lunes, 28 de septiembre de 2020

"Cuando mi corazón calma. Una alianza para un divorcio con buenos tratos", nuevo libro de José Luis Gonzalo, psicólogo clínico.

Abro la temporada muy contento porque por fin puedo anunciaros la publicación de mi nuevo libro: "Cuando mi corazón calma. Una alianza para un divorcio con buenos tratos", editado por Editorial Marcombo el cual se ha comenzado a distribuir en librerías este mismo mes de septiembre. Ya sabéis que publiqué hace dos años el cuento "Cuando mi corazón tiembla", destinado a niños entre 3 y 7 años cuyos padres se han divorciado, con el fin de ayudarles a entender esta experiencia. Al cuento del niño cuyo corazón tiembla cuando sus padres se separan, le faltaba... ¡el libro de los padres cuyo corazón calma el del niño que sufre por esta situación!. Así que tras acabar el cuento, me puse manos a la obra y.. ¡aquí está!.

Este libro recoge mis lecturas, experiencia en psicoterapia con niños y padres que se divorcian y lo que he aprendido en mi formación, a lo largo de estos años, con mis profesores, maestros y amigos Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. ¡Creo que el libro es un homenaje a la mezcla vasco-chilena! También este libro agradece y está en deuda con los compañeros y compañeras con los que comparto amistad y trabajo diario, pues de ellos aprendo día a día: Rafael Benito, Tatiana Caseda, Cristina Herce, María José Gorrochategui e Iván Rodríguez. A todos y todas, ¡muchas gracias!

Los niños y niñas y sus familias que han cedido sus dibujos y sus historias, merecen un lugar especial y un agradecimiento centuplicado. A todos ellos y ellas, muchas gracias.

Y a la Editorial Marcombo, a todos los grandes profesionales que la forman, también mi agradecimiento. Me han dejado trabajar con completa libertad y ponen todo tipo de facilidades para que el libro pueda ser publicado como uno lo concibe.

Voy a presentaros el libro y explicaros su propósito, estructura y contenidos.


Portada del nuevo libro de José Luis Gonzalo


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La presentación del libro tendrá lugar el día 22 de octubre a las 18,00h (hora española) en directo por Facebook, en el contexto de un taller formativo sobre niños y divorcio de los padres, gratuito, abierto a todo el público. Los detalles los anunciaré en el blog y en redes sociales.


Presentación del libro

Si algo he aprendido a lo largo de mi vida profesional -en especial desde que tuve la dicha de conocer a mis maestros y mentores, el Dr. Jorge Barudy y la psicóloga Maryorie Dantagnan- es el poder que tienen los buenos tratos para favorecer un adecuado desarrollo y asegurar el bienestar infantil. Y, a la inversa, las devastadoras consecuencias que los malos tratos tienen sobre el cerebro, mente y cuerpo en desarrollo de los niños. El mundo adulto a menudo ignora que estos son seres humanos y tienen derechos.[1]

Una de las situaciones más dolorosas e incluso traumáticas que los niños sufren es el divorcio de los padres. Tenemos datos para la alarma, pues, por ejemplo, desde 2010 hay aproximadamente el mismo número de nuevos matrimonios que de separaciones. En la actualidad, se calcula que cada 3-4 minutos hay una ruptura de pareja.

En España se producen casi siete rupturas por cada diez matrimonios, lo que supone una ratio muy superior a la media europea, que no llega a cinco. A ello contribuye el hecho de que cada vez se celebran menos matrimonios –de 5,4 matrimonios por cada mil habitantes en el 2000 se ha pasado a 3,4 en 2014– y se tramitan más divorcios –la cifra se ha duplicado en los últimos diez años–, según pone de manifiesto el último informe sobre la evolución de la familia en España que ha presentado el Instituto de Política Familiar (IPF).

El diario ABC, por su parte, en septiembre de 2018, publica que cada vez en número más creciente los padres separados mantienen un conflicto permanente que provoca que tengan que recurrir a los juzgados para plantear disputas que ellos mismos no son capaces de resolver: «Los “jueces están actuando como terceros padres” y se está produciendo un “colapso” de los juzgados especializados en Familia y de Instancia. Así lo afirma la presidenta de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), María Dolores Lozano, quien asegura que está teniendo lugar una “judicialización de la vida familiar y cotidiana”. En los últimos años, denuncia esta letrada, “se está poniendo en evidencia una constante dificultad de los progenitores a la hora de ejercer y tomar decisiones en la patria potestad”.

Se trata, en todos los casos, de asuntos con un cierto grado de desacuerdo entre los padres que, a falta de intentar su resolución en la vía extrajudicial, motivan el inicio de un procedimiento judicial. “Cada vez es más habitual que se produzcan desavenencias por la elección del centro educativo en el inicio del curso escolar, en la toma de decisiones que implican un gasto (como son las actividades extraescolares de los hijos) o por asuntos donde subyace un componente ideológico o religioso (como la realización de la Primera Comunión o atender a Catequesis), así como decisiones que impliquen un cambio de residencia de los hijos para trasladarlos de localidad e incluso de país”, explica la presidenta de AEAFA».

Foto: diario abc


Estos preocupantes datos ponen sobre la mesa la urgente necesidad que nuestra sociedad tiene de concienciarse y hacer una alianza por lograr divorcios con buenos tratos. Hoy en día, teniendo en cuenta que las cifras dicen lo contrario, parece una quimera tener como objetivo que una ruptura de pareja y un proceso de divorcio se hagan en un clima de buen trato. Sin embargo, creo que el reto de los políticos responsables del área social y/o de la salud debería ser el diseño y la realización, con el asesoramiento de expertos en el área, de un ambicioso plan de prevención e intervención en estas situaciones para acompañar a las familias y proteger a los niños cuyos padres se divorcian, en especial a aquellos cuyos procesos de separación pueden entrar en una dinámica de conflicto perpetuo. Si no hacemos nada, es posible, a tenor de las cifras, que en un futuro los adultos de nuestra sociedad sean más vulnerables psicológicamente, con lo que ello supone para el bienestar de las futuras generaciones y las repercusiones que a nivel socio-sanitario puede conllevar

Mientras esto llega, a nivel de los profesionales que trabajamos con las familias en distintos ámbitos (educativo, atención primaria, salud mental…) tanto públicos como privados, tenemos que contribuir para lograr que los divorcios estén presididos por los buenos tratos. Con este fin, la Editorial Sentir ha publicado una colección de cuentos (Colección Senticuentos) para niños entre los que se incluye uno destinado a ayudarles a comprender la separación de sus padres: Cuando mi corazón tiembla, del cual soy autor. El sustento científico en el que me he basado para elaborar este cuento ha sido la necesidad de mirar en el interior del niño y ser capaces de ponernos en su lugar, es decir, de mostrar empatía suficiente para conectar con la vivencia y representación interna que aquel hace de una situación de divorcio de los padres. Del mismo modo, en el cuento se subraya la enorme importancia que para los niños tiene que los padres sean responsables y mantengan el vínculo afectivo con sus hijos, satisfaciendo sus necesidades y estando presentes en sus vidas (para los deberes, jugar, hablar, ayudarles en sus problemas, divertirse, pasar tiempo juntos, acompañar o estar con la persona menor de edad para brindarle apoyo y afecto, que son necesidades igual de importantes que las fisiológicas) El mensaje del cuento es que aunque te separes de tu pareja, de los hijos no te puedes ni debes de separar, con orientaciones para los progenitores al final del mismo.

Con el objetivo de seguir contribuyendo en la mejora de los procesos de separación y divorcio de los padres y en consecuencia beneficiar a los niños, la editorial y yo volvemos a colaborar con lo que pensamos que falta, después del cuento para niños: un libro para los padres (dentro de la Colección Sentilibros) que, como contrapartida, hemos titulado Cuando mi corazón calma, pues somos conscientes de que los mencionados padres tienen en sus manos la posibilidad tanto de prevenir separaciones que sean traumáticas como de revertir y redirigir las que ya estén transcurriendo por cauces que rocen lo traumático, pudiendo así reparar lo que esté siendo tóxico para los niños y minimizar el impacto que los efectos negativos del divorcio tiene sobre los chicos, especialmente si este es conflictivo y entra en dinámicas de maltrato.

Cuando mi corazón calma es un libro del que pueden beneficiarse también los profesionales que trabajen en el área o se interesen por la misma (trabajadores sociales, psicólogos, médicos, psiquiatras, educadores, maestros, abogados, terapeutas…) porque es una visión comprensiva del tema del divorcio de los padres y se fundamenta en el paradigma de los buenos tratos a la infancia y las competencias parentales de Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan[2] como garantes de un divorcio lo más saludable posible para los niños, paradigma que se nutre a su vez de la evidencia científica que nos aportan los descubrimientos de la neurobiología interpersonal, el estudio del trauma y la teoría del apego.

Dibujo: Gala Aldasoro

Eventos estresantes que los niños han de padecer como consecuencia del divorcio

El divorcio de los padres es una adversidad que puede acontecer en la vida de los niños. Aunque con ello dejan de convivir con padres enfrentados o en conflicto y es bueno para ellos no presenciar y sufrir constantemente sus disputas, no deja de ser una pérdida en sus vidas que han de elaborar. Además, la ruptura puede traer consigo otros eventos estresantes que los niños tienen que padecer como, por ejemplo:

- Alteración o trastorno emocional de los padres que afecte a su disponibilidad hacia los hijos.

- Conflicto perpetuo de los padres y judicialización de la separación.

- Manipulación de los hijos por parte de los progenitores.

- Abandono por parte de uno de los progenitores.

- Uso del niño o joven como figura confidente y de apoyo de uno de los progenitores.

- Parentificación de los hijos (Se les obliga a desempeñar un rol adulto que no les corresponde como personas menores de edad)

- Cambios de residencia, de barrio e incluso de colegio.

- Cambios de rutinas, rituales y vida familiar habitual.

- Negligencia de uno (o de los dos) progenitores no cumpliendo con las obligaciones de su rol parental.

- Visitas o relación con una figura parental incompetente en el que se pone en riesgo la seguridad de la persona menor de edad y su bienestar físico y psicológico.

Todo esto conlleva que las necesidades de los hijos no se vean satisfechas y que estemos hablando de un divorcio con malos tratos para los niños, algo bastante frecuente según las cifras que hemos referido con anterioridad. De ahí la relevante trascendencia que, a juicio del autor, tiene la valoración de las competencias parentales en los divorcios de los padres, cuestión que aún no está extendida en los equipos de valoración de los juzgados de familia.

El divorcio de los padres es duro para las personas menores de edad y les va a afectar siempre, generándoles dolor. Los niños y adolescentes mostrarán los efectos del impacto de la separación y sus consecuencias, y el duelo por la pérdida, de maneras diferentes según sus características y etapa evolutiva: con síntomas internalizantes (depresión, culpa, ansiedad…) o externalizantes (rabia, problemas de conducta, hacerse pis en la cama, consumir sustancias, agresividad…) Con todo, si los padres son competentes parentalmente y se implican llevando adelante una parentalidad bien tratante durante el proceso de separación y después del mismo, el duelo podrá elaborarse y se integrará bien en la biografía del niño o joven, siendo el impacto del divorcio menor y no apareciendo síntomas, o si estos se dan, lo harán con una frecuencia e intensidad leve o moderada. Si, por el contrario, estamos ante un escenario de padres con incompetencias parentales (Barudy y Dantagnan, 2010)[3] y los niños sufren maltrato, negligencia o abandono en diversos grados, entonces las personas menores de edad son sometidas a estrés crónico, el cual tiene poder para alterar de modo permanente el funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso, además de estar asociado al padecimiento de numerosos trastornos y enfermedades físicas y psicológicas. Cuando mi corazón calma ofrece al lector una perspectiva novedosa -desde el trauma y el neurodesarrollo- del impacto que el divorcio conflictivo y maltratante tiene sobre los niños y jóvenes. Las secuelas que un divorcio de estas características puede dejar en los niños están bien recogidas en la literatura científica y sobre ellas hablaremos detenidamente en este libro.

El niño será más vulnerable en la medida en que más tempranamente comience el estrés de la separación y/o del maltrato que pueda existir en la familia, pues es más dependiente de los padres para lograr una sensación interna de calma y seguridad (Bowlby, 1989)[4] y porque durante los primeros años de desarrollo (especialmente de cero a dos años) el niño precisa de un entorno rico en afecto y estimulación, con pocas variaciones en el entorno, con rutinas y estructura familiar estables y predecibles, debido a que el cerebro sufre una importante transformación y reorganización durante ese periodo de tiempo, tal y como ha referido Benito (2019)[5]. La teoría del apego, cada vez más extendida, ofrece un marco comprensivo insoslayable de la enorme trascendencia que para la salud mental del niño o joven tiene cuidar el vínculo de apego, aunque los padres se separen. Este libro es una modesta aportación en ese sentido, habida cuenta de que el apego es una necesidad de primer orden.

Foto: otraformadevivirtuvida.com


Estructura del libro

Por ello, hemos estructurado este libro siguiendo esta lógica: para poder ser padres conscientes de lo que está en juego cuando deciden divorciarse, dedicamos la primera parte de esta obra a exponer por qué son tan necesarios los buenos tratos, pues de estos depende que un niño alcance un óptimo desarrollo y se proyecte a futuro como un adulto psicológicamente equilibrado, responsable y capaz de tratar bien a los demás. Por ello, explicaremos en qué consiste una parentalidad bien tratante y qué son las competencias parentales. Seguidamente, expondremos por qué puede ser negativa -e incluso nefasta- para las personas menores de edad una separación conyugal conflictiva, violenta o negligente. Nada más y nada menos que el neurodesarrollo del niño puede verse afectado.

En la segunda parte, con este escenario sobre el cual sustentar la intervención, me detendré en cómo hacer que el divorcio de los padres sea doloroso, pero no traumático, proporcionando una guía -desde el paradigma de los buenos tratos- sobre qué podemos hacer como padres antes, durante y después de la separación para que los niños y jóvenes puedan atravesar esta adversidad, apoyándose en los adultos y desarrollando recursos que les permitan afrontarla. Expondré también qué ocurre cuando hay rupturas pre traumáticas (ya generan trauma en sí, como sucesos) y postraumáticas y qué podemos hacer para ayudar a los niños en esas situaciones tan duras. Finalmente, ofreceré el testimonio de una persona que se divorció y trabajó para conseguir, junto con su ex pareja, un divorcio con buenos tratos. Pienso que las experiencias de las personas le dan todo el sentido y credibilidad a lo que decimos los profesionales, sin las mismas este trabajo quedaría cojo e incompleto.

Toda separación o divorcio de los padres es un conflicto. Conflicto que se debe de manejar y abordar, porque no es tanto el conflicto en sí, sino que este pueda resolverse, negociarse y gestionarse dentro de un clima de buenos tratos para todos. A lo largo del libro utilizo la palabra «conflicto» para referirme con ello a los divorcios más negativos y tóxicos. La palabra «conflicto» significa desacuerdo u oposición, pero también tiene la acepción de guerra o combate derivados de una oposición o rivalidad prolongadas. En el libro utilizamos ambos significados, y dependiendo del contexto semántico estaremos refiriéndonos al «combate entre los padres» en el cual el niño sale perjudicado o al «desacuerdo u oposición» que existe entre ambos al divorciarse.

El apoyo a las competencias parentales es fundamental

Los padres competentes cometen errores en su crianza, pueden incluso reproducir los modelos transmitidos por la generación anterior y necesitan aprender habilidades y recursos y reorganizarse tras la ruptura de pareja. Pero antes, durante y tras esta pueden reflexionar (e incluso cambiar los modelos inadecuados de la generación anterior), expresar las emociones, comunicarse, resolver los problemas y compartir una parentalidad responsable y bien tratante llegando a acuerdos en los que prime el interés superior del menor. Porque son padres que tienen capacidad parental suficiente[6] y, por tanto, pueden manejar el divorcio poniéndose en la piel de sus hijos, manteniendo el vínculo con ellos de una manera sensible y dándoles seguridad, sabiendo el dolor y el estrés que les genera un suceso de este tipo. No queremos padres perfectos -no existen- sino conscientes y dispuestos a reflexionar. Padres que cometan errores, pero den lecciones importantes de reparación a sus hijos en estas situaciones[7]

Por todo ello, os recomiendo este libro que he escrito con idea de que os sea de utilidad. El libro está dirigido a los padres, pero si eres profesional de las ciencias sociales, educativas o de la salud, creo que este también puede ser tu libro y en él puedes encontrar un enfoque comprensivo y útil del sufrimiento infantil causado por los divorcios o separaciones de los padres, sobre todo cuando entran en un perpetuo conflicto.

Espero que se convierta en una herramienta válida y en un faro seguro que guíe vuestro caminar como padres y/o profesionales.


[1] La Convención sobre los Derechos del Niño son 54 artículos que recogen los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de todos los niños. Su aplicación es obligación de los gobiernos, pero también define las obligaciones y responsabilidades de otros agentes como los padres, profesores, profesionales de la salud, investigadores y los propios niños y niñas. (Fuente: www.unicef.es).

[2] Barudy, J., Dantagnan, M. (2010). Los desafíos invisibles de ser madre o padre. Manual de evaluación de las competencias y la resiliencia parental. Barcelona: Gedisa. 

[3] Barudy, J., Dantagnan, M. (2010). Los desafíos invisibles de ser madre o padre. Manual de evaluación de las competencias y de la resiliencia parental. Barcelona: Gedisa.

[4] Bowlby, J. (1989). Una base segura: aplicaciones clínicas de la teoría del apego. Barcelona: Paidos Ibérica.

[5] R. Benito (comunicación personal, 30 de noviembre de 2019).

[6] Nota del autor: Padres capaces son aquellos con unos niveles medios de empatía y una historia de apego seguro o ganada a la seguridad. Son padres y madres que pueden reflexionar y ser conscientes de la trascendencia que tiene el rol parental en la crianza, desarrollo y bienestar de los niños.

[7] Siegel, D.  (2014). Tormenta cerebral. El poder y el propósito del cerebro adolescente. Barcelona: Alba Editorial.

viernes, 25 de septiembre de 2020

Webinar, 30 septiembre: "La traumaterapia sistémica de Barudy y Dantagnan aplicada a los niños afectados por traumas. Un modelo basado en los buenos tratos y la promoción de la resiliencia"

Webinar organizado por CEANIM

Inscripciones: 

https://www.facebook.com/Ceanim 

Título: "La traumaterapia sistémica de Barudy y Dantagnan aplicada a los niños afectados por traumas. Un modelo basado en los buenos tratos y la promoción de la resiliencia"

Imparte: José Luis Gonzalo Marrodán

A realizarse el miércoles 30 de Septiembre de 2020, en el siguiente horario:

12:00 horas CHILE

10:00 horas Colombia

12:00 horas Argentina

10:00 horas Ecuador

09:00 horas El Salvador

17:00 horas España

10:00 horas México

10:00 horas Perú



PRESENTACIÓN

El Centro de Estudios y Atención del Niño y la Mujer, CEANIM, tiene el agrado de invitarte al WEBINAR: "La traumaterapia sistémica de Barudy y Dantagnan aplicada a los niños afectados por traumas. Un modelo basado en los buenos tratos y la promoción de la resiliencia“

Expone: 

JOSÉ LUIS GONZALO MARRODÁN, psicólogo especialista en psicología clínica. Psicoterapeuta por la EFPA. Postgrado en trauma terapia sistémica-infantil por el IFIV de Barcelona. Clínico EMDR adultos y EMDR en niños y adolescentes (nivelII) Desde 1994 trabajo en mi consulta privada de Donostia realizando tratamiento psicoterapéutico a niños, adolescentes y adultos. Desde 1999 mi campo de interés profesional se centra en la psicoterapia basada en el apego y en el trauma terapia con niños y jóvenes adoptados y acogidos. Combino mi actividad como psicoterapeuta con la de formador de profesionales y familias. Docente en el Postgrado de Traumaterapia Sistémica Infanto-juvenil de Barudy y Dantagnan. El blog www.buenostratos.com que dirige es un proyecto emocional que desde el año 2007 contribuye a difundir la traumaterapia y el paradigma de los buenos tratos de la red apega de profesionales.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Post 1: La traumaterapia sistémica: un paradigma integrador, por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan / Post 2: Un ejemplo de técnica utilizada en la traumaterapia (¡pero cuidado con confundir la técnica con el modelo!), por José Luis Gonzalo

Diploma de postgrado en 

Traumaterapia Sistémica Infanto-juvenil

 

13ª Promoción Apega 13 Barcelona 2020-2022

7ª Promoción Apega 7 Donostia 2020-2022

2ª Promoción Apega 2 Madrid 2020-2022


 

Inscripciones:
http://www.traumaterapiayresiliencia.com

 

 

La traumaterapia sistémica: un paradigma integrador, por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan 

Nuestros conocimientos se han nutrido de múltiples aportaciones de las investigaciones relacionadas con el apego, la psicología del trauma, la psicología del desarrollo, los estadios de auto-organización; todo esto teniendo como cimientos los aportes de la neurociencia relacional que ha revolucionado el conocimiento del funcionamiento del cerebro y la mente humana.

Los aportes de las investigaciones de la nueva disciplina conocida como epigenética y la biología molecular nos han dado los últimos regalos, pues han permitido validar nuestras hipótesis en la medida que lo que se está descubriendo confirma muchos de los fundamentos de nuestro enfoque. 

Estos aportes unidos a un trabajo sistematizado de nuestras observaciones clínicas, dieron origen a lo que denominamos la pauta de evaluación comprensiva del sufrimiento infantil (PEC) que pretende englobar los aspectos más relevantes del impacto del daño en los niños, niñas y adolescentes. En este sentido, esta pauta es la base en la que sustentamos nuestro modelo de intervención: la traumaterapia infanto-juvenil sistémica cuyo fundamento es nuestro paradigma de los Buenos tratos a la infancia.  Cuando los malos tratos son intrafamiliares, nuestra metodología considera fundamental la evaluación de las competencias parentales y la resiliencia parental. En este sentido, la promoción de la resiliencia infantil, familiar y parental es una finalidad transversal de todas nuestras intervenciones terapéuticas.

Nuestras prácticas profesionales nos han permitido ofrecer nuestro apoyo terapéutico a muchos niños, niñas y adolescentes afectados por diferentes contextos de violencia y negligencia. Conocemos sus dolores causados por los malos tratos en sus familias, pero también por las instituciones, incluso aquellas destinadas a la protección. También hemos ido aprendiendo a brindar apoyo terapéutico a cientos de chicos y chicas afectados por la violencia de las guerras, del exilio, así como de la indolencia de los gobernantes de los países ricos que les niegan refugio y solidaridad. Estos chicos y chicas nos han mostrado sus heridas, pero también sus capacidades resilientes, así como el valor de sus madres y padres por llevarles a lugares más seguros y salvarles de la muerte. También estamos aplicando desde hace más de 10 años, nuestra metodología de traumaterapia para tratar los traumas tempranos de hijos e hijas adoptadas en diferentes regiones del mundo. 

La traumaterapia nace desde su inicio en nuestro trabajo terapéutico con los niños y adolescentes. La aplicación de su principio neurosecuencial (Perry, 2017)), así como de sus fundamentos epistemológicos, nos ha permitido irla adaptando a los pacientes adultos afectados en el presente por traumas consecuencia de la tortura, de la guerra, el exilio, y la violencia conyugal machista. Traumas que muchas veces se acumulan a los otros vividos durante la infancia.

Equipo del Postgrado de traumaterapia

En nuestro Diplomado compartimos y enseñamos a profesionales de la infancia provenientes de comunidades de todo el Estado Español, así como de nuestro país de origen, Chile. Nuestra metodología terapéutica está basada en una lectura sistémica del sufrimiento infantil y en un paradigma integrador cuyos principales dominios son el apego, el trauma, el desarrollo, las competencias parentales y la resiliencia.

Compartimos con los participantes, que el modelo de traumaterapia sistémica consiste en animar un proceso terapéutico que prioriza una intervención individual sistémica organizada en tres bloques de trabajo que se sustentan en una base conformada por  un trabajo de apoyo,  acompañamiento y promoción de las competencias parentales del referente, co-terapeuta en este modelo (educadores de centros de acogida, padres acogedores, o adoptivos) Por tanto, el apego, la respuesta sintonizada y las respuestas o o intervenciones coherentes y consistentes de éste hacia el niño/a son los elementos claves a trabajar. 

Como hemos mencionado, este modelo de TRAUMATERAPIA INFANTO JUVENIL SISTÉMICA está compuesto por tres bloques: Bloque I, cuya finalidad es la Sintonización y autorregulación; Bloque II para facilitar el Empoderamiento y Bloque III, para acompañar la Reintegración Resiliente de las experiencias traumáticas. Abordar una descripción detallada de estos tres bloques escapa a la finalidad de este prólogo. Aprovechando que el autor aborda estos contenidos de manera dinámica e ilustrativa, nos limitaremos a enumerarlos insistiendo en sus fundamentos.

El bloque I tiene como finalidad lograr que los niños o adolescentes conozcan una relación comparable a la que una madre suficientemente competente ofrece a sus crías, para lograr en ellos una experiencia de apego seguro. El desafío es grande porque en la mayoría de los casos, las experiencias traumáticas complejas, acumulativas y tempranas han obligado a los niños o jóvenes a desarrollar modelos de apegos inseguros o desorganizados, que son la manifestación del temor y la desconfianza a las relaciones con los adultos. Por lo tanto, para lograr la finalidad de este bloque las interacciones comunicativas de los terapeutas tienen que ser afectivas, empáticas (sintonizadas y resonantes) y mentalizadoras. Esto, para favorecer la capacidad del niño, niña o adolescente a autorregular sus estados internos, seriamente desregulados como consecuencia de la desorganización de sus estados mentales por el sufrimiento, el dolor y las respuestas de estrés a estresores mórbidos muchas veces impensables.

El conocer y aplicar en nuestras prácticas, la técnica de la caja de arena, descubrimos un instrumento muy útil para lograr la finalidad del Bloque I, porque su aplicación permite que el niño, niña o adolescente desarrolle o refuerce su capacidad de auto observación, con menos resistencia. Esto le puede permitir conocer mejor sus estados internos, logrando paulatinamente identificar, expresar y modular sus emociones. La técnica de la caja de arena en la traumaterapia permite reforzar una comunicación afectiva, empática y mentalizadora entre el terapeuta y los niños, niñas y adolescentes y por ende ayudarles a acercarse poco a poco a la experiencia de apego seguro.


Portada del libro "La armonía relacional" donde se
explica cómo trabajar con la técnica de la caja de arena
desde el modelo de Traumaterapia de Barudy y Dantagnan

El bloque II tiene como finalidad el empoderamiento y la participación activa de los niños o jóvenes en el proceso terapéutico. Ayudarles en esto es fundamental, porque como afirmamos a menudo, la esencia del trauma es la sensación de absoluta impotencia y contrarrestar esto sólo nos queda seguir el camino del empoderamiento. 

Lo creado en nuestra practica y lo propuesto por numerosos y numerosas otras autores nos ha inspirado, para aportar a este bloque numerosas técnicas que tienen como objetivo el devolver a los y a las afectadas el poder de dirigir sus vidas, arrebatado por los adultos que les han maltratado y abusado.

El bloque III tiene como objetivo la Reintegración resiliente de los contenidos de las experiencias traumáticas, con el fin de facilitar una integración nueva, diferente de estas vivencias en la biografía. Resignificar lo vivido, les permite poder utilizar el máximo de sus energías y recursos para superar el impacto del daño, pero, además, motiva a no repetir lo que les ha ocurrido en sus relaciones interpersonales presentes o futuras, por ejemplo, con sus hijos, en su vida de pareja u otras relaciones. La resignificación de la causa y de los efectos de las experiencias traumáticas abre la puerta al fenómeno extraordinario de la resiliencia.

Un ejemplo de técnica utilizada en la traumaterapia (¡sin confundir la técnica con el modelo!), por José Luis Gonzalo

Te invitamos, al final de la página, a conocer una técnica de la traumaterapia. Te la puedes descargar, pero ¡ANTES!, lee este texto por favor

Como ya han referidos sus creadores Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, la metodología de la traumaterapia considera imprescindible asentar las intervenciones terapéuticas en lo que llamamos LA BASE, la cual la constituyen los padres o personas responsables del cuidado del niño o joven, quienes han de presentar suficiente competencia parental y resiliencia para proteger y satisfacer adecuadamente las necesidades de los menores, así como para apoyar y participar en el proceso psicoterapéutico. Del mismo modo, el trabajo multidisciplinar con los diversos profesionales o personas significativas de la vida del menor, lo que denominamos el CONTEXTO (tutor escolar, psiquiatra, educadores de calle, trabajadores sociales…) es otro componente fundamental de la traumaterapia. 

Durante la formación del Postgrado, se aprende cómo los pilares fundamentales (paradigma de los buenos tratos, competencias parentales, apego, trauma y desarrollo) sobre los que se asienta la intervención psicoterapéutica en el modelo de tres bloques, parten de la premisa de que es imprescindible evaluar las competencias parentales y el contexto del menor de edad (en qué medida este último mantiene, amplifica o amortigua las conductas y síntomas que este presente) No nos planteamos nunca la intervención sin la participación de los referentes en el proceso terapéutico. 

Foto: Contact Center Hub

Antes de comenzar la traumaterapia en sala, valoramos también la aptitud psicoterapéutica del niño o joven, es decir, en qué medida está PREPARADO y/o es momento para que se implique en una traumaterapia en sala de valientes (así le llamamos al set terapéutico, es una manera de honrar a los chicos y chicas). A veces las derivaciones se pueden forzar o presionar, sutilmente, cuando realmente no es el tiempo del chico o chica; o, aún peor, este no está preparado (por ejemplo, presenta conductas de riesgo que requieren de la adopción de otras medidas terapéuticas... previas a comenzar la traumaterapia) Otras veces requiere de contextos educativos y personas que puedan darle la contención que necesita para poder implicarse y sentirse seguro durante la aplicación de la traumaterapia en sala. Por ello, esta implica no sólo la evaluación y la aplicación de técnicas psicoterapéuticas (incluso me parece que esto, por sí solo, sin otras consideraciones, es inadecuado e incluso contraproducente, pues el psicólogo no es una mero transmisor de una caja de herramientas; en mi opinión, hoy en día hay una tendencia a proponer cursos de técnicas, pero se descuida en la formación, a mi entender, la necesaria valoración del CONTEXTO y LA BASE en la que convive esa persona menor de edad. Esto no se suele incluir en la publicidad de las formaciones, dando un tanto la impresión de la técnica como algo omnipotente) para -y con- nuestros jóvenes pacientes en el espacio/tiempo de sala de psicoterapia, sino que, de manera secuencial o simultánea el trabajo con dicha BASE. A veces, dependiendo de los resultados de la evaluación de esta BASE, hay que dirigir la intervención a trabajar con la misma (por ejemplo, competencias parentales) Por otro lado, las técnicas deben fundamentarse en un paradigma de psicoterapia integrador y comprensivo, donde la visión sistémica es fundamental.

Cuando las técnicas son conceptualizadas de este modo, en mi opinión es cuando son adecuadas y funcionan positivamente, produciendo -en combinación con otras intervenciones que contempla la traumaterapia-, cambios beneficiosos en el niño o joven.  De este modo, técnicas para ayudar al niño a expresar verbalmente su mundo interno, como, por ejemplo, las constelaciones afectivas, tienen todo su sentido. Es una técnica de la traumaterapia que usamos en el bloque 1, para trabajar el objetivo 6.

Lo que me parece, en mi opinión, más diferencial, considerado y característico de la formación en el Postgrado de Traumaterapia de Barudy y Dantagnan es, además de lo coherente e integradora de su propuesta, este RESPETO total por la persona que es un menor de edad. Un modelo de psicoterapia que se plantea el conocimiento profundo de la personita que tenemos delante y de la necesidad de contar con la insustituible BASE (derecho de todo menor) y un contexto propicio para poder embarcarse en una psicoterapia (visión sistémica) La traumaterapia ve a la persona del niño y no le somete a prácticas y técnicas terapéuticas sin antes evaluar y hacerse relevantes preguntas sobre la competencia de las personas que le cuidan, el lugar donde vive (la seguridad es fundamental), con quienes se relaciona y su estado psicológico para poder implicarse en un tratamiento que, si se dan las condiciones, puede ser maravillosamente beneficioso y contribuir a la sanción del trauma de los malos tratos. Pero el profesional psicoterapeuta es un miembro más de un todo cuya capacidad para motivar y conseguir el cambio terapéutico deseado -y aumentar el bienestar de sus jóvenes pacientes- sólo puede conseguirse con el apoyo y la participación de una poderosa red de relaciones (Perry, 2017) No existe el psicoterapeuta super star y su omnipotencia desaparece porque, sencillamente, nunca existió.

Además, para hacer el trabajo terapéutico sobre todo en trauma -donde hay que ayudar en la reconstrucción del relato y la integración del mismo en el cerebro-, hemos de tener muy en cuenta las aportaciones de Muller en su magnífico libro "El trauma y la lucha por abrirse" -antes otros autores han incidido en lo mismo-, referidos a la seguridad en la relación terapéutica. Es necesario comprender muy bien porqué el paciente tiene bloqueos, construye relatos en los que se autoengaña -para paliar el dolor-, la complejidad de las relaciones transferenciales y contratransferenciales.... algo demasiado extenso para abordarlo hoy, pero que motivarán un nuevo post (en preparación). Pero sí lo deja suficientemente claro como para darnos cuenta de que no podemos reducirlo todo a la técnica terapéutica... Esto es un error. Creer que técnica de la caja de arena, los protocolos de EMDR, trabajo con animales, dibujo, juego... por sí solos es hacer psicoterapia, en mi opinión, es un craso error.  

Con estas salvedades, a continuación os comparto con el permiso obtenido por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, la técnica de las constelaciones afectivas (me parece positivo que podáis conocer una muestra, pero a la par que sepáis el lugar que le damos a las técnicas). Esta es solo una de las muchas que se aprenden en la formación (todas referenciadas en cuanto a su autoría). Tened siempre presente estas consideraciones que nos hemos hecho. Una técnica no es algo neutro e inocuo. Cada cual debe valorar su competencia para usarla así como el dónde, el cuándo, el cómo, el con quién y el para qué. Delante tenemos un menor (sujeto de derechos). Ser psicoterapeuta no es la técnica por la técnica ni el uso de protocolos sin más, a ver cuál me funciona. 

Descargar técnica de las constelaciones afectivas


En el libro La fiesta mágica y realista de la resiliencia infantil de Barudy y Dantagnan hay una selección de técnicas que se aprenden en el Postgrado de traumaterapia, por si queréis conocer más.

REFERENCIAS

Perry, B. y Szalavitz, M. (2017). El chico al que criaron como perro y otras historias del cuaderno de un psiquiatra infantil. Madrid: Capitán Swing Libros.

lunes, 14 de septiembre de 2020

"El gran secreto de Luar", un cuento creado por Loli Urizar Nieto para ayudar y a apoyar niños/as pequeños en la transición de un centro de menores a una familia adoptiva.

Firma invitada: 

Loli Urizar Nieto

Educadora social y traumaterapeuta


Unas breves líneas para agradecer la capacidad creativa y la generosidad de Loli Urizar Nieto, educadora social y traumaterapeuta (miembro de la red apega de profesionales). Ella nos regala el cuento "El gran secreto de Luar" que ha creado para apoyar a niños pequeños (4-8 años) en el delicado tránsito -y proceso- de convivencia y vinculación con los educadores y compañeros del Hogar de Acogida San José de Gijón a unos padres adoptivos. 

Loli Urizar se vio en la necesidad de encontrar instrumentos en los que apoyarse para comunicar adecuadamente al niño este importante acontecimiento de su vida y trabajar con él el acompañamiento emocional y relación con el nuevo hogar y padres. Pero no encontró nada específico y adaptado a estas necesidades. Por eso, se animó a crear -porque ella tiene una gran capacidad para ello, además de sensibilidad y empatía- un material concreto para que pueda usarse con niños y niñas que se encuentran en esta franja de edad y en esta situación. 

Le animé a compartirlo para que podamos beneficiarnos todos y todas las que trabajáis en este ámbito de la protección a la infancia. Sólo os pido que reconozcamos el excelente trabajo de Loli Urizar y su autoría cuando lo compartáis, pues ella nos ofrece un enlace de descarga gratuito al final de este post para que podáis haceros con el cuento. Muchas gracias, Loli Urizar, por tu participación y tu desinteresada contribución. 


PRESENTACIÓN DEL CUENTO "EL GRAN SECRETO DE LUAR", por Loli Urizar




Soy Loli Urizar, Educadora Social y Traumaterapeuta, y trabajo en el ámbito de protección a la infancia.  Desarrollo una parte de mi trabajo en un programa de Acogimiento Residencial de la Fundación Hogar de San José, en Gijónaplicando el paradigma de los buenos tratos a la infancia de Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. 

 

Personalmente era la primera vez que afrontaba el trabajo de preparar a un@ niñ@ para la adopción y cuando me puse a buscar material que apoyara mi intervención no pude encontrar nada. En este contexto nace el cuento que hoy comparto, como un material de apoyo para trabajar con l@s niñ@s de nuestro Centro el momento de comunicarles que van a ser adoptados. Afrontábamos este reto con un@ niñ@ que había vivido recientemente la adopción fracasada de otr@ niñ@ del centro, su historia familiar contaba con un acogimiento familiar de un@ herman@, también fracasado, seguía manteniendo visitas con sus padres, últimamente muy espaciadas en el tiempo, pero presentes para el/la niñ@ y había pasado demasiado tiempo desde su llegada al centro. 

 

José Luis Gonzalo Marrodan, al que pasé la lectura para que la supervisará y aportará desde su experiencia, y al que agradezco la disponibilidad y el acompañamiento que siempre me brinda, me invitó a compartir en el blog Buenos Tratos este material, que consta de el cuento y unas actividades que se pueden ir realizando a medida que se avanza en la lectura, lo que acepté de inmediato pues seria una manera de aportar al blog que tanto nutre mi labor profesional. Otra de las personas que supervisaron el cuento fue Mercedes Moya, de la Asociación Adopción Punto de Encuentro, experta en el tema y a la que agradezco sus aportaciones y apoyo. 


Espero que este material pueda ayudar a l@s niñ@s y a los profesionales que trabajamos con ell@s a abordar el tema.

Enlace para descargar "El gran secreto de Luar"

jueves, 10 de septiembre de 2020

Seminario on line con Boris Cyrulnik y Jorge Barudy, organizado por Hestía, centro internacional de psicoterapia, 18 y 19 de septiembre de 2020

Organizado por Hestía
Centro internacional de psicoterapia
"El cerebro social"



Seminario con Boris Cyrulnik y Jorge Barudy


Inscripciones


Programa



El seminario se centrará en el cerebro como un órgano vital social y su construcción mediante las relaciones interpersonales desde una perspectiva interdisciplinar, en la que se tratarán temas tanto de aspectos biológicos como relacionales y cómo estos se influyen mutuamente. 

Los asistentes tendrán la oportunidad de comprender cómo la relación y la experiencia, la palabra, el sentido y la construcción de la realidad son todos aspectos íntimamente ligados con la biología, el cerebro y el desarrollo humano. Desde esta base, se hablará del la prevención y del tratamiento, de la salud y la enfermedad, del desarrollo neuroemocional a lo largo del ciclo vital y de la importancia de la resiliencia.

lunes, 7 de septiembre de 2020

Psicoterapia en el confinamiento, por Arturo Ezquerro, psiquiatra.


Firma invitada
Arturo Ezquerro


Título del artículo:
Psicoterapia en el confinamiento

Arturo Ezquerro*

Desde el blog Buenos tratos, muchas gracias, una vez más, a Arturo Ezquerro, por colaborar con el blog Buenos tratos escribiendo este artículo a propósito de un caso clínico durante el confinamiento motivado por la pandemia del virus COVID-19. Para nosotros, es un lujo contar contigo y que podamos aprender de un caso clínico que tú has tratado.


Introducción

La pandemia de la Covid-19 se propagó veloz, sin respetar fronteras ni nacionalidades. En Reino Unido, un país todavía alborotado y profundamente dividido por el Brexit, sus efectos han sido devastadores. Tras unos retrasos difíciles de explicar, el 24 marzo 2020, el primer ministro Boris Johnson impuso un confinamiento que supuso la cancelación súbita de cientos de miles de citas y sesiones clínicas con pacientes. 

Este artículo tiene como objetivo reflexionar sobre la supervivencia del trabajo psicoterapéutico dentro de las circunstancias excepcionales del confinamiento, de cara a estimular a nuestros colegas a continuar haciendo su trabajo. 

Psicoterapia y tecnología digital

Ayudar a otras personas a sobrevivir emocionalmente ha sido y es una parte integral de mi propio camino de supervivencia. Durante la pandemia, he tenido una sensación creciente de que (además de cuidar a mis pacientes) escribir sobre el contexto más amplio de la crisis sanitaria, social y política, desde una perspectiva del apego, es también una parte importante de hacer mi trabajo (especialmente ahora que me he hecho mayor).

Los seres humanos hemos evolucionado para adaptarnos al cambiante entorno social y tecnológico. Sin duda, la tecnología ha aumentado considerablemente nuestra capacidad de sobrevivir y de prosperar, ha hecho que nuestros cuerpos y cerebros evolucionen, y ha cambiado nuestras costumbres y culturas. 

El desarrollo creativo de herramientas y artilugios tecnológicos ayudó a nuestros ancestros de tiempos remotos a sobrevivir en entornos hostiles, y la tecnología digital nos está ayudando a combatir una pandemia sin precedentes.

La crisis del coronavirus ha amplificado nuestra exposición a una cultura de masas global. Desde al menos mediados de marzo 2020, hemos recibido noticias e informes diarios sobre el impacto de la pandemia en todo el mundo. 

Con las medidas del confinamiento, se nos ha pedido que aceptemos restricciones drásticas en nuestras libertades, no sólo para proteger nuestra propia vida sino también la vida de otras personas. Las restricciones actuales recortan temporalmente algunos de nuestros derechos y nos impiden actuar de ciertas maneras, pero también implican una nueva visión global que se nos pide que aceptemos por el bien común.

Como psicólogos, psicoterapeutas y profesionales de la salud mental, al menos para la mayoría de nosotros, nuestro trabajo clínico se ha visto repentinamente afectado por el confinamiento.

Ahora tenemos que aceptar que, en las circunstancias actuales, la tecnología digital se ha convertido en una ayuda poderosa, que está creando posibilidades terapéuticas esperadas e inesperadas. 

De hecho, la tecnología digital nos ha permitido que continuemos haciendo nuestro trabajo, el cual en esencia consiste en crear las condiciones psicológicas más favorables para que otras personas sobrevivan emocionalmente y puedan seguir creciendo.

La psicoterapia online ha sido una opción real desde principios del siglo XXI, ya sea sola o combinada con sesiones presenciales (Cundy, 2015). Sin embargo, la mayoría de nosotros hemos seguido trabajando en un entorno de consultorio tradicional, en el que controlamos en gran medida el espacio y ofrecemos un ambiente único, personalizado y coherente para nuestros pacientes. 

Ahora tenemos que adaptarnos a trabajar de forma remota y a compensar creativamente la pérdida de cierta información visual y contextual, así como la pérdida de intimidad.

Cuando se impuso el confinamiento a finales de marzo en Reino Unido, hablé con cada uno de mis pacientes y todos acordaron continuar las sesiones de psicoterapia usando la plataforma audio-visual de Skype.

He conseguido persuadirme a mí mismo de que la tarea no consiste en trabajar desde casa, sino en estar en el trabajo durante una crisis excepcional. Con cada paciente, he intentado construir conjuntamente un espacio virtual seguro donde sea posible seguir trabajando juntos en la terapia, dentro de este nuevo entorno remoto.

"Construir con cada paciente un espacio virtual seguro"
(Arturo Ezquerro)
Fuente foto: enetic

Afortunadamente, todos mis pacientes anteriores a la pandemia estaban bien asentados en la terapia presencial y mantenían una relación de apego conmigo: me percibían como una base segura (Bowlby, 1988). Su confianza en la relación terapéutica les ha permitido cambiar a la terapia digital sin un malestar excesivo. 

La ruptura del encuadre terapéutico ha sido relativamente pequeña y hemos podido repararla psicológicamente. Estos pacientes siguen viéndome como una base lo suficientemente segura en la terapia remota.

Dicho esto, también me gustaría señalar que, en la terapia tradicional, el tiempo necesario para viajar al consultorio y para volver del mismo es un aspecto valioso del formato: ofrece una buena oportunidad para que el paciente se prepare mentalmente para la terapia y, tras la sesión, para que tenga tiempo y espacio para retornar a sus actividades cotidianas.

En el nuevo entorno virtual, trato de crear espacio al comienzo de cada sesión para hablar con los pacientes brevemente sobre las circunstancias de dónde y cómo se encuentran. También trato de usar los últimos cinco minutos de la sesión para facilitar el proceso de que ellos se reenganchen con su vida diaria. 

Intento, en la medida de lo posible, asegurarme de que mis pacientes en Skype tengan la misma visión de mí en la cámara. Para ello, compruebo siempre mi posición ante el ordenador antes de comenzar la sesión y llevo el mismo tipo de ropa que cuando voy a trabajar.

Un caso clínico

A continuación voy a describir el caso de una joven de 18 años, que tuvo un episodio psicótico agudo recientemente. La llamaré Susana. He cambiado detalles y circunstancias, siguiendo estrictamente las pautas del General Medical Council en Reino Unido, para proteger la confidencialidad de los pacientes. 

Un colega me llamó para pedirme que valorase la posibilidad de ofrecerle a Susana psicoterapia online. La lista de espera en el Servicio Público de Salud era muy larga, y el confinamiento había empeorado la situación. Mi colega no se sentía lo suficientemente seguro como para ofrecer terapia remota a alguien que no conocía y que se presentaba con antecedentes de psicosis. Reconocí dentro de mí una ansiedad moderada por la novedad de la situación, pero decidí tirar hacia delante.

En vista del hecho de que Susana es todavía una adolescente, pensé que sería útil hablar con sus padres y con los profesionales involucrados en su tratamiento. Mi intención era conectar las mentes de las personas que la cuidaban, entre sí y conmigo. 

De este modo, confiaba poder crear un espacio virtual de apego, en el que Susana pudiera sentirse lo suficientemente segura como para trabajar conmigo en terapia remota.

Antes de ofrecerle una cita en Skype, me comuniqué con sus padres por correo electrónico. Se habían mudado temporalmente de Portugal a Inglaterra, justo antes del confinamiento para apoyar a su hija durante su periodo de rehabilitación. 

Les sugerí que le pidieran a ella que me escribiese confirmando su deseo de tener psicoterapia conmigo online y autorizándome a hablar con ellos y con los profesionales que la atendían. Al día siguiente, recibí un email de Susana dándome el consentimiento que le pedía.

Me puse en contacto con su médico de cabecera, así como con su psiquiatra y su trabajadora social en el servicio de intervención temprana en psicosis, con el fin de familiarizarme con su historial clínico y de acordar un plan de tratamiento conjunto en el que compartiésemos responsabilidades coordinadamente. También hablé con los padres para obtener la información más completa posible sobre la historia de apego de Susana y sobre los antecedentes familiares. 

Este trabajo preliminar fue una parte importante de la valoración psicodinámica del problema, y una forma de decirle a Susana que sus figuras de apego primarias y sus figuras de apego subsidiarias estábamos trabajando al unísono para ayudarla del mejor modo posible.

La crisis psicótica se desencadenó de madrugada, un día principios de febrero 2020. Después de haber fumado cannabis con sus amigos durante toda la tarde y toda la noche, en vez de volver a su residencia de estudiantes, Susana comenzó a caminar sin rumbo. La policía la encontró en un estado mental confuso, que incluía delirios y alucinaciones, tanto visuales y como auditivas. 

Fue detenida y llevada a un hospital psiquiátrico, donde permaneció internada durante casi dos meses, con una alta dosis de medicación antipsicótica. Después de que sus síntomas psicóticos de primer rango remitiesen, fue dada de alta del hospital. Varias semanas después recibí la llamada de mi colega, en la que me pidió que ofreciese a esta paciente psicoterapia online.

En nuestra primera sesión, le dije a Susana que nos estábamos reuniendo a través de Skype para protegernos a nosotros mismos y para proteger a otras personas de la Covid-19. Este mensaje produjo en ella un impacto importante, y ayudó a que nuestra relación terapéutica tuviese cierto carácter horizontal, dentro de nuestro diferencial de poder. 

La gravedad de la pandemia hizo que el formato de las sesiones tuviese como objetivo no sólo la seguridad y el bienestar de Susana, sino también mi seguridad y la seguridad de millones de otras personas. Todos nos encontrábamos ante una amenaza común, de modo que Susana y yo formábamos parte de una dinámica grupal más amplia en la que era necesario luchar juntos de diversas maneras para sobrevivir en grupo.

La animé a que fuese a su propio ritmo, y una serie de temas han ido surgiendo gradualmente en su terapia. El cuadro psicótico inicial fue muy florido. El primer psiquiatra que la vio consideró que podría tratarse de una fase psicótica maníaca, por su conducta desinhibida. Durante las primeras semanas en el hospital, se quitaba la ropa con frecuencia e iba desnuda a las habitaciones de otros pacientes. Pensé que sería importante entender este síntoma.

En los meses anteriores, entre septiembre 2019 y febrero 2020, Susana había estado fumando grandes cantidades de cannabis diariamente con otros cinco adolescentes tardíos (dos chicas y tres chicos) que estaban en el primer curso de la universidad.

La mayoría de los días, Susana continuaba fumando sola al regresar a su habitación en la residencia del campus universitario. Esto dio lugar a un estado de intoxicación crónica que desembocó en una psicosis muy florida, algo que ahora lamenta profundamente.

Susana es hija única. Nació en Guatemala de padres brasileños que estaban iniciando una carrera como diplomáticos. Durante los primeros 15 años de su vida, la familia vivió en ocho países diferentes. Susana formó una relación de apego razonablemente seguro con su madre y con su padre, pero no se arraigó a ningún lugar. 

En uno de los muchos colegios donde fue educada, unas niñas mayores la acosaron y abusaron sexualmente, desnudándola y manoseando las zonas erógenas de su cuerpo. La experiencia fue perturbadora para Susana y la mantuvo en secreto. Pensé que su conducta en el hospital durante la fase psicótica pudo ser una expresión de este trauma infantil no resuelto. 

Fuente foto: grupoeducar.cl

Por otro lado, con tantos cambios de colegio, Susana no pudo establecer un apego grupal seguro. Gradualmente, desarrolló un ansia reactiva de querer pertenecer a un grupo de pares más estable.

Cuando Susana tenía 16 años, sus padres se mudaron a Portugal, pero esta vez la enviaron a un internado en Inglaterra para que cursase los dos años del bachillerato. En el primer año, le resultó difícil encajar en el nuevo grupo, pero estableció amistad con un chico. Su relación fue bastante íntima y se hicieron confidentes, pero no llegaron a tener relaciones sexuales. Al final del curso académico, su amigo se mudó a otro país y perdieron contacto. 

En el segundo curso, Susana se unió a un grupo de amigos que habían estado saliendo juntos durante el año anterior. Estaban comenzando a experimentar con drogas, especialmente el cannabis, pero ella no se unió a estas actividades y pasó a ser el elemento discordante del grupo.

Con esos antecedentes, en septiembre 2020, Susana comenzó la universidad. Se unió a un grupo formado por otras dos chicas y tres chicos, que fumaban cannabis con regularidad. Esta vez, no quiso sentirse excluida del grupo y comenzó a fumar porros con ellos todos los días. Inicialmente para ella, el cannabis fue una forma de experimentación adolescente con cosas nuevas. 

Sin embargo, compartir la droga con los otros se convirtió en una expresión de su fuerte deseo de pertenecer a un grupo de pares, después de sus fracasos anteriores. También descubrió que era una manera de desconectarse de los recuerdos traumáticos de sus experiencias escolares abusivas y de sus múltiples separaciones. 

Desafortunadamente, Susana quedó gradualmente atrapada en esta cultura juvenil de consumo de drogas recreativas y, sin darse cuenta, perdió el control de la situación.

En las sesiones de terapia, intento reconocer las dos realidades (externa e interna) en la vida de Susana y la interacción constante entre ambas. Acepto que hay muchas cosas que no sé sobre ella y trato de aprender de ella a través del desarrollo de lo que Wilfred Bion (1980) describió como visión binocular:

“El analista puede aprender a seguir con un ojo aquellos aspectos de un paciente sobre los cuales él sabe que no sabe, mientras mantiene el otro ojo en lo que siente que sabe. Hay una tensión creativa entre el saber y el no saber” (Bion, citado en Casement, 1986).

Hacia la mitad de una de las sesiones de terapia, la tecnología digital nos jugó a Susana y a mí una mala pasada: perdimos la conexión y la pantalla se oscureció por completo. Decidí llamarla por teléfono de inmediato. Era consciente de las dificultades adicionales que una desconexión repentina podría causar a alguien que está recuperándose de un episodio psicótico. 

La ruptura técnica en Skype no fue reparada y tuvimos que continuar la sesión por teléfono. Susana dijo que se sentía un poco asustada, pero resultó problemático explorar la naturaleza de sus miedos porque no se sentía capaz de hablar. Pensé que ella podría percibir el silencio como persecutorio y le hablé calmadamente, de una manera tranquilizadora. Susana me lo agradeció.

Después de la sesión, reflexioné sobre esta ruptura y recordé que Sigmund Freud había explorado el tema de la luz y la oscuridad. Me emocionó leer de nuevo un conmovedor relato en el que Freud expresaba agradecimiento a un niño de tres años, a quien una vez escuchó gritar por la noche:

“Tiíta, háblame. Estoy asustado porque está muy oscuro”. 

Su tía entonces le preguntó: ‘¿Cómo pueden ayudarte mis palabras si no me ves?’ 

A lo que el niño respondió: “No importa, si me hablas se enciende la luz” (Freud, 1905). 

Desde mi punto de vista, este relato de Freud es una bella descripción de nuestra necesidad de apego. Parece claro que lo que más asustaba a este niño no era la oscuridad en sí misma, sino la ausencia de una persona familiar con la que tenía una relación de apego. La presencia de este ser querido a través de su voz lo calmaba. 

Fuente foto: diariodecultura.com.ar

En las siguientes sesiones, Susana reflexionó más a fondo sobre los aspectos traumáticos de su historia escolar, su abuso sexual, los numerosos cambios de país y las dinámicas de los grupos de los que ha formado parte, que contribuyeron a su adicción al cannabis. Se ha dado cuenta de que estaba abusando de la droga como auto-medicación para mitigar su ansiedad y su dolor emocional, y que dicho abuso ha tenido un efecto muy perjudicial para su cerebro en desarrollo.

Después de dos meses de psicoterapia online, dos veces a la semana, Susana ha mejorado lo suficiente para que su psiquiatra le haya reducido la dosis de su medicación antipsicótica a la mitad, con miras a suprimirla del todo lo antes posible. Todavía presenta algunos síntomas negativos secundarios intermitentes, como apatía, lo cual es comprensible en vista de la magnitud de su reciente colapso psicótico. 

A nivel cognitivo, Susana tiene claro que no le gustaría volver a fumar cannabis en absoluto. Sin embargo, todavía sigue siendo vulnerable a la posible influencia negativa de un entorno, al que tiene que regresar, donde un número significativo de sus compañeros fuman la droga.

Susana tiene la intención de volver a la universidad en septiembre, cuando se levante el confinamiento, y comenzar de cero. Es consciente de las dificultades con las que se puede encontrar cuando haya droga a su alrededor. 

Quiere continuar trabajando en su terapia online conmigo para fortalecerse lo suficiente y adquirir la autonomía emocional necesaria, a fin de protegerse de entornos potencialmente dañinos y no caer en la tentación de fumar cannabis de nuevo.

Respecto al pronóstico a largo plazo, soy optimista. Mi opinión se basa en los siguientes factores:

- Primero, Susana no tiene antecedentes psiquiátricos personales o familiares.

- Segundo, tiene el apoyo de su madre y de su padre, con quienes mantiene unos vínculos afectivos razonablemente seguros.

- Tercero, está motivada para cambiar.

- Cuarto, está cooperando bien con su plan de tratamiento, tanto psiquiátrico como psicoterapéutico.

- Quinto, entiende los factores predisponentes y desencadenantes que contribuyeron a su episodio psicótico.

- Sexto, tiene una buena capacidad de introspección.

Susana está comenzando a darse cuenta del posible papel de mecanismos inconscientes en sus sentimientos y en su conducta. Por ejemplo, sin ser consciente de ello, es posible que haya acumulado cierta hostilidad hacia sus padres por una serie de motivos concatenados.

Susana me ha ido comentando progresivamente que nunca le gustaron las frecuentes mudanzas familiares durante su infancia, porque no le permitieron pertenecer a un grupo estable y arraigarse a un determinado territorio o país. Tampoco le gustó que sus padres la enviasen sola a Inglaterra a estudiar en un internado mientras ellos vivían en otro país. 

Es de reseñar que la crisis psicótica ha hecho que sus padres se trasladaran de Portugal a Inglaterra, donde han vivido con ella en un piso alquilado durante los últimos meses. 

Susana y yo hemos acordado continuar las sesiones de psicoterapia online durante el resto del verano, y tener una re-evaluación de su tratamiento en septiembre, cuando se reanuden las clases en la universidad. 

Reflexiones finales

En medio de la pandemia del coronavirus, la tecnología digital ha permitido que los psicólogos, psicoterapeutas y otros profesionales que trabajan en salud mental continúen cuidando a sus pacientes de manera efectiva. Esta tecnología ha permitido realizar sesiones de terapia regulares que de otro modo no habrían sucedido. 

Dentro de las dificultades, ha sido posible explorar el impacto de las rupturas y buscar modos de repararlas. También ha sido posible establecer significativas conexiones emocionales en un entorno virtual, y a una profundidad que se asemeja a la experiencia de las profundas conexiones que habitualmente tienen lugar en la psicoterapia presencial.

En esta situación de emergencia, con la ayuda de la tecnología digital, el psicoterapeuta puede constituirse en una base suficientemente segura para el paciente.

References

Bion WR (1980) Bion in New York and Sao Paulo. (Edited by F. Bion). Perthshire, UK: Clunie Press.

Bowlby J (1988) A Secure Base: Clinical Applications of Attachment Theory. London, UK: Routledge.

Casement P (1986) On learning from the patient. London, UK, and New York, USA: Tavistock Publications.

Cundy L (2015) Love in the Age of the Internet: Attachment in the Digital Era. London, UK: Karnac.

Freud S (1905) Three Essays on the Theory of Sexuality. In Standard Edition: Vol. 7. The Complete Works of Sigmund Freud (1953 edition). London, UK: Hogarth Press.


*Nacido en Logroño, Arturo Ezquerro lleva 37 años ejerciendo como psiquiatra, psicoterapeuta y grupo analista en Londres. Es profesor en el Institute of Group Analysis, y el primer español en conseguir una Jefatura de Servicios Públicos de Psicoterapia en Reino Unido. Es miembro honorario del International Attachment Network y de la World Assotiation of International Studies. Tiene más de 70 publicaciones en 5 idiomas, incluyendo los libros ‘Encounters with John Bowlby’ (Routledge) y ‘Relatos de apego’ (Psimática).