lunes, 11 de mayo de 2015

Acariciar como terapia: el contacto temprano y el masaje pueden promover el crecimiento y desarrollo de los niños adoptados y acogidos

Cuando en el año 1995 Documentos TV emitió un reportaje titulado “Las habitaciones de la muerte”, pudimos conocer cómo los niños chinos (sobre todo las niñas) eran abandonados/as en las calles y llevados/as a orfanatos con escaso personal. Los/as que enfermaban eran literalmente dejados/as a su suerte en habitaciones, sin casi contacto humano. Pudimos sentir el terrible sufrimiento al que eran sometidos/as estos niños y niñas. He estado viendo el comienzo del documental (no he podido seguir, se encoge el corazón y como a muchos/as de nosotros/as, se me saltan las lágrimas), el cual, si lo deseáis, podéis visionar en Youtube (tecleando: “Las habitaciones de la muerte”) Es muy dura esta realidad, pero gracias a este reportaje de denuncia la comunidad internacional se concienció y las condiciones de los orfanatos chinos mejoraron.

En Rumania, bajo la dictadura de Ceaucescu se fomentaron planes para promover la natalidad. Como consecuencia, miles y miles de niños y niñas nacieron. Dada la crisis económica que padeció el país, los menores de edad tuvieron que ser entregados al Gobierno Rumano, el cual los relegó en orfanatos hacinados, en unas condiciones extremadamente dañinas para el desarrollo (mal alimentados, sin apenas contacto humano y estimulación) Eso es abandono: una tipología de maltrato. La pasada semana, precisamente, El Semanal publicó un artículo titulado: Orfanatos, ¿un daño irreparable?, en el cual da cuenta de las devastadoras consecuencias de la institucionalización de baja calidad (en este caso infrahumana) El reportaje no nos ha dejado indiferentes a nadie. He tratado a algunos de estos niños y niñas en mi consulta (algunos/as continúan, dadas las secuelas permanentes que este daño deja en el cerebro/mente) y os puedo decir que en algunos/as de ellos/as las consecuencias de esta temprana institucionalización -maltratante para su salud mental y desarrollo- son arrasadoras: trauma complejo, trastorno del apego, retraso severo en el desarrollo, trastorno de conducta… A pesar de todo, con trabajo, paciencia, perseverancia y tratamientos especializados, estos chicos y chicas pueden llegar a tener una vida suficientemente buena.

Como ya sabéis, el Gobierno Rumano encargó al especialista en apego (psiquiatra Zeanah y equipo) un estudio sobre los efectos de la institucionalización temprana en los niños (podéis leer en este post las conclusiones) Gracias al mismo dicho Gobierno prohibió la institucionalización temprana de los niños/as y dedica sus esfuerzos al acogimiento familiar. Nunca es tarde, pero… ¡La Organización Mundial de la Salud contaba ya con un informe de este tipo realizado por el mismísimo Bowlby en los años 60…! El estudio -anteriormente referido- que refleja el artículo de El Semanal pretende lo mismo: evidenciar las secuelas del abandono en el cerebro. ¡Pero si ya se sabe! ¿Es ético en nombre de la investigación hacer dos grupos de menores sabiendo que uno de ellos lo componen niños que se van a quedar en el orfanato, expuestos al daño, y otro grupo de menores, en cambio, va a pasar a acogimiento familiar? Personalmente, yo no podría...

Estos dos ejemplos son casos de niños/as extremadamente perturbados a nivel emocional. Todos/as padecieron graves carencias físicas y emocionales. Sobre todo las emocionales, que todavía en determinados sectores, cuesta entender que se puedan sufrir carencias emocionales. Ninguno de esos niños/as vivió el confort y el calor de ser acariciado/a y sujetado/a, contenido/a (holding) No hubo apenas contacto humano.

Afortunadamente, no todos los casos son tan severos como estos. Los niños/as pueden haber residido en instituciones de una mayor calidad, o provenir de familias de acogida adecuadas. Además, hay grados a nivel de maltrato y abandono: leve, moderado y grave. Pero, hecha esta salvedad, aunque en la institución haya habido más calidad en los cuidados prodigados al niño/a, no es lo mismo que tener y sentir a un cuidador exclusivo con el que el niño/a establece un vínculo de apego seguro; un cuidador que comprende al niño/a, sabe lo que necesita y conoce como calmarle, es experto en leer sus estados internos y responder adecuada y rápidamente a sus necesidades físicas emocionales. Hay un buen número de niños/as que, debido a esto que estamos contando, han experimentado escasos momentos de caricias y de contacto piel con piel. Algunos de ellos/as, como referimos en el post anterior, al nacer prematuros, han tenido que estar aislados en incubadoras rodeados de ventiladores, tubos y otros dispositivos, con una política de “mínimo contacto” (“minimal touch”) Y, posteriormente, son derivados a un orfanato donde ahí dependen de la calidad de los cuidados que prodiga el personal de esa institución. Muchos niños y niñas pasaron al menos los dos primeros años de su vida en una institución donde es posible que el elevado número de menores no permitiera ese contacto, ese tocar y acariciar al niño con toda la dedicación y exclusividad que necesita. Y si además el niño/a presenta antecedentes de prematuridad, este tipo de experiencias de contacto piel con piel son muy necesarias para estimular su crecimiento y desarrollo físico y psicológico.

Los padres y madres que estáis en espera en adoptar, los que acabáis de adoptar y vuestro hijo/a es aún bebé (tiene 1 año, 18, 24 meses o más), los que acogéis niños/as de urgencia o de manera temporal o permanente, y también los que tenéis niños o niñas más mayores que han podido padecer esa ausencia (o escaso) contacto humano (e incluso un contacto maquinal, o que irritaba o alteraba al niño) podéis añadir ahora esa experiencia de diarimente acariciarles y darles un masaje.

En nuestro grupo de fomento de la resiliencia con los niños y niñas adoptados/as de la Asociación Ume Alaia (institución señera en el ámbito de la adopción, con multitud de actividades, servicios y programas psicopedagógicos encaminados al logro del bienestar de las familias y de los menores adoptados/as, con quien tengo el honor de colaborar) al final de cada sesión, dedicamos el último cuarto de hora a que los menores se tumben en el suelo y mientras escuchan una música ad hoc, les acariciamos el pelo, la cabeza, la espalda, con un suave masaje. A la mayoría les encanta y si por un casual nos retrasamos, ¡nos lo piden con insistencia!: "¡Qué, hoy no hay mimos!"- Nos dicen. Casi siempre hay uno o dos niños o niñas que no desean ser tocados/as, les desagrada. Nunca lo forzamos, por supuesto. Así pues, ya veis que es una conducta tremendamente reparadora para estos niños y niñas. Los que no desean ser acariciados/as y tocados/as es posible que su vínculo de apego se defienda en torno a la evitación como consecuencia del rechazo o el maltrato tempranos sufridos. Con estos niños/as hay que ir desensibilizando el contacto poco a poco. Nunca forzar. 

Así pues, añadid una rutina de masaje en la vida de vuestros niños y niñas, incluso podéis dejaros asesorar y enseñar por un especialista en estimulación temprana (los/as fisioterapeutas son los/as profesionales fiables a consultar en este sentido) Lise Eliot (en su maravilloso libro titulado: “What´s going on in there?”, al cual acudiremos muchas veces aquí, en Buenos tratos) nos dice que el masaje infantil ha tenido mucha tradición en el Sur de Asia, donde un masaje por todo el cuerpo del niño/a forma parte importante del cuidado de éste/a. Incluso (¡y esto sí que es una buena noticia!) en los orfanatos indios (por eso no todos los orfanatos son iguales) los niños/as son tratados regularmente con masajes, y estos niños/as crecen y se desarrollan especialmente bien, teniendo en cuenta otras muchas desventajas que tienen. En los Estados Unidos, muchos estudios controlados han mostrado que los masajes mejoran la salud y el desarrollo de los bebés que tienen varios problemas médicos, incluyendo la prematuridad, la exposición a la cocaína e infecciones como el virus de inmunodeficiencia.

Con los bebés, durante una hora, podéis masajear, frotando a un bebé prematuro por todo el cuerpo –cara, hombros, espalda, pecho, brazos y piernas- parando cuando se haga una zona para que el niño/a no resulte sobreestimulado/a (si el masaje es demasiado suave, los niños reaccionan aversivamente, como si estuvieran recibiendo cosquillas y no  experimentan los mismos beneficios para la salud) A esto, a menudo le sigue una suave flexión y extensión de los cuatro miembros, proveyéndoles de estimulación propioceptiva. Desde luego que nosotros tenemos que estar en sintonía y contacto emocional con el niño/a, claro.

Los resultados son muy beneficiosos, tanto para los bebés nacidos pretérmino, los bebes nacidos a término y para todos los niños/as que padecen diversos problemas psicológicos.

Los bebés pretérmino que reciben un masaje diario ganan peso más rápido, rinden mejor en los tests de conducta neonatal, y, debido a su más rápido progreso, son capaces de abandonar el hospital antes que otros bebés pretérmino que no recibieron estimulación. Estos masajes potenciaron además, la capacidad de tocarse a sí mismos. Seis meses después, en un estudio, aquéllos bebés que habían recibido los masajes rindieron mejor en los tests de reconocimiento visual que los comparados con los que no lo recibieron.

Los bebés que nacieron a término, comparados con los que no recibieron masajes, rindieron mejor en tests donde estímulos auditivos y visuales cambiaban y uno nuevo aparecía. También obtenían mejores resultados en CI que los que no recibieron masajes, sugiriendo que el masaje temprano y regular tiene importantes beneficios cognitivos para todos los niños y niñas.

Los masajes han demostrado mejorar el curso clínico con niños con todo tipo de problemas, incluyendo las condiciones de abandono y las patologías y secuelas físicas y psicológicas que pueden acarrear, por supuesto. Se incluye además: asma, diabetes, cáncer, autismo, problemas de piel, artritis juvenil, trastornos de alimentación y otros síndromes psiquiátricos. En general los niños/as mostraron niveles más bajos de ansiedad, mejor humor, mejoraron patrones de sueño y mayores niveles de atención cuando fueron masajeados/as por sus padres diariamente. Particularmente interesante es el descubrimiento acerca de que la terapia de masaje mejora el humor y la sociabilidad de los niños/as que han sido víctimas de abuso sexual o físico. Dada la importancia que esta terapia tiene y los beneficios físicos y psicológicos que se obtienen, sería necesario que los profesionales de jardines de infancia y preescolares incorporaran el mismo a sus programas de trabajo. Evidentemente, el masaje no es la panacea (ninguna terapia lo es, hay que hacer otras muchas cosas y tareas con los niños/as, no podemos ir  buscando ese "remedio mágico" que no existe; el secreto es acompañamiento, trabajo, paciencia, perseverancia, establecer un vínculo positivo con los niños/as, enseñar, empatizar, exigir según sus posibilidades y poner límites adecuadamente, durante el tiempo que el niño y la niña necesiten hasta que puedan desempeñarse por sí mismos/as) pero la investigación científica y los libros especializados avalan su utilización.

Despedida como siempre, presentando la picada: La de hoy es interesantísima, nos viene muy bien para aprender más sobre neurociencia y, más concretamente, sobre cómo se conectan las neuronas (a buen seguro que el masaje dado a los bebés potencia la interconexión neuronal) y el proyecto que a nivel mundial se está llevando a cabo para desentrañar este complejo y apasionante desafío. Os cuelgo a continuación un vídeo que me ha pasado una colega sudamericana (que recientemente ha estado en España), que corresponde a un programa de la serie Redes emitido por TVE (Televisión Española): "El neurocientífico Sebastian Seung afronta un reto titánico: desentrañar el patrón de conexiones que hay entre los 100.000 millones de neuronas de nuestro cerebro. Es el llamado conectoma humano y en él podrían residir aspectos de nuestra mente que todavía no logramos comprender, tales como el lugar donde residen los recuerdos. En este capítulo de Redes, Seung explica a Eduard Punset los detalles de su investigación y cómo su trabajo puede contribuir a entender mejor el cerebro y a combatir ciertas enfermedades mentales. Y en la Mirada de Elsa, veremos cómo podemos aprovechar la enorme capacidad plástica de nuestro cerebro para cambiar nuestros comportamientos más rígidos y rutinarios"



El post que rescato de los archivos de Buenos tratos entronca perfectamente con el tema que hoy hemos tratado: Cómo potenciar el apego seguro en los niños: parte I, parte II y parte III y última.


Cuidaos / Zaindu

3 comentarios:

Irene dijo...

Totalmente de acuerdo con todo lo comentado en el post.

Un saludo,
Irene, cidonpsicología

Padre adoptante dijo...

Gracias por el artículo. Solo una pregunta: ¿podría aplicarse tambien a niños mayores, 10-11 años?.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola, Padre adoptante: Siempre y cuando el niño se sienta cómodo con el contacto y el masaje, sí se puede aplicar. Un saludo cordial