sábado, 7 de marzo de 2009

¿Una sociedad psicopatologizada?

¿Tendemos a psicopatologizar la vida y las personas? ¿Vemos enfermedades donde solamente existen conductas y emociones típicas y enseguida les colocamos un cartelito que reza algo anormal? ¿Sirven los trastornos para tapar nuestra responsabilidad? ¿Qué trascendencia puede tener para un niño y su futuro asignarle el nombre de un trastorno a los posibles problemas que pueda presentar? ¿Son realmente trastornos psicológicos o comportamientos aprendidos porque se mantienen gracias a ganancias secundarias? ¿Son trastornos del menor o problemas de los padres y de la sociedad que hemos organizado entre todos en la cual queremos que los niños funcionen (obedecer y sacar buenas notas y “que sea feliz”) sin apenas hacerles caso y dedicarles tiempo para que reciban educación en toda la extensión de la palabra, y, cuando muestran conductas negativas como forma de protesta les llevamos a un profesional para que nos diga que es cuestión de un trastorno y no de nosotros?

El debate está servido. Desde luego que yo abogo cada vez más por hacer un diagnóstico que sea fiel referencia a lo que la palabra significa etimológicamente: “conocimiento a través de”. A través del sujeto que guarda y siente internamente lo que hemos de conocer, y conocimiento de su ser, que no puede ni debe constreñirse a una categoría diagnóstica, sino comprender el funcionamiento de su persona en su contexto teniendo en cuenta su historia. Y también apuesto -cuando es así, claro, porque los trastornos existen muchas veces, lo que pasa es que quizá haya que explicarlos sin reducirlos a un nombrecito cerrado de una categoría muy general- por dar normalidad a muchos comportamientos de las personas cuando así lo son. Porque muchas veces lo que experimentamos son emociones o ajustes del organismo ante la vida (pasar un duelo cuando se nos muere un ser querido o estar fastidiados cuando hay que volver al trabajo, por poner un par de ejemplos) Pérez-Reverte, el escritor, ironizaba sobre esto cuando escribía un artículo en el que contaba cómo con su seguro por fallecimiento de un familiar le ofrecían psicólogo. Como si todo el mundo lo fuera a necesitar sistemáticamente cuando se nos muere un ser querido...

El vídeo que os pongo de los muchachos del programa Vaya semanita, de la ETB, hace chufla –quizá de una manera demasiado ácida y sardónica, quizá también exagerada y alejada de la realidad- sobre esta tendencia a psicopatologizar la vida a la cual tienden la psicología y la psiquiatria actuales. De todos modos, si no caricaturizaran sobre el rol de los psicólogos, no reflexionaríamos -ni nos chocaría tanto- sobre el particular. Y, además, creo que es bueno reirse. ¡Ah, eso sí: no cobramos tan caro ni de lejos!

¿Cuál es vuestra opinión sobre este tema?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

El mundo siempre ha estado enfermo. La conciencia social debe evolucionar hacia el amor si queremos sobrevivir como especie.
Si por un mundo psicopatologizado entendemos que a cada uno de nosotros nos importa un cojón todos los demás y seríamos capaces de la aniquilación extrema para tener el poder más absoluto sí, este mundo sigue enfermo y más aún cada día que pasa debido a la pérdida de valores que transferimos a nuestros hijos, bien por sobreprotección o por todo lo contrario -ya he hecho un par de comentarios en este blog sobre ello, por cierto, cada vez estoy más enganchado, enhorabuena por tener constancia y buenos contenidos-
A veces hablamos de personas que nacen así, con un cerebro estructuralmente preparado para la ausencia total de empatía, una estructura que se asemeja a la de un reptil, pero mucho más peligrosa al tener un neocortex que le permite ser inteligente, otras veces de un cerebro dañado por algún golpe en la infancia y otras veces por la influencia del entorno en el individuo. Son mecanismos rotos en los dos primeros casos, modificados en el tercero dada la plasticidad del cerebro y los golpes que puede dar la vida.
Debemos aprender a discernir los casos y a conocer a las personas, a ESTAS personas para no ponerlas como ejemplo. Para evitar que salgan en TV dando ejemplo de lo guays que son y de lo fresco que es su estilo de vida ególatra que causa envidia en las mentes más débiles que ven el espectáculo desde su casa. Para evitar que nos engañen y que cada cuatro años volvamos a votarles y a consentir sus injustos desmanes mientras aplaudimos lo "listos" que somos por tener a semejante personaje gobernando, conduciendo bancos al desastre mediante la usura y administrando sin medida alguna de avaricia a empresas que se convierten en dañinas.
Si todo el mundo tiene una jeta que se la pisa, ¿por qué yo no? Si el concejal X de mi pueblo es corrupto y se lo consienten, sería algo bueno para mí hacer lo mismo y no pasaría nada pero, ¿sería bueno para mis conciudadanos? No lo sé ni me importa. A esto me refiero.
Como decía, esta pérdida de valores enferman a la sociedad, hemos cambiado los modelos a seguir por ser el más cabrón, el que más pasta tiene y el que más manda sobre todo el mundo sin importarte los demás -estos valores estuvieron siempre, pero ahora se extienden como una plaga debido a la masiva influencia de los medios de comunicación que intoxican también al que más principios éticos tiene-
No corregimos comportamientos, nos deja indiferentes el dolor ajeno y buscamos culpables que no seamos nosotros.
Sí, la sociedad sigue enfermando y la culpa es de la permisividad de todo el mundo, por consentir los modelos que tenemos, por no ver que la salvación de la Humanidad como especie recae en que cada uno de nosotros amemos a cada uno de los demás -basta con el simple "vive y deja vivir"- por dejar que quienes nos gobiernan y nos informan sigan intoxicando nuestras mentes contagiando a todos su propia enfermedad mental.
Sin embargo, la conciencia social puede evolucionar a la salvación aprovechando los mismo medios que la esclavizan como puede ser internet, medios que nos darían la opción de trasmitir mensajes optimistas que inviten a luchar contra la psicopatía y la manipulación de los narcisistas que han hundido su propio barco con nostros dentro.
Me he permitido mezclar la crisis actual con la psicopatía porque creo que todo está íntimamente ligado. Sus mentiras, sus delirantes ideas sobre eugenesia bassadas en el Darwinismo y en Malthus, su manipulación que hace creer que las guerras son buenas y protegen a la libertad y no sigo porque mucha gente se sentiría ofendida.
Es curioso, los psicópatas la toman también con los que son políticamente incorrectos y no siguen la teoría oficial.
He omitido los casos de violadores, pederastas y asesinos por considerarlo como casos triviales de psicopatía.
El tema de la reinserción de este tipo de personas para mí es aún ciencia ficción si hablamos de cerebros estructuralmente dañados -no creados por entorno cultural- la única forma es hacer que comprendan -más que sufrir- lo que sufrieron sus víctimas y eso en principio es bastante difícil.
Último ejemplo de psicópata televisivo -aparte de los políticos y banqueros que vemos a diario- es el agresor de Neira. Quien viese el vídeo en la cárcel sabrá a qué tipo de sujetos nos enfrentamos. Unos lo confiesan abiertamente como él, otros, como los cabeza de reptil encorbatados, se ganan nuestra confianza y parecen totalmente normales y sin embargo nos han jodido a gran escala creando menos revuelo que el agresor de Neira. ¿Es esto congruente?

Ya paro de escribir, pues a más texto menos gente dispuesta a leerme xD.


"Quien tenga ojos que vea".

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola, gracias por participar. Intento hacer contenidos atractivos que susciten el interés por la psicología y que animen a la gente a comunicarse y reflexionar. Me alegra que centren tu interés.

Estoy básicamente de acuerdo en el diagnóstico que haces de los males que nos aquejan. Ahora bien, en mi opinión no separaría "el nacer así" del "hacerse así" Pienso que, exceptuando casos con patologías orgánicas o déficits constitucionales claros, que no son tantos, el factor ambiental (educativo, familiar, social...) se imbrica con el biológico y el individuo es la suma de todo. La mente es la interfaz entre lo que aprendemos de la experiencia y de cómo ésta modifica la función y estructura del cerebro a través del desarrollo. Por eso pienso que tú pones el acento, para mí de una manera transparente y acertada, en un cambio de valores que priman al yo por encima de los otros. El otro no cuenta. Y pones como exponente y modelos perniciosos a los políticos y representantes de las instituciones como quienes menos ejemplo dan de esto, contagiando al resto. Efectivamente, estoy contigo: la cacareada crisis no es ni más ni menos que una oportunidad para que reflexionemos sobre los valores que debemos de primar: o los necesarios para educar futuras generaciones responsables y empáticas o los que impulsan seres egoistas, que maximizan su yo, intolerantes a la frustración, sin respeto al otro.

Un saludo, y dejo a los demás intervenir.

José Luis

JyQ dijo...

Soy el Anónimo de antes con mi nick usual.

Dado que afirmas que los casos patológicos innatos no son tantos y aplicando la teoría de un cerebro mucho más plástico de lo que antes pensábamos, la reinserción debería ser posible y debe existir pues una manera de hacer entender el sufrimiento ajeno a este tipo de sujetos, pero ¿cómo? ¿qué avances hay al respecto en cuanto a terapias o medicamentos? ¿Por qué existen familias enteras de psicópatas tanto a nivel "callejero" como a nivel "institucional"? ¿En estas familias la psicopatía está codificada en sus genes o es el lavado de cerebro causado por la sociedad?

Son tantas las preguntas que tengo que tal vez pudiera surgirte un post si lo consideras un buen contenido.

Estoy de acuerdo cuando afirmas que no se debe separar el "nacer" del "hacer" pues me das un buen argumento, se nace con más o menos propensión a la empatía y el entorno se encargará de moldearte. Por tanto, me permito hacer la siguiente clasificación a costa de poder meter la pata:

1.
Empatía baja y entorno hostil: probable maníaco-depresivo delincuente de lo más variado (Yo, yo y yo), pero que nunca robarán miles de millones de euros o cometerán genocidios.

2.
Empatía normal y entorno hostil:
Persona a la que los golpes endurecerán pero que no tendrán por qué convertir en un delincuente.

3.
Empatía baja y entorno amigable:
Probable trabajador, directivo, político, etc... sin escrúpulos. Para mí el peor grupo (yo yo yo yo yo yo yo yo yo yo yo y yo, y yo también). De este grupo en casos extremos sí salen genocidas y ladrones de cifras épicas.

4.
Empatía normal y entorno amigable:
Persona como tú o como yo supongo. Este grupo tiene en sus manos hacer algo para desbancar al tercer grupo y cambiar el mal entorno del primer y segundo grupo.

Por desgracia no podemos controlar al tercer grupo ni podemos impedir su avance pues parece el ansia del poder parece algo contagioso en la especie humana. Para que el mal triunfe basta con que las personas buenas no hagan nada.

La conciencia social modifica las mentes y las mentes modifican la conciencia social en retroalimentación constante, teoría del centésimo mono. Hace años estaba bien matar personas en un circo romano, luego no tanto y los cambiamos por animales, ahora matar animales de la misma forma comienza a herir sensibilidades. ¿Por qué no aplicar lo mismo a la crisis? ¿Por qué no vemos mal de una vez por todas a los insensibles que gobiernan?

Creo que es evidente que favorecer a los demás repercute en el beneficio propio del individuo aunque de manera indirecta, pero no somos capaces aún de verlo, ¿cómo hacer entender algo así?.

Vive y deja vivir, tan sencillo y tan incomprensible para algunos.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola de nuevo. Creo que en efecto el tema da para una entrada y así lo haré. Escribiré cobre el mismo aportando lo que humildemente sé sobre el tema. Pero parece que, en general, con la psicopatía (no con el antisocial, que es distinto) hay poco que hacer. Y desgraciadamente lo vemos cuando en las noticias nos hablan de sujetos que salieron de la cárcel, eran psicópatas y delinquieron nada más salir. Obedecen en un entorno controlado y cumplen para salir de la cárcel, como una pose. Pero en cuanto están en libertad dan de nuevo rienda suelta a su tendencia a destruir.

Me ha gustado tu clasificación, aunque eso sí, teniendo en cuenta, como dices, que la empatía es producto del cerebro-mente-ambiente.

Hasta otra,

Saludos,

José luis

JyQ dijo...

"Obedecen en un entorno controlado y cumplen para salir de la cárcel, como una pose. Pero en cuanto están en libertad dan de nuevo rienda suelta a su tendencia a destruir."

Psicopatía por definición jejeje.

Ahora el debate ético: ¿son culpables de ser como son? ¿Merecen ser castigados o alentados a la reinserción? En este caso la opción más políticamente correcta -reinserción- vemos que es inservible y el otro extremo -castigo- tampoco solucionará nada. Dar palos al insensible es tirar agua al mar, por eso no me gusta cuando leo comentarios simplistas decantándose por una de las dos decisiones pues esto es mucho más complicado porque realmente, ninguna de las dos opciones termina de parecerme totalmente justa. Con reinserción seguirá habiendo víctimas de estos sujetos, con el castigo -apartarlos de la sociedad- mejorará la sociedad pero no es totalmente justo con quien es como es sin tener culpa aunque lo merezca.

Estaré encantado de leer el post.

Saludos.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola. Pues sí, esta es la cuestión. Con la reinserción es muy posible -y nadie puede garantizar lo contrario- que hata víctimas. No tenemos que ver más que cómo reacciona la gente, y es comprensible, cuando vuelven a delinquir o les ponen en libertad cuando no están rehabilitados. Por otro lado, y estoy totalmente de acuerdo contigo, la cárcel no soluciona nada e incluso puede empeorarles. ¿Son culpables de ser como son? Hay dudas, los expertos no se ponen de acuerdo en si la psicopatía es una enfermedad o trastorno. Desde luego sí que es una anomalía, aunque la justicia mirará si el sujeto, con independencia de la alteración que sufre, sabía lo que hacia y quería o no hacerlo, esto es, si su voluntad e inteligencia pudieron verse afectadas por efecto del trastorno, anomalía o enfermedad, sea cual fuere. Si el sujeto puede discernir en el momento del delito entre lo que está bien o mal, habrá culpa, y si su voluntad no se vio afectada (drogas u otras causas) lo mismo.

Habría que buscar otra alternativa para tratar a estas personas que no fuera la cárcel y hacer todos los esfuerzos por rehabilitarles, yo no tiraría la toalla, creando entornos seguros y contenedores, que no sean la cárcel. ¿Se puede hacer? Cuestión a debatir. Desde luego, son seres humanos aunque cometan atrocidades y merecen que se haga una apuesta de tratamiento integral por ellos. Y merecen que se siga investigando las causas de la psicopatía y tratamientos eficaes.

Saludos nuevamente, es un placer intercambiar opiniones.

José Luis