lunes, 5 de diciembre de 2011

¿Trastorno de conducta o apego desorganizado?



Dentro de las novedades en literatura científica inglesa (que es a la que debemos estar atentos porque es en la que más se publica) sobre apego, estoy leyendo Understanding disorganized attachment (Comprender el apego desorganizado) de David Shemmings e Yvonne Shemmings. Ambos son profesionales del trabajo social, lo cual nos sugiere que los trabajadores sociales tienen un nivel de especialización muy alto en Estados Unidos. También los médicos (pediatras) ingleses y americanos tienen una mayor formación en apego que los de aquí. Existen hasta publicaciones sobre apego dentro de las revistas de pediatría. Es indudable que están más adelantados que nosotros, aunque por estos lares se va avanzando también. Por ejemplo, mi amiga María Serrano es una profesional del trabajo social que conoce ampliamente y aplica en su profesión las aportaciones de la teoría del apego. Además, es profesora en la Universidad de Deusto y en la asignatura que imparte, el apego tiene una importancia central

Este libro nos aporta una visión clásica de la teoría del apego pero concede amplio espacio a un subtipo de apego, el más grave, que un niño que ha sufrido malos tratos puede padecer con alta probabilidad: el apego desorganizado. Y, además, añade los últimos datos y teorías obtenidas en las investigaciones. Por el libro desfilan los más punteros y prestigiosos investigadores en apego: Van Ijzendoorn, Lyons-Ruth, Feeney, Fonagy, Crittenden… y muchos más.

Hoy quiero compartir con vosotros una aportación del libro que me parece muy interesante y que puede tener implicaciones en el trabajo diario con nuestros niños y niñas. Los/as que padecen un apego desorganizado, presentan una especial vulnerabilidad. Es el patrón de apego que más se ha relacionado con los trastornos mentales (en especial los trastornos disociativos)

No quiero repetir lo que ya sabemos sobre el apego desorganizado. Quien entre a este post y es el primero que lee de este blog, le recomiendo que vaya a las etiquetas y cliquee en la palabra apego y allí encontrará un buen número de posts. Entre ellos encontrará bastantes que explican las características del apego desorganizado. Quiero escribir sobre lo que no hemos escrito y lo que aporta como novedoso este libro (que es mucho) Es un libro sensacional y apasionante para todos los que gozamos de la teoría del apego, que es la que mejor nos permite comprender y ayudar a los niños y niñas en general pero a los que han sufrido experiencias de abandono y malos tratos en particular.

El niño que presenta apego desorganizado ha presentado interacciones con los padres en las que se ha encontrado en una paradoja irresoluble: las figuras que deben de proveerle de cuidados le atemorizan, agreden o violentan. Pero se encuentra en una paradoja porque así como el niño evitativo puede desarrollar una estrategia para protegerse de los malos tratos (por ejemplo, desconectarse) o el ansioso-ambivalente (hiperactivarse), el desorganizado no puede (precisamente por el temor e impredectibilidad que suscitan los padres) organizar coherentemente ninguna pauta mostrando características evitativas, ansioso-ambivalentes e incluso de apego seguro. Pero, como decimos, sin una estrategia coherente. Ello es porque el adulto cuidador le ha sometido a un miedo (terror incluso) sin solución: no puede evitar ni escapar de las situaciones maltratantes y la única salida que le queda es disociarse (quedarse como congelado)

Ya sabéis que la Situación del extraño (los que no conocéis este procedimiento, cliquear aquí) es uno de los procedimientos que se utilizan para evaluar el apego en los niños entre dos y tres años. En esta situación, la conducta que el bebé desorganizado muestra se describe así por Lyons-Ruth:

Un tipo inclasificable de niños lloraban mientras intentaban ganar el regazo de la madre, luego repentinamente se caían silenciosamente y dejaban de moverse durante bastantes segundos. Otros se observó que se alejaban de la madre hacia la pared donde aparentemente se aterrorizaban ante el extraño; chillando tras la puerta al separarse de la madre y luego moviéndose silenciosamente tras la reunión; llevando la mano a la boca en un gesto de inquietud tras ver a la madre; y al tiempo, con aparente buen humor, golpeando la cara de la madre con una expresión de estar en trance (madre es un término universal para reflejar el cuidador principal)

Estas conductas contradictorias y cambiantes, extrañas, son reflejo de una desorganización del bebé ante unos cuidadores maltratantes que han atemorizado y desorientado al niño, y este lo muestra mediante estos comportamientos.

Ahora bien, ¿es siempre desorganizada su conducta? ¿Es su desorganización un rasgo estable a lo largo del tiempo? ¿Puede un bebe crecer desorganizadamente?

Los autores del libro nos dicen que la mayoría de los estudios realizados convienen en que la conducta de apego desorganizado se observa solo en los bebés y en los niños durante un periodo corto de tiempo. Por lo tanto, pienso que la desorganización es más un funcionamiento que un rasgo del niño.

¿Qué hace el niño para poder defenderse y no desestructurarse? Porque vivir con cuidadores que atemorizan y nos sitúan en un miedo sin solución es altamente desestructurante y llevaría a un desbordamiento de la psique del niño, casi a las fronteras de la psicosis.

Nos cuentan estos autores que los niños “resuelven” esto derivando hacia patrones de apego más organizados incluyendo ocasionalmente incluso el apego seguro. Y conforme caminan hacia la segunda infancia la conducta de apego desorganizado tiende a ser más controladora en una de estas dos maneras: (1) Se vuelven controladores y/o punitivos hacia los padres mostrando hostilidad o conducta directiva usando órdenes tajantes, amenazas verbales e incluso agresiones físicas (2) Muestran un acercamiento a los padres desde una aproximación aparentemente como “cuidadores” Estos niños aparecen excesivamente risueños, educados y colaboradores hacia el cuidador pero la conducta es realmente dirigida para controlar a los padres, como resultado de su impredectibilidad crónica o malevolencia (a menudo ambas)

Personalmente, en el ámbito de la terapia he observado que un menor puede mostrar las dos tendencias: punitiva y cuidadora.

Creo que esto tiene implicaciones para los profesionales que trabajan con niños que han podido sufrir malos tratos y también para las familias acogedoras o adoptivas cuyos niños o hijos han llegado a la familia en la segunda infancia. Este tipo de niños puede ser diagnosticado en la superficie como niños con trastornos de conducta e hiperactividad. Pero (si han vivido experiencias atemorizantes con cuidadores maltratantes, especialmente si estas experiencias adversas se han prolongado durante mucho tiempo y en edades importantes para la vinculación) aquí el diagnóstico estaría equivocado o al menos incompleto: aunque no lo parezca porque su conducta se ha organizado en torno al control, el diagnóstico sería de apego desorganizado. Son niños que no pueden ceder el control al adulto. Normal, ¡cualquiera lo cede!, teniendo en cuenta lo que su memoria emocional les recuerda: la posibilidad de ser dañados y la impotencia y terror que sintieron y les inundó. Por eso, creo que hay que evitar etiquetar a estos niños y comprender que su funcionamiento y patrón relacional está asociado a experiencias con los cuidadores que desorganizaron su apego.

La semana que viene os contaré mis experiencias de tratamiento con estos niños y cómo se puede uno relacionar con ellos. Desde luego que una psicoterapia con el niño basada en una experiencia de apego terapéutico, y también sesiones terapeuta/niño/padres, es una medida que necesitan para poder flexibilizar este patrón relacional e ir aprendiendo a ceder poco a poco parte de este control. La semana que viene os contaré también algunas secuencias de conducta vividas por los padres que son indicios de que puede existir un apego controlador que sugiere un apego en la primera infancia desorganizado.

Interesantísima la aportación de estos autores. Os iré contando más cosas del libro.

4 comentarios:

laura dijo...

Como siempre muy interesante ¿existe esta publicacion en castellano?. Estoy deseando proximas entradas para ver como es esta relacion con estos niños desde tu perspectiva. Gracias por tu blog, me es muy útil tanto en lo personal como en lo profesional.
laura

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

No existe, Laura, porque acaba se salir al mercado, es un libro del año 2011. Gracias a ti por seguir el blog y me alegro de que te esté resultando útil en lo personal y en lo profesional. Un cordial saludo,

Anónimo dijo...

Pues...si es así que no lo tenemos en español...esperaremos, con gran interés, tus comentarios sobre este nuevo libro-ayuda...Gracias, como siempre.
Mei

Maria dijo...

Yo también estoy muy interesada en este tema, mi hijo (adoptado con 6
años, ahora tiene 11) tiene muchos problemas de conducta y no se que tipo de terapia puede ser la más apropiada.
Esperemos que traduzcan pronto el libro.
Gracias por el blog