lunes, 17 de diciembre de 2012

"La autoestima como fichas de póquer" Con esta metáfora el blog Buenos tratos despide este año 2012. Feliz navidad - Eguberri on!


Esta es la última entrada del año. Como quien no quiere la cosa, el año 2012 toca a su fin. Un año más Buenos tratos (el blog que con entusiasmo dirijo) ha estado con todos/as nosotros/as. Ya son cinco años naturales. Todavía me acuerdo de mi amigo Alberto Barbero hablándome en unas fiestas de San Marcial, en Irun, de lo que era un blog y las posibilidades que tenía (y sigue teniendo) Para mí está siendo una experiencia muy gratificante, y estoy aprendiendo de todos vosotros/as, a la par que escribir cada semana me motiva para leer, investigar y conocer más sobre este apasionante campo de la psicología (apego y trauma) 
Para celebrar este quinto aniversario de Buenos tratos, preparo un evento del que os hablaré a vuelta de vacaciones de Navidad, en enero de 2013. Todavía estoy diseñándolo, pero pronto podré anunciarlo.

Para despedir el año quiero compartir con vosotros/as esta preciosa metáfora que mi amiga María José Gorrotxategi (pedagoga y directora de la Asociación de Educadores Especializados de Gipuzkoa, una excelente educadora y persona comprometida con la infancia como pocas he conocido. Muchos niños de Gipuzkoa han encontrado en su institución, en su persona y en su equipo los recursos necesarios para crecer y rehacerse desde la adversidad) me envió por mail hace unas semanas. Creo que es un bonito cierre a este año, pues expresa -con una metáfora sencilla y clara, pero contundente y potente- lo que le ocurre a un niño o joven que tiene baja autoestima. Y los niños o jóvenes que tienen a sus espaldas una historia de vida traumática suelen tener afectada su autoestima porque tienen muchas dificultades para lograr una adaptación personal, social, académica, familiar…
No voy a explicarlo porque ya lo hace magistralmente su autor, Rick Lavoie, experto en educación especial. Él lo aplica a los niños con dificultades de aprendizaje. Bastantes de nuestros niños y adolescentes adoptados y acogidos suelen tenerlas. Ahora estamos a final de trimestre y acaba de finalizar la primera evaluación. Es posible que tú, padre, madre o educador, tengas a un hijo/a o niño/a o joven que ha suspendido bastantes asignaturas. Y te puedes preguntar: "¿por qué?" Te recomiendo que escuches a Rick Lavoie porque quizá lo que cuenta este educador te ayude a comprenderle.

Este vídeo nos ilustra, explica y enseña de manera sencilla muchas cosas en relación a los niños y jóvenes que tienen baja autoestima, el por qué de sus reacciones. Y encima estos menores han de competir con otros con alta autoestima; y, como Lavoie dice: “eso no es justo” También nos hace tomar conciencia de que nosotros podemos quitar muchas fichas, pero también podemos darlas. Es necesario que no olvidemos la frase final: “Todo chico que se cruce en nuestro camino, que tenga más fichas de póquer cuando se acueste que las que tenía cuando se levantó” A sabiendas de que muchas vivencias del pasado (y circunstancias y personas del presente también) pueden hacer que el niño o el joven pierda muchas fichas. Centrémonos en lo que saben hacer, en sus fortalezas, en sus habilidades y démosles muchas fichas. Las necesitan. Emotivo e impactante este vídeo. Pero en mi humilde opinión, es un fiel reflejo de lo que estos chicos/as sienten.
Os pongo el vídeo aquí. Está en Youtube (tecleando estas palabras: "autoestima fichas póquer"):

 
El blog Buenos tratos y su autor (quien escribe estas líneas) se van de vacaciones de Navidad. Quiero aprovechar este espacio y este momento en el que escribo para daros las gracias a todos/as y para desearos una Feliz Navidad y lo mejor para el año 2013. Buenos tratos regresa el 7 de enero de 2013. Los temas en los que nos vamos a centrar al iniciar el año van a ser: (1) el evento del que os he hablado y que estoy diseñando; (2) el libro de Ana Francia Iturregi, magnífico, titulado: "El niño y la niña adoptados en el aula" (3) el libro que publicaré en febrero de 2013 sobre la técnica de la caja de arena (4) Y proseguir con la psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras.
Espero tener salud para poder seguir con este blog durante el año próximo, al tiempo que también os deseo salud para todos/as vosotros/as.

¡Un abrazo para todos/as y hasta el 7 de enero!
Gabonak ondo pasa eta urte berri on! Urrengo urtean, guztietarako osasuna opa dizuet. Eskerrik asko zuen arretagatik eta Tratu onak blog-a jarraitzeagatik. Elkar ikusiko dugu urtarrilan 7an. Besarkada bat!

miércoles, 12 de diciembre de 2012

"Derecho a ser concebido simbólicamente", una nueva reflexión para un nuevo derecho propuesto por Óscar Pérez-Muga, psicólogo

Mi amigo y colega Óscar Pérez-Muga me ha enviado esta magnífica reflexión con motivo del -celebrado recientemente- Día Internacional de los Derechos del Niño. Me ha gustado mucho el derecho que reivindica pues creo que es universal a todo ser humano (así son los derechos: universales; por eso se propone como tal, por su universalidad) Todos hemos sido concebidos porque todos hemos sido representados y creados mentalmente (en el sentido cognitivo y emocional), con independencia de que la vía a través de la cual lleguemos y formemos parte de la familia sea biológica o social. La concepción sobre todo debe ser una realidad psicológica que anide en la mente de los padres y las madres.
 
Por ello, quiero compartirla con todos vosotros/as porque me parece que puede aportar a todas las familias y niños un sentido de identidad y pertenencia sólidos. Es en los símbolos donde radica buena parte de la conciencia del ser a lo largo del tiempo, de sentirse perteneciente a y parte de. En suma: el arraigo, el vínculo.
 
Esta reflexión la ha enviado Óscar Pérez-Muga a la revista Niños de Hoy con ocasión del Día Internacional de los Derechos del Niño y con motivo de la reciente aparición de la 2ª Edición de nuestro libro titulado, como ya sabéis: "¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padres adoptivos con trastornos del apego"
 
Dice literalmente así:
 
 
Derecho a ser concebido simbólicamente
 
La cercanía del Día Internacional de los Derechos del Niño es siempre un buen momento para reflexionar sobre la infancia. En esta ocasión una oportunidad para reivindicar el derecho de todas las personas a ser concebidas simbólicamente.
 
Sabemos qué es la concepción física del ser humano, como ocurre en un instante y cómo se gesta posteriormente hasta el nacimiento. La concepción simbólica, por su parte, es un proceso por el que padres y madres integran en su imaginario la gran responsabilidad que supone una hija o un hijo, culminando por sentirse padre y madre de por vida. Podríamos decir que la concepción física posibilita la vida y la concepción simbólica permite su buen desarrollo.
 
Los derechos de la infancia implican garantizar múltiples necesidades durante las distintas fases madurativas. Sin embargo, los niños y niñas no concebidos simbólicamente carecen de algo fundamental e insustituible para garantizar estos derechos, el compromiso incondicional y definitivo de un adulto con ellos.
 
La sola concepción biológica supone en ocasiones el comienzo de una infancia de derechos insatisfechos, de sufrimiento y desprotección. Cuando hablamos de derechos de la infancia hablamos entre otros de los cerca de 40.000 menores atendidos en instituciones en España (según la Sociedad Española de Pediatría Social) con los que podríamos sustituir toda la población de capitales de provincia como Soria o de Teruel. Además hay que añadir que, como en todos los ámbitos de la sociedad, la crisis también afecta gravemente a la calidad en la atención a los menores.
 
Para evitar estas situaciones queda casi todo por hacer, en muchos casos la adopción permite la unión de historias paralelas de necesidades y deseos en una familia. Los acogimientos familiares, por su parte, permiten el compromiso temporal de unos adultos con menores cuidándolos como a uno más de la familia.
 
Sin embargo es necesario seguir avanzando y, si la protección que no llega a tiempo no es protección, el proyecto de reforma de la ley de protección a la infancia es una gran oportunidad todavía por concretar. No sólo para facilitar el encuentro de hijos e hijas que necesitan padres y madres que quieran serlo, o adultos que les cuiden, sino para hacerlo lo antes posible y evitar el daño y el sufrimiento de esos niños y niñas desde sus primeros meses de vida.
 
Finalmente, el hecho de concebir simbólicamente no sólo modifica la forma de entender el mundo, las referencias vitales y las prioridades personales de padres y madres. También modifica el imaginario de los hijos e hijas ya que les permite vivirse como personas queridas, sentir que son importantes para otros y dar un sentido positivo a sus existencias.
 
Hasta el lunes que viene, en el que vuelvo con un nueva entrada: una metáfora sobre el porqué de la baja autoestima que tienen los niños con dificultades de aprendizaje.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras. Desarrollar respuestas consistentes por parte del cuidador: límites y normas y niño traumatizado (IV y final)

Llegamos al final de esta serie de capítulos dedicados al desarrollo de respuestas consistentes por parte del cuidador. Con esta última parte cerramos también el bloque dedicado al apego. El año próximo retomaremos esta psicoeducación y abriremos nuevo bloque, esta vez dedicado a la AUTO-REGULACIÓN, centrándonos en los temas referidos a la identificación de las emociones, la modulación y la expresión de las mismas. Unos temas muy interesantes y necesarios pues una de las consecuencias de los niños que no han tenido experiencias de apego óptimas es el déficit en la auto-regulación de todo el sistema bioconductual.  La semana que viene, con una metáfora preciosa y muy ilustrativa sobre el porqué de la baja autoestima de los niños y jóvenes que tienen dificultades de aprendizaje, cerraremos el año y me cogeré unos días de vacaciones ¡No sin antes desearos lo mejor para estas fiestas y el venidero 2013!

Pero lo primero es lo primero. Hoy nos centramos en el tema que nos toca y os propongo (siguiendo a las autoras Blaustein y Kinniburgh, como venimos basándonos desde que comenzamos esta psicoeducación) reflexionar sobre cómo establecer los límites normativos  en el niño traumatizado, así como las precauciones que debemos tener si usamos las clásicas técnicas de conducta para modificar el comportamiento del niño.

Establecimiento de límites en el niño traumatizado

Dar opciones. Los niños traumatizados a menudo sienten la necesidad de tener el control. Esto ya lo vimos la semana pasada y es muy característico de personas que han vivido traumas. La hipervigilancia, el no obedecer fácilmente, el negarse a hacer ciertas tareas… responden a esta necesidad y no a mala voluntad o disposición por su parte. Hasta que no confíen en el adulto y éste les merezca seguridad, no se irán abriendo. Recuerdo un niño muy dañado emocionalmente por los malos tratos que su padre le infligió durante cuatro largos años. Al principio, cualquier directividad por mi parte era muy mal tolerada e incluso precipitaba una respuesta primero de frustración, después de ira y finalmente de huida/ataque. Cuando pude devolverle lo que estaba detrás de ese comportamiento y comprender esta necesidad, fue paulatinamente permitiendo que yo dirigiera parte de las sesiones de terapia.

Las luchas de poder pueden evitarse facilitándole la elección, dándole un abanico de posibilidades. Por ejemplo, en vez de decir tajantemente: “tienes que hacer los deberes en tu habitación”, se le propone: “puedes hacer tus deberes en tu habitación o en la cocina, ¿dónde prefieres hacerlos?” Esta opción le provee al niño la ilusión de que controla, a la par que el cuidador establece unos límites. En psicoterapia es algo que yo hago siempre: “podemos dibujar, trabajar con el cajón de arena o hablar; ¿qué te viene mejor hoy?”

Es importante como cuidadores saber “leer” o sintonizar con el niño para determinar la razón por la cual éste no quiere obedecer; hay que diferenciar el niño que se siente abrumado por las tareas que tiene que hacer de aquél que no quiere hacerlas o se opone a ello. En ese caso, es necesario conectar con la emoción (“pareces triste/enfadado/nervioso… mientras recoges tu habitación. ¿Pasa alguna cosa con esto?”) o descomponer las tareas largas en pasos cortos u ofrecernos a ayudar al niño o al joven con sus trabajos.

Es importante tener unas reglas mínimas a las que hay que comprometerse (comprometer a toda la familia y al niño) Son las que requieren más firmeza por nuestra parte. Sin embargo, con otras normas debemos ser más flexibles (su forma de vestir, por ejemplo)

Saber elegir el momento. Hay que saber ser oportunos. Cuando el niño traumatizado está con un alto nivel de activación, normalmente no es capaz de poder ejecutar sus funciones cognitivas incluidas la lógica, la solución de problemas, la planificación, la anticipación, demorar la gratificación… Esto hay que tenerlo muy en cuenta. Por ejemplo, con las tareas escolares, auténtico caballo de batalla para muchas familias. Desde los centros escolares cargan a los niños con muchos deberes. Los niños traumatizados no saben manejar la excesiva activación que les supone enfrentarse a los deberes (demasiadas tareas, demasiado tiempo concentrados, miedo a fallar, dificultad en manejar las emociones…) Muchos de ellos terminan estallando y los conflictos con los padres, sobre todo en la adolescencia, son el pan nuestro de cada día. Con estos niños debería llevarse un plan adaptado a sus posibilidades no sólo cognitivas sino emocionales. Sería mucho más apropiado que aprendieran a aprender y con un ritmo que se adecue a su capacidad para tolerar el estrés. Tengo la sensación de que la escuela hoy en día es un reflejo de la feroz competitividad que existe en nuestra sociedad donde nos estamos olvidando del ser.

Cuando el niño está activado, los cuidadores pueden intentar lo siguiente:

Ayudar al niño a tranquilizarse, utilizando sus propias habilidades para calmarse como adulto y así calmar al niño.

Solamente aplicar los límites y la disciplina (cuando el niño se opone, desobedece o no cumple con sus obligaciones porque está activado en exceso) cuando hayamos calmado al niño. Esto es una regla básica. Puede llevar un tiempo que un niño recupere un estado de calma.

Técnicas para modificar conductas y niño traumatizado

Todo tipo de límite normativo puede funcionar como un “disparador” (ya vimos en entradas anteriores dedicadas a la psicoeducación qué significa la palabra “disparador”: es un suceso del presente que actúa como detonante de una respuesta emocional y conductual traumática del pasado) Las tácticas que se suelen usar con los niños no traumatizados como ignorar sus conductas negativas o el tiempo fuera (sacar al niño fuera del contexto que se supone está reforzando las conductas negativas de aquél; expulsarle de clase es un ejemplo típico) pueden ser potentes disparadores de miedos al abandono y al rechazo para los niños traumatizados. Los límites y las consecuencias ante su quebrantamiento pueden disparar miedos al castigo, a la autoridad y sensación de vulnerabilidad. Por lo tanto, si se van a utilizar  es muy importante ser consciente de las posibles reacciones. En mi opinión, soy mucho más partidario (y lo saben los padres que vienen a mi consulta) de tratar de tranquilizar y hablar con el niño, así como de aprender a leer qué hay detrás de las conductas. Peguntarnos qué hay detrás de ese comportamiento: ¿necesidad, emoción, problema, defensa?…) Normalmente, los padres, tan estresados, disparamos primero, preguntamos después. Ya he comentado muchas veces que la mejor consecuencia es la que la propia vida enseña: si no se hace un buen uso de algo no se quita, sino que se guarda hasta que se aprenda a hacerlo (pero lo que se guarda es del niño) Si no se aprueba, hay que trabajar más y limitar el tiempo que se le dedica a las salidas con los amigos (pero no castigar sin salir ningún día), pues la vida nos enseña que para aprobar hay que trabajar más (enseñamos al niño que en un futuro cuando sea mayor, si quiere lograr algo deberá dedicarle más tiempo: es lo natural) Si el joven insulta, agrede, roba… la mejor consecuencia es reparar sus malas acciones y hacer algo positivo por el otro pues le ha causado un daño y así lo corrige, y además hace algo bueno, para que el otro se sienta bien. Si se llega más tarde de la hora prevista, al siguiente día podría proponérsele ayudar a poner la mesa pues todos estuvimos esperándole a comer y debe hacer algo para compensarlo.

Con todo, puede haber circunstancias en las que sea aconsejable el tiempo fuera. Hay niños o adolescentes que pueden entrar en un tipo de comportamientos muy perturbadores para los demás. O que la seguridad del propio niño o joven y la de los otros aconsejen buscar un lugar fuera donde calmarse. Tanto si se usa el tiempo fuera como si decidimos ignorar las conductas negativas del niño (pues prestarles atención se ha comprobado que aumenta su aparición), debemos tener estas precauciones: (1) Dejar claro al niño o al joven que se le ignora o se le lleva a un lugar aparte por la conducta, no por su persona. Nombrar la conducta negativa que ha hecho y no etiquetarle (por ejemplo, “te vas al tiempo fuera por malo”=no / “vas a estar unos minutos en esta sala hasta que te calmes y prometas que vas a dejar de pegarle manotazos a tu compañero”= sí) (2) Debemos dejarle claro al niño o al joven, explícitamente, que nosotros le queremos y que jamás le abandonaremos; lo que no toleramos es esa conducta (3) Si sabemos que el niño era castigado encerrándole en cuartos oscuros, habitaciones muy pequeñas, etc. podemos tener un lugar en la casa o en clase, en el colegio, donde pueda sentarse y estar hasta que se calme. Es como un sitio para recuperar la calma, tranquilizarse y darse cuenta. Hemos de ser conscientes de que algunos niños no podrán usar el espacio para reflexionar y unir causa-efecto, sobre todo los más dañados. Por ello, recomiendo mucha precaución y sobre todo recurrir al tiempo fuera cuando es justificado por razones de seguridad del niño y de los demás. Muchas veces no sabemos, sobre todo con los niños de trauma crónico, (adoptados con siete años, por ejemplo, y que han vivido maltrato continuado) de qué manera se les pudo agredir, castigar... "Las cosas son siempre peor de lo que nos las contaron", suele decir Jorge Barudy. Por eso, seamos prudentes y si el niño tiene una historia traumática muy dura a sus espaldas, evitemos este tipo de medidas o recurramos a ellas en caso de que sea estrictamente necesario y tomando las precauciones que hemos mencionado.

Hasta la semana que viene, os espero para hablar de una metáfora preciosa que explica los problemas de baja autoestima, sobre todo a quienes tienen problemas para estudiar.

Buena semana. Cuidaos /Zaindu. Aste on bat pasa!

lunes, 3 de diciembre de 2012

Psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras. Desarrollar respuestas consistentes por parte del cuidador (III)

 
Proseguimos con esta tercera entrega dedicada al desarrollo de respuestas consistentes por parte del cuidador ante las conductas de los niños que han vivido trauma complejo. Es uno de los aspectos a tener muy en cuenta dentro del bloque dedicado al apego; la propuesta -ya sabéis- es de las autoras Blaustein y Kinniburgh, en su libro titulado: El tratamiento del estrés traumático en los niños y adolescentes.
Alabanza y la respuesta al trauma
¿Por qué algunos niños responden de manera negativa cuando se les alaba su comportamiento? Para algunos niños que han experimentado trauma, las recompensas y la atención positiva pueden disparar respuestas negativas. Hay varias razones para esto.
Una razón estriba en que la alabanza puede ser lo que se denomina en psicología “ego-distónica” (esto es, no sentida en sintonía con el “yo”) Para los niños que tienen un fuerte sentido de que algo va mal con ellos, la alabanza puede no ser congruente o cuadrar con su auto-percepción y pueden, por lo tanto,  sentirse aterrorizados, viviéndola como trampa o como algo falso.
Otra razón está en que las frases positivas pueden elicitar miedos en relación al apego. Los niños que han sido impactados por el trauma a menudo han experimentado múltiples pérdidas –de cuidadores, de lugares y de otras figuras importantes en su vida- Una relación positiva con un adulto puede elicitar miedos que significan una reviviscencia de lo ocurrido en el pasado. El miedo en la mente del niño sería algo así como esta pregunta: ¿Para qué me voy a apegar con alguien que podría hacer de nuevo lo mismo conmigo? (dejarme, pegarme, devaluarme…)
Respuestas cuando la alabanza actúa de disparador ante el niño
No tomárselo de manera personal. Es algo difícil de conseguir y de hacer, pero muy útil si nos mentalizamos de que estamos ante un niño que ha sufrido mucho, traumatizado por las pérdidas y por los efectos del abandono en la mente en desarrollo. Es normal que el niño desconfíe y se descuadre ante las alabanzas y el cariño. Puede que el cariño y las frases positivas las viviera en un contexto donde los cuidadores, después de alabar, en una conducta incoherente, castigaran. Si somos capaces de darnos cuenta de que “no va contra nosotros” sino que es un reflejo o una transferencia de relaciones que en el pasado ha tenido, y estamos tranquilos y respetamos y sobre todo comprendemos al niño empáticamente, hemos hecho mucho camino. No me canso de repetir que lo que el niño abandonado o maltratado nunca vivió es una relación empática en la que pudiera sentirse sentido. Aquí está la clave.
No discutir. Es importante que como cuidadores aprendamos a no enredarnos en discusiones que no son productivas y que lo único que hacen es que entremos en escalada para ver quién queda por encima. Esto es ponerse al nivel del chico o chica y en mi opinión poco recomendable, eficaz y, a la larga, fomentador de discusiones que entran en círculo vicioso con probabilidad alta de perder el control. Si devolvemos una alabanza al niño y éste la rechaza o nos rechaza y se la toma a mal, enfadándose o reaccionando de manera negativa, no hay que discutir con él sino decirle, por ejemplo: “Bien, yo me siento orgulloso de ti por haber aprobado las matemáticas, pero es bueno para ti que tú te sientas del modo en que tú quieras”
Permanecer en sintonía con el afecto del niño. Como hemos comentado muchas veces, el problema de los niños con apegos subóptimos es que sus cuidadores no sintonizaron emocionalmente de manera apropiada con ellos. Sintonizar es conectar con el niño y reflejar sus estados internos sin invadirlos, reflexionándolos. Es propio de los apegos seguros. Las personas que saben sintonizar emocionalmente y resonar los afectos de los otros, tienen muchas probabilidades de haber vivido una experiencia de apego seguro.
Por ello, si el niño empieza a alterarse, a entrar en escalada ante la alabanza, es importante responder al afecto que está subyacente. Por ejemplo: “Me doy cuenta de que te altera escuchar esto. ¿Un abrazo podría ayudarte a sentirte mejor?”
Guía general para la gestión de las conductas
Para muchos niños traumatizados, los límites en el pasado han sido punitivos, inconsistentes y hasta inexistentes.
Los niños pueden utilizar estrategias rígidas de control que les ayudan a sentirse mejor. Debido a esto, ellos pueden inicialmente resistirse a los límites y hemos de partir de esta comprensión. Si los adultos se alteran al comprobar que los niños no responden a nuestras normas y no se preguntan qué puede estar ocurriendo para que pase esto, entonces la conducta del niño empeorará al no sentirse entendido ni encontrar la debida firmeza en el adulto (amable pero firme ante algunas conductas que no se pueden tolerar)
Si elegimos unas cuantas normas básicas que es necesario cumplir para que todos vivamos y nos sintamos mejor (recordad que José Ángel Giménez Alvira en su libro “El hijo que vino de fuera” escribe que para educar a su hijo nunca renunció a que las normas básicas establecidas desde el primer día, los mínimos, dejaran de cumplirse), el niño -si observa que respondemos consistentemente (es decir, damos las mismas respuestas)- aumentará su sensación de control, se sentirá seguro y progresivamente nos lo irá cediendo.
Los adultos pueden ser titubeantes a la hora de establecer los límites con los niños que han experimentado trauma. Sin embargo los fallos en el establecimiento de límites puede enviar a los niños mensajes de manera inadvertida, tales como:
El niño es incapaz de controlar su propia conducta.
El niño está demasiado “dañado” para comportarse.
El niño no es merecedor de la atención del cuidador.
El cuidador es incapaz de manejar la conducta del niño.
Hemos de darnos cuenta que todos estos mensajes incrementan la percepción de poder del niño el cual puede aumentar las conductas negativas.
En contraste, establecer expectativas consistentes y límites envía un mensaje diferente. Comunica que:
El niño es capaz de aprender a controlar su conducta.
Los adultos tienen la habilidad de cambiar su conducta de una manera que es apropiada a la situación.
El niño es merecedor de la atención del cuidador.
El cuidador puede hacer que ambos (niños y él) se sientan seguros.
Continuamos la semana que viene con la última parte de la psicoeducación en lo que a los aspectos de dar respuestas consistentes por parte del cuidador se refiere.
Después, para terminar el año, os hablaré de una metáfora (que me ha encantado) que explica por qué los niños con dificultades de aprendizaje tienen baja autoestima.
El nuevo año lo abriremos con dos propuestas: (1) una reflexión de mi amigo y colega Óscar Pérez-Muga a propósito del Día internacional de los Derechos del Niño; y (2) un libro -que hace mucho tiempo yo estaba esperando que apareciera y al fin alguien se ha animado- titulado: "El niño y la niña adoptados en el aula", escrito por Ana Francia.
Y tras esto, pronto os hablaré de mi nuevo libro, el cual saldrá a la venta en febrero de 2013. Es sobre la técnica de la caja de arena, de la que ya os he hablado en más de un post de este blog. Se titula: "Construyendo puentes. La técnica de la caja de arena (sandtray)" Estará editado por Desclée de Brouwer. En el mismo explico esta técnica paso a paso y expongo para qué tipo de pacientes está indicada. Además, hablo del apego y del trauma. Y muestro las cajas de arena -los procesos- que han hecho en psicoterapia con esta técnica (entre otras) los niños adoptados con trastornos del apego que acuden a mi consulta. Estoy encantado de cómo ha quedado este libro, y feliz de poder compatir la noticia de su publicación con todos/as vosotros/as.
Bueno, tiempo habrá pues, para hablar de todo esto, tan interesante y que nos apasiona.
Cuidaos / Zaindu