lunes, 10 de febrero de 2020

"Las emociones a través de los Plantánimals: La emocipedia infantil", por Mercedes Bermejo Boixareu.

Firma invitada
Mercedes Bermejo Boixareu

Mercedes Bermejo Boixareu con los muñecos que representan a los
Plantánimals

PRESENTACIÓN


Portada del libro de Mercedes Bermejo
Con mucho gusto tengo el placer de presentaros a Mercedes Bermejo Boixareu. Mercedes es psicóloga, psicoterapeuta familiar infantojuvenil.  Fundadora y Directora de Psicólogos Pozuelo. Directora de la colección Senticuentos y Crecicuentos, de la editorial Sentir.  Autora de diferentes publicaciones relacionadas con la Infancia y la Terapia Familiar Sistémica, La danza de la emociones familiares (editorial Desclée), coordinadora del Manual de Psicoterapia Emocional Sistémica (editorial Sentir). La conocí hace unos años cuando tuve el privilegio de que me invitara como docente en unos de los postgrados que organizan desde Psicólogos Pozuelo. Me admira su vocación y compromiso con los niños y las familias (ella es niñóloga) y su capacidad de trabajo y organización, pero también su sencillez y su trato siempre cálido y amable. Me encanta porque da y promueve los buenos tratos. Creo que su preocupación por ofrecer cuentos y materiales psicoeducativos, de calidad, hechos por destacados profesionales del ámbito, está cubriendo un área que estaba bastante desprovista hasta la fecha en  la que llegan los Senticuentos y los Crecicuentos, sobre todo para los más pequeños. Precisamente hoy Mercedes en Buenos tratos, nos habla de un nuevo material para trabajar las emociones con los niños más pequeños: los Plantánimals. Un original nombre que tiene mucho sentido. ¿Quieres saber quiénes son? Entonces, te dejo con Mercedes Bermejo Boixareu, una nueva firma invitada entre nosotros, de lujo, que forma ya parte del ilustre elenco de colaboradores de nuestro blog. Mercedes Bermejo, muchísimas gracias por tu participación y por dedicarnos un rato largo de tu tiempo para presentarnos este material y a la vez, aprovechar para hablarnos y enseñarnos sobre las emociones.

LAS EMOCIONES A TRAVÉS DE LOS PLANTÁNIMALS: LA EMOCIPEDIA INFANTIL
Por Mercedes Bermejo Boixareu

Para conocer los Senticuentos y los Crecimientos, haz click AQUI

Es un honor para mí poder escribir en este blog, ya que hace muchos años que lo conocí, y me llevó a conocer a José Luis Gonzalo, persona a la que admiro y aprecio enormemente. Además, he tenido el privilegio de compartir con él algunos proyectos, lo que me ha permitido seguir aprendiendo de él, pero sobretodo de su especial sensibilidad, dedicación y profesionalidad con y para los niños y niñas de este planeta.

Como niñóloga, y gran defensora del aprendizaje en la infancia a través del respeto, cariño y emoción, llevamos ya varios años desde la editorial Sentir [1] publicando cuentos que sirvan como recurso para entender diferentes situaciones de la actualidad. Hace un año el gerente de la editorial me animó a escribir uno de estos cuentos, y enseguida pensé en el “analfabetismo emocional” que seguimos viviendo, quizás más adultos que niños, y que además los ritmos de vida, la tecnología, las dificultades de la conciliación en nuestro país, el estrés… no ayudan a que mejore. Además, a los adultos cada vez nos cuesta más permitir a los niños gritar, saltar, cantar y bailar, quizás por­que puede romperse algo, quizás porque molesten, o porque probablemente deberían estar haciendo otras cosas, como los deberes, comer rápido, ir al colegio, lavarse los dientes o meterse en la cama. El niño obediente es elogiado por los padres, profesores, y familiares, en cambio el niño jugue­tón es etiquetado como “revoltoso”, “malo”, o incluso en los últimos tiem­pos como “hiperactivo”. Con frecuencia escucho en consulta el deseo de los padres de que su hijo sea “feliz”, evitando al mismo tiempo que se caigan, sufran, se equivoquen, se enfaden, se hagan daño… Y en ocasiones, es fácil caer en la “sobreprotección” evitando situaciones vitales necesarias para estar preparados para afrontar el día a día, y por ende la vida. La felicidad debe ser una bús­queda, no un estado. Por todo ello, pensé en crear un cuento mágico, junto a Andrés Pabón, el ilustrador de esta bonita historia: “Los Plantánimals: La emocipedia infantil”.

Los Plantánimals son unos seres muy entrañables, mitad planta mitad animal, que representan las emociones más importantes. Y a través de Martina y Marcos, irán presentando diferentes situaciones en las que podemos sentir estas emociones, y que nos ayudarán a conocerlas, entenderlas, y saber cómo gestionarlas. Antes de seguir hablando de este bonito cuento, quiero presentaros las principales emociones [2]:

Portada del cuento Plantánimals
Alegría. Es la emoción socialmente más agradable, que invita a compar­tir con el otro. Socialmente es la más aceptada, incluso la más respetada, y en algunas ocasiones impuesta. Tenemos que mostrarnos contentos, si no podemos exponernos al rechazo del otro. Al mismo tiempo, el niño o niña, con el paso del tiempo, va perdiendo libertad cada vez antes, su vida deja de ser creatividad, tan necesario para su desarrollo emocional.

Enfado. Como decía Aristóteles, cualquiera puede enfadarse, eso es muy sencillo, pero enfadarse con la persona adecuada, en el momento oportuno, en el grado exacto, con el propósito justo, y del modo correcto, eso, cierta­mente, no resulta tan sencillo. El enfado es una respuesta a la frustración o a un sentimiento de invasión del self. Puede combinarse para producir sen­timientos de odio, amargura, resentimiento o irritación… Es probablemen­te la emoción más asociada al género masculino y, en ocasiones, menos aceptada en el femenino.

También es importante el efecto del enfado, como lo percibe el otro. Ante el enfado nos sentimos atacados y la reacción adaptativa es contraatacar, pero de este modo corremos el riesgo de entrar en una escalada sin fin. Cuando esto ocurre en terapia familiar, en el marco terapéutico, tiendo a recordar a los adultos que les corresponde a ellos frenar dicha escalada.

Tristeza. Se trata de una respuesta universal a la pérdida. Como emoción básica se puede combinar con otros aspectos de la experiencia para produ­cir sentimientos de angustia, pena, falta de esperanza o soledad. Sirve para reestablecerse de los motivos que generan tristeza, por lo que tiene una fun­ción adaptativa. En procesos de duelo, la tristeza es una fase “sine qua non” para poder elaborar una pérdida o trauma. A su vez, suele ser una emoción más “aceptada” en el género femenino, por ello, en algunos casos, conviene subir un escalón hacia arriba para darle palabras, y permiso, a ese enfado que quizás no está pudiendo exteriorizar.

Miedo. Consiste en una reacción adaptativa para escapar del peligro, o protegernos de él. De manera sencilla, podría catalogarse como la emoción más profunda, siendo el miedo más subyacente el miedo al abandono, o a la invasión. Por ello, debajo de muchas de nuestras conductas, hay pensamientos, res­paldados en emociones que, a un nivel más profundo, tienen su origen en el miedo al abandono. En definitiva, miedo al rechazo, a no ser validado.

Amor. La emoción más importante, ya que es una necesidad vital, tan necesaria como el alimento. El amor es una expresión de afecto hacia una persona, animal o cosa. La relación amorosa entre el niño y su cuidador(es) primario(s) durante los primeros años de vida se consolidará en un vínculo afectivo necesario para lograr un apego seguro.

Como terapeutas reguladores de las emociones es fundamental que conoz­camos y detectemos estas emociones básicas (alegría, tristeza, miedo, enfa­do, amor) de la familia, con una actitud acompañante en sintonía con dichos estados emocionales.

A través de los Plantánimals, de una manera muy sencilla, y adaptada a niños y niñas de 4 a 8 años, hago una revisión de las principales competencias emocionales que debemos conocer para estimular la inteligencia emocional en menores, así como algunos ejemplos de cómo fomentarlos a través de juegos lúdicos y divertidos, incluyendo al final del cuento un juego de origamis de los Plantanimals para poder entrenar y simbolizar a través del juego estas competencias emocionales, que a continuación menciono brevemente:

Autoconciencia. Cada vez estamos más desconectados de nuestro estado emocional, de nuestro cuerpo, de nuestras necesidades reales, y esto afecta en nuestra manera de pensar, y, por ende, en nuestra conducta. La autoconciencia es la capacidad de tomar consciencia de nuestro estado de ánimo. No es malo estar enfadado, lo que es preocupante es estar enfadado o triste, y no ser consciente de ello, o querer ocultarlo o negarlo.

Expresión emocional. Consiste en expresar con palabras aquello que hemos detectado en la competencia anterior. Es importante que haya una congruencia entre lo que sentimos y lo que expresamos, así como acompañar emocionalmente al menor cuando está compartiendo sus experiencias emocionales. Es fundamental que se sienta contenido, validado y acompañado. No hacerlo puede hacer que en otras ocasiones no cuente otras cosas más importantes que le puedan pasar.

Empatía. En esta etapa de la infancia, donde hay una tendencia evolutiva al egocentrismo, no podemos exigirlos el mismo nivel de empatía que nosotros podemos llegar a alcanzar. No obstante, la mejor forma de desarrollar la empatía es siendo empáticos con ellos. Siempre nos miran, y aprenden.

Habilidades sociales. Es la capacidad de interactuar con los otros de una manera asertiva. Estas competencias también las aprenden mirándonos a los adultos, y a través del entrenamiento y la experiencia, pero debemos guiarles en este aprendizaje, no saben jugar, comunicarse o decir las cosas adecuadamente de manera innata.

Autorregulación. Consiste en la capacidad de autocontrolar nuestros impulsos. Esta competencia está muy vinculada a la corteza prefrontal, cuyo desarrollo se extiende has­ta la tercera década de la vida. Es por ello que en niños y adolescentes los mecanismos de procesamiento de las emociones son distintos a los de los adultos. Por ello debemos acompañarles en momentos de excitación.

Ilusión. Esto consiste en tener la motivación, el impulso, por lo que hacemos, lo que somos, lo que decimos. Aquí el amor incondicional y sentirse validado juega un papel clave en estas etapas tempranas de la vida.

No olvidemos, como ya indica José Luis Gonzalo al final de su cuento [3], los niños y niñas no son adultos en miniatura, tienen sus propias características evolutivas. Necesitan de nuestra paciencia, mirada incondicional y afecto para ir avanzando en sus diferentes etapas de crecimiento.

Con cariño,

Mercedes Bermejo Boixareu

REFERENCIAS


[2] Bermejo Boixareu, M. (2018). La danza de las emociones familiares. Psicoterapia Emocional Sistémica aplicada con niños, niñas y adolescentes. Editorial Desclée De Brouwer.

[3] Gonzalo, JL. (2018). Cuando mi corazón tiembla. Barcelona: Editorial Sentir.

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