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lunes, 10 de mayo de 2021

Algunas ideas esenciales sobre divorcio de los padres y buenos tratos a la infancia, por Erenia Barrero y José Luis Gonzalo, psicólogos

El pasado mes de abril de 2021 Aldeas Infantiles SOS España me invitó a compartir un curso sobre intervención psicoterapéutica con padres que se divorcian. Fue un placer aprender con profesionales comprometidos con su labor y con amplia experiencia en el trabajo con los niños/as y sus familias.

Erenia Barrero, psicóloga de Aldeas Infantiles SOS, elaboró un documento con las principales ideas que expusimos. Me ha parecido muy interesante y útil para todos/as los seguidores del blog Buenos tratos que podáis disponer de las mismas. Si trabajáis en este ámbito puede serviros.

Erenia es Licenciada en Psicología. Máster en Salud Pública y Especialista en Medicina Preventiva por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) e Investigador Científico acreditado por la UAM y por la Academia de Ciencias de Cuba.

Ha sido Asesor Técnico de Proyectos de Investigación e Intervención Comunitaria en la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Trabajó como asesora y presentadora de programas dirigidos a familias en la Televisión Educativa Iberoamericana (ATEI) y durante una década fue Coordinadora de un Servicio Municipal de Prevención, donde ejerció como terapeuta individual y familiar para adolescentes en riesgo.

Actualmente es miembro del equipo de la Academia SOS de Aldeas Infantiles SOS España, especialmente dedicada a apoyar la formación de los profesionales que trabajan en Acogimiento Familiar e Intervención Familiar. Se encuentra finalizando el Diplomado en Traumaterapia infanto-juvenil sistémica y ya es miembro de la Red Apega.

Tiene artículos publicados en varios libros:

-Programa FORTALEZA. Guía para una intervención socioeducativa en resiliencia y fortalecimiento familiar. Actualmente en prensa

- FORTALEZA. Programa para el desarrollo de la resiliencia familiar. Ed. Pirámide (2017)

- Cuida de mí. Claves de la resiliencia familiar. UNED (2017)

- Acogimiento Familiar. Manual Práctico. UNED, (2014).

- Colaboradora la elaboración de la Guía de Buenas Prácticas en Parentalidad Positiva. Un recurso para apoyar la práctica profesional con familias. FEMP (2015).

- Y autora de la Guía Interactiva de Formación a Familias: “De eso SÍ se habla”, publicada por CREFAT (2010)

Muchas gracias a Erenia Barrero por esta colaboración, y a Aldeas Infantiles SOS por invitarme. 


https://www.marcombo.com/cuando-mi-corazon-calma-9788426729804/

ALGUNAS IDEAS ESENCIALES SOBRE DIVORCIOS Y BUENOS TRATOS A LA INFANCIA 
  
1. La conflictividad de un divorcio y la incapacidad para gestionarlo desde la competencia parental, puede tener su explicación causal en la historia de vida del padre y/o la madre. El modelo operativo interno (Bowlby, 1983, 1985, 1993) que establecieron con las figuras responsables de su crianza, ha podido generar en ellos disposiciones que pueden fomentar apegos inseguros en sus hijos, y en ocasiones, apego desorganizado.

2. No deberían abordarse con los niños/as las consecuencias traumáticas de una separación conflictiva, al margen de la intervención con sus padres/madres. Es recomendable hacer un trabajo previo con la pareja, para que puedan elaborar el duelo que representa la pérdida y sanear las relaciones entre ellos, haciendo una distinción y segregación entre el rol parental y el rol de cónyuge. No nos divorciamos de nuestros hijos/as. 

3. Es igualmente imprescindible que los progenitores puedan construir una narrativa única y reparadora de la separación, que sea comprensible y asumible por ambos; al tiempo que pueda servir para explicar las causas y consecuencias de la nueva situación a los hijos/as. 

4. Tanto la familia como el terapeuta, deben prestar especial atención a las necesidades de los niños/as que viven una situación de divorcio conflictivo, que básicamente son: 

- No ser rechazado y abandonado, dejar de sentirse visto, sentido y protegido 

- No sentirse culpable de lo ocurrido o de que no se resuelva satisfactoriamente. 

5. Hay que resignificar el síntoma, que a menudo sólo sirve de excusa para emprender soluciones exclusivas y no válidas (farmacológicas y/o terapias individuales con los niños/as) a comportamientos que no tienen en la base una patología, sino un problema relacional que hay que abordar desde la perspectiva del impacto que el divorcio tiene en el desarrollo de los niños/as, que en algunos casos puede ser traumático. Se hacen indispensables evaluaciones más comprensivas y no el uso inadecuado de diagnósticos categoriales que solo llevan a tratamientos parciales. 

6. El trabajo en red cobra aquí la mayor importancia, no sólo para hacer todo lo posible por preservar y fortalecer a la familia, sino también para actuar con diligencia cuando la protección del niños/a, sus necesidades y derechos se vean amenazados. Debemos impulsar ese trabajo y coordinarlo si el caso así lo exige. Eso nos daría tiempo para avanzar en el trabajo familiar, mientras posibles tutores/as de resiliencia (Cyrulnik, 2003) sostienen el dolor del chico/a. Sería de gran ayuda, que todos los recursos tuvieran una comprensión semejante del caso y estrategias de trabajo que sean convergentes de apoyo y acompañamiento. 

ESQUEMA DE TRATAMIENTO PARA ABORDAR SEPARACIONES / DIVORCIOS (BASADO EN BARUDY Y DANTAGNAN, 2017)

Cuando la pareja que se separa está dispuesta a hacer trabajo personal y necesita acompañamiento para ser consistente con los hijos y no perder la conexión emocional. Los padres están básicamente preparados para manejar la separación 

Respuesta consistente (por parte de ambos progenitores) en relación a rutinas, normas y límites, contextos vitales, etc. Una narrativa única que no deje lugar a dobles interpretaciones o reproches de oportunidad. Los padres pueden sintonizar y conectar con el dolor de los hijos y poseen capacidad empática, pudiendo reflexionar sobre las consecuencias que el divorcio tiene en los niños y cómo les impacta en su desarrollo.

Debe haber en esta fase conexión entre la pareja que se separa y entre ambos con el niño/a, para poder explicarle qué es lo que ocurre, por qué ha pasado y que los cambios que se sucederán no ponen en riesgo los afectos filiales y la seguridad de los hijos/as. Deben sentirse vistos, y acompañados en un proceso que supone sin dudas una pérdida. 

No menos importante es que ambos progenitores hagan un control y seguimiento del comportamiento de sus hijos/as, a fin de intentar entender y reconducir posibles respuestas inapropiadas a la situación conflictiva. 

Cuando la pareja que se separa está dispuesta a hacer trabajo personal, pero no preparada para manejar la separación y dar respuestas consistentes, con sintonía y conexión emocional a sus hijos/as

Sintonización y regulación emocional de los hijos/as, pues en este nivel los padres tienen dificultades.

Es preciso que entiendan que no se trata de acallar y controlar el comportamiento que consideran inapropiado, sino más bien de entender cuáles son las necesidades, miedos y preocupaciones que pueden estar expresando esas conductas. 

Si no son capaces de sintonizar y empatizar con los sentimientos y emociones que el niño/a está vivenciando, habrá que realizar un trabajo de psicoeducación con los padres/madres. En ningún caso se trata de reaccionar defensivamente, iniciando así posibles escaladas de violencia, que enquistarían el conflicto. Más bien se trata de mentalizar lo que está ocurriendo, de hacer de espejo a lo que el niño/a siente para ayudarle a entenderlo y manejarlo. Sólo un adulto regulado, podrá ayudar a sus hijos/as a autorregularse. 

Cuando la pareja que se separa no es consciente de la necesidad de hacer trabajo personal y no está preparada para manejar la separación y dar respuestas consistentes y sintónicas a sus hijos/as. Se hipotetiza una historia de trauma no resuelto en su infancia y modelos operativos internos inseguros en relación a su historia de apego que interfieren negativamente para poder estabilizar y hacer esto con coherencia. Existen marcadas dificultades para dar una respuesta consistente a los hijos/as y no pueden sintonizar y conectar con su dolor emocional. Pueden existir en los padres historias de vida no elaboradas en relación a sus figuras de apego, trastornos de la empatía y traumas no resueltos. 

Se requiere dar un paso atrás y examinar la historia de apego familiar que cada miembro de la ex pareja tuvo en su infancia, el modelo de crianza en el que crecieron. Habrá que explorar aquí memorias traumáticas y modelos internos de trabajo (Bowlby, 1983, 1985, 1993) que podrían estar gatillando y replicando comportamientos parentales lesivos. Debemos validar ese dolor no resuelto en ellos, tratar de crear alianzas terapéuticas, manejar con empatía las resistencias y las dificultades para ser consistentes y conectivos emocionalmente con los hijos/as (lo más probable es que sus propios padres no lo fueran con ellos y necesitan ser reparados a este nivel) y ayudar a restaurarlo antes de seguir adelante. Es posible que precisen de una intervención familiar más intensiva y velar por el bienestar de los menores de edad y por su protección.

Referencias

Barudy, J. y Dantagnan, M. (2017). Prólogo. En La armonía relacional. Aplicaciones de la caja de arena a la traumaterapia (pp. 13-22). Bilbao: Desclée de Brouwer.


Bowlby, J. (1985). El apego. El apego y la pérdida 1. Barcelona: Paidós Ibérica.


Bowlby, J. (1993). La separación. El apego y la pérdida 2. Barcelona: Paidós Ibérica.


Bowlby, J. (1983). La pérdida. El apego y la pérdida 3. Barcelona: Paidós Ibérica.


Cyrulnik, B. (2003). El murmullo de los fantasmas. Barcelona: Gedisa.

 

lunes, 3 de diciembre de 2018

Presentación en Madrid del cuento "Cuando mi corazón tiembla", diseñado para explicar a los niños la separación de los padres y seres queridos.

Presentación en Madrid del cuento

"Cuando mi corazón tiembla"

José Luis Gonzalo Marrodán, autor.
María Jesús Santos Heredero, ilustradora
Mercedes Bermejo Boixareu, directora de la colección Senticuentos

Sábado, 15 de diciembre
12,30h
En la Librería Lé
Paseo de la Castellana, 154
Madrid




Desde el 14 noviembre de 2018, disponible en librerías.
Publicado también en catalán y euskera.
Para niños/as entre 3 y 10 años

Es para mi un motivo de inmensa alegría y satisfacción anunciaros la publicación del cuento “Cuando mi corazón tiembla”, relato breve que es resultado de las sinergias surgidas en un grupo de trabajo formado por la directora de la Colección Senticuentos -a la que pertenece este-, Mercedes Bermejo, psicóloga, María Jesús Santos Heredero, ilustradora, y el autor de este blog, a quien, a estas alturas, sabéis de sobra quién soy.

El cuento está ideado para explicar la separación de los padres u otros adultos queridos a los niños/as, pero también para que aquéllos sean conscientes de lo que realmente supone un acontecimiento de esta naturaleza en la vida de una persona menor de edad. Siempre, exprese como lo exprese el niño/a, conlleva dolor. Lo que queremos es que no se convierta en un suceso que devenga en traumático.

La Colección Senticuentos tiene como finalidad ofrecer a los niños/as y a los padres y educadores un material que sirva como herramienta de comunicación para poder ayudarles a abordar temas emocionalmente complejos y/o dolorosos, sabiendo que el acompañamiento y la capacidad de sintonizar del adulto con el niño/a es fundamental e insustituible. El cuento fomenta el diálogo y la interacción con el niño/a haciéndole preguntas e invitándole a expresarse mediante el dibujo o el uso de pegatinas. 

Uno de los temas que a la editorial le preocupa es la separación de los padres o de figuras adultas queridas para los niños/as. Hay un número alto de divorcios conflictivos e incluso advierten de la judicialización de los mismos, viviendo los niños/as un estrés crónico que puede afectar a su desarrollo psicológico e incluso neurobiológico. El estrés excesivo continuado -que los padres o adultos significativos se peleen y/o instrumentalicen al niño/a en el conflicto, es de los peores estresores- está demostrado científicamente que, a la larga, puede alterar el funcionamiento cerebral porque la hormona del estrés que se segrega, el cortisol, en grandes cantidades, es tóxica para el mismo.

El diario ABC, recientemente, en septiembre de 2018, dice en un titular que “Los jueces están actuando como terceros padres” “Los jueces están actuando como terceros padres y se está produciendo un colapso de los juzgados especializados en Familia y de Instancia. Así lo afirma la presidenta de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), María Dolores Lozano, quien asegura que está teniendo lugar una judicialización de la vida familiar y cotidiana.

Hay ex-parejas que parecen funcionar a golpe de decisión del juez, pero es necesario que hagan un esfuerzo en intenten consensuar y negociar un acuerdo antes de acudir a la vía judicial, afirma María Dolores Lozano. Estas personas deberían tener en cuenta el altísimo impacto emocional que estas crisis familiares causan tanto en los hijos como en las partes implicadas…”

Cuando me invitaron a participar en este proyecto emocional, la idea central que yo transmití al equipo de trabajo fue la necesidad de que el niño/a lector/a se sintiera automáticamente identificado con lo que le podía estar sucediendo y comprendiera, gracias a los dibujos y a lo sencillo, pero claro y directo del texto, lo que puede sentir -y cómo reacciona- en una situación familiar de ese tipo. También mi pretensión era transmitir la imperiosa necesidad de que el adulto o los padres que lean el cuento sean capaces de tomar conciencia de que deben de ver al niño/a, mentalizarlo (darse cuenta de que es un ser humano que tiene emociones, ideas, deseos, sueños… en suma, necesidades) para poder empatizar con él/ella. Que el adulto no se quede con las alteraciones de conducta u otras respuestas a través de las cuales los niños/as suelen expresar el dolor emocional, o que no mentalice estas conductas atribuyendo a las mismas un significado distorsionado y valore con una etiqueta culpabilizadora a aquéllos; o simplemente se quede con las conductas observables y las censure, castigue o ignore, con lo que esto conlleva de señalar al niño/a como foco del problema o conflicto, o dejarle en un vacío y en una soledad angustiosa con todo lo que puede sentir... Los niños/as a través de las conductas expresan sus necesidades o emociones, y en el caso de un divorcio lo harán de la manera en la que puedan (no siempre pueden elegir cómo reaccionan) y que se muestran en el cuento: agresividad, desconexión, aislamiento…

Hay algo en la mente del niño diferenciado de la nuestra como padres o adultos.

Teníamos claro todos los miembros del equipo que era importante despertar la ternura y sentir una infinita empatía por el niño/a. Para ello, qué mejor que remover las propias emociones y poner de uno mismo en lo que hace. Y si es en un encuentro con el propio pasado, mucho mejor, una nueva oportunidad de poder volver a mirar al niño interior con ojos de amor. Decidimos, en el equipo, que el niño protagonista del cuento se llamara Koke: es precisamente cómo me llaman a mi en mi casa, y también mis amigos de la cuadrilla, y cómo soy conocido en los grupos en los que de joven, me moví, esto es, mi apodo. Decidimos, además, que María Jesús Santos, una maga de la ilustración, dibujara al personaje de Koke en base a fotografías que yo le entregara. De ahí lo de mi encuentro con mi niño interior, yendo al álbum familiar en una nueva oportunidad para reelaborar la propia biografía. ¡Emotivo viaje!

Koke no podía no tener, inicialmente, a nadie que no supiera lo que sufría con la separación de sus padres; es por ello por lo que decidimos que una amiga le apoyara. Y para eso creamos a Janire, el nombre de mi ahijada. Su personaje fue creado en base a las fotografías que de ella de niña proporcioné a María Jesús. Una maravilla sus creaciones.

También, para hacerlo más entrañable aún, situamos una de las primeras escenas en un lugar para mí afectivamente cargado de manera positiva, y grávido de honduras y recuerdos plenos de sensaciones físicas placenteras, con la nostalgia que evocar conscientemente siempre conlleva: La Playa de La Concha, La Playa de mi vida -y de  todos y todas los y las donostiarras e incluso foráneos enamorados de la misma- donde fui con mis padres, mis abuelos, mis amigos, amigas, mi novia, mis compañeros de Facultad en la fiesta de paso del ecuador de carrera, colegas de otras ciudades, amigos/as de otras ciudades… Y sigo yendo… También en esa barandilla famosa de la bahía uno se apoya para ver atardecer, amanecer, reflexionar, serenarse, calmar su ansiedad o tristeza...

De este modo, María Jesús Santos Heredero, gracias a sus magníficas neuronas espejo, se fue contagiando de este ambiente y estas proyecciones personales y logró crear a los personajes con una expresión y en unas situaciones familiares que despiertan ternura e infinitas ganas de cuidarles, y proteger al niño protagonista y decirle: “yo te veo”

En el cuento, mediante un relato breve pero a la vez claro y sencillo, accesible a los niños/as, se pone de relieve que los padres se separan: las reacciones del niño/a, la actitud incorrecta y perjudicial de estos, lo invasivo que es el juzgado, los sentimientos del niño/a (ahondando, con bellas metáforas, en forma de dibujos, en la necesidad de ser capaces de leer qué hay detrás de la conducta que se manifiesta), cómo los padres piden ayuda profesional (aparezco dibujado yo como psicólogo con mi caja de arena) y el cambio de actitud de los progenitores: de distante, racional y no mentalizadora a cercana afectivamente, sintonizada y siendo capaces de interpretar adecuadamente qué expresa el niño/a mediante sus conductas y reacciones. 

Por todo ello, para incidir con intensidad en la necesidad de que en el proceso de separación el niño/a debe ser visto, reconocido y sentido (como afirma la psicóloga Ana Gómez) por ambos padres, creé la metáfora de la lupa. El mensaje para los padres es que deben ser conscientes, como digo, de que hay que mentalizar al niño/a (ir más allá de lo que muestra en su conducta y saber leer que tras o mediante la misma se expresan necesidades y emociones): ver su mundo interno y recogerlo con empatía. La lupa puede agrandar y ver mejor al niño o joven a este nivel.

En el cuento, el conejito llamado Txuri, que está siempre al lado de Koke (el protagonista), simboliza la necesidad de ser conscientes de que el niño/a necesita ser sentido para sentirse seguro en un momento de su vida crítico e inestable. Representa la seguridad y la permanencia que los niños/as precisan para su buen desarrollo. Pese a la separación, el niño o joven necesita sentir que su entorno y la disponibilidad de sus progenitores cambia lo menos posible y permanece inalterable porque sus padres estarán junto a ellos. Txuri es el nombre del conejito en el cuento y en la realidad lo fue de un peluche, objeto transicional, que acompañaba a mi ahijada de bebé y de niña.

El cuento se completa con unas recomendaciones para los padres o seres queridos del niño/a escritas por mi con el fin de que tengan en cuenta cuáles son las cuestiones fundamentales en un proceso de separación y a qué tienen que atender, dar respuesta y cómo hacerlo.

Todo esto es fruto del excelente trabajo que como equipo hemos hecho. Mercedes Bermejo coordinaba el plan de creación del cuento y los pasos a seguir, tomando notas de todo y haciendo una primera redacción a la que fuimos contribuyendo. Quien suscribe estas líneas, se ha encargado de transmitir las ideas cruciales que el cuento debe de incorporar, los conceptos psicológicos subyacentes: el vínculo de apego debe de preservarse, la mentalización (ver, sentir y reconocer al niño/a), las reacciones psicobiológicas ante el sufrimiento, la posible instrumentalización del niño/a, la inversión de roles, satisfacer las necesidades del niño/a y el rol parental que deben de ejercer los padres) Y, finalmente, María Jesús Santos Heredero ha hecho unas ilustraciones fascinantes y ha llevado a las imágenes y a los dibujos la fuerza expresiva que yo buscaba: los afectos, las reacciones y la empatía hacia Koke, de tal modo que sensorialmente uno queda cautivado por el cuento. María Jesús lo ha ilustrado conforme le iba indicando y según lo que necesitábamos transmitir al niño/a y a los padres en cada página.

Finalmente, el título: “Cuando mi corazón tiembla”, poniendo el énfasis en que la fisiología del niño/a se ve afectada en una situación de este tipo, todo el ser y sentir del niño/a se van a convulsionar cuando para él sus padres, su casa y su mundo se resquebrajan. Desde sus entrañas.

Hemos puesto el acento en que la separación de los padres u otros adultos queridos no es baladí. Si los padres no actúan con sensibilidad y empatía hacia el niño/a, el riesgo de que sea una separación traumática es alta, con los riesgos que conlleva de vulnerabilidad a problemas y trastornos psicobiológicos en un futuro. 

En vuestras manos ponemos este instrumento elaborado con todo el cariño y sabiduría que hemos sido capaces de transmitir. Esperemos que penséis como nosotros/as: que lo hemos logrado. Vosotros/as lo diréis. Ojalá sirva para que muchos padres y adultos significativos no conscientes de lo que supone una separación para los niños/as, lo sean a partir de leer este material. 

El cuento se publica en castellano, catalán y euskera. 

Os invitamos a las presentaciones que tendrán lugar en Barcelona, el jueves 15 de noviembre, en la Librería PANGEA, en la Rambla de Catalunya, 23, a las 18,30h. Nos acompañarán Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. 

Y en San Sebastián, el jueves 22 de noviembre, a las 19,00h en la FNAC, en la calle Urbieta, 9.

¡Os esperamos a todos/as con mucha ilusión!

lunes, 9 de julio de 2018

La separación interminable: el apego es un derecho humano.

Recientemente hemos asistido con dolor al intento de Trump de separar a los niños de sus familias migrantes sin papeles, algo por lo que, afortunadamente, la comunidad internacional se le ha echado encima y por lo que -parece- ha tenido que rectificar, dada la atrocidad que iba a cometer. El diario El País dice en su edición del 21 de junio literalmente así: "La ola de protestas, dentro y fuera de Estados Unidos, por la separación de niños y familias migrantes sin papeles ha forzado a Donald Trump a dar marcha atrás en esta política. El presidente firmó este miércoles una orden ejecutiva que ponga fin a una práctica que ha causado estupor entre los propios republicanos, provocado la condena del Papa, la reprobación de Naciones Unidas y el rechazo de otros Gobiernos, como el de Reino Unido. Trump ha explotado electoralmente el discurso antiinmigración con éxito y sin contemplaciones hasta ahora, pero el golpe a la infancia ha roto finalmente una costura".

Este ataque que lesiona el vínculo entre los niños y sus familias, ha movilizado a los expertos internacionales en apego que han elaborado un documento en inglés para dar a conocer y condenar las secuelas que dicha separación tiene sobre el desarrollo cerebral de los niños y niñas, el cual se ha publicado en el blog Psychologytoday.com en inglés. He traducido el texto porque me parece un documento que explica de una manera científicamente rigurosa pero a la vez sencilla y clara qué ocurre cuando se separa a un niño o niña de sus padres o familiares, desde lo que Bowlby y Ainsworth -pioneros de la teoría del apego- ya dejaron bien sentado, hasta lo que hoy en día se sabe acerca de esta particular forma de maltrato que es tóxica para el desarrollo psicobiológico del niño/a.

Además de para concienciar a la opinión pública y a todos y todas los/as ciudadanos/as de que esto daña psiconeurobiológicamente a los niños/as -algo que no todo el mundo conoce-, ya que muchos pueden pensar que genera angustia y pena en él/ella, sí, pero que si se le atiende bien y es reunificado con sus padres, no pasará a mayores y el niño/a restaurará su vida, funcionamiento y bienestar habituales, creo que su lectura, además, nos puede venir muy bien a todos/as los/as que nos citamos en este blog para conocer las consecuencias de toda separación. No hemos de pensar que el sufrimiento no pasa factura y el ser humano puede resetear su cerebro de las experiencias vividas, como si pudiéramos hacer un paréntesis así, olvidando o apartando lo que nos hiere y retomando la vida sin más. No es así, se puede causar mucho daño con estas medidas y, por eso, estos especialistas, de renombre mundial, han aunado sus esfuerzos para redactar este escrito y dejar patente las secuelas que esta crueldad puede acarrear a los menores y sus familias.

Aunque el vínculo sea inseguro, la separación de los niños de sus figuras de apego, usualmente sus padres, genera angustia -cada niño intentará defenderse de la misma como su cerebro pueda-, siendo una fuente de estrés que, como decimos, puede resultar tóxica para el cerebro/mente en desarrollo, más cuanto más pequeño sea el niño/a.

Hay veces que en situaciones de maltrato, abandono y/o abuso prolongado las instituciones, tras intentos reiterados, mediante programas psicoeducativos, de capacitación parental, tratan de rehabilitar a los padres o familiares en dichas capacidades, para que los menores puedan permanecer con ellos/as. Sin embargo, los padres, aunque no es su voluntad, dañan a sus hijos/as, lesionan su vínculo (insegurizándolo de manera que generan desorganización en su apego) de manera tan seria que ha de adoptarse una medida de protección porque va a garantizar su cuidado y es un derecho del niño/a el ser criado en un entorno de respeto, afectividad y normas, a proveerle de figuras de apego alternativas. Es cuando se toman medidas que se presupone serán positivas para estos menores, como la adopción o el acogimiento familiar. En estos casos también debe de cuidarse y acompañarse con medidas terapéuticas y educativas estas dolorosas separaciones de su entorno de origen, que son muy difíciles de elaborar para el cerebro/mente de un niño/a -lleva mucho tiempo, trabajo y entorno afectivo y contenedor esta elaboración-. Y hay que tratar de preservar este vínculo siempre que sea posible y desde lo que estos padres, apoyados por los educadores y psicólogos, pueden aportar, participando de la vida del niño/a, excepto si esta resulta claramente tóxica para el menor. 

En otras situaciones, los menores han convivido prácticamente desde el nacimiento en una familia de urgencia porque el desamparo se ha detectado tempranamente. A veces, el niño/a vive con esa familia durante varios años, tornándose más una medida permanente que temporal. Llega un momento en el que existe la posibilidad de que ese niño/a tenga la oportunidad de una adopción definitiva y la familia de urgencia debe de cesar en sus funciones y entregar al niño/a a su nueva familia. Muchas familias de urgencia me han escrito quejándose de la manera tan brusca y disruptiva que tienen algunas administraciones de hacer estas transiciones, aludiendo que la familia de urgencia será más un obstáculo que una base segura sobre la que el niño/a puede apoyarse. Sin embargo, a la luz de la lectura del documento que a continuación tenéis, hemos de pensar que esta práctica es equivocada e incluso perjudicial. El niño/a ha desarrollado un vínculo con estas familias de urgencia porque lo que fue tipificado como urgente se tornó estable y permanente para el niño/a, lo que le dio vínculo seguro.

Por ello, la transición debe hacerse de manera progresiva y la cesión del niño/a a su nueva familia plantearse de tal modo que este (con mayor razón si es un niño muy pequeño) pueda ir manejando el estrés y la angustia a niveles tolerables para él/ella, con los cuidadores conocidos cerca y en contacto con la nueva familia, para que el menor pueda ir confiando en ellos. Hay que tomarse el tiempo necesario y, posteriormente, cuando el menor esté preparado y seguro en su nuevo hogar y con sus nuevos cuidadores, hacer una despedida. Porque es cierto que hay que hacer un cierre de esa etapa de la vida de un niño/a, pero con transiciones tolerables, trabajando las emociones, cuidando ese periodo tan delicado donde el niño/a se puede ver abrumado y desbordado por la pérdida. Los seres humanos no somos máquinas que se reprograman. Incluso aunque un niño no dé aparentemente manifestaciones de sufrir en la separación, hay que ser cautos e ir despacio. Porque esto puede ser una pseudoadaptación. Tratar de no romper la continuidad de su desarrollo con abruptas y angustiantes rupturas debería ser un derecho del niño/a. Estas separaciones, en todos los contextos y siempre que sea posible, deben de hacerse progresiva y reguladamente. Porque es inevitable que sean dolorosas -muchas veces los menores no entienden ni aceptan dicha medida y tanto ellos/as como los padres se sienten atacados y amenazados, sobre todo cuando aquéllos han de residir en un centro o con otra familia acogedora-, pero no tienen por qué ser traumáticas. En este sentido, es encomiable el trabajo de APIR -Asociación Pro Infancia Riojana- que ha desarrollado un excelente protocolo con recomendaciones, al hacerse las salidas de los menores de los domicilios y separarse de sus padres o cuidadores, cuando la administración adopta medidas de protección.


Aprovecho la ocasión para despedirme temporalmente vosotros y vosotras, por haber estado un curso más ahí, al otro lado, cuando escribo os tengo a todos/as presentes. Buenos tratos se toma unas vacaciones de verano para regresar en septiembre con nuevas energías y motivación para seguir ofreciéndoos artículos sobre el apego, el trauma y la resiliencia. Contaremos con colaboradores mensuales y por supuesto, como siempre, tendremos interesantes y atractivas novedades de las que os iré informando. El blog queda operativo para anunciaros cursos y eventos.

¡Feliz verano a todos/as, un cariñoso saludo!

Espero que este documento os sea de utilidad, con ese fin lo he traducido. Lo ha publicado en el blog Psychologytoday.com Jessica L. Borelli, Ph.D.

Firman esta carta-documento los expertos internacionales en apego más reputados del mundo anglosajón.

Esta obra es fruto de los esfuerzos colaboradores que emanan de la comunidad internacional de investigadores dedicados a comprender el significado de las relaciones de apego en la infancia. Incluye la participación de:

Co-authored by Alicia Lieberman, Anna Maria Speranza, Anne Rifkin-Graboi, Carlo Schuengel, Charles Zeanah, Daniel Siegel, Dante Cicchetti, David Pederson, Debby Jacobvitz, Elizabeth Carlson, Erik Hesse, Frances Nkara, Gottfried Spangler, Howard Steele, Jean-François Bureau, Jessie Borelli. Jody Todd Manly, Jude Cassidy. Judith Solomon, Karlen Lyons-Ruth, Kazuko Behrens, Kristin Bernard, L. Alan Sroufe, Marian Bakermans-Kranenburg, Marinus van IJzendoorn, Mary Dozier, Mary Main, Mary True, Miriam Steele, Naomi Bahm, Pasco Fearon, Pehr Granqvist, Peter Fonagy, Robbie Duschinsky, Robert Weigand, Ruth Goldwyn, Samantha Reisz, Sheree Toth, Sheri Madigan, Sophie Reijman & Susan Spieker

A lo largo de 75 años, los psiquiatras y los psicólogos han sabido que la separación abrupta y/o prolongada puede implicar graves consecuencias, incluyendo ansiedad, depresión y alteraciones del comportamiento. En 1952 Bowlby y Robertson argumentaban: “Ahora hay evidencia que periodos prolongados de deprivación materna en niños muy pequeños pueden dar lugar a perturbaciones psiquiátricas extremadamente serias”. En años más recientes, hemos aprendido que este tipo de separaciones pueden impactar también el desarrollo cerebral, el aprendizaje y la salud física.

Durante las separaciones prolongadas, los niños pasan por tres fases: protesta, desesperanza y finalmente desapego. Estos efectos pueden observarse incluso cuando los niños experimentan prolongadas separaciones por razones relativamente rutinarias, y pueden suceder cuando los niños están bien alimentados, hospedados (en el sentido de guardados) y cuidados durante las separaciones

El impacto negativo de las separaciones puede aminorarse si hay otro cuidador conocido, amoroso, presente. Puede incluso ser reducido cuando el entorno físico permanece constante, y cuando, seguido a la reunión con los cuidadores, los padres progresivamente reconstruyen un sentido de seguridad para sus niños. En contraste, cuando los padres sienten indefensión o están atemorizados en el momento de la separación, el impacto que esta tiene en el desarrollo de los niños puede exacerbarse.

Cuando el gobierno separa a los niños de los padres, la situación es ya emocionalmente sobrecargante. El entorno físico es extraño al niño. No hay tíos, tías o abuelos amorosos que estén presentes para cuidar y confortar al niño mientras los padres están fuera. La reunión no sucederá en un entorno óptimo. Los padres experimentarán desesperación durante la separación, y, en el momento de la reunión, no estarán en situación de confortar ya que ellos mismos necesitan ser cuidados.

Parar las separaciones es un deber. Reconocer lo significativo que es en la vida de los niños, y ayudar en la reunificación y recuperación es ahora de crucial importancia.

¿Por qué la separación de los padres es una fuente de sufrimiento tan grave?

Porque nosotros estamos programados mentalmente para sentirnos de este modo. Cuando los animales sociales son separados de su grupo tienen más probabilidades de ser victimizados y menos probabilidades de reproducirse. Recuriendo a una revisión estadística de 208 estudios de laboratorio, Dickerson & Kemeny argumentan que casi todo el estrés social es, en su raíz, referido al miedo a ser excluido del grupo social. Pero, junto con otros pocos primates, los humanos –y especialmente los humanos jóvenes- pueden encontrar la separación especialmente estresante.

Nosotros humanos no corremos a una cueva o a una guarida cuando estamos aterrorizados. Cuando nosotros somos pequeños, nosotros lloramos por nuestros padres. Posteriormente, nosotros gateamos hacia ellos. Más adelante, nosotros corremos hacia ellos. No importa si estos padres son “buenos” o no. Son oportunidades y ellos son nuestra mejor oportunidad para sobrevivir, especialmente desde que tenemos el más largo periodo de inmadurez física (y, por lo tanto, de indefensión) de todas las especies. Quedarse solo es inherentemente peligroso, indicando incluso el potencial de que venga más peligro. Si los padres no regresan, ¿cómo puede una cría humana encontrar comida? ¿Buscar un refugio? ¿Protegerse? Por supuesto, en tiempos modernos un mínimo de cuidado puede ser proporcionado por el gobierno, pero millones de años de historia de la humanidad fluyen a través de nuestros cerebros, gritando ¡peligro, peligro, peligro! Lo cual significa que nuestra biología responde.

Cuando nosotros somos aterrorizados, el camino menos costoso para reducir nuestra angustia es mediante un cambio en la conducta –ir hacia los padres- pero si no podemos hacer eso nuestro cuerpo reacciona. El sistema nervioso simpático se dispara hacia altas velocidades (por ejemplo, aumenta la tasa cardíaca) y las hormonas del estrés inundan nuestro torrente sanguíneo. Pasado un tiempo, demasiada exposición a las hormonas del estrés cambia la arquitectura de nuestros cerebros, nuestros niveles de ansiedad y nuestra capacidad de pensar y aprender con eficacia.

Los cambios en las hormonas del estrés representan un camino hacia el cual la separación puede tener ramificaciones a largo plazo. Incluso en roedores –animales de madriguera que pueden no encontrar la separación inherentemente tan terrorífica- las separaciones madre-cría pueden conducir a cambios neuroanatómicos para toda la vida referidos a la memoria, la regulación del estrés, el uso de alcohol, y la parentalidad en la próxima generación. En algunos estudios los efectos son inducidos mediante separaciones permanentes, pero, en otros, días –e incluso horas- de separaciones roedor-cría tienen consecuencias duraderas. Reconociendo los dañinos efectos de la separación, los comités éticos mandan que los investigadores se adhieran a ciertas guías para separar a las madres y sus crías.




¿Debemos esperar menos protecciones para las familias humanas inmigrantes indocumentadas que están en correspondencia con los animales de laboratorio?

Vayamos a estudios dirigidos por investigadores interesados en comprender la conducta de los padres y las maneras en que los niños manejan el estrés. Estos estudios a menudo usan separaciones de laboratorio muy cortas como una “ventana” al mundo de la vida real. En la infancia temprana, el procedimiento de la Situación Extraña de Mary Ainsworth se utiliza a menudo para evaluar la relación de los niños con sus madres o padres. El procedimiento de la Situación Extraña implica una serie de separaciones breves de los niños que son dejados solos o con un cuidador extraño de uno a tres minutos, y las separaciones convencionales de tres minutos son acortadas a un minuto o incluso treinta segundos, si el niño parece experimentar excesivo estrés. Como cualquier otra investigación humana, el uso de este procedimiento requiere justificaciones éticas y algunos han criticado esto en el terreno ético, sugiriendo que la potencial ganancia científica no justifica el estrés inducido durante esta separación de tres minutos.

De acuerdo al poder científico de la Situación Extraña, todos y cada uno de los firmantes de esta carta hemos dirigido miles de estas Situaciones Extrañas procedimientos experimentales – siempre asegurando que los niños nunca están solos de verdad (por ejemplo, monitorizados mediante cámara o desde un espejo unidireccional) y que la separación se acaba si el niño (o los padres) llegan a estar excesivamente angustiados. En algunos casos, esto significa que acortamos la separación o, menos frecuentemente, incluso concluimos el procedimiento. Nosotros creemos que es importante tener en cuenta la conducta del niño no sólo por razones éticas (lo cual sería suficiente) sino también porque queremos registrar la conducta del niño en el afrontamiento de estrés moderado y no severo.

El grado en que el niño encuentra la experiencia deprimente y la medida en la que la conducta resultante es reflejo de la manera habitual del niño de manejarse es dependiente de una variedad de factores incluyendo las normas culturales cuando un niño es dejado al cuidado de otros, así como la reciente historia del niño: ¿Ha tenido el niño o niña recientemente una separación del cuidador de una semana de duración? ¿Ha sido recientemente sensibilizado para encontrar la experiencia angustiante? ¿Ha sido él o ella recientemente dañado o estado enfermo/a? Esta leve separación puede invocar la protesta, llorando, aumento de la frecuencia cardíaca y cambios en el cortisol, el cual, para los niños con contextos más difíciles, puede ser prolongado. Asimismo, como se identificó por primera vez por Mary Main y Erik Hesse, profesores de la Universidad de Berkeley, cuando los niños han sido previamente expuestos a terror en forma de cuidado parental atemorizante o atemorizado, son propensos a mostrar una desorganización del comportamiento y desorientación, como mirando sin comprender o girando en círculos y cayendo al suelo.

Y tristemente, estas separaciones de tres minutos dirigidas en una sala de juegos están muy lejos de las escenas en la frontera de Méjico.

En 1960 John Bowlby escribió esto acerca de la comprensión de un niño sobre la separación: "Él no conoce la muerte, sino solo la ausencia; y si la única persona que puede satisfacer su necesidad imperiosa está ausente, ella podría también estar muerta, así es su abrumadora sensación de pérdida"

Los niños más mayores también les marca esta experiencia. La poderosa necesidad de conexión con figuras de apego persiste durante todo el desarrollo de la infancia, en la edad de la educación primaria necesitan confiar firmemente más en la disponibilidad psicológica de los padres que en su constante presencia física. Los niños en edad escolar separados de sus cuidadores muestran reacciones fisiológicas cuando se reúnen con ellos, y la presencia de cuidadores en situaciones en que los niños experimentan estrés ayuda a calmar la respuesta a estrés fisiológico del niño. En todas las mediciones, la presencia y la disponibilidad de los cuidadores es parte integrante de la seguridad emocional en todo el desarrollo de la infancia.

La importancia del contacto continuo con los padres o figuras parentales establecidas, especialmente en momentos de angustia, es extremadamente importante. Cuando la separación es prolongada, son esperables cicatrices mentales, emocionales e incluso biológicas. Incluso en el caso de solicitantes de asilo es un crimen, separar a los niños de sus padres es una forma de "penalización parental", el tipo de tratamiento que se encuentra en regímenes autoritarios que es la antítesis de los Estados Unidos y también ilegal. Reconocer el impacto que la separación prolongada puede tener en los niños nos obliga a reunificar y a poyar a las familias lo más rápido posible, y asegurar que esto no vuelva a suceder de nuevo.