lunes, 20 de febrero de 2012

Preguntas que sugiero deben hacerse las familias adoptivas y acogedoras para fomentar la resiliencia en sus hijos/as (I)


En el libro de José Luis Rubio y Gema Puig titulado: “Manual de resiliencia aplicada” del cual os hablé la semana pasada, hay muchísimos contenidos y propuestas teóricas y prácticas que nos darían para un buen número de entradas en este blog.

De todo lo que nos ofrecen en el Manual –todo es interesante, nada sobra ni está de más-, personalmente me ha parecido muy interesante para las familias adoptivas y de acogida el capítulo de los modelos en resiliencia. Son, como dicen los autores, “modelos para la práctica” Dentro de los distintos modelos que nos exponen en el libro, veo particularmente útil y pragmático el de Henderson y Milstein (Resiliencia en la Escuela) Aunque centrado en el ámbito escolar, pienso que es de utilidad en el familiar también.

Practiquemos, pues, con el modelo, aplicándolo a los niños adoptados/acogidos (donde digo "niños", podemos poner también niñas y jóvenes):

La aplicación de este modelo (nos dicen los autores José Luis Rubio y Gema Puig en su Manual) supone promocionar la resiliencia en seis pasos.

Los tres primeros pasos están encaminados a mitigar el riesgo:

Enriquecer los vínculos prosociales.

Fijar límites claros y firmes.

Enseñar habilidades para la vida.

Los tres pasos siguientes se describen como elementos claves presentes en los sujetos que se sobreponen a la adversidad:

Brindar apoyo y afecto.

Establecer y transmitir expectativas elevadas.

Brindar oportunidades de participación significativa.

Tomando estos elementos para construir resiliencia (ya sabéis que la resiliencia se entiende no como un rasgo que el niño posee, sino como un PROCESO que tiene lugar a través de la interacción constante entre las características del niño y las variables del ambiente), podemos los padres, las madres y las familias acogedoras o adoptivas hacernos unas cuantas preguntas que nos ayuden a reflexionar si estamos verdaderamente trabajando para ayudar al niño en ese proceso de hacerse resiliente.

Nosotros hemos de constituirnos en los tutores de resiliencia, en los acompañantes incondicionales de los niños ayudándoles a tener un buen desarrollo pese a las circunstancias adversas que hayan vivido. Pero para eso nos necesitan. Los niños tienen mucho más complicado crecer y rehacerse desde la adversidad si no encuentran a esa persona que sea capaz, como hemos dicho otras veces, de apoyarles para hacer el cambio, "el viraje de su existencia", "a no resignarse a la fatalidad de la desgracia" (Cyrulnik)

Os lanzo algunas preguntas que me han surgido leyendo los factores que mitigan el riesgo:

Enriquecer los vínculos prosociales: ¿Tiene el niño red de amigos o compañeros? ¿Tiene, al menos, un compañero o compañera de juego? ¿Me he preocupado de buscarle algún entorno favorecedor del desarrollo de una experiencia social-vincular positiva como un club de tiempo libre, centro, asociación (deportiva, cultural…)? Es difícil encontrar entornos favorecedores de los vínculos prosociales cuando los niños tienen dificultad precisamente en esto pero sí existen alternativas, si buscamos. Sabemos lo difícil que es para los niños más disruptivos que muchas veces rompen las reglas y faltan al respeto, pero existen personas y lugares maravillosos y favorecedores.

Fijar límites claros y firmes: ¿Somos claros con los límites? ¿Qué normas hay en casa y cómo las hacemos cumplir? ¿Son las normas adecuadas al nivel de desarrollo del niño? ¿Puede el niño por si sólo cumplir esas normas, cuánta ayuda necesita? ¿Soy congruente en la aplicación de las normas? ¿He explicado al niño que las normas nos ayudan a entendernos y nos dan seguridad? ¿Están los dos progenitores de acuerdo con las normas o se contradicen? ¿Felicito al niño cuando las cumple? ¿Es bueno castigar a los niños víctimas de malos tratos si no las cumplen? ¿Tensionamos a los niños con un ritmo frenético de hacer cosas, trabajar, deberes… no dejándoles tiempo para jugar entre ellos y con nosotros? ¿Somos unos obsesivos con las normas? ¿Queremos adultos en miniatura? ¿Dejamos a los niños ser niños? ¿Somos conscientes de que los niños víctimas de abandono y malos tratos tienen una inseguridad de base y se aferran más a no enfrentarse a las dificultades porque no han vivido el bienestar de estar a gusto con unos cuidadores durante las etapas clave en la formación de los vínculos?

Enseñar habilidades para la vida: ¿Les enseñamos las cosas o partimos de que ya saben hacerlas porque ya tiene tal o cual edad? ¿Nos preocupamos de enseñarles las habilidades básicas para desenvolverse? ¿En qué situaciones sabe mi hijo desenvolverse solo y en cuáles necesita ayuda? ¿Si no sabe desenvolverse, es por dificultades para permanecer y regularse o es porque no ha aprendido la habilidad en cuestión? ¿Qué habilidades de supervivencia tiene aprendidas? ¿Transmitimos a los niños que esas habilidades tuvieron sentido en el contexto de vida que les tocó vivir -aunque ahora no sean útiles- y les decimos que conseguirán aprender otras válidas para el contexto actual con nuestra ayuda y la de los demás, o les comunicamos expectativas de fracaso y negatividad?

Ya veis que esta semana formulo preguntas (incluso cabría formularse más, si se os ocurren, bienvenidas sean, en la sección de comentarios) para que las contestéis pensando en vuestro hijo o hija o en el niño/niña o joven con el que trabajáis. Y para que hagáis cambios, si lo necesitáis. Para cada niño/a o joven habrá una respuesta o un camino o una posibilidad a explorar e implementar. Nuestra tarea -como educadores que somos- también consiste en saber si estamos trabajando para mitigar los riesgos. La semana que viene formularé preguntas para ver si estamos estimulando para que los niños/as o jovenes aprendan a sobreponerse a la adversidad. La auto-reflexión es clave en educación y en la vida.

6 comentarios:

Esther dijo...

Son unas preguntas fantásticas que sería bueno que todos los padres nos plantearamos... aunque algunas cosas son mas especificas para el caso de la adopcion algunas, como las relativas al ritmo de vida o a si queremos 'adultos en miniatura' son una invitacion a detenernos y ver porqué camino vamos. Gracias.

laura dijo...

Tomo nota, muy buena idea tener en nuestro dia a dia todo esto. hacerlo presente cada dia, para que la monotonia y el estres del dia a dia no nos haga olvidr lo realmente importante.
saludos
laura

Rosario dijo...

La verdad es que me parece super útil para todos, en un contexto de adopción o de niños que viven bajo mucho estrés. En el caso específico de los vínculos prosociales, justamente puede ser maravilloso encontrar un lugar en el que se generen experiencias de aceptación y contención. Grupos en los que importa cada miembro por lo que es en si mismo. Mi opinión es que hay que buscar con mucho cuidado, pues ghay tipos de grupo que pueden ser comunes y muy fáciles de econtrar (equipos de fútbol, grupos de danza, etc)pero que pueden generar un nivel de competencia entre niños que no favorece el proceso sino que provoca lo contrario.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Me alegra que las preguntas os susciten la reflexión. Estas son instrumentos poderosos para evaluar y a partir de ahí establecer nuevos objetivos y darnos cuenta de cómo estamos llevando a cabo nuestra tarea educativa. Saludos cordiales para Ester, Laura y Rosario, un abrazo, José Luis

Jaione dijo...

Sencillamente, GENIAL. Gracias, José Luis.

Kari Alba dijo...

Geniales !! Me las llevo para mi y en consulta, woow mi corazón danza de más ganas de aprender al leerte.