martes, 11 de septiembre de 2007

Emociones, y la "niña gorrión"

La emoción es la reacción que sentimos ante estímulos internos o externos. Es una experiencia subjetiva intensa y de corta duración, la cual viene acompañada de correlatos fisiológicos, es decir, la notamos en el cuerpo (cosquilleo en el estómago, rubor facial, aceleración del corazón...) El sentimiento quizá es menos intenso y de mayor duración. Un niño me explicó un día, con un ejemplo, que la emoción es cuando tu equipo marca el gol en el último suspiro de un partido de fútbol, y el sentimiento sería lo que experimentamos tiempo después de haber logrado la victoria, como una alegría menos fuerte. Me pareció un modo muy gráfico de entenderlo. El ser humano es el único ser de la naturaleza capaz, de una manera compleja, de presentar pensamientos sobre los sentimientos, esto es, objetivarlos como un producto intelectual. Los expertos en psicología de la emoción lo denominan metacognición. La letra sin la música Dicen que los psicópatas presentan una alteración constitucional que les impide experimentar sentimientos y, por lo tanto, ponerse en el lugar del otro y conectar con su punto de vista emocional. Se dice, metafóricamente hablando, que conocen la letra, pero les falta la música, es decir, lo que colorea y da sabor y gusto a la vida. Por ello, aunque de apariencia educada, amables y con encanto, estos rasgos y conductas son superficiales. Los exhiben como quien aprende algo sin interiorizarlo de verdad. Todos recordamos la película "El estrangulador de Boston" en la que un agradable operario del gas (el actor Tony Curtis), educadamente, pedía entrar en las casas de las ancianas para... ¡terminar matándolas! ¿Quién podía sospechar de un hombre tan educado y socialmente encatador? Las emociones nos inyectan, por un lado, entusiasmo ante un proyecto de trabajo, felicidad cuando nos enamoramos, rabia cuando nos timan, tristeza ante la muerte del amigo o del ser querido... Si no las tuviéramos y sintiéramos, la vida carecería de colorido. Pero, por otro, en el extremo, hay cabida también para la depresión o la euforia desmedida. Las emociones, entonces, pueden enfermar. Se necesita, en esos casos, tratamiento médico y apoyo terapéutico y de la red social. Si nuestra especie ha conservado las emociones, incluidas las negativas (la ira, la tristeza…), es porque poseen un valor para el ser humano. Por ejemplo, si no pudiésemos sentir la rabia, estaríamos incapacitados para responder con un ataque, o con la huida, ante una amenaza. Nuestra sociedad, sobre todo a través de los medios de comunicación, o bien evita que las personas contacten con contenidos que pueden evocar emociones negativas, o bien las ofrece, permítaseme la expresión, a corazón abierto, sin ofrecer la oportunidad de que el espectador reflexione sobre sus emociones, usando sus procesos psicológicos superiores, o sea, pensar sobre lo que siente. Saber qué es una emoción, conocerla, descubrirla, vivirla en plenitud... es una experiencia individual, única e intransferible. Cada persona puede tener una vivencia particular de cuándo siente, cómo, con quién… Qué piensa antes y después, qué hace, cómo se comporta... Las emociones son ricas, pero lo son aún más cuando pensamos sobre ellas. Pondré un ejemplo que quizá emocione… Edith Piaf, la genial cantante, apodada "la niña gorrión", tuvo una infancia muy dura. Sufrió abandono por parte de sus padres. Entregada a la abuela paterna que regentaba un prostíbulo, según se cuenta, es cuidada por las prostitutas. Arrancada dolorosamente de éstas cuando su padre vuelve para buscarle, canta en las calles con él. Un gerente de cabaret descubre el inmenso talento de Edith Piaf, siendo el punto de partida de una carrera profesional exitosa. La vida no le sonrió precisamente: su hija murió prematuramente de meningitis y su auténtico amor, un boxeador, falleció en un accidente de avión. En efecto, la carrera triunfal profesional y el privilegio que la naturaleza le concedió con su voz prodigiosa no se correspondieron con su vida personal, marcada por la desgracia. El mito de la música francesa, que cantaba los desengaños amorosos de la clase trabajadora, fue duramente golpeado con la muerte de su pareja. El estrés que desencadenó esta ruptura agravó la enfermedad a los huesos que padecía y le sumió en una profunda depresión. Posiblemente fue de la música y su público, al cual tanto amaba, de donde sacó la resiliencia, esto es, capacidad para soportar los traumas y seguir adelante incluso en las condiciones de vida más adversas como las que ella vivió. “No, no me arrepiento de nada” Cuentan que su reaparición artística se produjo con una canción que inmortalizó: “Non, jene regrette rien” ("No, no me arrepiento de nada") Edith Piaf elegía ella misma las canciones que le presentaban y lo hacía según lo que sus emociones le dictaban. Sus canciones eran como un espejo de lo que sentía sobre sí misma y su vida, constituyen un auténtico ejercicio terapéutico con valor catártico y que le ayudaría, a buen seguro, a elaborar tanto sufrimiento y dar un sentido a sus traumáticas vivencias. Leer la letra de la canción "No, no me arrepiento de nada" emociona. Escuchar la canción, con la música y la esplendorosa voz de Edith Piaf, es una emoción completa. Surgida de las entrañas de su ser, transmitida para cautivar y conmover, brota de lo más profundo del dolor, y del afrontamiento, de su desgarradora vida. La película "Edith Piaf. La vida en rosa" es, también, extraordinaria y emocionante. La letra de la canción dice así: No, no me arrepiento de nada Ni el bien que me han hecho, ni el mal Todo eso me da lo mismo No, nada de nada No, no me arrepiento de nada Está pagado, barrido, olvidado Me da lo mismo el pasado Con mis recuerdos Yo prendí el fuego Mis tristezas, mis placeres Ya no tengo necesidad de ellos Barridos mis amores con sus trémolos barridos para siempre Vuevo a partir de cero No, nada de nada No, no me arrepiento de nada Ni el bien que me han hecho, ni el mal Todo eso me da lo mismo No, nada de nada No, no me arrepiento de nada Pues mi vida mis alegrías hoy comienzan contigo…

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,

me gusta conocer historias de resilencia.
Hace poco ví la película "La Flor del Desierto" que narra la historia real de la que fué top-model, Waris Dirie, convertida hoy en embajadora de las Naciones Unidas en su campaña contra la mutilación genital femenina.
Conocer la experiencia vital de estas personas confirma el tremendo potencial del ser humano.
Estas fueron las primeras palabras que dijo ante la ONU:

http://www.youtube.com/watch?v=i4CyzbyRNQg&p=32AEC56300BB003F&playnext=1&index=6

Más información:
http://www.golem.es/flordeldesierto/


Un saludo, Yolanda Ávila.
http://hablemosdelainfancia.blogspot.com/

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Bienvenida, gracias por tu aportación, es una buena picada. Y en efecto, las personas tienen un enorme potencial. Los supervivientes de eventos traumáticos nos lo recuerdan y confirman constantemente. Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

He leído los comentarios que habeis ido dejando en esta etiqueta de resilencia y me gustaría apuntar algo: no es necesario haber tenido una vida "llamativa" por decirlo de algún modo como estas personas famosas a las que aludimos. Muchas personas se crian y educan en familias disfuncionales (o sin familia) y sufren también, sin grandes "sucesos", pero lo bastante significativos para que marquen y condicionen su vida. Sin querer menospreciar la intensidad de la vida las anteriormente citadas quiero desde aquí felicitar también a todas las personas "corrientes" que han tenido el valor de encontrar el sentido a la vida que les ha tocado vivir y de convertirse en personas libres y dueñas de su vida.

Va por todos nosotros, porque todos somos un resilente en potencia.

Un saludo cordial, Yolanda.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola, Yolanda: Completamente de acuerdo contigo. Hay muchos héroes anónimos cuyas vidas son un ejemplo. Es muy bueno que lo hayas hecho notar. Un saludo, José Luis

Anónimo dijo...

Otro ejemplo de resiliencia:

http://www.resilienciabarcelona.net/2010/09/un-nino-afortunado-de-prisionero-de-auschwitz-a-juez-de-la-corte-internacional/

La historia de Thomas Buergenthal.

Nada como el ejemplo de otras personas para inspirar.


http://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Buergenthal

Saludos,
Yolanda.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Yolanda: Tengo precisamente esperando el turno de ser leído, el libro sobre su biografía titulado "Un niño afortunado" Gracias por tu aporte. José Luis

Anónimo dijo...

Bueno, siguiendo con este tema que tanto me apasiona hoy recomiendo ver la película "El milagro de Ana Sullivan" que narra la historia de la relación que mantuvieron maestra y alumna (Ana Sullivan y Hellen Keller). Quien conozca la vida de Hellen Keller no puede negar que es uno de los ejemplos de resiliencia más impresionantes que se conocen.

http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/temaskeller.htm

Un cordial saludo,
Yolanda.

Anónimo dijo...

Que trastorno psicologico tenia edip piaf ?
muchas gracias

Unknown dijo...

Hola alguienpodria ser tan hamable de decirme que trastorno psicologico tenia edip piaf ? mil gracias

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola Alex, no lo sé exactamente. Sí estuvo muy enferma de los huesos, y a buen seguro que el abandono que sufrió en la infancia y las duras condiciones de vida que padeció, mermaron su salud. Tenía un consumo exagerado de alcohol. La pérdida del gran amor de su vida en accidente en un avión, a quien le dedicó la impresionante canción "Mon dieu" fue un golpe durísimo. Murió de cancer de hígado. Saludos.