quitarse el duro corsé que es la disposición evitativa. Fue una experiencia de sentirse sentida única e irrepetible. Tiene que haber un otro muy sensible para el niño o adolescente con disposición evitativa, para recogerle, y para que éste pueda sentir contención y dejarse ir también.

El apego ansioso-ambivalente




Como veis, en esta escultura del maestro no hay casi ninguna línea recta. No hay formas cúbicas. Es toda ella una obra donde predominan las formas redondas, un tanto en bucle. Hay también varias esculturas del autor donde las redondeces de sus formas son predominantes y apenas hay visos de cuadraturas.

Se me antoja la alegoría del patrón de apego opuesto al evitativo: el ansioso-ambivalente. Como ya sabéis, los niños que tienen una disposición a mostrar este tipo de vínculo maximizan la emocionalidad y minimizan la independencia y la racionalidad. Son menos lógicos y literales. También les gustan las palabras pero para hablar mucho y sin que éstas ordenen su mundo emocional, muy intenso. Les preocupa mucho más el espíritu de la ley que la ley en sí.

El niño que desarrolló este modelo mental con respecto al apego, en las primeras interacciones con sus cuidadores, caracterizados éstos por un patrón inconsistentemente inconsistente en los cuidados y atención emocional (tuvieron una tendencia relacional con el niño como el intermitente de un coche), pudiendo en ocasiones sintonizarse, empatizar y satisfacer sus necesidades emocionales, incluso a veces en exceso, invadiendo si el niño no se sentía predispuesto a ello; y en otras ocasiones, no conectando con el menor e incluso ignorándole y haciéndole sentir que no hay nadie para calmar sus emociones (angustia, miedos, tristezas…) El infante que crece con un patrón de apego de esta naturaleza se desarrollará muy preocupado por su propia angustia no suficientemente calmada y muy preocupado también por la disponibilidad de su figura de apego. Le costará separarse y explorar el mundo que le rodea porque el cuidador no ha sido base segura.

Dan Siegel dice que quien muestra esta disposición, tiene una predominancia del cerebro derecho: “...el cerebro derecho es holístico, no verbal, y envía y recibe señales que nos permiten comunicarnos, como las expresiones faciales y el contacto visual, el tono de voz, las posturas y los gestos. Nuestro cerebro se ocupa de la impresión general –significado y sensación de una experiencia- y se especializa en las imágenes, las emociones y los recuerdos personales” Por ello, el niño con disposición ansioso-ambivalente en la psicoterapia, las primeras sesiones, está muy pendiente de la impresión que nos puede estar causando porque inconscientemente tiene miedo de que le rechacemos. Suelen ser personas mucho más preocupadas por las relaciones que por las tareas o cosas, con una extrema necesidad de aprobación y que no suelen tener a priori tanto rechazo a entrar en intimidad emocional.

En psicoterapia tenemos que movernos con maestría para no rescatarles, incidir en su falta de recursos, salvarles, quedarnos transferencialmente amarrados a su victimismo... Hemos de ir muy despacito también, ofreciéndoles un estilo de vinculación terapéutica donde nuestra disponibilidad sea siempre la misma (no mayor en los momentos de dramatismo), en la que ahondemos en explorar (con dibujos, caja de arena, juego…) qué sentimientos subyacen a esa disposición y tratar de que desarrollen autonomía y recursos propios para resolver y hacerse cargo de su vida y desafíos con más seguridad.

Es necesario introducir las líneas rectas y las formas cúbicas en su patrón relacional. Porque como dice Siegel, no hay tampoco en el apego ansioso-ambivalente integración cerebral horizontal. Su cerebro derecho asume frecuentemente el control de sus vidas y sienten “…que se ahogan en imágenes, sensaciones corporales… un aluvión emocional”

El apego seguro o ganado a la seguridad



Dice Siegel: “Dos mitades hacen un todo: combinar el izquierdo y el derecho” Como veis, esta escultura de Eduardo Chillida tiene una combinación perfecta de líneas curvas y rectas. Me gustan todas sus esculturas, pero unas más que otras. Y las que combinan líneas rectas y curvas en un todo armonioso que capturan el espacio, las que más.  Ésta situada en Gijón, titulada Elogio del Horizonte, es además como la base del apego seguro: firme y sólida. En mi opinión es una de las alegorías del apego seguro (o ganado a la seguridad: personas que han reflexionado sobre su patrón de apego y han trabajado para conocerse y modificar su modelo mental y relacional, de tal modo que lo han conducido hacia la seguridad) y la integración cerebral horizontal.

El cuerpo calloso es un haz de fibras que discurre por el centro del cerebro, conectando el hemisferio izquierdo y el derecho. La comunicación que tiene lugar entre los dos lados del cerebro se lleva a cabo a través de esas fibras, permitiendo que los dos hemisferios trabajen en equipo, que es exactamente lo que deseamos para nuestros niños. Que el niño con disposición a vincularse evitativamente pueda abrirse a las emociones y no destierre y desprecie las mismas, y el que tiende al estilo ansioso-ambivalente pueda ser capaz de que el lenguaje y la cognición den sentido y ordenen sus cataratas emocionales, muchas veces angustiantes.

Necesitamos influir en ese cuerpo calloso (que está alegoricamente ahí, en esta escultura donde las líneas rectas y curvas se unen) del niño para que se produzca progresivamente esa integración horizontal. El infante necesita de los adultos para hacer ese trabajo. Solo es imposible que lo haga, máxime si las disposiciones están muy arraigadas. Los padres, familias, psicoterapeutas, terapeutas, educadores, maestros, médicos, psiquiatras… necesitan ser adultos con un estilo de apego seguro o ganado a la seguridad. Mario Marrone, experto en la teoría y psicoterapia del apego, sostiene acertadamente que más bien cabría hablar siempre del apego en relación al otro. Esto quiere decir a mi juicio, que los niños pueden traer unas tendencias de sus primeras experiencias tempranas y nosotros, como padres o profesionales, con ese niño, podemos cambiar esas tendencias porque se podrán vincular en relación a nosotros de modo ganado a la seguridad si somos capaces de transmitirla (límite, permanencia y regulación de las emociones) ¿Cómo? He aquí unas pistas:

Conectándonos con el niño emocionalmente cuando éste se vaya mostrando dispuesto y confiado. COMPRENSIÓN, RESPETO Y ACEPTACIÓN FUNDAMENTAL.

Así vinculamos con el niño, como este grabado tan bello de Eduardo Chillida: integración.



Sintonizando y resonando con el niño,  ayudándole a captar los gestos, las entonaciones, los códigos no-verbales… a través de la relación, propiciando que pueda conectar con ellos sin predecir daño, dolor, terror…, favoreciendo que los elabore de una manera positiva, dándole la etiqueta verbal adecuada.

Activando, si es un niño/a emocionalmente desconectado, su hemisferio derecho mediante técnicas específicas expresivas que le permitan conectar con sus emociones (Apegos evitativos)

Activando, si es un niño/a más propenso a la no reflexión, su hemisferio izquierdo mediante verbalizaciones que le permitan poner palabras y metacognición a sus vivencias (Apegos ansioso-ambivalentes)

Gracias Eduardo Chillida y equipo de la Fundación, por permitir que el visitante se sienta ¡tan bien! en vuestra casa. Fue una tarde inolvidable de un cálido y soleado día de agosto. Quedará para siempre en mi memoria.

Picada de hoy: recientemente hemos tenido la noticia de la aparición de un libro escrito por madres. Madres adoptivas que nos cuentan sus experiencias. Porque sienten mariposas en el corazón. Tan genuino e intenso es su sentimiento que ellas han querido que forme parte del título. Aún no he tenido la oportunidad de leerlo, lo tengo ahí, en espera. Prontito caerá en mis manos y gustosamente podré opinar del mismo. Pero desde luego, me atrae mucho acercarme a él. Desde ya os recomiendo que lo hagáis, pues lo que María Martín Titos, coordinadora y autora del libro, nos muestra, a modo de reseña, me lleva, con la fuerza de un imán, a comprarlo: “Durante los años de espera me había preparado para ser madre. Había asistido a infinidad de charlas y talleres, todos impartidos por grandes profesionales, y ahora era muy difícil poner en práctica lo aprendido. Siempre me habían dicho que con mucho amor todo se cura, y amor no era lo que faltaba en mi vida, precisamente… Fueron en esos momentos cuando eché de menos saber que no era la única que pasaba por esta realidad, y que mis sentimientos, temores y necesidades eran compartidas por una gran parte de las familias adoptivas”

“Mariposas en el corazón reúne las experiencias de cinco familias adoptivas, con historias suficientemente distintas entre ellas como para que quien las lea pueda hacerse una idea realista de lo que supone formar una familia por esta vía. Este libro no está sólo dirigido a familias adoptivas o en proceso de adopción sino también a sus familiares, amigos, profesores, psicólogos y otras personas cercanas que estén en contacto de alguna manera con la adopción”

Desde esta preciosa web que han creado, podéis acceder a las presentaciones en vídeo que cada una de las autoras ha hecho, a la mencionada reseña y también a comprarlo. Lo bueno es que se puede adquirir en e-book, así que todas las personas residentes fuera de España pueden hacerse cómodamente con el mismo. También se distribuye en edición impresa.

Desde estas líneas mi más cálida felicitación a las autoras. Un libro escrito por madres, con otra visión que no es la de los profesionales (personalmente, su punto de vista me interesa mucho), y espero nos transmitan sus mariposas desde su corazón al nuestro.

Hasta dentro de quince días, Buenos tratos regresa el 16 de noviembre con la firma invitada del mes: Naiara Zamora Berrondo, psicóloga y psicoterapeuta infantil, nos hablará de la psicomotricidad relacional en un atractivo e interesante post que expondrá los beneficios de este abordaje psicoterapéutico sobre todo para los niños más pequeños, ideal para contribuir al fomento de un apego seguro.

Cuidaos / Zaindu

Bibliografía utilizada para elaborar este post

1. La Teoría del Apego: Un Enfoque Actual   

Mario Marrone  
Madrid: Psimática, 2001  - Segunda edición 2009                    
Prólogo por Hugo Bleichmar
Con contribuciones de Luis Juri y Nicola Diamond.

2. El cerebro del niño

Dan Siegel y Tina Payne Bryson
Barcelona: Alba, 2013

3. El apego en psicoterapia

David J. Wallin
Bilbao: Desclée de Brouwer, 2012