lunes, 28 de enero de 2019

"Florecer tras la adversidad: resiliencia en adopción", por Verónica Reyes Casas, psicóloga y traumaterapeuta.


Diez meses, diez firmas IV

Profesional invitada en el mes de enero de 2019: 

Verónica Reyes Casas
Psicóloga y Traumaterapeuta de IFIV

Título de su artículo: 
"Florecer tras la adversidad. Resiliencia en adopción"


Presentación

Verónica Reyes Casas es todo corazón. Tiene el don de despertar en una persona la neurocepción de seguridad, esas sensaciones corporales que te acompañan en una valoración inconsciente e inmediata de cuán fiable y segura es una persona y/o situación, desactivando así la alerta y la necesidad de usar defensas psicológicas. No nos hemos visto muchas veces, pero en las que hemos coincidido, su sonrisa, su cercanía y su capacidad para hacerte sentir que el estar con ella es confortable y seguro las he sentido yo como la sentirán los niños y adolescentes que tienen la suerte de encontrarse semanalmente con ella en su sala de terapia (sala de los valientes, como la llamamos los traumaterapeutas de la red apega) Compartimos juntos la pertenencia a la red apega de profesionales y ambos somos miembros del equipo docente del Postgrado de Traumaterapia de Barudy y Dantagnan. También compartimos la tarea de hacer psicoterapia, entre otros, con niños y jóvenes adoptados que tienen antecedentes de maltrato y abandono en sus lugares de origen y acompañamos a las familias en su crianza terapéutica. Recientemente, nos vimos en el II Encuentro de Traumaterapeutas de la Red Apega. Ella Participó en una mesa de experiencias y presentó una bella metáfora sobre cómo entender la adopción que vale más que mil discursos. Me pareció que debía ser compartida y dada a conocer a las familias y profesionales que os acercáis a estas páginas porque lo merece. Le pedí a Verónica si querría escribir para el blog lo que había contado en su exposición, y su respuesta, generosamente, fue afirmativa. 

Así pues, Verónica, dejo a los lectores con tu magnífico post. Darte las gracias una y mil veces por dedicarnos tu tiempo y trabajo desinteresadamente para que las familias y los profesionales que se citan en Buenos tratos puedan aprender de tu saber en el ámbito de la traumaterapia aplicada en este caso a los menores adoptados y sus familias. Ya formas parte del ilustre elenco de profesionales colaboradores del blog. 

Verónica Reyes Casas. Nací en Cádiz y me crié en Medina Sidonia, un pueblo blanco del interior de la provincia. Estudié en Sevilla, allí me “hice mayor” y allí empecé a construir la que sería mi familia elegida, “mi red”, la que todavía hoy, por suerte, sigue creciendo. 

Llegué a Barcelona en 2005 y resido aquí desde entonces. 

La adopción siempre fue un fenómeno de interés para mí y “por causalidades” encaminé mi formación en su dirección. Desde 2006 trabajo en Créixer Junts, entidad Colaboradora de Adopción Internacional de larga trayectoria, en la que acompaño, junto a otras profesionales, a familias adoptantes, tanto en la preparación pre-adoptiva, como posteriormente, en la post-adopción. 

El contacto con las historias de adopción me llevó al trauma temprano y éste a Jorge Barudy. La formación en trauma-terapia me ayudado a comprender el efecto del daño en las personas y la complejidad del devenir humano. Desde 2014 formo parte del equipo de Exil, donde se desarrollan diferentes programas dirigidos a atender menores y familias víctimas de violencia, y de IFIV, en el programa para familias adoptivas.


"Florecer tras la adversidad. Resiliencia en adopción"


La adopción es un fenómeno tan interesante como arcaico. En la antigua Mesopotamia ya existían leyes para regularla. La practicaron los hebreos y los egipcios y, de éstos últimos, la heredaron los griegos y los romanos, quienes poseían protocolos y códigos que la ritualizaban y legitimaban.

Desde entonces, la mitología, la historia y los relatos populares recogen multitud de historias que aluden a hijos que no crecen con los padres que le dieron la vida y/o a padres que crían a hijos que no han sido engendrados por ellos. 

Un aspecto que resulta curioso, es que esta práctica no solo acontece en la especie humana. Se conocen numerosas experiencias de animales que se hacen cargo de las crías de otros adultos iguales, e incluso, excepcionalmente, se han observado casos de adopción en individuos de distintas especie. Los canguros, las ardillas y los chimpancés, por ejemplo, tienden, de forma natural, a ocuparse de las crías que, por algún u otro motivo, han quedado desprotegidas.

Si hacemos uso de la imaginación, podríamos decir que incluso en el reino vegetal se registran casos de adopción, pues se sabe que hay plantas capaces de crecer y desarrollarse en otras especies. Es de esta idea de la que surge la metáfora que da origen a este post, la del injerto. Para exponerla, he de recurrir precisamente a mi origen. Por mi padre conozco la técnica del injerto; él, sabio en el conocimiento de las “cosas de campo”, aprendió, sin saber muy bien cómo, a hacer eso que para mí es una muestra clara de adopción en la Naturaleza. Injertar es una acción en la que se unen dos plantas diferentes para formar una nueva que tenga características de ambas.



En mi experiencia la adopción es, sin duda, la medida de protección más apropiada para la recuperación de la infancia en situación de desamparo. En la mayoría de casos, los niños y niñas encuentran contextos reparadores permanentes, en los que crecen y se recuperan de las secuelas de los daños previos sufridos. Trasladándolo al escenario de la metáfora, cuando el fenómeno se desarrolla favorablemente, ocurren cosas tan bellas como que un peral pueda crecer sobre un membrillo o un melocotonero en un ciruelo. 

Pero desafortunadamente, en ocasiones, la adaptación y la convivencia transcurren con más dificultades y el proceso de crecimiento familiar se ve entorpecido. A veces el injerto no ha podido soldar de forma firme y desarrollarse según lo esperado. 

“No todos los troncos pueden ser injertados”, dice convencido mi padre. Yo añadiría que la clave está, además de en “las cualidades el tronco” (que serían las competencias parentales), en “el estado de partida del esqueje que se insertará” (que vendría a referirse al nivel de daño del niño-a). Por otra parte, hay que considerar el “contexto de ese tronco”, que en la metáfora podrían ser las condiciones del suelo, el clima… y en el tema que nos ocupa, la red familiar y social, los profesionales que los acompañan, las políticas sociales…

La casuística nos muestra que “hay ramitas más o menos dañadas”. Algunos niños y niñas sufren daños más severos, porque han vivido experiencias traumáticas tempranas, intensas y/o múltiples. Son los que presentan más indicadores de sufrimiento, mayor afectación en el desarrollo y más desorganización a nivel vincular. Por el contrario, en otras historias, en las que ha habido menos experiencias de victimización y han existido factores de protección previos, el impacto observado es menor. 

Por otra parte, “la calidad de la rama principal puede ser también variable”. Es decir, hay personas que cuentan con más recursos emocionales y más posibilidades reparadoras que otras, porque sus experiencias infantiles fueron lo suficientemente buenas y/o bien porque, aunque pudieron tener situaciones de sufrimiento, existieron personas que acompañaron y pudieron superar la adversidad. Son adultos que tienen consciencia del daño sufrido y que han podido realizar un proceso de comprensión y elaboración de su propia historia. 

En la labor de acompañamiento a familias, he tenido la oportunidad de seguir en el tiempo a muchos chicos y a sus madres y padres y de ser parte, de alguna manera, de sus procesos de resiliencia. Ellos son muestras de “injertos que han arraigado y madurado y que dan sus propios frutos”. He visto auténticos milagros, donde “ramitas muy dañadas, crecían, no sin dificultad, y, gracias a la savia del tronco de su nueva genealogía, lograban reponerse”. También he conocido “casos de excelente troncos, pero ramitas tan severamente afectadas, que el injerto no pudo lograrse… Otras ocasiones, he observado que “hay troncos que están tan dañados como la propia ramita que los habita…”. Lo que he percibido con claridad es que, cual obra de arte, cada injerto es único.

lunes, 21 de enero de 2019

Entrevista a María Martín y Mercedes Moya, de la Asociación Adopción Punto de Encuentro, ponentes en las IV Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil, a celebrarse en San Sebastián, 4 y 5 octubre 2019


IV CONVERSACIONES SOBRE 

APEGO Y RESILIENCIA 

INFANTIL

SAN SEBASTIÁN, 4 y 5 DE OCTUBRE 2019


Damos a conocer a las dos primeras ponentes que participarán en las Conversaciones

Mes a mes, iremos conociendo a todos/as los/as ponentes, mediante una entrevista.

El día 6 de mayo de 2019 se abrirá el plazo de inscripción.



María Martín
Mercedes Moya




María Martín y Mercedes Moya participarán como ponentes en las IV Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil que se celebrarán en San Sebastián los días 4 y 5 de octubre de 2019. Ambas dirigirán y animarán una mesa de experiencias sobre adopción y escuela en la cual nos compartirán lo que han aprendido. Un tema que nos parece fundamental, habida cuenta que el niño/a pasa la mayor parte del día en el colegio, con profesores y compañeros. La escuela puede ser fuente de resiliencia o de estrés, tanta que ¡el niño/a no pueda gestionarlo y le desborde, con la consiguiente afectación psicológica, máxime si se trata de un menor de edad con antecedentes de vida traumáticos!. 


Con el fin de que podáis conocerlas y sepáis sobre lo que nos van a hablar, con motivo de su participación en las jornadas, he podido entrevistarlas a las dos. 

¡Muchas gracias por vuestra participación y por vuestra amabilidad al darnos parte de vuestro tiempo para atendernos y hacer esta entrevista! 


Os esperamos con muchas ganas e ilusión en San Sebastián. ¡Es un lujo contar con vosotras!

1. Para las personas que no os conocen, ¿quiénes son María Martin y Mercedes Moya?



Somos dos mujeres emprendedoras y “aprendedoras” que nos une desde hace muchos años las ganas de dejar a nuestros hijos una sociedad que entienda la adopción sin prejuicios. Pretendemos cambiar el paradigma que muchas personas en especial los docentes, tienen del niño adoptado. Quisiéramos ser capaces de modificar las creencias generalmente establecidas, y lograr que tanto nuestros hijos, como otros niños y niñas que han tenido un principio de vida difícil, no sean juzgados a la ligera, porque un comienzo difícil no determina la vida.



2. Trabajáis en el ámbito de la adopción y en otros proyectos. ¿Cierto? Contadnos exactamente a qué os dedicáis.



María: Soy dinamizadora social, escritora y guionista. Madre adoptiva. Presidenta de AAPE (Asociación Adopción Punto de Encuentro). He creado, coordinado y escrito varios libros sobre adopción y acogimiento. 



He dirigido varias organizaciones sin ánimo de lucro, donde mi labor se ha centrado en la promoción y ejecución de proyectos relacionados con la diversidad, donde mi fuerte se enfoca en el ámbito audiovisual y de la comunicación.



Actualmente soy directora de Iris Acción Social, empresa especializada en campañas de solidaridad y sensibilización, en RSC, marketing y comunicación social. 



Mercedes: Tengo más de 20 años de experiencia como comunicadora, y la gran suerte de haber conseguido aunar las tres cosas que más me gustan, escribir, la informática y la comunicación. Soy madre adoptiva. Community Manager y editora de webs de diferentes temáticas, además de creadora y directora de la web adopcionpuntodeencentro.com, que hoy se ha convertido en la plataforma virtual de ayuda y divulgación de recursos compartidos y contenidos de la Asociación Adopción Punto de Encuentro. 



He publicado varios libros y numerosos artículos y vídeos divulgativos principalmente sobre el tema que más me apasiona: la adopción y post adopción infantil. 


3. Participaréis en las IV Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil en una mesa de experiencias en torno al tema de vuestro último libro titulado Compartiendo lo aprendido. ¿Podéis hacer un breve resumen de lo que vais a abordar? Tratad de que quien os lea se motive a ir a escucharos. 

Entre otras cosas vamos a hablar de ese alumno que, pese a haber sufrido abandono, su inteligencia parece no estar aparentemente afectada. De ese alumno al que algunos docentes no entienden y que ajenos a sus dificultades, acaban elaborando hacia él sentimientos negativos. Y a veces resulta que pasan de ser en un principio comprensivos con ese niño que ha sufrido y lo ha pasado mal, a etiquetarlo como problemático. Y es entonces cuando la escuela acaba siendo un lugar hostil para todos. 

Por eso, Compartiendo lo aprendido es una valiosa aportación para la educación en adopción y acogimiento. Una herramienta que ayuda a los docentes, profesionales de la salud y padres a tener una visión profunda sobre ese niño adoptado y/o acogido que es muchas veces incomprendido y mal interpretado, y del que sin duda preocupa su presente y su futuro, pero se olvida contemplar su pasado. ¿Qué pasado va a tener un niño tan pequeño?

Portada del libro "Compartiendo lo aprendido"

Es ahí donde está la clave, donde están las piezas del rompecabezas que nos vuelven locos. Porque la mayoría de las veces, cuando miramos a ese niño, es posible que no detectemos todo el pasado que arrastra con él. 

4. Adopción y escuela, un tema que escuece a muchas familias. ¿Qué habéis aprendido? 

La escuela es en muchos casos la principal fuente de estrés de las familias. 

Las madres estamos cansadas de oír que nuestros niños son “problemáticos” cuando en realidad lo que tienen es un problema. 

Y hemos tenido que trasmitir curso por curso, profesor a profesor que, lejos de ser culpables, los niños son víctimas, y que no se puede educar a un niño que ha sufrido malos tratos con castigos, o que ha sufrido abandono con más abandono. 

Entre otras muchas cosas, como la mayoría de las madres adoptivas nos hemos tenido que familiarizar con una serie de nociones y de términos que a otras madres, seguramente, les sonará a ciencia ficción. 

Por ejemplo todo lo que tiene que ver con la función ejecutiva, un concepto que la mayoría de madres no lo han tenido que estudiar, ni oír hablar de él porque no han tenido ni tienen que luchar con la flexibilidad cognitiva ni la memoria de trabajo o con los problemas de planificación y organización. 

Día a día, y durante mucho tiempo, nos enfrentamos a esos despistes repetidos, a esos “olvidos” que no son por falta de interés ni de motivación del niño. Es por falta de madurez en sus funciones ejecutivas. Y cada día lo vivimos una y mil veces en las cosas más simples, en las rutinas que no acaba de asumir. “Olvidos” que parecen increíbles, que nada tienen que ver con los de otros niños. 

Esto es lo que hace que ese niño habiendo estudiado, a menudo sea incapaz de repetir lo que se sabe. 

Por eso es muy importante que los educadores estén familiarizados con los temas de la adopción. Porque estar bien informados les ayudará a distinguir, entender e interpretar de manera adecuada los comportamientos y conductas de estos alumnos. 

Necesitamos construir una relación entre familia y colegio, escuela o instituto, que permita que podamos encontrar soluciones en las que trabajemos de manera conjunta. Por lo que necesitamos otro tipo de escuela y por eso luchamos para conseguirla. 

5. Tempus fugit es el lema del congreso. Con ello queremos aludir a que el neurodesarrollo no espera y que un niño necesita los nutrientes físicos y afectivos necesarios para un pleno desarrollo físico y psicológico. ¿Creéis que existe una verdadera concienciación social sobre estos periodos sensibles del desarrollo o por el contrario aún estamos muy lejos de darnos cuenta de ello y actuar en consecuencia y protegiendo y tratando al niño? ¿Qué pueden hacer en este sentido profesionales como vosotras que estáis cerca de las familias? 

Realmente no existe una concienciación social, nos encontramos muchas personas, incluso profesionales de la enseñanza y de la salud, que creen que como sucedió cuando eran muy pequeños, y como además los niños no tienen conciencia de sufrimiento, -no se acuerdan-, no tienen secuelas. Y es precisamente por haber sucedido todo esto siendo pequeños que conservan en forma de síntomas esas conductas, emociones y vivencias relacionadas con lo que sufrieron. 

Nuestro trabajo consiste en poner nuestras propias experiencias y nuestra formación de todos estos años al servicio de las familias a las que damos voz y así hacemos visibles las realidades y dificultades de nuestros niños y también de los padres. Arropamos y acompañamos a esas familias que se sienten identificadas y fortalecidas al sentirse menos solas y servimos de puente a los profesionales al aportar nuestra experiencia personal y de otras familias con las que llevamos años trabajando para ayudar a descifrar el complejo mundo de la adopción. 

También creamos herramientas útiles como la web adopcionpuntodeencuentro.com con la que acercamos a profesionales de distintos ámbitos y a las familias. 

Como también organizamos jornadas en las que conviven familias, niños y profesionales con la adopción como punto de encuentro, con resultados muy positivos donde nos enriquecemos todos. Nuestro el lema para esas jornadas es que nuestros corazones se van llenos y nuestras mochilas más vacías. 

Todos estos años y trabajo han dado como fruto una serie de vivencias y experiencias que hemos querido recoger en diferentes publicaciones que comprenden desde testimonios en primera persona, a cuentos que ayudan a los niños, y este último libro que va dirigido a los distintos profesionales que trabajan con nuestros niños. 

6. Hay algunos niños que se recuperan mejor que otros de un trauma relacional o complejo. Desde vuestros conocimientos y experiencia profesional, ¿de qué factores depende? 

Desde nuestra experiencia personal y con las demás familias, superar un trauma de adversidad temprana es muy difícil, estar bien formado e informado puede hacer que unos padres se den cuenta antes de que su hijo necesita ayuda externa. El acompañamiento es importante pero el amor no todo lo cura y en cambio un diagnostico a tiempo puede marcar una gran diferencia en la vida de ese niño y esa familia. 

Esa recuperación puede o no darse dependiendo del tipo de dificultades y el grado de sufrimiento por las que el niño haya pasado, el tiempo y la edad en que haya estado expuesto al maltrato, y su capacidad de resiliencia porque el carácter del niño y su salud también son determinantes para la superación. 

Otro factor importante es por qué manos profesionales haya pasado el niño, porque un profesional no especializado en adopción puede llegar a causar más daño que ayuda. 

7. Presentadnos la web www.adopcionpuntodeencuentro.com que se está revelando como uno de los portales de referencia en internet... 

adopcionpuntodeencuentro.com nació por la necesidad de hacer visibles los problemas y dificultades que las familias adoptivas viven en su día a día y para romper el hermetismo en la que el mundo de la adopción estaba sumido. Escondido tras una cortina rosa. 

Su cometido es conseguir una nueva sociedad para nuestros hijos, que entienda la adopción sin prejuicios.



Para ello, contamos con los mejores profesionales y especialistas (docentes, psicólogos, médicos, trabajadores sociales, y todas las personas que tienen que ver con el mundo de la adopción) que con sus trabajos, artículos y aportaciones hacen de adopcionpuntodeencuentro.com una web llena de contenidos interesantes, útiles y de calidad, así como es vehículo de la primera asociación 2.0. Una asociación diferente, proactiva e innovadora que tiene como herramientas y respaldo las últimas tecnologías. 

Todo esto hace de AAPE un sello de garantía para el mundo de la adopción y el acogimiento. 

8. ¿Qué consideráis que las familias, educadores, maestros, psicólogos, médicos... que acompañan y trabajan con los niños deben de tener siempre presente en su mente y no olvidar? 

Que la adopción no es un problema, que es una solución. 

Que el niño es una víctima y no es el culpable de lo que le pasa, ni de sus comportamientos. 

Que esos profesionales que tratan con nuestros niños pueden modelar e incluso dejar una huella profunda en sus vidas. Y que nunca podemos dejarlos por imposible. Ni luchar contra ellos porque nos necesitan como aliados. 

9. ¿Vuestra cita favorita? 

La que acompaña al libro:


"No es lo que nos viene dado, sino la capacidad de valorar lo mejor que tenemos, lo que distingue a una persona de otra" (Nelson Mandela) 

10. ¿Queréis compartirnos un momento clave de vuestra vida en términos resilientes? 

María: Un día, mientras comíamos, vimos como al niño se le perdían los ojos y hablaba incoherencias, se hacía pipí cada rato y estaba muy débil. El neurocirujano nos dijo que había que operarlo de inmediato. Fueron días muy duros. Nos remitieron enseguida a los especialistas para la realización de pruebas. El neurocirujano nos explicó claramente la situación y lo que conllevaba la lesión medular de nuestro hijo. Necesitaba una intervención quirúrgica para corregirle el defecto que tenía, una intervención con muchos riesgos. Cada vez que leía el papel donde se describían se me caía el alma a los pies. Por si fuera poco por todo lo que había pasado, siendo aún tan pequeño, ahora esto… 

Un mes después nos llamaron para ingresarlo. Esa mañana estábamos muy asustados aunque no queríamos que Simón se percatara de ello. Ante él nos mostrábamos enteros y fuertes. Le dábamos besos por todo su cuerpo, le decíamos que era muy valiente, todo un campeón. Pero con tres añitos y medio no entendía muy bien qué pasaba. Entramos en la habitación asignada de la mano de una enfermera. Su mirada volvía a estar pérdida, empezaron a ponerle la vía en el pie. 

En el momento en que el celador se lo llevó, Dios mío que sensación, quería ser yo la que estuviera en su lugar. Me invadió un sentimiento de odio hacia su madre biológica, algo que no había sentido hasta ese momento. En esos instantes en los que veía a mi hijo en aquella situación porque ella no se había cuidado durante el embarazo y no le había dado los cuidados necesarios en sus primeros meses de vida, tan importantes para su desarrollo. En aquella sala pensaba constantemente que ahora él pagaba las consecuencias. Estaba juzgando a una mujer con la que compartiré el resto de mi vida lo más preciado que tengo, mis hijos. Fueron momentos difíciles en los que viví sentimientos muy intensos. Una vez superada la situación en mi casa, en mi vida llegó una paz infinita. 

Mercedes: Los ejemplos de resiliencia en mi vida son mis dos hijos, dos niños que han sabido superar los comienzos difíciles, cada uno a su modo, porque aunque son hermanos biológicos cada uno lo vivió de modo muy distinto por sus edades, se llevan 5 años. 

Tal vez remarcaría porque fue muy notable como momento de superación cuando mi hijo pequeño con poco más de 5 años comprendió en una conversación con su hermana lo que en realidad quería decir “ser adoptado”. Lo que significaba eso que tanto repetía de “no haber estado en la barriga de mamá”… de pronto una luz se encendió dentro de él y entendió que antes que yo había tenido otra madre. Durante un periodo de tiempo que se me hizo muy largo de pronto su carácter cambió, los avances en su proceso madurativo se volvieron regresiones, yo lo veía sufrir y no me dejaba acercarme, emocionalmente hablando. 

Fue cuando se me ocurrió describir a modo de cuento lo que pensaba estaba sucediendo en su cabeza, una historia en tercera persona que estuviera a su alcance y una noche se lo leí dos veces -así me lo pidió él- y también me pidió dormir con la hoja donde estaba escrito el cuento. 

Fue un punto de inflexión. Desde ese día volvió a ser el chico feliz y vital, y que hablaba de todo, de su madre también, incluso me dijo que aunque su madre no lo hubiera podido cuidar, él la quería, que a ella también la quería. Fue un momento mágico, como si encajaran las piezas y encontrara la solución al problema que le afligía. Salió a flote de un pozo muy profundo, demasiado para un niño tan pequeño.

lunes, 14 de enero de 2019

Padres formados, una labor de excelencia educativa llevada a cabo por Leticia Garcés, pedagoga, nos presenta la campaña #educarsinmiedo.

Leticia Garcés
Hoy quiero dedicar la entrada del blog a una página web y a una persona: Leticia Garcés, pedagoga y profesional comprometida con la infancia, trabaja con el fin de formar a padres, profesores y otros agentes sociales en una crianza respetuosa con el niño, rica en afecto y con unas actitudes, valores y normas firmes pero flexibles, puestos con coherencia.

Me encanta la web de Leticia Garcés y todo su trabajo y el de su equipo, porque está en total sintonía con Buenos tratos. Me adscribo a su manera de entender y conceptualizar la educación de los niños y niñas.

Desde su web Padres formados y en su trabajo con familias y profesionales presencialmente, es impresionante la labor que Leticia Garcés y equipo están haciendo para promover una formación de calidad a padres y educadores. Tanto utilizando las herramientas que internet nos ofrece on line como las sesiones y encuentros presenciales -insustituibles-, la pedagogía que Leticia Garcés nos propone se nutre de las aportaciones de la psicología evolutiva, de la neurociencia y del paradigma de los buenos tratos, garantes del bienestar de los niños y de un desarrollo equilibrado de la personalidad.

En la página web de Leticia Garcés podéis encontrar recursos formativos como padres y profesionales: cuentos, sesiones de formación para padres on line (totalmente recomendables), congresos, jornadas y campañas como educar sin miedo, recientemente promovida y que hoy os presento.

Portada del libro de Leticia Garcés
"Padres formados, hijos educados"

Su libro "Padres formados hijos educados" es toda una declaración de principios. Con su título sabemos que, si nos formamos, podremos educar no de manera perfecta porque eso no existe, pero sí de manera consciente, sabiendo cuál es la ruta pedagógica por la que debemos transitar en la tarea de acompañar a los niños y niñas a lo largo de su desarrollo. Leticia nos ofrece, además, las herramientas pedagógicas para aprender a hacerlo.

Hoy os presento la campaña que me hace llegar y que se difunde desde redes sociales: #educarsinmiedo.

Todavía pervive una vieja educación basada, principalmente, en lo que hemos vivido con nuestros propios padres y que se muestra en lo que escenificamos con nuestros niños. Si no reflexionamos sobre nuestra propia infancia, nuestro modelo de vínculo con nuestros padres y el estilo educativo en el que fuimos criados en casa y en la escuela, no podremos cambiar muchas ideas que aún perviven y que son perniciosas porque pueden afectar al desarrollo psicológico de los niños/as e incluso alterar el funcionamiento de su sistema nervioso.

Todavía no están superados, ni mucho menos, viejos (pero muy presentes) tópicos que perviven en la educación, transmitidos transgeneracionalmente, y que todos hemos experiementado y oído a través de unas frases que Leticia Garcés y Juani Serrovalle (ilustradora) han sabido recoger en cada una de las páginas de este libro, y que remiten a creencias sobre la infancia que hemos de cuestionarnos. Las autoras nos invitan con cada una de las frases, a reflexionar; pero también nos van ofreciendo cómo hacerlo de otro modo: el adulto sigue teniendo la autoridad, pero la usa para hacer crecer al niño/a, sin retirarle nunca el afecto, ni menospreciándole ni humillándole, sino tratándole como lo que es: persona. Es tan fácil (pero a la vez requiere formación y entrenamiento) como pensar que, si no hago eso con un amigo o pareja, ¿por qué he de hacerlo con el niño/a?

Un ejemplo de cómo está estructurada una página del libro #educarsinmiedo

Es muy necesario un material que ponga en solfa multitud de tópicos en educación, que al lector le resonarán enseguida, al haberlas oído por boca de adultos con los que se educó, pero que lo haga con argumentos científicos y proponga alternativas. Leticia Garcés y Juani Serrovalle, autoras de esta campaña y esta idea, lo han conseguido. Lo han plasmado en un material, un libro, que se distribuye por redes sociales.

Leticia Garcés y Juani Serrovalle nos dicen en la web Padres formados que:

#educarsinmiedo es una campaña de sensibilización de #padresformados por redes sociales para concienciar sobre la importancia de educar sin generar miedo en los menores y sin que la emoción del miedo se apodere de las intervenciones educativas que los adultos llevamos a cabo.



El objetivo principal es sensibilizar sobre la importancia de educar con afecto, desde la educación emocional, con respecto y siendo conscientes de que el miedo condicionado daña la estructura cerebral de niños y niñas que están en desarrollo y cuya necesidad principal es vincularse afectivamente a sus figuras de referencia, sintiéndose amados, no solamente siendo amados y creando apegos seguros sobre relaciones estables. A veces pasamos por alto ciertas actuaciones porque así las vivimos en nuestra infancia y por eso reflexionar sobre nuestras vivencias personales mediante reflexiones continúas es importante para no repetir ni proyectar patrones de conducta adquiridos. 

Felicidades a las autoras, y a Leticia Garcés por su trabajo incansable desde Padres formados por promover una educación de calidad y respetuosa. Permaneced cerca y seguid su web y proyectos, os sentiréis no sólo formados sino acompañados y más seguros/as en vuestra crianza.

martes, 8 de enero de 2019

I Jornada de Innovación en Psicología y Adopción. Madrid, 23 de febrero de 2019, organizado por Psicoveritas.




I JORNADA DE INNOVACIÓN EN 
PSICOLOGÍA y ADOPCIÓN: 

Terapias de última generación para ayudar a 
nuestr@s niñ@s. 

Ahora ya sabemos ¡actuemos! 



Descarga programa completo haciendo clic aquí
Inscríbete haciendo clic aquí

Dirigida a padres, profesionales y educadores de niños adoptados o con problemas de apego, aprendizaje o dificultades en el neurodesarrollo. También a alumnos universitarios y a cualquier persona interesada en la infancia. 

Si eres un padre o un profesional relacionado con la infancia esta jornada es para ti. Adquiere todas las herramientas y conocimientos que necesitas para ayudar a los niños adoptados y los niños con dificultades en cualquiera de los ámbitos de su desarrollo. Conoce sus patrones de comportamiento, sus limitaciones y nútrete de información valiosa para ayudarles a afrontar cada problemática con la que se encuentren, dotándoles de los mejores y más efectivos recursos para resolver estos conflictos y aumentar así su calidad de vida.  

Ven a esta jornada el 23 de Febrero de 2019 en Madrid  en la cual contarás con los profesionales más especializados del mundo de la psicología y la adopción, que te darán todas las pautas, recursos e información que necesitas para conseguir la calidad de vida más alta posible de estos niños. Además, contarás con un espacio para resolver personalmente todas tus dudas, hacer preguntas y tendrás también la oportunidad de transmitir a los ponentes tus inquietudes sobre tu caso en concreto adquiriendo un feedback que te será de gran ayuda.

Tengo el honor de participar como ponente en estas jornadas con una comunicación sobre la técnica de la caja de arena.

¡Os esperamos!

lunes, 7 de enero de 2019

Un libro para empezar el año: "El chico al que criaron como perro". O lo que debemos hacer como familia y profesionales para ayudar a sanar a los niños/as víctimas de trauma complejo.

Lo primero, como siempre, felicitaros el año a todos y todas los/as que seguís el blog Buenos tratos. Comenzamos el 12º año natural desde la creación de este espacio de aprendizaje y reflexión con la misma energía que el primer día, allá por septiembre de 2007.

Este año 2019 tendrá como aliciente y motor ilusionante saber que el 4 y 5 de octubre celebramos en San Sebastián (Guipúzcoa), España, las IV Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil. Una edición más, nos reuniremos todos/as los/as amantes de los buenos tratos para aprender, conectar emocionalmente entre nosotros/as, disfrutar también de una fiesta y celebrar la vida.


Nos acompañarán ponentes de prestigio, los cuales iré anunciando desde este mes de enero hasta junio de este año. En esta edición, la novedad es que los distintos ponentes desfilarán por el blog y serán entrevistados por mi, presentándose y hablando acerca de lo que tratarán en las jornadas. También nos regalarán un vídeo en el que nos animarán a participar en las mismas y encontrarnos todos y todas en San Sebastián. 

El mes de mayo de este año, se abrirán las inscripciones.

Id reservando alojamiento en la ciudad para esas fechas.



Así que este año, de nuevo, derrochamos alegría a raudales y queremos contagiaros de la misma. Establecer conexiones emocionales con los otros significativos es el mejor antídoto para todos/as los/as que hemos de ayudar (trabajar, criar, educar, acompañar…) a personas menores de edad víctimas de malos tratos y que presentan un trauma complejo. Estas jornadas pretenden aportar en este sentido, su grano de arena.


Dicho esto, comienzo con el post de este mes.

Despedíamos el año con un cuento excepcional que es un instrumento idóneo para ayudar y trabajar con los niños/as la regulación emocional y el apego (“No todo lo que pincha es pinchudo”) y lo abrimos con un libro, como es tradicional en este blog: “El chico al que criaron como perro”, del insuperable Bruce Perry.

Portada del libro de Bruce Perry y Maia Szalavitz
"El chico al que criaron como perro"

Bruce Perry apenas ha aparecido como autor de referencia importante (clave, más bien, diría yo) en este blog. Y no ha sido por desconocimiento ni por desidia, sino por falta de tiempo material para volcar toda la información relevante en torno a libros en este blog.

Maryorie Dantagnan, mi querida y admirada profesora, hace mucho tiempo que me ha transmitido el valor que Bruce Perry tiene al fundamentar este sus intervenciones terapéuticas en los descubrimientos que la ciencia ha hecho en las últimas décadas sobre el cerebro. De hecho, ella ha basado la creación de su modelo de intervención en traumaterapia infantil, entre otros, en las teorías de este psiquiatra. Concretamente, el modelo de terapia de tres bloques de Maryorie Dantagnan asentado en un principio de orden neurosecuencial proviene de Bruce Perry.

Por otro lado, varios y varias colegas y profesionales de la red apega (y de otros ámbitos) me vienen contando desde hace tiempo las bondades del último libro de Bruce Perry: “El chico al que criaron como perro” Cuando me dan una picada de excelente calidad, nunca me resisto: la compro al instante y pongo el libro en cola, para poder leerlo, cuando le llegue el turno. Así tengo, como muchos de nosotros/as, una pila esperando a ir despachando cada ejemplar. No me gusta precipitarme. Leo, saboreo y reflexiono cada libro despacio, pues leer no puede ser un acto de consumismo sino un ejercicio de integrar lo que el autor te aporta con la praxis profesional y valorar cómo engranarlo en la misma. 

Y por fin, le llegó su turno a este libro. ¡Cuánto lamento no haberlo puesto el primero en la pila de libros! Si me pedís una valoración rápida y general del mismo, os diré que es el mejor libro que he leído divulgativo acerca de cómo intervenir con niños/as y jóvenes víctimas de diferentes tipos de traumas causados por la negligencia, el abuso sexual, el maltrato, el abandono… Un libro que todo/a padre/madre, profesional o voluntario de la intervención psicosociosanitaria debería de leer si quiere hacer un trabajo bien fundamentado con este tipo de niños/as. No sólo por las inestimables aportaciones que hace desde la moderna ciencia del cerebro, sino porque vincula esta a las relaciones interpersonales, sociales, educativas y terapéuticas. 

Este libro es un compendio de sabiduría y experiencia personal y clínica del autor, lo cual le convierte en un manual de uso cotidiano, entretenido y pleno de caminos reflexionados a seguir en el trabajo con los niños y las niñas, en particular con los que sufren por diversas causas. 

Tiene, además, un componente que le vuelve tremendamente estimulante y útil: nos da razones y argumentos sólidos y científicos para que nos reafirmemos en que lo que hacemos a diario, en nuestra práctica, creando relaciones interpersonales seguras y afectivas con los/as niños/as y jóvenes, y afianzando un orden y unas rutinas (con paciencia y perseverancia), aportará y contribuirá a sanar a éstos/as. Entonces, la esperanza para las familias, sobre todo, ya no es vana, sino que se fundamenta en la ciencia. Nos da la energía y la motivación para ir al trabajo y a la tarea todos los días sabiendo, como el agricultor, que, tras la siembra y la dura labor, constante y perseverante, vendrá la cosecha: el cambio y la transformación sanadora de los niños/as traumatizados por los malos tratos. Para ello, las experiencias positivas han de recorrer miles de veces los surcos de sus neuronas para que estas creen nuevas conexiones fortalecidas por la repetición de hábitos, rutinas, y relaciones constructivas y positivas, de igual modo que se crea un camino en la nieve: muchas personas han de pasar por él muchas veces. Donde dice camino, sustitúyase por redes neuronales; y donde dice personas, en la analogía, sustitúyase por experiencias. Aunque sabemos que requerirá de la repetición, la perseverancia y la paciencia, somos conscientes de que este es el camino. Eso nos da tranquilidad. 



Otro aspecto que hace que este libro sea un instrumento a tener a mano (y leerlo muchas veces) es que puedes leer cada capítulo por separado, sin tener que seguir un orden. Cada uno de ellos es una experiencia profesional y personal en la que Bruce Perry y equipo trabajaron con una/s persona/s menor/es de edad: una niña abusada sexualmente, una joven que restringe su alimentación, los niños/as que fueron rescatados de la secta de los davidianos, un niño adoptado cuya madre le hizo víctima de un síndrome de Münchhausen por poderes, un niño criado como perro, un joven cuya infancia es aparentemente normal y delinque, las maltratantes prácticas de familias adoptivas que aplicaron una “terapia” llamada “de sujeción”… Todas historias de vida realmente duras y dolorosas en las cuales la intervención de Bruce Perry y su equipo muestra que puede ser eficaz y dar resultado, produciendo mejorías y revirtiendo el destino de estos niños y niñas. 

Hay que ser honestos y mencionar a la co-autora del libro: Maia Szalavitz, periodista.

A continuación, un breve resumen de las aportaciones más destacadas de la obra, las cuales me congratulo de tratar de llevar adelante en mi trabajo, tanto porque las aprendí en la formación de Traumaterapia con los profesores Barudy y Dantagnan como porque por mi experiencia, las descubrí en el trabajo con los propios menores de edad, los cuales me enseñaron y enseñan. Y también voy a tratar de incorporar lo que he aprendido de la lectura del libro este autor, evidentemente. Perry afirma en un capítulo que, a pesar de que el niño/a venga a tu consulta precedido de un montón de informes, tratamientos, valoraciones e indicaciones de los adultos que le rodean, a pesar de que él sea el señalado por un diagnóstico mal usado, hay que escuchar y atender lo que aquel nos dice y/o nos enseña con sus producciones (juegos, dibujos…) Los niños/as son los mejores informadores de lo que les pasa y sienten, y es una auténtica pena que los adultos los tomen sistemáticamente por manipuladores, tergiversadores o directamente mentirosos. Y no digamos una corriente que plantea tomarlos como “enfermos”

1. Cuanto mejor replique una intervención cómo se produce el desarrollo del cerebro y más intente aproximarse a su principio de orden neurosecuencial, más probable es que esta resulte exitosa. En efecto, el cerebro se desarrolla desde atrás hacia delante, desde las zonas posteriores e inferiores hacia las zonas anteriores y superiores. Lo guía un orden basado en neurosecuencias, de tal forma que el ambiente que estimula y conecta las neuronas lo hace inicialmente con aquellas que están en el cerebro reptil (tronco cerebral): los ritmos, el mecimiento, las rutinas de alimentación, sueño y juego, calmar al bebé con balanceo y palabras suaves, ayuda a que el tronco cerebral se estabilice y el niño adquiera una permanencia en estos aspectos. La siguiente neurosecuencia viene en las zonas del cerebro medio (áreas límbicas) que también son trabajadas y estimuladas con las pautas que hemos mencionado para el cerebro reptiliano. La atención y comprensión exclusiva (y reguladora) de un cuidador con el que nos apegamos, el juego, la regulación de nuestras emociones que dicho cuidador nos enseña, el aprendizaje de las reglas básicas de relación, la seguridad de base que nos proporciona el mencionado cuidador, la comunicación intersubjetiva con él que nos permite darnos cuenta de que tenemos una mente... prepara el cerebro para que pueda hacer acto de aparición la última neurosecuencia: el cerebro cortico-frontal: hacia los 4-5 años podemos regularnos mejor, desarrollar nuestras capacidades linguisticas, pensar más que actuar (excitación va dejando de ser igual a conducta, hay una mediación simbólica gracias a la emergencia del cerebro pensante)

Por ello, Bruce Perry aconseja valorar qué zonas del cerebro están afectadas y propone comenzar las intervenciones con técnicas y terapias centradas en trabajar, en ese orden, dichas zonas del cerebro que necesitan ser estimuladas y recableadas neuronalmente. 

No se puede empezar, por ejemplo, un entrenamiento en habilidades sociales con un niño/a que aún no sabe calmarse y regularse emocionalmente por sí sólo porque dirigirse a esa neurosecuencia del cerebro superior será como empezar la casa por el tejado. Necesitará que se le proporcione, por ejemplo, lo que no recibió en el momento de su vida y que tuvo que haberlo recibido (por ejemplo, calma y contención a un niño que se excita en exceso cuando tiene que jugar en grupo)

2. “No es posible comprender los traumas ni el modo en que respondemos a ellos fuera del contexto de las relaciones humanas” (…) “Los aspectos más traumáticos de cualquier desastre tienen que ver con la destrucción de las conexiones humanas. Que la gente que supuestamente tiene que quererte te haga daño o te abandone (…) Recuperarse de un trauma o un abandono es asimismo una cuestión de relaciones (…) Todos y cada uno de los niños que finalmente prosperaron tras seguir nuestro tratamiento lo hicieron gracias a la poderosa red social que les rodeaba y les apoyaba. No hay nada que pueda necesitar más un niño maltratado o traumatizado que una comunidad saludable que le permita amortiguar el dolor, la angustia y la pérdida causados por un trauma previo”.

Creo que tengo poco que añadir y que Bruce Perry lo ha dejado meridianamente claro. Si hago repaso en mi mente de los niños y jóvenes que pasaron por mi consulta, los que han tenido una evolución positiva son aquéllos que estuvieron rodeados de una red de personas significativas en sus vidas, y dichas personas no tiraron la toalla y acompañaron al chico/a en sus dificultades hasta que este pudo estar recuperado para poder tener más responsabilidad, bienestar y autonomía.

Por ello, una intervención con un menor de edad no la podrá sacar nunca adelante ninguna terapia (psicológica, educativa o farmacológica) por sí sola. No existen los milagros y las terapias que produzcan resultados rápidos que solucionen el “problema” o “problemas” Una hora semanal (o dos, o tres…) de terapia no tiene capacidad para poder recuperar a un niño de los severos daños psíquicos y físicos que los malos tratos provocan. Un medicamento, por muy revolucionario que sea, tampoco lo conseguirá por sí solo.

Es una red de profesionales, trabajando codo con codo y coordinadamente, junto con los padres o cuidadores del niño o joven (y otras relaciones significativas) las que van a dar resultado a la larga. 

Esto entronca directamente con el concepto de resiliencia secundaria y de tutor de resiliencia del que hablan Jorge Barudy y Boris Cyrulnik: un entorno de cuidados afectivo, contenedor, solidario e incondicional es lo que puede dar resultado a largo plazo. Hasta que un joven no llegue a la veintena no hay que dar nada por imposible; e incluso a todas las edades podemos hablar de que la resiliencia (aunque más difícil de lograr) seguiría siendo posible. 

3. "Los niños necesitan experiencias repetitivas y pautadas que sean apropiadas para sus necesidades de desarrollo, necesidades que reflejan la edad a la que se habían perdido importantes estímulos o a la que habían sufrido un trauma, no su edad cronológica actual". Por ello, las terapias e intervenciones deben de comenzar por estimular esas necesidades de desarrollo. El niño rodeado de cuidadores y profesionales equilibrados psicológicamente (nosotros hemos de sanar de nuestras heridas para ser conscientes de que podemos proyectar en el niño nuestras frustraciones y anhelos no conseguidos, de carácter inconsciente) necesita lo primero una bioregulación en base a rutinas y un orden diario que le de predectibilidad y haga que su entorno tenga desafíos que afrontar con un nivel de estrés que pueda manejar sin desbordarse. 


5. “Si están afectadas las regiones centrales e inferiores del cerebro, esos sistemas responden a la cadencia y al contacto: los centros reguladores del tronco encefálico controlan los latidos del corazón, la subida y la bajada de los neurotransmisores y de las hormonas durante el ciclo del día y de la noche” (…) “Nos familiarizamos con el contacto y aprendemos a asociar todas las horas que pasamos en brazos de un cuidador afectuoso con seguridad y confort” “Si un bebé no ve satisfecha la necesidad de ese contacto reconfortante, no se crea la conexión entre el contacto humano y el placer, de modo que ser tocado puede resultar seriamente desagradable” Es por ello por lo que Bruce Perry recomienda a todos los niños/as que hayan carecido de experiencias de nutrimiento afectivo en este sentido (todos y todas los y las que hayan podido sufrir abandono por haber carecido de figura de apego competente y constante) una rutina de masaje. Hay que ir muy poco a poco, incluso que el niño/a pueda inicialmente, tocarse é/ellal a sí mismo/a suave, despacio… En un post ya escribí hace tiempo las bondades que tiene el masaje para fomentar el crecimiento del cerebro y nutrirlo afectiva y neuronalmente. Bruce Perry nos lo confirma una vez más. Pero lo que él añade es que esto es por lo que hay que empezar cuando el niño/a está afectado a este nivel.

6. Otra terapia que Bruce Perry recomienda un trabajo de introducción del sentido del ritmo, con terapias de movimientos rítmicos y música. “Puede parecer raro, pero el ritmo es extraordinariamente importante. Si nuestros cuerpos no fueran capaces de mantener el ritmo o la cadencia de vida más fundamental -el latido del corazón- no podríamos sobrevivir” Los niños que se han perdido los ritmos básicos que los cuidadores o padres ofrecen a los bebés, hemos de recuperar esto. “Cuando un niño llora en los primeros meses de vida, nadie aparecía para mecerlo, calmarlo y hacer que sus sistemas y hormonas de respuesta al estrés disminuyeran a parámetros estándares” – dice de un niño que sufrió abandono. Por eso él aboga por la clase de música y movimientos, pues ayudará a que los menores dejen de balancearse solos, tendrán un andar más coordinado, se calmen más y sean capaces de seguir los ritmos de otros. Esto es básico para poder seguir subiendo en las neurosecuencias.



7. La terapia de juego, una manera amable y no invasiva de acercamiento al mundo interno del niño, donde él dirige la sesión (aceptando unas normas y límites básicos de respeto que se explicitan) y va mostrando y expresando a través del juego (en la relación con el terapeuta) sus conflictos e inquietudes, sus emociones y sus contenidos intrapsíquicos, es también otra de las terapias de elección de Bruce Perry. El juego puede ayudar también a aprender las “primeras interacciones sociales que empiezan con una vinculación normal entre padres e hijos recién nacidos. El niño aprende a relacionarse con otros en una situación social en la que las reglas son previsibles y fáciles de determinar. Si un niño no comprende lo que ha de hacer, los padres le enseñan (…) Cuando alguien no ha desarrollado la capacidad para entender las reglas (…) tratar de enseñarle a relacionarse con sus semejantes es prácticamente imposible” Una terapia de juego, yendo con cuidado y despacio, reflejando y "estando con" (sin analizar ni enseñar ni adoptar una actitud educativa o moralizante) puede ser un primer paso para aprender las reglas básicas de respeto entre semejantes, a interactuar, dentro de un contexto lúdico y relajado.

8. Tratamientos logopédicos y de estimulación del lenguaje. Bruce Perry también suele recurrir a este tipo de tratamientos cuando las áreas del cerebro que procesan el lenguaje (hemisferio izquierdo) presentan un retraso y el niño no tiene herramientas lingüísticas para comunicarse con los demás. 

9. Cuidadores conectivos, presentes, pacientes y perseverantes, una y otra vez, que den seguridad. Esto es la base, sin esos cuidadores que tengan esta mirada comprensiva sobre el niño/a que tienen a su cargo, es muy difícil poder trabajar codo con codo con toda la red para poder recuperar y sanar al niño/a de los profundos déficits que los traumas provocados por los malos tratos dejan en el desarrollo físico y psicológico, en el cuerpo, en la mente y en la capacidad de relacionarse. Estos cuidadores (padres, madres, acogedores, educadores…) han de cuidarse ellos también, tener profesionales a su lado que sepan orientarles adecuadamente, y empezar con la intervención cuanto antes.

Después de leer a Bruce Perry, el mejor legado que le podemos dejar a los niños para su futuro es una experiencia relacional que contribuya a modificar la expectativa -tan dañina- que sobre el mundo adulto tienen. Si pueden desarrollar una relación de confianza y seguridad básicas con al menos un adulto competente, esto se quedará engranado en su cerebro/mente y actuará beneficiosamente. No sabemos cuándo, pero lo hará. Tras la lectura de "El chico al que criaron como perro" estoy convenido de ello. Gracias, Bruce Perry.

Los adultos -cuando eran niños/as o jóvenes estuvieron conmigo en terapia- que me escriben o me llaman no me cuentan nunca que tal o cual devolución que les hice les fue útil. Todos recuerdan, sobre todo, lo implícito (lo no verbal) y la experiencia de una relación que les nutrió y sanó porque les hizo sentirse sentidos, vistos, reconocidos. 

El mayor potencial para ayudar a sanar emocionalmente somos las personas. Ninguna técnica ni terapia puede funcionar si no hay un vínculo establecido niño-profesional.

Cuidaos / Zaindu