lunes, 27 de mayo de 2019

Abordaje terapéutico del trauma relacional en situaciones de violencia intrafamiliar, por Lucía Martín Dueñas, psicóloga.



Diez meses, diez firmas IV

Profesional invitada en el mes de mayo de 2019: 

Lucía Martín Dueñas

Psicóloga 

Título de su artículo: 


"Abordaje terapéutico del trauma relacional 
en situaciones de violencia intrafamiliar”

Presentación

A veces, los encuentros son sorprendentes y las cosas salen y fluyen solas, sin pretenderlo. A veces, lo que surge no es un objetivo sino una consecuencia de habitar en territorios comunes. Cuando me encontré con Lucía en un congreso sobre adopción organizado por Psicoveritas el pasado mes de febrero, fue algo no buscado ni planificado. No pretendíamos que ella hoy estuviera aquí, firmando este artículo de colaboración con el blog. Pero mientras intercambiábamos conocimientos y experiencias profesionales, de repente, se dio esta posibilidad y ella accedió encantada. Como todos y todas los/as que han participado escribiendo en el blog: sin dudarlo y sin pedir nada a cambio. Entrega, como todos y todas los/as colaboradores/as anteriores, generosamente su saber. Este aspecto de la contribución solidaria al blog de otros colegas que surge en un encuentro (a veces casual, a veces no) significativo, nada rebuscado sino natural, como las buenas cosas, totalmente gratis y sin publicidad, espacio libre, es lo más grande que tiene.



Por lo tanto, es un lujo contar con una profesional como Lucía Martín Dueñas, con una amplia formación y vasta experiencia en el campo clínico, que nos regala un trozo de su preciado tiempo y conocimientos. Lucía es gran conocedora de los problemas cognitivos, emocionales, fisiológicos y conductuales, desde un enfoque integrativo del apego y la disociación, es especialista en la metodología EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares) por la Asociación EMDR España y el Instituto EMDR Europa para el tratamiento del trauma y de los distintos trastornos psicológicos. Destaca su labor en el área formativa, elaborando, desarrollando e impartiendo cursos y talleres de crecimiento personal tanto en ámbito clínico como en el escolar y el empresarial. En su afán por la divulgación de la psicología, ha colaborado en distintos medios de comunicación, en espacios dedicados a la salud como en Radio MARCA y Cuídate Plus.



Muchísimas gracias Lucía Martín Dueñas, por tu participación en Buenos tratos. Ya formas parte del ilustre elenco de colaboradores/as de este blog. Lucía habla en este artículo sobre el “Abordaje terapéutico del trauma relacional en situaciones de violencia intrafamiliar” Mil gracias por hacer y construir Buenos tratos.




Lucía Martín Dueñas. Es fundadora y directora de PSIQUET- Psicología, Formación y Desarrollo, desarrolla su actividad profesional en el área clínica, formativa y divulgativa del centro. Posee una amplia experiencia en la evaluación, intervención y tratamiento de trastornos clínicos en población adulta e infanto-juvenil, así como en problemas de pareja, familia y personas mayores. Ha desarrollado su actividad como Psicóloga General Sanitaria en diferentes centros e instituciones de la Comunidad de Madrid, construyendo una sólida trayectoria profesional. Es experta en intervención familiar con población adoptiva y adolescentes en situaciones de conflicto. Colabora en el Grado de Terapia de Familia del Centro Universitario de Villanueva (adscrito a la Universidad Complutense de Madrid), en el que actualmente imparte las sesiones "Autoestima familiar y EMDR", y "Violencia Intrafamiliar". Asimismo, facilita y colabora en la supervisión de casos clínicos a otros profesionales de la psicología y la educación.



También ha participado con notable éxito en Congresos Nacionales e Internacionales de Psicología Clínica y metodología EMDR, promulgando así nuevos planteamientos de trabajo para el desarrollo de la psicología. En la actualidad, participa en las líneas de investigación que se están abriendo sobre la metodología EMDR para el tratamiento del Estrés Postraumático. 

Contacto: info@psiquet.com; lmartin@psiquet.com



Abordaje terapéutico del trauma relacional en situaciones de violencia intrafamiliar




“Los sentimientos de valor sólo pueden florecer en un ambiente donde las diferencias individuales son apreciadas, los errores son tolerados, la comunicación es abierta y las reglas son flexibles. El tipo de atmósfera que se encuentra en una familia que nutre”

(Virginia Satir)


Como indica la cita anterior, de la considerada “madre de la terapia familiar”, Virginia Satir nos ofrece en unas pocas líneas, y de forma directa y concreta, la esencia de lo que la gran mayoría de los y las profesionales consideramos acerca de la familia: su concepción como factor de protección. Partiendo de esta idea, encuadraremos el concepto de familia como sistema en el que los seres humanos nos construimos y constituimos como tales, a través del cual generamos una percepción del mundo, de los demás y de nosotros/as mismos/as. Sin embargo, existen familias que no logran cumplir las condiciones que Satir ofrece en su reflexión. Hablamos de familias que, lamentablemente, no aportan ese marco de seguridad y protección que las personas necesitamos para poder sobrevivir. Estamos hablando de la existencia de violencia en el seno del sistema familiar.

La violencia intrafamiliar (VI) desencadena una serie de comportamientos violentos que ocurren entre los miembros de una familia, y que sucede dentro del entorno doméstico (y, a veces, también fuera del mismo). En esta situación, encontramos una figura que ejerce su poder, su autoritarismo (que no autoridad) y su necesidad de control desde una posición agresiva y violenta (agresor/a); y una persona que padece de forma directa dichos ataques (agredido/a). Ante esta circunstancia, se percibe una desigualdad manifiesta entre ambas partes, siendo el/la agresor/a la persona que “sale ganando” ante la resolución de los problemas que se pueden plantear.


"El trauma relacional es una forma de caracterizar la ruptura de la seguridad y estabilidad
que sufren las personas de forma abrupta, traumática". 

En este artículo, vamos a centrarnos en la violencia que ejercen los padres y madres con este perfil, sobre sus hijos/as. Éstos/as últimos/as viven en una situación de riesgo notable, dado que se encuentran en una posición de inferioridad y desigualdad importante. ¿Cómo sobrevivir ante una situación tan traumática? ¿Qué significa que las personas referentes en sus vidas (padres y madres), responsables de aportarles el amor y seguridad que necesitan, son, sin embargo, los que les provocan un daño tan inmenso? ¿Qué repercusiones emocionales, físicas y relacionales se producen al vivir dichos episodios violentos? Sin duda, todas estas cuestiones no sólo nos inquietan y preocupan, sino que también nos hacen reflexionar sobre la importancia del vínculo afectivo entre padres y madres e hijos/as que tiene en el desarrollo psicológico de las futuras personas adultas.




El apego es el vínculo afectivo que las personas establecemos con nuestros padres y nuestras madres, y que es esencial para nuestra supervivencia. Cada vez más, afortunadamente, en las intervenciones psicológicas, se está incorporando el abordaje de las teorías del apego para la conceptualización íntegra de los casos que nos encontramos en consulta. Identificar de manera adecuada y rigurosa qué tipo de apego se ha desarrollado entre los miembros de una familia, nos va a permitir abordar las dificultades de una manera más eficiente y completa. El apego resulta importante en tanto en cuanto facilita las bases en las que los seres humanos nos construimos y constituimos como tales. Este lazo afectivo facilita no sólo la seguridad y regulación emocional que necesitamos, sino también la reparación del daño experimentado, la percepción de disponibilidad (física y/o emocional) para ello y de la recepción del consuelo y contacto que necesitamos de esas figuras de apego referentes.

En las familias en las que se viven episodios violentos, evidentemente, estas “funciones del apego” no se producen como tal. Por el contrario, nos encontramos con familias con vínculos de apego inseguros, que desencadenan importantes problemas psicológicos, como dificultades en la regulación de las emociones, autoestima baja, problemas en las relaciones afectivas, abuso en el consumo de sustancias, etc. Entre todos ellos, cabe destacar lo que podemos denominar el trauma relacional, o la enfermedad invisible. Me apropio de este concepto tan interesante (enfermedad invisible), que tomé de un gran profesional como es Valentín Escudero (2013), gran terapeuta familiar, en una de sus formaciones sobre violencia intrafamiliar llamada Intervención Familiar con Adolescentes en conflicto, IFIS Grupo 5.

El trauma relacional es una forma de caracterizar la ruptura de la seguridad y estabilidad que sufren las personas de forma abrupta, traumática. Ante situaciones difíciles, si el/la menor percibe de su figura de apego ausencia, desregulación, desvalorización, abandono, desinterés, se pierde la esencia de lo que el vínculo supone. Se transforma en doloroso el vínculo con el ser querido. El impacto que tiene en el desarrollo de las personas este hecho, puede desencadenar graves problemas psicológicos en ellas.

En el marco de la violencia intrafamiliar, cuando los padres y/o madres ejercen ese comportamiento agresivo, provocan un daño difícil de reparar si no se aborda de forma inmediata. Normalmente, los padres y las madres agresoras suelen presentar una historia propia caracterizada por maltrato psicológico y/o físico. De alguna manera, reproducen los mismos patrones agresivos que en su momento, cuando eran niños/as y/o adolescentes, tuvieron que sufrir. En este sentido, la intervención psicológica se debe extender a todo el sistema familiar, detectando las dificultades propias de cada miembro de la familia y de la familia entera. La tarea no resulta nada fácil, pues las resistencias individuales de cada miembro de la familia resultan, muchas veces, infranqueables y son las que dificultan el avance del proceso terapéutico. En este sentido es necesario introducir en este trabajo el concepto de competencias parentales (Barudy y Dantagnan, 2010), las cuales hay que evaluar en los casos de VI porque puede que estén afectadas y se necesite una valoración e intervención también a este nivel.

A continuación, se desarrollan una serie de claves concretas que pueden facilitar el abordaje de esta casuística tan compleja:

Identificar claramente la dificultad. Negación del problema familiar (no existe el problema, se minimiza o se normaliza); la aceptación de incontrolabilidad de la situación (no existe control sobre el problema). Teniendo en cuenta ambos elementos, tendremos que adoptar una estrategia concreta u otra.

“Conectar antes de corregir” Es importante ofrecer a la familia el espacio y la confianza adecuados para que se puedan integrar y colaborar en el proceso terapéutico. Nos encontraremos familias muy desestructuradas, por lo que el establecimiento de la alianza terapéutica ha de ser esencial. Compartir el propósito terapéutico (conseguir solucionar el problema, dar la oportunidad de cambio) será el objetivo a trabajar durante la terapia.

“El pasado es pasado y presente” Abordar las experiencias pasadas de los miembros de la familia, que puedan permitir comprender las reacciones violentas, facilitarán el abordaje de su resolución. A través de la metodología EMDR podemos acceder a esas experiencias sin resolver, que se quedaron enquistadas en el sistema de la persona. De esta manera, se podrá digerir el trauma, reparar el daño y promover una alternativa adaptativa para el futuro inmediato.




“Todo es adaptativo para vivir, pero ya no funciona” Tras los pasos anteriores, poder descomponer esa dinámica negativa en la que están atrapados los miembros de la familia, les ayudará a poder resolver sus dificultades y poder encontrar una mejor y mayor calidad de vida. Salir de ese entramado negativo, y generar alternativas de cambio, permitirá dar respuesta a una demanda real: ya no se puede vivir en esa circunstancia. Este ejercicio implica el desarrollo de la implantación de un trabajo terapéutico exhaustivo y riguroso, a través del aprendizaje de nuevas estrategias y herramientas terapéuticas (habilidades de comunicación, técnicas de control emocional, etc.).

El trabajo terapéutico con las familias que sufren episodios de VI busca, no sólo eliminar esos episodios, sino también reparar los patrones disfuncionales que dañan continuamente el vínculo entre sus miembros. Abordar estas problemáticas significa poder facilitar a los miembros de esa familia (y a la familia como sistema) desarrollar esa capacidad de resiliencia que les permite poder sobreponerse a esas situaciones tan negativas. Sobreponerse a esas experiencias, sin duda, se convierte en un reto a conseguir.

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