lunes, 17 de diciembre de 2012

"La autoestima como fichas de póquer" Con esta metáfora el blog Buenos tratos despide este año 2012. Feliz navidad - Eguberri on!


Esta es la última entrada del año. Como quien no quiere la cosa, el año 2012 toca a su fin. Un año más Buenos tratos (el blog que con entusiasmo dirijo) ha estado con todos/as nosotros/as. Ya son cinco años naturales. Todavía me acuerdo de mi amigo Alberto Barbero hablándome en unas fiestas de San Marcial, en Irun, de lo que era un blog y las posibilidades que tenía (y sigue teniendo) Para mí está siendo una experiencia muy gratificante, y estoy aprendiendo de todos vosotros/as, a la par que escribir cada semana me motiva para leer, investigar y conocer más sobre este apasionante campo de la psicología (apego y trauma) 
Para celebrar este quinto aniversario de Buenos tratos, preparo un evento del que os hablaré a vuelta de vacaciones de Navidad, en enero de 2013. Todavía estoy diseñándolo, pero pronto podré anunciarlo.

Para despedir el año quiero compartir con vosotros/as esta preciosa metáfora que mi amiga María José Gorrotxategi (pedagoga y directora de la Asociación de Educadores Especializados de Gipuzkoa, una excelente educadora y persona comprometida con la infancia como pocas he conocido. Muchos niños de Gipuzkoa han encontrado en su institución, en su persona y en su equipo los recursos necesarios para crecer y rehacerse desde la adversidad) me envió por mail hace unas semanas. Creo que es un bonito cierre a este año, pues expresa -con una metáfora sencilla y clara, pero contundente y potente- lo que le ocurre a un niño o joven que tiene baja autoestima. Y los niños o jóvenes que tienen a sus espaldas una historia de vida traumática suelen tener afectada su autoestima porque tienen muchas dificultades para lograr una adaptación personal, social, académica, familiar…
No voy a explicarlo porque ya lo hace magistralmente su autor, Rick Lavoie, experto en educación especial. Él lo aplica a los niños con dificultades de aprendizaje. Bastantes de nuestros niños y adolescentes adoptados y acogidos suelen tenerlas. Ahora estamos a final de trimestre y acaba de finalizar la primera evaluación. Es posible que tú, padre, madre o educador, tengas a un hijo/a o niño/a o joven que ha suspendido bastantes asignaturas. Y te puedes preguntar: "¿por qué?" Te recomiendo que escuches a Rick Lavoie porque quizá lo que cuenta este educador te ayude a comprenderle.

Este vídeo nos ilustra, explica y enseña de manera sencilla muchas cosas en relación a los niños y jóvenes que tienen baja autoestima, el por qué de sus reacciones. Y encima estos menores han de competir con otros con alta autoestima; y, como Lavoie dice: “eso no es justo” También nos hace tomar conciencia de que nosotros podemos quitar muchas fichas, pero también podemos darlas. Es necesario que no olvidemos la frase final: “Todo chico que se cruce en nuestro camino, que tenga más fichas de póquer cuando se acueste que las que tenía cuando se levantó” A sabiendas de que muchas vivencias del pasado (y circunstancias y personas del presente también) pueden hacer que el niño o el joven pierda muchas fichas. Centrémonos en lo que saben hacer, en sus fortalezas, en sus habilidades y démosles muchas fichas. Las necesitan. Emotivo e impactante este vídeo. Pero en mi humilde opinión, es un fiel reflejo de lo que estos chicos/as sienten.
Os pongo el vídeo aquí. Está en Youtube (tecleando estas palabras: "autoestima fichas póquer"):

 
El blog Buenos tratos y su autor (quien escribe estas líneas) se van de vacaciones de Navidad. Quiero aprovechar este espacio y este momento en el que escribo para daros las gracias a todos/as y para desearos una Feliz Navidad y lo mejor para el año 2013. Buenos tratos regresa el 7 de enero de 2013. Los temas en los que nos vamos a centrar al iniciar el año van a ser: (1) el evento del que os he hablado y que estoy diseñando; (2) el libro de Ana Francia Iturregi, magnífico, titulado: "El niño y la niña adoptados en el aula" (3) el libro que publicaré en febrero de 2013 sobre la técnica de la caja de arena (4) Y proseguir con la psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras.
Espero tener salud para poder seguir con este blog durante el año próximo, al tiempo que también os deseo salud para todos/as vosotros/as.

¡Un abrazo para todos/as y hasta el 7 de enero!
Gabonak ondo pasa eta urte berri on! Urrengo urtean, guztietarako osasuna opa dizuet. Eskerrik asko zuen arretagatik eta Tratu onak blog-a jarraitzeagatik. Elkar ikusiko dugu urtarrilan 7an. Besarkada bat!

miércoles, 12 de diciembre de 2012

"Derecho a ser concebido simbólicamente", una nueva reflexión para un nuevo derecho propuesto por Óscar Pérez-Muga, psicólogo

Mi amigo y colega Óscar Pérez-Muga me ha enviado esta magnífica reflexión con motivo del -celebrado recientemente- Día Internacional de los Derechos del Niño. Me ha gustado mucho el derecho que reivindica pues creo que es universal a todo ser humano (así son los derechos: universales; por eso se propone como tal, por su universalidad) Todos hemos sido concebidos porque todos hemos sido representados y creados mentalmente (en el sentido cognitivo y emocional), con independencia de que la vía a través de la cual lleguemos y formemos parte de la familia sea biológica o social. La concepción sobre todo debe ser una realidad psicológica que anide en la mente de los padres y las madres.
 
Por ello, quiero compartirla con todos vosotros/as porque me parece que puede aportar a todas las familias y niños un sentido de identidad y pertenencia sólidos. Es en los símbolos donde radica buena parte de la conciencia del ser a lo largo del tiempo, de sentirse perteneciente a y parte de. En suma: el arraigo, el vínculo.
 
Esta reflexión la ha enviado Óscar Pérez-Muga a la revista Niños de Hoy con ocasión del Día Internacional de los Derechos del Niño y con motivo de la reciente aparición de la 2ª Edición de nuestro libro titulado, como ya sabéis: "¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padres adoptivos con trastornos del apego"
 
Dice literalmente así:
 
 
Derecho a ser concebido simbólicamente
 
La cercanía del Día Internacional de los Derechos del Niño es siempre un buen momento para reflexionar sobre la infancia. En esta ocasión una oportunidad para reivindicar el derecho de todas las personas a ser concebidas simbólicamente.
 
Sabemos qué es la concepción física del ser humano, como ocurre en un instante y cómo se gesta posteriormente hasta el nacimiento. La concepción simbólica, por su parte, es un proceso por el que padres y madres integran en su imaginario la gran responsabilidad que supone una hija o un hijo, culminando por sentirse padre y madre de por vida. Podríamos decir que la concepción física posibilita la vida y la concepción simbólica permite su buen desarrollo.
 
Los derechos de la infancia implican garantizar múltiples necesidades durante las distintas fases madurativas. Sin embargo, los niños y niñas no concebidos simbólicamente carecen de algo fundamental e insustituible para garantizar estos derechos, el compromiso incondicional y definitivo de un adulto con ellos.
 
La sola concepción biológica supone en ocasiones el comienzo de una infancia de derechos insatisfechos, de sufrimiento y desprotección. Cuando hablamos de derechos de la infancia hablamos entre otros de los cerca de 40.000 menores atendidos en instituciones en España (según la Sociedad Española de Pediatría Social) con los que podríamos sustituir toda la población de capitales de provincia como Soria o de Teruel. Además hay que añadir que, como en todos los ámbitos de la sociedad, la crisis también afecta gravemente a la calidad en la atención a los menores.
 
Para evitar estas situaciones queda casi todo por hacer, en muchos casos la adopción permite la unión de historias paralelas de necesidades y deseos en una familia. Los acogimientos familiares, por su parte, permiten el compromiso temporal de unos adultos con menores cuidándolos como a uno más de la familia.
 
Sin embargo es necesario seguir avanzando y, si la protección que no llega a tiempo no es protección, el proyecto de reforma de la ley de protección a la infancia es una gran oportunidad todavía por concretar. No sólo para facilitar el encuentro de hijos e hijas que necesitan padres y madres que quieran serlo, o adultos que les cuiden, sino para hacerlo lo antes posible y evitar el daño y el sufrimiento de esos niños y niñas desde sus primeros meses de vida.
 
Finalmente, el hecho de concebir simbólicamente no sólo modifica la forma de entender el mundo, las referencias vitales y las prioridades personales de padres y madres. También modifica el imaginario de los hijos e hijas ya que les permite vivirse como personas queridas, sentir que son importantes para otros y dar un sentido positivo a sus existencias.
 
Hasta el lunes que viene, en el que vuelvo con un nueva entrada: una metáfora sobre el porqué de la baja autoestima que tienen los niños con dificultades de aprendizaje.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras. Desarrollar respuestas consistentes por parte del cuidador: límites y normas y niño traumatizado (IV y final)

Llegamos al final de esta serie de capítulos dedicados al desarrollo de respuestas consistentes por parte del cuidador. Con esta última parte cerramos también el bloque dedicado al apego. El año próximo retomaremos esta psicoeducación y abriremos nuevo bloque, esta vez dedicado a la AUTO-REGULACIÓN, centrándonos en los temas referidos a la identificación de las emociones, la modulación y la expresión de las mismas. Unos temas muy interesantes y necesarios pues una de las consecuencias de los niños que no han tenido experiencias de apego óptimas es el déficit en la auto-regulación de todo el sistema bioconductual.  La semana que viene, con una metáfora preciosa y muy ilustrativa sobre el porqué de la baja autoestima de los niños y jóvenes que tienen dificultades de aprendizaje, cerraremos el año y me cogeré unos días de vacaciones ¡No sin antes desearos lo mejor para estas fiestas y el venidero 2013!

Pero lo primero es lo primero. Hoy nos centramos en el tema que nos toca y os propongo (siguiendo a las autoras Blaustein y Kinniburgh, como venimos basándonos desde que comenzamos esta psicoeducación) reflexionar sobre cómo establecer los límites normativos  en el niño traumatizado, así como las precauciones que debemos tener si usamos las clásicas técnicas de conducta para modificar el comportamiento del niño.

Establecimiento de límites en el niño traumatizado

Dar opciones. Los niños traumatizados a menudo sienten la necesidad de tener el control. Esto ya lo vimos la semana pasada y es muy característico de personas que han vivido traumas. La hipervigilancia, el no obedecer fácilmente, el negarse a hacer ciertas tareas… responden a esta necesidad y no a mala voluntad o disposición por su parte. Hasta que no confíen en el adulto y éste les merezca seguridad, no se irán abriendo. Recuerdo un niño muy dañado emocionalmente por los malos tratos que su padre le infligió durante cuatro largos años. Al principio, cualquier directividad por mi parte era muy mal tolerada e incluso precipitaba una respuesta primero de frustración, después de ira y finalmente de huida/ataque. Cuando pude devolverle lo que estaba detrás de ese comportamiento y comprender esta necesidad, fue paulatinamente permitiendo que yo dirigiera parte de las sesiones de terapia.

Las luchas de poder pueden evitarse facilitándole la elección, dándole un abanico de posibilidades. Por ejemplo, en vez de decir tajantemente: “tienes que hacer los deberes en tu habitación”, se le propone: “puedes hacer tus deberes en tu habitación o en la cocina, ¿dónde prefieres hacerlos?” Esta opción le provee al niño la ilusión de que controla, a la par que el cuidador establece unos límites. En psicoterapia es algo que yo hago siempre: “podemos dibujar, trabajar con el cajón de arena o hablar; ¿qué te viene mejor hoy?”

Es importante como cuidadores saber “leer” o sintonizar con el niño para determinar la razón por la cual éste no quiere obedecer; hay que diferenciar el niño que se siente abrumado por las tareas que tiene que hacer de aquél que no quiere hacerlas o se opone a ello. En ese caso, es necesario conectar con la emoción (“pareces triste/enfadado/nervioso… mientras recoges tu habitación. ¿Pasa alguna cosa con esto?”) o descomponer las tareas largas en pasos cortos u ofrecernos a ayudar al niño o al joven con sus trabajos.

Es importante tener unas reglas mínimas a las que hay que comprometerse (comprometer a toda la familia y al niño) Son las que requieren más firmeza por nuestra parte. Sin embargo, con otras normas debemos ser más flexibles (su forma de vestir, por ejemplo)

Saber elegir el momento. Hay que saber ser oportunos. Cuando el niño traumatizado está con un alto nivel de activación, normalmente no es capaz de poder ejecutar sus funciones cognitivas incluidas la lógica, la solución de problemas, la planificación, la anticipación, demorar la gratificación… Esto hay que tenerlo muy en cuenta. Por ejemplo, con las tareas escolares, auténtico caballo de batalla para muchas familias. Desde los centros escolares cargan a los niños con muchos deberes. Los niños traumatizados no saben manejar la excesiva activación que les supone enfrentarse a los deberes (demasiadas tareas, demasiado tiempo concentrados, miedo a fallar, dificultad en manejar las emociones…) Muchos de ellos terminan estallando y los conflictos con los padres, sobre todo en la adolescencia, son el pan nuestro de cada día. Con estos niños debería llevarse un plan adaptado a sus posibilidades no sólo cognitivas sino emocionales. Sería mucho más apropiado que aprendieran a aprender y con un ritmo que se adecue a su capacidad para tolerar el estrés. Tengo la sensación de que la escuela hoy en día es un reflejo de la feroz competitividad que existe en nuestra sociedad donde nos estamos olvidando del ser.

Cuando el niño está activado, los cuidadores pueden intentar lo siguiente:

Ayudar al niño a tranquilizarse, utilizando sus propias habilidades para calmarse como adulto y así calmar al niño.

Solamente aplicar los límites y la disciplina (cuando el niño se opone, desobedece o no cumple con sus obligaciones porque está activado en exceso) cuando hayamos calmado al niño. Esto es una regla básica. Puede llevar un tiempo que un niño recupere un estado de calma.

Técnicas para modificar conductas y niño traumatizado

Todo tipo de límite normativo puede funcionar como un “disparador” (ya vimos en entradas anteriores dedicadas a la psicoeducación qué significa la palabra “disparador”: es un suceso del presente que actúa como detonante de una respuesta emocional y conductual traumática del pasado) Las tácticas que se suelen usar con los niños no traumatizados como ignorar sus conductas negativas o el tiempo fuera (sacar al niño fuera del contexto que se supone está reforzando las conductas negativas de aquél; expulsarle de clase es un ejemplo típico) pueden ser potentes disparadores de miedos al abandono y al rechazo para los niños traumatizados. Los límites y las consecuencias ante su quebrantamiento pueden disparar miedos al castigo, a la autoridad y sensación de vulnerabilidad. Por lo tanto, si se van a utilizar  es muy importante ser consciente de las posibles reacciones. En mi opinión, soy mucho más partidario (y lo saben los padres que vienen a mi consulta) de tratar de tranquilizar y hablar con el niño, así como de aprender a leer qué hay detrás de las conductas. Peguntarnos qué hay detrás de ese comportamiento: ¿necesidad, emoción, problema, defensa?…) Normalmente, los padres, tan estresados, disparamos primero, preguntamos después. Ya he comentado muchas veces que la mejor consecuencia es la que la propia vida enseña: si no se hace un buen uso de algo no se quita, sino que se guarda hasta que se aprenda a hacerlo (pero lo que se guarda es del niño) Si no se aprueba, hay que trabajar más y limitar el tiempo que se le dedica a las salidas con los amigos (pero no castigar sin salir ningún día), pues la vida nos enseña que para aprobar hay que trabajar más (enseñamos al niño que en un futuro cuando sea mayor, si quiere lograr algo deberá dedicarle más tiempo: es lo natural) Si el joven insulta, agrede, roba… la mejor consecuencia es reparar sus malas acciones y hacer algo positivo por el otro pues le ha causado un daño y así lo corrige, y además hace algo bueno, para que el otro se sienta bien. Si se llega más tarde de la hora prevista, al siguiente día podría proponérsele ayudar a poner la mesa pues todos estuvimos esperándole a comer y debe hacer algo para compensarlo.

Con todo, puede haber circunstancias en las que sea aconsejable el tiempo fuera. Hay niños o adolescentes que pueden entrar en un tipo de comportamientos muy perturbadores para los demás. O que la seguridad del propio niño o joven y la de los otros aconsejen buscar un lugar fuera donde calmarse. Tanto si se usa el tiempo fuera como si decidimos ignorar las conductas negativas del niño (pues prestarles atención se ha comprobado que aumenta su aparición), debemos tener estas precauciones: (1) Dejar claro al niño o al joven que se le ignora o se le lleva a un lugar aparte por la conducta, no por su persona. Nombrar la conducta negativa que ha hecho y no etiquetarle (por ejemplo, “te vas al tiempo fuera por malo”=no / “vas a estar unos minutos en esta sala hasta que te calmes y prometas que vas a dejar de pegarle manotazos a tu compañero”= sí) (2) Debemos dejarle claro al niño o al joven, explícitamente, que nosotros le queremos y que jamás le abandonaremos; lo que no toleramos es esa conducta (3) Si sabemos que el niño era castigado encerrándole en cuartos oscuros, habitaciones muy pequeñas, etc. podemos tener un lugar en la casa o en clase, en el colegio, donde pueda sentarse y estar hasta que se calme. Es como un sitio para recuperar la calma, tranquilizarse y darse cuenta. Hemos de ser conscientes de que algunos niños no podrán usar el espacio para reflexionar y unir causa-efecto, sobre todo los más dañados. Por ello, recomiendo mucha precaución y sobre todo recurrir al tiempo fuera cuando es justificado por razones de seguridad del niño y de los demás. Muchas veces no sabemos, sobre todo con los niños de trauma crónico, (adoptados con siete años, por ejemplo, y que han vivido maltrato continuado) de qué manera se les pudo agredir, castigar... "Las cosas son siempre peor de lo que nos las contaron", suele decir Jorge Barudy. Por eso, seamos prudentes y si el niño tiene una historia traumática muy dura a sus espaldas, evitemos este tipo de medidas o recurramos a ellas en caso de que sea estrictamente necesario y tomando las precauciones que hemos mencionado.

Hasta la semana que viene, os espero para hablar de una metáfora preciosa que explica los problemas de baja autoestima, sobre todo a quienes tienen problemas para estudiar.

Buena semana. Cuidaos /Zaindu. Aste on bat pasa!

lunes, 3 de diciembre de 2012

Psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras. Desarrollar respuestas consistentes por parte del cuidador (III)

 
Proseguimos con esta tercera entrega dedicada al desarrollo de respuestas consistentes por parte del cuidador ante las conductas de los niños que han vivido trauma complejo. Es uno de los aspectos a tener muy en cuenta dentro del bloque dedicado al apego; la propuesta -ya sabéis- es de las autoras Blaustein y Kinniburgh, en su libro titulado: El tratamiento del estrés traumático en los niños y adolescentes.
Alabanza y la respuesta al trauma
¿Por qué algunos niños responden de manera negativa cuando se les alaba su comportamiento? Para algunos niños que han experimentado trauma, las recompensas y la atención positiva pueden disparar respuestas negativas. Hay varias razones para esto.
Una razón estriba en que la alabanza puede ser lo que se denomina en psicología “ego-distónica” (esto es, no sentida en sintonía con el “yo”) Para los niños que tienen un fuerte sentido de que algo va mal con ellos, la alabanza puede no ser congruente o cuadrar con su auto-percepción y pueden, por lo tanto,  sentirse aterrorizados, viviéndola como trampa o como algo falso.
Otra razón está en que las frases positivas pueden elicitar miedos en relación al apego. Los niños que han sido impactados por el trauma a menudo han experimentado múltiples pérdidas –de cuidadores, de lugares y de otras figuras importantes en su vida- Una relación positiva con un adulto puede elicitar miedos que significan una reviviscencia de lo ocurrido en el pasado. El miedo en la mente del niño sería algo así como esta pregunta: ¿Para qué me voy a apegar con alguien que podría hacer de nuevo lo mismo conmigo? (dejarme, pegarme, devaluarme…)
Respuestas cuando la alabanza actúa de disparador ante el niño
No tomárselo de manera personal. Es algo difícil de conseguir y de hacer, pero muy útil si nos mentalizamos de que estamos ante un niño que ha sufrido mucho, traumatizado por las pérdidas y por los efectos del abandono en la mente en desarrollo. Es normal que el niño desconfíe y se descuadre ante las alabanzas y el cariño. Puede que el cariño y las frases positivas las viviera en un contexto donde los cuidadores, después de alabar, en una conducta incoherente, castigaran. Si somos capaces de darnos cuenta de que “no va contra nosotros” sino que es un reflejo o una transferencia de relaciones que en el pasado ha tenido, y estamos tranquilos y respetamos y sobre todo comprendemos al niño empáticamente, hemos hecho mucho camino. No me canso de repetir que lo que el niño abandonado o maltratado nunca vivió es una relación empática en la que pudiera sentirse sentido. Aquí está la clave.
No discutir. Es importante que como cuidadores aprendamos a no enredarnos en discusiones que no son productivas y que lo único que hacen es que entremos en escalada para ver quién queda por encima. Esto es ponerse al nivel del chico o chica y en mi opinión poco recomendable, eficaz y, a la larga, fomentador de discusiones que entran en círculo vicioso con probabilidad alta de perder el control. Si devolvemos una alabanza al niño y éste la rechaza o nos rechaza y se la toma a mal, enfadándose o reaccionando de manera negativa, no hay que discutir con él sino decirle, por ejemplo: “Bien, yo me siento orgulloso de ti por haber aprobado las matemáticas, pero es bueno para ti que tú te sientas del modo en que tú quieras”
Permanecer en sintonía con el afecto del niño. Como hemos comentado muchas veces, el problema de los niños con apegos subóptimos es que sus cuidadores no sintonizaron emocionalmente de manera apropiada con ellos. Sintonizar es conectar con el niño y reflejar sus estados internos sin invadirlos, reflexionándolos. Es propio de los apegos seguros. Las personas que saben sintonizar emocionalmente y resonar los afectos de los otros, tienen muchas probabilidades de haber vivido una experiencia de apego seguro.
Por ello, si el niño empieza a alterarse, a entrar en escalada ante la alabanza, es importante responder al afecto que está subyacente. Por ejemplo: “Me doy cuenta de que te altera escuchar esto. ¿Un abrazo podría ayudarte a sentirte mejor?”
Guía general para la gestión de las conductas
Para muchos niños traumatizados, los límites en el pasado han sido punitivos, inconsistentes y hasta inexistentes.
Los niños pueden utilizar estrategias rígidas de control que les ayudan a sentirse mejor. Debido a esto, ellos pueden inicialmente resistirse a los límites y hemos de partir de esta comprensión. Si los adultos se alteran al comprobar que los niños no responden a nuestras normas y no se preguntan qué puede estar ocurriendo para que pase esto, entonces la conducta del niño empeorará al no sentirse entendido ni encontrar la debida firmeza en el adulto (amable pero firme ante algunas conductas que no se pueden tolerar)
Si elegimos unas cuantas normas básicas que es necesario cumplir para que todos vivamos y nos sintamos mejor (recordad que José Ángel Giménez Alvira en su libro “El hijo que vino de fuera” escribe que para educar a su hijo nunca renunció a que las normas básicas establecidas desde el primer día, los mínimos, dejaran de cumplirse), el niño -si observa que respondemos consistentemente (es decir, damos las mismas respuestas)- aumentará su sensación de control, se sentirá seguro y progresivamente nos lo irá cediendo.
Los adultos pueden ser titubeantes a la hora de establecer los límites con los niños que han experimentado trauma. Sin embargo los fallos en el establecimiento de límites puede enviar a los niños mensajes de manera inadvertida, tales como:
El niño es incapaz de controlar su propia conducta.
El niño está demasiado “dañado” para comportarse.
El niño no es merecedor de la atención del cuidador.
El cuidador es incapaz de manejar la conducta del niño.
Hemos de darnos cuenta que todos estos mensajes incrementan la percepción de poder del niño el cual puede aumentar las conductas negativas.
En contraste, establecer expectativas consistentes y límites envía un mensaje diferente. Comunica que:
El niño es capaz de aprender a controlar su conducta.
Los adultos tienen la habilidad de cambiar su conducta de una manera que es apropiada a la situación.
El niño es merecedor de la atención del cuidador.
El cuidador puede hacer que ambos (niños y él) se sientan seguros.
Continuamos la semana que viene con la última parte de la psicoeducación en lo que a los aspectos de dar respuestas consistentes por parte del cuidador se refiere.
Después, para terminar el año, os hablaré de una metáfora (que me ha encantado) que explica por qué los niños con dificultades de aprendizaje tienen baja autoestima.
El nuevo año lo abriremos con dos propuestas: (1) una reflexión de mi amigo y colega Óscar Pérez-Muga a propósito del Día internacional de los Derechos del Niño; y (2) un libro -que hace mucho tiempo yo estaba esperando que apareciera y al fin alguien se ha animado- titulado: "El niño y la niña adoptados en el aula", escrito por Ana Francia.
Y tras esto, pronto os hablaré de mi nuevo libro, el cual saldrá a la venta en febrero de 2013. Es sobre la técnica de la caja de arena, de la que ya os he hablado en más de un post de este blog. Se titula: "Construyendo puentes. La técnica de la caja de arena (sandtray)" Estará editado por Desclée de Brouwer. En el mismo explico esta técnica paso a paso y expongo para qué tipo de pacientes está indicada. Además, hablo del apego y del trauma. Y muestro las cajas de arena -los procesos- que han hecho en psicoterapia con esta técnica (entre otras) los niños adoptados con trastornos del apego que acuden a mi consulta. Estoy encantado de cómo ha quedado este libro, y feliz de poder compatir la noticia de su publicación con todos/as vosotros/as.
Bueno, tiempo habrá pues, para hablar de todo esto, tan interesante y que nos apasiona.
Cuidaos / Zaindu

lunes, 26 de noviembre de 2012

Psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras: desarrollar respuestas consistentes por parte del cuidador (II)

Continuamos nuestra psicoeducación. Vamos a centrarnos hoy en cómo dar respuestas consistentes, como educadores, padres o madres de niños que tienen a sus espaldas una historia traumática de vida. Seguimos a las autoras Blaustein y Kinniburgh en su obra: El tratamiento del estrés postraumático en niños y adolescentes.

Las respuestas consistentes por parte de los cuidadores las vamos a centrar en los siguientes aspectos:
Guía para el uso de la alabanza y el refuerzo positivo por parte del cuidador.
El trauma crea un distrés significativo que impacta a los niños, sí, pero también a todos los sistemas de cuidados en en los que el niño se desenvuelve (la familia, el colegio, las actividades extraescolares, las relaciones con iguales…) No es inhabitual que se instale un patrón en el que los adultos que rodean al niño se identifiquen en exceso con sus dificultades, estresores y síntomas.
Esto puede traer como consecuencia que apenas nos fijemos en los aspectos o conductas positivas y que no usemos la alabanza o el refuerzo positivo. Al final, el niño puede terminar identificado y etiquetado como raro o incluso “malo”. No se rescatan sus comportamientos positivos, sus esfuerzos, su deseo de hacer las cosas bien. Hasta, a veces incluso no se destacan porque se supone que es lo que debe hacer.
El uso de la alabanza y del refuerzo positivo contribuyen a:
Aumentar las interacciones positivas entre el niño y el cuidador.
Aumentar las conductas positivas que se desean.
Favorecer la sintonización positiva entre el niño y el cuidador.
Aumentar el sentimiento de seguridad.
Construir la autoestima y la auto-eficacia para ambos, cuidador y niño.
Aumentar los sentimientos de que el niño y el cuidador pueden dirigirse adecuadamente.
La alabanza y el refuerzo deben ser una opción consciente. Sorprendentemente, es mucho más difícil darse cuenta y hacer notar las cosas buenas que las negativas o las intensamente desagradables que vivimos. Me sucede a menudo en consulta que pregunto a las familias qué destacarían como positivo de sus hijos adoptados o acogidos y… ¡se lo tienen que pensar un rato! Tan centrados están en las conductas desadaptadas... Hay que tener en cuenta que los comportamientos positivos de los niños requieren de nosotros una selección y unos blancos a elegir para reforzar.
Seleccionando conductas positivas
No alabes cualquier conducta (lo que sea) Si se alaba cualquier aspecto del niño, puede resultar falso tanto para el menor como para el padre o la madre. Selecciona cosas que sean tangibles, que son importantes, que son objetivos de trabajo con el niño… Y focalízate en ellas.
Por ejemplo:  “¡He hablado con tu maestra y me ha dicho que llevas una semana muy atento en clase, enhorabuena, lo estás consiguiendo!”
Elegir conductas que son importantes y deseadas. Específicamente, seleccionar conductas o dianas basadas en aquello que estamos tratando de construir. Por ejemplo, si tolerar la frustración sin que el niño monte una rabieta es un objetivo importante, entonces cualquier signo que el niño esté haciendo debería hacerse notar y ser destacado. Por ejemplo, si el menor fue capaz de esperar unos minutos fuera mientras hacíamos una gestión y le decimos “¡buen trabajo!” estamos siendo muy inespecíficos. Es mucho mejor ser concretos, empáticos y reforzantes: “¡Oh!, estoy orgulloso de ti. Te dije que tenías que esperar unos minutos y tú dijiste “bien”. Yo sé que ha sido difícil pero estoy orgulloso de cómo lo has manejado”
Redefinir el “éxito”. Hay que partir de que vamos gradualmente enseñando y reforzando al niño. Es un proceso con idas y venidas (donde la gestión de nuestras emociones es fundamental) Si el último objetivo es que el niño no rompa objetos cuando se enfada, por ejemplo, entonces hay que reforzar la primera vez que el niño grita pero no golpea o rompe.
Más allá de “ser bueno”. La alabanza no siempre debe estar ligada a acciones. El niño siempre es aceptado y siempre es bueno; otra cosa es que sus conductas sean desadaptadas. La alabanza no es sólo que modelemos comportamientos positivos en el niño sino la construcción de un sentido del sí mismo.
Ejemplos de frases de alabanza:
Relativas a la conducta: “Realmente has estudiado muy bien y has terminado tus deberes” “Me gusta lo bien que tú y tu hermana habéis compartido la merienda” “Me siento muy contento cuando me dices de manera clara lo que tú estás sintiendo”
Referidas a esfuerzo: “Me he dado cuenta lo bien que has trabajado en eso” “Gracias por intentarlo, incluso aunque resulte difícil para ti ahora. Si sigues así, lo conseguirás”
Referidas a cualidades de los niños: “Estoy orgulloso de lo amable que eres” “Tienes un gran sentido del humor” “¡Qué bien sabes dibujar, me encanta!” “De portero, en fútbol, eres muy bueno; me siento orgulloso de ti”
Referidas a la relación: “Tú eres un gran niño, me siento súper bien estando contigo” “Me encanta que juguemos juntos y nos riamos, nos sintamos contentos, estemos a gusto” “Me encanta ver tu sonrisa cuando te levantas”
Sobre los reforzadores
Reforzador en psicología es un estímulo positivo que sigue a una conducta que deseamos fortalecer, esto es, aumentar su frecuencia de aparición.
No soy partidario de acordar con los niños cosas tales como “si haces esto, te ganas esto” Los reforzadores deben ser consecuencias naturales no artificialmente creadas. Si el niño hace algo positivo de manera natural y espontánea, una consecuencia que la vida nos enseña es que eso va a ser destacado y aprobado.
La alabanza, los comentarios positivos, la atención que prestamos a los niños, el jugar con ellos, el celebrar juntos con una cena especial lo bien que trabajó los deberes, el poder tener un tiempo extra con los amigos… Son ejemplos de cómo la consecuencia que los padres ponemos de manera natural enseña a los niños.
Hay aspectos que nunca nunca deben ser puestos en cuestión: la pertenencia y la aceptación. Maneras de pretender cambiar al niño tales como ignorar su persona; negarle el cariño (los besos, los abrazos); no aceptar su persona (tus conductas negativas no las tolero –“no debes insultarme cuando te enfadas; yo te voy a enseñar a calmarte y tú aprenderás a hacerlo; pero a ti te quiero y te querré siempre pase lo que pase”-. Mensaje importantísimo para todos los niños pero en especial para los adoptados y acogidos que han sido abandonados anteriormente)
Realmente, observo poco en los padres y familias el trabajo de enseñar a los niños el manejo de sus emociones. Les decimos “¡pórtate bien!" pero no les enseñamos cómo. Y también no veo que los padres alaben y feliciten a sus hijos por cómo son ellos y por sus logros a la hora de ir superando sus problemas. Esto se hace poco. Lo más habitual es que escuchemos una retahíla de frases que remarcan sus problemas, dificultades, síntomas… Esto nos debe dar que pensar y el artículo de hoy va en esta línea, en que reflexionemos sobre ello.
Cuidaos / Zaindu

martes, 20 de noviembre de 2012

Curso "Psicodiagnóstico e intervención a través del análisis de las técnicas proyectivas y los dibujos", organizado por Umayquipa. Abierto el plazo de matrícula.



UMAYQUIPA (Centro de psicoterapia y formación de psicoterapeutas) abre la matrícula para apuntarse en el "Curso de Psicodiagnóstico e Intervención a través del análisis de las técnicas proyectivas y los dibujos"

Dirige el mismo la experta psicóloga y psicoterapeuta María Barbero de Granda.
Y tengo el honor de participar como profesor en un módulo nuevo (se ha programado este año) impartiendo la técnica de la caja de arena.

Para más información, y también para matricularse:
UMAYQUIPA

C/ Alberto Aguilera 58, 3º izq. (Metro Argüelles)
MADRID
Tel.: 91 549 38 78
umayquipae@gmail.com

El objetivo de este curso es conocer el porqué de lo que le ocurre al niño y adolescente, qué hay detrás de sus síntomas o de sus conductas; para luego plantear cómo intervenimos, de qué manera (las técnicas) y muy importante: por donde empezamos a trabajar, para no desarmar a nuestro paciente sino que vaya haciendo cambios firmes y seguros.
 
De esta forma tanto el psicodiagnóstico como el trabajo psicoterapéutico lo entendemos como un modo de poder acercarnos al mundo de cada niño u adolescente, en su individualidad, en su diferencia.
 
Cada uno manifestamos lo que nos afecta de modo distinto, porque queremos, expresamos, vivimos... con estilos diferentes. Las Técnicas Proyectivas junto con el dibujo, el juego y este año el sandtray (la técnica de la caja de arena) nos brindan la oportunidad, a través de las sesiones o de cualquier actividad terapéutica, a que ayudemos a la persona a conocerse y así poder encontrar su estilo de vida, particular, propio, un estilo que sea único, que le haga sentirse cómodo y que le permita lidiar con sus conflictos internos y, desde ahí, con los del exterior.
 
Con este curso apostamos porque cada niño necesita un trabajo distinto, una forma de acercamiento adaptada a lo que puede tolerar en ese momento, ya que crearemos un espacio adaptado a sus necesidades.
 
Con las técnicas proyectivas y a través del juego conseguimos conocer en qué momento está el paciente, qué necesita, cuáles son sus recursos y conflictos, sus temores y defensas frente a ellos. Nos facilitan la manera para poder ir adentrándonos en su mundo sin que lo perciba como invasivo y como parte de un proceso de integración que ayude a su crecimiento.
 
Trabajaremos también con los dibujos y las técnicas proyectivas como forma de intervención. Ya que el mundo está formado por lo que percibimos y por lo que proyectamos en él. Utilizaremos el juego como un espejo de lo que yo soy y de cómo lo vivo.
 
De esta forma podremos descubrir esas partes más escondidas, más inconscientes, las que nos asustan mirar porque un día las guardamos para poder sobrevivir, pero que no nos permiten un disfrute de quienes somos, de todo lo que podemos llegar a desarrollar en ese precioso proceso de ser persona.
 
El curso está dividido en diferentes módulos y en cada uno de ellos hay un aporte teórico con casos prácticos.
 
En el trabajo con los niños y adolescentes es fundamental conocer su lenguaje y su modo de expresar. En este curso aprenderemos a entender lo que les duele, sus conflictos y el papel que juegan en sus problemas las figuras parentales. Todo esto a través del significado del juego, de los dibujos y de las principales técnicas proyectivas.
 
De este modo durante el curso aprenderemos a conocer al pacientito en profundidad a través del psicodiagnóstico, y a saber cómo intervenir según el caso tanto con los niños-adolescentes como con los padres. En todos los módulos hay una parte teórica y la aplicación en casos prácticos.
 
Este curso está orientado a la práctica para poder intervenir en los casos entendiendo dónde está el origen y cómo trabajarlo.
 
MODULO PRIMERO: TRABAJO CON LOS PADRES y TRABAJO CON EL JUEGO: Cómo realizar una primera entrevista a los padres. Tipos de padres en función de las defensas que emplean. Diferentes conductas en padres que nos ayudan o dificultan la entrevista. Evaluación e Intervención. EL JUEGO es una de las formas que tiene el niño para mostrarnos su mundo interno, sus dificultades. Aprenderemos a traducir el lenguaje simbólico que aparece en los juegos.

 
También veremos los diferentes estilos de juego que hace cada niño en función de su estructura de personalidad y las defensas que utiliza. Cómo intervenir y en qué momento.
 
MODULO SEGUNDO: PSICOPATOLOGÍA A TRAVES DEL JUEGO: Breve repaso de la psicopatología, las estructuras de personalidad y sus manifestaciones en los dibujos y en otras pruebas. Las distintas defensas, cuándo se utilizan y qué miedo hay detrás de estas. Breve repaso de psicología evolutiva emocional a través del juego y de los síntomas que aparecen; lo esperado y adaptado a cada edad; lo significativo de ser tratado…
 
MÓDULO TERCERO- El TRABAJO CON LOS DIBUJOS: El lenguaje de los dibujos, mediante un análisis cualitativo de los elementos esenciales que tienen que estar presentes cuales son los que están añadidos y el significado. Las alteraciones importantes en los dibujos según las edades de los niños y su intervención. Análisis cuantitativo que proporciona la base para corregir cualquier dibujo lo haremos a través de la prueba HTP y dibujo libre. También veremos el significado de los dibujos de adolescentes y adultos.
 
MÓDULO CUARTO- El LENGUAJE DE LOS DIBUJOS- 2-parte: Veremos qué rasgos aparecen según los estilos de personalidad, Dibujos tipo en estilos depresivos- fóbicos- hiperactividad- trastornos del vínculo y cómo intervenir. Supone una mayor profundización en el abordaje y entendimiento de los dibujos. El dibujo es el principal junto con el juego, canal de comunicación de los niños y en los adolescentes su modo de expresión de sus conflictos. El dibujo de los adultos nos muestra la esencia de personalidad carente del control que ponemos a la hora de funcionar.
 
MÓDULO QUINTO- PARTICULARIDADES en los tests de: HTP-LA FAMILIA: Después de aprender a corregir cualquier dibujo, veremos las particularidades de la prueba del árbol, casa y figura humana; del Test de la familia. Y el trabajo a nivel familiar. Lo uniremos con el trabajo del juego con los muñecos de la familia.
 
MÓDULO SEXTO: TRABAJO CON EL TEST TEMÁTICO- PATA NEGRA. TEST PATA NEGRA – Se analizan las relaciones familiares, que tipo de vínculo se establece, la rivalidad entre los hermanos, la forma de procesar la información, el desarrollo del lenguaje. En ésta vemos las relaciones fraternales, temas esenciales como la soledad, miedo al abandono. CAT- Haremos un repaso de esta prueba similar a la anterior y trabajaremos las diferencias y los datos nuevos que nos aporta.
 
MÓDULO SEPTIMO: TEST DESIDERATIVO- Constituye una herramienta fundamental cuando los niños y adolescentes están cerrados en psicoterapia y apenas expresan. A través de esta prueba les sacaremos de su coraza y veremos y trabajaremos los recursos ante la pérdida, el vacío y cómo es de sólida la identidad del yo, posible riesgo de destrucción y de suicidio.
 

MÓDULO OCTAVO: EL MUNDO INTERNO DE LOS ADOLESCENTES: El trabajo a través de lo proyectado.- Test de Phillipson (relaciones objetales). En esta prueba se refleja muy claro cómo se relaciona con el otro, consigo mismo, los conflictos de tira y afloja. El manejo de la autoridad, detección de indicadores de abuso o maltrato.
 
MÓDULO NOVENO: QUÉ Y CÓMO: Realización de informe escrito y devolución de resultados. Diferentes tipos de informes. Jurídicos, para colegio, clínicos, administrativos. Técnicas de trabajo con padres.
 
MODULO DIEZ: Supervisión de casos. Revisión de casos prácticos y de todo el curso, evaluación de los contenidos más importantes.
 
Como os he comentado al principio, se incorpora a este curso un MÓDULO NUEVO titulado: La técnica de la caja de arena que será impartido por este servidor de ustedes. La técnica consiste en la elaboración de mundos o escenas utilizando miniaturas diversas (hay que proveer al paciente de una muestra representativa de todos los seres animados e inanimados que existen en el mundo externo así como en su imaginario) que se colocan en la superficie de una bandeja (de unas proporciones determinadas) cubierta de arena hasta aproximadamente la mitad de su cabida.
 

 
En este MODULO de la caja de arena, pretendemos:
 
 
Conocer los orígenes de la técnica, hacer un poco de historia.
 
Perfilar para quiénes está indicada esta técnica.
 
Aprender los pasos en la conducción de una sesión con la técnica de la caja de arena, tanto de apoyo al diagnóstico como técnica para intervenir.
 
Explicar cuál debe ser la actitud del terapeuta.
 
Alcances y límites de la técnica.
 
 
Podéis conocer más sobre esta técnica haciendo clic aquí.

Estoy encantado de participar como profesor en este curso. Desde estas líneas os recuerdo nuevamente que está abierta la matrícula y os animo a que participéis del mismo pues capacita para realizar un adecuado psicdiagnóstico e intervención con menores.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras: desarrollar respuestas consistentes por parte del cuidador (I)


Esta semana retomamos el tema de la psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras que está teniendo muy buena acogida entre vosotros.

Antes, quiero agradecer a la Dra. en psicología de la Universidad de Sevilla, Maite Román, el detalle que ha tenido (me puse en contacto con ella para pedirle permiso para publicar una reseña en este blog sobre su tesis doctoral) conmigo al responderme, darme su autorización, felicitarme por el blog y atender a mi petición de algunos materiales que a nivel profesional le solicité. No es frecuente encontrar en el ámbito universitario a profesores tan amables y dispuestos. Maite Román lo ha sido, y público hago mi agradecimiento. Os sigo recomendando que leáis su tesis doctoral por la enorme calidad que atesora y porque sus resultados son muy reveladores. Apoyan el camino que desde aquí nos proponemos: trabajar con estos niños de acuerdo a segurizarles, tener paciencia, respetar su ritmo y no presionarles a una normalidad que no pueden alcanzar debido al peso de sus muchas veces traumática historia.

Dentro del bloque destinado al APEGO, avanzamos en los temas de esta psicoeducación que estamos proponiendo para las familias adoptivas y acogedoras y nos centramos en el referido al desarrollo de respuestas consistentes por parte de los cuidadores (padres, madres… adoptivas y acogedores)

Como viene siendo habitual, tomo como referencia el libro titulado: Treating Traumatic Stress in Children and Adolescents, de las autoras Blaustein y Kinniburgh

La idea principal es que la familia adoptiva o acogedora debe de desarrollar respuestas predecibles, seguras y apropiadas a las conductas de los niños, de tal manera que tenga en cuenta (sea sensible y reconozca) el papel que las experiencias pasadas tienen en las conductas actuales.

¿Por qué es importante la consistencia?

Una parte importante en la construcción de un ambiente seguro para el niño es que el cuidador desarrolle respuestas predecibles a sus conductas.

Para los niños que han experimentado trauma por parte de sus cuidadores primarios, los límites han podido históricamente estar asociados a falta de poder (una de las tareas de la psicoterapia suele ser devolver el poder que a la víctima infantil se le arrebató con el maltrato) e intensa vulnerabilidad. Los cuidadores han podido ser percibidos fuera de control, punitivos y atemorizantes.

Incluso para los niños que no han sido dañados por sus cuidadores primarios, el trauma en sí mismo es a menudo percibido como una amenaza impredecible del ambiente.

Un entorno que cuida a los niños les provee de respuestas seguras y predecibles a sus conductas. Esto les reasegura en que hay reglas y consecuencias significativas, tanto positivas como negativas. Fijaos bien que hablamos de consecuencias y no premios o castigos. La idea es ser consistente en nuestras actuaciones de tal manera que el niño entienda que la consecuencia enseña. Palabras como castigo tienen una carga peyorativa y el niño (traumatizado por la violencia o los malos tratos) interpretará como un ataque o como que se le quiere hacer daño. El castigo también gatilla la memoria traumática y dispara la cólera que se sintió ante el maltratador. El premio a menudo lleva a estos niños a chantajear a los cuidadores. ¿Cómo hacerlo? Dos ejemplos adecuados vistos esta semana en mi consulta en dos familias adoptivas. La primera le dice al niño que en la vida hay que aprender a hacer un buen uso de las cosas. Como él no respeta el tiempo de uso de la consola, los padres se la van a guardar (es suya) hasta mañana donde probarán de nuevo a ver si es capaz de apagarla cuando se comprometió a hacerlo. Le dicen que sabe hacerlo y que puede hacerlo, tienen esa expectativa. “Sabemos que te sientes enfadado, pero esto es lo que tienes que aprender” - le dicen. La segunda familia me informa en sesión de terapia, delante del niño (estoy trabajando con la misma), que éste ha hecho muy bien sus deberes escolares durante la semana. Y que han pensado que, para celebrarlo, se van todos juntos a cenar esa noche. La consecuencia enseña que cuando se cumplen con las responsabilidades, vienen cosas positivas. Es una manera natural de hacerlo y de enseñarlo.

Conductas traumáticas que desafían a las respuestas consistentes

Ante la impredecibilidad y el caos (no olvidemos que muchos niños adoptados o acogidos han vivido esta ausencia de poder desarrollar un sentimiento de control ante las amenazas de golpes, abandonos, rechazos… pues éstos no eran claramente predecibles; el niño queda sumido en una paradoja sin solución pues muchas veces no puede huir ni escapar) que vienen asociados al trauma, los niños, posteriormente, a menudo tratan de controlar su medio ambiente y a los demás. Este control es el esfuerzo que el niño hace por alcanzar la seguridad en lo que se percibe como un mundo impredecible y peligroso. Antes de pretender cambiarlo, hay que entenderlo así y no como desobediencia o desafíos del niño al adulto. Y para que el niño lo pueda cambiar y entregar el control al adulto, éste le ha tenido que mostrar que en su vínculo es incondicional. También, por supuesto, ha tenido que ser consistente en sus respuestas. La predecibilidad le dará seguridad y poco a poco el niño estará en disposición de cambiar y ceder parte de este control.

Si son claros, los límites consistentes ayudan a los niños a sentir la seguridad y son cruciales para un desarrollo sano. Muchos niños tienen una historia en la que los límites no se vivieron de un modo consistente o fueron amenazadores de su integridad personal. Los niños pueden mostrarse reactivos ante nuestros límites (y pueden actuar como disparadores de emociones traumáticas vividas en el pasado) e inicialmente percibirlos como una amenaza a su propio control.

La semana próxima nos centraremos en proporcionar una guía sobre cómo dar respuestas consistentes apropiadas para este tipo de niños.

Antes de terminar, quiero anunciaros que mi amiga y colega Pepa Horno presenta el próximo martes 4 de diciembre un coloquio en el que su último libro titulado: Un mapa del mundo afectivo: el viaje de la violencia al buen trato” servirá de base para poder charlar sobre estos temas que tanto nos apasionan. El encuentro tendrá lugar en la librería Tipos Infames (C/San Joaquín, 3 – junto al metro Tribunal), a las 20:00h. Pepa ya tiene nuevo libro (será tan bueno como son todos los que publica), y desde aquí os animo a todos los que vivís en Madrid y alrededores a que acudáis a esta cita pues charlar con Pepa es siempre un gusto. Desde estas líneas le felicito por la publicación de esta nueva obra.

Cuidaos / Zaindu