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lunes, 11 de agosto de 2025

Podcast capítulo 8: El vínculo garante necesita defensores que persistan, por Hernan Fernandez, abogado y traumaterapeuta sistémico.

 

Podcast Capítulo 8




Para seguir el podcast, click en este vídeo de Youtube:




Damos comienzo a un nuevo proyecto que desde la Traumaterapia sistémica® hemos puesto en marcha. A través de varios capítulos, una serie de podcast, vamos a daros a conocer los fundamentos de este modelo, su metodología, sus modalidades de intervención... Somos más de 800 profesionales repartidos por toda España e Hispanoamérica, que trabajamos aplicándolo después de egresar del Postgrado. 

Participarán los miembros del equipo docente del diplomado, los profesionales que aplican la Traumaterapia en el ámbito de la protección a la infancia (técnicos de infancia, trabajadores sociales, psicólogos, educadores...), la enseñanza (maestros, orientadores...), la psicoterapia (psicólogos que la utilizan en sala de valientes), lo judicial (abogados, educadores, psicólogos...), así como las familias que han trabajado como coterapeutas y han participado llevando adelante una parentalidad terapéutica. 

En este octavo capítulo, nos acompaña Hernán Fernández, abogado y traumaterapeuta sistémico. Además de, como todos los invitados, contarnos cómo fue su transformador encuentro con Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, Hernán nos habla en este podcast de un tema que ya tratamos en este blog: el del derecho a los buenos vínculos. En palabras de Hernán: "reconocer los vínculos y su calidad, en la vida y en el desarrollo infanto-juvenil, y cómo tal constatación puede resultar clave para favorecer el bienestar de niños, niñas y adolescentes, evitando situaciones de negligencia y maltrato infantil, o permitiendo satisfactoriamente la reparación de los daños, cuando dichos vínculos han estado ausentes o se han asociado a las vulneraciones, porque han sido vínculos que no pudieron dar las respuestas necesarias a las necesidades infantiles. Es un tema que requiere enlazar la realidad al saber que hoy nos entregan las ciencias, y visualizar al Derecho y la Justicia, no solo como un conjunto de normas que no calzan con la realidad o de instituciones que dan respuestas insatisfactorias o tardías a los problemas que se plantean, sino que, desde una perspectiva positiva, sean normas e instituciones que funcionen correctamente y nos permitan comprender que la buena justicia puede llegar a ser un recurso necesario, y en algunas situaciones, indispensable, para evitar o interrumpir el sufrimiento infantil".

Hernán Fernández es abogado de la Universidad de Concepción. Litigante ante la justicia de familia y sistema penal en casos de protección y bienestar infantil. Docente universitario. Integrante del Instituto de Formación e Investigación-Acción sobre la Violencia y la Promoción de la Resiliencia (IFIV Chile-Hispanoamérica).

El blog Buenos tratos, el oficial de la Traumaterapia sistémica®, contribuye encantado a la difusión de estos podcast, que serán una entrada más, esta vez hablada, dentro de toda la información que por aquí compartimos desde hace años.

Ya sabéis que podéis escuchar los podcast a ratos y que es muy cómodo oírlos mientras hacemos otras tareas con las que esta escucha es compatible.

Os dejo con el Capítulo 8.

lunes, 20 de enero de 2025

"Teoría del apego y crianza natural en los juzgados de familia", por Martina Morell Gonzalo.


"Teoría del apego y crianza natural en los juzgados de familia"

Martina Morell Gonzalo


Presentación

Arrancamos el año con una nueva entrada, a cargo de mi colega Martina Morell Gonzalo. Es una propuesta novedosa, pues lleva, al fin, el apego a los juzgados de familia. Estamos necesitados de que este tema se extienda en este ámbito, porque las decisiones que se toman desde los juzgados no se basan la mayor parte de las veces en el interés superior de la persona menor de edad. Y el derecho a un buen vínculo (Hernán Fernández) es el más importante de todos. Los jueces, las familias y los diferentes profesionales que pueblan el ámbito judicial deben de conocer las implicaciones que el apego tiene para el desarrollo de los niños, sobre todo para los bebés y los adolescentes. La autora se fundamenta también en la crianza natural, pero al mismo tiempo tiene una mirada crítica hacia esta, afirmando que puede tener mucho de postureo, aunque no le quite un ápice de relevancia, siempre y cuando esta adopte los postulados del apego, que van más allá de la aplicación de unas determinadas fórmulas. Por lo tanto, saludamos la aparición de este libro, agradeciendo a Martina Morell que nos haya escrito una reseña para darlo a conocer. Os dejo con ella.



Martina Morell Gonzalo. Psicóloga Colegiada 18.720. Licenciada en Psicología por la UNED y en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid. Psicóloga General Sanitaria y Máster en Psicología Clínica por Clínica Moreno, Murcia. Experta en Psicología Forense. Miembro del TIP para los juzgados de Tarragona. Profesora asociada del Área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, del Departamento de Psicología de la Universitat Rovira i Virgili.




"Teoría del apego y crianza natural en los juzgados de familia"

Por Martina Morell Gonzalo


El 5-2-2014 a las seis menos cuarto de la madrugada mi vida cambió completamente.

Resulta un tópico esto de que los hijos te cambian la vida, pero jamás pude imaginar hasta que grado. La matrona, una muchacha joven, me dijo: “¡¡¡¡¡ya sale, ya sale, ¡cógelo!!!!!" "¿¿¿¿YOOOOO??? ¡Pero qué dices!". Recuerdo haber pensado: “Esta chica está loca ¿Y si le hago daño?” "Que sí, que sí ", insistió ella. "Agárralo de aquí y tira que lo recordaras toda la vida". 

Y efectivamente así fue. Mi madre decía: "las mujeres siempre hablamos de nuestros partos y los hombres de la mili". Voy de tópico, en tópico me consta, pero sentí tal subidón de amor, de felicidad y de alegría que pensé que iba a estallar. Esto no hace que se me olvidara el dolor que sufrí las horas anteriores, como me aseguraron que pasaría, pero es un dolor agridulce. En los días siguientes, pasé un auténtico tsunami emocional, completamente aplastante. La falta de sueño, la depresión post-parto, la inexperiencia de cuidar un bebé y el miedo, me convirtieron en un palito de madera a la deriva de un mar inmenso. 

Poco a poco, aquel concepto confuso y teórico que una vez leí, se fue convirtiendo en el eje central de mis días. El apego pasó de ser una página de un libro a un código de conducta. Yo que era conductista de toda la vida, me convertí a la crianza natural como San Pablo cuando cayó del caballo. Me di cuenta que el niño necesitaba estar conmigo y yo con él y que esta necesidad, lejos de ser enfermiza, tenia un sentido muy claro: propiciar la supervivencia del bebé. No digo con esto que no sean buenas y favorables al apego otras formas de crianza, pero yo personalmente, la cuna se la dejé al gato.

Mi conversión, que no tuvo nada de mística, sino de simple instinto y cálculo interesado, pilló desprevenido a mi entorno. Como muchas otras madres, he tenido que batallar como una walkiria para imponer el colecho y los bracitos de mamá a todas horas. Gané la batalla porque si soy yo quien le cuida, es lógico que haga lo que crea más conveniente. A mi también me han acusado de “enmadrar al niño”, de acapararlo y de sobreprotegerlo. Pero el resultado ha sido todo lo contrario: tengo un niño feliz, independiente y seguro de sí mismo. Un poco insoportable también cuando se encabezona en algo. Por supuesto, también mi hijo ha sido como un palo en las ruedas, profesionalmente hablando. Pero este es un precio que cada cual debe valorar si quiere pagarlo. 

Teniendo el trabajo que tengo, era de esperar que al final la vida profesional y personal convergieran y acabara defendiendo el apego en los procesos de guarda y custodia. Mi impresión personal es que las prácticas de crianza natural son aún grandes desconocidas en el ámbito judicial, donde son tratadas con suma desconfianza y como una manera de la madre de salirse con la suya y quitarle el niño al padre, al menos los primeros años. Si cuando comenzó el divorcio en España, allá en el año 1981, nadie discutía la guarda y custodia materna, hemos pasado al extremo contrario, sin tener en cuenta la edad, ni las circunstancias a la hora de conceder una custodia compartida. 


Esta es la primera página de mi libro "Teoría del Apego y Crianza Natural en los Juzgados de Famila". Prometo que nunca más en la vida voy a volver a hacer una tontería semejante, porque el trabajo da muchas más penas que alegrías. Pero ya que está, y está impreso, ojalá llegue a ser de utilidad para aquel que lo lea. Lo encontrarán interesante sobre todo los padres de niños pequeños y curiosos en general, pero, sobre todo, mi intención era explicar a los profesionales que trabajan en el ámbito de las custodias lo que es el apego y porque las mamás que se vinculan a sus bebés no están locas y, por otro, dar a conocer a las familias el proceloso mundo judicial. He procurado que el libro fuera ameno, porque odio aburrir a mi público, y comprensible, pero a la vez riguroso y basado en la bibliografía existente. 

El texto se divide en tres partes. En la primera hago un repaso de lo que es el apego propiamente dicho, que muchos de mis propios compañeros no conocen. En este primer tercio cuento que es el apego, como se forma, quien lo descubrió, qué tipos de apego hay y similares. En la segunda parte, hablo del apego relacionándolo con el mundo judicial. Aquí es donde explico la importancia de tener en cuenta la formación del apego en las custodias infantiles, del apego y la psicopatía, apego y abuso sexual, violencia de género y de como el apego se puede manipular para que un padre rechace al otro. En el último tercio, hablo sobre el concepto de "crianza natural", de donde viene, que significa y cuanto tiene de postureo, que no es poco. En medio, he salpicado el grueso del texto con unos cuadritos donde explico experiencias personales y anécdotas profesionales que pueden ser bastante chocantes para el lector. 

En realidad todo el contenido lo podemos englobar en el siguiente decálogo:


1. Los bebés prefieren biológicamente estar con su mamá. Si mamá no está disponible, cualquiera que les cuide es mamá.

2. Los hombres pueden y deben cuidar a los bebés, su aportación es básica para el desarrollo del niño. No es su derecho, es su obligación. Pero deben respetar los tiempos y hacerle un hueco a la lactancia. Esto no hace que el niño les vaya a querer menos, simplemente, ellos necesitan tener un mundo seguro, estable y predecible.

3. Un bebé no es un jarrón. No se puede traer y llevar como un saco de patatas de un lado a otro solo porque los padres se hayan separado.

4. La lactancia materna es lo mejor para el desarrollo del bebé, se mire por donde se mire y cuanto más tiempo mejor. El biberón es un sucedáneo aceptable cuando no hay otra cosa. No lo digo yo, lo dice la OMS, y cualquier pediatra con dos dedos de frente lo debe corroborar. Ahora bien, como dice la experta en el ámbito Yolanda González Vara, la lactancia materna o la lactancia artificial, si no está acompañada de una presencia emocional y disponibilidad materna coherente y consistente, así como de una repuesta sensible y adecuada, no fomentaría un apego seguro.

5. Los niños son adaptables, qué remedio les queda, pero que se adapten no quiere decir que lo que les ofrecemos sea lo mejor para ellos.

6. La infancia es para toda la vida. Un niño feliz tiene más posibilidades de ser un adulto feliz, mientras que un niño que sufre tiene más posibilidades de ser un adulto que sufre y que hace sufrir.

7. Los padres no son perfectos, se hace lo que se puede. Buscamos padres capaces de ser conscientes y abiertos a desarrollar una función reflexiva. Lo importante es ofrecer a los niños cariño y cuidados a partes iguales.

8. Los niños están biológicamente diseñados para agradar a los adultos, por eso quieren a sus cuidadores aunque sean malos cuidadores, negligentes o abusivos. Les va la supervivencia en ello. Pero el hecho de que les quieran no equivale a que desarrollen un vínculo de apego de calidad y seguro. Intensidad y fuerza del vínculo no equivale a calidad. Hay que mirar por el interés superior del niño, por su protección y por su derecho a un buen vínculo, como dice el abogado Hernán Fernández.

9. El apego es universal, biológico, innato y genéticamente predeterminado en todas las especies de maníferos.

10.Todo el mundo debería saber que es el apego, pero sobre todo aquellos profesionales que tratan con niños pequeños. Creo que es necesario tener presente que el apego va más allá del conocimiento de las tipologías, y el logro del apego seguro no depende necesariamente de la aplicación de unas fórmulas o pautas (como el colecho o el porteo). Lo relevante es proporcionar una experiencia continuada de seguridad al niño, sensibilidad, conexión y el logro de una autonomía progresiva. Y para ello son muy importantes las competencias parentales. Las dos fundamentales son la propia historia de apego de los padres o cuidadores (función reflexiva) y capacidad de empatía (Barudy y Dantagnan, 2010).


Para mí, la Teoría del Apego, es más que una teoría, es una ley tan cierta y precisa como la ley de la gravedad y con tanta evidencia científica como la rotación de la Tierra. No es discutible. Otra cosa son las pautas de crianza, las convenciones sociales y las tradiciones de cada cultura, que pueden ser muy distintas e igualmente válidas. Queda mucho que aprender sobre el animal humano, pero entre las pocas cosas ciertas que sabemos es que el vínculo que se forma entre un bebé y su cuidador principal conforma el núcleo de su personalidad futura y orienta la dirección de sus relaciones posteriores. 

El libro se puede adquirir en cualquier librería bajo pedido y también se puede comprar on-line en la Casa del Libro y Amazon. Se publica también en formato ebook en Unebook.

Amazon


Casa del Libro


Unebook

 

martes, 31 de diciembre de 2024

Hicieron Buenos tratos en 2024, ¡Feliz Año Nuevo a todos y todas!, y una pieza de Rachmaninov de regalo.

Es momento de dar las gracias. Ha sido un año 2024 excepcional, con las VI Conversaciones como el momento cumbre donde, una vez más, pudimos reunirnos todos y todas los que hacemos Buenos tratos y creemos en otro tipo de congreso, en una estética diferente y en unos valores que respeten el "derecho del niño a los buenos vínculos". Quiero dar las gracias desde aquí a todos y todas los que hicisteis posible este evento, desde el comité organizador, pasando por los ponentes y llegando -uno a uno, una a una- a los y a las participantes.

El año 2025 nos va a traer novedades bibliográficas. Pronto os anunciaré la publicación -en colaboración- de tres nuevos libros, que me parece van a ser una gran aportación, siempre dentro del ámbito del apego, el trauma, la resiliencia y el desarrollo. 

También, como todos los años, es momento de recordar y dar las gracias de todo corazón a los y a las colaboradoras de este blog, quienes, desinteresadamente, han escrito artículos -o han concedido entrevistas- de calidad. Nos han dado a conocer su forma de trabajar, sus obras..., en suma, sus conocimientos y experiencias personales y profesionales. 

Sin ellos y ellas, el blog no hubiera sido nunca una realidad una temporada más.

¡Muchas gracias!

Buenos tratos se toma unas vacaciones hasta el día 20 de enero

Recopilación de todas las colaboraciones 

con Buenos tratos durante 2024

 

Diciembre 2024

Fundación Márgenes y vínculos

 

"¿Por qué es necesario concienciar en los colegios e institutos sobre el acogimiento familiar?" 

 

http://www.buenostratos.com/2024/12/por-que-es-necesario-concienciar-en-los.html

 

Noviembre de 2024

 

Maritxu Amenabarro

 

"No estoy sola", un cuento sobre las emociones y situaciones que se viven en el acogimiento familiar,

 

http://www.buenostratos.com/2024/12/no-estoy-sola-un-cuento-sobre-las.html

 

Paula Moreno

 

"Koko, en busca de sus koalidades", un relato para ayudar a los niños y sus familias a prevenir el impacto traumático de los accidentes y las enfermedades.

 

http://www.buenostratos.com/2024/11/koko-en-busca-de-sus-cualidades-un.html

 

José Castillo

 

“Adolescencia en conflicto con la ley”

 

http://www.buenostratos.com/2024/11/adolescencia-en-conflicto-con-la-ley.html

 

Octubre de 2024

 

Thais Gamaza

 

"Simientes", un relato breve

 

http://www.buenostratos.com/2024/10/simientes-un-relato-breve-escrito-por.html

 

Carolina Saavedra

 

"Los hijos no tienen la culpa (o parecíamos una familia muy normal)", un libro de Sergio Urriola

 

http://www.buenostratos.com/2024/10/los-hijos-no-tienen-la-culpa-o.html

 

Septiembre 2024

 

Patricia Hermosilla

 

"Maternidad en contextos de explotación sexual"

 

http://www.buenostratos.com/2024/09/maternidad-en-contextos-de-explotacion.html

 

Rafael Benito y José Luis Gonzalo

 

"Mano a mano entre Rafael Benito, psiquiatra, y José Luis Gonzalo, psicólogo" para hablar de neurobiología relacional en la infancia y adolescencia. 

 

http://www.buenostratos.com/2024/09/mano-mano-entre-rafael-benito.html

 

Junio 2024

 

Ana María Arón

 

"Cuidar a los que cuidan"

 

http://www.buenostratos.com/2024/06/cuidar-los-que-cuidan-desgaste.html

 

Arturo Ezquerro

 

"En defensa de la humanidad"

 

http://www.buenostratos.com/2024/06/en-defensa-de-la-humanidad-por-arturo.html

 

Mayo 2024

 

Nerea Benito

 

"La caja de arena en el tratamiento del trauma con niños/as y adolescentes: una revisión sistemática"

 

http://www.buenostratos.com/2024/05/la-caja-de-arena-en-el-tratamiento-del.html

 

Abril 2024 

 

Mireia Bazu

 

Un cuento que acerca la teoría polivagal a los más pequeños y a las familias: “Un secreto alucinante: Aprende a escuchar tu cuerpo junto a Lukas y Fordy”

 

http://www.buenostratos.com/2024/04/un-cuento-que-acerca-la-teoria.html

 

Marzo 2024

 

Jorge Barudy, Rafael Benito, Maryorie Dantagnan, Iciar García, José Luis Gonzalo, Cristina Herce

 

"Crecer en un entorno libre de violencia", derecho superior de la infancia.

 

http://www.buenostratos.com/2024/03/crecer-en-un-entono-libre-de-violencia.html


Enero 2024

 

Cristina Cortés

 

“Esculpiendo palabras en la arena”, un cuento de Cristina Cortés.

 

http://www.buenostratos.com/2024/01/esculpiendo-palabras-en-la-arena.html

Sandra Baita

"Tratamiento del trauma y la disociación en la infancia. En busca de la seguridad perdida"

http://www.buenostratos.com/2024/01/tratamiento-del-trauma-y-la-disociacion.html

¡FELIZ AÑO 2025!

URTE BERRI ON!

Os regalo esta pieza musical, poco conocida, de Rachmaninov
titulada "Spring waters", que han coreografiado para este bello Pas de deux. 
Nos recuerda a la sincronía regulatoria relacional del apego seguro.



lunes, 27 de mayo de 2024

Qué le piden los niños y las niñas a los profesionales que conforman su contexto de vida.

Como sabéis, acabamos de celebrar con gran éxito las VI Conversaciones sobre apego y resiliencia en San Sebastián, Gipuzkoa (España). Este congreso ha estado dedicado a enfatizar la enorme importancia que tiene el contexto de vida que rodea a los niños y a las niñas. Y dentro de este, el papel tan relevante que juegan los profesionales que trabajan con el niño/a: los maestros, los psiquiatras, los trabajadores sociales, los técnicos de infancia...

En las VI Conversaciones escenificamos un acto de inauguración donde simbólicamente representamos lo que los niños y niñas le piden a los profesionales de este contexto. Me dijeron que era de gran valor y que merecía la pena darlo a conocer entre quienes no habéis podido asistir a las Conversaciones. 

Así que hoy os comparto el guión del acto de inauguración de este congreso con los textos que contienen los mensajes que los chicos y las chicas nos lanzan. En nuestra labor psicoterapéutica, no debemos de olvidar nunca que todo niño y niña interactúa y se relaciona en un contexto determinado. Obviar y no tener en cuenta este es un error que no nos podemos permitir cometer, sobre todo cuando somos conscientes de la enorme repercusión que dicho contexto tiene en el desarrollo y salud de la persona menor de edad. Como profesionales de la psicoterapia y de la salud mental, nuestra tarea es también la de contribuir a generar contextos terapéuticos y protectores para nuestros niños y niñas.

Representantes simbólicos del contexto de vida del niño/a
en el acto de inauguración de las VI Conversaciones

Mientras se proyecta el vídeo TXALAPARTA, las personas que representan el papel de profesionales integrantes del contexto del niño/a entran uno a uno en el escenario y se colocan mirando al público. Una madre y sus hijos/as caminan desde el fondo de la sala, se acercan al escenario y entregan a cada adulto (uno a uno) que representa a un profesional, un sobre grande que contiene una hoja donde está escrito un requerimiento. Cuando acaban, la madre y los niños/as se quedan al lado de los profesionales y de José Luis. 

Vídeo del Acto de inauguración de las VI Conversaciones


La txalaparta, instrumento ancestral del País Vasco 
simbolizó la llamada del CONTEXTO

José Luis lee este texto:

La txalaparta es un instrumento de percusión tradicional del País Vasco, Navarra y el País Vasco Francés. Su origen se remonta al Paleolítico. Su utilización estaba íntimamente ligada a las labores de fabricación de la sidra. Tras triturar la manzana, se celebraba una cena y la fiesta se podía prolongar hasta altas horas de la madrugada. 

Una vez terminada la cena, al oír el instrumento, la gente de los alrededores se iba animando y se acercaba al lugar. Su uso siempre ha estado vinculado con el medio rural y con este modo de vida. También se utilizaba en bodas, bien el mismo día o días antes del festejo. 

Como hemos visto y oído, la txalaparta es un instrumento de percusión que permite crear juegos rítmicos con improvisación. 

Podemos considerar a la txalaparta como un instrumento de CONTEXTO, porque es una llamada a toda la comunidad que vive alrededor para sumarse a una fiesta. En este caso nos sumamos a estar cerca y alrededor del niño o niña. 

La txalaparta es la llamada que los niños y niñas hacen al CONTEXTO de vida que les rodea, para que sean VISTOS. El contexto es fundamental para que se desarrollen sanamente. Nos interpela a todos sobre las necesidades de los niños/as a este nivel, no podemos hacer ninguna intervención terapéutica ignorando su llamada. Esta resuena en nosotros como los sonidos de la txalaparta. Y CADA VEZ, COMO HABÉIS VISTO, NOS LLAMA CON MÁS FUERZA E INSISTENCIA.

Esta madre, sus hijos y su hija, nos piden que la ESCUCHEMOS y entregan a los representantes simbólicos del contexto (dentro de un sobre) lo que le piden a cada uno de ellos. Leámoslo:

(Cada participante, lee, uno a uno, el contenido de cada sobre)

PROFESORA 

Los niños necesitamos escuelas sensibles al trauma, con profesores formados en las consecuencias que la adversidad temprana tiene en nuestro desarrollo y salud. Profesores que conozcan cómo nuestra atención, comportamiento y emociones se pueden desregular, dificultándonos y complicándonos el aprendizaje y las relaciones con los demás. 

Necesitamos que los profesores nos prestéis vuestro cerebro para que desde vuestra permanencia externa podáis estimular nuestra permanencia interna. 

La paciencia, el afecto, la solidaridad y la empatía (conectar con nuestro sufrimiento para no nos veáis como sujetos con mala o buena conducta) son cualidades que debéis de cultivar. 

Pensad que vuestras maneras de actuar, cómo valoráis nuestras acciones y rendimiento, y los mensajes que nos transmitís, repercuten directamente en nuestra autoestima e influenciarán nuestra identidad adulta. 

PSIQUIATRA

Los niños necesitamos psiquiatras formados en trauma, apego y resiliencia. Profesionales conocedores de cómo las experiencias infantiles tempranas, si están caracterizadas por el maltrato, la negligencia y/o el abuso sexual, afectan y dañan el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. 

Psiquiatras que tengan una visión bio-psico-social de los trastornos mentales y del desarrollo de los niños y adolescentes, que apuesten por tratamientos donde el valor de las relaciones sea central en la recuperación de las consecuencias de los traumas tempranos. 

Psiquiatras que, además de tener conocimientos y ofrecernos medicinas desde el vínculo, sean cercanos, amables, empáticos y sensibles al sufrimiento de los niños y adolescentes. Así desarrollaremos con vosotros una relación de confianza, básica para que aceptemos vuestros cuidados médicos. 

Psiquiatras capaces de ver que lo que el mundo adulto llama “trastorno” realmente es una expresión de nuestra desesperación y dolor, nuestro grito para pedir ayuda.

EDUCADORA

Los educadores sociales sois profesionales clave en nuestras vidas. Vuestro ideario pedagógico no debe de basarse en una metodología conductual, de premios y castigos. Tenéis que involucraros en nuestras vidas. Las actuaciones educativas distantes y despreocupadas de nuestro mundo interno son inadecuadas. Necesitamos que nos ayudéis a comprender nuestra mente y la de los demás.  

Es muy importante que estéis formados en las consecuencias que la adversidad temprana tiene en nuestro desarrollo, pues genera un impacto traumático que afectará a todas las áreas de nuestra personalidad. 

Los niños necesitamos que las administraciones os ofrezcan unas condiciones laborales que os permitan sentiros satisfechos en vuestro puesto de trabajo, para que no haya tanta movilidad laboral, pues eso impide la permanencia, vital para que podamos establecer con vosotros un vínculo afectivo, resiliente, que dé sentido a nuestras vidas. 

Vuestra capacidad para vincular y para la empatía son dos competencias fundamentales para que podamos sanar de nuestras heridas traumáticas. Vuestra paciencia, perseverancia y solidaridad para con nosotros son indispensables, aun sabiendo que no os lo ponemos nada fácil. Recordad que nosotros tuvimos unos modelos parentales que dañaron nuestra confianza y seguridad en el mundo adulto y por eso necesitamos que seáis base segura para nosotros. 

TÉCNICO DE INFANCIA 

Sois los profesionales más importantes de nuestro contexto vital. ¿Sois consciente de que las decisiones que toméis pueden marcar nuestra vida hacia la fatalidad en la desgracia o hacia un camino que puede ser resiliente? 

Vuestros conocimientos sobre las consecuencias que los malos tratos tienen en el desarrollo de los niños, especialmente en los periodos sensibles, en los que necesitamos un tipo especial de estímulos, son imprescindibles. Para nosotros es vital que priméis nuestro interés superior, no el del mundo adulto. Y que la burocracia no enlentezca las decisiones que nos protegen. Porque, como dice Rafal Benito: “el neurodesarrollo no espera y no entiende de que las comisiones tarden en reunirse y decidir”. 

Los niños necesitamos que los técnicos nos protejáis y que toméis las decisiones que atañen a nuestra seguridad y estabilidad, a nuestro derecho a ser niños y disfrutar de ello. 

Si los contactos o la relación con nuestros padres u otros adultos nos dañan y no es beneficiosa para nosotros, vosotros debéis de protegernos. Muchas veces estar expuestos a estas situaciones nos dispara terribles recuerdos y re-consolida nuestros traumas en la memoria.

JUEZA 

Eres otra figura muy relevante en nuestras vidas. Para nuestra seguridad y protección, para que podamos crecer y desarrollarnos sanamente, es totalmente necesario que persigáis siempre nuestro interés superior. Necesitáis que los peritos a los que recurrís sean capaces de ofreceros informes técnicos bien argumentados en los que os dejen bien claro que las personas adultas con las que vamos a convivir (en guardia y custodia o en régimen de visitas), si nos hacen daño activo o pasivo (negligencia) afectan a nuestro cerebro y, por tanto, a nuestro desarrollo. Por ello, habéis de decidir en base a nuestro “derecho al buen vínculo” (propuesto por el abogado Hernán Fernández, el cual tiene jurisprudencia) y no en base al derecho de los padres. Los niños somos personas a las que debéis de proteger, no somos una propiedad de nuestros padres. Hay que recordaros que La Convención de los Derechos del Niño es el tratado internacional que nos protege y es de carácter obligatorio para los Estados firmantes. 

Del mismo modo, sabed que romper los vínculos afectivos nos daña, por ello debéis de priorizar el “derecho al buen vínculo”, a que tengamos unas personas adultas competentes y estables en nuestras vidas, no unos padres o familia biológica. 

Finalmente, cuando cometemos una infracción, vuestras decisiones y las medidas que adoptéis para rehabilitarnos (porque estamos a tiempo), son también fundamentales. Los profesionales os deben de informar técnicamente de qué es lo mejor para nosotros. Muchas veces delinquir es nuestro último síntoma. El mundo adulto que nos rodeaba no vio que estábamos desprotegidos y tuvimos que dar ese último y desesperado grito de socorro… Los chicos que delinquen tienen corazón, leed, por favor, “Acogiéndote, diario de un comienzo”.

PSICOTERAPEUTA 

Los niños necesitamos psicoterapeutas formados en apego, trauma y resiliencia, preferentemente traumaterapeutas. El aspecto técnico es importante, pero sabed que la persona del psicoterapeuta es el principal instrumento para que podamos transformarnos. Por eso tenéis que estar formados a este nivel. Cuando hacemos terapia, nos encontramos con vuestra persona. ¿Sabéis que para nosotros estar en una sala los dos solos puede ser amenazante? ¿Sabéis que explorar nuestro interior nos asusta? Necesitamos, primero, confiar y sentir seguridad. 

La neurocepción (el tripómetro) que despertéis en nosotros hará que queramos seguir en la terapia o mostremos nuestras defensas. Tenéis que comprender estas defensas, es una manera de protegernos del dolor de haber sido maltratados o abandonados. Si os alías con ellas, seguro que nos va mejor. 

Tened paciencia con nosotros, constancia, haced que notemos que os importamos, dedicad sesiones a nuestros padres o referentes y no os quedéis encerrados en vuestra sala de terapia. ¡Sed psicoterapeutas ecosistémicos y coordinaos con nuestros psiquiatras, educadores o profesores! El trabajo, así, será completo y mejoraremos mucho más, porque atenderéis a lo que ocurre en nuestro contexto de vida. 

No nos hagáis hablar de lo traumático demasiado pronto. Bruce Perry dice que muchas veces elegimos cuándo, dónde y a quién comunicar lo traumático, y que esto lo hacemos en pequeñas dosis. 

Maryorie Dantagnan es nuestro referente sobre cómo ser un psicoterapeuta suficientemente bueno. Leed el cuento que ella y su colega y discípulo José Luis han elaborado: “Estoy contigo”. Si tenéis en cuenta todo eso, nos irá bien. 

José Luis dice: La combinación de golpes, que los viejos txalapartaris utilizaban para crear un juego en el que uno pone el orden o equilibrio mientras que el otro se dedica a romperlo para hacer el desequilibrio, expresa muy bien la tarea que nos es encomendada a los profesionales: restaurar el equilibrio del CONTEXTO y lograr que sea sano y promotor de buenos tratos para los niños/as.

UNA NIÑA lee el texto final:

El amor y la solidaridad son la mejor de las terapias.

El ser humano tiene que aprender a volverse humano. 

Los niños necesitamos personas estables a nuestro lado que crean en nuestros recursos y nos den confianza, cambiando la mirada sobre nosotros y las causas de nuestro dolor. 

Personas que tengan paciencia, perseverancia y permanencia. 

Adultos, no olvidéis nunca esto: 

“No todo lo que hagáis por nosotros ahora lo veréis ahora” 

“La gota de agua no horada la piedra por su paciencia sino por su perseverancia”

José Luis dice:

Que así sea.

(Antes de irse, la madre entrega a cada profesional un ejemplar del libro Buenos tratos)

lunes, 4 de marzo de 2024

Crecer en un entono libre de violencia, derecho superior de la infancia. Jorge Barudy, Rafael Benito, Maryorie Dantagnan, Iciar García, José Luis Gonzalo, Cristina Herce


VI Conversaciones sobre apego y resiliencia

San Sebastián, 16 y 17 de mayo de 2024

Inscripciones:

https://joseluisgonzalo.com/conversaciones-2024/

Inscríbete antes del 8 de abril para aprovechar la tarifa reducida

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Crecer en un entono libre de violencia, 

derecho superior de la infancia

 Autores:

Jorge Barudy, psiquiatra
Rafael Benito, psiquiatra
Maryorie Dantagnan, psicóloga
Iciar García, doctora en psicología
José Luis Gonzalo, psicólogo clínico
Cristina Herce, psicóloga

Miembros del Equipo docente del 


No es la primera vez, ni será la última que encontramos titulares como el de una reciente publicación editada por la Universidad de Burgos y cuya autoría procede de un profesor asociado de esta misma entidad. En dicho titular, se da a conocer un ensayo sobre el estudio de 40 casos de desprotección infantil en el que el docente y psicólogo, autor de la obra, plantea y titula: “¿El robo de niños en democracia?”. 

Este autor alude a criterios de arbitrariedad de los servicios sociales en la elaboración de los informes de declaración de desamparo que las entidades informan y que pueden concluir en la separación del niño o la niña del núcleo familiar en el que se está produciendo maltrato, desatención o ambas situaciones. Alude también el autor, sobre el estudio de 40 casos (podríamos, según los criterios científicos, a los que el propio autor hace referencia, cuestionar la validez de un estudio/ensayo con un tan reducido número de casos estudiados) a “situaciones de injusticia”, “criterios blandos” a un “Estado intervencionista” y al “individualismo, la atomización de las personas, la ruptura del lazo social y el apoyo familiar”.

Como profesionales con larga trayectoria en la materia de protección a la infancia, no queremos dejar pasar, una vez más, esta oportunidad para debatir este mensaje sobre la base de criterios científicos y legislativos acerca de la necesaria intervención para la preservación de los derechos de los niños y las niñas ante situaciones de experiencia temprana de adversidad por malos tratos infantiles. Afirmaciones como las que acabamos de citar pueden llevar a la población general a sacar conclusiones erróneas con resultados nefastos para la infancia que requiere la protección del Estado. 

Emblema de la ONU


En lo referente a los aspectos legales y organizativos del sistema de protección la infancia, debemos encuadrar la acción de protección dentro del deber de atender a los requerimientos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de 20 de noviembre de 1989, en la Convención de Derechos del Niño. En el citado documento, se referencia la necesidad de intervención ante cualquier situación que pueda perjudicar el desarrollo integral del niño o de la niña. Esto que puede ser interpretado como intervencionista, a nuestro juicio tiene una óptica protectora, esto es, una pretendida defensa de derechos humanos, aspecto que se torna clave en nuestra actitud profesional. Por lo tanto, crecer en entornos libres de violencia se configura como un derecho fundamental para todos los seres humanos. Son requerimientos de la CDN (1989) a los estados miembros: 

El adoptar “todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.”

Añade este mismo documento que: 

“Esas medidas de protección deberán comprender, según corresponda, procedimientos eficaces para el establecimiento de programas sociales con objeto de proporcionar la asistencia necesaria al niño y a quienes cuidan de él, así como para otras formas de prevención y para la identificación, notificación, remisión a una institución, investigación, tratamiento y observación ulterior de los casos antes descritos de malos tratos al niño y, según corresponda, la intervención judicial.”

Por su parte, el Estado pone a disposición de las familias una serie de recursos para tratar de configurar nuevos contextos de protección y procurar espacios de apoyo y génesis de nuevas formas de vinculación que procuren seguridad y oportunidad a las familias, tratando de promover las competencias parentales necesarias para prevenir, o en su caso, reparar el daño en los niños y niñas víctimas de adversidad temprana por malos tratos infantiles. No siempre es posible y la severidad del daño psiconeurobiológico de las personas afectadas por trauma temprano impide el saludable ejercicio de esta labor. Es aquí donde el estado ha de actuar tratando de reparar el daño ya ocasionado en los niños y las niñas y sus familias, tratando de dotar precisamente de contextos seguros de cuidados, protección y vínculos de apego sano, que pasa por la preservación de la integridad física, psicológica y social de la infancia.

Sin embargo, teniendo en cuenta los términos citados en el párrafo anterior, son extensos caminos en los que se trata de revertir este tipo de situaciones. En ocasiones y según expertos, demasiado dilatados en el tiempo, priorizando la preservación familiar y las nuevas oportunidades de posible reparación frente al momento de desarrollo del niño, que en circunstancias de malos tratos se puede ver detenido y seriamente obstaculizado.

La reciente legislación estatal en materia de protección infantil indica que:

“Las administraciones públicas competentes dotarán a los servicios sociales de atención primaria y especializada de profesionales y equipos de intervención familiar y con la infancia y la adolescencia, especialmente entrenados en la detección precoz, valoración e intervención frente a la violencia ejercida sobre las personas menores de edad…… Los equipos de intervención de los servicios sociales que trabajen en el ámbito de la violencia sobre las personas menores de edad deberán estar constituidos, preferentemente, por profesionales de la educación social, de la psicología y del trabajo social, y cuando sea necesario de la abogacía, especializados en casos de violencia sobre la infancia y la adolescencia”. (Ley Orgánica 8/21, 4 de junio de 2021). 

Ya desde el año 1/1996, en la legislación nacional sobre protección del menor, la preservación familiar viene siendo uno de los criterios principales y, por tanto, un criterio objetivable de cualquier actuación en la materia que nos ocupa. Hace alusión esta ley a que:

“Serán principios rectores de la actuación de los poderes públicos en relación con los menores: a) La supremacía de su interés superior. b) El mantenimiento en su familia de origen, salvo que no sea conveniente para su interés, en cuyo caso se garantizará la adopción de medidas de protección familiar y estable priorizando, en estos supuestos, el acogimiento familiar frente al institucional. c) Su integración familiar y social. d) La prevención y la detección precoz de todas aquellas situaciones que puedan perjudicar su desarrollo persona”.

Los programas de apoyo a familias se rigen por una “finalidad general de garantizar la integración del menor en sus grupos naturales de convivencia, en condiciones básicas suficientes que posibiliten su participación en la vida familiar, económica, social y cultural, y su desarrollo como persona”. (Programa de Intervención Familiar, Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades Junta de Castilla y León, 2000).

Reiteramos que, en muchas ocasiones, este criterio rige intervenciones demasiado prolongadas dentro del entorno familiar, tratando de evitar la separación del niño de su familia. Las sucesivas tentativas de la administración por mantener a los niños y niñas en sus hogares, en ocasiones repercute negativamente en el óptimo desarrollo de los niños y niñas, cuyo derecho fundamental pasa por crecer y desarrollarse en entornos libres de violencia y que procuren entornos que admitan el desarrollo de sus potencialidades a nivel, físico, psicológico y social. 

Sin embargo, queremos reseñar aspectos estructurales y/o culturales que en nuestra legislación, si analizamos el concepto de “riesgo”, podemos observar como aparecen fórmulas que se muestran contradictorias. A saber, se asume como tolerable que la persona menor de edad viva en un contexto que perjudique su desarrollo personal, familiar, social o educativo, en definitiva, su bienestar y sus derechos, siempre que no exceda de un determinado grado no concretado legalmente: 

“Se considerará situación de riesgo aquella en la que, a causa de circunstancias, carencias o conflictos familiares, sociales o educativos, la persona menor de edad se vea perjudicada en su desarrollo personal, familiar, social o educativo, en su bienestar o en sus derechos de forma que, sin alcanzar la entidad, intensidad o persistencia que fundamentarían su declaración de situación de desamparo y la asunción de la tutela por ministerio de la ley, sea precisa la intervención de la administración pública competente, para eliminar, reducir o compensar las dificultades o inadaptación que le afectan y evitar su desamparo y exclusión social, sin tener que ser separado de su entorno familiar” (Artículo 17. Actuaciones en situaciones de riesgo. Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, de modificación parcial del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Jefatura del Estado).



Hoy en día, mantener este concepto distorsiona o se aleja del aporte científico que a lo largo de los últimos años ha ido informando de aspectos tan sustanciales como aquellos referidos a la neurociencia. Así, esta disciplina demuestra y alerta de la importancia de que los niños y niñas dispongan de un ambiente familiar protector, especialmente en sus primeros años de vida, cuando se producen infinidad de cambios en el neurodesarrollo, cuyos efectos pueden mantenerse a lo largo de toda la vida de la persona.

La ciencia reseña aportes tan sustanciales a este respecto como los que hacen hincapié en señalar que el bebé nace con un sistema nervioso por hacer; pero con un dispositivo básico cuya finalidad es vincularse al adulto encargado de cuidarlo, y aprovechar la interacción con él para ir integrando su funcionamiento, de modo que todos sus componentes participen cuando conviene, según las demandas del entorno, regulando el ánimo, la conducta y la actividad de los sistemas corporales de un modo que garantice una buena adaptación y un estado saludable (Siegel, 2007). El desarrollo de las redes neurales que constituirán un sistema nervioso sano depende mucho más de las relaciones interpersonales (Sanes & Jessel, 2013; Opendak et al., 2017) que de cualquier otra influencia ambiental. Cuando las interacciones con los demás proporcionan experiencias de seguridad y unos estados emocionales regulados, las redes neurales van adquiriendo un funcionamiento integrado, en el que cada área y núcleo cerebral contribuye al mantenimiento de un estado físico y psíquico saludable. Por el contrario, cuando los niños y niñas viven experiencias de abandono o negligencia, o bien sufren interacciones marcadas por el abuso emocional, físico o sexual, se producen alteraciones del neurodesarrollo (Teicher et al., 2016) que reducirán las posibilidades de que el sistema nervioso logre un funcionamiento integrado; y esta falta de integración acabará perjudicando de por vida la salud mental y física de quien los ha sufrido. Numerosas investigaciones indican claramente que las experiencias de maltrato en la infancia perjudican gravemente la salud, incluso durante la vida adulta (Lanius, et al., 2010), aumentando la probabilidad de sufrir problemas tan graves como obesidad, diabetes, enfermedades autoinmunes o incluso demencia temprana (Walsh et al., 2019). El maltrato en la infancia es también un factor patógeno de primer orden en el origen de trastornos mentales (Kisely, et al., 2018), entre los que destacan por su prevalencia y gravedad la depresión (Lippard, et al., 2020) o la esquizofrenia (Cutajar, et al 2010).

El último libro de Rafael Benito explica cómo
el cerebro infantil para moldearse sanamente necesita del cerebro 
de adultos competentes en los cuidados.


Las consecuencias del maltrato son mayores cuanto más temprano es este. Pasar el primer año de vida en un lugar en el que se sufre maltrato o negligencia puede empeorar la salud de los niños a lo largo de toda su vida (Rutter, et al., 2010). Protegerlos del maltrato y hacerlo lo antes posible es tan importante que su esperanza de vida puede depender de ello. Una investigación reciente (Segal, et al., 2021) indica que la mortalidad entre los 16 y los 33 años aumenta mucho cuando se ha sufrido maltrato; sobre todo si las medidas de protección, como puede ser la retirada de la custodia, se demoran más allá de los 3 años de edad. El efecto de la protección precoz era tan notable que, para quienes eran protegidos antes de cumplir 3 años, la mortalidad era cuatro veces menor. (Maselko et al., 2011)

La neurociencia actual ha descubierto y demostrado que un nivel de afecto temprano es clave para un desarrollo futuro sano, reduciendo el riesgo de desarrollar patologías mentales (Maselko y otros, 2011; Gerhardt, 2016) Con lo cual, tenemos que cambiar la mentalidad y considerar a la afectividad y a la seguridad como una necesidad imprescindible que estimula el crecimiento del cerebro y la conectividad de las neuronas. Del mismo modo que todos entendemos que una buena alimentación es clave para que los niños crezcan y se desarrollen físicamente de una manera adecuada, la afectividad y la seguridad es el alimento que el cerebro también precisa para una óptima configuración, además de ser necesario desde el punto de vista psicológico y de la salud, entendida esta desde una concepción basada en el bienestar integral del ser humano.

Volviendo de nuevo a los aspectos legales, consideramos que el concepto de riesgo es contradictorio con el principio del interés superior del menor que tanto la normativa estatal como internacional afirman que debe regir en todo momento la intervención de las administraciones y de los estados y advierten de los efectos perniciosos del uso inadecuado de este concepto. 

“34. La flexibilidad del concepto de interés superior del niño permite su adaptación a la situación de cada niño y la evolución de los conocimientos en materia de desarrollo infantil. Sin embargo, también puede dejar margen para la manipulación: el concepto de interés superior del niño ha sido utilizado abusivamente por gobiernos y otras autoridades estatales para justificar políticas racistas, por ejemplo; por los padres para defender sus propios intereses en las disputas por la custodia; y por profesionales a los que no se podía pedir que se tomaran la molestia y desdeñaban la evaluación del interés superior del niño por irrelevante o carente de importancia.”. Observación general nº 14 (2013) sobre el derecho del niño a que su interés superior sea una consideración primordial (artículo 3, párrafo 1, pág. 1º)*(convención sobre los derechos del niño).

Por otro lado, queremos reflejar que el paradigma de los buenos tratos (que debiera estar en la base de todas las acciones humanas, pero que cobra especial relevancia en lo relativo la protección infantil), avalado por la investigación científica en neurociencia, postula que estos «aseguran el buen desarrollo y el bienestar infantil y son la base del equilibrio mental de los futuros adultos y, por tanto, de toda la sociedad» (Barudy y Dantagnan, 2005). Esto debe de presidir toda actuación que se haga con los niños y las niñas. Persigue el bien superior del menor, que es el derecho a tener un vínculo sano y seguro (Hernán, 2021). Usualmente, esto lo proporcionan los padres biológicos, pero, en ocasiones, debido a múltiples causas, estos no pueden proporcionar a sus crías la satisfacción de sus necesidades ni garantizar los cuidados y el mantenimiento de un vínculo de apego de calidad, que les otorgue una experiencia prolongada de seguridad, fundamental para el adecuado desarrollo futuro de la personalidad. En otras palabras, la consanguinidad no otorga la competencia de cuidar.

Portada del libro de Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan
donde se desarrolla el paradigma de los buenos tratos


Cuando los padres son competentes y en consecuencia mantienen unas relaciones positivas con sus hijos, logrando una dinámica familiar afectiva y cohesiva entre todos los miembros de la familia, con capacidad para la empatía, para expresar las emociones, resolver los problemas y participando de los recursos y redes comunitarias, es posible un desarrollo psicomotor, cognitivo, afectivo y relacional saludable de los niños y niñas y una personalidad capaz de responder con empatía, mentalización (Fonagy et al., 2002) solidaridad y altruismo a los desafíos de la existencia infantil y más tarde de la adulta. (Barudy y Dantagnan, 2005) 

A su vez, cabe señalar que se hacen necesarios cambios en los modelos de evaluación del daño en los niños y las niñas víctimas de adversidad temprana. De hecho, la evaluación a la que alude el autor basándose en criterios de tipos de maltrato es obsoleta. La ciencia psicológica y médica han ido señalando que, la mayoría de los niños que han estado expuestos a un tipo de adversidad también han experimentado muchas otras (Green et al., 2010 ; McLaughlin et al., 2012). Por lo tanto, es importante profundizar en el enfoque de riesgo acumulativo, que se centra en la cantidad de experiencias adversas distintas (incluyendo la diversidad de experiencias maltratatantes), pero también que se acumulan en el tiempo en lugar de la gravedad o el tipo de adversidad (Evans et al., 2013). Es necesario recapacitar acerca de los modos de evaluación de la adversidad temprana confiriendo un mayor peso al enfoque de Riesgo Acumulativo en detrimento de la intensidad de un daño causado (o al menos contemplar ambas perspectivas). 

Un último aspecto para reflexionar de corte cultural y estructural pone en auge la visión adultista que prima en las sociedades actuales. Esta corriente antepone los derechos de los adultos sobre los de la infancia. El autor del libro señala que las intervenciones protectoras del Estado vulneran los derechos de los padres y las madres, obviando el derecho de los niños y de las niñas a un desarrollo saludable y pleno. Nuestra sociedad sigue siendo garantista con los adultos y las administraciones competentes en protección a la infancia son supervisadas por el poder judicial a través de diferentes medios. Todavía estamos muy lejos de poder decir que en nuestras intervenciones prima el interés superior del menor; se requieren cambios importantes en la comprensión y sensibilización sobre la gravedad de los perniciosos efectos del maltrato a los niños y niñas en su desarrollo a lo largo de toda la vida. Lamentablemente el sistema de protección aún está muy alejado de disciplinas como la psicología especializada en los efectos del maltrato en la infancia  y la neurobiología interpersonal, entre otros. Como sociedad debemos tomar conciencia de que la mejor política de promoción de la salud física y mental que puede hacer cualquier Estado es invertir en el bienestar de sus miembros más vulnerables, entre los que, sin duda, se encuentran los niños, niñas y adolescentes. Se hace necesaria la consideración del maltrato infantil como un problema de salud pública, que responsabilice a los poderes públicos sobre la salud mental y física de los niños y de las niñas y procure contextos de comunidades saludables, dinámicas y con oportunidades.

Los avances sociales, culturales, legislativos y políticos han de ahondar en la protección infantil. Siguiendo la estela de importantes avances que ya han ido tomando auge en la igualdad de derechos de las personas, por ejemplo, resuena a tiempos pasados y privativos de libertad el considerar que las intervenciones dirigidas a proteger a mujeres violentadas por parejas supondrían una vulneración de los derechos de sus agresores al “quitarles a sus mujeres”. Sin embargo, todavía hoy, no son pocos quienes afirman que “un bofetón a tiempo a un niño o niña es lo mejor”, y quienes consideran, entre los que parece encontrarse el autor del citado libro, que las intervenciones protectoras de las administraciones públicas y el juzgado vulneran los derechos de los progenitores, ya que “se les quitan a sus hijos e hijas” como si de objetos o posesiones de los adultos se tratasen.

Niños y Niñas libres


Las madres y los padres no son propietarios de sus hijos, más bien adquieren con ellos la responsabilidad de cuidarlos y protegerlos durante largos periodos de tiempo: ser padre o madre no es un derecho; crecer en un entorno familiar protector y libre de violencia, sí lo es. Pero ¿por qué se mantienen y refuerzan estos mitos? Se nos ocurren algunas explicaciones, como la idea a resaltar es que en nuestra sociedad perdura una banalización de la importancia de la violencia hacia la infancia. Estas conductas son reconocidamente intolerables cuando se trata de adultos, y especialmente de adultos más vulnerables; sin embargo, parecen ser toleradas y justificadas cuando se trata de niños y niñas. 

También cabe reseñar el hecho de que, en nuestra experiencia de más de un cuarto de siglo de trabajo con personas menores de edad que han sufrido maltrato y desprotección muy severa, son muy escasos los progenitores que han ingresado en prisión como consecuencia del maltrato ejercido sobres sus hijas e hijos y, en la gran mayoría de los casos, han mantenido un derecho de visitas a sus hijos a los que violentaron profunda e intensamente, en ocasiones en contra de la visión profesional que ha aconsejado preservar a los niños y a las niñas de la exposición a padres con prácticas maltratantes. 

Persistir la idea de que el efecto de la violencia en los niños y las niñas es pasajero y de que cuanto más pequeños sean los niños, antes olvidarán lo ocurrido en sus experiencias tempranas, contradice a la ciencia, como se ha comentado anteriormente, que no solo desmiente estas afirmaciones, sino que nos muestra que cuanto más pequeños son mayor es la gravedad de los efectos de la violencia y su necesidad de protección. 

La experiencia temprana de adversidad está en la base de muchos problemas sociales y de salud, esto requiere de una especial y proyectiva atención con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas, no banalicemos, profundicemos con el rigor que requiere el deber protector de toda la sociedad con su infancia.

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