jueves, 25 de noviembre de 2010

Programa "Por los buenos tratos", del Gobierno de la Rioja, excelente material para trabajar con los/as niños/as

Yolanda Avila, colega bloguera, me ha enviado una buena picada en forma de materiales para trabajar con los niños/as. Ella es educadora, tiene un interesante, útil y atractivo blog titulado: Hablemos de la infancia, y me impresiona como una persona reflexiva, atraída por el tema de la infancia en general y de la protección a los niños en particular, inquieta y siempre motivada por encontrar y buscar nuevas propuestas (libros, materiales, películas, artículos, documentos…) que nos enriquezcan y nos mejoren como personas y profesionales que trabajan con los niños/as, nuestra razón de ser. Os recomiendo que visitéis su blog.

Me envía las direcciones en la web de unos materiales editados por el Gobierno de la Rioja, en base a un programa titulado: "Por los buenos tratos". Si este blog se titula Buenos tratos, ¡cómo no nos va a interesar todo lo que tenga que ver con este tema! Si además viene de La Rioja, aún más (tengo raíces en esta tierra) Bueno, esto ya a nivel de anécdota. :)

Los he revisado y se me antojan materiales muy bien diseñados y elaborados para trabajar con los niños y niñas desde el ámbito escolar. Bien construidos desde el punto de vista didáctico, el profesor/educador puede encontrar en ellos, en torno a cada temática, una presentación de la misma, objetivos a desarrollar y actividades (cómo trabajarlo con los niños/as) y técnicas que son idóneas para la consecución de los objetivos. No soy pedagogo, ni mucho menos especialista en didáctica, pero mi valoración desde mi saber, es positiva. Todos andamos necesitados de materiales, y en particular los profesores es algo que demandan mucho, sobre todo con diseños de calidad, y éstos lo tienen. Además, pienso que la promoción de los buenos tratos encuentra en la escuela el encuadre y ámbito de convivencia más apropiado para hacerlo. Es en estas edades donde se cuece todo, la etapa de la vida en la que hay que trabajar para que los niños y niñas, hombres y mujeres del mañana, interioricen el modelo del buen trato.

Son varias áreas de trabajo, como decimos, que forman parte de un programa titulado "Por los buenos tratos". Están diseñadas para que toda la Comunidad de la Rioja se implique y en particular los profesores y padres, pues está concebido, como hemos referido más arriba, para aplicar y trabajar con los menores en la escuela. Forma parte de una temática o área llamada transversales, esto es, no son asignaturas sino temáticas y aspectos fundamentales para la vida que atraviesan todo el currículo escolar del niño desde la Educación Infantil hasta la Secundaria.

En la presentación de los materiales, nos lo explica Sagrario Loza, Consejera de Juventud, Familia y Servicios Sociales, literalmente así:

El “Programa de Buenos Tratos” está financiado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, a través del Instituto de la Mujer y por el Gobierno de La Rioja, a través de la Consejería de Juventud, Familia y Servicios Sociales, con la colaboración de la Subdirección General de Ordenación e Innovación Educativa, al estar enmarcado dentro de la línea de la transversalidad.

Es un programa de coeducación dirigido a los niños y las niñas de nuestra región, en el que se trabajarán aspectos tan importantes para el crecimiento personal como son la potenciación de la autoestima, la adquisición de estrategias de resolución de conflictos de forma no violenta y la de destrezas de comunicación interpersonal.

Educar en igualdad, respeto, tolerancia, solidaridad, aceptación y dignidad, son valores que debemos reforzar para conseguir una sociedad más justa. Prevenir, además, conductas con signos de violencia, permite alcanzar unas mayores cotas de bienestar en nuestra comunidad.

Nos encontramos ante un proyecto ambicioso, un reto que el Instituto de la Mujer pone en nuestras manos y cuyo éxito va a depender de todas las Instituciones que participamos en el mismo y, fundamentalmente, de los profesores y las profesoras de La Rioja, y las familias de los niños y las niñas, que con su labor diaria van a contribuir no sólo a la consecución del objetivo final sino también a que el proyecto sirva como punto de referencia para su implantación en otras Comunidades Autónomas.

En este proyecto todos y todas somos necesarios/as. Por ello, agradezco vuestro interés y participación.

Os dejo los enlaces donde podéis acceder a algunos de los materiales:









Agradecer a Yolanda Avila esta aportación, esta picada de calidad.



jueves, 18 de noviembre de 2010

Magníficas reflexiones de la Dra. Kotliarenco, experta en resiliencia

Ya os decía la pasada semana que se me acumulan las sugerencias que colegas y compañeros/as me hacen sobre libros, reflexiones, materiales o eventos. Hoy os presento una picada de las buenas, buenas.

Pilar Surjo, especialista en resiliencia, amable y generosa donde las haya, siempre me tiene al tanto de novedades varias en este apasionante terreno. Recientemente, me ha enviado unas reflexiones de la Dra. María Angélica Kotliarenco, que Pilar ya se ha encargado de difundir por facebook pero que me veo en la necesidad de publicar y expandir a través de este blog, pues considero que debemos tenerlas en cuenta. Pienso que es conveniente que las apliquemos todos/as los/as profesionales que trabajamos con personas que presenten un perfil en el que necesitan desarrollar la resiliencia. De todo lo que afirma, buenísimo, como Pilar Surjo refiere, yo subrayaría su propuesta de que el afecto esté presente en el trabajo con los niños y niñas en la red social, sobre todo cuando en su familia de origen ha habido fallos graves en la satisfacción de esta necesidad.

Los niños/as son de todos/as, pertenecen a todos/as, y un buen trabajo profesional requiere de amplias dosis de afecto. Con ello, conseguiremos que emerja la resiliencia. Pienso que cuando trabajamos con menores con trastornos de conducta, por ejemplo, los más molestos para el ambiente, nos obsesionamos con los límites -sí, son importantes- pero nos olvidamos de que las causas radican casi siempre en que ese niño/a no ha vivido nunca el afecto e implicación de ningún ser adulto de una manera auténtica. Si el niño/a siente que se le quiere y le importamos, comenzará a plantearse el cambio. De lo contrario, la tentación es volverse desde el dolor contra el sistema social y contra sus normas. Pero el cambio de chip está en pensar que los hijos/as de los demás también me competen, somos una manada, una comunidad y toda debe implicarse en el cuidado y buenos tratos a los niños/as.

Os dejo con las reflexiones. Gracias Pilar por dárnoslas a conocer:

La resiliencia concebida desde el punto de vista de vista psico-social dice relación con una concepción del mundo en general pero muy en especial del hombre y su naturaleza. Esta concepción esta íntimamente ligada a la posibilidad, al potencial, a la esperanza, a la creencia de que la persona, si el ambiente le ofrece oportunidades, puede desenvolver un potencial que esta presente desde la concepción. Sin embargo, este potencial, esta posibilidad solo se manifiesta o hace presente cuando es gatillado, despertada por los estímulos del ambiente a la vez que por el amor, el cariño, la contención y el apoyo.


Interesante resulta destacar que la posibilidad de despertar este potencial está ligada y asociada al amor, la atención, el cariño que los niños y niñas reciben o no reciben desde su ambiente externo, el que inicialmente esta constituido esencialmente por la madre biológica y quienes constituyan su red de apoyo. Este potencial se desarrolla desde la gestación en adelante y esta presente durante todo el ciclo vital como han señalado neurocientistas como Jensen, (2006). Llama la atención que el mecanismo protector básico o fundamental para que despierte la posibilidad del patrón de comportamiento resiliente, lo constituye el contar con un amor que algunos han denominado "incondicional", es decir de la aceptación de un otro tal cual éste es. Y será esta relación de amor la que despierte nuestra neurofisiología. Son estos los mecanismos que harán circular por nuestro organismo, el sistema endocrino y las hormonas respectivas, nos ofrecen la posibilidad real de sentir emociones como la alegría, la energía o bien la pena, el estrés y el dolor. En algunos casos -por ejemplo la oxitocina - permitirá, agilizará, preparará el cuerpo de la madre para que el nacimiento de su hijo o hija fluya preparándola además para cogerlo y brindarle un primer indispensable contacto, una primera interacción. Y desde allí, un amor incondicional. Es desde allí como Froma Walsh (2010) señala, que el "corazón y el alma de la resiliencia lo constituyen un sistema de creencias" a través de las cuales las crisis y los desafíos cobran sentido. La esperanza y la fe los acogen y transforman, sin rechazar, elaborándolos para luego dejarlos convertidos y ubicados en nuestro cerebro como una marca, una señal de que hubo dolor.


Las experiencias dolorosas que se van acumulando para constituir entonces lo que Cyrulnik (2007) describe/define como "la biología del dolor". Será sólo ese dolor el que nos permita -a través de mecanismos que crecen junto a la auto-confianza posibilitada por el amor - crecer en adversidad, creyendo a través de esta experiencia que la realización deseable/esperable es posible. Será la mirada positiva frente al dolor, motivada por la esperanza y la fe, la que hará posible avanzar, crecer y desarrollarse más plenamente de acuerdo a las metas que cada ser humano fija para sí mismo. Una de las características centrales de quienes muestran un patrón de comportamiento resiliente será la empatía, es decir la posibilidad que existe de que dos seres humanos puedan anticipar la emoción de otro que esta frente a sí. La posibilidad de tener empatía radica en la relación que tiene el niño o niña tempranamente con una figura que le resulta significativa; (Jensen, 2006) la que se ha llamado "capacidad de mentalización". Las relaciones o interacciones humanas radican en la capacidad de empatía. La capacidad de empatizar hace que el otro me importe, que lo sienta y pueda unirme a él en sus diferentes momentos frente a distintas circunstancias. Cada persona presenta patrones resilientes en diferentes momentos en la vida y reaccionara distinto enfrentado a los mismos estímulos sean estos positivos o negativos. Pasara la manifestación del patrón de comportamiento resiliente por un gran "cedazo" en el cual estarán representados los grupos sociales, culturales, rangos etáreos, los acontecimientos traumáticos de la naturaleza. Es así como a través de este cedazo quedaran los estímulos ambientales convertidos transformados, acorde a la realidad que cada una de éstas variables nos ofrezca. La resiliencia esta íntimamente ligada a una mejor calidad de vida, a aceptar la igualdad y la diferencia que las personas presentan entre sí, sin embargo al aceptar la posibilidad de un despertar acorde a las oportunidades que el proceso vital nos brinda, respetando las diferencias entre las personas, los grupos, las organizaciones y las comunidades acoge y acepta la igualdad. La resiliencia acepta que la realidad puede ser alterada a través del humor, de la creatividad; siendo el arte la mejor posibilidad para experimentar y crear de acuerdo a las posibilidades e intereses de cada uno. La resiliencia y el análisis del proceso resiliente permite visualizar sobre qué intervenir, cómo y cuando, creándose así la posibilidad de la prevención y la promoción de una mejor calidad de vida para todos los seres humanos. La prevención basada en indicadores de alerta temprana podría -contando con instrumentos adecuados, confiable y válidos- ahorrar, disminuir o inhibir el dolor emocional, el desgaste que éste significa para la familia y la persona en particular. Así como el gasto en eficacia y eficiencia para los gobiernos y las sociedades en su conjunto. La creación de la Convención de los Derechos de los Niños y Niñas responde a percibir y otorgar la suficiente importancia a las necesidades de que cada ser humano tenga las mismas garantías de contar con iguales oportunidades sin importar su raza, edad, procedencia o género (Ex presidenta Michel Bachelet, Consejo Asesor, 2006).Que a cada ser humano se le brinde igual trato, eliminando la discriminación y la postergación. Respetando por igual lo que ofrecen los ambientes y que éstos lo hagan en el momento oportuno en que el cerebro abre sus ventanas ampliamente para aceptarlo, hacerlo suyo, cerrándose luego nuevamente dificultándose entonces, alcanzar la equidad.



BIBLIOGRAFIA:


Consejo Asesor Presidencial para la Reforma de las Políticas de Infancia (2006).Propuestas del Consejo Asesor Presidencial para la Reforma de las Políticas de Infancia. El futuro de los niños es hoy -Gabriela Mistral-.


Santiago.Cyrulnik, Boris (2007). De cuerpo de alma. Neuronas y afectos: La conquista del bienestar. Barcelona, Gedisa.


Jensen, Eric (2006). Enriching the brain: how to maximice every learner’s potencial. Jossey-Bass Education.


Walsh, Froma (2010). Spiritual diversity: multifaith perspectives in family therapy. Family process, 49: 330-348

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Un libro sobre el desarrollo de la resiliencia a través del juego, de la autora Susana Gamboa, instrumento muy útil

Se me van acumulando las “picadas” (libros, vídeos, cuentos, técnicas…) que amablemente me envían lectores y seguidores de este blog. Me parecen tan buenas que me veo en la obligación y en la necesidad de compartirlas. Porque así nos beneficiamos todos.

En esta ocasión, Pilar Surjo, de Addima, amiga a quien tengo muchas ganas de conocer personalmente, colgó en facebook un libro que registré al instante porque su título me atrajo rápidamente: “Juego – resiliencia. Resiliencia – juego. Para trabajar con niños, adolescentes y futuros docentes” de la autora Susana Gamboa de Vitelleschi.

Lo tenía ahí, como muchos de vosotros/as tenéis vuestros libors, me imagino, aparcado, esperando su turno para ser leído y estudiado, y mi valoración personal es que merece mucho la pena.

Es un libro sencillo, pero de gran calado, que se lee fácilmente. Comienza la autora exponiendo las necesidades que los seres humanos tenemos: la necesidad de ser felices, la necesidad de tener éxito, la necesidad de aprender a pensar sobre lo que se piensa, la necesidad de acompañamiento en el crecimiento diario y la necesidad de ser humanos. Estas necesidades no se presentan desde sesudas y complicadas teorías que a veces se alejan de lo que el ser humano vive; al contrario, se enraízan en la vivencia, en los testimonios de autores, en las experiencias de personas que nos han cautivado por su clarividencia...

A continuación, Susana nos introduce en el concepto de la resiliencia desde la misma óptica: la resiliencia, dice, no tenía nombre pero siempre existió (acertado punto de vista: las cosas estaban ahí pero no las mirábamos, la psicología estaba más ocupada de lo patológico, de lo negativo) Prosigue con la conocida metáfora de la casita del autor Vanistendael, que ayuda a comprender este concepto de una manera sencilla. Continúa su recorrido por la resiliencia explicándonos (lo que más me ha gustado porque no lo conocía) los pilares fundamentales de la resiliencia: cuáles son los factores protectores internos y cuáles los ambientales. Termina esta parte mostrándonos perfiles personales: el de una persona que necesita mejorar la resiliencia; el de una persona con rasgos de resiliencia; y el de educadores e instituciones potenciadores de la resiliencia. Esto último me parece muy necesario sobre todo porque tengo la impresión de que, en el caso al menos de los niños, los educadores y las instituciones que fomentan la resiliencia son claves. Si no, tengo mis dudas de que pueda rescatarse a los menores. Debemos de concienciarnos de esto, pienso.

Tras unos testimonios tremendamente reveladores, Susana nos ofrece las herramientas que puedan contribuir a desarrollar la resiliencia: los juegos. En todas las formaciones a las que he acudido, hay unanimidad: la necesidad de técnicas (a veces no nos damos cuenta de que la persona del profesional y cómo se relaciona con el menor o el adulto son lo fundamental) Susana aporta numerosos juegos, muy creativos, muy alegres, dinámicos, reveladores, que ayudan a la reflexión… pero no se olvida de decirnos antes cómo debe ser la persona que gestiona estos juegos, por eso que os acabo de decir de la importancia de cómo somos y nos relacionamos con los demás.

Los juegos no los presenta como una lluvia al azar, sino que los clasifica según potencien las claves de la resiliencia desde el “yo tengo…”; “yo soy…”; “yo estoy…”; “yo puedo”, tan conocidas pero que yo no sabía y he aprendido gracias a las magníficas aportaciones que a este blog hace Yolanda Avila, otra persona, educadora, comprometida en su trabajo, que he conocido gracias al mundo de los blogs y las posibilidades de enriquecimiento que proporcionan. El suyo, interesantísimo, se titula: Hablemos de la infancia.

En definitiva, pienso que el libro puede ser un instrumento muy útil para trabajar en grupos, la resiliencia con los niños y adolescentes, desde distintos ámbitos: asociativo, escolar, psicoterapéutico… y para todo proceso vital en el que sea necesario trabajarla.
POST SCRIPTUM: Desde Addima me informan que en Zaragoza va a tener lugar la presentación, mañana, a las 12,00h, en el Salón de Actos del Espacio Baltasar Gracián del libro, prologado por Jorge Barudy, de José Angel Jiménez Alvira titulado: "Indómito y entrañable. El hijo que vino de fuera", de la editorial Gedisa.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Autoconcepto y problemas de conducta en los hijos/as adoptados/as

Uno de los problemas que suelen presentar los niños y niñas adoptados, sobre todo los que lo han sido en la segunda infancia soportando en su mochila, durante años, la dura carga del maltrato y/o el abandono, son las alteraciones del comportamiento, que desde nuestra óptica son siempre consecuencia de trastornos del apego.

Quiero ofreceros una reflexión creativa de mi amigo y colega Óscar Pérez-Muga: Los padres adoptivos, desde su referencial, tratan de aplicar las pautas educativas que ellos consideran adecuadas: si el hijo/a se comporta mal: le reprenden, le castigan (por ejemplo, sin la videoconsola) le explican, dialogan con ellos/as...

Pero en ocasiones, las conductas que los niños/as pueden presentar son altamente perturbadoras para el adulto. Pueden ser comportamientos oposicionistas (discutir, negarse, resistirse a cumplir una orden, faltar al respeto al adulto, mentir, hacer lo contrario…) que mantenidos en el tiempo, minan la paciencia de los padres y madres adoptivos/as. Otras veces, no saben qué hacer ante esas conductas, les desbordan y pierden la calma. “Nada parece funcionar “No sé qué hacer” “Reconozco que me altero, pero es que me saca de quicio” Existen muchos tipos de adultos: los hay más calmados, tranquilos y los hay que se crispan más fácilmente. La autotranquilización es un aspecto que debemos trabajarnos todos y todas los que convivimos con estos/as niños/as: padres, madres, maestros/as, educadores/as, psicólogos/as... Es un requisito indispensable.

De cualquier manera, con perfiles de niños/as con severos problemas de conducta, no es extraño que el padre o madre desbordados, respondan con frases como: “eres un desastre” “así no vas a ninguna parte” “eres malo” “eres un loco peligroso” e incluso peores. Muchas veces el castigo agrava las cosas porque gatilla la rabia del dolor asociado al maltrato. Además, no se benefician del mismo porque muchos niños/as no hilan causa-efecto. Otros/as no aprenden de las pautas tradicionales de modificación de conducta porque tienen una limitada capacidad de mentalización, para comprender que el otro tiene una mente diferente con pensamientos, ideas, sentimientos... De ahí las dificultades con la empatía y de ahí que se sientan más atacados y maximicen las estrategias negativas aprendidas para hacer frente a las amenazas reales o percibidas, pues en un entorno amenazador vivieron y trataron de sobrevivir
Se suele empezar a tratar de cambiar las conductas con los procedimientos o disciplina que cada uno utiliza según su referencial y su saber. Y, además, como comento, se tiende a descalificar al niño o niña con mensajes negativos (en la creencia de que estos mensajes, junto con la disciplina, harán que cambie) que van generando un autoconcepto de niño o niña malo o mala que se va gestando a lo largo del tiempo. Ese autoconcepto será fruto del espejo que el adulto le ha ido devolviendo a su hijo/a a lo largo del tiempo. Y progresivamente, gran parte de la identidad, de quién soy yo, se construirá desde la convicción de creerse esas etiquetas que ha ido interiorizando en la relación con los padres y madres. Y al llegar a la adolescencia, con la crisis y los cambios que esta etapa supone, estallará una auténtica bomba de rebeldía, enfrentamientos, desencuentros y en el peor de los casos, la persistencia en comportamientos destructivos o autodestructivos.

Al etiquetar a alguien, lo que hacemos es que se comporte de acuerdo con esas etiquetas. En un reciente post titulado Cómo podemos influir más positivamente en el desarrollo, mi amigo y blogero Alberto Barbero, que habita en Caminos de "formAcción" nos contaba que en una técnica que él suele utilizar en sus sesiones formativas en equipos de empresas, al colocar a una persona un casco con una etiqueta negativa (“vago”, “tonto”, “apagafuegos”, “mentiroso”, etc) la persona, en la dinámica grupal, tendía a comportarse de acuerdo con esa etiqueta. Algo así le ocurre al niño/a si nuestros mensajes hacia él cuando se comporte inadecuadamente, son etiquetadores y demoledores.

Pero si nuestra narrativa (desde el principio, esto es importante) hacia el niño/a es la de ser firmes con las conductas negativas (claro que sí, no vamos a consentir que nos dañe o se dañe) pero a la vez mantenemos unos mensajes que aporten una explicación de por qué le ocurre, por qué se comporta así, desculpabilizadora y poniendo en acento en que él es una víctima de una situación que él no eligió, que está luchando contra esas conductas producto de un sufrimiento y que puede cambiar y debe cambiar y nosotros le vamos a ayudar, le vamos a apoyar en ese cambio, entonces su autoconcepto se irá construyendo desde la resiliencia (brindarle apoyo y afecto y ponerle límites, los dos ingredientes necesarios) El niño o niña debe recibir esta narrativa que ponga de relieve que él como víctima primero y después como héroe luchador, va a poder afrontar esa tendencia a perder el control emocional, a sobrepasarse, a superar una racha depresiva, a poder regresar a clase, a controlar su agresividad…

Por lo tanto, debemos empezar por el autoconcepto, fortalecerlo, poner el énfasis en ello pues así estaremos contribuyendo a generar una identidad positiva llegada la adolescencia y sus conductas negativas irán desapareciendo o disminuyendo, al menos. Pero no hay que empezar por obsesionarse tanto con las normas y la disciplina. Estas deben existir adecuadas a la edad madurativa del niño, con firmeza y límites estructurantes, pero subrayando la necesidad imperiosa de transmitir narrativas que le permitan al niño/a explicarse que lo que le pasa, sus alteraciones, son producto de un sufrimiento. Explicar no es justificar, es proporcionar elementos de resiliencia. La aceptación, como dice Maryorie Dantagnan, debe ser fundamental: aceptar siempre a la persona, pero no tolerar las conductas que dañen.