lunes, 25 de enero de 2016

Cambiar la mirada para una crianza terapéutica, por María Elena Rodríguez Borrajo



Diez meses, diez firmas.



Profesional invitada en el mes de enero 2016:








María Elena Rodríguez Borrajo

Este mes correspondía a la profesora María José Cantero participar con un artículo, pero los problemas de agenda nos obligan a retrasar su participación y adelantar la de María Elena Rodríguez Borrajo. El cambio nos ha venido bien porque después de participar, el pasado mes de diciembre, dentro de Diez meses, diez firmas, la psicóloga María Vergara Campos, ambas responsables del Programa en Crianza Terapéutica, se desprende de manera natural que Elena prosiga con el tema. Si María planteó los fundamentos de este tipo de crianza, María Elena nos va a llevar a la vivencia y en un alarde de sinceridad no le da vergüenza afirmar que se equivocó. Me encantan las personas que reconocen que erraron (como yo también he confesado en este blog que me equivoqué en el modo de trabajar con los niños/as víctimas de malos tratos) Pero nunca dejó de buscar, también en esto coincidimos, la mejora de su práctica. En este vivo artículo, real como la vida misma, nos acerca a la necesidad de cambiar la mirada sobre los niños/as para poder empezar a llevar adelante la crianza terapéutica. Muchas gracias también a María Elena por participar en esta iniciativa que este año acerca a nuestro blog a los mejores especialistas en el área de los menores víctimas de maltrato. Ella, como todos/as los/as que participan, pertenece a la manada de gente buena.  



María Elena Rodríguez Borrajo. Psicóloga y educadora infantil, especializada en el tratamiento con niños y niñas y adolescentes que han sufrido desamparo temprano. Formada por la Fundación Exil por los profesores Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan en el Postgrado en Traumaterapia infantil-sistémica. Con 20 años de experiencia en el ámbito de la protección infantil y la atención en centros de menores y el acogimiento familiar. Fundadora del Centro Alén en donde ejerce actualmente como directora en el trabajo con instituciones, familias y asociaciones vinculadas al acompañamiento de niños y niñas que han sufrido situaciones de riesgo, negligencia o maltrato temprano. Colaboradora en diversas publicaciones vinculadas al ámbito: "Neurospsicología del maltrato y el abandono" "¿Donde QUEDA el interés superior del menor?"

Tener la oportunidad de suceder al artículo de mi queridísima compañera María Vergara, amiga y colega admirada de profesión, es uno de estos regalos envenenados que te entregan de vez en cuando en la vida, y que, a no ser porque conozco a quien me hace el regalo, otro querido, admirado amigo, con sincera sonrisa y un alma enormemente noble, de esas noblezas que se huelen a tres metros de distancia, habría quizás rehusado la invitación, ya que no es fácil dar continuidad a lo tan bien descrito por ella.

Así que he decidido aprovechar la oportunidad para dar rienda a mi memoria y poder, desde mi propia vivencia, tratar uno de los contenidos cruciales que abordamos en la propuesta formativa de crianza terapéutica: cambiar la mirada, rescatar al criador terapéutico de la fascinación-condena de las crianzas más frecuentes. Me refiero a la crianza de niños y niñas que han tenido el privilegio de crecer en un entorno de afecto, estable, predecible y lo suficientemente sano como para generar esa savia que recorrerá su cuerpo hasta el fin de sus días y que los psicólogos damos en llamar apego seguro.

Un niño así criado, en un ambiente de buenos tratos, presentará retos, dificultades, dudas… que le harán titubear a lo largo de su vida. Y a su lado titubeará su familia, pues el reto de estar vivo sólo termina con la muerte. Pero al igual que uno de esos muñecos tentetieso con los que jugábamos de bebés, tras los golpes que le trastabillan, recuperará la calma y sobre la base sólida volverá a mantener el equilibrio. Se trata del enorme recurso de la resiliencia primaria.


Si probamos a hacer el mismo ejercicio con un muñeco concebido de otra forma, que carezca de esa base pesada y estable, y aplicamos exactamente los mismos golpes que al tentetieso, el resultado será diferente. Alguno se romperá, otro caerá pesadamente y dañará la superficie sobre la que reposa. En todo caso, no podremos confiar en la recuperación de su estabilidad por sí mismo. En definitiva, sin esa base sólida que constituye el apego seguro las normas de juego cambian.


Ir al colegio y lidiar con profesores e iguales, pertenecer a un grupo de amigos, posponer las gratificaciones, aprenderse la tabla de multiplicar, tolerar la imagen física… son esos pequeños golpes, esos retos vitales que la mayoría de los niños/as en nuestra sociedad afronta y de un modo u otro, logra resolver. Sin embargo, otros no consiguen hacerlo por sí mismos, será tanto el desequilibrio y tan poquitos los recursos para levantarse que temblará de pánico ante la cercanía de un nuevo empuje, agredirá o se encerrará en sí mismo abrumado por el dolor de los golpes y la espera de un nuevo fracaso.


Se trata sin duda de juguetes diferentes, con necesidades diferentes y recursos diferentes.

Durante quince años de mi profesión jugué con muñecos de pies estrechos, pensando que se trataba de tentetiesos.

Quince años en los que fui educadora y directora de centro de menores. Lo hice con una entrega sincera, un cerebro lúcido y mucha más energía de la que quizás dispongo ahora; pero con un desconocimiento profundo de cuales eran las normas del juego.

Mi propia crianza, lo escasamente aprendido en la facultad y alguna que otra experiencia como monitora en un grupo scout, era la base teórica y experiencial con la que me ponía en marcha: ni más ni menos que a acompañar y criar a niños y niñas que habían crecido en mundos y vidas que desconocía por completo .

Es curioso cuanto tarda la experiencia en martillear sobre lo ya aprendido, sobre las expectativas que no se conciben como probables, sino como seguras.

Si yo trataba con consistencia a un niño, le daba afecto y las condiciones de crianza actuales eran adecuadas, todo debería de ir bien. Era lo que se esperaba y lo que me exigían desde las direcciones de los centros de menores, desde los sistemas de protección, desde los colegios. Y sin embargo…

Todos los educadores que me leen podrán reconocer la terrible desolación que se siente cuando te llaman para notificarte una fuga de un niño que ¡¡¡iba bien!!!, cuando constatas que una de las chicas ha comenzado a manifestar síntomas de trastorno alimentario, cuando te llaman para que vayas al instituto a recoger en un caldero todas las quejas del muchacho que “viene a perder el tiempo”, cuando llegan los temidos embarazos adolescentes, o cuando ves a un niñito se seis años autolesionarse por enfados que no deberían de pasar de un mínimo disgusto. La realidad se imponía tozuda a mis expectativas.

Desde mi pequeño y desinformado punto de vista, nada de esto debería de ocurrir.

¿Sería mi culpa? ¿Mi incompetencia? ¿Optaba por echarle la responsabilidad al sistema de protección? ¿Sería una base genética inamovible y condenada la que empujaba a los chicos a comportarse de aquel modo? La vivencia de malos tratos previos era descartable, había pasado tanto tiempo de aquello, ahora estaban bien, muchos de ellos llevaban años conviviendo con sus familias adoptivas, era imposible que recordasen nada de aquello.

Son estos recuerdos los que ahora me hacen capaz de acompañar a las familias y profesionales con los que trabajo, entender su desánimo y frustración al no poder comprender por qué mi niño/a se cae, por qué no es como los demás, qué hago mal o qué es lo malo en él/ella.

La psicopatología quedaba reservada como explicación para los más graves, a los que se le atribuían diagnósticos y tratamientos, mientras algo te decía dentro de ti que no eran tan diferentes de los otros, los no diagnosticados.

Así pasaron años, no me da vergüenza reconocerlo, ya que creo que en ningún momento dejase de buscar la respuesta y la mejora de mi práctica, pero nadie acertaba a decirme algo para mi ahora evidente: trataba a niños/as diferentes, eran niños y niñas afectados, y mi juego debía ser de otro modo, con otro ritmo y otro tiento. Mientras esta conciencia no llegase pivotaría entre mi enfado conmigo misma, mi enfado con los niños/as exigiéndoles lo que no podían dar, o mi enfado con otros.



Así me encuentro a cantidad de padres, madres, acogedores, educadoras, directores, etc., en los cursos que impartimos.

Al igual que a mí me pasó, la conciencia de la diferencia resultó terapéutica, para mí y para los que crie.

En mi caso me llegó de la mano de Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan quienes me acompañaron a descubrir cómo los fallos no eran tales, si no lo esperado; y desde lo que había que partir para empezar a avanzar.



Cada vez que tengo la oportunidad de acompañar a un adulto que ama a un niño afectado por maltrato a entender la verdadera causa de su conducta, descubro en él alivio y el nacimiento de una nueva energía.

Una energía que está lejos del inmovilismo. Reconocer la diferencia de nuestros niños no es un ejercicio notarial de la limitación y dificultad, es el punto de partida, el diagnóstico del médico que nos ayudará a atinar con el abordaje y la propuesta terapéutica que haga que la persona llegue lo más lejos que pueda hacerlo, que pongamos a su disposición los recursos más idóneos para subsanar la enorme injusticia que es verte privado de una crianza adecuada.

Se trata de cambiar la mirada, comprender, emplear todo lo sabido y descubierto por la ciencia para ayudar a estos niños y niñas. Si el sesudo artículo científico que aborda la hipersensibilidad de la amígdala en humanos privados de acompañamiento temprano viaja y se traduce para esa mamá o educadora que no comprende porqué el pequeño cambio de planes sobre lo que se hará por la tarde, ha desencadenado una reacción agresiva desbordada en su chica de quince años, su mirada será diferente. Y eso es lo primero que es necesario mutar para que después pueda sentir, y más tarde actuar diferente, podamos actuar terapéuticamente.

Desde Crianza Terapéutica tratamos de acercar esos recursos que permitan entender a nuestros chicos, procuramos acompañar a los criadores a que se quiten con delicadeza la chaqueta de sus expectativas y que las sustituyan por otras. Sin ser bruscos, para que el plan inicial sea complementado por otro que no sea incapacitante o ciego a las verdaderas posibilidades de sus chicos/as y que atienda a su realidad. Adecuadamente vestidos, los criadores podrán ahora encaminarse a practicar y descubrir nuevos modos de hacer.

Fascinada he constatado cómo el cambio de mirada ha contaminado mi acción y ha llegado de una forma apropiada a los chicos y chicas. ¡Claro que las dificultades son enormes, algunas veces el daño ha sido crítico y no podemos llegar hasta donde nos gustaría! Pero entenderlo es ya de por sí mejor.


Desde Crianza Terapéutica no nos queda ninguna duda de que sois vosotros/as, los criadores, la mejor herramienta para ayudar a vuestros niños y niñas. Por lo tanto, ajustad las gafas con las que los miráis ya que un empeño valiosísimo al que merece dedicarle tiempo, recursos y esfuerzo.


En el Centro de Psicoterapia Alen de A Coruña (Galicia) las psicólogas y psicoterapeutas infantiles Elena Borrajo, María Vergara y Laura Fariña formadas con Barudy y Dantagnan han desarrollado recientemente un programa de formación en crianza terapéutica para todas las personas que deben de acompañar a menores de edad con trauma y/o problemas o trastornos del apego.

Para contactar con el Centro Alen:

http://www.centroalen.org/inicio.html

domingo, 24 de enero de 2016

Enlaces para comprar en e-book (edición electrónica) los libros que he publicado, una manera de hacerse con ellos para quienes residen fuera de España.


Pienso especialmente en mis amigos/as de Latinoamérica para quienes la compra de los libros que publico no es tan accesible como en España o en los que residen en otros lugares del mundo, y les recuerdo que pueden comprarlos en edición electrónica directamente descargándoselos desde la página web de la Editorial Desclée de Brouwer (aclarar que el primer libro que publiqué lo hice en la Editorial Libros en red)
De este modo podéis acceder a ellos desde cualquier rincón del planeta.
También están disponibles en AMAZON: http://www.amazon.es/
A continuación cada libro con su portada, reseña y enlace para comprar en E-book. Más barato y más ecológico, además.
 Guía para el apoyo educativo de niños con trastornos del apego (2009)
Enlace compra e-book: aquí
"El gran desafío que nos plantean los niños y niñas con dificultades para aprender y comportarse adecuadamente en el aula no es sólo ofrecerles una solución a sus dificultades, sino también detenerse un momento para comprender por qué son como son y por qué hacen lo que hacen. Esta guía nos parece un fabuloso aporte para contribuir a este proceso. Es una interesante e importante contribución a todos los profesores y profesoras comprometidos en la tarea de ayudar a los niños y niñas a ser mejores personas. Para ello, en la primera parte de la guía, ofrece un marco comprensivo de los orígenes de la incompetencia social y cognitiva que presentan algunos niños en la vida escolar, y en segundo lugar, a partir de lo anterior, proporciona herramientas, técnicas e intervenciones educativas y terapéuticas concretas y prácticas, considerando los recursos personales, profesionales que ofrece el contexto escolar. Esta guía es un mapa que seguro será un apoyo para el esfuerzo que muchos profesores y profesoras ya hacen o que otros quieren hacer en la cotidianidad del aula escolar con estos niños y niñas que manifiestan en sus problemas conductuales y dificultades de aprendizaje, lo más nefasto de los traumatismos, un apego traumatizado" (Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, en el prólogo de la Guía)
¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padres adoptivos con hijos con trastornos del apego (2011)
Libro en co-autoría con Óscar Pérez-Muga.
Enlace compra e-book: aquí


Los hijos adoptados, como todos los niños, atesoran muchas cualidades positivas y nos hacen crecer como personas. Sin embargo, su educación puede ser un auténtico desafío para todos porque para poder ser un niño adoptado primero éste tuvo que ser abandonado. Adoptar supone también asumir que la memoria emocional de los hijos puede contener heridas que sufrieron en sus lugares de origen.
La obra se fundamenta en la teoría del apego explicando de una manera sencilla y con atractivas metáforas los tipos de apego que el niño ha podido desarrollar, con ejemplos prácticos sobre cómo actuar en cada caso. Los autores inciden en la capacidad que los menores tienen para salir adelante si se potencian sus recursos resilientes, enriqueciendo la guía con historias y vivencias de los propios niños.

Construyendo puentes.
La técnica de la caja de arena (2013)
Enlace compra e-book: aquí

La caja de arena se encuentra entre las herramientas terapéuticas más útiles para el trabajo con niños y adultos. Como se expone a lo largo de este libro, la realización de la caja de arena permite trabajar cuando resulta difícil la verbalización de los contenidos psíquicos; y esto es especialmente importante cuando el paciente tiene dificultades para ponerlos en palabras, como ocurre habitualmente con los niños. Cuando el origen del problema es un trauma infantil, recordar y explicar es una fuente adicional de sufrimiento. Utilizar la caja de arena permite la distancia necesaria para ir elaborando la experiencia traumática sin tanto dolor.

Construyendo puentes plantea que crear escenas utilizando miniaturas (representan a los seres animados e inanimados que conforman el mundo interno y externo de las personas) dentro de una caja con arena es un abordaje terapéutico. Las miniaturas son las palabras del diccionario; la caja es la gramática y, a la vez, un contenedor de la mente humana. Se aborda el abc de la aplicación de la técnica paso a paso: historia, concepto, materiales requeridos, metodologías de aplicación, cómo conducir una sesión y cuál debe ser el rol del terapeuta. La obra contiene un buen número de fotografías de cajas y narrativas construidas por niños y adultos.
Vincúlate.
Relaciones reparadoras del vínculo en niños adoptados y acogidos (2015)
Enlace compra e-book: aquí

Existen muchos libros que exponen la teoría del apego como uno de los marcos conceptuales más completos a la hora de explicar el desarrollo humano pero, a juicio del autor, son pocos los que se plantean acercar estos conocimientos a las familias adoptivas y acogedoras, que con frecuencia tienen hijos y niños con apegos disfuncionales y, en ocasiones, con trastorno del apego. Vincúlate ofrece a los profesionales que trabajan en la protección de la infancia -y a los maestros- una inestimable ayuda en cuanto a tipologías del apego, instrumentos de evaluación y cómo relacionarse con los menores adoptados y acogidos, una población que suele presentar necesidades piscoeducativas específicas.
Esta obra explica los fundamentos básicos de la teoría del apego aplicando los conocimientos acumulados de múltiples autores al ámbito de la adopción y el acogimiento, subrayando la trascendencia que tienen los primeros años de vida en el desarrollo de la mente humana. Se exponen cuáles son las manifestaciones de los distintos tipos de apego disfuncionales que los niños o adolescentes adoptados o acogidos pueden mostrar para, a continuación, describir desde la experiencia clínica del autor cómo pueden las familias y los maestros relacionarse con ellos en función del tipo de problemas o alteraciones en la vinculación que presenten y contribuir así a su sanación y reparación. Vincúlate se completa con unas recomendaciones en cuanto al tipo de psicoterapia que el autor considera adecuada para los menores adoptados o acogidos.
Con un estilo ameno, buscando la complicidad con el lector, Vincúlate está salpicado de historias de vida que ayudan a comprender los contenidos y las pautas de intervención, y de propuestas de actividades prácticas -como ejercicios y vídeos- que enriquecen la obra.
Espero que podáis tener la oportunidad de leerlos.
Gracias a todos/as.



martes, 12 de enero de 2016

Últimas plazas para el curso Técnicas de psicodiagnóstico UmayQuipa, Madrid, curso 2015-16

¡Últimas plazas!




Curso técnicas de psicodiagnóstico

UmayQuipa, Madrid

Curso 2015-16




Se trata de un completo y excelente programa formativo organizado por UmayQuipa. El curso lo dirige la psicóloga María Barbero y capacita para la administración, corrección e interpretación de diversos abordajes, técnicas, procedimientos y tests psicológicos que podemos utilizar en el proceso de diagnóstico e intervención con los menores de edad y sus familias.


En el mismo participo gustosamente como docente invitado impartiendo un módulo sobre la técnica de la caja de arena (sandtray)

Para información e inscripciones:

UmayQuipa a.e


Secretaría y Consultas:

C/Juan Álvarez Mendizabal, 13, 1º dcha.

28008 - MADRID

Tel.: 91 549 38 78

E mail: umayquipae@gmail.com

PROGRAMA


MODULO PRIMERO: TRABAJO CON LOS PADRES y TRABAJO CON EL JUEGO.


Cómo realizar una primera entrevista a los padres. Tipos de padres en función de las defensas que emplean. Diferentes conductas en padres que nos ayudan o dificultan la entrevista.


Evaluación e Intervención. EL JUEGO es una de las formas que tiene el niño para mostrarnos su mundo interno, sus dificultades. Aprenderemos a traducir el lenguaje simbólico que aparece en los juegos.


También veremos los diferentes estilos de juego que hace cada niño en función de su estructura de personalidad y las defensas que utiliza. Cómo intervenir y en qué momento.


MODULO SEGUNDO: PSICOPATOLOGÍA A TRAVES DEL JUEGO. Breve repaso de la Psicopatología, las estructuras de personalidad y sus manifestaciones en los dibujos y en otras pruebas. Las distintas defensas, cuando se utilizan y que miedo hay detrás de éstas. Breve repaso de psicología evolutiva emocional a través del juego y de los síntomas que aparecen; lo esperado y adaptado a cada edad; lo significativo de ser tratado…


MÓDULO TERCERO: LA CAJA DE ARENA. Profesor  José Luis Gonzalo.La técnica de juego en una caja de arena, como símbolo de contención de lo que expresa el niño.


MÓDULO CUARTO: EL TRABAJO CON LOS DIBUJOS. El lenguaje de los dibujos, mediante un análisis cuantitativo. Las alteraciones importantes en los dibujos según las edades de los niños y su intervención. Este análisis  proporciona la base para corregir cualquier dibujo lo haremos a través de la prueba HTP y dibujo libre.


MÓDULO QUINTO: PARTICULARIDADES en los test de: HTP-LA FAMILIA: Después de aprender a corregir cualquier dibujo, veremos las particularidades de la prueba del árbol, casa y figura humana; del Test de la familia. Y el trabajo a nivel familiar. Lo uniremos con el trabajo del juego con los muñecos de la familia.


MÓDULO SEXTO: TRABAJO CON EL TEST TEMÁTICO- PATA NEGRA. TEST PATA NEGRA. Se analizan las relaciones familiares, que tipo de vínculo se establece, la rivalidad entre los hermanos, la forma de procesar la información, el desarrollo del lenguaje. En ésta vemos las relaciones fraternales, temas esenciales como la soledad, miedo al abandono. CAT- Haremos un repaso de esta prueba similar a la anterior y trabajaremos las diferencias y los datos nuevos que nos aporta.


MÓDULO SEPTIMO: TEST DESIDERATIVO. Constituye una herramienta fundamental cuando los niños y adolescentes están cerrados en psicoterapia y apenas expresan. A través de esta prueba les sacaremos de su coraza y veremos y trabajaremos los recursos ante la pérdida, el vacío y cómo es de sólida la identidad del yo, posible riesgo de destrucción y de suicidio


MÓDULO OCTAVO: EL MUNDO INTERNO DE LOS ADOLESCENTES: El trabajo a través de lo proyectado. Test de Phillipson (relaciones objetales) En esta prueba se refleja muy claro cómo se relaciona con el otro, consigo mismo. La prueba de frases incompletas y  diferentes modos de expresar rabia. El manejo de la autoridad, detección de indicadores de abuso o maltrato.


MÓDULO NOVENO:   LA TÉCNICA DE LOS CUENTOS como modo de trabajo con los niños y adolescentes. Es una herramienta valiosísima, tanto para ver cuáles son los focos de conflicto de esa persona como para utilizarlo de un modo sanador y terapéutico.


Algunos de los contenidos que veremos:


Los superhéroes y cuál es mi máscara y para qué la necesito.


Las relaciones con los hermanos: celos y rivalidad.


El sentimiento de inclusión-exclusión: acoso escolar


MODULO DIEZ QUÉ y CÓMO: Realización de informe escrito y devolución de resultados. Diferentes tipos de informes. Jurídicos, para colegios clínicos, administrativos. Técnicas de trabajo con padres.


MODULO ONCE: Supervisión de casos. Revisión de casos prácticos y de todo el curso, evaluación de los contenidos más importantes.
Todos los módulos van acompañados de unos apuntes escritos que serán enviados una semana antes, con el objetivo de hacer las clases más dinámicas y así profundizar más en los casos prácticos.

lunes, 11 de enero de 2016

Comunicaciones tempranas padres/hijos y neurobiología del desarrollo emocional

Estas vacaciones de Navidad he comenzado la lectura de un libro que tenía pendiente desde el Congreso de Apego y Trauma de Roma del pasado septiembre de 2014. Allí tuvimos la oportunidad de aprender, de primera mano, entre otros, de Allan Schore. Sus libros se vendían allí mismo y no me pude resistir a comprar (al igual que mis amigos y colegas que me acompañaban, Rafael Benito y Cristina Herce) la que puede considerarse su obra cumbre: Affect Dysregulation and Disorders of the Self y Affect Dysregulation and Repair of the Self En castellano: Desregulación Emocional y Trastornos del Self y Desregulación Emocional y Restauración del Self.

Mi amigo y colega Rafael Benito ya me lleva delantera y me ha dicho en innumerables ocasiones que se trata de un libro excelente. Entre otros libros, tareas, consultas y otros asuntos estaba postergando demasiado la lectura de esta obra. Hasta que al final, en Navidad -poco a poco porque está en inglés-, he empezado a adentrarme en los conceptos y desarrollos teóricos de Allan Schore. Lo que puedo deciros es que ratifico cien por cien la opinión de Rafael Benito: un libro de matrícula de honor. He comenzado por el primero de los dos tomos, el que hace referencia a cómo se gestan los trastornos del self.

Voy a compartiros en este post algunas cuestiones relacionadas con el logro de la autoregulación emocional, capacidad que tiene su periodo más sensible de consecución entre los 0 y los 2 años y en la cual participan las tendencias genéticas de cada persona junto con la experiencia de cuidados recibida por parte de nuestras figuras de apego primarias. Ambos, genes y experiencia, son inseparables. Son dos coordenadas que no pueden existir la una sin la otra. En unos casos puede pesar más la contribución genética y en otros la ambiental, pero sólo son contribuciones. Incluso el famoso y tan controvertido Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad-Impulsividad, a la larga, como muy bien afirma Rafael Benito, su denominación será Trastorno por Desregulación Emocional. Y tiene que ver tanto con el papel de los genes como del ambiente.

Muchos de los problemas que tienen los niños y niñas adoptados y acogidos que han sufrido experiencias de malos tratos y abandono es precisamente, el trastorno que presentan en este dominio: manifiestan entre moderados y graves problemas para regularse a nivel biológico-emocional-conductual.  En estos casos parece incuestionable el peso que tiene el ambiente en la etiología de esta desregulación emocional: la calidad de los cuidados de las primeras figuras de apego, durante los dos primeros años de vida, y posteriormente, con otras figuras significativas. Como decimos, podemos dar más peso a una contribución que a otra, pero la resultante siempre será la conjunción de los factores genéticos y ambientales. La ciencia emergente de la epigenética está actualmente tratando de desentrañar cómo influye este ambiente en los genes, principalmente durante los primeros años de vida que como sabemos, acontece un espectacular neurodesarrollo, orquestado por el ambiente. Pero incluso aunque el peso de la contribución genética hipotéticamente fuese mayor (como predisponente), podemos seguir produciendo cambios en dichos genes. Los genes no están aislados del ambiente y están en constante diálogo con éste. 

El aspecto más importante del entorno es el entorno social, la relación que el infante tiene con los cuidadores. Neurocientíficos y psicólogos del desarrollo, nos dice Schore, convienen en el principio general que afirma que "la mejor descripción del desarrollo viene de la cuidadosa apreciación de las operaciones que el cerebro hace para su propia organización. Hay un acuerdo en que el cerebro es un sistema auto-organizado, y esta auto-organización del desarrollo ocurre en el contexto de una relación con otro self, con otro cerebro". En efecto, la comunicación socio-emocional está grabada en las estructuras biológicas que están madurando durante el crecimiento cerebral en los dos primeros años de la vida humana, y tiene posteriormente efectos duraderos. Las experiencias socio-afectivas dentro de una relación de apego infante/cuidador tienen un efecto crítico en la temprana organización del cerebro límbico, área especializada no sólo en el procesamiento de la emoción sino en aprendizajes nuevos y en la capacidad de adaptarse rápidamente a entornos cambiantes.

El procesamiento emocional por parte del sistema límbico se expande por el hemisferio derecho. Los neurocientíficos le llaman “la mente derecha” Este hemisferio derecho, el sustrato neurobiológico del cerebro emocional, experimenta una gran actividad y desarrollo durante el primer año y medio de vida, nos dice Shore.

Es crucial para la estructuración del cerebro derecho y la consecución de las capacidades auto-regulatorias, otro concepto que el autor denomina sincronía afectiva: en las interacciones cara-a-cara, que empiezan entre cuidador/bebé aproximadamente a los dos meses, en el primer contexto del juego social bebé/cuidador, éstos para regular los niveles altos de arousal (activación generalizada del organismo), sincronizan (cual si fueran relojes) la intensidad de sus conductas afectivas. La primera oportunidad para practicar la coordinación interpersonal de los ritmos biológicos, para experimentar la mutua regulación del arousal positivo y para sentar las bases de la comunicación humana, son estas interacciones bebé/cuidador. 

Un análisis secuencia-a-secuencia muestra que este estado compartido momento-a-momento representa un diálogo organizado que ocurre en milisegundos. En contextos de “claves selectivas mutuamente sintonizadas” el infante aprende a enviar claves sociales específicas a las cuales la madre (o cuidador) responde, reflejando por tanto un sentido anticipatorio de respuesta del otro (cuidador) al self (sí mismo del bebé), concomitantemente a una adaptación del sí mismo del bebé al otro (cuidador) Esta sincronía afectiva es un aprendizaje entre ambos miembros de la diada o de la pareja a la estructura rítmica del otro, y modificar la conducta para adaptarse o amoldarse a esa estructura. Es como una danza. Por ejemplo, podemos ver el famoso “paso a dos” del Ballet Cascanueces. Es una metáfora que nos ayuda a entender mejor este concepto de la sincronía afectiva.  Los cerebros de los bailarines están conectados. Éstos se regulan mutuamente y saben anticipar perfectamente el movimiento del otro y amoldarse al mismo. Relacionarse con el otro es, por tanto, equivalente a bailar. La misma sincronía debe producirse entre bebé/cuidador para que ambos aprendan a regular los estados internos y la activación positiva (y amplificarla y resonarla, cuando se sienten en algarabía y risa) y calmarla cuando es negativa (ansiedad, nerviosismo, inquietud…) El cuidador debe por lo tanto, ser muy competente y debe de poder monitorizar y manejar su propio arousal. Por lo tanto, la auto-regulación es herencia de que esta sincronía se haga adecuadamente (el cuidador tiene mucho que decir en esto pues su sistema nervioso ya se supone desarrollado y capaz de regular al otro) 



Schore dice que el fallo en la diada madre/hijo para crear un sistema regulatorio en el hemisferio derecho en los dos primeros años de vida es un factor de riesgo en el desarrollo. Ambos miembros de la diada experimentan estados de transición mientras ellos se mueven juntos desde el bajo arousal a estados de alta energía, de arousal elevado, de la quietud, a estados positivos intensos. La diada está co-creando sistemas de regulación del arousal. Estas interacciones interconectan con fuerza las redes neurales del cortex orbitofrontal, el cual nos dice Shore, participa en el significado emocional/motivacional. Ese sistema frontolímbico (circuito que va desde el lóbulo frontal al sistema límbico) es crucial en la modulación de las conductas emocionales y sociales y la homeostasis (equilibrio) del sistema nervioso.

Otro concepto interesante para nosotros que he podido aprender en el libro de Shore es el “lenguaje afectivo no-verbal” En esa diada bebé/cuidador se aprende también a nivel preverbal a tener un conocimiento implícito relacional sobre cómo me siento y se siente el otro. Este conocimiento quedará archivado en la memoria implícita (que es predominante durante los dos primeros años de vida-dos años y medio) y supondrá la interiorización de la vivencia de cómo nos cuidaron así como el primer alfabeto afectivo sin palabras. Si vemos el vídeo Still face (Cara congelada), dentro de una investigación llevada a cabo por el Dr. Tronick y equipo, sobre el desarrollo de los bebés -del cual ya hemos hablado en otra ocasión-, entenderemos fácilmente a qué me estoy refiriendo. Esta vez no nos centramos en la parte del vídeo en el que la madre congela la cara, sino en la primera, en la cual ambos están implicados en una comunicación pre-verbal. Ambos dialogan sin palabras, es una interacción lúdica (donde por cierto también asistimos a lo que hemos explicado respecto a la sincronía afectiva, esa mutua regulación), plena de gozo. Madre e hijo entienden sus intenciones y deseos, y la madre ve la mente de su hijo como propia (del bebé). No hablan con palabras pero se entienden con ese lenguaje afectivo no-verbal. Es la primera gran escuela que preparará al niño para identificar la emoción, regularla y después, con la aparición del lenguaje/pensamiento, etiquetarla con la palabra. Ved sólo el primer minuto del vídeo.



¿Qué trascendencia tiene esto en nuestra tarea?

Los niños y adolescentes con los que trabajamos o nos relacionamos, si han padecido una ausencia prolongada del cuidador, si no ha habido otro que permanezca suficientemente -y si permanece lo ha hecho con comunicaciones afectivas mutuamente reguladas, por supuesto-, la capacidad para la auto-regulación es deficitaria. Cada niño presentará mayor o menor déficit. Es uno de los primeros objetivos a cumplir en la psicoterapia y a trabajar con los padres, familias o educadores: enseñar a los niños a modificar su psicofisiología para poder aprender la regulación. Que ningún cuidador espere que el niño pueda hacer esto por sí solo. Si no hubo otro antes, debe haberlo ahora. La habilidad de los padres, educadores, psicoterapeutas, profesores… para modular ellos sus propias emociones e impulsos es clave. Es posible que en muchos casos el mayor logro del trabajo con los niños sea mejorar esta capacidad regulatoria, muy afectada en algunos menores, y dotarles de recursos psicológicos en este sentido.

Si hemos adoptado o acogido bebés de un año o dos, tenemos el desafío de aprender a co-crear con ese infante un sistema mutuamente regulado, la gran oportunidad de reparar en un momento en el que el cerebro del niño absorbe estas influencias y podemos esculpir su cerebro. El contacto piel con piel, los estados de inmovilización, el masaje... y muchos otros aspectos que hemos tocado en este blog nos ayudarán a ello. Probablemente, sean bebés altamente desregulados que pongan a prueba nuestra capacidad; pero si sembramos en ese momento, recogeremos en el futuro. 

Del mismo modo, la comprensión de la mente del otro, de lo que el otro siente y piensa, es probable que sea muy complicada para muchos de estos niños. Lo que hacemos es evaluarles mediante un protocolo que nos permite a los profesionales determinar si existe capacidad de leer la mente a nivel de comprensión de los estados internos propios y de los demás. Jugar con los niños a juegos que impliquen tener que trabajar con la mente del otro, con lo que piensa, siente, desea, tiene intención… es de gran ayuda. 

Además, la auto-regulación supone la regulación interpersonal, el control de los estados de arousal positivos y negativos en la relación con el otro. En dicha relación con el otro se activa todo ese conocimiento relacional implícito y los contenidos inconscientes acerca de cómo nos cuidaron, trataron y consideraron. Por ello, creo que los niños y jóvenes más dañados tienen enormes dificultades para manejarse en relaciones interpersonales  y de pareja (que son muy complejas para todos) porque supone haber adquirido capacidad regulatoria (sincronía), lenguaje afectivo verbal y no-verbal y poder ver la mente del otro diferenciada de la propia. Nuestra tarea por lo tanto es enseñarles. 

El psicoterapeuta debe de tener una relación a nivel no-verbal con nuestros pequeños pacientes y cuando se active su hemisferio derecho y el orbitofrontal no regule las emociones y los estados de arousal (intensos en una psicoterapia), los profesionales hemos de sostener -como dice Shore- con nuestro propio hemisferio derecho a nuestros pacientes, reestructurando dicho hemisferio. El niño o adolescente puede enfurecerse, o no hablar y enfadarse, o bloquearse pasivo-agresivamente... Permanecer callado toda una sesión, o mirarte con gestos de desafío, miedo, incertidumbre, odio… Hay que trabajar a ese nivel y hacer intervenciones con los menores sobre estos aspectos tan importantes y que remiten y evocan ese periodo de la vida humana cuando el hemisferio derecho era el predominante. Pero esto es ya materia para una formación especializada de psicoterapia.

Terminamos el post de hoy con la primera picada de este año. Notición: La Fundación Izan y en concreto el Programa Norbera, organizan un congreso para el 27 y 28 de mayo de 2016 en San Sebastián en el que participarán -además de los magníficos profesionales de esta institución- Boris Cyrulnik, Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, nuestros queridos y admirados profesores. Es una ocasión única contar con la oportunidad de poder aprender con profesionales de primer nivel. 

Desde la página web del Programa Norbera nos dicen que “bajo el título “La Adolescencia, una estación para la oportunidad”, estamos organizando en Donostia – San Sebastián un congreso dirigido principalmente a profesionales (Psicólogos, Pedagogos, Terapeutas Familiares, Profesores, Orientadores…), que interactúan con adolescentes así como con sus familias bien sea desde una óptica educativa, o bien sea desde una óptica terapéutica.

Con este congreso pretendemos seguir extendiendo en nuestro entorno educativo, familiar y social, la cultura de los buenos tratos, base fundamental para el desarrollo de una sociedad saludable.

A lo largo del congreso se abordarán temas relacionados con la parentalidad bien tratante, se revisarán los diferentes estilos de apego así como las características personales que se derivan de cada uno de los mismos. También se abordarán temas relacionados con la manera adecuada de afrontar y superar los traumas vividos durante la infancia, y sobre cómo promover la capacidad de resiliencia, entendida como la capacidad de superar las situaciones adversas.”

La organización nos detallará, en breve, el programa de los dos días de congreso y anuncian para finales de enero de 2016 la apertura del plazo de inscripción. ¡Permaneced atentos a su página web para apuntaros cuanto antes! El evento tendrá lugar en el Palacio de Congresos Kursaal.

Página web del Programa Norbera: http://www.programanorbera.org/


Cuidaos / Zaindu

viernes, 8 de enero de 2016

Taller para el aprendizaje de la técnica "La caja de arena", en Madrid,organizado por el Centro Psicoveritas, 29 de enero 2016.


Para saber más de esta técnica:
http://youtu.be/E0F5PtI6nTw

Para inscribirse a este taller:
http://www.psicoveritas.es/

Esta técnica permite trabajar cuando resulta difícil la verbalización de los contenidos psíquicos; y esto es especialmente importante cuando el paciente tiene dificultades en ponerlos en palabras, como ocurre habitualmente en los niños. Cuando el origen del problema es un trauma infantil, recordar y explicar es una fuente adicional de sufrimiento. Utilizar la caja de arena permite la distancia emocional necesaria para ir elaborando la experiencia traumática sin tanto dolor. Además, el juego es el lenguaje natural del niño y le aporta una narrativa que le permite liberar, expresar y simbolizar, desarrollando sentimientos de control, lo que sucede y lo que vive en su interior. El modelo teórico en el que insertamos la aplicación de la técnica se basa, pues, en las aplicaciones del trauma, el apego y la resiliencia.