lunes, 28 de septiembre de 2015

Prólogo del libro "Vincúlate: Relaciones reparadoras del vínculo en los niños adoptados y acogidos", por Maryorie Dantagnan

Os transcribo gustosamente el prólogo (magistralmente hecho) del último libro que recientemente he publicado (Vincúlate. Relaciones reparadoras del vínculo de apego en los niños adoptados y acogidos. Editorial Desclée de Brouwer) He tenido el honor de que mi profesora, amiga y colega Maryorie Dantagnan haya realizado el mismo. Gracias desde estas líneas, Maryorie, por tu apoyo a la obra:

Estoy convencida que deben ser cientos y cientos de profesionales comprometidos con el bienestar de la infancia, que paulatinamente han hecho del Blog “Buenos tratos: Apego, trauma y resiliencia” de mi colega, amigo y colaborador, José Luis Gonzalo Marrodán, un valioso recurso que, al igual que la luz de una linterna en una noche oscura, ilumina sus prácticas como terapeutas infantiles. Es innegable que los contenidos de las diferentes versiones del blog de José Luis son por su diversidad, rigor y riqueza in-formativa aportes para fortalecer las prácticas de todas aquellas personas que nos sentimos parte de la manada de mujeres y hombres buenos. Esto, porque luchamos para que todos los niños y niñas tengan la oportunidad de participar en contextos sociales y familiares que les garanticen buenos tratos fundamentales, para asegurarles un desarrollo sano y facilitarles sus capacidades resilientes, es decir, la capacidad de hacer frente a las situaciones adversas en sus vidas y salir fortalecido de estas. Lo extraordinario –y que no podemos dejar de reconocer y agradecer– es que José Luis se ha sumado a todos quienes, fuera de ser excelentes profesionales, optan por compartir generosamente sus conocimientos y sobre todo, dar cuenta de sus prácticas terapéuticas. En este compartir me encuentro cumpliendo con el honor de prologar su último libro: Vincúlate. Relaciones reparadoras del vínculo en los niños adoptados y acogidos.

Estoy segura que este libro será un apoyo fundamental no solo para los profesionales que acompañan y apoyan a padres adoptivos y/o acogedores, sino también para estos últimos. Nadie puede negar que la parentalidad adoptiva y/o acogedora es una forma de parentalidad social que tiene un desafío fundamental: no solo responder a las necesidades de los hijos e hijas adoptados y/o acogidos como tales, sino que además, en la mayoría de los casos incluso sin saberlo, tienen que ejercer de padres y madres “terapeutas”. Esto es porque un porcentaje significativo de estos hijos e hijas han nacido de padres y madres biológicas a quienes ni la sociedad ni sus familias de origen les dieron la oportunidad de desarrollar las competencias parentales necesarias para asegurar una crianza suficientemente adecuada de dichos hijos e hijas. Basándose en los aportes actualizados de los nuevos conocimientos obtenidos de las investigaciones en el ámbito de la neurociencia interpersonal, la psico-traumatología y sobre todo, de los aportes de los y las investigadoras de la teoría del apego, José Luis nos comparte y nos ilustra el fruto de sus lecturas y sobre todo, de su rica experiencia clínica como uno de los terapeutas infantiles más reconocidos en el País Vasco.

Este libro es una magnifica síntesis entre el conocimiento resultado de la investigación científica del autor y de tantos otros y otras que él no deja de citar y reconocer en este libro. Otra singularidad preciada es que es una ilustración del conocimiento experiencial del autor en torno al apego del niño y la vinculación de los padres a este. Esto se traduce en que esta obra puede ser considerada como un Manual porque brinda a las familias y profesionales lo necesario e indispensable para establecer una relación reparadora con los niños adoptados o acogidos, especialmente aquellos con trastornos del apego, consecuencia de una historia de traumas tempranos, complejos y acumulativos, antes de la adopción. En otras palabras, el contenido de este libro es una metáfora de la integración casi perfecta del autor del hemisferio derecho e izquierdo de su cerebro, lo que permite que se pueda leer y sentir. Yo podría seguir insistiendo en la riqueza del contenido de esta obra, pero su autor me pidió un prólogo no un resumen, por lo que me propongo terminarlo insistiendo que su lectura no es solamente instructiva, sino también una fuente fundamental de aprendizaje, pues utiliza de una forma magistral los tres pilares que según los conocimientos aportados por la neurociencia, aseguran el maravilloso fenómeno del aprendizaje.

El autor promueve la visualización de lo que quiere explicar o ayudarnos a comprender. Para eso no solo da ejemplos de sus prácticas, sino que invita a los lectores y lectoras a visualizar diferentes documentales, accesibles, por ejemplo en Youtube. Por otra parte, en el contenido está presente otro fenó- meno: la repetición, que no tiene nada que ver con esas prácticas pedagó- gicas que nos obligan a memorizar o abordar monótonamente una y otra vez los conceptos, sino que aquí se trata de una metodología que permite integrar ideas y experiencias, manejando conceptos en diversas formas: el autor utiliza metáforas, cita otros autores y sobre todo, trae a este escenario lo que sus propios pacientes le han enseñado, lo que a mi criterio, es de un valor inestimable cuando se trata de escribir un libro en torno al apego infantil. Por último y quizás lo más significativo, es el afecto y cariño que se desprende de cada frase y de cada capítulo de este libro. Parafraseando, el concepto de “crianza y parentalidad terapéutica” que está muy bien tratado en esta obra, el lector podrá abordar este libro como una ”lectura terapéutica”. Estoy segura que producirá este mismo efecto tanto en las madres y padres adoptivos y acogedores, como en los educadores referentes de centros de acogida y en los profesionales de la infancia que se darán la buena oportunidad de leerlo.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Lo esperado y lo inesperado: Curso de formación en psicología evolutiva infantil aplicada a la Gestalt, organizado por UmayQuipa en Madrid (curso 2015-16)

LO ESPERADO Y LO INESPERADO: 

Formación en psicología evolutiva  infantil aplicada a la Gestalt.



PRESENTACIÓN. Por Loretta Cornejo

Nos vienen pidiendo aquí en España, hace tiempo, esta formación y por agenda no hemos podido cumplir.

Nuestro punto de vista es que toda persona que trabaje con niños debe tener una formación fundamental en Psicología Evolutiva. ¿Y en qué se diferencia la que presentamos ahora  de la psicología de toda la vida?

La formación que damos como siempre, es desde un enfoque humanista y gestáltico, es decir consideramos que  la evolutiva de hoy tiene que cambiar un poco y por eso presentamos en estos módulos muchos temas actuales de los “niños de hoy” y con los cuales nos vamos a encontrar.

Es por ello, la importancia de formarnos en una introducción en la neurología afectiva, en la evolutiva de los bebes prematuros, de los niños adoptados, crianza positiva desde el apego en las primeras edades, los proceso emocionales necesarios en los primeros años de vida que servirán para una prevención de la patología… Y así a lo largo de los diferentes módulos.

Recordamos que nuestra escuela está reconocida por la AETG como Escuela de formación en Niños y Adolescentes y en otros países como Perú, México, Colombia y Costa Rica.

Las reuniones serán un sábado al mes. Ocasionalmente por problemas de agenda, en lugar de un sábado será un domingo. El horario será de 10,00h a 18,30h. Los antiguos alumnos de formación de UmayQuipa tendrán descuento este año.

Ya se abrieron las plazas para la entrevista previa. 
Llamar al 91 5493878  o escribir a: umayquipae@gmail.com


 La teoría infantil desde la psicología del desarrollo por edades




TEMARIO Y PROFESORADO

1-Crianza positiva, apego y desarrollo en las distintas etapas evolutivas. JOSE LUIS Gonzalo Marrodán.

2-La construcción del mundo emocional durante los primeros años de vida (o a 3 años): Los procesos emocionales necesarios a lograr durante el primer año de vida, y la prevención de posibles patologías. DIANA C. de Baumann.

3-Introducción a la neurología afectiva. LUCIA Ema.

4-La personalidad emocional de 3-6 años: Los seis años se termina la esencia de la personalidad adulta. MARÍA Barbero. Procesos evolutivos emocionales y formas de intervención. Trabajo con los padres o figuras parentales. Iniciación y desarrollo del  proceso de socialización.

5-La edad de la incertidumbre y la edad dorada De 7 a los doce años LORETTA Cornejo.

6-La primera infancia y sus diferentes etapas en correlación con las etapas de la adolescencia. MARGA de la Torre.

7- El no tirar la toalla: entre la fuerza y lo vulnerable: Acompañando a los Hijos prematuros. PEDRO Valentín-Gamazo.

8-Cómo ayudar a sostener las relaciones afectivas desde el principio de la vida. Claves desde la psicoeducación e intervención comunitaria.

9- Distintos niveles de intervención. Dr. CARLOS Pitillas (Universidad de Comillas y Primera Alianza)

10.-Algunos temas especiales: Niños con alta sensibilidad.Evolutiva de los niños adoptados LORETTA Cornejo Parolini.


lunes, 21 de septiembre de 2015

Maltrato en la infancia y trastornos de la conducta alimentaria, por Rafael Benito

Diez meses, diez firmas

Profesional invitado mes de septiembre 2015:

Rafael Benito Moraga



Rafael Benito es psiquiatra y terapeuta familiar con 25 años de experiencia como clínico. Actualmente trabaja en una consulta privada y sus áreas de interés son la neurobiología del comportamiento, el trauma infantil y sus consecuencias en el neurodesarrollo, los trastornos de la conducta alimentaria y el trastorno por déficit de atención del adulto.

Es nuestro psiquiatra de referencia, con una visión bio-psico-social del ser humano, ello le convierte en un profesional privilegiado para poder comprender y tratar a los menores que han sido víctimas de malos tratos, así como a los adultos que arrastran esta pesada carga. Atiende a adolescentes y adultos en su consulta de Donostia-San Sebastián sita en la Plaza Pinares, 1, 6º

En este post que le he invitado a escribir para todos/as vosotros/as, nos habla de la relación existente entre maltrato en la infancia y trastornos de la conducta alimentaria. Muchas gracias, Rafael Benito, por tu participación en este blog.


¿Qué son los trastornos de la conducta alimentaria en psiquiatría?

Los trastornos de la conducta alimentaria (en adelante TCA) son trastornos psíquicos en los que el individuo/a  altera voluntariamente la ingesta de comida para controlar su peso y disminuir así la insatisfacción que le produce su aspecto físico. Habitualmente la obsesión por la delgadez y los problemas con la nutrición no son sino intentos de compensar dificultades personales más habituales en la Bulimia Nerviosa. ernalizantes(alteraciones de conducta) mde perfecicorporal independientemente de que existas importantes como una autoestima baja, inseguridad en las relaciones o un exceso de autocrítica y autoexigencia.

Con arreglo a los síntomas que presentan, la clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana en su quinta versión (DSM-V) distingue tres tipos fundamentales:


ANOREXIA NERVIOSA. En esta forma del trastorno el/la paciente mantiene una dieta restrictiva para lograr un peso inferior al mínimo que resultaría sano según su edad y su talla. Nunca se ven suficientemente delgadas porque sufren una distorsión en la percepción de su imagen corporal por la cual son incapaces de ver como es su cuerpo realmente y sobrevaloran la importancia del peso en su autoconcepto y su autoestima.



BULIMIA NERVIOSA. Se caracteriza por la presencia de atracones recurrentes. Se considera atracón a la ingestión de una gran cantidad de comida en un periodo breve de tiempo con una sensación de falta de control sobre la ingesta. Como también en este trastorno hay una sobrevaloración de la importancia de tener una figura delgada para mantener la autoestima, los atracones deben ser compensados a través de una dieta restrictiva, ejercicio excesivo o conductas de purga (uso de laxantes o vómitos provocados)


TRASTORNO POR ATRACÓN. También en este problema hay atracones pero, a diferencia de la bulimia nerviosa, aquí no hay conductas de purga y tampoco una preocupación excesiva por la imagen corporal.


Las pacientes con Anorexia Nerviosa suelen llegar a una delgadez extrema; mientras que en la Bulimia Nerviosa o el Trastorno por atracón son más frecuentes los problemas de sobrepeso u obesidad. Además de tener diferentes síntomas, estos trastornos parecen tener distintas causas y evoluciones y pronósticos diversos. Por ejemplo, las  pacientes con Anorexia Nerviosa  suelen tener rasgos de personalidad obsesivos, en los que predomina el deseo de perfección y control; mientras que en la Bulimia la predominan la impulsividad y la inestabilidad emocional. También los problemas psíquicos asociados son distintos en ambos trastornos. En la Anorexia Nerviosa es más frecuente hallar desórdenes internalizantes (depresión, ansiedad); siendo los externalizantes (alteraciones de conducta) más habituales en la Bulimia Nerviosa.

Los TCA no son raros. Afectan mayoritariamente a mujeres y los estudios epidemiológicos coinciden en señalar una prevalencia de un 1% para la Anorexia Nerviosa, un 2% en el caso de la Bulimia Nerviosa y un 3,5% para el trastorno por atracón.

Sabemos cómo tratarlos utilizando diversas formas de psicoterapia y algunos psicofármacos; pero la mejoría requiere largos periodos de tratamiento y pueden cronificarse o desembocar en otros problemas de salud o incluso causar la muerte. Por ejemplo, se ha calculado que la mortalidad de la Anorexia Nerviosa es de una de cada diez pacientes a los 5-10  años del inicio del trastorno.

En su origen están implicados factores genéticos y ambientales. Se puede heredar una predisposición para padecerlos, pero el peso de la genética no parece tan importante como las influencias del entorno. Hay suficiente acuerdo sobre la importancia de la presión social que promueve en nuestro tiempo una idealización de la delgadez como panacea que arreglará cualquier problema con nuestra autoestima y resolverá todas las dificultades relacionales haciéndonos permanentemente felices. Si eres joven y bello nada se te resistirá. A este poder mágico de la delgadez se aferran los niños y niñas que por distintas razones llegan a la adolescencia sin las herramientas necesarias para resolver los desafíos que les planteará esa nueva etapa de su vida. Retos como el logro de un autoconcepto integrado, estable y satisfactorio, el establecimiento de unas relaciones gratificantes con sus iguales (incluyendo las primeras experiencias amorosas) y un aumento progresivo de la autonomía emocional y funcional que sólo se logra a través del conflicto y la negociación con los padres. El estudio de Tremblay L. Limbos M. (2009) indica que las preocupaciones por la figura y el peso aparecen desde los 5-6 años de edad. Los niños/as de esa edad valoran su figura de la misma manera que los adultos; muestran las mismas distorsiones cognitivas, los mismos sesgos y las mismas emociones negativas; expresan los mismos estereotipos negativos hacia la obesidad y ya han internalizado una imagen delgada ideal.

TCA y maltrato infantil

En un blog que se centra en el papel del trauma y de las alteraciones en la vinculación como factores asociados a la aparición de problemas emocionales futuros (como les sucede a algunos/as niños/as y adolescentes adoptados/as o en régimen de acogimiento familiar  o residencial) no podemos obviar la relación entre un tipo de trauma relacional (como lo es el maltrato) y los TCA.

Teniendo en cuenta lo expuesto, parece obvio que las circunstancias traumáticas vividas por el niño/a van a generar vulnerabilidades que dificultarán el tránsito por la adolescencia y la consecución de los logros evolutivos que harán de ellos unos adultos suficientemente sanos.

Diversos estudios han encontrado una relación entre maltrato infantil y trastornos de la conducta alimentaria, en especial con los que conllevan una pérdida de control de la ingesta(bulimia nerviosa y trastorno por atracón). Las pacientes que sufren un trastorno por atracón o una bulimia nerviosa tienen más posibilidades de haber padecido maltrato o acoso escolar durante la niñez (GRILO y MASHEB, Obes Res, 2001, STRIEGEL-MOORE et al, Am J Psychiatry 2002, SACHS.ERICSSON N et al, Int J Eat Disord, 2012, FOSSE GK et al, Eat Behav 2006). En uno de estos estudios (SACHS. ERICSSON N. et al, Int J Eat Disord, 2012) la existencia de maltrato era más importante que la psicopatología paterna a la hora de determinar la presencia de síntomas bulímicos.

Independientemente del papel causal, los antecedentes de abuso en la infancia influyen en el tipo de síntomas asociados al TCA e incluso en el pronóstico del tratamiento. Por ejemplo las conductas impulsivas y disociales con más frecuentes en las pacientes que tienen antecedentes de abuso sexual (STEIGER H. et al, Int J Eat Dis, 2009, STEIGER H. et al, Int J Eat Dis, 2010). Además el abuso sexual se asocia a más síntomas depresivos, menos autoestima y peor pronóstico en la terapia(HARPER K et al, Eat Behav, 2009). También es más frecuente encontrar en estas pacientes conductas de purga como vómitos autoprovocados o uso de laxantes (CARRETERO-GARCÍA A. et al Eat Weight Disord, 2012).

Se ha intentado también encontrar diferencias en los efectos producidos por diversos tipos de maltrato. La investigación y la práctica clínica muestran que las consecuencias del abuso sexual son a menudo distintas y más graves que las derivadas del abuso físico o el maltrato emocional. Por lo que respecta a los TCA son el abuso sexual y el maltrato emocional los que con más frecuencia aparecen en estas pacientes(STEIGER H et al, Int J Eat Dis, 2009, CHOU KL et al J Clin Psychiatry, 2012, BURNS EE et al Child Abuse and Neglect, 2012, GRILO y MASHEB, Obes Res, 2001).

Pero ¿de qué modo el trauma desemboca en este tipo particular de patología?. ¿Qué factores contribuyen a desencadenar un TCA en los/las niños/as que han sufrido abuso?. Algunos estudios tratan de distinguir las variables que median la aparición de TCA en pacientes que sufrieron maltrato. Una de ellas es la alteración de la imagen corporal. Dos estudios coinciden en señalar la influencia negativa del abuso sexual en la imagen corporal independientemente de que exista o no un trastorno de la conducta alimentaria (DYER A et al Psychopathology, 2013, VILLARROEL AM et al Eur Eat Disord Rev, DYER A et al, Body Image, 2013). Parece que las alteraciones emocionales secundarias el abuso tienen también un peso importante. Los TCA aparecerían con más frecuencia en niños/as maltratados que sufren dificultades de regulación emocional(BURNS EE et al Child Abuse and Neglect, 201 ), depresión (HOPWOOD CJ et al Eat Weight Disord 2011) y problemas para la expresión verbal de las emociones o alexitimia(HUND AR et al Child Abuse and Neglect, 2006).

Algunos factores genéticos  hacen a las pacientes más o menos vulnerables a la influencia del maltrato. Un estudio halla que las portadoras de determinada variante en el gen transportador de serotonina son más vulnerables a sufrir TCA si han padecido maltrato (STOLTENBERG SF et al Int J Eat Disord, 2012).

Mención aparte merece el problema de la OBESIDAD. No es un trastorno de la conducta alimentaria como los mencionados, pero resulta evidente que los factores psicológicos influyen en su aparición y dificultan o facilitan la mejoría. Una reciente revisión exhaustiva  de los estudios publicados al respecto encuentra una asociación clara entre los antecedentes de maltrato y el riesgo de obesidad en la vida adulta(DANESE y TAN Mol Psychiatry 2014). En el mismo estudio los autores calculan que evitando 7 casos de maltrato conseguiríamos evitar la obesidad al menos en un individuo. Parece que el abuso en la infancia altera la producción de leptina, una proteína producida por el tejido graso que promueve en el organismo un aumento del gasto de energía.

Conclusión

Parece claro que quienes han sufrido maltrato en su infancia tienen más probabilidades de desarrollar un TCA, en especial del espectro bulímico (bulimia nerviosa, trastorno por atracón). Quienes se dedican al tratamiento de estos trastornos deberían interesarse por detectar y abordar las historias de abuso en la infancia ya que esos antecedentes agravan los síntomas y empeoran el resultado de la terapia.

La clara relación entre el maltrato en la infancia y la obesidad es una prueba más de que el daño hecho a los/las niños/as tiene graves y persistentes consecuencias para su salud durante la vida adulta.

Hasta pronto, cuidaos / zaindu

viernes, 18 de septiembre de 2015

Abierto el plazo de matrícula para el curso "Técnicas de psicodiagnóstico 2015-16", en Madrid, organizado por UmayQuipa

Curso técnicas de psicodiagnóstico
UmayQuipa, Madrid
Curso 2015-16

Se trata de un completo y excelente programa formativo organizado por UmayQuipa. El curso lo dirige la psicóloga María Barbero y capacita para la administración, corrección e interpretación de diversos abordajes, técnicas, procedimientos y tests psicológicos que podemos utilizar en el proceso de diagnóstico e intervención con los menores de edad y sus familias.


En el mismo participo gustosamente como docente invitado impartiendo un módulo sobre la técnica de la caja de arena (sandtray)

Para información e inscripciones:

UmayQuipa a.e
Secretaría y Consultas: 
C/Juan Álvarez Mendizabal, 13, 1º dcha.
28008 - MADRID
Tel.: 91 549 38 78


PROGRAMA


MODULO PRIMERO: TRABAJO CON LOS PADRES y TRABAJO CON EL JUEGO.


Cómo realizar una primera entrevista a los padres. Tipos de padres en función de las defensas que emplean. Diferentes conductas en padres que nos ayudan o dificultan la entrevista.


Evaluación e Intervención. EL JUEGO es una de las formas que tiene el niño para mostrarnos su mundo interno, sus dificultades. Aprenderemos a traducir el lenguaje simbólico que aparece en los juegos.


También veremos los diferentes estilos de juego que hace cada niño en función de su estructura de personalidad y las defensas que utiliza. Cómo intervenir y en qué momento.


MODULO SEGUNDO: PSICOPATOLOGÍA A TRAVES DEL JUEGO. Breve repaso de la Psicopatología, las estructuras de personalidad y sus manifestaciones en los dibujos y en otras pruebas. Las distintas defensas, cuando se utilizan y que miedo hay detrás de éstas. Breve repaso de psicología evolutiva emocional a través del juego y de los síntomas que aparecen; lo esperado y adaptado a cada edad; lo significativo de ser tratado…


MÓDULO TERCERO: LA CAJA DE ARENA. Profesor  José Luis Gonzalo.La técnica de juego en una caja de arena, como símbolo de contención de lo que expresa el niño.


MÓDULO CUARTO: EL TRABAJO CON LOS DIBUJOS. El lenguaje de los dibujos, mediante un análisis cuantitativo. Las alteraciones importantes en los dibujos según las edades de los niños y su intervención. Este análisis  proporciona la base para corregir cualquier dibujo lo haremos a través de la prueba HTP y dibujo libre.


MÓDULO QUINTO: PARTICULARIDADES en los test de: HTP-LA FAMILIA: Después de aprender a corregir cualquier dibujo, veremos las particularidades de la prueba del árbol, casa y figura humana; del Test de la familia. Y el trabajo a nivel familiar. Lo uniremos con el trabajo del juego con los muñecos de la familia.


MÓDULO SEXTO: TRABAJO CON EL TEST TEMÁTICO- PATA NEGRA. TEST PATA NEGRA. Se analizan las relaciones familiares, que tipo de vínculo se establece, la rivalidad entre los hermanos, la forma de procesar la información, el desarrollo del lenguaje. En ésta vemos las relaciones fraternales, temas esenciales como la soledad, miedo al abandono. CAT- Haremos un repaso de esta prueba similar a la anterior y trabajaremos las diferencias y los datos nuevos que nos aporta.


MÓDULO SEPTIMO: TEST DESIDERATIVO. Constituye una herramienta fundamental cuando los niños y adolescentes están cerrados en psicoterapia y apenas expresan. A través de esta prueba les sacaremos de su coraza y veremos y trabajaremos los recursos ante la pérdida, el vacío y cómo es de sólida la identidad del yo, posible riesgo de destrucción y de suicidio


MÓDULO OCTAVO: EL MUNDO INTERNO DE LOS ADOLESCENTES: El trabajo a través de lo proyectado. Test de Phillipson (relaciones objetales) En esta prueba se refleja muy claro cómo se relaciona con el otro, consigo mismo. La prueba de frases incompletas y  diferentes modos de expresar rabia. El manejo de la autoridad, detección de indicadores de abuso o maltrato.


MÓDULO NOVENO:   LA TÉCNICA DE LOS CUENTOS como modo de trabajo con los niños y adolescentes. Es una herramienta valiosísima, tanto para ver cuáles son los focos de conflicto de esa persona como para utilizarlo de un modo sanador y terapéutico.


Algunos de los contenidos que veremos:


Los superhéroes y cuál es mi máscara y para qué la necesito.


Las relaciones con los hermanos: celos y rivalidad.


El sentimiento de inclusión-exclusión: acoso escolar


MODULO DIEZ QUÉ y CÓMO: Realización de informe escrito y devolución de resultados. Diferentes tipos de informes. Jurídicos, para colegios clínicos, administrativos. Técnicas de trabajo con padres.


MODULO ONCE: Supervisión de casos. Revisión de casos prácticos y de todo el curso, evaluación de los contenidos más importantes.
Todos los módulos van acompañados de unos apuntes escritos que serán enviados una semana antes, con el objetivo de hacer las clases más dinámicas y así profundizar más en los casos prácticos.

lunes, 14 de septiembre de 2015

"Vincúlate. Relaciones reparadoras del vínculo en los niños adoptados y acogidos", libro editado por Desclée de Brouwer, publicado en septiembre de 2015

Tengo el placer y la satisfacción de poder compartir con todos/as vosotros/as la publicación de mi último libro titulado: “Vincúlate. Relaciones reparadoras del vínculo en los niños adoptados y acogidos”, editado por Desclée de Brouwer. Sale de momento, la edición impresa. Habrá más adelante, edición en e-book.

Desde que volvió a emerger en mi mente el deseo de escribir un nuevo libro, tuve claro desde el principio que estaría destinado principalmente a las familias adoptivas y acogedoras, y también a todos/as los/as profesionales que trabajan en protección a la infancia (psicólogos, pedagogos, técnicos de infancia, trabajadores sociales…) Los maestros también deben de enseñar a estos niños y niñas, por ello, siendo consciente de esta realidad, he destinado apartados dedicados a psicoeducarles en esta tarea.

Venía observando en estos años de trabajo con los/as niños/as y sus familias adoptivas y acogedoras que (no todos/as los niños/as, por supuesto, me centro en aquéllos que presentan apegos inseguros y trastorno del apego, que sabemos, gracias a Dios, que no son la mayoría, pero no obstante, presentan unas necesidades psicoeducativas especiales) éstas precisaban información y formación. Me refiero sobre todo, a las familias que dados los problemas y características de los menores, viendo la afectación que a nivel de vínculo de apego tienen éstos y teniendo en cuenta la forma en la que expresan la misma (mediante conductas exteriorizadas o interiorizadas, que en realidad, son modos de comunicarnos muchas veces, el sufrimiento que arrastran), necesitaban primero, por parte del profesional, unas cuantas sesiones psicoeducativas (qué es el apego, la trascendencia que tiene en la conformación de la mente en desarrollo, etc.) Antes de comenzar el trabajo psicoterapéutico con el niño y la familia, debíamos, previamente, de transmitir unos conocimientos y establecer un marco de comprensión de los problemas del menor diferente de las visiones demasiado patográficas, que a veces etiquetan demasiado y tampoco explican más allá que un conjunto de síndromes. Pues bien, con el fin de que podamos tener un material sobre el que basarnos, que puedan leer en sus casas y luego trabajar en las sesiones, pensé en elaborar un libro así.

Pero no quería tampoco dejar fuera a los profesionales, así que pensé en concebir (algo difícil eso de escribir, por así decirlo, un híbrido) el libro de tal modo que pudiera también interesar a éstos, especialmente a los no familiarizados con el modelo del apego. Por ello, psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales, médicos, abogados, psiquiatras, maestros… pueden encontrar en Vincúlate un material que les aporte una primera aproximación a la visión de la adopción y el acogimiento desde la óptica de cómo la mente en desarrollo se construye desde las primeras interacciones relacionales con las figuras adultas a las cuales nos apegamos. Todo niño necesita, al menos, una. Así pues, si esto falla gravemente, las secuelas se observarán a nivel de cómo el menor entra en vinculación. Éste puede posteriormente, modificar sus patrones relacionales, pero para eso va a necesitar lo único que cura: relaciones con adultos sanos emocionalmente con los que poder reparar el apego dañado y ganarlo a la seguridad. Y que ello le permita cambiar, poco a poco, el chip mental primario que construyó con los primeros adultos que a menudo, les descuidaron, maltrataron y abusaron.

El psicoterapeuta puede, desde su modelo relacional, influir favorablemente en el niño para propiciar que su apego vaya ganando en seguridad. Pero no sólo éste. Eso sólo no vale. Las familias adoptivas y de acogida son también marcos relacionales que deben y pueden hacer este trabajo, los más importantes e insustituibles, los que no pueden fallar, sus nuevas figuras de apego. Otros adultos importantes para los/as niños/as como los abuelos, abuelas, tíos/as, padrinos, madrinas, maestros/as, vecinos/as… son igualmente poderosos instrumentos humanos que pueden hacer mucho bien a estos niños si les ofrecen relaciones seguras, cálidas, contenedoras y confiables. Por ello, el libro dedica una buena parte del mismo a concienciar a todos/as de la gran magnitud que tiene el reflexionar como padre, madre o adulto que está al cuidado y tiene a su cargo, niños. Revisar nuestras capacidades como adultos para cuidar: nuestro propio modelo de apego temprano (que influirá en un menor que a  menudo viene dañado en esta área, no lo olvidemos) y nuestra capacidad de empatía y de poner límites adecuadamente.

El prólogo corre a cargo de Maryorie Dantagnan, mi profesora de psicoterapia, amiga y colega, que también ha revisado y corregido el libro. Le doy mis más sentidas gracias desde estas líneas. Un precioso prólogo, que centra y recoge muy bien lo que la obra pretende. 

Tras una primera parte teórica (y he tratado de que sea amena) donde siento el fundamento de la obra en la teoría del apego (pero aplicándola al ámbito de la adopción y el acogimiento familiar), ofreciendo las aportaciones de numerosos autores y proponiéndoos, de cuando en cuando, actividades y visionado de vídeos, en un segundo apartado nos centramos en cómo evaluar el apego en los niños, qué instrumentos se pueden utilizar. A continuación, me detengo en el concepto de parentalidad terapéutica, la que estos menores necesitan (sobre todo los que presentan apegos más graves como el desorganizado o el trastorno de apego reactivo) para poder reparar el daño que tienen en este dominio. El siguiente apartado se focaliza en cómo podemos establecer relaciones reparadoras del vínculo de apego en función de la tipología que el niño o adolescente presente en este sentido. Hay orientaciones (caminos a seguir) en función de que el perfil se acerque más (no categóricamente, desde luego) al tipo evitativo, al ansioso-ambivalente o al desorganizado. Termino la obra con un breve apunte sobre el tipo de psicoterapia que creo más adecuada para estos menores.

A lo largo de Vincúlate, he procurado poner un buen número de ejemplos y viñetas clínicas que ayuden a comprender los contenidos, y un gran dibujante (además de excelente psiquiatra, muchos ya le conocéis porque hablo de él en el blog a menudo. El próximo post lo escribe él) como lo es Rafael Benito ha ilustrado con enorme fuerza expresiva cómo siente las relaciones el niño según el tipo de apego que presente. Mis más sentido agradecimiento también, para Rafael Benito.

También he intentado que el lenguaje sea accesible y comprensible pero sin perder rigor científico. He procurado, en este sentido, que esté en la línea de mis libros anteriores para tratar de llevar de manera comprensible, conocimientos que suelen ser complejos para las familias y el público en general, para que podáis beneficiaros de los mismos y la ciencia psicológica sea accesible para vosotros/as. Espero que cumpla esta función psicoeducativa, pues esa es la vocación de este libro. Que llegue al mayor número posible de familias para que éstas hagan suyo y se convenzan, auténticamente, de que sólo el vínculo seguro o ganado a la seguridad, sana. Sobre cómo poder hacer esto, el libro abunda en ello.

Lo he escrito con enorme ilusión y humildad, contento de ofreceros esta obra, con muchas ganas de presentarlo. Sabéis que lo haremos en San Sebastián en el marco de las “II Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil”, a celebrarse el día 27 y 28 de noviembre de 2015. Podéis inscribiros a las mismas desde esta dirección web. El día 8 de enero de 2016 estaré en Sevilla, ya os daré información más exacta de este acto cuando se acerquen las fechas.

Vosotros/as me diréis si lo he conseguido.

Os doy las gracias a todos/as, especialmente a los niños y jóvenes adoptados y acogidos porque ellos/as, como dice Jorge Barudy, nos enseñan cada día a ser mejores personas.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Fobia al apego y a la pérdida del apego en menores acogidos/adoptados

Hay historias de vida que como persona primero y psicoterapeuta infantil después, se te quedan, indeleblemente, grabadas en la memoria emocional. Conforme van pasando los años y acumulas experiencias de relación interpersonal en el contexto profesional de un tratamiento psicológico, son muchas las personas, adultas, y sobre todo, niños y adolescentes las que han llegado a formar parte de tu vida profesional. Niños y adolescentes con los que te relacionas semanalmente, durante una hora. Les acompañas, en el duro camino psicoterapéutico, a veces, durante años. Tratas lo primero, de establecer una relación terapéutica segura, en la cual pueda sentir que es posible explorar su mundo interno precisamente con la seguridad que tú les proporcionas. Tratas de desarrollar recursos psicológicos para que puedan hacerle frente a los problemas y manejarlos de otro modo. Trabajas con los padres -o referentes- y otros profesionales -como los tutores escolares- para favorecer unas relaciones y un contexto que fomente su estabilidad emocional, desarrollo y relaciones de cuidado (cariño y contención) Compartes con el niño y adolescente  la superación de sus dificultades, sus logros, la transformación que va experimentando… Transmites seguridad, serenidad y confianza en los momentos de crisis, así como cuando hay regresiones en su proceso personal. En base a una combinación de afecto, límite, delicadeza, empatía, seguridad y uso de técnicas adecuadas a los problemas que presente, siempre dentro de una relación profesional que fomente el apego y la adherencia terapéuticas, junto con un contexto suficientemente propicio (al menos un adulto que satisfaga las necesidades del menor y le proteja, esto es im-pres-cin-di-ble), se consigue la superación de los problemas o al menos, la mejoría de los mismos.

¿Pero qué ocurre cuando nos encontramos con menores cuya capacidad para poder hacer un apego terapéutico está comprometida? No recuerdo todos los nombres y apellidos de los menores de edad que han pasado durante estos veintiún años por mi consulta y por el colegio en el que trabajé. Pero tengo grabado a fuego determinados nombres y caras de personas menores de edad que, por diversos factores, no fue posible conseguir un apego terapéutico. Me acuerdo de ellos a menudo, con tristeza, porque sé que las vidas de algunos han terminado por sumirles en la adversidad más doliente, y a veces han terminado en tragedia.

¿Qué menores son los que tienen enormes dificultades para hacer un proceso terapéutico y comprometerse en una relación de este tipo? Son los que por su traumática biografía presentan lo que Van der Hart y otros denominan fobia al apego.

Pueden presentar fobia al apego los menores de edad que presentan antecedentes de trauma temprano (entre los 0 y los 3 años) con afectación al desarrollo y víctimas de una relación con adultos que ha lesionado el vínculo. Van der Kolk lo denomina trastorno por trauma en el desarrollo, categoría que finalmente no fue incluida en la quinta revisión del DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, Asociación Americana de Psiquiatría) Son aquéllos menores traumatizados por la violencia, el abandono severo, la negligencia… que han dependido de una persona o personas adultas que se han constituido en figura de apego (que, a veces, puede relacionarse adecuadamente con el niño, incluso hasta mantener interacciones amistosas y cariñosas) y, a la par, y sobre todo, en figura de la que hay que defenderse debido a los niveles tan extremos de violencia física y psicológica que manifiestan hacia el menor. Probablemente, presentarán un trastorno por trauma en el desarrollo que se caracteriza por:

Desregulación fisiológica y emocional

Desregulación atencional y conductual

Desregulación en las relaciones

Duración de la perturbación (al menos 6 meses)

Discapacidad funcional: el trastorno causa estrés clínicamente significativo o incapacita en, al menos, dos de estas áreas de funcionamiento: escolar, familiar, salud, legal, profesional (jóvenes) y grupo de iguales.

Si la medida de protección se demora y el niño permanece en ese contexto tan abusivo hasta los tres años (o más), más posibilidades de manifestar vulnerabilidad a padecer fobia al apego.

Si ese niño, pongamos por caso, ingresa en un centro de menores donde la movilidad laboral es alta (esto, afortunadamente, hoy en día, al menos en mi provincia, sucede con menor frecuencia) y los educadores de referencia cambian en un corto periodo de tiempo, el niño que –conviene aclararlo- ya venía dañado a nivel del apego y necesita la permanencia de una figura adulta en su vida para poder eliminar el sistema defensivo y poder activar el sistema del apego sin temor, reforzará el aprendizaje temprano de la fobia al apego y entonces, la medida de protección, no resultará terapéutica. La fobia al apego en consecuencia, se grabará a fuego en su mente. 

¿Qué es la fobia al apego? Aprender a nivel inconsciente -e incluso consciente- que dar curso a las necesidades de apego es peligroso. ¿Por qué? Porque los demás terminan por abandonar. 

Lo mismo puede ocurrir con otras figuras adultas que tienen que finalizar la relación con el menor de edad –y que han llegado a ser afectivamente significativas porque éste ha conseguido volver a atreverse a correr el riesgo de vincularse- como psicoterapeutas, profesores, familias de acogida… 

Por ello, con los menores con fobia al apego desarrollada tempranamente, la medida de protección ha de reflexionarse cuidadosamente. Una decisión puede marcar la vida de una persona…

En acogimiento residencial, el educador de referencia que se asigne a ese menor tan dañado a nivel de apego debe ser un profesional experimentado y estabilizado y asentado en la empresa para la que trabaja. Debe ser un educador que le pueda proporcionar elementos de resiliencia secundaria, pero para ello, insisto, debe de permanecer con él, darle seguridad y contención. Sin permanencia de un adulto es casi imposible reparar el apego. Y este conocimiento científico (difícilmente cuestionable) debemos llevarlo a la práctica de la mejor manera posible. Sé que no es fácil y que vivimos en el mundo real, pero yo, como dice Luis Eduardo Aute: “Jamás renuncio a mi incurable desvarío de besos y quimeras” Esa es la reflexión que quiero transmitir.

Cuando hay fobia al apego, cuando un menor ha sentido el abandono varias veces, es tal el dolor que conlleva la posibilidad de volver a vincularse que la fobia al apego de alguna manera, le protege. La pérdidas podrían elaborarse con ayuda profesional, sí, pero, como afirma Maryorie Dantagnan es tal la magnitud del trastorno de apego que en los modelos operativos internos ya no hay espacio para poder recalificar la nueva información y abrirse a nuevos vínculos. Por eso es importante conocer bien qué menores presentan trauma en el desarrollo y posiblemente, fobia al apego. Porque internamente, a nivel representacional, habrá quedado grabado en sus mentes que las personas con las que uno puede llegar a sentirse unido, abandonan. Y eso está marcado tan a fuego que costará (no digo que es imposible, la resiliencia es una posibilidad a lo largo de toda la vida, por supuesto) un triunfo que puedan integrar el vincularse nuevamente como algo positivo. El niño o joven con fobia al apego sentirá, posiblemente, como amenazantes los vínculos humanos.

El educador referente que trate de trabajar con el menor para recuperarle psicológicamente, para que conecte y vincule progresivamente, para que se enganche al placer de vivir, tendrá una ardua y complicada tarea. El psicoterapeuta que intente ayudarle a afrontar tanto sufrimiento, tendrá una misión (casi) imposible. Lo más probable es que el niño o joven no quiera ir a la terapia. Y si va a la misma y ese niño es consciente de lo que le ocurre y puede verbalizar, expresará, como uno me manifestó a mí, algo parecido a esto: “Yo no quiero saber nada de nadie, no me fío de nadie, la gente sólo mira por su culo” Algunos comienzan tempranamente a mostrar una resistencia resiliente pasiva (pasotismo, evasión, depresividad...) y otros más activa (huída, agresividad, impulsividad, etc.)

En el caso de un acogimiento familiar, la fobia al apego la manifestarán algunos niños mostrando por un lado, un deseo de ir al acogimiento que es la activación de una nueva esperanza, pero por otro, a la vez, activarán un miedo inconsciente a ser abandonados o dañados de nuevo, con lo cual podrán en marcha el sistema de defensa con reacciones agresivas o fugas. Y en situaciones de este tipo sabemos que los adultos acogedores tienen muchas dificultades para contener a un menor tan dañado, máxime si se les deja con escasos apoyos...

Es preferible no apelar en esos momentos al vínculo y tratar de conseguir un entorno contenedor y donde pueda apelarse a la colaboración. Si se opta por un entorno residencial, ha de ser lo más estable posible. La posibilidad de la psicoterapia debe de seguir ofreciéndose porque si en un momento dado accede y cae en manos de un profesional que esté formado en trauma, podrá comprender la fobia al apego y trabajar teniéndola en cuenta. Una razón para llevarles a la terapia puede ser para algunos una conducta que pueda darle problemas (por ejemplo, robar), motivo funcional por el cual podrían engancharse inicialmente a la misma.

Pero no sólo existe la fobia al apego sino también su contrapartida: la fobia a la pérdida del apego.  Tal y como Sandra Baita refiere: “Los niños en acogimiento familiar o residencial: tienen una parte ligada al padre o a la madre biológicos (figura de apego) que es la que le dificulta al niño el establecimiento de una (nueva) relación de apego con sus acogedores, como si ligarse afectivamente a éstos fuera una  traición al progenitor biológico”

“En los niños acogimiento residencial, la fobia a la pérdida del apego es la que advierte que ya es tiempo de salir del centro para volver al contacto con él o los progenitores abusivos y abandónicos. Estos niños se fugan o se van a sus hogares escapando del peligro “olvidado” de lo que significaba vivir con sus familias de origen. Y vuelven a irse de nuevo cuando se activa el peligro, en esta sucesión de partes activadas por la necesidad del apego y la defensa ante el mismo”

Dice Sandra Baita: “Es necesario acompañarle en el duelo por lo perdido, así sea que lo perdido fuera un único gesto, una sola vez, en medio del maltrato” Hubo una parte que sí ligó afectivamente con los progenitores que maltrataron, aunque fuera una mínima afectividad.

“Una integración difícil de lograr, aunque no imposible. Hay que ayudarle a ver a los propios padres en las dimensiones paradójicas en las que el niño los ha conocido: como fuente de peligro y como fuente (deficitaria e incompleta) de un mínimo afecto” (Sandra Baita)

Tal y como Maryorie Dantagnan afirma, como personas que pueden ser buenas pero hacer cosas malas (descuidar a los niños, pegarles…), en un lenguaje que el niño puede entender, porque no tuvieron la oportunidad de aprender a ser padres y repitieron lo que con ellos hicieron.

Afortunadamente, la ley se ha reformado y ningún niño menor de tres años pasará por un acogimiento residencial. Permanecerá un breve tiempo en un centro para ser valorado (o en una familia acogedora temporal) e irá a una familia de acogida o adopción. Esto sin duda, es un logro en el camino de una sociedad basada en el buen trato. Solamente, en mi opinión, apuntaría que: (1) Hay que destinar más medios humanos y económicos a los acogimientos familiares. Si se estima que ésta es la mejor medida de protección, en general, y se apuesta por ella, hay que hacer un análisis de necesidades y dotarle de todos los medios que se precisen. Hay comunidades autónomas donde éstos brillan por su ausencia. Aunque todo es mejorable, Gipuzkoa es un modelo a seguir (2) Sería necesario evaluar el apego del niño que va a ser acogido o adoptado y estar atentos sobre todo al apego desorganizado, pues éste puede tratarse tempranamente de una manera más eficaz y con más probabilidades de éxito.

Sin embargo, siempre habrá menores de edad que precisarán de un centro de acogida. Y habrá menores de edad (de seis, siete, ocho o nueve años, o más) con fobia al apego que inicien un acogimiento familiar o adopción. Deberá ser un acogimiento o adopción reforzada (con recursos educativos y terapéuticos continuados para la familia y el menor) porque sabemos que con mucha probabilidad una fuerza inconsciente empujará a estos niños a odiar, como ya decía Winnicott, y el riesgo de fracaso y re-traumatizar al menor y ahondar más en su fobia al apego, es alto. Conocer la fobia al apego y a la pérdida del apego, dentro de la traumatización compleja, me parece fundamental. Os recuerdo el libro: “El yo atormentado”, clave para quien trabaje con adultos o menores con trauma complejo.

Y especialmente (y con esto introduzco la primera picada de este curso) recomendable es el extraordinario libro de Sandra Baita titulado: “Rompecabezas. Una guía introductoria al trauma y la disociación en la infancia” Sandra Baita es una psicóloga y psicoterapeuta infantil argentina que ofrece sus servicios profesionales en Buenos Aires. Experta en trauma complejo, trastornos del apego y docente en varios programas formativos a nivel internacional (como el de la International Society for the Study of Trauma and Dissociation) Su compromiso con la infancia maltratada, abusada y abandonada es digno de encomio. Tuve el placer de escucharla en un Congreso de EMDR  Europa, hace tres años, y su ponencia sobre el tratamiento psicológico de los menores con trastorno disociativo fue de lo mejor del evento. Porque Sandra tiene gran competencia profesional pero es una persona que se implica con el corazón en lo que hace. Fruto de esa implicación es este libro, para profesionales. Lo recomiendo porque ofrece una completa revisión teórica del trauma y el apego. Desarrolla, además, ampliamente el concepto de disociación, exponiendo algo que estábamos esperando: una adaptación de la teoría de la disociación estructural de Van der Hart y otros a la infancia. Ofrece cómo evaluar la disociación, con útiles y prácticas herramientas, cómo diferenciar la disociación de fenómenos evolutivos normales y cómo intervenir. Lleno de viñetas clínicas y sabias y emotivas reflexiones sobre la protección a la infancia y el papel de la sociedad. Excelente, libro, sin duda. Felicidades, Sandra. Precisamente ha sido este libro el que me ha inspirado este post.

Segunda picada de este curso: He insistido muchas veces en la necesidad que los profesionales y otras personas que acompañan a menores dañados en el apego y con trauma complejo tienen de formarse, si quieren hacer una intervención sanadora y reparadora. Pues bien, tenéis la oportunidad -los que residís en Madrid, alrededores u os queréis desplazar- de hacer una formación sobre crianza terapéutica los días 15 y 16 de octubre de 2015. Impartido por las impulsoras de este tipo de formación, las psicólogas Elena Borrajo y María Vergara, “…el curso es una introducción al ámbito de la crianza terapéutica, que nace con la idea de ofrecer una formación especializada a profesionales, educadores, acogedores u otros técnicos del ámbito de la protección infantil, cuya labor es el acompañamiento y apoyo al desarrollo de niños/as y adolescentes que han sufrido situaciones de malos tratos, abandono, negligencia o violencia”

Hay muy pocas plazas, información e inscripciones:

http://www.lacasaencendida.es/es/cursos/la-crianza-terapeutica-4686

Tercera y última picada: ya sabéis que tenemos el evento (jornada formativa) titulada: "II Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil", que se celebrará el 27 y 28 de noviembre de 2015. Contaremos, entre otros ponentes, con Maite Román y Maryorie Dantagnan. Si queréis asistir, no lo dejéis para el final, pues las plazas se llenan pronto. Para los que tengan dificultades en inscribirse porque no están muy familiarizados con la tecnología, he elaborado esta guía de ayuda

Regresamos con otro post temático el 21 de septiembre. Ese día escribe en Buenos tratos el primero de los muchos profesionales que lo harán a lo largo de este curso 2015-16: “Diez meses, diez firmas”, he titulado, como sabéis, esta iniciativa. Debutaremos con un post escrito por nuestro psiquiatra de cabecera y experto en neurodesarrollo, Rafael Benito Moraga. Versará sobre trastornos de alimentación y maltrato. Le he propuesto este tema porque el post que escribí en su día recogiendo la ponencia que sobre el particular impartió en el Congreso Iberoamericano de Psicología de Oviedo… ¡Es la más visitada de todas! No me extraña, pues Rafael Benito atesora gran experiencia y formación, y capacidad para transmitir. Así que el tema interesa, y mucho. Y es un tema sensible y propio de abordar en este blog ¡Os espero!

Hasta pronto, cuidaros /Zaindu