lunes, 22 de mayo de 2023

Tierra Daurora, una historia de disociación relacionada con el trauma y la resiliencia, por Tamara Iglesias Costas, psicóloga y traumaterapeuta sistémica

 


Tamara Iglesias Costas

Psicóloga

Autora de:

Tierra Daurora, una historia de disociación relacionada con el trauma y la resiliencia

Uno de los fantásticos dibujos que ilustran el libro de Tamara Iglesias

Solamente unas breves líneas para introducir a mi colega y compañera de la Red Apega de Profesionales, Tamara Iglesias Costas, quien ha creado este excelente relato para ayudar a los profesionales y a los niños y niñas -usando símbolos y un mundo imaginario, siguiendo la mejor tradición junguiana- en su proceso traumaterapéutico, como herramienta -con el acompañamiento insustituible de un profesional conectivo y seguro- psicoeducativa y terapéutica. 

Es muy complicado encontrar materiales de este tipo en el mercado, y también es complejo crearlos. Plasmar simbólicamente el universo mental de las personas que han sufrido trauma y concebir una alegoría de lo que es la conciencia del self fragmentada como consecuencia de los procesos traumáticos -experiencia temprana que sufren muchos de nuestros niños y niñas-, no es nada fácil y Tamara Iglesias lo ha logrado. He tenido el placer de leerlo y revisarlo y me atrapó desde el principio. Creo que el enfoque que usa, el tratamiento bondadoso del trauma y la visión resiliente se recogen maravillosamente en este sugestivo, imaginativo y bello relato de superación, que pone el acento en la necesidad de ser acompañados en un viaje de transformación, no exento de dolor y retos, como le sucede a la pequeña dragona de la historia. 

Este relato es fruto de un recorrido vital y de aprendizaje a todos los niveles que Tamara Iglesias ha hecho durante estos años en los que, además, hemos tenido el placer de acompañarla en su proceso formativo durante nuestro Postgrado de Traumaterapia de Barudy y Dantagnan. Es una satisfacción ver que profesionales como Tamara Iglesias hacen procesos formativos y vitales capaces de crear imágenes e historias que, una vez que emergen, tienen gran poder sanador, como este precioso relato. Os dejo con ella, que nos presenta su obra a continuación, no sin antes darle nuestra efusiva enhorabuena: ¡muchas felicidades por tu trabajo, Tamara!

Tamara Iglesias Costas. Soy compañera de la promoción Apega 9 Barcelona, del posgrado en Traumaterapia Infanto-Juvenil Sistémica de Barudy y Dantagnan. Soy psicóloga sanitaria por la Universidad de Santiago de Compostela y la Universidad a Distancia de Madrid y a lo largo de mi trayectoria profesional he tenido la experiencia de formarme y trabajar tanto en el ámbito público como privado en diferentes proyectos y con diferentes colectivos que me han aportado gran conocimiento dentro del ámbito de la psicología evolutiva y el trauma interpersonal temprano. Entre ellos, he tenido la oportunidad de trabajar en Vincles (vínculos) , Casal dels Infants Barcelona, para intervenir y acompañar a mamás junto con sus bebés en el desarrollo de un apego seguro y un vínculo sano, muchas de ellas mujeres migradas y víctimas de violencia de género. Además, también he podido trabajar tanto en Pontevedra como en Barcelona en centros de acogida con menores tuteladxs haciendo valoraciones e intervenciones en casos de acogimiento familiar y adopción, siendo Príncipe Felipe, en la Diputación de Pontevedra, el lugar donde me he iniciado a mi mundo laboral y en el cual he tenido el honor de desarrollarme y encaminarme hacia lo que soy y donde estoy ahora mismo. Sígueme en Instagram: @tierra.daurora y @lo.boreal

Presentación de Tierra Daurora
Tamara Iglesias Costas

Vídeo de presentación de Tierra Daurora

A lo largo de los años he estado realmente implicada en la infancia y las familias, por lo que además de mi recorrido profesional he realizado muchos viajes a nivel personal que me han dado la oportunidad de expandir mi mente y mi conciencia abriéndome a diferentes culturas y participando en proyectos internacionales como Thrive Seed en India, a través del acompañamiento a mujeres y niñxs en slums en West New Delhi o la realización de talleres e intervenciones terapéuticas en grupos de familias autogestionadas en Oaxaca y Quintana Roo, México.

Hoy día, tengo el placer de compartir en el blog de Buenos Tratos el cuento que recientemente he escrito e ilustrado fruto de mis últimos viajes por México, Brasil y Canadá, siendo este último país, concretamente British Columbia, el lugar de mayor inspiración para su elaboración y publicación. Se trata de Tierra Daurora, una historia de Trauma y Resiliencia.

Este es un cuento para todas las edades en el que narramos las aventuras de una pequeña Dragona, con alma de guerrera y corazón de fuego, que viaja al interior de su propia conciencia fragmentada como consecuencia del trauma vivido durante su infancia. La conciencia de nuestra protagonista está representada como una selva boreal, mágica y oculta en la que habitan aquellas criaturas que representarán las partes disociadas de su self. A lo largo del relato nuestra protagonista se tropezará con estos seres que representarán el encuentro con ella misma y con las partes dañadas de su propia conciencia, lo cual será fundamental para la integración y sanación de las mimas.

En este cuento, he intentado hacer una analogía fantástica del cerebro de un humano que ha sufrido trauma interpersonal temprano y la conciencia disociada de una Dragona llamada Daurora. Mi intención ha sido narrar una historia con el objetivo de que esta pueda ser una herramienta para acompañar los procesos de trauma, disociación y recuperación de la herida emocional de la experiencia traumática.

Esta creación ha sido fruto de muchos meses e incluso me atrevería a decir años de introspección y trabajo personal, que todavía hoy continúa, pues siento que como terapeutas es fundamental sanar nuestras heridas más profundas para poder sostener de una forma genuina y auténtica las heridas ajenas. Por ello, en mi caso, como guinda del pastel, he tenido el honor de contar con el apoyo de José Luis Gonzálo Marrodán, que me ha ayudado a completar y cerrar la historia de Tierra Daurora. Gracias a su visión y su conocimiento del trauma y la disociación, pienso que este cuento ha quedado como una herramienta estupenda para acompañar la sintomatología disociativa en niños y adolescentes, especialmente en estos últimos.

Os invito a que si queréis saber más de Tierra Daurora le echéis un vistazo a mi página web www.loboreal.com. Aquí encontraréis un aparatado donde podéis encontrar más información sobre esta fantástica historia, así como adquirir el libro en el caso de que os interese. Hasta ahora, el libro se encuentra únicamente publicado mediante una autoedición de Amazón pero con expectativas de publicarlo en una editorial reconocida que quiera acoger esta pequeña idea y compartirla con el mundo entero.

Espero de todo corazón que os guste.

¡Muchas gracias!

lunes, 8 de mayo de 2023

Desangelado

Os animo a seguir el perfil de Instagram de Janire Goizalde,

autora del libro: “Una nueva vida florece. Historia resiliente de mi adopción”






Buenos tratos, en su andadura, ha publicado varios relatos que, mediante otro lenguaje, el literario, también nos enseñan sobre los temas que aquí tratamos. Es otra mirada que muchas veces llega al interior de una manera más directa, profunda y clara. Puede llegar a emocionarnos. Si lo consigue, se producirán muchas conexiones en el interior de cada uno, logrando así que reflexionemos sobre nuestra importantísima función en la vida de los niños, niñas, jóvenes y adultos que han sufrido traumas tempranos y cuya existencia es harto complicada porque nuestra sociedad no está concebida para mentalizar al otro. 

El trauma es la epidemia oculta, las personas que caminan por la calle y a las que aparentemente no les ocurre nada, encierran en su interior dolor emocional de proporciones muchas veces indescriptibles. No hay palabras para reflejarlo, quizá las más acertadas han sido las de Bromberg (2012) cuando alude a la sombra de un tsunami, así se siente el recuerdo traumático, que puede ser devastador. 

Por encima de técnicas y tratamientos para las personas que han sufrido traumas tempranos -y que están en riesgo de padecer múltiples trastornos mentales y de personalidad, y pueden ser víctimas de exclusión social- está la relación humana, amorosa y contenedora, comprensiva y segura. Sabia y fuerte en el sentido bowlbyano. "El ser humano debe de convertirse en verdaderamente humano" (Perry & Szalavitz, 2017). Si los traumas los originan las personas, son estas las que pueden repararlo. Las heridas de los traumas difícilmente se pueden curar si no es con el concurso de todos los adultos que conforman la red del niño o niña. Diría aún más: es el contexto tomado en un sentido amplio (el entorno socio-comunitario en el que cada persona convive) quien debería de preguntarse: "¿Qué le ocurrirá por dentro para mostrar ese comportamiento?" "¿Cómo podríamos ayudarle?" Pero la gran mayoría de las veces somos implacables y juzgamos, etiquetamos y queremos segregar socialmente a esas personas. 

El relato que un jueves de este pasado invierno escribí apela precisamente a la responsabilidad que cada uno de nosotros/as tenemos para poner de nuestra parte y saber que, más allá de las acciones de las personas, existen explicaciones y poderosos motivos que las fundan, y que podrían sanar con miradas bondadosas y compasivas, y no con desdén y falta de humanidad.

Espero que os aporte en vuestro caminar acompañando, criando, tratando a personas que sufrieron el infortunio y la injusticia de ser dañados por adultos en su infancia temprana, cuando más vulnerable se es y cuando se están construyendo las relaciones básicas de seguridad y confianza.


DESANGELADO

Un relato de José Luis Gonzalo Marrodán

Foto audiovisual451.com
Del largometraje "El páramo"


Jueves, 18,30h. Él está en la barra sirviendo cafés, probablemente para llegar a fin de mes y malvivir. Mucha cola, frío en la calle, la gente busca la bebida caliente con la que reconfortar el espíritu. Sin darme cuenta, salgo de mi estado hipnótico y compruebo que ya llega mi turno. Él sigue allí, siempre con cara sonriente. Pero sus ojos profundos y negros son la puerta de entrada a un dolor que solamente las almas sensibles pueden experimentar. Delante de mí hay una señora, pelo castaño corto, gafas oscuras y grandes y rostro duro y rígido. Esa cara la he visto yo antes en aquellas “adorables” monjitas que me enseñaban a leer y me ponían el culo rojo a azotes cuando me meaba en clase, porque no me aguantaba y tampoco me dejaban ir al baño. “Solo a su hora”, decían.

-Dos cafés con leche y dos tostadas con mermelada- dijo la señora sin saludar y con el rostro siempre hierático, como esas esculturas mesopotámicas, creo. No estoy para recordar las clases de arte de COU. Me siento cansado mentalmente tras una dura jornada de psicoterapias, conteniendo el dolor del otro, porque a veces solamente puedo contener, con la que a nivel de salud mental nos está cayendo… El café al final del día siempre me ayuda a reconectarme. 

Él la mira con esa mirada oscura y fulminante, me doy cuenta de que la señora no le ha caído bien, por el modo de pedir, sin saludar, tratándole cual sirviente. Y es que él hoy, además, creo no tiene un buen día. La cara la tiene desencajada, la boca a veces le hace muecas. Conozco bien ese gesto porque lo he tenido delante del mío muchas veces, cuando él más sufría, además. 

Coge dos tazas de café, no parece estar en su ser, como si escapara cuando no hay escape posible. Diría que el desdén que trasmite la cara de la señora le ha tocado algún botón que ha activado uno de sus registros, es uno que yo me conozco bien. Cuando él ya cruza el Mississipi… ¡uf! Sálvese quien pueda. Es mejor no azuzar al lobo para demostrar lo malo que es. 

Y lo que él hace a continuación es poner en los platillos de las tazas de café, junto con las cucharillas, un poco de azúcar en uno y unas gotas de café en el otro. 

-Aquí tiene sus cafés con leche y las dos tostadas -dice mientras hace su mueca característica con la boca, parece despertar del trance hipnótico-. Y se marcha al otro lado de la barra a cobrar a otro cliente. Creo que ya sabe que tiene que explicar lo inexplicable… 

La señora me mira y me dice:

-¡Pero has visto lo que ha puesto aquí! ¡Este chico no está bien! ¡Está drogado!

Yo no sé qué decir, me quedo bloqueado, pero sé que él puede hacer estas cosas y además sé por qué…

Regresa y la señora le dice con la mirada seca y antojándoseme como de desprecio, como si fuera una marquesa dieciochesca que puede humillar a la servidumbre:

-¡Qué has hecho aquí! ¡Tú no estás bien! ¡Tú no estás bien!

Pasa del estupor a la rabia, pero nada dice. Se aparta de la señora y parece que va a replicar cuando de repente se para, coge aire profundamente y lo expulsa. Así tres veces… A todo esto, una compañera suya ha llegado y se encarga de darle mil explicaciones a la señora, mientras él la oye y sin dejar de respirar, me dice:

-¡Ay, José Luis, a ver si la vamos a tener, que ya me conoces, que ya me conoces…!

Todo acaba sin más. Él se centra en atenderme a mí y en servirme el café, y lo hace ya plenamente en su ser, sin ningún fallo. 

Nunca hablábamos mucho en nuestras sesiones, nuestras terapias eran no verbales porque él rehuía hablar, tenía miedo de la palabra. Nos comunicábamos con el lenguaje no-verbal y llegamos tener una comprensión el uno del otro mediante hemisferios cerebrales derechos fuera de lo normal. Quizá mi presencia le pudo contener y hacerle reaccionar con la respiración. No lo sé. No le pregunto nunca porque él odia las preguntas y porque yo le respeto. Desde que sé que trabaja ahí nos hemos encontrado varias veces y siempre nos hablamos con la cara y las acciones. Sólo un día me dijo, hace poco: “mi madre está en la terraza, le gustaría saludarte”, lo cual me alegró muchísimo. Pero cuando llego siempre se desvive por atenderme lo mejor posible. 

Salgo con amargura en mi cuerpo. Desangelado, igual que esas mañanas frías de enero norteño, con viento y lluvia en mi corazón. Me deja helado sentir que no somos capaces de mentalizar y ver al otro en su interior. Ojalá existieran unas gafas que permitieran leer los estados internos de las personas, porque mirándole a él a los ojos, leerían:


Superviviente de violencia machista en su hogar, alma herida. 
Lucha por creer que se puede confiar en el ser humano.

Foto: Save the Children
Artículo: Huérfanos por la violencia de género




REFERENCIAS

Bromberg, P. (2012). The shadow of the tsunami: And the growth of the relational mind. Routledge. 

Perry, B., & Szalavitz, M. (2017). El chico a quien criaron como perro: y otras historias del cuaderno de un psiquiatra infantil. Capitán Swing Libros.

jueves, 27 de abril de 2023

lunes, 24 de abril de 2023

Desorganización del apego, por Ignacio Serván, psicólogo clínico

Es un honor que Ignacio Serván nos haya hecho un hueco dentro de su apretada agenda para presentarnos su libro Desorganización del apego. Clínica y psicoterapia con adultos, editado por Desclée de Brouwer. Conocí a Nacho en unas jornadas sobre apego organizadas por IAN (International Attachment Network España) en A Coruña hace unos años. Me encantó su ponencia centrada en una psicoterapia integradora para el tratamiento de los trastornos de la personalidad, porque pocas voces apuestan por la integración y sí en cambio por una defensa a ultranza de sus propios modelos. 

He leído el libro de Ignacio Serván y está escrito de una manera accesible a todo tipo de profesionales interesados por la teoría del apego, con un lenguaje claro y directo, aunando práctica clínica con investigación empírica, en un ámbito donde no se han prodigado publicaciones sobre este tema. Era necesario arrojar luz sobre un concepto que necesita ser explicado y clarificado. Por eso, él ha hecho un aporte excelente, porque sitúa el apego desorganizado dentro de una nueva mirada, que va más allá de los posicionamientos categoriales, para situarlo desde una óptica dimensional y engranarlo con otros factores como el desarrollo, la psicopatología y la personalidad. Propone una revisión del término y sus aplicaciones prácticas, porque la controversia le ha acompañado desde su origen, y ello ha contribuido a que se entienda equivocadamente.

Sólo me queda felicitar y agradecer a Ignacio Serván por escribir para Buenos tratos presentándonos su extraordinario libro. Imprescindible para todos los profesionales que trabajan con adultos, pero también con niños/as y sus familias. Nacho nos cuenta en este post qué nos propone en su libro, que acaba de ser publicado por Desclée de Brouwer y que podéis adquirir desde este enlace:



Portada del libro de Ignacio Serván



Ignacio Serván
Ignacio Serván. Es especialista en psicología clínica, ha trabajado durante 20 años en recursos hospitalarios de tratamiento intensivo con pacientes graves: unidad de hospitalización de agudos, hospital de día y unidad de trastornos de la personalidad. En la actualidad es director de CEPA: Centro Especializado en Psicoterapia y Apego, en el ámbito privado, en Madrid.

Respecto a su formación: está formado en integración en psicoterapia, realizó el máster en psicología clínica y de la salud de la Universidad Complutense de Madrid, está acreditado como Psicodramatista por la Escuela Española de Psicoterapia y Psicodrama, y ha completado el Programa de Formación en Apego de Psimática y la formación en Entrevista de Apego Adulto del Family Relations Institute.

Está acreditado como psicoterapeuta y supervisor por la Asociación Española de Psicoterapias Constructivistas (ASEPCO), coordina el grupo de investigación de la Asociación para el Estudio de la Psicoterapia y el Psicodrama (AEPP), y colabora regularmente como docente en varios másteres, en el SNS y en otras instituciones. Cumple también con trabajos de revisión para varias revistas científicas dedicadas a la psicoterapia.

Ha publicado varios artículos centrados en la clínica grave no psicótica, los procesos de psicoterapia y el papel del apego en los desarrollos evolutivos de riesgo. En febrero saldrá publicado su primer libro: “Desorganización del apego: clínica y psicoterapia con adultos” (Editorial Desclée de Brower).

Preséntanos “Desorganización del apego: clínica y psicoterapia con adultos”

El apego se ha convertido en un concepto muy popular y amable para muchos, pero el conocimiento que existe es muy poco profundo y riguroso incluso entre algunos profesionales de la psicología, y esto limita su potencial en el ámbito clínico más allá de la primera infancia. En este sentido, el libro tiene una vocación pedagógica; creo que la teoría del apego nos ofrece muchísimo a los clínicos, pero para poder sacarle partido hace falta tener un conocimiento algo más profundo del desarrollo evolutivo, que es lo que trato de transmitir. 

La desorganización del apego, en concreto, es uno de los máximos exponentes de este tipo de simplificaciones y distorsiones en el conocimiento. Siendo algo muy importante -sabemos que la desorganización persistente está muy relacionada con la psicopatología y el sufrimiento a lo largo del ciclo vital- pocas personas comprenden en qué consiste la desorganización, los modos en los que afecta al desarrollo de la personalidad y a la capacidad de procesar las experiencias vitales, y qué relación puede tener con la psicopatología.

En el libro clarifico los conceptos fundamentales sobre apego, detallo y explico todo lo referente a la desorganización y a su influencia en los desarrollos evolutivos de riesgo, reflexiono sobre la utilidad de la desorganización como dimensión que nos ayuda a entender la psicopatología, en especial la más grave, y propongo ajustes en la intervención en psicoterapia.

Apego desorganizado o Desorganización del apego ¿es lo mismo?

Desde esa mirada pop que comentaba, se suele entender el apego desorganizado como un patrón más, como el cuarto estilo de apego que completa el abanico evitativo-seguro-ambivalente (ABC+D), pero la realidad es que esto es un error nacido en la publicación original sobre desorganización en los años ochenta, que ha sido arrastrado y agravado con el paso de los años. Por eso he elegido intencionadamente hablar de desorganización del apego. Este término es dinámico, alude a un proceso, o más bien a la disrupción de un proceso, y esto es mucho más fiel a la realidad de lo que sucede en la desorganización. La desorganización es la pérdida de la coordinación de los sistemas orientados a la consecución de metas relacionadas con nuestra protección frente al peligro, de modo que el sistema de apego pierde su capacidad funcional, o al menos está a punto de hacerlo. En la primera infancia esto tiene que ver con la búsqueda de seguridad en un cuidador disponible, luego, a lo largo del desarrollo a se pueden añadir las dificultades en la capacidad individual de procesar la experiencia. 

En términos menos técnicos, la desorganización aparece cuando nuestras estrategias organizadas llegan a su límite, ya sea por la intensidad del malestar, por la ambivalencia e impredictibilidad del cuidador, por la ausencia de una figura de cuidado, etc. 

Entonces… ¿todos tenemos momentos de desorganización?

Exactamente, pero tenemos distintos umbrales para la desorganización. En función de nuestras experiencias tempranas, nuestras estrategias de regulación y procesamiento serán más robustas o más vulnerables a desorganizarse. Este continuo está identificado desde el primer año de vida, por eso conviene entender la desorganización como una dimensión de vulnerabilidad, y no como una categoría.

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué hay personas más vulnerables?

En el libro presento las diferentes propuestas explicativas que exploran las distintas variables implicadas: genética, contexto social, adaptaciones evolutivas, etc. Entre ellas, la que más peso tiene son las variables relacionadas con el cuidador, y en especial la existencia en los cuidadores de experiencias como traumas y duelos insuficientemente resueltos. 

Frecuentemente son cuidadores sensibles e implicados, pero la existencia de estas dificultades, (que conllevan tendencias de tipo disociativo cuando se activa el malestar) hace que en la interacción con el bebé aparezcan sutiles incongruencias o diálogos incoherentes que confunden al menor, haciendo que los ciclos de apego queden incompletos, dejando al niño con dificultades para la recuperación de la regulación, lo que puede hacer que la activación del apego se convierta en sí misma en una experiencia impredecible y amenazadora, en lugar de ser un camino hacia la restauración de la seguridad y el equilibrio. 

¿Qué efectos puede tener esto a lo largo de la vida?

Afortunadamente el ser humano tiene una gran capacidad de resistencia y adaptación. La plasticidad a lo largo de las primeras etapas del desarrollo es alta, y la desorganización más ocasional en un vínculo no tiene efectos deletéreos. Sin embargo, cuando hay desorganización muy persistente y extendida, lo que se genera son elevadas dificultades interpersonales y también dificultades en la constitución de las habilidades de regulación e integración de la personalidad. 

Estos niños, que frecuentemente tienen experiencias de confusión y amenaza cuando se activa su malestar, no experimentan momentos de encuentro y reparación con los cuidadores, con lo cual sus expectativas vinculares serán bastante negativas e inciertas. 

Además, la constitución de esas funciones superiores de la personalidad se lleva a cabo en la etapa preescolar en ese proceso de exploración compartida y en el juego realidad-representación. Si los niños no pueden experimentar la seguridad suficiente para explorar en sus vínculos, estas funciones pueden constituirse de forma precaria y dejarles más vulnerables en su capacidad de procesar experiencias posteriores. 

Esencialmente, la desorganización es un factor de riesgo para el procesamiento posterior de las experiencias de malestar, tanto a nivel individual como en lo que se refiere a la capacidad de beneficiarse de los vínculos de ayuda. Cuando a la desorganización se suman experiencias traumáticas posteriores, es muy probable que el desarrollo se produzca por caminos de progresiva desadaptación.

Foto: La mente es maravillosa


¿Cuál es la relación entre desorganización del apego y psicopatología?

Este es un campo precioso que aún estamos comenzando a desbrozar. Lo que yo trato de hacer, en línea con el resto del libro, es huir de simplificaciones excesivas y de categorías discretas, organizando el conocimiento de forma que resulte práctico e integrado. Simplificando un poco, propongo un mapa de la psicopatología y el apego en torno a dos dimensiones ortogonales: 

La desorganzación del apego, como he comentado, tendría que ver con el grado de integración de la personalidad, es decir, con la capacidad de procesamiento, y por tanto con la gravedad de la psicopatología. Cuanto más presente y persistente la desorganización en el desarrollo, las funciones yoicas y la confianza epistémica serán más frágiles. Nos encontraremos con patología psicótica y del espectro Borderline, pero también con personalidades extremadamente rígidas y controladoras, o con manifestaciones clínicas que escapan un poco a las clasificaciones, relacionadas con aquello que es difícil simbolizar y elaborar: actings, vacío, duelos imposibles melancolía, adicciones pertinaces, trastornos de alimentación especialmente graves, etc.

La otra dimensión tiene que ver, no ya con las capacidades, sino con los estilos de procesamiento de la experiencia, que irían de la mano del estilo de apego basal. Así, las personalidades depresivas o esquizoides encajan muy bien con los estilos evitativos, mientras que otras como las fóbicas, histriónicas o paranoides se ajustan mucho a los estilos ambivalentes. Quedan algunas otras sobre las que reflexiono en el libro, que se pueden dar en ambos estilos, pero con matices.

¿Y cómo se relacionaría esto con la intervención en psicoterapia?

Lo esencial respecto a la desorganización es que la intervención tiene que ser estructurante, tiene que estar dirigida a fortalecer las capacidades vinculares y de procesamiento. Las intervenciones interpretativas, basadas en conflictos y significados, suelen ayudar poco en estas áreas. Cuando trabajamos con pacientes menos graves debemos ayudarles a identificar y ganar agencia, presencia consciente y controlada en las pocas áreas de desorganización que aparecen. Con pacientes más graves, con un funcionamiento más deficitario, la idea es proveer un apoyo muy estructurado, poco amenazador, y que ayude a potenciar sus precarias capacidades de regulación emocional, metacognición e integración de la experiencia. Esto suele ser difícil porque se interponen numerosos problemas en el vínculo de ayuda, de modo que exige tener la capacidad de leer lo que sucede interpersonalmente y de trabajar constantemente en los ciclos de ruptura y reparación del vínculo. En el texto incido mucho en esto, creo que la teoría del apego nos aporta mucho en la comprensión y resolución de estos vaivenes vinculares, y también en la necesidad de que el terapeuta mantenga su propio funcionamiento reflexivo, que se ve amenazado con los pacientes graves. 

Estos ajustes por gravedad son prioritarios, pero también es muy útil combinarlos con ajustes de acuerdo con el estilo de personalidad/procesamiento. Se nos escapa del espacio que tenemos, pero en la última parte del libro hay indicaciones claras al respecto.

jueves, 6 de abril de 2023

Silencio en la Puerta de Brandeburgo


Puerta de Brandeburgo, Berlín
Foto: José Luis Gonzalo


En Berlín existe un lugar, en la Puerta de Brandeburgo, donde se puede entrar y estar en silencio. Es una habitación creada para tal fin. La idea es que este lugar “sea una constante exhortación a la hermandad y la tolerancia entre los hombres y una constante advertencia contra la violencia y la xenofobia” 

Personalmente, me he acordado de todos los niños y niñas (personas menores de edad) que son víctimas a diario de los malos tratos, de la negligencia y del abuso sexual. Personas, vulnerables y vulneradas en sus derechos, con pocas posibilidades de defenderse, hacia quienes se ejercen diferentes tipos de violencia. Algunos y algunas son víctimas de estilos de crianza autoritarios, invalidados como seres sintientes, y solamente instruidos para obedecer y cumplir con sus deberes, de una manera acrítica. 

Por eso, en estas vacaciones, para algunos de Semana Santa, para otros de primavera, y siempre una oportunidad para encontrarnos con nosotros/as mismos, me ha parecido que este sería un excelente lugar al que entrar para honrar a los niños y niñas, y a través del silencio, tenerles presentes. 

Cada persona puede entrar en esta sala y tener un propósito, pues es un lugar símbolo de la paz, de la concordia por encima de todas las diferencias entre las personas.

Entrada al Lugar del Silencio 
Foto: José Luis Gonzalo

Para mí, simbólicamente, es el lugar de los niños y niñas que sufren en el mundo a causa de los malos tratos que a menudo les inflige el mundo adulto.

El Lugar del Silencio es un lugar para experimentar. Resulta muy difícil describir con palabras lo que se siente allí. Es inefable. El alma se apacigua, el silencio suena, la mente se abre a los estados internos y se respira paz, y se transmite paz. 

Voy a contaros, transcrito de un folleto que allí entregan, cómo es este sitio, su surgimiento y su filosofía. Sirva este texto para honrar a todos y todas los niños y las niñas del mundo, en especial por todos/as los que sufren.

La idea de crear, en el Centro de Berlín, un Lugar de Silencio -abierto para todos e independiente de toda religión- se originó a finales de 1988 en la parte este de la entonces todavía dividida ciudad. Después de la reunificación, en 1990, esta idea fascinó igualmente a personas en la parte oeste de la ciudad y al poco tiempo se formó un pequeño grupo iniciador de berlineses. El grupo tuvo la intención de crear en el centro de Berlín dicho lugar, en un edificio apropiado y situado lo más cerca posible de la antigua frontera entre los bloques ideológicos enemigos. Sirvió de ejemplo la sala de meditación instalada en 1954 por el secretario general de la ONU, Dag Hammarskjöld, para sus colaboradores, en el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York.

Puerta de entrada al Lugar
Foto: José Luis Gonzalo

En 1993, el grupo iniciador se constituyó como “Grupo patrocinador del Lugar del Silencio en Berlín, asociación registrada”, bajo el patrocinio de la entonces presidenta de la Cámara de Diputados de Berlín, Dra. Hanna-Renate Laurien. El día 27 de octubre de 1994, el grupo patrocinador apoyado por el Senado de Berlín inauguró el Lugar del Silencio en la Puerta de Brandeburgo. 

Según la idea de los miembros del grupo patrocinador, el Lugar del Silencio tiene dos objetivos: Por un lado -este lugar debe ofrecer la ocasión a cada ser humano, independientemente de su origen, color de piel, ideología, religión y constitución física- para entrar y tomar asiento en silencio con el fin de relajarse y olvidarse del estrés de la gran ciudad y de recobrar fuerzas nuevas para la vida diaria. Este lugar histórico también es adecuado para pensar en tiempos dolorosos del pasado, así como en tiempos más alentadores, para meditar o rezar y para dar las gracias por todo lo regalado en los últimos años. Por otro lado -visto que todos están invitados a una permanencia silenciosa y pacífica- los miembros del grupo patrocinador le atribuyen a este lugar un significado simbólico: un paso pequeño hacia la paz, tal como lo expresa la oración de las Naciones Unidas. 

Os invito a leáis esta oración:

Señor, nuestro planeta Tierra es sólo un astro en el gran universo. Está en nosotros hacer que en él sus habitantes no sean más atormentados por guerras, no les torture el hambre y el miedo, no sean separados insensatamente por su raza, color de piel o ideología, Danos valor y energía para empezar ya desde ahora con este trabajo para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos lleven algún día con orgullo el nombre de ´ser humano´”

El Lugar del Silencio no está dedicado a ninguna ideología o religión -cada uno puede entrar sin la preocupación de ser acaparado por algún interés especial, por algún programa o una institución-. Con eso no se está contraindicando que los miembros del grupo patrocinador, así como todos aquellos que cuidan desinteresadamente el lugar provengan de distintas religiones, sea de las iglesias cristianas, sea del judaísmo, del hinduismo, del behaísmo o de la religión Sij. Todos ellos -independientemente de su origen ideológico- concuerdan en la idea de que el centro de Berlín debe haber un encuentro en silencio por encima de todas las diferencias de los hombres y mujeres. 

La palabra en alemán "stille" nos recuerda que 
es un Lugar para guardar silencio.
Foto: José Luis Gonzalo



Renunciando a cualquier símbolo religioso, ideológico o político, el arreglo neutral y sencillo del Lugar del Silencio corresponde a su carácter independiente de toda confesión. La única decoración es un tapiz, confeccionado por la Sra Ritta Hager de Budapest, en el cual es diseñado simbólicamente la luz penetrando la oscuridad. En el vestíbulo hay una pared azul con la palabra “Silencio”, creado por Paul Corazolla de Berlín, mientras en el pasillo, antes de entrar en el Lugar de Silencio, un relieve de Franz Prentke de Berlín hace juego. El propósito de la promoción de la paz se expresa de manera muy especial en un cartel de paz, así como en un collage dedicado al tema de la tolerancia, lo último realizado por escolares berlineses.

El Lugar del Silencio como sitio de meditación, de hermandad, y de amor por la paz redunda -así lo esperamos- en honor y prosperidad de la ciudad y de su monumento característico.

Y para nosotros ojalá redunde en una cultura de buenos tratos a la infancia.

martes, 4 de abril de 2023

Jornadas sobre el trauma infantil en Zaragoza, online y presencial, 4, 5 y 6 de mayo 2023, organizadas por ADAFA (Asociación de Familias Acogedoras de Aragón), para profesionales y familias





Jornadas sobre el Trauma Infantil
Zaragoza, 4 y 5 de mayo
Online y presencial

Inscripción: 

Con la participación de:

Jorge Barudy, psiquiatra
Rafael Benito, psiquiatra
Maryorie Dantagnan, psicóloga
Cristina Herce, psicóloga
José Luis Gonzalo, psicólogo



PROGRAMA


Desde la ADAFA, queremos informaros de que los próximos 4 y 5 de mayo de 2023, van a tener lugar las Jornadas sobre el Trauma Infantil. Organizamos estas jornadas, en colaboración con la Universidad de Zaragoza, con el objetivo de que los profesionales y las familias nos sigamos formando en el trauma infantil, cada vez más presente en nuestra sociedad.

Las jornadas constan de tres días: 4 y 5 de mayo serán las Jornadas para PROFESIONALES y 6 de mayo para FAMILIAS. 

JORNADA PARA PROFESIONALES (4 y 5 de mayo)

El objetivo de las jornadas para profesionales es presentar el modelo de traumaterapia infanto-juvenil sistémica de los profesores Barudy y Dantagnan. 16 horas de formación agrupadas en el siguiente programa:

Jueves, 4 de mayo.

10:00 h. a 14:00 h. 

Daño traumático y neurodesarrollo.
El cerebro resiliente. 

Prof. Rafael Benito.

16:00 h a 20:00 h. 

El paradigma de los buenos tratos infantiles y la resiliencia.
Los fundamentos neurobiológicos y psicosociales del modelo de traumaterapia sistémica. 
Prof. Jorge Barudy.

Viernes, 5 de mayo.

10:00 h. a 14:00 h. 

Las bases de la traumaterapia infantil sistémica. Prof. Maryorie Dantagnan.

16:00 h. a 20:00 h. 

Introducción a los dominios clave de la evaluación e intervención con el menor: apego, trauma y desarrollo. 

Prof. José Luis Gonzalo.

JORNADA PARA FAMILIAS (6 de mayo)

El objetivo de las jornadas para familias es introducir las claves relacionales para la parentalidad terapéutica en niños, niñas y adolescentes.

Sábado, 6 de mayo.10:00 h. a 14:00 h. 

Claves relacionales para la parentalidad terapéutica en niños, niñas y adolescentes. 
Profesores: José Luis Gonzalo, Cristina Herce y Rafael Benito.

Las Jornadas sobre el Trauma Infantil se celebrarán en el Centro de Innovación, Formación e Investigación en Ciencias de la Educación (CIFICE). Campus Plaza San Francisco de la Universidad de Zaragoza y se retransmitirán en directo por Internet. 

Para facilitar la asistencia de todos y todas, os recordamos que dispondréis de Servicio de guardería, para niños y niñas de 0 a 12 años.

A continuación, detallamos el precio de los diferentes tipos de inscripción:

Inscripciones para asistencia PRESENCIAL:

Inscripción asistencia PRESENCIAL Jornada para PROFESIONALES (4 y 5 de mayo): 80€.
Inscripción asistencia PRESENCIAL Jornada para FAMILIAS (6 de mayo): 40€.
Inscripción asistencia PRESENCIAL Jornada para todas las JORNADAS (4, 5 y 6 de mayo): 100€.
Inscripción para asistencia VIRTUAL:Inscripción asistencia VIRTUAL Jornada para PROFESIONALES (4 y 5 de mayo): 50€.

Inscripción asistencia VIRTUAL Jornada para FAMILIAS (6 de mayo): 20€.
Inscripción asistencia VIRTUAL Jornada para todas las JORNADAS (4, 5 y 6 de mayo): 60€.

* Los socios de ADAFA y ASEAF podrán asistir con precio reducido (50€) a las Jornadas de PROFESIONALES y de forma gratuita a las Jornadas para las FAMILIAS.

* Los profesores de la Universidad de Zaragoza que quieran asistir presencialmente a las Jornadas, podrán hacerlo con precio reducido: 50€. (Deberá acreditarse a la entrada al evento).

lunes, 3 de abril de 2023

El apego en la adolescencia (II y final)

Continúo con el artículo dedicado al apego y la adolescencia, en esta segunda parte nos centramos en como son los adolescentes que muestran un apego seguro porque los padres muestran mayor sensibilidad ante los estados emocionales de sus hijos. Uno de los fenómenos de la etapa evolutiva adolescente es que los hijos/as necesitan más autonomía, y también separarse de los padres emocionalmente, para que cobre relevancia el vínculo con los iguales y la pareja. Aun y todo, los padres siguen siendo figuras de apego fundamentales y necesarias para el desarrollo del joven. Como veremos, la relación padres/hijos adolescentes no es la misma si estos están apegos de un modo seguro o inseguro. Daremos también unas pinceladas sobre el trabajo con los padres y en qué debemos poner el acento, así como una caracterización de la adolescencia y las relaciones de pareja.

Apego seguro versus inseguro en la adolescencia

Como refiere el profesor Oliva Delgado, la forma en que el adolescente resuelve cómo distanciarse emocionalmente de sus padres y funcionar con más autonomía y responsabilidad no es la misma si existe un modelo mental en el adolescente seguro e inseguro. Cuando los padres a lo largo de la infancia se han mostrado como unas figuras consistentes, congruentes, empáticas y sensibles, mostrando capacidad reflexiva junto con firmeza en el cumplimiento de reglas y normas, se llega a la adolescencia con una mayor capacidad de afrontar los problemas y desafíos propios de la etapa. Porque se confía en que los padres y/u otros estarán disponibles para encontrar apoyo, comprensión y seguridad. No importa que en ocasiones se discuta y se rompa la conexión (algo normal en este periodo de la vida por la intensidad con la que todo se vive); porque cuando hay seguridad en el apego aquella se recupera de nuevo mediante la reparación.

Un modelo mental seguro con respecto al apego conlleva una mayor regulación emocional, más flexibilidad mental y mejor capacidad reflexiva; con lo cual se recuperará la conexión cuando esta se pierda y se repararán las disrupciones en la comunicación por ambas partes de una manera más fácil, porque el vínculo es de calidad y se confía en él. 

Resumen de las estrategias de los adolescentes
con disposición al apego evitativo


Cuando los adolescentes muestran rasgos de apego inseguro evitativo, la tendencia es hacia una autonomía excesiva y una minimización de la emocionalidad. El adolescente puede mostrarse rechazante y cortar la relación con los padres, enfrascarse en discusiones poco productivas, no centrarse en la búsqueda de soluciones y el DISTANCIAMIENTO será la estrategia vincular fundamental. Dicho distanciamiento perjudicará las comunicaciones padres/hijos porque el chico o chica se encerrará en exceso en sí mismo, contestará con monosílabos y nunca será buen momento para abrirse y hablar. Si los padres tienen un modelo mental con respecto al apego evitativo, la comunicación versará menos sobre aspectos emocionales e íntimos y estará focalizada en normas, aspectos funcionales y realidades físicas (horarios, notas, normas…) Si uno de los dos miembros de la pareja tiene un estilo más preocupado (una disposición de apego contraria a la del joven), el chico o chica se abrumará más ante la emocionalidad y los intentos constantes de acercamiento, a veces un tanto invasivos, que este tipo de padres o madres pueden hacer, aumentando la distancia aún más.

Resumen de las estrategias de los adolescentes
con disposición al apego
ansioso-ambivalente.

Cuando los adolescentes muestran rasgos de apego ansioso-ambivalente, las discusiones con los padres son más intensas emocionalmente y la autonomía del adolescente es más complicada por la inseguridad que sienten. Los padres, si ellos mismos tienen modelos mentales con respecto al apego preocupados, pueden frenar la autonomía del hijo/a porque esta se vive como una amenaza, ya que ellos pueden tener sentimientos ambivalentes con respecto a las separaciones, al haber vivido algunas de estas como traumáticas en su vida. Los hijos con rasgos apego ansioso-ambivalentes no tienden como el evitativo a rechazar o se distancian, sino que permanecen atados o apegados ansiosamente. 

El trabajo con los padres

Acompañar y criar un hijo/a adolescente es una tarea compleja que requiere de que los padres reciban ayuda y apoyo externo de otras personas (de la propia familia, amigos y en su caso, de profesionales) Abogamos por el concepto de tribu, aludiendo a la necesidad que tienen los jóvenes para educarse satisfactoriamente de contar con una red de relaciones que dé seguridad, afecto y contención. Una red de personas que esté disponible y sea confiable. 

Muchos son los jóvenes que dicen sentirse solos e incomunicados, que sienten que no tienen auténticas relaciones gratificantes donde la conexión con el otro produzca satisfacción. Tienen multitud de dispositivos electrónicos para comunicarse, pero paradójicamente nunca se sintieron tan aislados y, a veces, con un sentimiento de que a nadie les importa lo que les pase. Cada vez más en consulta observamos a adolescentes que tienen síntomas de ansiedad, depresión y conductas de autolesión como respuesta al malestar que producen intensos sentimientos de vacío y soledad, altamente desreguladores. Y muchos afirman que los adultos tienen prisa, que no se dan el tiempo para preguntarles: ¿Cómo te sientes? “Sólo parece importarles las normas y las responsabilidades, no cómo me siento yo”, dicen. Otros afirman que sonríen, pero realmente es una máscara cubre emociones: por dentro sienten un alto malestar emocional y sentimientos de incompetencia y escasa valía. Los valores de la escuela priman en demasía el ser altamente competente y muy popular; si no lo eres, entonces no puedes considerarte una persona digna de ser valiosa. 

Por ello, el trabajo con los padres en esta etapa no puede centrarse sólo en ayudarles con su estilo de crianza, lo que siempre se les dice a la hora de que los expertos den recomendaciones: sé dialogante con tu hijo/a adolescente, comprensivo, con un estilo democrático donde la autoridad recae en los padres, con los hijos/as participando de las decisiones. Hace falta algo más. Es necesario que los padres aprendan a ser consistentes en las respuestas que dan a sus hijos; pero, además, han de ser capaces de conectar con el mundo interior de estos y recogerlo, de tal modo que lleguen a experimentar que lo que ellos sienten tiene un lugar y se valida. Luego veremos cómo negociar los conflictos, pero al adolescente hay que darle el lugar de persona. Además, se precisa que algunos padres (cuyos modelos de apego en la infancia y sus necesidades de seguridad y afecto no fueron suficientemente satisfechos) trabajen sus propios modelos mentales de apego para ganarlos a la seguridad y que puedan proporcionar a sus hijos/as estrategias de vinculación más seguras, afectivas, sensibles y empáticas. Esto que se dice fácil y queda muy bonito al escribirlo, es una tarea lenta y costosa, pero puede merecer la pena. Puede requerir el acompañamiento profesional especializado. 

Apego, amistad y amor romántico en la adolescencia

Dice el profesor Oliva Delgado que en la infancia la relación es vertical, en la mayoría de los casos, en la niñez: el infante recibe cuidados de los padres. En la adolescencia, al aparecer otras figuras con las que vincular, como, por ejemplo, los amigos, la relación será más horizontal: los adolescentes se prodigan cuidados unos a otros, si las relaciones son sanas.

En la adolescencia comienzan las primeras relaciones de pareja
que a diferencia del apego con los padres, se dan y se reciben cuidados


Un joven que ha llegado a la adolescencia con un modelo de apego seguro, tendrá más recursos emocionales y cognitivos para relacionarse, una mayor competencia socio-emocional y probablemente el contexto familiar esté caracterizado por los buenos tratos y las relaciones familiares constructivas y positivas. Un apego seguro en la adolescencia favorece una mejor regulación emocional.

Los adolescentes con una disposición al apego evitativo, en cambio, presentan una comunicación distorsionada y expectativas negativas de los demás. Pueden alejarse emocionalmente y se pueden mostrar hostiles. Por su parte, los adolescentes con una disposición al apego ansioso-ambivalente necesitan en exceso el apoyo de los iguales, de los cuales dependen; muestran mucha inseguridad sobre cómo actuar socialmente y tienen muchas dudas respecto a la disponibilidad del otro.

En cuanto a las relaciones de pareja, el profesor Oliva Delgado afirma que Las relaciones de pareja durante la adolescencia pueden servir para satisfacer cuatro tipos de necesidades: sexuales, de afiliación, de apego y de dar y recibir cuidados (Furman y Wehner, 1994) Sin duda, las primeras relaciones que establecen los adolescentes servirán para colmar fundamentalmente las necesidades sexuales y las afiliativas (compañía y diversión). En la medida en que vaya transcurriendo la adolescencia estas relaciones serán más estables, y la pareja irá ascendiendo en la jerarquía de figuras de apego. Así, durante la adolescencia tardía y la adultez temprana las relaciones de pareja empezarán a satisfacer necesidades de apoyo y de cuidados (Scharf y Mayseless, 2001). 

Las relaciones de apego románticas -refiere el profesor Oliva Delgado- van a verse influidas por el tipo de apego establecido con los padres. Las relaciones de pareja guardan mucha similitud con las relaciones entre madre e hijo, en el sentido de que se trata de relaciones muy íntimas y con contactos físicos estrechos. Pero hay otras características como la colaboración, la afiliación, o las interacciones simétricas, que no están presentes en las relaciones del niño con sus padres. 

Algunos estudios observacionales de parejas en interacción indican que los sujetos seguros se implican en intercambios más positivos, ofrecen más apoyo emocional, aceptan más el contacto físico, muestran más satisfacción y compromiso y tienen menos conflictos. Además, tienden a emparejarse con otros sujetos con apegos seguros (Simpson, 1999). 

Los adolescentes con disposición al apego evitativo rehuirán el compromiso emocional y se mostrarán más fríos y distantes en sus relaciones de pareja, mostrando una iniciación sexual más precoz y una mayor promiscuidad. Y los adolescentes con una disposición al apego ansioso-ambivalente mostrarán mucha ansiedad en las relaciones que les llevará a manifestar mucha inseguridad y celos injustificados.

El blog vuelve con un artículo el día 24 de abril.

El día 6 de abril publicaré un post especial por las vacaciones de Semana Santa o Primavera. 

REFERENCIAS

Furman, W. & Wehner, E.A. (1994). Romantic views: Toward a theory of adolescenct romantic rela- tionships. En R. Montemayor, G.R. Adams y T.P. Gullotta (Eds.), Personal relationships during ado- lescence (pags. 168-195). Thousand Oaks, CA:Sage.

Oliva Delgado, A. (2011). Apego en la adolescencia. Acción Psicológica, 8 (2), 55-65.

Scharf, M. & Mayseless, O. (2001). The capacity for romantic intimacy: Exploring the contribution of best friend and marital and parental relation- ships. Journal of Adolescence, 24, 379-399.

Simpson, J. A. (1999). Attachment theory in modern evolutionary perspective. In J. Cassidy y P. R. Shaver (Eds.), Handbook of attachment: Theory, research, and clinical applications (pp. 115-140). New York: Guilford Press.