lunes, 31 de diciembre de 2018

Hicieron Buenos tratos durante 2018, a ellos y ellas: muchas gracias y ¡Feliz Año Nuevo para todos/as!

Durante el año 2018, Buenos tratos ha seguido su andadura gracias también a la participación de los profesionales, mujeres y hombres, que dijeron desinteresadamente "sí" a escribir un post y contribuir con ello a que sepamos más de trauma, apego y resiliencia.

1/ Todos y todas nos dejaron su saber. 

2/ Todos y todas invirtieron tiempo, esfuerzo y usaron su intelecto y sus emociones para enseñarnos y conectar nosotros/as.

3/ Todos y todas son expertos en el ámbito del apego, el trauma y la resiliencia.

4/ Todos y todas los/as colegas participaron con gran motivación y entusiasmo. 

5/ Todos y todas los/as colegas recibieron como un regalo participar en Buenos tratos.

6/ Todos y todas los/as colegas lo hicieron dejando una parte de sí mismos/as que se plasmó en un post. 

7/ Todos y todas participaron porque les motiva ser profesionales de la ayuda.

8/ Todos y todas escribieron textos de gran calidad y los elaboraron expresamente para Buenos tratos.

9/ Todos y todas se sintieron muy alegres y orgullosos/as el día que su artículo se publicó.

10/ Todos y todas los/as post que escribieron fueron un éxito y alcanzaron una cifra muy alta de visitas.

Diez motivos grandes, con diez grandes personas y profesionales a quienes les doy un diez.

¡GRACIAS CENTUPLICADAS!

Por ello, quiero homenajearles a todos/as y a cada uno de ellas y ellos, y dejaros, como recordatorio, cada uno de los post que escribieron durante los meses que van de enero a diciembre 2018 (exceptuando los meses de julio y agosto en los que el blog descansa por vacaciones de verano) Así tenéis todos los post listados y ordenados.

Además, quiero honrar a todos y todas los/as colegas que participaron escribiendo en el blog, y también a todos todas vosotros y vosotras, amigos/as, seguidores de Buenos tratos con este trailer de la película Dantza que se estrenó el pasado 21 de diciembre de 2018. Un espectáculo visual (y musical al son del txistu) que recoge uno de los aspectos más enraizados en la cultura del país de los vascos: el baile. 

Un arte ancestral ligado a la actividad laboral que se pierde en la noche de los tiempos. Lo más estético, y también una elegancia sobria, se encierra en la dantza, espectaculares saltos y movimientos rítmicos con los pies y el cuerpo, que se mantienen inalterables desde tiempo inmemorial. Voltaire ya decía de los vascos "esas personas que viven, o más bien que saltan al pie de los Pirineos"

Os animo a que veáis la película, es realmente bella.

Os regalo este espectáculo inmortal y sensorio-motriz (bailar es una excelente terapia para el trauma), a los/as colegas que hicieron Buenos tratos y a cada uno/a de vosotros/as que estáis ahí apoyando el blog, y con él os deseo

FELIZ AÑO NUEVO - URTE BERRI ON 





HICIERON BUENOS TRATOS EN 2018

Enero 2018: Pilar García Cortazar, psiquiatra.



Febrero 2018: Gema García Marco, psicóloga



Marzo 2018: Ester Cabanes Vall, psicóloga.



Abril 2018: Charo Blanco Guerrero, psicóloga.



Mayo 2018: Natalia Seijo, psicóloga.



Junio 2018: Rafael Benito Moraga, psiquiatra.



Septiembre 2018: Udane Vecino Molinos, psicóloga y Verónica Pérez Gutiérrez, educadora social.



Octubre 2018: José Ángel Giménez Alvira, psicólogo.



Noviembre 2018: Patricia López Alonso de Caballero, educadora social.



Diciembre 2018: Anna Forés Miravalles, pedagoga.


lunes, 24 de diciembre de 2018

"A veces: la primera vez, la última vez", por Anna Forés Miravalles.

Diez meses, diez firmas IV

Profesional invitada en el mes de diciembre de 2018: 

Anna Forés Miravalles
Pedagoga y Profesora de la UB

Título de su artículo: "A veces: la primera vez, la última vez"


Presentación

Este mes la firma invitada es la gran Anna Forés Miravalles. Físicamente, no hemos coincidido muchas veces. Nos hemos visto principalmente en congresos donde he podido asistir a sus deliciosas y entretenidas ponencias sobre resiliencia. Pocos profesionales tienen la capacidad de comunicar de una manera tan gráfica y amena como Anna Forés. He estado, en efecto, pocas veces con Anna, pero las que hemos podido compartir he de decir que han sido emotivamente intensas. Como la resiliencia -paradigma que ella profesa-, un encuentro significativo puede ser suficiente para que se encienda la chispa que la haga emerger. Y Anna Forés ha sido para mí esa chispa que encendió mi curiosidad por saber más y más sobre este bello fenómeno que es la resiliencia. Así, pude leer “La resiliencia, crecer desde la adversidad” -en co-autoría con Jordi Grané- y maravillarme al descubrir lo mucho que Anna sabe y es capaz de transmitir. Además, lo hace de una manera directa y concisa, tiene este don de comunicar la esencia de las cosas sin perderse en florituras o largos circunloquios.

"La resiliencia. Crecer desde la adversidad"
Anna Forés y Jordi Grané


Anna Forés tiene ángel, y tal y como nos lo cuenta en este precioso post, estuvo a punto de no nacer. E incluso pasó este año por el viaducto que se derrumbó en Génova... ¡un día antes de que sucediera a la misma hora…!  Me encanta que una persona resiliente hable sobre resiliencia porque sabe de qué está hablando. Cuando te encuentras con Anna, siempre muestra una sonrisa e irradia un optimismo contagioso, es una entusiasta del género humano, se dedica, como ella afirma, a todo lo que tenga que ver con el ser humano, y a mejorar la educación.

Una persona que es entusiasta y una trabajadora humanista no podía faltar dentro del elenco de ilustres colaboradores del blog Buenos tratos. Así que se lo propuse, y ella que nos ha enseñado sobre asertividad (en otro libro en co-autoría con Eva Bach titulado “La asertividad para gente extraordinaria”) me contestó que sí, sin ambages, que encantada. Y nos ha preparado una joya de artículo para despedir el año.

La resiliencia es un paradigma en el que ella es experta y ha profundizado en su trabajo en la Universidad de Barcelona y en su vida diaria. Personalmente, me fascina la metáfora de la bicicleta que Anna Forés ha creado y utiliza -junto con Jordi Grané- para ilustrar y desarrollar qué es este fenómeno que siempre ha existido pero que no tenía nombre. No es invulnerabilidad, no es no sufrir, no es resistir ni tener poderes de superhéroe ni aguantar situaciones injustas ni hacer como si nada hubiera pasado y poder retomar la vida haciendo borrón y cuenta nueva. Es asumir que hay una transformación a partir de una herida. Porque la herida tras un trauma está ahí siempre, la rueda de atrás de la bicicleta nos lo recuerda. Pero el significado y la dirección que voy a dar a esa herida hacen que desarrolle características diferentes e insospechadas tras dicho trauma.

La metáfora de la bicicleta que Anna Forés Miravalles nos explica en su extraordinariamente bello post, ayudará especialmente a las familias que os citáis aquí, en el blog, a entender y asumir cómo es vuestro hijo y a tratar de acompañarle y apoyarle en su caminar con esa bicicleta cuya rueda es diferente, pero puede continuar su recorrido con renovadas e inopinadas cualidades. 

Estaba pensando cuál podía ser el mensaje que tradicionalmente todos los 24 de diciembre os brindo y regalo desde el blog. Y me di cuenta que este brillante post de Anna Forés con su “sí a la vida” sería el mejor de todos los posibles como reflexión para despedir este año 2018. 

Muchísimas gracias de todo corazón, Anna Forés, por tu participación desinteresada y generosa, en el blog Buenos tratos, y por ser cómo eres. Espero seguir yendo a Barcelona y entre los miles y miles de personas con las que me podría encontrar en una urbe tan grande, que la casualidad (o tu ángel) vuelva a propiciar que sea contigo, ahí, cerca de la Plaza Lesseps. Porque hay encuentros significativos con personas que pueden cambiar una vida, que siga siendo así, pues ello nos inyecta el realismo de la esperanza en el trabajo con nuestros niños y jóvenes. ¡Feliz Navidad y mis mejores deseos para el 2019!


Anna Forés Miravalles. Profesora de la Universidad de Barcelona. Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación y Licenciada en Pedagogía por la Universidad de Barcelona. Me dedico a todo lo que tenga que ver con la humanización, en seguir creyendo en el género humano, o en hacer más humana nuestra vida, y mejorar la educación. Por eso resiliencia, neuroeducación, etc. son claves. Primera Presidenta de AIRE, Asociación de Investigación para la Resiliencia mayo 2014 - mayo 2018. He sido delegada del rector para las relaciones Universidad-Sociedad de la Facultad de Educación. annafores@ub.edu “Cambiar de respuesta es evolución. Cambiar de pregunta es revolución".





A veces: la primera vez, la última vez

Siempre hay una primera vez para todo lo que experimentamos en la vida. La sensación de la primera vez es única e irrepetible. Todos recordamos y tenemos muy presentes muchas de nuestras “primeras veces”; las de conseguir cosas de manera autónoma (andar, ir en bici, etc); las de hacer y compartir con otros (primer beso, y otros contactos amorosos, primer concierto, primera pifia, primer éxito); las de descubrir lugares, historias y emociones.

Hasta que de pronto la vida te sorprende con una “última vez”: que has visto a alguien querido que se ha ido, la última vez que verás ese lugar lejano, la última vez que sentirás aquello tan especial, la última vez que podrás hacer… tu última clase, tu último recuerdo.

Quizás escribo esto porque soy un poco gatuna. He jugado con la vida varias veces (incluso estuve a punto de no nacer) o la vida ha jugado conmigo, que hace que, desde esa primera vez que te enfrentas a la última vez (sea muerte o similar), todo recobre otra perspectiva y te haga apreciar más la vida. Por ejemplo, cruzamos este verano el viaducto de Génova a la misma hora pero justo un día antes del desplome. La vida nos recuerda nuestra fragilidad y fugacidad.

Y eso tiene mucho que ver con resiliencia. En 2010 organizamos el I Congreso Europeo de Resiliencia (la primera vez) y les preguntamos a los grandes referentes y expertos en la materia que nos dieran un definición clara y concisa sobre resiliencia. Todos llegaron a la misma conclusión: la resiliencia es un sí a la vida.

Es saber saborear y apreciar la vida. Generar posibilidades.

A veces parece que todo se derrumba, que hay demasiadas “ultimas veces”, o simplemente nunca sucederá, que es difícil cambiar la mirada hacia la posibilidad. Quizás estas etapas son sólo oportunidades que están por llegar. Unas primeras veces que se abren paso. Ese el gran poder transformador de la resiliencia. Que nuestra última vez sea la primera vez de algo maravilloso por descubrir.

Hace más de 10 años Jordi Grané y yo en nuestro primer libro de "La resiliencia. Crecer desde la adversidad", utilizamos la metáfora de la bicicleta para hablar de resiliencia.

Esta bicicleta es metáfora de la resiliencia para
Anna Forés y Jordi Grané.

La rueda de atrás ejemplifica la herida que la persona ha padecido. No es la original, esto nos recuerda que la cicatriz de la herida siempre está presente y no podemos volver al estado inicial. A pesar del golpe, tener una rueda que permita hacer funcionar la bicicleta hace referencia a la posibilidad de esquivar el destino.

Las botas nos remiten al movimiento, a una multitud de pies para poder seguir avanzando. Es decir, menciona las múltiples estrategias de adaptación positiva.

El manillar de madera nos indica la importancia de trazar el sentido, de la coherencia de la vida que posibilita el equilibrio. Escogemos nuestro camino, hemos de saber orientarnos.

Las luces de esta bicicleta nos recuerdan la importancia del tutor de resiliencia, de las personas significativas con las cuales tejemos la vida. A veces no se ven, pero son esenciales para poder ver.

La cadena es lo que hace que todo funcione: serían todas aquellas aptitudes personales y sociales, como también las competencias de la persona resiliente.

Los pedales nos recuerdan de dónde se saca la fuerza.

El asiento es nuestro conocimiento, nuestras necesidades básicas cubiertas, y una red social que no acoge.

La madera nos remite a la condición humana. Somos frágiles y contingentes pero a la vez se trata de un material dúctil, flexible, que puede flotar (metáfora para ejemplificar el resurgimiento de las profundidades).

Gracias a los cursos y conferencias, las personas nos han dado nuevas lecturas a la metáfora todas ellas interesantes: el hecho de seguir adelante para no caerte; el poner muchas botas para recordar que no estamos solos y que hacemos el camino con otras personas para hacer el viaje más liviano, etc.  La bicicleta que perdió la rueda no volvió a ser la misma, fue diferente, tuvo otras oportunidades de rehacerse, de transformar, de reconocer su herida.

La última vez de la primera rueda de la bicicleta dio paso a la primera vez de la nueva rueda. Y delante de este ciclo hay que agradecer todo lo que nos ha llevado a la última vez y apreciar todas las primeras veces que nos han llegado y que aún están por llegar.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Un cuento para terminar el año: "No todo lo que pincha es pinchudo", de Paula Moreno y Luciana Rossi, excelente relato ilustrado por Miranda Rivadeneira para explicar el apego y la regulación emocional a los niños.


Portada del cuento "No todo lo que pincha es pinchudo"

Llevamos una temporada en la que asistimos a la publicación de cuentos que tienen que ver con nuestra temática, el apego, el trauma y la resiliencia. Recientemente, he presentado “Cuando mi corazón tiembla”, y también hace unas semanas escribí una reseña larga sobre la Colección Senticuentos, de la Editorial Sentir.

Pero hoy le toca el turno a otro cuento que tengo en mis manos y he leído, y que me ha cautivado. Sus autoras son colegas psicólogas argentinas -buena tierra en la cual este blog tiene muchos y muchas seguidores y seguidoras- llamadas Paula Moreno y Luciana Rossi, y ha sido bellamente ilustrado por Miranda Rivadeneira. 

Mi colega Luciana Rossi se tomó la molestia de hacérmelo llegar hasta mi domicilio cuando, en un foro sobre trauma en el que ambos participamos, mostré interés por el mismo. 

Siempre he dicho que hay muchos libros académicos y profesionales sobre psicología y psiquiatría. Cientos de autores que acercan su saber en diversos idiomas a colegas de todo el mundo para formarnos, mejorar nuestra práctica, descubrir paradigmas nuevos sobre los que profundizar para entender y tratar mejor a nuestros pacientes… Sin embargo, libros divulgativos, para el gran público o para nuestros pacientes mayores, y no digamos libros o cuentos para nuestros niños y niñas que hagan digeribles los conceptos de apego, trauma y resiliencia, de esos, hay muy pocos.

Es por ello por lo que saludamos cualquier iniciativa en este sentido. Y si la iniciativa, además, se traduce en un material con calidad e ingenio creativo para hacer más comprensible lo que es muy complicado de entender para los niños y las niñas, aún lo saludamos con más efusión.

Este es el caso del cuento titulado: “No todo lo que pincha es pinchudo”, el cual tiene a mi juicio, varias utilidades en el ámbito de la terapia. Sobre todo, en lo que a psicoeducación se refiere. Voy a exponer aquí alguna de esas utilidades que le veo al cuento.

1/ Recurriendo a los personajes de una familia de peces globo que se hinchan y cuando lo hacen sacan hacia el exterior unos pinchos que pueden causar daño, si te acercas, o repeler a los otros, las autoras, mediante esta metáfora tan acertada, ayudan a los niños/as a entender las dificultades que pueden tener para la regulación emocional y la vinculación afectiva como consecuencia, por ejemplo, de traumas relacionales tempranos en el seno de su familia. Así pues, la mamá de nuestro protagonista, Lolo, nacido en una familia muy especial de peces globo, descubre consternado los pinchos de su madre. Cuando esta se pone nerviosa aparecen, y también lo hacen cuando se enoja… 



El propio niño vive con sentimiento ambivalente cómo estos mismos pinchos emergen en él, y el estupor y miedo que le producen, pues le pueden perjudicar las relaciones con los demás, impidiéndole disfrutar de las mismas… La idea de que para poder sanar de todo esto es necesario no tratar de eliminar esos pinchos sino comprenderlos (entender cómo y por qué surgieron) y aprender a regularlos (mediante el mindfulness, por ejemplo), son algunos de los mensajes que al niño le llegan, de un modo visual y atractivo, a través de un personaje con el que se pueden identificar. 

2/ También se le transmite al niño que esas defensas surgieron por algo y que tienen un valor, supervivencial, para que pueda aceptarlas y honrarlas y no luchar contra las mismas. Lolo termina viendo los pinchos no como defectos, sino como recursos relacionales que le ayudaron a defenderse de muchas situaciones. Sin embargo, ahora están ahí y hay que aprender a regularlos: se da cuenta de que aparecen cuando está muy cerca de alguien (el temor enactuado con el otro a la intimidad de una relación de apego cuando esta pudo ser dañina), pero cuando se aleja vuelven a salir…



Del mismo modo, me ha encantado el origen de los rasgos y conductas que el niño muestra cuando es pinchudo: su familia de peces globo. El los aprendió en ese contexto, y en el cuento se transmite la idea de que tuvieron una utilidad también para sus padres, no porque estos fuesen innatamente así de ariscos, peligrosos o atemorizantes, sino como resultado de sus experiencias relacionales y ambientales, quedando la posibilidad de añadir -por parte de la persona que acompañe al niño/a en la lectura- que los padres desarrollaron esos pinchos porque a su vez los aprendieron de sus propios padres o de otros. El personaje Lolo muestra ambivalencia de sentimientos hacia su familia pinchuda: es su identidad y pertenencia, y aunque haya podido aprender a ser pinchudo, sin renegar de dicha identidad familiar, el pececito globo puede transformarse para controlar los pinchos de tal modo que no sean perjudiciales para los demás. También me ha gustado que los padres pinchudos muchas veces no lo son: cuando están tranquilos o no tienen problemas con otros seres marinos, le dan al pececito globo momentos de tranquilidad y calma, sintiendo calorcito… Aunque no dure porque los padres con problemas de regulación emocional… ¡sacan los pinchos cuando cambian de estado interno!

3/ Esto nos lleva al empoderamiento: lo que aprendemos como consecuencia de la exposición a modelos parentales incompetentes no es el destino. Una infancia infeliz no determina una vida, como dice Cyrulnik.  El niño puede aprender a regular su fisiología y su conducta, y tener poder sobre la misma, lanzándole el mensaje de que es su responsabilidad conseguirlo con práctica, y, además, ser admirado y valorado por los demás.

Puedes desarrollar pinchos como consecuencia de tus recursos psicológicos adquiridos tempranamente en las relaciones familiares y aprender a que esos pinchos no resulten pinchudos… ¿Se puede usar mejor metáfora? Creo que no. Los pinchos pueden salir o esconderse dentro de la piel, y es posible -por muy desadaptativas que sean en el presente las conductas aprendidas que en el pasado te ayudaron a sobrevivir- transformarlas en recursos creativos, o activarlas cuando las necesites, pero tomando conciencia de ello. 



4/ Los mensajes de que, con práctica y aprendizaje, y con la ayuda de otros que te pueden guiar y enseñar, sobre todo si tienes el espíritu curioso y detectivesco del protagonista, puedes transformarte, están presentes en el cuento. 

Un cuento escrito de una manera entretenida, que estimula la curiosidad, el deseo de imitación y la admiración por el pececito, con un lenguaje sin circunloquios, sencillo, claro y directo para los niños y niñas (como deben ser los cuentos) y que no todos los autores pueden lograr. Texto que viene acompañado de unas ilustraciones creadas ad hoc, coloristas y simpáticas, que nos muestran lo que les ocurre a los singulares habitantes de este mundo marino.

Creo que los niños y las niñas con traumas relacionales se identificarán fácilmente con el personaje y con las emociones que este siente, y con los esfuerzos de superación y aprendizaje que demuestra.

Sólo me queda felicitar a las autoras e ilustradora por este excelente y precioso trabajo.

El blog Buenos tratos regresa el 24 de diciembre con la firma invitada del mes. El día 7 de enero retomaremos la actividad recomendando un libro para empezar el año. Un cuento para terminar el año, un libro para empezar el año. No está mal.

Cuidaos / Zaindu

lunes, 3 de diciembre de 2018

Presentación en Madrid del cuento "Cuando mi corazón tiembla", diseñado para explicar a los niños la separación de los padres y seres queridos.

Presentación en Madrid del cuento

"Cuando mi corazón tiembla"

José Luis Gonzalo Marrodán, autor.
María Jesús Santos Heredero, ilustradora
Mercedes Bermejo Boixareu, directora de la colección Senticuentos

Sábado, 15 de diciembre
12,30h
En la Librería Lé
Paseo de la Castellana, 154
Madrid




Desde el 14 noviembre de 2018, disponible en librerías.
Publicado también en catalán y euskera.
Para niños/as entre 3 y 10 años

Es para mi un motivo de inmensa alegría y satisfacción anunciaros la publicación del cuento “Cuando mi corazón tiembla”, relato breve que es resultado de las sinergias surgidas en un grupo de trabajo formado por la directora de la Colección Senticuentos -a la que pertenece este-, Mercedes Bermejo, psicóloga, María Jesús Santos Heredero, ilustradora, y el autor de este blog, a quien, a estas alturas, sabéis de sobra quién soy.

El cuento está ideado para explicar la separación de los padres u otros adultos queridos a los niños/as, pero también para que aquéllos sean conscientes de lo que realmente supone un acontecimiento de esta naturaleza en la vida de una persona menor de edad. Siempre, exprese como lo exprese el niño/a, conlleva dolor. Lo que queremos es que no se convierta en un suceso que devenga en traumático.

La Colección Senticuentos tiene como finalidad ofrecer a los niños/as y a los padres y educadores un material que sirva como herramienta de comunicación para poder ayudarles a abordar temas emocionalmente complejos y/o dolorosos, sabiendo que el acompañamiento y la capacidad de sintonizar del adulto con el niño/a es fundamental e insustituible. El cuento fomenta el diálogo y la interacción con el niño/a haciéndole preguntas e invitándole a expresarse mediante el dibujo o el uso de pegatinas. 

Uno de los temas que a la editorial le preocupa es la separación de los padres o de figuras adultas queridas para los niños/as. Hay un número alto de divorcios conflictivos e incluso advierten de la judicialización de los mismos, viviendo los niños/as un estrés crónico que puede afectar a su desarrollo psicológico e incluso neurobiológico. El estrés excesivo continuado -que los padres o adultos significativos se peleen y/o instrumentalicen al niño/a en el conflicto, es de los peores estresores- está demostrado científicamente que, a la larga, puede alterar el funcionamiento cerebral porque la hormona del estrés que se segrega, el cortisol, en grandes cantidades, es tóxica para el mismo.

El diario ABC, recientemente, en septiembre de 2018, dice en un titular que “Los jueces están actuando como terceros padres” “Los jueces están actuando como terceros padres y se está produciendo un colapso de los juzgados especializados en Familia y de Instancia. Así lo afirma la presidenta de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), María Dolores Lozano, quien asegura que está teniendo lugar una judicialización de la vida familiar y cotidiana.

Hay ex-parejas que parecen funcionar a golpe de decisión del juez, pero es necesario que hagan un esfuerzo en intenten consensuar y negociar un acuerdo antes de acudir a la vía judicial, afirma María Dolores Lozano. Estas personas deberían tener en cuenta el altísimo impacto emocional que estas crisis familiares causan tanto en los hijos como en las partes implicadas…”

Cuando me invitaron a participar en este proyecto emocional, la idea central que yo transmití al equipo de trabajo fue la necesidad de que el niño/a lector/a se sintiera automáticamente identificado con lo que le podía estar sucediendo y comprendiera, gracias a los dibujos y a lo sencillo, pero claro y directo del texto, lo que puede sentir -y cómo reacciona- en una situación familiar de ese tipo. También mi pretensión era transmitir la imperiosa necesidad de que el adulto o los padres que lean el cuento sean capaces de tomar conciencia de que deben de ver al niño/a, mentalizarlo (darse cuenta de que es un ser humano que tiene emociones, ideas, deseos, sueños… en suma, necesidades) para poder empatizar con él/ella. Que el adulto no se quede con las alteraciones de conducta u otras respuestas a través de las cuales los niños/as suelen expresar el dolor emocional, o que no mentalice estas conductas atribuyendo a las mismas un significado distorsionado y valore con una etiqueta culpabilizadora a aquéllos; o simplemente se quede con las conductas observables y las censure, castigue o ignore, con lo que esto conlleva de señalar al niño/a como foco del problema o conflicto, o dejarle en un vacío y en una soledad angustiosa con todo lo que puede sentir... Los niños/as a través de las conductas expresan sus necesidades o emociones, y en el caso de un divorcio lo harán de la manera en la que puedan (no siempre pueden elegir cómo reaccionan) y que se muestran en el cuento: agresividad, desconexión, aislamiento…

Hay algo en la mente del niño diferenciado de la nuestra como padres o adultos.

Teníamos claro todos los miembros del equipo que era importante despertar la ternura y sentir una infinita empatía por el niño/a. Para ello, qué mejor que remover las propias emociones y poner de uno mismo en lo que hace. Y si es en un encuentro con el propio pasado, mucho mejor, una nueva oportunidad de poder volver a mirar al niño interior con ojos de amor. Decidimos, en el equipo, que el niño protagonista del cuento se llamara Koke: es precisamente cómo me llaman a mi en mi casa, y también mis amigos de la cuadrilla, y cómo soy conocido en los grupos en los que de joven, me moví, esto es, mi apodo. Decidimos, además, que María Jesús Santos, una maga de la ilustración, dibujara al personaje de Koke en base a fotografías que yo le entregara. De ahí lo de mi encuentro con mi niño interior, yendo al álbum familiar en una nueva oportunidad para reelaborar la propia biografía. ¡Emotivo viaje!

Koke no podía no tener, inicialmente, a nadie que no supiera lo que sufría con la separación de sus padres; es por ello por lo que decidimos que una amiga le apoyara. Y para eso creamos a Janire, el nombre de mi ahijada. Su personaje fue creado en base a las fotografías que de ella de niña proporcioné a María Jesús. Una maravilla sus creaciones.

También, para hacerlo más entrañable aún, situamos una de las primeras escenas en un lugar para mí afectivamente cargado de manera positiva, y grávido de honduras y recuerdos plenos de sensaciones físicas placenteras, con la nostalgia que evocar conscientemente siempre conlleva: La Playa de La Concha, La Playa de mi vida -y de  todos y todas los y las donostiarras e incluso foráneos enamorados de la misma- donde fui con mis padres, mis abuelos, mis amigos, amigas, mi novia, mis compañeros de Facultad en la fiesta de paso del ecuador de carrera, colegas de otras ciudades, amigos/as de otras ciudades… Y sigo yendo… También en esa barandilla famosa de la bahía uno se apoya para ver atardecer, amanecer, reflexionar, serenarse, calmar su ansiedad o tristeza...

De este modo, María Jesús Santos Heredero, gracias a sus magníficas neuronas espejo, se fue contagiando de este ambiente y estas proyecciones personales y logró crear a los personajes con una expresión y en unas situaciones familiares que despiertan ternura e infinitas ganas de cuidarles, y proteger al niño protagonista y decirle: “yo te veo”

En el cuento, mediante un relato breve pero a la vez claro y sencillo, accesible a los niños/as, se pone de relieve que los padres se separan: las reacciones del niño/a, la actitud incorrecta y perjudicial de estos, lo invasivo que es el juzgado, los sentimientos del niño/a (ahondando, con bellas metáforas, en forma de dibujos, en la necesidad de ser capaces de leer qué hay detrás de la conducta que se manifiesta), cómo los padres piden ayuda profesional (aparezco dibujado yo como psicólogo con mi caja de arena) y el cambio de actitud de los progenitores: de distante, racional y no mentalizadora a cercana afectivamente, sintonizada y siendo capaces de interpretar adecuadamente qué expresa el niño/a mediante sus conductas y reacciones. 

Por todo ello, para incidir con intensidad en la necesidad de que en el proceso de separación el niño/a debe ser visto, reconocido y sentido (como afirma la psicóloga Ana Gómez) por ambos padres, creé la metáfora de la lupa. El mensaje para los padres es que deben ser conscientes, como digo, de que hay que mentalizar al niño/a (ir más allá de lo que muestra en su conducta y saber leer que tras o mediante la misma se expresan necesidades y emociones): ver su mundo interno y recogerlo con empatía. La lupa puede agrandar y ver mejor al niño o joven a este nivel.

En el cuento, el conejito llamado Txuri, que está siempre al lado de Koke (el protagonista), simboliza la necesidad de ser conscientes de que el niño/a necesita ser sentido para sentirse seguro en un momento de su vida crítico e inestable. Representa la seguridad y la permanencia que los niños/as precisan para su buen desarrollo. Pese a la separación, el niño o joven necesita sentir que su entorno y la disponibilidad de sus progenitores cambia lo menos posible y permanece inalterable porque sus padres estarán junto a ellos. Txuri es el nombre del conejito en el cuento y en la realidad lo fue de un peluche, objeto transicional, que acompañaba a mi ahijada de bebé y de niña.

El cuento se completa con unas recomendaciones para los padres o seres queridos del niño/a escritas por mi con el fin de que tengan en cuenta cuáles son las cuestiones fundamentales en un proceso de separación y a qué tienen que atender, dar respuesta y cómo hacerlo.

Todo esto es fruto del excelente trabajo que como equipo hemos hecho. Mercedes Bermejo coordinaba el plan de creación del cuento y los pasos a seguir, tomando notas de todo y haciendo una primera redacción a la que fuimos contribuyendo. Quien suscribe estas líneas, se ha encargado de transmitir las ideas cruciales que el cuento debe de incorporar, los conceptos psicológicos subyacentes: el vínculo de apego debe de preservarse, la mentalización (ver, sentir y reconocer al niño/a), las reacciones psicobiológicas ante el sufrimiento, la posible instrumentalización del niño/a, la inversión de roles, satisfacer las necesidades del niño/a y el rol parental que deben de ejercer los padres) Y, finalmente, María Jesús Santos Heredero ha hecho unas ilustraciones fascinantes y ha llevado a las imágenes y a los dibujos la fuerza expresiva que yo buscaba: los afectos, las reacciones y la empatía hacia Koke, de tal modo que sensorialmente uno queda cautivado por el cuento. María Jesús lo ha ilustrado conforme le iba indicando y según lo que necesitábamos transmitir al niño/a y a los padres en cada página.

Finalmente, el título: “Cuando mi corazón tiembla”, poniendo el énfasis en que la fisiología del niño/a se ve afectada en una situación de este tipo, todo el ser y sentir del niño/a se van a convulsionar cuando para él sus padres, su casa y su mundo se resquebrajan. Desde sus entrañas.

Hemos puesto el acento en que la separación de los padres u otros adultos queridos no es baladí. Si los padres no actúan con sensibilidad y empatía hacia el niño/a, el riesgo de que sea una separación traumática es alta, con los riesgos que conlleva de vulnerabilidad a problemas y trastornos psicobiológicos en un futuro. 

En vuestras manos ponemos este instrumento elaborado con todo el cariño y sabiduría que hemos sido capaces de transmitir. Esperemos que penséis como nosotros/as: que lo hemos logrado. Vosotros/as lo diréis. Ojalá sirva para que muchos padres y adultos significativos no conscientes de lo que supone una separación para los niños/as, lo sean a partir de leer este material. 

El cuento se publica en castellano, catalán y euskera. 

Os invitamos a las presentaciones que tendrán lugar en Barcelona, el jueves 15 de noviembre, en la Librería PANGEA, en la Rambla de Catalunya, 23, a las 18,30h. Nos acompañarán Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. 

Y en San Sebastián, el jueves 22 de noviembre, a las 19,00h en la FNAC, en la calle Urbieta, 9.

¡Os esperamos a todos/as con mucha ilusión!

lunes, 26 de noviembre de 2018

"Las víctimas que causan víctimas", por Patricia López Alonso de Caballero, educadora social.

Diez meses, diez firmas IV


Profesional invitada en el mes de noviembre de 2018: 

Patricia López Alonso de Caballero
Educadora y Traumaterapeuta


Nuestra invitada del mes, Patricia López Alonso de Caballero, educadora de un centro de reforma, ha sido alumna del Postgrado de Traumaterapia Infanto-juvenil Sistémica de Barudy y Dantagnan en su edición en San Sebastián-Donostia. Hemos tenido ese honor y esa suerte de conocerla.

Entre las tareas a realizar en el Postgrado, una de ellas es una técnica para trabajar un objetivo de la Tabla metodológica de intervención en traumaterapia con un niño o joven. A Patricia, perteneciente a la promoción APEGA 3 Donostia, ya la tenía "fichada", como se dice popularmente. Cuando le llegó su turno de exposición y vi lo que había presentado, la calidad y la sensibilidad con la que estaba -está- hecho su cuaderno psicoeducativo, me sentí impresionado y a la vez agradecido porque, ¡por fin!, veía la luz algo tan necesario. Patricia López Alonso de Caballero tiene el inmenso placer de compartir hoy con nosotros sus reflexiones como educadora de un centro de reforma y, además, contarnos cómo se gestó el referido cuaderno psicoeducativo para trabajar con los jóvenes de estos centros (hay una versión para menores que conviven en acogimiento residencial) desde otro paradigma. Ella lo diseñó como trabajo fin de curso del Postgrado, pero pronto tendremos el honor de que nos lo presente aquí. 


Animé y felicité conmovido a Patricia diciéndole que su trabajo era excelente y que merecía un post, y además darlo a conocer, no podía quedarse sólo entre los miembros de la red APEGA. Y ella aceptó gustosamente, claro. Le estoy muy agradecido por su desinteresada participación y por compartir con nosotros su extraordinaria labor como educadora. ¡Cuánto me alegra saber que hay jóvenes que son acompañados y educados por Patricia! Me costó animarla un poco, no porque no quiera, al contrario, ella es una persona generosa. Es  porque Patricia tiene el don de la humildad y de la discreción, de quien trabaja ardua y calladamente.



Portada del cuaderno "AcogiendoTE", cuya autora es
Patricia López Alonso de Caballero.

Patricia creo que va a beneficiar a muchos educadores, y en consecuencia, a muchos chicos y chicas de otros centros que no están en este registro y han pensado alguna vez que debe hacerse algo más que tratarles en base a programas de modificación de conducta. Para sensibilizarnos, ella ha preparado hoy este precioso artículo académico y vivencial, que te atrapa en cuanto empiezas a leerlo. Sabiduría profesional y experiencia propia se dan la mano magistralmente. Además, el material que nos presenta, el cuaderno psicopedagógico para apoyar a jóvenes que entran en un centro de reforma, como ya he dicho, lo publicará y en unos meses podréis contar con él en vuestros centros. Se llama AcogiéndoTE (BESARKAtuz) y se centra -aunque no exclusivamente- en cómo hacer la acogida a estos chicos y chicas. Pues un buen comienzo puede ser el inicio de cambios más profundos. Como he referido, hay una versión para menores que residen en centros de reforma y otra para quienes viven en centros de acogida. 

Patricia López Alonso de Caballero, bienvenida al elenco de ilustres autores colaboradores/as del blog Buenos tratos. ¡¡Mil gracias por tu alma sensible y por tu generosidad!! Por pensar en estos chicos y chicas y verles más allá de lo que nos muestran (su repertorio de conductas propias de un cerebro reptil sobreestimulado para sobrevivir) Su último síntoma, como muy bien lo has expresado, fue cometer un delito.

Me siento muy orgulloso de tu trabajo y tu progresión en APEGA 3 Donostia. Zorionak!!

Patricia López Alonso de Caballero. Soy educadora social por convicción y recientemente Diplomada en traumaterapia infanto-juvenil sistémica. En este momento me encuentro cursando psicopedagogía y sigo formándome cada día.

Siempre he estado relacionada con el mundo de la educación, que es una de mis pasiones. Trabajé con muchos grupos de niños y niñas en el ámbito no formal como monitora y directora de tiempo libre, pero tuve la suerte de conocer a la infancia más vulnerable durante los años que pasé en una guardería municipal en uno de los barrios más deprimidos de Bilbao. Creo que ahí empezó mi cambio y el comienzo de un proceso de implicación personal para con los niños, niñas y adolescentes más dañados y afectados por sus vivencias sociales y familiares. 

La vida me llevo a trabajar en un centro de reforma de nivel I, en el cual llevo ya más de 12 años, al que  llegan los chicos que han cometido los delitos de mayor gravedad, alguno de ellos lo tuve en mis brazos cuando era un bebé. Y esto me hace pensar en la relación entre sus experiencias tempranas y como estas influyen en su desarrollo a lo largo de los años, basando gran parte de mi formación en encontrar respuestas a estas preguntas.


Título de su artículo: Las víctimas que causan víctimas

La primera vez que crucé la puerta de aquella habitación sobrevoló un avión de papel a escasos centímetros de mi cabeza. Durante unos segundos no fui capaz de explicarme que sucedía. Las primeras entradas a las habitaciones de los chicos recién llegados a un centro de reforma siempre son una caja de sorpresas.

Los ojos mas enfadados y llenos de ira que había visto hasta ese momento me hicieron fijarme en el autor de toda una flota de “cazas” hechos con el arte de un verdadero experto en origami. Seguramente me dijo que me fuera con las peores palabras que pudo encontrar, lo resumiría en un utilizadísimo “VETE”, pero yo tenía tanta curiosidad por saber de donde procedían aquellos objetos voladores que hice que no les escuchaba, ni a él, ni a su mirada.

A los niños hay que escucharles con los ojos, analizar todo lo que proyectan, como se relacionan, como se expresan, como se mueven, como se sienten. Iñigo Martínez de Mandojana

Sentía que le ardían los ojos y su postura física transmitía todo el miedo y la desconfianza que yo le creaba. En aquella habitación, con puerta de hierro, ventanas con rejas, una educadora que no conocía de nada y dos personas del equipo de seguridad detrás de mí por si tenían que entrar en acción, se arrinconó sobre una mesa, pero estaba claro que en cualquier momento podría saltar sobre nosotros, como en la sabana cuando un animal no tiene más alternativa que defenderse atacando. Optó por escupirme a la cara que los aviones los había hecho con las 39 hojas de normas que le habíamos dado para leer. Fue compasivo porque en su opinión podía haber hecho algo peor conmigo y el documento base que le habíamos entregado para que fuese interiorizando el funcionamiento diario. Jaque mate.

Me presento, soy Patricia, educadora de un centro de reforma y os lo presento, él es uno de los chavales que me han hecho crecer a golpe de realidad.

Llegaba derrotado, cansado, asustado. Tenia 15 años y el cuerpo de alguien mucho más pequeño. Se negaba a llorar. Era autor de atracos a mano armada y…  se hacía pis en la cama. Si su cuerpo llevaba la cuenta, su apartado de débito era muy extenso.

Intentaba asustarnos, herirnos, no accedía a ninguna intervención, nos recordaba constantemente que éramos unos extraños y no nos quería en su vida.

Le respondimos con puertas cerradas con llave y las dichosas 300 normas que tenía que leer. No fue el mejor planteamiento, como no lo es muchas de las veces.

Los primeros días hizo una declaración de guerra unilateral hacia todo el equipo educativo, sólo conseguimos un canal de comunicación con una de las compañeras más pacientes y sensibles, que fue capaz en los 50 minutos que pudo salir al patio de proporcionarle un ápice de seguridad y confianza. Conectó, sintonizó, en su misma frecuencia. Desafortunadamente, ella tenía unos días libres… volvió el caos en cuanto se enteró… lo avisó: “Si te vas la liaré todo el rato”.

Cuando se trabaja con niños que presentan trastorno de apego reactivo se muestra dolorosa y claramente que el niño sólo crece cuando el terapeuta es capaz de reconocer su naturaleza fundamental y de ayudar a esta naturaleza a salir lentamente de la inmadurez. Rygaard

Comenzaba mi segundo año de traumaterapia y se me agolpaban en la mente Fonagy, Bolwby, Cyrulnik, los van der, Barudy, Rafa y Jose Luis... que me decían que en aquella habitación tenia un adolescente herido, lo suficientemente dañado para poner todo su sistema de alerta en pie. No hablábamos de un reptiliano cualquiera, estaba enfrente de un verdadero cocodrilo; las cosas tenían que haber ido muy mal a lo largo de los años para llegar en ese estado.

A veces la conducta antisocial no es otra cosa que un S.O.S en busca del control ejercido por personas fuertes, cariñosas y seguras. Winnicott

No era un caso aislado, la inmensa mayoría de los chicos llegan así; rotos. Llevan en sus mochilas historias de negligencia, abandono y los malos tratos más duros de los que he oído hablar. Son hijos del trauma que va bajando en sus líneas generacionales hasta aplastarlos y abocarlos a una vida infernal.

Y entonces se quedo embarazada. Aquello supuso un desplome largo, torpe y doloroso. Parecía que había ocurrido un cataclismo, aunque nada tangible había cambiado; empecé a sumirme en una desesperación y un pánico cada vez mas profundos, motivados por lo que estaba a punto de pasar. James Rhodes

Él no tenia madre, muerta a sus 5 años. Sobredosis. Su herencia fue un síndrome de abstinencia que le llevo a la incubadora varios meses. Soledad, falta materna, sufrimiento… Su padre murió, posiblemente no sepa ni porqué. Se configuró a través de la heroína, estableciendo circuitos neuronales diferentes, seguramente deficientes y que le abocaron a una falla del desarrollo en casi todos sus campos.

Lo criaron sus abuelos que, en su entendimiento, le pegaban por eso de enderezarlo. Él los quería, los quería mucho, y ellos a él parece que también, porque conserva cierta capacidad de dar cariño.

Si alguien lo mentalizó…. escapa a nuestro conocimiento, pero le cuesta tanto entenderse, sentirse y entender y sentir al otro… que podemos intuir que tuvo que sobrevivir a no ser casi visto. Pensamos que es egoísta, pero lo etiquetamos mal. Es una afección en la empatía, derivada de una escasa mentalización; si aprendemos a ver y entender a los demás a través de la mente prestada de nuestras figuras de referencia, él no tuvo esa suerte.

Los abuelos también murieron, uno detrás del otro, tan rápido que no le dio tiempo a integrar nada más. Todavía hoy cuenta diferentes historias sobre la muerte de su madre. Yo tuve suerte, me tocó una cálida. Presenta un estado disociativo en el que sus diferentes partes hacen lo imposible por permitirle seguir sobreviviendo. Lo protegen del horror mas absoluto, del dolor que ha tenido que suponer una vida de negligencia y ausencia parental

Si el bloqueo ha sido grande, y no se han dado las condiciones para que se resuelva, puede alterarse el acceso a estas memorias…Cuanto mas pronto ocurre, más prolongada fue la situación, mas implicadas estuvieron las personas más cercanas, más probable será que nos veamos ante mayores niveles de bloqueo. Con el tiempo la niebla puede cubrirlo todo. Anabel González.

Podía haber sido cualquiera de ellos, no conozco ninguno que haya tenido una infancia feliz, pero fue él, capitaneando aquellos aviones, quien me despertó de mi letargo. Ante una historia de vida así…. ¿Iba yo a colaborar en algo con mis 39 hojas de normativa?

Ya llevaba un largo tiempo de duda, de sentirme egodistónica en mi asiento, me parecía no tener norte, haberme dejado encerrar en la jaula de las ratitas de Skinner. Y lo peor de todo, no encontraba mi esencia.

Responder con “castigos, respuestas o consecuencias” a las conductas “disruptivas” … no parecía que conllevase una mejora de casi nada. Intentábamos domar cocodrilos a golpe de leyes y protocolos que un cocodrilo no sabe ni quiere leer.

La situación fue mejorando con el paso del tiempo; las 3 P de Maryorie; Paciencia, Permanencia y Perseverancia fueron engordando su alma a la vez que la estabilidad, la seguridad y el cuidado fueron engordando su cuerpo.

Desde la constatación de ciertos adultos lo suficientemente estables para él, fue elaborando sus relaciones, que siempre tuvieron un punto de desconexión, de congelación… de mirada tal vez perdida.

Le propuse realizar con él mis practicas de fin de diplomado, la Evaluación Comprensiva; le gustó mucho la idea y lo cerramos todo a cambio de una tableta de chocolate con fresas, un lujo ilegal en aquel dispositivo. También me dio un abrazo que me fisuró una costilla… son las cosas de aprender a abrazar con 80 kilos de peso.

Trabajamos duro, hizo un esfuerzo enorme, quería regalar al resto de chicos que llegaran su experiencia. Se mostró generoso con todos y sobre todo conmigo, haciéndome dar un giro de 180º al trabajo que realizo en el sistema de reforma.

Hubo momentos muy duros, el que más cuando el canal al que yo llamo de “banda ancha” para espanto de Wallin, se llenaba de historias no habladas, de dolor y porqué no confesarlo... de mi ser nueva en aquella forma de mirar.

Los resultados eran abrumadores. En resumen, nacer en circunstancias muy difíciles, siendo víctima de la incompetencia parental mas severa, del propio trauma de sus generaciones anteriores, de la deprivación social, de la pobreza y de la falta de recursos sociales, configuran un niño física, psicológica, emocional y moralmente dañado en casi todas sus áreas de desarrollo.

Los niños maltratados que no reciben una protección adecuada y coherente pueden manifestar sus sufrimientos con comportamientos violentos hacia los demás o hacia ellos mismos muchos años después. Jorge Barudy.

Nos comimos aquella tableta de chocolate, la más grande que encontramos… y todavía hoy no me explico que nos salvo de una indigestión segura.

Y en el celebrar de aquel espacio que habíamos conseguido, de matriz, de respeto, de conexión… recordamos aquella flota de aviación militar del primer día. Y decidimos qué podíamos cambiar aquella acogida.

Entender que quien llega puede ser visto más allá de las conductas que presenta… incluso entendiendo precisamente esas conductas como consecuencia de todo lo vivido, nos posibilita impregnar nuestro trabajo de una filosofía humanista, más personal, mas autentica y más liberadora.

¿Qué pasaría si cuando entras en un centro, cargado con tu propio sufrimiento, en vez de coserte a normas, aislamiento y rigidez… te explicasen tus propios compañeros cómo se sintieron cuando estuvieron en tu lugar validando todo aquello por lo que estas pasando?

Se llamó BesarkaTUz (AbrazandoTE) y participaron chicos y chicas de protección y reforma; todos ellos con muchísimas ganas de ayudar a los que llegan, demostrando y mostrando una generosidad infinita sobre quienes son y lo que han vivido.

Creamos un cuaderno con todas sus experiencias, AcogiéndoTE, cuyo objetivo es acompañar a los adolescentes y niños que por un motivo u otro dejan sus casas y tienen que ingresar en un centro, un piso o un nuevo hogar desconocido para ellos. Sentirse comprendido, acogido y visto puede suponer un comienzo totalmente diferente.

AcogiéndoTE supone un cambio de mirada en nuestro quehacer, en nuestra experiencia y en nuestro día a día. Los profesionales también están llamados a cuestionar sus visiones, sus antiguos aprendizajes y sus actuaciones. Es una herramienta que las personas con las que trabajamos nos regalan para hacernos mirar más allá, para hacernos avanzar y comenzar un camino basado en los buenos tratos.

Le conté todo esto el último día que estuve con él. Le pedí permiso para publicar parte de su historia (obviamente cambié los aspectos importantes que pudieran identificarlo). “Para eso lo hicimos Patri, para ayudar, para que otros niños, niñas y adolescentes que se encuentran en situación bien difícil, se sientan sentidos”

“¿Puedo ir contigo a presentarlo?” me preguntó. “Me pondré la gorra que tanto me gusta. No se si hacia delante o hacia atrás, nunca a un lado… que yo no soy ningún moñas”.

NO. NO LO ERES. Eres un superviviente, con una capacidad resiliente envidiable. A tu manera, me abriste un mundo. GRACIAS.


BIBLIOGRAFÍA

Winnicott, D.W. (1991). Deprivación y delincuencia. (4ª reimpresión, 2005). Buenos Aires, Argentina. Paidós.

Rygaard, N.P. El niño abandonado. (2008). Barcelona, España. Gedisa.

Barudy, J y Dantagnan, M. (2005). Los buenos tratos a la infancia. (4ª reimpresión 2009). Barcelona, España. Gedisa

Martínez de Mandojana, I. (2017) Profesionales portadores de oxitocina. Los buenos tratos profesionales. Madrid, España. El hilo ediciones

González, A. (2017) No soy yo. 

Rhodes, J. (2015) Instrumental. (7ª edición 2016)). Barcelona, España. Blackie books.

Bessel van der Kolk, M.D. (2014). El cuerpo lleva la cuenta. (2015). Barcelona, España. Editorial Eleftheria