lunes, 8 de mayo de 2017

"El huracán y la mariposa", una emotiva novela que narra la historia de una niña adoptada con trastorno del apego.

Portada de la novela de Yolanda Guerrero
Esta pasada semana acaba de publicarse la novela "El huracán y la mariposa", maravillosamente escrita por Yolanda Guerrero Doménech. En ella podemos asistir a la historia de la adopción de una niña, Marina, por parte de Sofía, una mujer idealista que piensa -como muchos- que puede "salvar" a la menor con afecto, cuidados y límites. Una adopción situada en una época en la que la sociedad no era consciente -hoy en día creo que vamos avanzando pero queda mucho por hacer para apoyar a estos padres y madres en los desafíos de este tipo de parentalidad- de lo que suponía convertirse en madre o padre de menores que soportan la pesada carga de una historia atroz a sus espadas. Por eso, lo que nuestra protagonista, Sofía, no sabe son las consecuencias que acarrea que Marina esté dañada por un maltrato, abandono y abuso extremos y crónicos padecidos durante seis largos años en su país de origen, presentando algo totalmente desconocido a principios de los noventa: la asociación entre trauma complejo, trastorno de apego reactivo y disociación. 

La novela va directamente a la piel y te traspasa, su relato descarnado y su historia te atrapan y te empujan intensamente a leer y continuar hasta el desenlace final. Haciendo gala de una exquisita erudición (usando la metáfora de los círculos que Dante utiliza en su poema "La divina comedia" para dividir cada una de las tres partes de las que "El huracán y la mariposa" consta) y gran maestría como escritora, la autora -sin dejar además de entretenernos- entreteje los hilos de la trama, en la cual se puede ver el impacto transgeneracional de la historia de vida de cada protagonista y como se entrecruzan en el presente. Yolanda Guerrero además, permite que Marina recuerde y narre sin morbosidad pero con el necesario realismo crudo -para que seamos conscientes de lo que muchos niños/as padecen en el cruel mundo actual- el maltrato sufrido por ella, lo cual nos facilitará la comprensión de los daños que estos menores presentan y del por qué se comportan del modo en el que lo hacen. Si la novela hubiera carecido del relato de los recuerdos traumáticos contados con cierta despersonalización por Marina, habría estado incompleta y habríamos sentido, quizá, un profundo rechazo hacia la menor. Pero el que estén presentes nos ayuda -aunque no apoyemos las conductas negativas de la niña- a no diabolizar al personaje sino significarlo como resultado del maltrato y de los daños que éste conlleva en el apego y en la personalidad del ser humano en desarrollo. 

Yolanda Guerrero Doménech ha contado con el asesoramiento para la caracterización del personaje de la niña Marina con Maryorie Dantagnan, Laura Fariña y con servidor de ustedes. Ha tenido el bonito detalle de mencionarnos en los agradecimientos. Le felicito por su trabajo porque ha logrado describir y visibilizar -puede ser una de las primeras novelas en habla hispana que trate explícita y literariamente un trastorno del apego- de manera muy veraz la manifestación de lo que es un trastorno del apego grave: la falta de empatía, los cambios bruscos de humor, los síntomas disociativos, el rechazo al control externo, la agresividad hacia la figura materna, la incoherencia, la crueldad, la motivación hacia el control y el dominio del otro, las mentiras... y el sufrimiento que todo ello causa en la familia (madre y abuela), y su impotencia ante la ausencia de apoyos y ayudas profesionales eficaces, así como la inadecuada actuación de los servicios sociales. Sofía hace lo que probablemente muchos padres y madres -que son competentes- hacen e hicieron: todo lo que pudieron. 

Para quien quiera escudriñar, pienso que hay una semilla de resiliencia en el final del relato de esta historia, se atisba que es posible a futuro, un realismo de la esperanza. 

En la reseña del libro nos dicen: "Tras un viaje revelador, Sofía Baena, una mujer idealista e independiente, decide emprender la búsqueda de su hija: adopta una niña de siete años con cara de ángel y ojos negros como crespones. Pero como Perséfone, Marina fue raptada por Hades y lleva el infierno tatuado en el corazón. Un pasado oscuro la abrasa en un incendio perpetuo y pronto empieza a desarrollar una aversión enfermiza hacia su madre adoptiva que culmina en ataques cada vez más virulentos. En su novela debut, "El huracán y la mariposa", Yolanda Guerrero da voz a tres mujeres unidas por una tragedia y separadas por el dolor, el rechazo, el desamparo y la ceniza de la culpa; un relato íntimo que enhebra con maestría la cara más amarga de la adopción."

Os recomiendo la novela porque creo que muchos padres y madres, así como acogedores/as, se pueden sentir identificados con muchos aspectos de esta historia. Hemos de tener en cuenta que es una novela, aunque basada en hechos reales, eso sí. 

Para mí ha sido un placer asesorar a Yolanda Guerrero Doménech para contribuir a la caracterización que tan acertadamente ha hecho de Marina. Le agradezco muchísimo el guiño que me hace en la historia, para mí un honor. 

La presenta en Madrid el 24 de mayo en la librería Tipos Infames-Libros y Vinos, San Joaquín 3, a las 20h. 

¡Nos espera a todos/as!

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola
Recibi anteayer la novela y la he leido de un tirón.Soy profesora de ciclos formativos de servicios socioculturales y a la comunidad e imparto el mòdulo "intervención en familias y atención a menores en riesgo".El curso que viene, este libro será de lectura obligatoria para el alumnado, que tiene,por edad y formación, una visión muy edulcorada de la adopción.En cuanto se les plantea que el hecho de que un país de a sus niños para adoptar muestra su fracaso,les cambia la cara porque nunca lo habían visto de esta manera,ni pueden llegarse imaginar hasta que punto puede estar dañado un menor.Les hablo del Sindrome alcoholico fetal de las adopciones truncadas, e intento que amplien sus miras.Pienso que la novela ser`de gran ayuda, con el añadido de que te atrapa desde la primera a la última página.
Un saludo
Núria, del bloc titeres sin cabeza(ahora no muy activo)

@YolandaGDome dijo...

Hola, Núria. Soy Yolanda Guerrero, autora de la novela 'El huracán y la mariposa', de la que habla José Luis Gonzalo en el blog. Agradezco enormemente tus palabras. A través de ellas, me alegra saber que el libro puede llegar a ser útil para uno de los principales propósitos que perseguía cuando la escribí: poder ayudar a familias que, por una parte, estén barajando la posibilidad de adoptar, de forma que lo hagan con todas las herramientas y el conocimiento a su alcance, y consigan estar lo suficientemente preparadas para superar obstáculos. Y, por otra, a aquellas que ya se encuentren ante esos obstáculos y no sepan cómo hacerles frente, perdidas en su soledad, porque este es un asunto del que se habla poco y, en ocasiones, con escasa documentación seria. Muchas gracias por leerme y también por utilizar mi texto en tus ciclos formativos. Y a José Luis por hablar de la novela en su blog. En ambos casos, es un verdadero honor para mí.
Un saludo,
Yolanda Guerrero

Anónimo dijo...

Hola, no he leído aun tu libro pero lo haré. Me he enterado de el ojeando El Pais, donde hace 3 ó 4 dias apareció una nota sobre el mismo.

Absolutamente de interés. Pero, he visto casos de comportamientos similares en niños adoptados con muy pocos dias de vida. Esto es, sin aparente "carga" de vida previa. Como visualizas esto?. Lo habías detectado?.

Te saludo respetuosamente
Un abrazo.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola, la vida comienza desde que somos fetos, desde que estamos en el útero nuestra madre. Este es ya un primer entorno y se está estudiando que el estado emocional de la madre durante la gestación, el nivel de hormonas del estrés, los cuidados que se dispense durante el embarazo, el maltrato intrauterino (por ejemplo, consumir alcohol) pueden afectar al feto e influenciar el neurodesarrollo posterior. Por lo tanto suele ser necesario valorar ya a los niños desde este primer entorno que es el útero materno. Dependiendo de la capacidad de los adoptantes para poder regular al bebé que viene con estas condiciones y también de su competencia para amortiguar los efectos de la separación de la madre biológica y constituirse en figuras de apego seguro, también es importanísimo. Saludos

Unknown dijo...

Quiero dar las gracias a la autora por escribir sobre un tema tan silenciado y que vivimos algunas familias adoptantes con mucho dolor y mucha incomprensión. Y por hacerlo de esa manera tan bonita y tan fiel a la realidad.
INCOMPRENSIÓN E IMPOTENCIA son las palabras que definen nuestros últimos 12 años. Pero non las únicas. También dolor y mucha rabia y frustración en nuestro constante peregrinaje en busca de ayuda profesional del que solo obtuvimos eso, frustración, rabia y hasta respuestas ofensivas. Y culpa. Y amor y un esfuerzo contínuo para no tirar la toalla y seguir adelante, para cumplir el compromiso que tomamos al decidir adoptar de darle a nuestra hija lo que por derecho le corresponde: una familia que la quiera, la cuide le ofrezca los medios para desenvolver sus cualidades y para afrontar juntos las dificultades.
Me ha conmovido el libro. He llorado, y no lo hago nunca leyendo, con esa maravillosa abuela, la nuestra no ha podido acompañarnos mucho tiempo. He llorado de rabia ante la frialdad e ignorancia de los servicios sociales. He llorado con el dolor de Marina y de su madre....
Mi hija es una gran persona. Y lo es a pesar de sus dificultades de apego. Lo que tiene un mérito aún mayor. Creemos que hemos encontrado por fin la ayuda profesional que nuestra familia necesitaba para afrontar estas dificultades, para entenderlas y entenderse,y aprender a superarlas o a vivir con ellas sin que sean un lastre para vivir como se merece, como la gran persona que es.
Gracias por escribir y gracias a los profesionales, muy pocos todavía, que se han preocupado y formado para tratar esta problemática. Entre todxs tenemos que visibilizarla para que las familias no se sientan solas y abandonadas y para que la sociedad la conozca y la comprenda.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Buenos días, Susi: siento mucho por lo que has pasado. Uno de los problemas que ha existido para que los profesionales no hayan sabido diagnosticar y comprender y tratar a los menores y sus familias adecuadamente ha sido que la teoría del apego, hasta hace quince años, ha estado prácticamente relegada de la práctica clínica y de los planes de formación de la mayoría de los psicoterapeutas. Una de las razones por las que abrí este blog fue, hace diez años, para contribuir a la difusión del apego, el trauma y la resiliencia como modelos explicativos idóneos para explicar muchos de los trastornos psicológicos de las personas. Me alegro de haber puesto un granito de arena. Y también me alegro mucho de que Yolanda haya escrito esta novela, de que te haya aportado y reconfortado. Y de darla a conocer mediante este blog. Le informo a Yolanda de este comentario tuyo. Muchas gracias por escribir, por tu testimonio. Me alegra y satisface saber que estáis bien atendidos por un profesional y que se va avanzando. Gracias a que el realismo de la esperanza es posible. Un abrazo.

chafariz dijo...

gracias a ti Yolanda por haberlo escrito. Y antes de leerlo quería agradecértelo y una vez que lo he leído mi agradecimiento es por supuesto todavía mayor. He encontrado en sus páginas muchos momentos, muchas emociones, muchos sentimientos que nuestra familia, mi marido, mi hija y yo, llevamos años viviendo en soledad y con la incomprensión o indiferencia del resto de familiares, de amigos y también de profesionales a los que acudimos buscando ayuda. Es una novela pero refleja fielmente lo que vivimos.
Por eso muchísimas gracias. He viajado a Madrid a los pocos días de que hayas estado firmando en la caseta de la feria del libro, allí he ido a comprarlo y con el libro en las manos le he dicho a la librera que te hiciese llegar mi agradecimiento.
Lo he devorado y me ha CONMOVIDO. Me he sentido comprendida y acompañada. Gracias.
Te copio el comentario que he puesto hoy mismo en este blog.
"Quiero dar las gracias a la autora por escribir sobre un tema tan silenciado y que vivimos algunas familias adoptantes con mucho dolor y mucha incomprensión. Y por hacerlo de esa manera tan bonita y tan fiel a la realidad.
INCOMPRENSIÓN E IMPOTENCIA son las palabras que definen nuestros últimos 12 años. Pero non las únicas. También dolor y mucha rabia y frustración en nuestro constante peregrinaje en busca de ayuda profesional del que solo obtuvimos eso, frustración, rabia y hasta respuestas ofensivas. Y culpa. Y amor y un esfuerzo contínuo para no tirar la toalla y seguir adelante, para cumplir el compromiso que tomamos al decidir adoptar de darle a nuestra hija lo que por derecho le corresponde: una familia que la quiera, la cuide le ofrezca los medios para desenvolver sus cualidades y para afrontar juntos las dificultades.
Me ha conmovido el libro. He llorado, y no lo hago nunca leyendo, con esa maravillosa abuela, la nuestra no ha podido acompañarnos mucho tiempo. He llorado de rabia ante la frialdad e ignorancia de los servicios sociales. He llorado con el dolor de Marina y de su madre....
Mi hija es una gran persona. Y lo es a pesar de sus dificultades de apego. Lo que tiene un mérito aún mayor. Creemos que hemos encontrado por fin la ayuda profesional que nuestra familia necesitaba para afrontar estas dificultades, para entenderlas y entenderse,y aprender a superarlas o a vivir con ellas sin que sean un lastre para vivir como se merece, como la gran persona que es.
Gracias por escribir y gracias a los profesionales, muy pocos todavía, que se han preocupado y formado para tratar esta problemática. Entre todxs tenemos que visibilizarla para que las familias no se sientan solas y abandonadas y para que la sociedad la conozca y la comprenda.

KAJISAL dijo...

Hola
Leí con mucho interés el libro de Yolanda Guerrero, casi de un tirón porque no podía dejarlo hasta alcanzar el desenlace. Me entristecí y reconocí la angustia, la impotencia y la desesperación en la que nos encontramos los padres cuando tenemos un hijo con este tipo de problemas. Como ella, también adoptamos un hijo en un país lejano, aunque tenía casi 7 meses había permanecido en condiciones de aislamiento y desapego, fue difícil desde el comienzo, pero la situación se fue complicando a medida que crecía, más aún cuando adoptamos a su hermano. Aunque soy profesional de la salud mental y tenía los contactos para encontrar ayuda, siempre nos sentimos desamparados por la incomprensión generalizada y la imposibilidad, ya que nuestro hijo no se dejaba abordar por los profesionales a los que acudimos. También pedimos ayuda a los servicios sociales y conocimos los límites de su intervención.No se cómo sobrevivimos a todo ello, fue vivir una pesadilla mantenida durante años, hasta que también yo enfermé de un cancer y con ayuda de mi psicoanalista pudimos poner un límite a esa situación. Al cumplir nuestro hijo 18 años comenzó a vivir en un piso compartido y nosotros con el hermano nos trasladamos a otro lugar.Han pasado seis años desde entonces, todos hemos sobrevivido y encaminado nuestras vidas, lejos de la pesadilla en la que vivíamos juntos.
Describir en infierno que ha relatado Yolanda es admirable y valiente, es necesario dar a conocer el problema a pesar del dolor, le agradezco el testimonio y la felicito como autora.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola, Kajisal. Soy Yolanda Guerrero, autora de El huracán y la mariposa. Quiero darte muchas gracias no solo por haber leído la novela, sino también por todo lo que dices de ella. Tus palabras me han conmovido y me alegro mucho de que, dentro de vuestro dolor (al que se añaden, como dices bien, la incomprensión y la impotencia), al menos el libro os haya acompañado un poco en vuestra situación, a pesar de que cada una es distinta. También me alegra ver que ahora estáis en una etapa de superación. Lo que cuento en la novela, por desgracia, se repite con más frecuencia de lo que la sociedad imagina. Por eso, con ella quería que las familias que sufren puedan sentir que no están solas. Espero haberlo conseguido. Un fuerte abrazo y mucho ánimo, Yolanda.