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lunes, 12 de mayo de 2025

"Nos tratamos bien", un cuento de Lucía Serrano.


Nos tratamos bien
Un cuento de Lucía Serrano

Resumen del post:


José Luis Gonzalo Marrodán


************

El paradigma de los Buenos tratos ha sido desarrollado por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, plasmado en su primer libro “Los buenos tratos a la infancia: parentalidad, apego y resiliencia”. 

Portada del libro de Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan



Como se dice en este libro, "Los buenos tratos a niñas y niños asegura el buen desarrollo y el bienestar infantil y es la base del equilibrio mental de los futuros adultos y, por tanto, de toda la sociedad. El punto de partida de los buenos tratos a los niños es la capacidad de madres y padres para responder correctamente a las necesidades infantiles de cuidado, protección, educación, respeto, empatía y apego. La competencia parental en estos aspectos vitales permite que niñas y niños puedan crecer como personas capaces de autoestima y de tratar bien a los demás. En este sentido, los buenos tratos pueden romper el círculo vicioso de la violencia que se perpetúa entre generaciones y crear una cultura general del buen trato en la sociedad. Esta obra ofrece una descripción precisa de los daños que pueden causar la falta de competencia y a menudo de conciencia de madres y padres, demasiado ocupados con sus problemas profesionales o sentimentales para hacerse cargo de sus hijos o haciendo pagar a éstos dolorosamente sus propias carencias e insatisfacciones". 

Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan han contribuido desde IFIV con sus investigaciones y labor profesional de promoción de la cultura del buen trato a que se desarrollen muchos programas, formaciones y propuestas, desde diferentes instituciones públicas y privadas, destinadas a concienciar sobre la trascendencia que los modelos psicoeducativos respetuosos y bien tratantes con los niños tienen para su neurodesarrollo. Este no puede completarse de una manera armónica si no es a través de relaciones de buenos tratos familiares, escolares, sociales…

En este libro los autores argumentan la necesidad de promover crianzas y modelos de socialización basados en los buenos tratos. La satisfacción de las necesidades de los niños, la promoción de vínculos de apego seguro, la instauración las pautas de crianza respetuosas con los derechos de los niños y la conceptualización de los buenos tratos no solo como la ausencia de cualquier acción que dañe física o psicológicamente a los niños sino como todo aquello que activamente nutre y conecta las neuronas de los infantes y hace crecer su cerebro: el afecto, el juego, la comunicación, el orden, las rutinas diarias, la seguridad…, son contribuciones de Barudy y Dantagnan.

La investigación científica sobre el maltrato y el desarrollo cerebral no deja lugar a las dudas: este afecta y daña el cerebro y produce anomalías en su funcionamiento. Autores como Martin Teicher y Bruce Perry lo han podido demostrar en sus investigaciones. El primero estuvo entre nosotros en San Sebastián y en sus conferencias nos hizo una exposición rigurosa sobre el trabajo que él y su equipo vienen desarrollando en la Universidad de Harvard en relación con cómo el cerebro es afectado por los malos tratos. Rafael Benito dedica su vida profesional al tratamiento psiquiátrico de los niños, adolescentes y adultos que sufren o han sufrido maltrato. En sus investigaciones y libros ha recopilado numerosos estudios que demuestran cómo la integración cerebral se ve seriamente amenazada por la exposición repetida de las personas a los malos tratos, peor cuanto mayor gravedad, inicio temprano y duración tengan estos. 

En el ámbito de la protección a la infancia, el paradigma de los buenos tratos ha influido decisivamente en la política social. La protección de la persona menor de edad es un derecho inherente a este que debe ser respetado y defendido por las administraciones públicas a través de decretos y leyes. El ámbito privado familiar sagrado donde ninguna persona ajena podía entrar, ya no lo es tal, pasando los niños a ser sujetos de derecho y seres sintientes a los que hay que proteger. Es una tarea ineludible que nos compete a todos como ciudadanos. 

En el ámbito de la medicina, existen mecanismos de detección en pediatría en los diferentes centros de salud, con el fin de comunicar a los servicios sociales posibles situaciones familiares de malos tratos y poder proteger a los niños lo antes posible. Hace unos años, cuando comencé mi trabajo como psicoterapeuta, esto comenzaba a instaurarse pero aún no era algo integrado en la sanidad.

En la psicoterapia, los psicólogos que la ejercen cada vez están más concienciados de que ninguna psicoterapia puede reemplazar el derecho de los niños a ser protegidos. Si un profesional de este ámbito recibe, por ejemplo, una revelación de abuso sexual de una persona menor de edad, la ley actual en España le ampara para poder notificar una posible situación de abuso sexual. Esta ley está por encima del secreto profesional del código deontológico. 

En otros ámbitos socio-educativos como la escuela, el buen trato ha pasado a cobrar gran relevancia. También existen pautas de notificación de posibles situaciones de desprotección que puedan sufrir los niños, hace unos años ausentes. Y aunque hay mucho por hacer, existen protocolos desarrollados por los departamentos de educación para poder actuar cuando se detecta una situación de bullying o de maltrato entre iguales. La constatación de las secuelas psicológicas severas que los niños sufren como consecuencia de los malos tratos ha movilizado a que estos departamentos creen un conjunto de instrucciones a seguir para actuar ante esta devastadora forma de maltrato. Hace falta concienciar más a los centros sobre lo pernicioso del bullying (esta forma de experiencia traumática está asociada a la aparición de numerosos trastornos mentales y afecta seriamente a la personalidad) y animarles a que interioricen que abrir los protocolos no es vergonzoso para el centro sino una garantía de compromiso con el buen trato para todos. 

Del mismo modo, la atención a la salud mental es un compromiso ineludible por parte de la escuela; existen también protocolos de actuación para detectar y atender a alumnos con riesgo de conducta suicida. Grandes avances, sin duda, inexistentes pocos años atrás. 

Es necesario que las escuelas se organicen en sus principios e ideario (en todas las asignaturas, así como tema principal de trabajo en el día a día de clase) en enseñar a los niños a respetarse y convivir. Qué es un buen trato y qué no lo es. Llevar todas estas ideas y descubrimientos científicos al ámbito convivencial de la clase. Lo mismo que preocupan los informes de rendimiento académico tipo PISA, que nos preocupen también los informes de convivencia y relaciones. Que los niños salgan de la escuela habiendo interiorizado que todos merecemos ser respetados y bien tratados como personas que somos; y que lo contrario daña el cerebro y, por lo tanto, al ser humano. 

No será por falta de materiales. La pena es que estos materiales y programas para la promoción del buen trato en la escuela, el segundo hogar de los niños, se usan poco. No se les destina tiempo dentro del currículo escolar. Esa es la impresión que uno tiene. Sin embargo, los materiales, como veremos a continuación, existen y son muy buenos. Ha caído en mis manos este cuento que trata de concienciar a los niños sobre la importancia de tratarse bien. En consecuencia, versa sobre qué es tratarse bien.


Se titula NOS TRATAMOS BIEN y su autora es Lucía Serrano. Lo publica Beascoa, una editorial de prestigio que suele apoyar proyectos de gran calidad. Y este lo es. ¿Por qué me parece un cuento útil e interesante? Porque traslada a los niños con un lenguaje claro y de manera concreta, utilizando experiencias de su vida cotidiana, de manera muy gráfica, y con unos dibujos muy bien hechos y atractivos para los niños, qué son los buenos tratos. 


Portada del cuento "Nos tratamos bien"


La autora nos dice en su contraportada: "Un nuevo libro Lucía Serrano, autora súper ventas, sobre la amistad, el respeto y la importancia de tratarnos bien. Eres una persona única en el mundo. Las niñas y los niños de tu clase también lo son. Puede que te guste algo y que a otra persona no le guste nada. Hay quienes cantan muy bien. Y quienes son increíbles leyendo en voz alta, o corriendo muy rápido ¡Somos diferentes! Pero ¿sabes qué tenemos en común? Que a todas las personas nos gusta que nos traten bien. Y para ello hay ciertas cosas que debemos saber. Con este libro aprenderás que TRATARNOS BIEN es la norma más importante del planeta Tierra".

Valora las diferencias como algo natural y que nos define como personas únicas. Sin embargo, todos nos necesitamos porque somos seres sociales. El libro se adentra en estrategias que están arraigadas en nuestra biología y cultura (como la tendencia a ser agresivos) pero que no hacen que nos sintamos mejor o resolvamos los problemas de relación, todo lo contrario. El cuento ayuda a que el niño vea y aprenda estrategias de regulación. También remarca la importancia de autohablarnos y hablar a los demás con cariño. Ahonda en ejemplos concretos sobre qué es tratarnos bien y tratarnos mal, y en la tolerancia que debemos tener con los compañeros: pueden no gustarnos y que no tengamos afinidad, pero eso no significa que les tengamos que rechazar, o pegar o insultar. El cuento subraya la importancia de comunicar al grupo quién se está sintiendo solo y acercarse a él o ella; y como grupo ayudar si a alguien se le trata mal, haciéndole ver al que lo hace que así no. Finalmente, la autora ensalza el valor del respeto entre los niños y normaliza el cometer errores o equivocaciones, así como la tolerancia y comprensión hacia los que se desarrollan más lentamente. 

Una página del cuento de Lucía Serrano


En suma, un material muy bien hecho y cercano al mundo de los niños y las niñas que puede servirnos para psicoeducar en los buenos tratos, aspecto clave porque son la garantía de un sano desarrollo infantil. 

viernes, 25 de abril de 2025

Podcast Capítulo 2: "Contribución de la Traumaterapia sistémica al daño cerebral producido por el maltrato en la infancia", por Rafael Benito Moraga, psiquiatra.

Podcast Capítulo 2







Damos comienzo a un nuevo proyecto que desde la Traumaterapia Sistémica hemos puesto en marcha. A través de varios capítulos, una serie de podcast, vamos a daros a conocer los fundamentos de este modelo, su metodología, sus modalidades de intervención... Somos más de 800 profesionales repartidos por toda España e Hispanoamérica, que trabajamos aplicándolo después de egresar del Postgrado. 

Participarán los miembros del equipo docente del diplomado, los profesionales que aplican la Traumaterapia en el ámbito de la protección a la infancia (técnicos de infancia, trabajadores sociales, psicólogos, educadores...), la enseñanza (maestros, orientadores...), la psicoterapia (psicólogos que la utilizan en sala de valientes), lo judicial (abogados, educadores, psicólogos...), así como las familias que han trabajado como coterapeutas y han participado llevando adelante una parentalidad terapéutica. 


Portada del libro de Rafael Benito Moraga


En este segundo capítulo, nos acompaña Rafael Benito Moraga para explicarnos de una manera rigurosa pero amena y atractiva cómo el neurodesarrollo puede verse afectado por el trauma temprano. También ahonda en el crucial papel que los padres, familias y profesionales tenemos, a través de los vínculos, en la recuperación de los niños y adolescentes que han sufrido diversas formas de malos tratos. Cuestiones tan apasionantes como la epigenética y la farmacología son desarrollados de una manera clara y precisa para que podamos entender el trascendente papel que tienen en la terapia y en la educación. Rafael Benito Moraga es psiquiatra y traumaterapeuta sistémico. Trabaja en su consulta privada de San Sebastián (Gipuzkoa, España) y es miembro del equipo docente del Postgrado de Traumaterapia Sistémica de Barudy y Dantagnan, organizado por IFIV (Instituto de Investigación Acción sobre la Violencia y la Promoción de la Resiliencia) 

El blog Buenos tratos, el oficial de la Traumaterapia Sistémica, contribuye encantado a la difusión de estos podcast, que serán una entrada más, esta vez hablada, dentro de toda la información que por aquí compartimos desde hace años.

Ya sabéis que podéis escuchar los podcast a ratos y que es muy cómodo oírlos mientras hacemos otras tareas con las que esta escucha es compatible.

Os dejo con el Capítulo 2.

sábado, 5 de abril de 2025

Podcast Capítulo 1: "Los inicios de la Traumaterapia sistémica", por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan

 

Podcast Capítulo 1


Damos comienzo a un nuevo proyecto que desde la Traumaterapia Sistémica hemos puesto en marcha. A través de varios capítulos, una serie de podcast, vamos a daros a conocer los fundamentos de este modelo, su metodología, sus modalidades de intervención... Somos más de 800 profesionales repartidos por toda España e Hispanoamérica, que trabajamos aplicándolo después de egresar del Postgrado. 

Participarán los miembros del equipo docente del diplomado, los profesionales que aplican la Traumaterapia en el ámbito de la protección a la infancia (técnicos de infancia, trabajadores sociales, psicólogos, educadores...), la enseñanza (maestros, orientadores...), la psicoterapia (psicólogos que la utilizan en sala de valientes), lo judicial (abogados, educadores, psicólogos...), así como las familias que han trabajado como coterapeutas y han participado llevando adelante una parentalidad terapéutica. 

En este primer capítulo, era necesario presentar los orígenes y el surgimiento de la Traumaterapia Sistémica, por ello entrevistamos a nuestros maestros y profesores, los creadores de este modelo, Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan.

El blog Buenos tratos, el oficial de la Traumaterapia Sistémica, contribuye encantado a la difusión de estos podcast, que serán una entrada más, esta vez hablada, dentro de toda la información que por aquí compartimos desde hace años.

Ya sabéis que podéis escuchar los podcast a ratos y que es muy cómodo oírlos mientras hacemos otras tareas con las que esta escucha es compatible.

Os dejo con el Capítulo 1.



lunes, 3 de febrero de 2025

Victimización infantil y cognición social. Indicadores de riesgo del desarrollo de conductas antisociales en adolescentes, resumen de la tesis doctoral de Beatriz Ortega

 

Victimización infantil y cognición social. 

Indicadores de riesgo del desarrollo 

de conductas antisociales en adolescentes


Autora: Beatriz Ortega Vidal

Para contactar con el proyecto:



Twitter del proyecto: @LiVUCLM


El correo de Beatriz Ortega: Bea.Ortega@uclm.es


El correo de María Verónica Jimeno: veronica.jimeno@uclm.es




Presentación 

Agradezco a la profesora y Doctora en psicología María Verónica Jimeno que comparta con nosotros/as los principales hallazgos de esta tesis doctoral cuya autora es Beatriz Ortega, y que ha codirigido junto con el catedrático José Miguel Latorre, de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Creo que a todos y a todas los que seguimos este blog nos interesa conocer cuáles son los indicadores de riesgo del desarrollo de conductas antisociales en adolescentes. Tanto si somos padres, acogedores, educadores, psicólogos, maestros, trabajadores sociales, abogados, jueces, fiscales, necesitamos saber cuáles son estos indicadores de riesgo, para poder, cada uno desde su ámbito, trabajar para minimizarlos. 


Foto: uik.eus 


En los resultados hay hallazgos sorprendentes y que nos deben hacer pensar acerca del papel tan relevante que la victimización indirecta tiene. Así que no me demoro más y os dejo con el resumen, no antes sin dejar de agradecer a María Verónica Jimeno Jiménez su consideración con nosotros, así como nuestra felicitación a su autora Beatriz Ortega, por su magnífico trabajo, una inestimable contribución social en aras de caminar hacia la protección de los niños y adolescentes.

Resumen de la tesis doctoral de Beatriz Ortega

En esta investigación exploramos los posibles efectos de los procesos tempranos de victimización a nivel cognitivo y conductual en los adolescentes ¿Qué observamos?

De los diferentes tipos de victimización infantil (VI) analizados, solo la VICTIMIZACIÓN INDIRECTA  se asoció con la participación de todas las conductas antisociales (agresión, vandalismo, robo, conductas contra las normas y conductas relacionadas con las drogas).

Las experiencias de VI se asociaron con una mayor presencia de distorsiones cognitivas auto-sirvientes (justificadoras de la conducta antisocial) La VICTIMIZACIÓN INDIRECTA es la única que se asoció con la presencia de todos los tipos de distorsiones.

Las experiencias de Victimización Infantil se asociaron con la existencia de sesgos en el Procesamiento de la Información Social (SIP, cómo percibimos e interpretamos las situaciones sociales) Observamos que un estilo de SIP sesgado, con tendencia agresiva y hostil se asoció con la Conducta antisocial (CA).

 

La Convención de los Derechos de los Niños de 1989 y del Centro Internacional de la Infancia de París, se considera que la victimización o violencia infantil es cualquier acto por acción u omisión  o trato negligente, no accidental, llevados a cabo por individuos, por instituciones o por la sociedad en su conjunto, que prive a los niños y niñas de sus derechos y de su bienestar, así como que amenacen y/o interfieran en su ordenado desarrollo físico, psíquico y social.
Foto: Observatorio de la infancia


Interesante: se observan algunas diferencias en éstas asociaciones de los procesos cognitivos distorsionados según el tipo de conducta antisocial...

Aunque las distorsiones cognitivas y los sesgos en el SIP tienen un poder mediador, éste es pequeño, y el efecto directo de la VI sobre la CA se mantiene... Esto indica que la victimización infantil se mantiene como principal factor de riesgo en la participación de la CA.

Pero... MUY DESTACABLE es el papel que tiene la VICTIMIZACIÓN INDIRECTA, pues es la única que se asocia a todas las CA los 4 tipos de distorsiones cognitivas auto-sirvientes En general, tiene una mayor influencia a nivel cognitivo y conductual que la victimización directa.

lunes, 20 de enero de 2025

"Teoría del apego y crianza natural en los juzgados de familia", por Martina Morell Gonzalo.


"Teoría del apego y crianza natural en los juzgados de familia"

Martina Morell Gonzalo


Presentación

Arrancamos el año con una nueva entrada, a cargo de mi colega Martina Morell Gonzalo. Es una propuesta novedosa, pues lleva, al fin, el apego a los juzgados de familia. Estamos necesitados de que este tema se extienda en este ámbito, porque las decisiones que se toman desde los juzgados no se basan la mayor parte de las veces en el interés superior de la persona menor de edad. Y el derecho a un buen vínculo (Hernán Fernández) es el más importante de todos. Los jueces, las familias y los diferentes profesionales que pueblan el ámbito judicial deben de conocer las implicaciones que el apego tiene para el desarrollo de los niños, sobre todo para los bebés y los adolescentes. La autora se fundamenta también en la crianza natural, pero al mismo tiempo tiene una mirada crítica hacia esta, afirmando que puede tener mucho de postureo, aunque no le quite un ápice de relevancia, siempre y cuando esta adopte los postulados del apego, que van más allá de la aplicación de unas determinadas fórmulas. Por lo tanto, saludamos la aparición de este libro, agradeciendo a Martina Morell que nos haya escrito una reseña para darlo a conocer. Os dejo con ella.



Martina Morell Gonzalo. Psicóloga Colegiada 18.720. Licenciada en Psicología por la UNED y en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid. Psicóloga General Sanitaria y Máster en Psicología Clínica por Clínica Moreno, Murcia. Experta en Psicología Forense. Miembro del TIP para los juzgados de Tarragona. Profesora asociada del Área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, del Departamento de Psicología de la Universitat Rovira i Virgili.




"Teoría del apego y crianza natural en los juzgados de familia"

Por Martina Morell Gonzalo


El 5-2-2014 a las seis menos cuarto de la madrugada mi vida cambió completamente.

Resulta un tópico esto de que los hijos te cambian la vida, pero jamás pude imaginar hasta que grado. La matrona, una muchacha joven, me dijo: “¡¡¡¡¡ya sale, ya sale, ¡cógelo!!!!!" "¿¿¿¿YOOOOO??? ¡Pero qué dices!". Recuerdo haber pensado: “Esta chica está loca ¿Y si le hago daño?” "Que sí, que sí ", insistió ella. "Agárralo de aquí y tira que lo recordaras toda la vida". 

Y efectivamente así fue. Mi madre decía: "las mujeres siempre hablamos de nuestros partos y los hombres de la mili". Voy de tópico, en tópico me consta, pero sentí tal subidón de amor, de felicidad y de alegría que pensé que iba a estallar. Esto no hace que se me olvidara el dolor que sufrí las horas anteriores, como me aseguraron que pasaría, pero es un dolor agridulce. En los días siguientes, pasé un auténtico tsunami emocional, completamente aplastante. La falta de sueño, la depresión post-parto, la inexperiencia de cuidar un bebé y el miedo, me convirtieron en un palito de madera a la deriva de un mar inmenso. 

Poco a poco, aquel concepto confuso y teórico que una vez leí, se fue convirtiendo en el eje central de mis días. El apego pasó de ser una página de un libro a un código de conducta. Yo que era conductista de toda la vida, me convertí a la crianza natural como San Pablo cuando cayó del caballo. Me di cuenta que el niño necesitaba estar conmigo y yo con él y que esta necesidad, lejos de ser enfermiza, tenia un sentido muy claro: propiciar la supervivencia del bebé. No digo con esto que no sean buenas y favorables al apego otras formas de crianza, pero yo personalmente, la cuna se la dejé al gato.

Mi conversión, que no tuvo nada de mística, sino de simple instinto y cálculo interesado, pilló desprevenido a mi entorno. Como muchas otras madres, he tenido que batallar como una walkiria para imponer el colecho y los bracitos de mamá a todas horas. Gané la batalla porque si soy yo quien le cuida, es lógico que haga lo que crea más conveniente. A mi también me han acusado de “enmadrar al niño”, de acapararlo y de sobreprotegerlo. Pero el resultado ha sido todo lo contrario: tengo un niño feliz, independiente y seguro de sí mismo. Un poco insoportable también cuando se encabezona en algo. Por supuesto, también mi hijo ha sido como un palo en las ruedas, profesionalmente hablando. Pero este es un precio que cada cual debe valorar si quiere pagarlo. 

Teniendo el trabajo que tengo, era de esperar que al final la vida profesional y personal convergieran y acabara defendiendo el apego en los procesos de guarda y custodia. Mi impresión personal es que las prácticas de crianza natural son aún grandes desconocidas en el ámbito judicial, donde son tratadas con suma desconfianza y como una manera de la madre de salirse con la suya y quitarle el niño al padre, al menos los primeros años. Si cuando comenzó el divorcio en España, allá en el año 1981, nadie discutía la guarda y custodia materna, hemos pasado al extremo contrario, sin tener en cuenta la edad, ni las circunstancias a la hora de conceder una custodia compartida. 


Esta es la primera página de mi libro "Teoría del Apego y Crianza Natural en los Juzgados de Famila". Prometo que nunca más en la vida voy a volver a hacer una tontería semejante, porque el trabajo da muchas más penas que alegrías. Pero ya que está, y está impreso, ojalá llegue a ser de utilidad para aquel que lo lea. Lo encontrarán interesante sobre todo los padres de niños pequeños y curiosos en general, pero, sobre todo, mi intención era explicar a los profesionales que trabajan en el ámbito de las custodias lo que es el apego y porque las mamás que se vinculan a sus bebés no están locas y, por otro, dar a conocer a las familias el proceloso mundo judicial. He procurado que el libro fuera ameno, porque odio aburrir a mi público, y comprensible, pero a la vez riguroso y basado en la bibliografía existente. 

El texto se divide en tres partes. En la primera hago un repaso de lo que es el apego propiamente dicho, que muchos de mis propios compañeros no conocen. En este primer tercio cuento que es el apego, como se forma, quien lo descubrió, qué tipos de apego hay y similares. En la segunda parte, hablo del apego relacionándolo con el mundo judicial. Aquí es donde explico la importancia de tener en cuenta la formación del apego en las custodias infantiles, del apego y la psicopatía, apego y abuso sexual, violencia de género y de como el apego se puede manipular para que un padre rechace al otro. En el último tercio, hablo sobre el concepto de "crianza natural", de donde viene, que significa y cuanto tiene de postureo, que no es poco. En medio, he salpicado el grueso del texto con unos cuadritos donde explico experiencias personales y anécdotas profesionales que pueden ser bastante chocantes para el lector. 

En realidad todo el contenido lo podemos englobar en el siguiente decálogo:


1. Los bebés prefieren biológicamente estar con su mamá. Si mamá no está disponible, cualquiera que les cuide es mamá.

2. Los hombres pueden y deben cuidar a los bebés, su aportación es básica para el desarrollo del niño. No es su derecho, es su obligación. Pero deben respetar los tiempos y hacerle un hueco a la lactancia. Esto no hace que el niño les vaya a querer menos, simplemente, ellos necesitan tener un mundo seguro, estable y predecible.

3. Un bebé no es un jarrón. No se puede traer y llevar como un saco de patatas de un lado a otro solo porque los padres se hayan separado.

4. La lactancia materna es lo mejor para el desarrollo del bebé, se mire por donde se mire y cuanto más tiempo mejor. El biberón es un sucedáneo aceptable cuando no hay otra cosa. No lo digo yo, lo dice la OMS, y cualquier pediatra con dos dedos de frente lo debe corroborar. Ahora bien, como dice la experta en el ámbito Yolanda González Vara, la lactancia materna o la lactancia artificial, si no está acompañada de una presencia emocional y disponibilidad materna coherente y consistente, así como de una repuesta sensible y adecuada, no fomentaría un apego seguro.

5. Los niños son adaptables, qué remedio les queda, pero que se adapten no quiere decir que lo que les ofrecemos sea lo mejor para ellos.

6. La infancia es para toda la vida. Un niño feliz tiene más posibilidades de ser un adulto feliz, mientras que un niño que sufre tiene más posibilidades de ser un adulto que sufre y que hace sufrir.

7. Los padres no son perfectos, se hace lo que se puede. Buscamos padres capaces de ser conscientes y abiertos a desarrollar una función reflexiva. Lo importante es ofrecer a los niños cariño y cuidados a partes iguales.

8. Los niños están biológicamente diseñados para agradar a los adultos, por eso quieren a sus cuidadores aunque sean malos cuidadores, negligentes o abusivos. Les va la supervivencia en ello. Pero el hecho de que les quieran no equivale a que desarrollen un vínculo de apego de calidad y seguro. Intensidad y fuerza del vínculo no equivale a calidad. Hay que mirar por el interés superior del niño, por su protección y por su derecho a un buen vínculo, como dice el abogado Hernán Fernández.

9. El apego es universal, biológico, innato y genéticamente predeterminado en todas las especies de maníferos.

10.Todo el mundo debería saber que es el apego, pero sobre todo aquellos profesionales que tratan con niños pequeños. Creo que es necesario tener presente que el apego va más allá del conocimiento de las tipologías, y el logro del apego seguro no depende necesariamente de la aplicación de unas fórmulas o pautas (como el colecho o el porteo). Lo relevante es proporcionar una experiencia continuada de seguridad al niño, sensibilidad, conexión y el logro de una autonomía progresiva. Y para ello son muy importantes las competencias parentales. Las dos fundamentales son la propia historia de apego de los padres o cuidadores (función reflexiva) y capacidad de empatía (Barudy y Dantagnan, 2010).


Para mí, la Teoría del Apego, es más que una teoría, es una ley tan cierta y precisa como la ley de la gravedad y con tanta evidencia científica como la rotación de la Tierra. No es discutible. Otra cosa son las pautas de crianza, las convenciones sociales y las tradiciones de cada cultura, que pueden ser muy distintas e igualmente válidas. Queda mucho que aprender sobre el animal humano, pero entre las pocas cosas ciertas que sabemos es que el vínculo que se forma entre un bebé y su cuidador principal conforma el núcleo de su personalidad futura y orienta la dirección de sus relaciones posteriores. 

El libro se puede adquirir en cualquier librería bajo pedido y también se puede comprar on-line en la Casa del Libro y Amazon. Se publica también en formato ebook en Unebook.

Amazon


Casa del Libro


Unebook

 

lunes, 18 de noviembre de 2024

"Koko, en busca de sus koalidades", un relato para ayudar a los niños y sus familias a prevenir el impacto traumático de los accidentes y las enfermedades, por Paula Moreno, psicóloga



Paula Moreno, psicóloga experta en trauma


Paula Moreno es colaboradora de este blog y nos ha visitado varias veces para presentarnos su trabajo y sus obras. Para quienes la conozcáis por primera vez, ella nos cuenta en su web profesional que "desde los inicios de mi carrera me he dedicado a la docencia, dando cursos y presencias en congresos nacionales e internacionales. Hace muchos años que trabajo en el área del maltrato infantil, llevando a cabo los diagnósticos de riesgo de los niños y sus familias como los tratamientos específicos". Para saber más sobre Paula: https://www.paulamoreno.org/sobre-mi


José Luis: Gracias por atender al blog Buenos tratos, no es la primera vez que participas, sabes que es un gusto siempre tenerte por aquí. Lo primero quiero felicitarte por la publicación del relato “Koko en busca de sus koalidades”, creado para sensibilizar sobre el impacto que tienen los accidentes y las intervenciones médicas en los niños. ¿Puedes decirnos qué te motivó a escribirlo?

Paula: Gracias José Luis por esta invitación. Gracias por ser parte de la visibilización en relación a este tema fundamental para aquellos que trabajamos con la infancia y adolescencia: la posible traumatización desde las intervenciones médicas.

A lo largo de mi vida personal y profesional me he cruzado con muchos niños que han pasado por accidentes o enfermedades que necesitaron de la intervención médica para su recuperación. Noté que tanto la psicoprofilaxis como el tratamiento psicológico quedaba relegado. En algunos casos ni siquiera era sugerido.

Por otro lado, poder acercar una mirada desde la psicotraumatología constituye un cambio de mirada a la hora de prevenir el impacto traumático que las prácticas médicas pueden ocasionar. Y en el caso de que ya hayan generado algún impacto, poder recuperar la vitalidad y la calma en medio de un proceso de salud difícil.

Mi práctica profesional está impregnada del arte como modo de trabajo. Por eso, acercar un libro que aborde las distintas aristas de estos procedimientos, me parece una manera amorosa de explorarlos, prevenir y sugerir medios hábiles para su abordaje.

El trauma afecta muchos aspectos relacionados con el lenguaje, la semántica, la imaginación, la organización de la memoria. En este sentido, poner palabras/imágenes, a lo que no tiene palabras, es fundamental. 

Mi mayor aspiración es contribuir en la humanización de las prácticas médicas.

J.L.: ¿Cuál es tu experiencia en cuanto al grado de conocimiento y sensibilidad que los médicos y el personal sanitario tienen con respecto al impacto que las intervenciones médico-quirúrgicas generan en los niños?

P.: En mi experiencia, hay mucho desconocimiento respecto de lo que potencialmente puede provocar una intervención médica. También se desconoce la existencia de abordajes específicos para esta problemática como por ejemplo EMDR. No es posible generalizar esta cuestión, porque todos sabemos que los médicos están allí para cuidar de la vida de esos niños, aliviar el dolor y son profesionales que dedican su vida a este objetivo. Sin embargo, cuando las prácticas médicas generan dolor, o períodos largos de internación, donde los padres tienen que estar separados por períodos de tiempo de los niños, o cuando los niños son muy pequeños y no logran entender los procedimientos, cuando el miedo abruma, es necesario ofrecer al personal médico, enfermeros y operadores de salud, la información necesaria para prevenir cierto impacto traumático.

Muchas veces se requiere de pequeños ajustes que hacen a la diferencia en la intervención.

Un adolescente tras una cirugía compleja, me comenta: “ ¿Sabes lo que me hizo sentir seguro? La sonrisa del médico residente cuando me vio y me dijo vas a estar bien”.

Una niña, luego de una intervención con anestesia, me dice: “Tenía miedo en esa camilla, con todas las luces y el frío de ese lugar. Pero cuando llegó el doctor de la anestesia, me llamó por mi nombre y me hacía bromas, me hizo una caricia en el brazo. Un poquito el miedo se fue”

Muchos profesionales médicos piensan que, si empatizan con el paciente, o se acercan de una manera más amorosa a su sufrimiento, ellos podrían verse perjudicados en su eficacia médica o en el impacto psicológico que pudiera acarrear para ello mismos. Está estudiado, que ocurre todo lo contrario. Incluso puede resultar beneficioso en el sentido de tener mayor claridad y una comprensión más profunda en el trabajo. En definitiva, estamos hablando de una manera de conexión humana. Si tenemos formas de mejorarla, seguramente, el beneficio es para ambos lados de la ecuación. 

Por otro lado, cuando los médicos comienzan a ver los cambios en el trabajo con los niños, antes, durante y después de la intervención psicológica, reconocen que aminora el esfuerzo de ellos, ya que los niños van más confiados, con un grado menor de temor, preparados, con recursos nuevos. 

Me gusta pensar toda esta intervención desde un paraguas más amplio: el de la interdependencia. Si hacemos foco en este elemento crucial en nuestras vidas, podemos trabajar aunadamente en beneficio de la infancia y en el beneficio de cada uno de los profesionales y de los cuidadores/familia de esos niños.

Si lo miramos desde la perspectiva de la Teoría Polivagal desarrollada por Steve Porges, podemos fundamentar cómo la percepción inconsciente de seguridad o peligro de nuestros cerebros afecta a nuestras emociones y comportamientos. Y este principio vale tanto para el niño como para el profesional de salud. Si los médicos pudieran estudiar sus prácticas desde esta óptica, entenderían que la sensación de seguridad es un organizador del comportamiento de los seres humanos. Si ellos transmiten señales de seguridad a ese niño y a su familia, el panorama será seguramente diferente.

Gran parte del cuento muestra esta co-regulación. Ya sea entre los padres de Koko y Koko, la Cangura y Koko, la Cangura y los padres y el personal de salud que atendió a Koko.

El mayor secreto que guarda esta manera de humanizar las prácticas médicas, es que el niño (y su familia) se sientan vistos, que el mensaje que reciban es que se les comprende en su dolor y se los valida. Que al personal médico le importa ese niño que no es un “caso clínico” sino que tiene un nombre. Es lo que los autores denominan la “conexión social”, un elemento imprescindible para la supervivencia del ser humano. Es la que permite el desarrollo de la confianza, sentir menos miedo, estar menos a la defensiva y estar más abiertos y conectados.

¿No sería todo este panorama un marco ideal para el trabajo de los médicos? ¿pero sobre todas las cosas, para el bienestar de ese niño?

Porges dice que cualquier cosa que refuerce el compromiso social o la seguridad vagal ventral aumentará la capacidad de las personas para tolerar y restringir un mayor nivel de energía simpática, evitando así que se inunden (Sanders Marilyn y Thompson George, La teoría polivagal y el desarrollo infantil, 2024. Ed. Eleftheria, pag. 118). De allí la importancia de todos los recursos que ofrecemos para esta regulación. Tal como la Cangura le enseña a Koko.

Portada del relato Koko. En busca de sus koalidades

J.L.: En el relato se cuenta a través del protagonista, un simpático Koala, cómo este tras un accidente cambia su conducta, dejando de ser el de siempre e incluso desconcertando y cansando a los que le rodean. ¿Es importante comprender cuáles son las manifestaciones de un trauma infantil para no confundirlas con problemas de disciplina o de comportamiento?

P.: Gracias por esta pregunta José Luis. Es fundamental entender el impacto traumático. Lo es por varios motivos: 

Porque nos da la pauta de que hay que intervenir desde un abordaje multimodal, no sólo médico

Porque si confundimos las conductas con cuestiones diferentes al impacto traumático podemos re victimizar a ese niño y dejarlo en soledad con su sufrimiento.

Porque no estaremos previniendo posibles traumatizaciones

Porque, como le ocurre a Koko, los pares (y, hasta los adultos) pueden alejarse del niño por no entender lo que le ocurre. Esto vuelve a dejar al niño en una situación de indefensión y vulnerabilidad, al no ser comprendido.

Porque no estaremos acompañando a la familia de manera tal que puedan activar sus recursos y buscar las fuentes de resiliencia familiar para atravesar el momento de vida.

En este sentido es tan importante conocer las conductas, emociones y fisiología afectada por un trauma, como las especificidades del trauma médico. Ya que, en este último, hay aristas diferentes: los sonidos específicos que pueden estar involucrados en el recuerdo traumático, las sensaciones del cuerpo invadido por los procedimientos, los aromas propios de cada intervención o del hospital, la re distribución de la vida de esa familia, de los hermanos, etc.

El trauma médico puede potencialmente, afectar tanto al niño como a la familia. Puede haber un desborde desde lo emocional, pueden aparecer conductas desreguladas, tanto hacia el extremo de la agresividad, como hacia el extremo de la hipoactivación. Entonces el niño puede verse afectado en los intereses que tenía hasta ese momento, puede perder la capacidad de juego, la alegría, las conductas pueden estar regidas por un embotamiento emocional, aparecer ansiedad y una desconfianza generalizada. Algunos niños pueden sentir síntomas como la desrealización o la despersonalización, sentir que lo que está ocurriendo no les sucede a ellos o no recordar parte del evento sufrido.

Las conductas de los niños pueden cambiar tanto que las personas del entorno pueden no entender lo que les ocurre. En el cuento, Koko se muestra teniendo conductas que no son propias de los Koalas. Entonces el bosque entero se molesta y sus amigos lo rechazan.

También es posible que los niños sufran de re experimentaciones de escenas del trauma vivido. Pueden aparecer imágenes intrusivas, ya sea de manera espontáneo o con algún disparador del presente que las active. Por ejemplo, si los niños fueron hospitalizados, el sonido de una sirena o el blanco de un delantal, pueden ser suficientes para que el niño sea invadido por fragmentos de recuerdos o bien se desarrollen manifestaciones corporales desreguladas.

J.L.: ¿Son la confianza y la seguridad en las personas y el mundo que rodea al niño claves en la recuperación de un trauma infantil tras sufrir un accidente?

P.: Exactamente. Necesitamos trabajar tanto con el niño como con la familia para que la seguridad y la confianza sea reestablecida.

En las situaciones de trauma, el niño siente que el mundo se ha vuelto peligroso. En el trauma médico, siente que el mundo es hostil, que le produce dolor. 

La seguridad es uno de los principales objetivos de trabajo. Requiere que podamos trabajar con esos niños en el reconocimiento de su mundo interno, de cómo sus conductas, emociones y reacciones físicas están desreguladas. Trabajamos en función de que puedan reconocer los disparadores que las activaron y cómo hacer para regularse ellos solitos o con ayuda de los padres, hasta inclusive de los médicos.

Idealmente, esta posibilidad de trabajar con la recuperación de la confianza, de los recursos, debería estar acompañada por el personal de salud. Por ejemplo, en el cuento, Koko va al hospital acompañado de un peluche. Este muñeco ayuda a Koko a estar en calma. Poder explicarles a los médicos la importancia de los recursos trabajados con los niños para regularse, es fundamental.

Por otro lado, ayudar a los padres con estrategias que otorguen seguridad en el niño y en ellos mismos, será la condición necesaria para la co regulación entre ellos. Por ejemplo, en el cuento Koko se encuentra con una mamá que sabe que, si lo abriga y se calma ella primero, podrá asistirlo mejor. También los papás de Koko saben que es necesario buscar ayuda para que Koko vuelva a encontrar sus “koalidades”. Por eso buscan la ayuda de una cangura sabia. 

Poder generar conciencia en la población y en el mundo de la salud acerca de la importancia del trabajo psicológico en los procesos médicos, es fundante.

J.L.: A los lectores de Buenos tratos puede interesarles que nos cuentes tu experiencia de trabajo con los niños y las familias que han sufrido procesos traumáticos debido a procedimientos médico-quirúrgicos invasivos…

P.: A lo largo de mi experiencia clínica he trabajado con muchos niños que han sufrido consecuencias por las intervenciones médicas. Ya sea por algún accidente, por el diagnóstico de alguna enfermedad, o por procedimientos médicos de diferente índole.

He descubierto que la posibilidad de trabajar en el antes, durante y después de las intervenciones, repercutía en la mejora de las condiciones emocionales para que lo niños enfrentaran esa realidad.

En todas estas instancias de vida, el trabajo con las familias, los médicos e instituciones que intervienen en la vida del niño, se convierte en una condición.

La integración de varios abordajes clínicos me permitió crear una manera eficaz de intervención. Los abordajes a los que me refiero son: el trabajo desde EMDR, desde las Artes Expresivas, la Terapia Familiar y la Terapia Centrada en la Compasión.

Para este objetivo, suelo tomar entrevistas con los cuidadores para conocer los pormenores de la situación médica del niño. Este rastreo será fundamental para entender la experiencia que abordaré con el niño como la dinámica familiar antes del proceso médico, durante y después del mismo.

Si los médicos acceden, pido hablar con ellos para obtener información de los procedimientos desde sus perspectivas. Es importante el rastreo de todas las aristas que vamos a trabajar: olores, sonidos, saber si hubo internación, si hubo procedimientos invasivos o no, si se utilizó anestesia, si hubo otros agentes de salud interviniendo, etc.

También es importante preguntar tanto por los temores como por las fortalezas de la familia. Indagar acerca de traumas previos y cómo la familia y el niño pudieron enfrentarlos.

En el trascurso de estos años de trabajo con esta temática, he recolectado material de arte y de juego para el abordaje con estos niños.

Tengo en mi consultorio varias valijas médicas. Algunas de ellas tienen material relacionado a la medicina que es real, como un estetoscopio o una lupa de dentista, vendas médicas, barbijos, etc. También hay objetos médicos de juguete. Ambos estilos de elementos conviven a la hora de jugar con la valija del doctor. Estas valijas están custodiadas por varios títeres que hacen de personajes cómicos: enfermeras, médicos y médicas, bomberos, policías.

Hay también a disposición de los niños, ambulancias con y sin sonido y juegos tipo playmobil con todo lo que podría haber vivido el niño en el hospital o clínica.

Suele ser eficaz, en algunas oportunidades crear los propios elementos de medicina. Es así que hemos hecho jeringas gigantes, o envolvemos con vendas a toda una parte del consultorio o hacemos mundos en 3D en relación a determinadas enfermedades (como el mundo de la diabetes).

Poder trabajar desde el arte y el juego posibilita la tramitación de las emociones, un alejamiento de la experiencia lo suficientemente adecuada para una exploración sin miedo.

Por otro lado, le otorga cierto dominio al niño frente al caos que pudo sentir en su cuerpo y en su vida emocional y familiar.

Al trabajar con títeres, algunas veces he inventado “títeres a medida”. He creado (junto a la titiritera con la que trabajo), un títere gigante de un “corazón real” para trabajar con una niña que había tenido intervenciones por una patología cardíaca. Ese corazón que tiene arterias y venas, que late y habla, nos permitió procesar gran parte de su malestar emocional. 

He desarrollado muchas ideas en cuanto a rituales amorosos para que las familias puedan incorporar. Los rituales, a diferencia del trauma, generan predictibilidad, consistencia y generan vínculos, puentes entre los integrantes de la familia. En general son procesos que ayudan a que el sistema de calma se active.

Suelo trabajar con los niños y con las familias, en la psico educación respecto de los sistemas de regulación emocional con varios títeres que conforman una adaptación original y propia de la Teoría Centrada en la Compasión, para niños. Uno de esos títeres es un cerebro terapéutico que permite encontrar en su interior el sistema de calma, el de recursos y el de amenaza.

El trabajo desde el humor será un ingrediente fundamental, ya que permite que el niño se acerque al dolor y a los procesos que ha vivido desde una perspectiva menos trágica. Esto no quiere decir menos seria, o que se minimice su dolor. Sino que utilizaremos el humor como un elemento más a la hora de crear resiliencia.

Cada uno de estos procesos creativos conforman la base para el abordaje desde EMDR en el momento de instalar recursos, o reprocesar las escenas traumáticas.

La creatividad y la imaginación son grandes aliados a la hora de sanar. Muchas veces los niños han perdido estas habilidades propias de la infancia. 

Una niña con una intervención médica por un tema en su piel, logró representar su herida con tierra de su jardín y arena. Poder amasar la tierra y la arena como habían hecho con su piel, estirarla, apretarla, sacar lo que tenía dentro la herida, buscar colores para aclarar la tierra (al igual que su piel que necesitaba curarse), llevó a que tanto la niña como sus padres, recobraran la alegría.

En muchos procesos terapéuticos olvidamos la importancia que tiene el trabajo desde la recuperación de la alegría. Es la base para que los niños puedan encontrar un sentido a lo que están viviendo.

El hecho de narrar una nueva perspectiva, una nueva narrativa, es parte de mi objetivo al escribir relatos como el de Koko. 

Cada uno de estos momentos que les voy compartiendo se hilan con parte de la historia que puede ofrecer Koko. Los niños pueden identificarse más fácilmente con un personaje animal. Verse reflejados en las conductas de Koko y de su familia, como también lo ocurrido con los médicos. Ya sea por la positiva o la negativa. Esta historia permitirá entonces generar las bases para el abordaje de las experiencias vividas por los niños.

La narrativa en la sanación del trauma tiene mucho campo desarrollado. Yo cree mi propio sistema de trabajo con la narrativa. En donde trabajo especialmente en el uso de mi voz para poder regular aquellos sistemas que pudieron verse afectados en el trauma como el del oído y el del habla. La voz y sus matices generan grandes posibilidades de intervención en el trauma médico. Es una herramienta que activa el sistema de calma y disminuye el de amenaza. 

La narrativa del trauma es totalmente diferente a la que uno ofrece desde una historia segura. Me refiero a una historia segura ya que hay un terapeuta que acompaña el ritual de lectura, de exploración del cuento. La exploración es otro hito del desarrollo del niño que pudo verse afectado por el trauma. Por este motivo la invitación a explorar la biblioteca y los cuentos es un camino precioso de conexión. La guía que el terapeuta haga en este proceso es fundante.

Una guía amorosa, que deje espacios para el silencio, para recorrer con todo el cuerpo el cuento, para actuarlo, para esconderlo, para taparlo, etc. Estoy hablando ni más ni menos que de una integración de Mindfulness y el arte como forma de intervenir clínicamente.

Incluso detenerse en alguna parte del cuento y generar las condiciones para armar un protocolo y poder trabajar desde EMDR.

El enraizamiento en este punto es un eje de trabajo también. El libro ofrece esa posibilidad. Hay un cuerpo que es el libro mismo que permite conectarnos con el presente. Otra virtud de ofrecer un cuento, una historia, es que el niño puede entrar y salir de ella tantas veces como lo necesite, en los lugares que él decida entrar o salir del cuento. Suelo ofrecer en estos casos un PUP (Pequeño Universo de Posibilidades). El PUP es un elemento tomado de los narradores para contar historias. Este PUP es un paraguas intervenido con telas de tul que cumple la función de refugio, de lugar seguro y donde el niño puede entrar y salir de él al igual que en el cuento.

Cuando narramos a un niño en sesión, podemos trabajar con aquello que el trauma a afectado como la secuencialidad y lo predecible. 

Koko muestra también sus cicatrices. Y este punto es un mundo a la hora de intervenir con los niños. Hay tantas maneras creativas de abordar las cicatrices como cicatrices en el mundo.

En niños que han sufrido intervenciones médicas en su cuerpo, es factible que a nivel de la piel aparezcan diferentes manifestaciones emocionales y conductuales como cenestésicas perturbadoras. Mu gusta mucho ofrecer la posibilidad de dibujarlas o hacerlas en 3D. Invito a bordear la cicatriz, colorearla, jugar a transformarla a preguntar qué historia guarda, a decorarla, a contemplarla.

El hecho de trabajar desde un cuento, desde la narrativa, EMDR y la integración del arte y mindfulness, da el espacio para aumentar la conciencia corporal. Un cuento es cuerpo. Y si podemos generar esta conciencia podemos desarrollar recursos para la calma y la seguridad.

Es impensado un abordaje en trauma médico sin el trabajo desde la integración de Terapias Sensorio Motoras. Por este motivo creé un abordaje que se llama El Cuerpo Narrado. Tomé desde el campo de los narradores orales la idea de crear un cuerpo de tela para narrar sobre el cuerpo y junto a la realizadora de títeres con quien trabajo, hicimos un cuerpo de cuento de tela. El niño puede usarlo como vestimenta en el consultorio y así poder narrar sobre el cuerpo. En general, la que narra el cuento soy yo mientras guío la exploración corporal. Este abordaje permite la exploración de las sensaciones corporales, la conciencia corporal, el desarrollo de la autocompasión, la tramitación de las emociones y la posibilidad de procesar algún evento traumático guardado en el cuerpo (texto desarrollado en paulamoreno.org)

Este trabajo es sumamente interesante cuando además se realiza junto al grupo familiar. Las posibilidades de intervenciones son infinitas.

Si los padres o cuidadores son figuras confiables y seguras para el niño, y se hace una intervención terapéutica a tiempo, se puede lograr la recuperación psicológica del niño, esto es lo que nos cuenta el relato de Koko, ¿cierto?

Absolutamente cierto, José Luis. No debemos descuidar el trabajo profundo con estos padres, ya que pueden ser confiables y seguros para los niños, pero pueden verse afectados por el miedo, la incertidumbre y el dolor de ver sufrir a su hijo o hija. Por eso, nunca podemos pensar una intervención desarticulada de la familia y el equipo médico.

Tal como lo muestra el cuento de Koko, darles a los padres la información necesaria y trabajar en la creación de recursos para el proceso médico que van a enfrentar, es de vital importancia.

En algunas ocasiones necesitaremos trabajar de manera separada con los padres para ayudarlos a procesar sus propios miedos.

Intercalando entrevistas familiares o vinculares donde poder crear a su vez estrategias familiares de afrontamiento. Crear por ejemplo un “bastión familiar” con las cualidades familiares, con los recursos que tienen como familia, con historias de resiliencia familiar, suele ser muy sanador. Estos bastiones pueden hacerse con ramas de árboles, dibujados, con cartón, etc. 

Vuelvo a remarcar aquí la necesidad de crear en familia rituales que permitan tramitar ciertas emociones y ayuden al niño y a la familia en determinados momentos. Por ejemplo, las canciones que pueden acompañar antes de ir a la anestesia, o cajitas con muñecos que representen recuerdos familiares, o con recursos simbolizados en texturas o peluches.

Si los padres pueden acompañar los momentos previos a alguna intervención basándose en los recursos practicados en sesión, se podrán prevenir momentos de stress para el niño.

Ellos tienen que estar psico educados respecto de lo que significa el impacto traumático en sus hijos y las maneras de leer esas conductas y las necesidades de los niños. Este circuito genera mayor confianza y seguridad en el niño y en los padres también.

También resulta importante, entrenar a los padres para solicitar al equipo médico lo que la familia y el niño necesitan. Por ejemplo, si el niño necesita llevarse un juguete hasta la sala de anestesia, o si necesita practicar algún recurso antes de la intervención propiamente dicha.

Suele ser muy beneficioso incluir a los padres en entrevistas donde se trabaje con el armado de la historia de lo vivido. Algunos niños pueden no recordar partes del evento, o eran muy pequeños para recordar con una memoria narrativa. Existen, desde EMDR, ciertos protocolos específicos para llevar adelante este proceso. Es muy sanador cuando los padres juegan en la consulta a curar o sanar a algún muñeco o a representar con ellos, las escenas de la historia médica de su hijo y de ellos mismos. Trabajar en familia cómo las reglas de la vida familiar han cambiado y cómo han encontrado maneras de responder a estos cambios, colabora en el fortalecimiento de la resiliencia familiar.

J.L.: Enhorabuena por tu nueva obra, déjanos una dirección donde las personas puedan adquirir el relato si lo desean.

P.: El libro puede pedirse a mi mail: pmoreno2702@gmail.com