lunes, 12 de marzo de 2012

El dibujo de la casa, una herramienta terapéutica alternativa frente al dibujo de la familia


Una de las herramientas terapéuticas habituales que utilizamos los psicólogos infantiles para trabajar con los niños y conocer mejor cómo sienten y viven su medio familiar, tanto los contenidos conscientes como los inconscientes, es el dibujo de la familia. Existe un test, publicado por TEA Ediciones, del autor Lluis, que sirve para valorar estos aspectos, muy bien elaborado y que solía utilizar desde hace unos años.

Sin embargo, en mi experiencia terapéutica con niños víctimas de malos tratos me he encontrado que, para algunos de ellos (sobre todo los que han vivido experiencias muy duras y sobrecargantes para la mente, como pueden ser los niños con apego desorganizado, que han padecido el terror de ser dañados por sus propios padres o cuidadores, además de vivir una experiencia relacional caracterizada por la ausencia de coherencia en el trato) hacer esta tarea terapéutica les genera intenso malestar. Tanto es así que directamente se niegan a hacer el dibujo y algunos sufren como regresiones (protestan, lloran, se enfadan...) Esto ya es un indicador de que el hecho de mentar la palabra familia, altera y revuelve emocionalmente. Así pues, podemos deducir que sus vivencias con la misma han tenido que ser necesariamente duras o han pasado sucesos traumáticos que generan este mecanismo de defensa.

Otros niños no saben dibujar bien la figura humana, por su retraso o su bloqueo traumático, y rechazan hacer el dibujo.

Tanto es así que hasta me parece que se puede cuestionar para estos niños el empleo de esta técnica, quizá demasiado directa, y postponerla hasta que el menor haya trabajado los aspectos familiares y se sienta preparado para poder hacer el dibujo. 


La herramienta en sí es muy útil por la información que aporta, siempre y cuando el niño se muestre receptivo y preparado para poder hacer el dibujo. Si el niño se niega a dibujar a la familia, esto ya es significativo y no soy partidario de forzar en absoluto. De todos modos, me parece que el dibujo de la familia debe combinarse con otras informaciones y no debemos ser categóricos ni establecer generalizaciones sobre lo que el niño represente, pues éstas pueden dar lugar a error. Por ejemplo, antes de decidir que el niño, inconscientemente, rechaza a algún miembro de la familia porque no lo ha dibujado y lo ha suprimido, hay que ser cautos y cerciorarse de por qué ese miembro no está en el dibujo. Por ello, lo mejor es tomar la técnica como una herramienta a utilizar terapéuticamente en relación con otras informaciones.

La verdad es que con los niños muy dañados por la violencia y los malos tratos decidí dejar de usar la técnica del dibujo de la familia porque me parece que este tipo de niños tiene un umbral, una ventana de tolerancia a las emociones, a causa de los traumas, baja, siendo fácil que se desestabilicen emocionalmente. En mi opinión, era demasiado invasiva y les retraumatizaba. Prefiero utilizarla en fases posteriores de la terapia -si procede, pues ya cuentan con más recursos internos regulatorios- cuando hayan conseguido estabilizarse emocionalmente, o incluso no usarla.

Releyendo lo que me faltaba de un libro del cual os hablé hace un tiempo (Understanding Children´s drawings, de Cathy Machioldi.  Siempre es una gozada retomar este libro por lo riguroso que es y lo bien que aborda cómo trabajar el dibujo en psicoterapia), me he encontrado con una alternativa a este problema para este tipo de niños que está funcionando muy bien con ellos: el dibujo de la casa. Ya existen test en esta línea (Como el que tiene publicado TEA Ediciones: Casa-Árbol-Persona) Pero este procedimiento (no es un test) me gusta por su sencillez y por cómo la autora plantea la relación con el niño y lo que se puede ir conociendo de la familia (incluso de aspectos que no saldrían en un dibujo de la familia) del menor de una manera menos invasiva porque es más indirecto.

Os ofrezco, traducido del inglés, del libro de Machioldi, parte del capítulo 6 que habla sobre el dibujo de las casas porque me parece muy útil y adecuado en nuestro trabajo con los niños. Y me atrae mucho cómo lo plantea, sin dogmas, y dejando al niño la última palabra, huyendo de una perspectiva adultista que se exceda en la interpretación de la técnica del dibujo que dista, y mucho, de ser algo exacto.

Dibujos de casas desde una perspectiva interpersonal

Los dibujos de las casas por parte de niños han sido normalmente considerados desde una perspectiva intrapsíquica más que una interpersonal. Se ha puesto mucho el énfasis en cualidades o aspectos individuales tales como la inclusión de puertas, ventanas y chimeneas con o sin humo, y las conexiones han sido establecidas entre estas características y las de personalidad, inteligencia, problemas neurológicos o problemas emocionales.

Hay ciertas características de los dibujos de las casas que han atraído la atención de los investigadores: chimeneas; chimeneas con humo y casas flotantes. Son pautas que pueden fascinar, pero no hay que llevarse por la tentación de atribuirles total exactitud y univocidad.

Las chimeneas han sido asociadas con calidez entre los miembros de la familia, y por otro lado, se les ha dado significación fálica desde algunas teorías. El humo que proviene de las chimeneas, especialmente con profusión, puede significar ansiedad o tensión interna dentro del individuo o, en un nivel interpersonal, entre los miembros o la gente de dentro de la casa. Pero el dato no es muy convincente porque muchos niños regularmente incluyen el humo viniendo fuera de la chimenea en los dibujos de casas. Es difícil de determinar qué significación, si la tiene, posee el humo saliendo de la chimenea. No obstante, aparece regularmente en los dibujos de los niños.

Las casas flotantes, definidas como casa que no reposan en una línea o en el borde del papel, también aparecen en los dibujos de los niños. En niños pequeños es común, pero en los más mayores una línea de base o el borde del papel es utilizado como suelo sobre el cual dibujar la casa. Muchas veces pasa más con un lápiz que cuando se les provee de pinturas con las que pueden pintar césped o hierba. A veces, lo que parece una casa flotante es la respuesta a la petición del terapeuta: “me pediste que dibujara una casa y eso es lo que he hecho” Es decir, el cumplimiento o conformidad del niño a la directividad del terapeuta.

Niños que provienen de hogares violentos suelen dibujar casas flotantes, y alrededor múltiples líneas o rayas que la rodean, que simulan una tormenta o tornado. Es difícil no especular entre este tipo de dibujos y ambientes familiares turbulentos y violentos. En otros casos, puede indicar un retraso en el desarrollo.

De todos modos, aunque los detalles de chimeneas, casas flotantes… son importantes, lo son aún más las historias que los niños cuentan acerca de la casa dibujada. Es una oportunidad para preguntar qué hay dentro y qué hay fuera de la casa. Son un modo efectivo para conocer las relaciones interpersonales de los niños. Ellos naturalmente cuentan historias no sólo de los que viven sino de la vecindad en la que está localizada.

Las casas pueden revelar también diferente información acerca de quién vive con la familia que un dibujo estandar de la familia. Un niño puede no incluir un amigo de la familia o al novio de una madre divorciada, pero cuando le preguntas por quién vive en la casa puede comunicar esa información. Además, lo encuentran menos frustrante que dibujar figuras humanas, y están generalmente más confiados en hablar acerca de ellos.

Algunas veces yo pregunto a los niños por los dibujos de sus casas cuando sospecho que algo pasa dentro de la casa que puede ser importante saber y, sobre todo, si pasa algo dentro de la casa que puede ser doloroso para el niño. Suele ser útil pedirle información específica, por ejemplo: “dibuja la casa justo antes de que el niño vaya al colegio”; “o en domingo por la mañana” A menudo resultan dibujos de rayos X, revelando qué ocurre dentro de la casa (Al pedirle que haga esto en vez de la familia directamente, el niño es más receptivo a contar cosas difíciles o duras que él haya podido vivir, pero lo hace a través de otro, de un "tercer elemento")

Preguntar a los niños acerca de quién vive en su vecindad cuando hablamos con ellos acerca de los dibujos de sus casas puede proveer importante información. A menudo hablan de niños con los que juegan (o temen o tienen peleas) y otras personas que viven en la vecindad inmediata. Puede ser útil para valorar la cantidad y la calidad del apoyo social del que dispone. También pueden aportar información de los conflictos con los vecinos.

Sobre lo que puede ocurrir dentro de una casa, a menos que el niño dibuje una casa de rayos X o una casa cortada para ver dentro, el dibujo no proveerá de mucha información. Una vez más, preguntar preguntas sencillas dará más información que los detalles del dibujo en sí mismo. (Cathy Machioldi)

4 comentarios:

Chiquita adorada dijo...

Hace unos días la terapeuta de mi hija me entregó los resultados de la evaluación anual que le hizo. Y justo había un dibujo de casa, árbol y persona. Según me explicó, el árbol representa al padre, y mi hija lo dibujó en la parte de atrás. Por cuestiones de trabajo mi marido pasa largos períodos fuera de casa, en otras ciudades o países, y mi hija lo está resintiendo enormemente. Había varios dibujos en la evaluación, me maravilla la cantidad de situaciones y sentimientos que los niños pueden expresar a través del dibujo, o a través de historias que ellos inventan a partir de un dibujo.

Anónimo dijo...

Miraré con mayor interés los dibujos de mi hija, mi hijo aún pinta garabatos...siempre me interesaron estos estudios y más los resultados...gracias, Jose Luis...

Sònia dijo...

TDAH sin fármacos:

http://cuandonotodossontdah.blogspot.com/

Anónimo dijo...

tal vez la casa se pueda ver de otra manera
http://www.arnostern.com/index.html
suerte con tu paradigma, Jose Luis!
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