Abrimos la 19ª temporada del blog Buenos tratos. Os doy la más cordial bienvenida, aquí seguimos, con las mismas ganas e ilusión con la que empezamos la primera, allá por el 11 de septiembre de 2007.
Y lo hago presentándoos con gran ilusión un nuevo libro sobre la técnica de la caja de arena, esta vez pensando en los adolescentes.
(Para opciones fuera de España, consultar con la editorial)
Con mucha felicidad y dicha, os anuncio la publicación de un nuevo libro sobre la técnica de la caja de arena, esta vez dedicado a los adolescentes. Echaba de menos un material que versara sobre la aplicación de esta técnica a las personas menores de edad que se encuentran en la franja que va desde los doce hasta los veinticinco años (la adolescencia neurobiológica). Porque no existe nada publicado hasta la fecha -al menos cuando, hace un año, hice una búsqueda- y se hacia necesario contar con un texto especializado. Los adolescentes requieren de una psicoterapia propia, no vale ni la que usamos con los adultos ni tampoco la que utilizamos para los niños. El periodo de la vida por la que atraviesan es muy delicado desde el punto de vista del desarrollo del cerebro -este está, literalmente, en construcción-, por lo que necesita conocimientos y propuestas terapéuticas específicas.
El libro está escrito en co-autoría, junto con mi amigo Iván Rodríguez Ibarra, Trabajador social, Orientador familiar y Traumaterapeuta sistémico, que tiene una vasta experiencia en la terapia con adolescentes y en el uso de la técnica de la caja de arena. Iván dedica, desde hace muchos años, su vida profesional a relacionarse con adolescentes, a ayudarles en un espacio terapéutico, y tiene una capacidad especial para conectar con ellos. Lo hace formando parte de un equipo multidisciplinar -dentro del Programa de Apoyo a Adolescentes NORBERA, de la Fundación IZAN-. No he podido encontrar mejor socio para hablar sobre la caja de arena, la Traumaterapia sistémica y los adolescentes. Sin Ivan este libro no tendría la riqueza que tiene. Las asociaciones entre colegas, cuando hay buena sintonía, dan mucho mejor resultado.
A la hora de aplicar la técnica de la caja de arena, los que nos conocéis sabéis que somos partidarios de integrarla dentro de un modelo más amplio de psicoterapia, y que nuestra apuesta es por la Traumaterapia sistémica, por considerarla comprensiva, moderna -basada en el conocimiento de la ciencia del cerebro-, con aportaciones de la teoría del apego, de la psicología del desarrollo, de la traumatología y de diferentes escuelas de terapia. Es un modelo abierto que integra dentro de un principio de orden neurosecuencial las distintas técnicas que podemos ir utilizando para abordar los objetivos de cada uno de los tres bloques que conforman la Traumaterapia sistémica. Por lo tanto, se trata de un libro que se basa en el uso de la caja de arena con adolescentes dentro de este modelo.
Tanto Ivan como yo hemos querido que el libro lleve fotografías de las cajas de arena de los adolescentes que nos cuentan sus historias, pero que, a la vez, contenga ilustraciones y dibujos propios, para darle ese toque idiosincrásico de la edad que una obra así necesita. Por ello, pedimos a la joven Maider Dorregaray Gorrochategui, estudiante y excelente ilustradora, que nos hiciera unos dibujos ad hoc para la ocasión y, en honor a la verdad, estos, preciosos, ensalzan el contenido y nos ayudan a meternos en el universo adolescente.
Queremos agradecer a Linda Homeyer, una referente mundial en el ámbito del sandplay, el que haya leído el libro y que haya dedicado parte de su escaso tiempo para escribir el prólogo. Es todo un honor que ella nos haya dedicado unas líneas para introducir la obra y ponerla en valor.
También nuestro agradecimiento a los profesores y amigos Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, con quienes nos formamos en Traumaterapia sistémica, por escribir la presentación del libro y apoyar siempre todo lo que hacemos.
Os dejamos con esta introducción, que forma parte del libro, para abriros el apetito.
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Son ya casi veinte años utilizando la técnica de la caja de arena. Acumulamos una experiencia que nos ha permitido aprender de nuestra práctica clínica. Cada paciente con el que nos encontramos en sesión realiza una representación en el espacio de la caja única e irrepetible. El conocimiento estadístico no es relevante cuando usamos este abordaje terapéutico. Nos interesa cada uno de nuestros pacientes en su singularidad y en el proceso idiosincrásico de descubrimiento de los arquetipos que pueblan su “inconsciente colectivo”, un proceso al que Jung (2009) llamó “individuación”.
Durante estos años nos hemos sentido conmovidos por los “poderes transformadores de la psique” (Kalffl, 2020), los cuales se ponen de manifiesto cuando se trabaja con una caja de arena. Los numerosos talleres impartidos nos han permitido acercarla y difundirla entre diferentes profesionales del área de la salud mental que trabajan por toda la geografía española, produciendo indirectamente un beneficio en muchos pacientes que desconocían este abordaje terapéutico. Actualmente, son muchas las consultas -públicas y privadas- que cuentan entre sus técnicas con la caja de arena.
Nuestra apuesta decidida por la Traumaterapia sistémica hizo que desde el principio integráramos esta técnica dentro de la metodología de trabajo de este modelo, ideado y diseñado por Barudy y Dantagnan y colaboradores (2025). Esto no debe de extrañarnos, pues desde que Margarett Lowenfeld descubriera la técnica en el año 1929 trabajando en terapia con los niños de su consulta de Nothing Hill, en Londres y de que, posteriormente, Dora Kalff (tras formarse con Margarett) la desarrollara y la promoviera desde la psicología analítica, la técnica ha conocido una gran expansión y diferentes escuelas la han incluido dentro de su modelo y la han adaptado e incorporado a su metodología. Entre otras, destacan: la terapia de juego de Virginia Axline, la terapia Gestalt y la terapia adleriana (Homeyer y Marshall, 2022).
Los actuales desarrollos de la neurociencia y de la psicología del trauma sostienen que la cura solo por la palabra no logra contribuir a la sanación emocional. Es necesario implicar al cuerpo y al hemisferio derecho en la psicoterapia (Schore, 2022) para que sea un tratamiento completo y eficaz. Porque el trauma, como se sabe, afecta al cuerpo y a sus conexiones con el sistema nervioso (Van der Kolk, 2020), puesto que los impactos traumáticos quedan inscritos en este y su afectación, si no se trata a este nivel, puede ser duradera e impactar seriamente en la salud de las personas.
La moderna ciencia del cerebro ha mostrado en su investigación como este es afectado por los traumas tempranos y complejos, con lo cual se hace necesaria una psicoterapia relacional y que utilice técnicas capaces de restaurar la integración cerebral (vertical y horizontal) alterada por experiencias tan estresantes como el maltrato, el abuso y la negligencia (Benito, 2024). La técnica de la caja de arena ha mostrado que posee esta capacidad, si se utiliza dentro de un modelo psicoterapéutico informado por el apego y se trabaja también con el contexto del paciente, es decir, dentro de un paradigma bio-psico-social de intervención (Benito y Gonzalo, 2017)
Nosotros nos hemos dedicado a explicar cómo un uso relacional, no verbal y conectivo de la caja de arena produce beneficios psiconeurológicos, adaptando la técnica a nuestro modelo integral de reparación de las consecuencias que los malos tratos en sus diferentes formas dejan en los niños, adolescentes y adultos: la Traumaterapia sistémica (Barudy, Dantagnan y cols, 2025). Y no por ello hemos alterado la autenticidad de este abordaje. Al contrario, somos totalmente respetuosos con el legado de Lowenfeld y Kalff y conservamos y aplicamos la técnica tal y como ellas, tras muchos años de estudio y trabajo, la diseñaron y desarrollaron, sin perder las esencias. Solamente la adaptamos a un modelo con el que la caja de arena sintoniza muy bien.
Como ya hemos expuesto en obras anteriores, las técnicas deben, a nuestro juicio, de integrarse en modelos globales comprensivos que tengan en cuenta no sólo la realización de un tratamiento psicoterapéutico, sino la valoración y la implicación del contexto del paciente en su proceso de sanación, porque los modelos de salud son siempre bio-psico-sociales. Y si, además, trabajamos con personas menores de edad se hace necesario y obligatoria la participación e implicación en la intervención como co-terapeutas de los padres o responsables del cuidado del niño o adolescente. Es muy importante que el profesional, antes de decidir ninguna psicoterapia, haga un análisis de la demanda. Así lo hacemos dentro del modelo de Traumaterapia sistémica. Porque es posible que una psicoterapia no sea lo prioritario ni lo que un niño o joven necesite en ese momento; e, incluso, puede que esté contraindicada (Barudy, Dantagnan y cols, 2025).
Ninguna técnica debe de fascinarnos por sí misma. Es la calidad de la relación y del vínculo terapéutico que se va entretejiendo entre paciente y psicoterapeuta, la implicación de todo el contexto, la satisfacción de las necesidades del niño y la protección de este lo que contribuye a su sanación emocional. Sobre todo, cuando estamos hablando de que nuestros jóvenes pacientes han sufrido malos tratos y presentan trauma del desarrollo (Van der Kolk, 2020) y trastornos del apego. Es todo un equipo de personas -red de relaciones significativas y poderosas, con fuertes puntos de apoyo (Perry y Szalavitz, 2017)- lo que favorece que los niños y adolescentes puedan contrarrestar los efectos negativos que los traumas provocados por los malos tratos ejercen sobre su desarrollo y personalidad. Esto es imprescindible cuando nos relacionamos con personas menores de edad; pero también en el tratamiento de pacientes adultos es clave preocuparse por sus redes psicosociales de apoyo y entorno relacional.
Así pues, nuestros libros más que de la caja de arena, tratan sobre la Traumaterapia sistémica y la caja de arena. Y este dedicado a los adolescentes no será una excepción.
¿Y por qué un libro específico de caja de arena, traumaterapia y adolescentes?
Existen poderosas razones para dedicar una obra a esta población. Primero, la adolescencia es una etapa de la vida crítica donde nuevamente el cerebro sufre espectaculares transformaciones. Es un periodo de grandes riesgos psicosociales, pero también de grandes oportunidades. El libro de instrucciones que es el ADN vuelve a abrirse y está sujeto a las influencias del entorno de una manera muy sensible. Así Rafael Benito (2021), psiquiatra experto en neurodesarrollo, dice:
“No todos los periodos del desarrollo tienen la misma importancia; ya que la proliferación y poda de las conexiones se produce sobre todo en dos etapas de la vida: los primeros dos o tres años, y la pubertad y la adolescencia. Durante esta última el sistema nervioso experimenta una revolución que lo devuelve a una situación análoga a la de los primeros años de vida; una situación en la que el sistema límbico tiene una actividad más intensa, con un déficit relativo de las funciones reguladoras del córtex prefrontal. En esta etapa se hace necesaria de nuevo la presencia de las figuras de apego para guiar la evolución del cerebro adolescente hacia el logro de ese funcionamiento integrado”.
Por lo tanto, son necesarias personas sanas que acompañen a los adolescentes -además de sus propios padres- que se constituyan en sus tutores de desarrollo (Cyrulnik, 2003) y sean puntos de apoyo desde los cuales poder interiorizar una base segura para conducirse en el mundo. Y, al mismo tiempo, saber que dichos adultos pueden ser un refugio seguro al cual acudir en caso de necesidad (Bowlby, 1989) Es un falso mito sostener que los adolescentes priman el grupo de iguales y que no necesitan de las figuras adultas, siendo ya autónomos. Aunque el grupo y la pareja pueden ser figuras de apego prominentes, los adultos significativos son valorados y buscados por los adolescentes para desarrollarse con seguridad, sentimiento de pertenencia y vivencia de ser amado y valorado.
Entre las personas que pueden conformar la red de apoyo de un adolescente pueden estar los psicoterapeutas, depositarios, si se logra establecer con ellos un vínculo terapéutico seguro, de su mundo e intimidad personales. Si el psicoterapeuta cuenta con herramientas tan idóneas para conectar con los adolescentes como la caja de arena, se logra con ellos una co-transferencia que hace que la psicoterapia sea una vivencia conectiva y transformadora. Esta técnica, en las manos de un psicoterapeuta competente, puede favorecer las conexiones corticolímbicas (Schore, 2022). Esto es muy importante abordar, con paciencia y perseverancia, en este periodo de la vida. El cerebro de los adolescentes necesita del cerebro maduro de los adultos, algo así como un préstamo, pues son las mentes interconectadas (el cerebro no es un órgano unipersonal, sino bipersonal, como dice Schore, 2022) las que son más fuertes y sabias (Bowlby, 1989), favoreciendo que el adolescente se desarrolle sanamente. Dice Schore (2022):
“Lo que ayuda al paciente a efectuar el cambio es experimentar este empoderamiento en el contexto de seguridad proporcionado por el trasfondo de la regulación afectiva interactiva psicobiológicamente armonizada del terapeuta empático”.
Consideramos que las especificidades propias de los adolescentes precisan de una adaptación de la técnica de la caja de arena a sus necesidades, y no a la inversa. Como veremos, tanto el lenguaje que debemos adoptar para acercarnos a ellos suscitando confianza, la manera de presentar la técnica y la adaptación de las fases de construcción de la caja de arena, deben de amoldarse a ellos. Nuestro conocimiento de los adolescentes y nuestro trabajo con estos durante muchos años (especialmente de Iván Rodríguez, co-autor de este libro, que dedica exclusivamente su vida profesional a la terapia con adolescentes) utilizando la caja de arena nos refrendan en la importancia que tiene aplicar esta de un modo que resulte amable, respetuoso, afectuoso y libre, pero a la vez muy protector (Kalff, 2020).
El adolescente no es un niño y no quiere que le asemejen a uno. Al mismo tiempo, sus intereses se centran en el mundo de lo real (sus amigos, sus relaciones de pareja, sus problemas, la necesidad de comprenderse, sus series y músicas…), por lo que llevarlos al terreno de las miniaturas, de la arena y al mundo de lo imaginario puede suscitarles rechazo. Del mismo modo, enfoques interpretativos, confrontadores y que usen la caja de arena como un medio para hacerles hablar de sus intimidades (cuando no quieren o no están preparados para ello), además de contraproducente, está abocado al fracaso. Más pronto que tarde dejarán de hacer cajas de arena. Finalmente, como ya se ha dicho, debemos de tener claro qué pretendemos al usar esta técnica, en qué objetivos terapéuticos puede ayudar al adolescente que tenemos delante y por qué la elegimos y no otras. No es un juego o recurso para usar sin más ni más por muy fascinante que nos pueda parecer. La técnica por la técnica no sirve de nada.
Todo ello ha motivado a los autores a escribir este libro, para darles un lugar a los adolescentes en la literatura hispana científico-profesional de la caja de arena y disponer de un libro que pueda guiarnos en el trabajo psicoterapéutico con ellos.
Esta obra es fruto de compartir nuestras respectivas experiencias dentro del marco profesional de la RED APEGA desde nuestros respectivos trabajos. José Luis Gonzalo en su consulta de LOTURA[1], de psicología y traumaterapia, en la que a diario trabaja con niños, jóvenes, adultos (padres) que han sufrido diferentes formas de maltrato. E Iván Rodríguez en su labor como terapeuta en el Programa de Apoyo a Adolescentes NORBERA de la Fundación IZAN[2], en el que trabaja con adolescentes en riesgo y sus familias, y donde ha acumulado una rica experiencia y un material clínico que merecen ser compartidos en este libro.
A través del análisis de distintas metodologías de trabajo, el libro abre una ventana a sesiones reales y procesos terapéuticos complejos, narrados con detalle y enriquecidos con fotografías y dibujos realizados por una adolescente. Cada caso es un mapa que nos muestra cómo navegar en la compleja geografía emocional de la adolescencia, siempre con una mirada ecosistémica y protectora.
En el libro hacemos primeramente un repaso de qué es la técnica de la caja de arena, pero centrándonos en la etapa adolescente, subrayando la importancia de saber presentar la técnica y del lenguaje no verbal en el trabajo terapéutico con jóvenes. A continuación, hablamos de la terapia con adolescentes y de las particularidades de esta etapa. Seguimos aportando novedades y hablamos de la caja de arena y de las técnicas basadas en la evidencia, dando a conocer el estudio de investigación llevado a cabo por la psicóloga Nerea Benito. Tras introducir el modelo de Traumaterapia sistémica y su aplicación con adolescentes, presentamos las metodologías de trabajo con la caja de arena. Comentamos, después, cuál es el proceso de creación de las cajas de arena y damos unos apuntes sobre la interpretación de las cajas. Cerramos la obra con un amplio capítulo donde contamos sesiones -con transcripciones de diálogos completos- de terapia con la caja de arena con adolescentes y exponiendo las tentaciones principales en las que podemos caer cuando trabajamos con esta técnica.
Esperamos que sea de vuestro agrado, que os sea útil y os aporte en vuestro caminar profesional.
REFERENCIAS
Barudy, J., Dantagnan, M. y colaboradores (2025). Traumaterapia sistémica. Un enfoque comprensivo para abordar el dolor visible e invisible de los procesos traumáticos, desde un modelo terapéutico basado en los buenos tratos, la resiliencia y la justicia social. El hilo Ediciones.
Benito, R. y Gonzalo, J.L. (2017). La armonía relacional. Aplicaciones de la caja de arena a la traumaterapia. Desclée de Brouwer.
Benito, R. (2024). Cerebro modelando otros cerebros. Cómo las relaciones interpersonales guían la evolución del cerebro infantil y adolescente desde el nacimiento. Desclée de Brouwer.
Cyrulnik, B. (2003). El murmullo de los fantasmas. Volver a la vida después de un trauma. Gedisa.
Bowlby, J. (1989). Una base segura: aplicaciones clínicas de la teoría del apego. Paidos Ibérica.
Gonzalo, J.L., Cáseda, T. Benito, N. y grupo Apega 5 Donostia (2021). Traumaterapeutas en la caja de arena. Desclée de Brouwer.
Homeyer, L., Marshall, N.L. (2022). Terapia avanzada de la caja de arena. Profundizar en la práctica clínica. Desclée de Brouwer.
Jung, C.G. (2009). Arquetipos e inconsciente colectivo. Paidós Ibérica.
Kalff, M. (2020). Afterword. In Sandplay. A psychoterapeutic approach to the psyque. (p. 107 -115) Analytical Psychology Press: Sandplay Editions. Oberlin, Ohio: EE.UU.
Perry, B. y Szalavitz, M. (2017). El chico al que criaron como perro y otras historias del cuaderno de un psiquiatra infantil. Capitán Swing Libros.
Schore, A. (2022). Psicoterapia con el hemisferio derecho. Eleftheria.
Van der Kolk, B. (2020) El cuerpo lleva la cuenta. Cerebro, mente y cuerpo en la sanación del trauma. Eleftheria.
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[1] Nota de los autores: Consulta situada en la ciudad de San Sebastián, País Vasco, España. www.joseluisgonzalo.com
[2] Nota de los autores: Para conocer el programa: www.izan.org
Entrevista a Carlos Pitillas, Doctor en psicología.
Con motivo de la publicación de su nuevo libro
"Caminar sobre las huellas.
Vínculos, trauma y desarrollo humano"
Vídeo de Carlos Pitillas presentando su libro
en exclusiva para todos/as los y las seguidores/as
de Buenos tratos
Carlos Pitillas Salvá es Doctor en Psicología por la Universidad Pontificia Comillas, donde imparte clases de Psicoanálisis, Clínica Psicodinámica de la Infancia y Adolescencia o Intervención con Familias en Riesgo de Exclusión, entre otras. Coordina el proyecto Primera Alianza: mejorando los vínculos tempranos, a través del cual ha intervenido con familias en ámbitos de exclusión, ha formado y supervisado a profesionales de la protección del menor y ha desarrollado investigación sobre innovación en el trabajo con familias. Se ha especializado en la detección, prevención y tratamiento del trauma interpersonal temprano. Recientemente, ha comenzado a trabajar sobre cuestiones de crianza e intervención centrada en el vínculo en contextos no occidentales. Es co-autor de Primera Alianza: fortalecer y reparar los vínculos tempranos. Contacto: cpitillas@comillas.edu
Presentación
En Buenos tratos sólo nos hacemos eco de los libros de calidad, como este que tengo el honor de presentaros hoy de mi colega y profesor de la Universidad de Comillas, Carlos Pitillas.
Carlos, muchas gracias por atender, una vez más, la llamada de Buenos tratos, es un placer tenerte de nuevo entre nosotros. Me gustaría recordar tu participación en el blog, con un artículo titulado: "Primera alianza: fortalecer y reparar los vínculos tempranos". También fuiste ponente en San Sebastián, en las VI Conversaciones sobre Apego y Resiliencia, en el año 2022, con una conferencia en torno a la transmisión intergeneracional del trauma. Con esto has demostrado tu compromiso con este blog. Ahora amablemente te acercas por aquí porque has publicado un nuevo libro, del cual nos hacemos eco, titulado “Caminar sobre las huellas. Vínculos, trauma y desarrollo humano”. Te ha llevado años de trabajo.
José Luis: ¿Por qué este libro, Carlos? ¿Cuál es la motivación que te ha animado a escribirlo?
Carlos: Gracias por tenerme de nuevo en este espacio que admiro tanto y tanto ayuda. Es un placer y, también, un apoyo que valoro mucho para este libro. Caminar sobre las huellas es un ensayo que viene gestándose desde que me dedico a hablar, en contextos diversos, sobre el efecto de las experiencias vinculares tempranas en el desarrollo social y emocional de las personas y, particularmente, sobre los modos en que el trauma afecta a estas trayectorias. En ese sentido, el libro emerge de todas las ocasiones en que he tenido que estudiar y organizar el conocimiento que existe sobre este tema, y hacerlo accesible para otros. Es, en definitiva, mi “modelo” acerca de cómo se construye la mente socio-afectiva partiendo de los vínculos tempranos. El modelo se ha elaborado a través de los años, en diálogo tanto con la literatura científica y con las personas a las que he tenido la suerte de dar clase, tratar o supervisar, y bebe de la teoría del apego, la teoría del trauma, y la teoría psicoanalítica contemporánea.
La motivación por la que preguntas está muy cerca de lo que acabo de explicar. Se trataba de plasmar y compartir (en la versión más ordenada de la que soy capaz) algo que llevaba leyendo, estudiando y contando a otros durante una parte importante de mi carrera. Esta motivación era casi una necesidad, si se quiere. Y que el libro exista ahora y esté publicado es una alegría y tiene algo de liberación (¡llevaba mucho tiempo dentro de mi cabeza!), aunque esto también se acompaña, claro, de cierto vértigo.
José Luis:¿Puedes contarnos cuál es el plan del libro?
Carlos: "Caminar sobre las huellas" comienza con una introducción donde se establece una de sus premisas básicas (si no la más importante): nuestro funcionamiento actual en las relaciones (nuestra identidad, la forma que tenemos de sentirnos y comportarnos en el seno de los vínculos importantes) es el resultado de nuestras trayectorias de desarrollo, las cuales comienzan con la primera puerta al mundo social que son esos vínculos que establecemos en la de niñez y la adolescencia, en el seno de la familia (aunque no solo). Y esta premisa es la que da sentido al título, que hace referencia al hecho de que nuestros patrones relacionales adultos son, hasta cierto punto, una repetición de aspectos de nuestras relaciones tempranas (interacciones que se hicieron habituales, afectos nucleares, estrategias de “supervivencia” que tuvimos que desarrollar, etc.).
Aunque rara vez nos damos cuenta, caminamos sobre nuestras propias huellas. Repetimos, revivimos y, en los casos más graves (cuando venimos de un mal sitio), podemos llegar a reproducir formas de dolor muy destructivas, en nosotros mismos o en los demás. La persona que repetidamente se expone a situaciones de maltrato; quien cae una y otra vez en experiencias de invisibilidad social o aislamiento; el que con frecuencia gestiona su fragilidad asustando o dañando a otros; quien se aleja de las buenas oportunidades que la vida le pone por delante (una relación amable, la oportunidad de ser visto o cuidado, etc.); entre otros, están, en muchos casos, siendo víctimas de procesos emocionales y cognitivos que se instalaron tempranamente y que sesgan el comportamiento, adulto de formas que son (auto)destructivas y perpetúan el trauma.
El plan del libro comienza, por lo tanto, estableciendo y fundamentando esta premisa, para continuar “desempaquetando” el conjunto de procesos que sostienen esta relación pasado-presente.
Dichos procesos (en orden de aparición), incluyen:
Los esquemas cognitivo-afectivos que adquirimos de pequeños y que nos sirven para poner orden y navegar la experiencia social. Esquemas de seguridad (p.ej., sentirse querido, en contacto con alguien que quiere; sentirse seguro en contacto con un cuidador disponible), esquemas de inseguridad (p.ej., sentirse incapaz de retener a un cuidador esquivo o intermitente), o esquemas traumáticos (p.ej., verse como alguien pequeño en contacto con otros que son destructivos y de los que se depende).
Los antecedentes intergeneracionales de la seguridad y del maltrato, es decir, los mecanismos invisibles que hacen que los padres puedan dar seguridad a sus hijos o, por el contrario, exponerlos a un peligro que –de formas a veces sutiles– reproducen el peligro que ellos mismos vivieron. Los miedos de los padres, sus tendencias defensivas, su capacidad de ajustarse al temperamento del niño, o su capacidad de ver al niño como una persona separada y por derecho propio, son abordados como partes fundamentales del “juego” relacional que marca la diferencia entre vínculos tempranos seguros o inseguros/traumáticos.
Las adaptaciones que hacen algunos niños a las condiciones inseguras en las que crecen. Estas adaptaciones han sido particularmente bien estudiadas a la luz de los estilos de apego, las defensas de apego o las estrategias de reorganización del apego en niños que sufren mucha confusión y miedo (porque tienen padres muy confusos o muy asustados ellos mismos).
El libro se sumerge, entonces, en la “arquitectura” de la mente traumatizada y sus conflictos. Aquí exploramos la fragmentación interna de los niños que han crecido con padres impredecibles o amenazantes, la agresividad –muy difícil de manejar– que acumulan estos individuos, sus fantasías negativas acerca de los demás, o la necesidad de esconder ciertas necesidades o emociones como vía de supervivencia, entre otras. En definitiva: cómo una historia de peligro estimula la tendencia a defenderse.
Y las defensas siempre tienen su límite funcional, es decir, tarde o temprano, dejan de servirnos. El libro finaliza dedicando algunas secciones al efecto “irónico” de las defensas postraumáticas más rígidas. Estas, al tratar de salvarnos de un peligro, lo que hacen es exponernos con más fuerza a otros peligros que no somos capaces de predecir.
El libro finaliza con dos casos narrados con relativo detalle y analizados bajo el prisma de todos los contenidos que se estudian en las secciones previas.
José Luis:“Algunos sesgos y patrones en nuestra forma de actuar y sentir parecen acompañarnos desde nuestros primeros años…” afirmas en la presentación. Esto es cierto para todas las personas, pero es especialmente importante para quienes han sufrido traumas tempranos y complejos. Me vienen a la mente los niños acogidos y adoptados, cuyas familias siguen este blog, cuyos patrones -por ejemplo, el temor al abandono- les influyen poderosamente a lo largo de la vida. Poder comprender esto es importante para que la crianza y la terapia sean reparadoras para estos niños, y que las familias reciban el apoyo que necesitan…
Carlos: Absolutamente. Cada vez me convenzo más de que el mejor modo de cuidar a alguien y alcanzar una verdadera reciprocidad en una relación (con los hijos, con las parejas, con los pacientes) es a través de un reconocimiento de la vulnerabilidad propia. Este reconocimiento, si se hace bajo condiciones de seguridad y uno es hasta cierto punto capaz de apropiarse de ello, nos permite establecer relaciones más profundas, y más complejas (en el buen sentido). Si están en contacto con su vulnerabilidad, los padres acogedores y adoptantes, los profesionales de la relación de ayuda, los tutores de resiliencia y educadores, los padres biológicos, etc., son más sensibles, más conscientes de sus límites, más capaces de pedir ayuda a tiempo, más capaces de recuperar su mentalización cuando la pierden, y más justos. Esta vulnerabilidad, con frecuencia, es histórica: la traemos de un tiempo anterior y de una relación pasada. Así que aquí hay un trabajo narrativo (mirar hacia atrás y contarse uno su propia historia) que, por cierto, casi siempre es imposible de hacer fuera de una relación mínimamente segura.
José Luis: ¿Consideras que es un libro para profesionales o también pueden beneficiarse de su lectura las familias y el público en general?
Carlos: Es un libro técnico, pero he hecho un esfuerzo grande por conseguir que la exposición de los principios sea accesible para cualquiera. He intentado que los conceptos complejos tengan relevancia y sentido para personas diversas y no necesariamente formadas. En este caso, además, me he permitido incorporar al texto muchos ejemplos de la cultura: extractos de novelas, referencias a películas, anécdotas de la historia de la cultura (hay una referencia a Elvis Presley a la que tengo especial cariño), incluso cito trozos del monólogo de un cómico estadounidense. No puedo estar seguro de que estas estrategias hayan hecho que el libro sea accesible y claro. Pero, si me he acercado algo a este objetivo, pienso que el libro podría servir a personas ajenas a la profesión. Supongo que el tiempo (y el feedback) dirán.
José Luis: Si pudieras hacer una síntesis de lo fundamental del libro, dirías…
Que es un ensayo escrito con un intento de precisión y, al mismo tiempo, mucha pasión por este problema científico y humano que es la pregunta acerca de cómo nos construimos, y por qué a veces es tan difícil, para las personas que han tenido peor suerte, dejar de sufrir.
José Luis: ¿Quieres decirnos algo más sobre el libro?
Carlos: Que me siento afortunado de haberlo escrito y agradecido de todos los interlocutores (alumnos, pacientes, colegas, etc.) que, a lo largo de los años, han motivado su existencia.
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Buenos tratos regresará con un nuevo post
el día 24 de marzo de 2025, como siempre, a las 9:30h de España
Como sabéis, acabamos de celebrar con gran éxito las VI Conversaciones sobre apego y resiliencia en San Sebastián, Gipuzkoa (España). Este congreso ha estado dedicado a enfatizar la enorme importancia que tiene el contexto de vida que rodea a los niños y a las niñas. Y dentro de este, el papel tan relevante que juegan los profesionales que trabajan con el niño/a: los maestros, los psiquiatras, los trabajadores sociales, los técnicos de infancia...
En las VI Conversaciones escenificamos un acto de inauguración donde simbólicamente representamos lo que los niños y niñas le piden a los profesionales de este contexto. Me dijeron que era de gran valor y que merecía la pena darlo a conocer entre quienes no habéis podido asistir a las Conversaciones.
Así que hoy os comparto el guión del acto de inauguración de este congreso con los textos que contienen los mensajes que los chicos y las chicas nos lanzan. En nuestra labor psicoterapéutica, no debemos de olvidar nunca que todo niño y niña interactúa y se relaciona en un contexto determinado. Obviar y no tener en cuenta este es un error que no nos podemos permitir cometer, sobre todo cuando somos conscientes de la enorme repercusión que dicho contexto tiene en el desarrollo y salud de la persona menor de edad. Como profesionales de la psicoterapia y de la salud mental, nuestra tarea es también la de contribuir a generar contextos terapéuticos y protectores para nuestros niños y niñas.
Representantes simbólicos del contexto de vida del niño/a en el acto de inauguración de las VI Conversaciones
Mientras se proyecta el vídeo TXALAPARTA, las personas que representan el papel de profesionales integrantes del contexto del niño/a entran uno a uno en el escenario y se colocan mirando al público. Una madre y sus hijos/as caminan desde el fondo de la sala, se acercan al escenario y entregan a cada adulto (uno a uno) que representa a un profesional, un sobre grande que contiene una hoja donde está escrito un requerimiento. Cuando acaban, la madre y los niños/as se quedan al lado de los profesionales y de José Luis.
Vídeo del Acto de inauguración de las VI Conversaciones
La txalaparta, instrumento ancestral del País Vasco
simbolizó la llamada del CONTEXTO
José Luis lee este texto:
La txalaparta es un instrumento de percusión tradicional del País Vasco, Navarra y el País Vasco Francés. Su origen se remonta al Paleolítico. Su utilización estaba íntimamente ligada a las labores de fabricación de la sidra. Tras triturar la manzana, se celebraba una cena y la fiesta se podía prolongar hasta altas horas de la madrugada.
Una vez terminada la cena, al oír el instrumento, la gente de los alrededores se iba animando y se acercaba al lugar. Su uso siempre ha estado vinculado con el medio rural y con este modo de vida. También se utilizaba en bodas, bien el mismo día o días antes del festejo.
Como hemos visto y oído, la txalaparta es un instrumento de percusión que permite crear juegos rítmicos con improvisación.
Podemos considerar a la txalaparta como un instrumento de CONTEXTO, porque es una llamada a toda la comunidad que vive alrededor para sumarse a una fiesta. En este caso nos sumamos a estar cerca y alrededor del niño o niña.
La txalaparta es la llamada que los niños y niñas hacen al CONTEXTO de vida que les rodea, para que sean VISTOS. El contexto es fundamental para que se desarrollen sanamente. Nos interpela a todos sobre las necesidades de los niños/as a este nivel, no podemos hacer ninguna intervención terapéutica ignorando su llamada. Esta resuena en nosotros como los sonidos de la txalaparta. Y CADA VEZ, COMO HABÉIS VISTO, NOS LLAMA CON MÁS FUERZA E INSISTENCIA.
Esta madre, sus hijos y su hija, nos piden que la ESCUCHEMOS y entregan a los representantes simbólicos del contexto (dentro de un sobre) lo que le piden a cada uno de ellos. Leámoslo:
(Cada participante, lee, uno a uno, el contenido de cada sobre)
PROFESORA
Los niños necesitamos escuelas sensibles al trauma, con profesores formados en las consecuencias que la adversidad temprana tiene en nuestro desarrollo y salud. Profesores que conozcan cómo nuestra atención, comportamiento y emociones se pueden desregular, dificultándonos y complicándonos el aprendizaje y las relaciones con los demás.
Necesitamos que los profesores nos prestéis vuestro cerebro para que desde vuestra permanencia externa podáis estimular nuestra permanencia interna.
La paciencia, el afecto, la solidaridad y la empatía (conectar con nuestro sufrimiento para no nos veáis como sujetos con mala o buena conducta) son cualidades que debéis de cultivar.
Pensad que vuestras maneras de actuar, cómo valoráis nuestras acciones y rendimiento, y los mensajes que nos transmitís, repercuten directamente en nuestra autoestima e influenciarán nuestra identidad adulta.
PSIQUIATRA
Los niños necesitamos psiquiatras formados en trauma, apego y resiliencia. Profesionales conocedores de cómo las experiencias infantiles tempranas, si están caracterizadas por el maltrato, la negligencia y/o el abuso sexual, afectan y dañan el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso.
Psiquiatras que tengan una visión bio-psico-social de los trastornos mentales y del desarrollo de los niños y adolescentes, que apuesten por tratamientos donde el valor de las relaciones sea central en la recuperación de las consecuencias de los traumas tempranos.
Psiquiatras que, además de tener conocimientos y ofrecernos medicinas desde el vínculo, sean cercanos, amables, empáticos y sensibles al sufrimiento de los niños y adolescentes. Así desarrollaremos con vosotros una relación de confianza, básica para que aceptemos vuestros cuidados médicos.
Psiquiatras capaces de ver que lo que el mundo adulto llama “trastorno” realmente es una expresión de nuestra desesperación y dolor, nuestro grito para pedir ayuda.
EDUCADORA
Los educadores sociales sois profesionales clave en nuestras vidas. Vuestro ideario pedagógico no debe de basarse en una metodología conductual, de premios y castigos. Tenéis que involucraros en nuestras vidas. Las actuaciones educativas distantes y despreocupadas de nuestro mundo interno son inadecuadas. Necesitamos que nos ayudéis a comprender nuestra mente y la de los demás.
Es muy importante que estéis formados en las consecuencias que la adversidad temprana tiene en nuestro desarrollo, pues genera un impacto traumático que afectará a todas las áreas de nuestra personalidad.
Los niños necesitamos que las administraciones os ofrezcan unas condiciones laborales que os permitan sentiros satisfechos en vuestro puesto de trabajo, para que no haya tanta movilidad laboral, pues eso impide la permanencia, vital para que podamos establecer con vosotros un vínculo afectivo, resiliente, que dé sentido a nuestras vidas.
Vuestra capacidad para vincular y para la empatía son dos competencias fundamentales para que podamos sanar de nuestras heridas traumáticas. Vuestra paciencia, perseverancia y solidaridad para con nosotros son indispensables, aun sabiendo que no os lo ponemos nada fácil. Recordad que nosotros tuvimos unos modelos parentales que dañaron nuestra confianza y seguridad en el mundo adulto y por eso necesitamos que seáis base segura para nosotros.
TÉCNICO DE INFANCIA
Sois los profesionales más importantes de nuestro contexto vital. ¿Sois consciente de que las decisiones que toméis pueden marcar nuestra vida hacia la fatalidad en la desgracia o hacia un camino que puede ser resiliente?
Vuestros conocimientos sobre las consecuencias que los malos tratos tienen en el desarrollo de los niños, especialmente en los periodos sensibles, en los que necesitamos un tipo especial de estímulos, son imprescindibles. Para nosotros es vital que priméis nuestro interés superior, no el del mundo adulto. Y que la burocracia no enlentezca las decisiones que nos protegen. Porque, como dice Rafal Benito: “el neurodesarrollo no espera y no entiende de que las comisiones tarden en reunirse y decidir”.
Los niños necesitamos que los técnicos nos protejáis y que toméis las decisiones que atañen a nuestra seguridad y estabilidad, a nuestro derecho a ser niños y disfrutar de ello.
Si los contactos o la relación con nuestros padres u otros adultos nos dañan y no es beneficiosa para nosotros, vosotros debéis de protegernos. Muchas veces estar expuestos a estas situaciones nos dispara terribles recuerdos y re-consolida nuestros traumas en la memoria.
JUEZA
Eres otra figura muy relevante en nuestras vidas. Para nuestra seguridad y protección, para que podamos crecer y desarrollarnos sanamente, es totalmente necesario que persigáis siempre nuestro interés superior. Necesitáis que los peritos a los que recurrís sean capaces de ofreceros informes técnicos bien argumentados en los que os dejen bien claro que las personas adultas con las que vamos a convivir (en guardia y custodia o en régimen de visitas), si nos hacen daño activo o pasivo (negligencia) afectan a nuestro cerebro y, por tanto, a nuestro desarrollo. Por ello, habéis de decidir en base a nuestro “derecho al buen vínculo” (propuesto por el abogado Hernán Fernández, el cual tiene jurisprudencia) y no en base al derecho de los padres. Los niños somos personas a las que debéis de proteger, no somos una propiedad de nuestros padres. Hay que recordaros que La Convención de los Derechos del Niño es el tratado internacional que nos protege y es de carácter obligatorio para los Estados firmantes.
Del mismo modo, sabed que romper los vínculos afectivos nos daña, por ello debéis de priorizar el “derecho al buen vínculo”, a que tengamos unas personas adultas competentes y estables en nuestras vidas, no unos padres o familia biológica.
Finalmente, cuando cometemos una infracción, vuestras decisiones y las medidas que adoptéis para rehabilitarnos (porque estamos a tiempo), son también fundamentales. Los profesionales os deben de informar técnicamente de qué es lo mejor para nosotros. Muchas veces delinquir es nuestro último síntoma. El mundo adulto que nos rodeaba no vio que estábamos desprotegidos y tuvimos que dar ese último y desesperado grito de socorro… Los chicos que delinquen tienen corazón, leed, por favor, “Acogiéndote, diario de un comienzo”.
PSICOTERAPEUTA
Los niños necesitamos psicoterapeutas formados en apego, trauma y resiliencia, preferentemente traumaterapeutas. El aspecto técnico es importante, pero sabed que la persona del psicoterapeuta es el principal instrumento para que podamos transformarnos. Por eso tenéis que estar formados a este nivel. Cuando hacemos terapia, nos encontramos con vuestra persona. ¿Sabéis que para nosotros estar en una sala los dos solos puede ser amenazante? ¿Sabéis que explorar nuestro interior nos asusta? Necesitamos, primero, confiar y sentir seguridad.
La neurocepción (el tripómetro) que despertéis en nosotros hará que queramos seguir en la terapia o mostremos nuestras defensas. Tenéis que comprender estas defensas, es una manera de protegernos del dolor de haber sido maltratados o abandonados. Si os alías con ellas, seguro que nos va mejor.
Tened paciencia con nosotros, constancia, haced que notemos que os importamos, dedicad sesiones a nuestros padres o referentes y no os quedéis encerrados en vuestra sala de terapia. ¡Sed psicoterapeutas ecosistémicos y coordinaos con nuestros psiquiatras, educadores o profesores! El trabajo, así, será completo y mejoraremos mucho más, porque atenderéis a lo que ocurre en nuestro contexto de vida.
No nos hagáis hablar de lo traumático demasiado pronto. Bruce Perry dice que muchas veces elegimos cuándo, dónde y a quién comunicar lo traumático, y que esto lo hacemos en pequeñas dosis.
Maryorie Dantagnan es nuestro referente sobre cómo ser un psicoterapeuta suficientemente bueno. Leed el cuento que ella y su colega y discípulo José Luis han elaborado: “Estoy contigo”. Si tenéis en cuenta todo eso, nos irá bien.
José Luis dice: La combinación de golpes, que los viejos txalapartaris utilizaban para crear un juego en el que uno pone el orden o equilibrio mientras que el otro se dedica a romperlo para hacer el desequilibrio, expresa muy bien la tarea que nos es encomendada a los profesionales: restaurar el equilibrio del CONTEXTO y lograr que sea sano y promotor de buenos tratos para los niños/as.
UNA NIÑA lee el texto final:
El amor y la solidaridad son la mejor de las terapias.
El ser humano tiene que aprender a volverse humano.
Los niños necesitamos personas estables a nuestro lado que crean en nuestros recursos y nos den confianza, cambiando la mirada sobre nosotros y las causas de nuestro dolor.
Personas que tengan paciencia, perseverancia y permanencia.
Adultos, no olvidéis nunca esto:
“No todo lo que hagáis por nosotros ahora lo veréis ahora”
y
“La gota de agua no horada la piedra por su paciencia sino por su perseverancia”
José Luis dice:
Que así sea.
(Antes de irse, la madre entrega a cada profesional un ejemplar del libro Buenos tratos)
Inscríbete antes del 8 de abril para aprovechar la tarifa reducida
Presentamos a los ponentes
Hoy 2ª entrevista en vídeo: Catherine Young
Nos enseñará su modelo de terapia de reparación de las
heridas de apego para niños/as
M-MAT
Multi-Modal Attachment Therapy
(Terapia Multimodal para el Apego)
En esta entrevista grabada en vídeo nos explica los contenidos de sus dos ponencias
en las VI Conversaciones
Con traducción simultánea a cargo de Nerea Benito, psicóloga:
Catherine Young
Catherine Young, LMFT, es autora, formadora, consultora, conferenciante, supervisora clínica y terapeuta infantil y familiar. Ha dedicado más de treinta años a ayudar a niños y familias en contextos tan diversos como terapia para niños, tratamientos ambulatorios intensivos para niños, asociaciones de crianza y adopción, casas de acogida para niños, libertad condicional para jóvenes y salud mental en la primera infancia. Es la fundadora de un nuevo modelo de terapia práctica para ayudar a los niños con algunas de las conductas más desafiantes y resistentes al tratamiento y a sus familias: la Terapia de Apego Multimodal (M-MAT). En su deseo de llevar esperanza y bienestar a más niños y familias, es autora de dos libros, uno para terapeutas y otro para padres y cuidadores: Para terapeutas: Terapia de apego multimodal M-MAT: un enfoque integrado de todo el cerebro para las heridas de apego en niños y familias. Para padres: Comprender las heridas del apego en los niños y cómo ayudar: una guía para padres y cuidadores, que prontamente serán traducidos al español.
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Cristina Cortés. Es Psicóloga especializada en infanto juvenil. Dirige el Centro de psicología de la Salud Vitaliza, de Pamplona. Colabora como psicóloga externa con fundaciones de Servicios Sociales que trabajan con niños, adolescentes y familias con dificultades. Imparte formación a diferentes profesionales.
Es entrenadora acreditada de terapia EMDR en niños y adolescentes, profesora externa invitada en el máster de Psicoterapia con EMDR de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y en el curso universitario de Avances en salud mental reproductiva y perinatal de la Universidad de Zaragoza. En su infancia estuvo rodeada de contadoras de historias que deleitaron su niñez, de ahí su vocación de ayudar a poner palabras y reescribir las historias de trauma emocional.
Es autora de "Mírame, siénteme" (Desclée De Brouwer, 2017), "¿Cómo puedo salir de aquí?" (Desclée De Brouwer, 2018), "Cuéntame cuando sí anidé en una tripa y sí nací" (Desclée De Brouwer, 2020), y "El Invernadero Semillero" (Desclée De Brouwer, 2022)
Presentación
Este mes de enero como veis Buenos tratos lo dedica a presentaciones de libros, con las novedades de importantes autoras en el ámbito del apego, el trauma y la resiliencia. Hoy le corresponde un espacio en el blog, y lo merece, la última obra de Cristina Cortés, psicóloga especialista en apego, desarrollo y trauma, trainer en EMDR y una referencia en el uso respetuoso de este abordaje terapéutico, porque su mirada es integradora. Como veis, se llama "Esculpiendo palabras en la arena", en co-autoria con Zuzene Seminario, quien (una vez más) se ha hecho cargo de ilustrar (magníficamente, como siempre) el libro. Leer a Cristina es una experiencia gratificante, no solo por su saber y competencia en el área, y sus años de experiencia, sino por la exquisita sensibilidad que destilan todas sus palabras, la bondad amorosa que tiene hacia todos los niños/as y sus familias, y la visión sistémica y respetuosa con ellos y sus recursos de supervivencia. Para que nos hable sobre su nuevo libro, he pensado que lo mejor era acercarme a Cristina y hacerle una entrevista, con la que a continuación os dejo. Ella nos cuenta qué podemos encontrarnos al abrir "Esculpiendo palabras en la arena". ¡Muchas felicidades!
José Luis: ¿Como surgió la idea de escribir este libro, Cristina? ¿Qué quieres transmitir a las personas que lo lean?
Cristina: Este libro surge en un proceso formativo con profesionales que trabajan en acogimiento familiar y comparten las dificultades para facilitar la conexión emocional. A partir de ahí comienzo a elaborar la idea de crear ilustraciones que posibiliten la organización del mundo emocional implícito, que es tan complejo y confuso cuando se han vivido experiencias de abandono y soledad. Y de esa de forma va surgiendo el texto entrelazado con la creación artística de Zuzene, que ha realizado unas ilustraciones que evocan y ayudan a dar forma a esas emociones que no han tenido oportunidad de ser elaboradas.
José Luis: Leyéndolo tengo la opinión de que se pueden beneficiar de su lectura tanto las familias como los profesionales. Hay capítulos con contenidos más técnicos y otros que son perfectamente accesibles para familias. ¿Es así?
Cristina: El libro recoge cómo se forman los vínculos en la etapa temprana y cómo estos constituyen la interrelación entre el bebé, el niño en desarrollo y los cuidados y la atención que recibe, y cómo los padres facilitan el desarrollo. La comunicación, la capacidad de los padres de poner palabras y de elaborar los estados de sus hijos es fundamental para encarnar su cuerpo y reconocer las emociones. Desde ahí que sea un libro que aborda y da recursos sobre la crianza segura tanto a padres como a profesionales.
José Luis: Conforme avanzamos a lo largo de los capítulos, nos vamos adentrando en el mundo del trauma temprano y se desarrollan conceptos e intervenciones sobre trauma de apego y relacional y de nuevo los conceptos desarrollados aportan a familias que acompañan a niños con un desarrollo traumático y a profesionales que trabajan en el campo del trauma infantil. Hablas en tu libro de que el primer lenguaje de todo ser humano, en esa etapa bebé preverbal, es implícito, emocional y afectivo, por lo que dar forma mediante símbolos a ese lenguaje es una de las tareas terapéuticas…
Cristina: El primer lenguaje es corporal, es un lenguaje a través de las sensaciones en ese tocar, contener, alzar, mirar y modular la voz. Ese mundo de sensaciones implícitas se van volviendo emociones que pueden ser reconocidas y contenidas en la medida que los padres o los cuidadores lo pueden hacer. Cuando los padres no han sido traductores del mundo emocional y no han digerido esas experiencias en ellos mismos, el niño no puede acceder a esa vivencia que ha sido percibida y no sentida y queda pendiente de elaboración y organización. Las palabras han faltado y no resulta fácil encontrarlas, hallarlas. Es como si hubiera que esculpirlas, darles forma, a través de símbolos e imágenes para que se levanten y puedan ser verbalizadas.
José Luis: Los padres y las madres, o quienes cuiden bebés, tienen un importantísimo rol en esto, muchas veces no son conscientes de que el bebé tiene necesidades emocionales, y que la función reflexiva de estos tratando de recoger lo que el infante puede sentir, esa actitud intencional, y traducirlo en palabras que ayuden a que este vaya dando forma a esas primeras impresiones y sensaciones es fundamental porque sienta las bases de la regulación emocional…
Cristina: Así es, de alguna manera el bebé tiene un cerebro incompleto, que es completado con la acción reflexiva y sensible de sus padres. Que estos dediquen tiempo y elaboración a las vivencias de su bebé y del niño, incluso del adolescente, es imprescindible para que esos futuros adultos puedan tener un conocimiento de su mundo, de su mente y de las mentes de los demás.
"La figura de cuidado debe de captar en ella la mente del bebé" (Cristina Cortés)
Jose Luis: ¿Es complicado interpretar adecuadamente las señales que emite un bebé?
Cristina: Interpretar las señales de los bebés se produce desde la resonancia del hemisferio derecho con el hemisferio derecho como diría Alan Shore. Desde un estado de disponibilidad emocional, donde se infiere el estado o se plantea una serie de opciones hasta que se da con esa resonancia del estado infantil. Cuando esto no ocurre, ese niño se desarrollará sin saber interpretar nombrar o identificar adecuadamente lo que vive o interpretándolo de forma inadecuada, según haya sido inferido por sus padres. Los problemas surgen cuando las figuras de cuidado son muy poco sensibles y poco reflexivas y no captan en ellas las mentes del bebé o del niño.
José Luis: Dotar al niño de símbolos (como imágenes e ilustraciones) en este proceso de conocimiento es muy importante y por ello el libro aporta unos preciosos dibujos de Zuzene que reflejan las principales emociones humanas.
Cristina: En realidad, si desde el inicio se captan esos estados esa construcción e identificación emocional se produce por sí sola y no van a hacer falta mediadores que faciliten la organización, es un proceso natural del propio desarrollo. Sin embargo, cuando no se han tenido figuras que digieren por uno, que interpretan y traducen lo que el bebé experimenta, el niño no sabe ni identificar y mucho menos nombrar. No se puede dar el salto directamente al mundo explícito del lenguaje y se requiere realizar procesos intermedios que generen puentes, a través de los símbolos, juego, escenificación, cuentos, ilustraciones..., hasta que esa maraña emocional va tomando forma y finalmente se le puede poner palabras. El pensamiento se expresa a través del lenguaje, pero antes del pensamiento hay sensaciones y luego emociones.
José Luis: Pones ejemplos en el libro de cómo utilizar las ilustraciones de emociones, sensaciones y creencias a lo largo de la descripción de diferentes vivencias, junto con casos o historias basadas en tu experiencia clínica...
Sí. Me ha parecido que la mejor forma de ver la dificultad para llegar a este estadio madurativo donde puedo identificar lo que vivo era a través de casos que son una compilación de historias reales clínicas. Por eso partimos de cuatro niños que acuden por el mismo motivo a consulta: un accidente de automóvil. Podemos ver cómo la sintomatología, los recursos para manejar el estes postraumático difiere entre ellos, sobre todo por los estilos de apego y las experiencias adversas que han tenido inicialmente. En la medida que el sistema familiar ha dispuesto de menos recursos, la necesidad de usar materiales que facilitan ese puente emocional con el significado es mayor; y ahí es donde los materiales gráficos nos ayudan enormemente. Las ilustraciones se convierten en un recurso para familias y profesionales sanitarios o educadores que se pueden descargar con la compra del libro.
José Luis: Dichas ilustraciones son preciosas y las caras emocionales vienen con una amplia descripción de cómo se expresa esa emoción con la cara y el cuerpo. Gran trabajo de Zuzene...
Cristina: Cuando la desconexión emocional ha sido la norma, primero hay que realizar enlaces, puentes entre la expresión del cuerpo que resulta desconocida y no se sabe interpretar. Ese lenguaje no verbal necesita de un intérprete, y jugar a representar y amplificar la emoción puede ser una vía para comenzar o facilitar esa conexión entre el cuerpo y el pensamiento expresado en palabras.
Zuzene Seminario, autora de las ilustraciones
José Luis: Cada capítulo aborda un tema relevante en relación al mundo emocional y relacional: conocimiento de las emociones, resiliencia familiar, el miedo, la seguridad, la intuición, las creencias nucleares…. Propones ejercicios y también compartes los protocolos EMDR que pueden usarse terapéuticamente para trabajar estos aspectos…
Cristina: El libro, sobre todo, quiere hacer hincapié en la necesidad de preparar adecuadamente al niño antes de procesar memorias traumáticas, y para ello tenemos que trabajar con todo el sistema familiar, todo el sistema forma parte y está implicado en las dificultades que presenta un niño. No porque sean responsables directos sino porque son los cerebros auxiliares que tienen que ayudar a manejar las dificultades y las emociones perturbadoras de los menores. Los recursos y dinámicas van salpicando el libro a lo largo de los diferentes capítulos.
José Luis: Algo más que quieras añadir… Por nuestra parte felicitarte por este magnífico libro que va a ser todo un éxito y darte las gracias por atender la llamada de Buenos tratos.
Agradecerte a ti, José Luis por tú atención y dedicarle un espacio en Buenos tratos.
Simplemente añadir que el libro es el resultado también de la delicadeza de la Ilustradora, Zuzene y de su capacidad para captar lo que quería transmitir. Sus ilustraciones están cargadas de detalles para ir descifrando y dedicarles tiempo en las dinámicas propuestas.