lunes, 4 de abril de 2011

Retraso en el desarrollo como consecuencia del abandono físico y emocional

Una de las nefastas consecuencias del abandono físico y emocional que han padecido algunos niños en sus primeros años de vida es el retraso o inmadurez en el desarrollo. Aunque el abandono y sus consecuencias juegan un papel determinante, también actúan mecanismos epigenéticos; es decir, que herencia-ambiente colaboran estrechamente en la aparición del retraso, alterando funcionalmente el sistema nervioso del niño en desarrollo.



Pero, efectivamente, en el caso de los niños víctimas de abandono, es muy frecuente observar retraso en el desarrollo. He conocido, en mi trabajo como psicólogo, muchos casos y todos tenían como denominador común la dura experiencia del abandono físico y emocional. Cuando existe un retraso, el nivel de desarrollo en una, varias o todas las áreas presenta un nivel inferior al que debería mostrar a su edad. Normalmente, los instrumentos que pueden medir este retraso son las baterías de desarrollo. Dependiendo de las desviaciones de la media que el niño obtenga en las puntuaciones de los ítems correspondientes a cada área, el nivel de desarrollo será menor o mayor.


Los niños con retraso o con inmadurez en el desarrollo suelen presentar un nivel inferior en todas o algunas de las siguientes áreas de desarrollo: motor, lenguaje, cognitiva, social y adaptativa. Es posible que también puedan presentar problemas de comportamiento asociados con esta inmadurez o debido a otros factores.


Los efectos de la sinergia entre la maduración del sistema nervioso del niño y la estimulación consiguen avances, pudiendo llegar a una recuperabilidad total o parcial. En los casos de trastorno, el niño presenta las limitaciones propias del mismo, pero no por ello debe resultar un impedimento para no conseguir los niveles más altos posibles de competencia social, emocional y cognitiva, así como de autonomía.


En los casos de retraso en el desarrollo asociados a abandono físico y emocional, desde que hemos conocido a Rygaard (su libro “El niño abandonado”) y otros autores, sabemos que los cuidados sensibles y empáticos fortalecen las conexiones entre las neuronas. En el momento del nacimiento, el bebé presenta miles y miles de redes neuronales dispuestas a fortalecer sus conexiones. La repetición de un patrón conductual por parte del cuidador (como nos explica Siegel en su libro “La mente en desarrollo”) trae consigo que se excite un grupo de neuronas y se interconecten entre sí generando patrones de activación que transportan información. Si ese patrón conductual se repite y se repite, las conexiones tienden a afianzarse y se incorporan como rasgos o características en el individuo. Las conexiones que no se utilizan, se descartan (el cerebro sigue un principio explicado por el autor Linden: “Úsalo o tíralo”) Así, como el trabajo de un buen jardinero con sus setos, se produce lo que se llama poda cerebral. Esto significa, siguiendo con la metáfora, que las ramas de los setos que no sirven se cortan y se tiran. Y las que sí sirven -porque se usan- quedan bien fortalecidas y bien interconectadas mediante mecanismos bioquímicos. Como un seto bien cortadito y arregladito por el jardinero.


Esta estimulación sucede y actúa sobre todas las áreas del cerebro: la motriz (existen unas etapas para el desarrollo de la motricidad); la del lenguaje (existe un periodo para la adquisición del lenguaje donde el niño es como una esponja y su cerebro está plástico para poder comprender y expresar. Sobre todo repetir, mediante el juego, las canciones, los balbuceos, las caricias, las risas…; la emocional (existe un periodo, coincidiendo con el apego centrado, en el que el niño aprende la función reflexiva, esto es a conocer su mundo interior y desarrollar las herramientas cognitivo-emocionales que le permitirán etiquetar lo que siente y lo que sienten los demás; los padres favorecen esto mediante la experiencia del apego seguro); la social (cuando el niño desarrolla un apego seguro, se activa su sistema de exploración, se abre al mundo y a los otros, empieza a relacionarse con los demás porque están sus cuidadores, su base segura, para poder retornar en caso de peligro. Cuando se va relacionando con los otros, va produciéndose el fenómeno de aprender la regulación emocional relacional) Y la dificultad regulatoria está en la base de los déficits de atención que presentan estos niños, pues la presencia continuada del cuidador es la primera experiencia de atención que no han tenido pues éste no ha dispuesto un buen sistema de cuidados para el bebé.


Bueno, ya vemos como este ambiente protector y estimulante es vital para el adecuado desarrollo del sistema nervioso (y colabora estrechamente con los genes mediante los mecanismos epigenéticos, como vimos la pasada semana)


Si el niño sufre escasa estimulación o lo único que ve todo el día que permanece tumbado en una cuna del orfanato es el techo blanco, o ha vivido largos periodos de angustia o depresión por la ausencia prolongada de contacto y afecto maternos, las redes neuronales que se interconectan son menores y de menor fijación (las redes neuronales que transportan la información pueden compararse a un camino en la nieve: si los caminantes pasan muchas veces, se abrirá un sendero bien definido y marcado; si los caminantes pasan pocas veces, el camino será más débil) Si el estrés que han vivido es prolongado e intenso -por la angustia de separación o abandono del cuidador o por los malos tratos-, se genera un exceso de cortisol, hormona del estrés que, -como nos ha explicado Rafael Benito psiquiatra de la Clínica Quirón de San Sebastián-, puede dañar las neuronas. Es por ello por lo que, al llegar a los hogares donde les espera el contexto protector, nutritivo y de buen trato, empieza un largo camino: el lenguaje puede ser escaso y desorganizado, el habla mal pronunciada, el nivel motriz por debajo de la media, etc. Como vimos en el estudio de los orfanatos de Rumanía, del psiquiatra Zeanah, los niños van recuperando, poco o mucho, este retraso. Lo que no se recupera de igual modo son los mecanismos autorregulatorios emocionales y comportamentales que están en la base de los apegos desorganizados y de los problemas de hiperactividad: la ausencia del cuidador les deja mucho más vulnerables a la descompensación y el estrés.


¿Cómo se puede ayudar a los niños que presentan un retraso en el desarrollo y que recuperan lenta y tardíamente o presentan un trastorno? Hay que disponer y proporcionarles todos los recursos posibles en forma de estimulación temprana, apoyo psicopedagógico y psicoterapia. Ocurre que la presión social porque lleguen a equiparase a los demás, por la “normalidad” es enorme. La mayoría de los padres refieren que a ellos lo único que les importa es que su hijo sea feliz; pero no nos engañemos: todo padre y madre se preocupa (a mí me preocuparía, desde luego) cuando ve que su hijo no alcanza el nivel escolar, no rinde al nivel esperado, se distrae, se bloquea ante los deberes, no comprende, sufre comparaciones entre los propios niños, se siente con baja autoestima, no sabe o no tiene recursos para relacionarse con los compañeros adecuadamente…

Los niños, desde luego, sufren por impotencia y terminan siendo las víctimas. Algunos, ni siquiera entienden por qué deben estudiar, qué sentido tiene en sus vidas. ¿Qué van a hacer ellos si nadie les dio los nutrientes físicos y afectivos que necesitaban para un adecuado desarrollo? Recuerdo el caso de un joven adoptado a la edad de nueve años, cuya vida se había caracterizado por recorrer diariamente muchos kilómetros para poder encontrar comida en un pueblo cercano, con su hermano a hombros. Además, a las noches, debía de estar vigilante para tratar de proteger a su madre y hermano de las palizas que el padre les daba cuando llegaba bebido. Al llegar a la familia e incorporarse al colegio -nunca había asistido a clase-, no entendía el sentido del estudio. Él quería trabajar y esto propiciaba muchos choques con los padres y profesores. No olvidemos que muchos chicos y chicas puede que carezcan de los cimientos emocionales y cognitivos que están en la base del aprendizaje escolar, pero pueden ser muy buenos profesionales.


¿Cómo convertir la experiencia escolar en una vivencia que no ahonde en el sufrimiento de estos niños y sí en una vivencia resiliente?


Aludir a la institución escolar es hacerlo a un ente abstracto. Hablar de qué debe hacer la escuela es hablar de ¿quién? En mi opinión, al final, sea el sistema que sea, debemos de aludir a la buena disposición, profesionalidad y dedicación de los maestros y maestras que quieran formarse en este campo, y que quieran tener (lo más importante) un compromiso personal con estos niños porque piensan que sacarlos adelante es tarea de todos. Por ello, en suma, todo depende del tutor o tutora que le toque al niño: que sepa ganárselo, sea firme y cariñoso, interprete adecuadamente por qué no puede aprender como los demás y le transmita un mensaje desculpabilizador , baje la exigencia (exigencia no es esfuerzo), le refuerce positivamente, colabore con los padres (no que les presione), le dedique todo el tiempo que pueda… En fin, se constituya en un tutor de resiliencia que acompaña al niño sabiendo que lo más importante que puede hacer por él es tener otra mirada en la que aquél sienta que su profesor/a quiere que aprenda y se eduque para la vida. Yo he trabajado en coordinación con muchos de estos profesionales y probablemente no saben en verdad, cuán de importantes fueron en sus vidas.

33 comentarios:

Mei dijo...

Abres, Jose Luis la esperanza a la posible recuperación de estos niños...Cuánto pueden tardar en hacerlo? Mi hijo lleva dos años junto a nosotros, su estado de abandono sentimental y emocional, según mi parecer, rozaba el autismo, porque él era sordo profundo y esta patología no fue detectada...ya sabes...Tras dos años sus noches son terribles aún, y las rabietas aunque más distanciadas, son todavía fuertes...Cuándo lo podremos dar por recuperado? Lo lograremos? Utilizamos la comprensión, el abrazo forzado y sobre todo los besos, las caricias y los juegos...
¿son recuperables estos menores tan dañados y sus neuronas?
Gracias.MEi

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola Mei: Es dificil saberlo sin conocer las particularidades de tu caso concreto. La puerta a la recuperabilidad total o parcial está abierta, por supuesto. Sobre todo en los casos de retrasos leve-moderados. Pero si llegamos al nivel de trastorno (y no retraso) la perspectiva es diferente y de lo que se trata es de poder trabajar con los niños para que puedan mejorar lo más posible dentro de su patología, claro. A veces luchamos contra acontecimientos tan duros y dificiles de soportar para la mente humana (cuyas estructuras biológicas dependen a edades concretas de estímulos concretos para una correcta maduración del sistema nervioso)que las huellas no se borran del todo. Pero conocemos que el fenómeno de la resiliencia está ahí: poder ayudar al niño o niña a crecer desde la adversidad para que sea capaz de enfrentar sus problemas sin hundirse ni desequilibrarse e incluso, desarrollando estrategias positivas de afrontamiento y no destructivas.

Animo y un abrazo,

José Luis

Anónimo dijo...

Una amiga mia se trajo una niña de Ucrania que durante dos años habia vivido en una caja de cartón, tenía, tiene miedo a los espacios cerrados, no sube nunca en el ascensor, no se la puede tumbar, entre otras muchas mas cosas de echo la han dicho que nunca se recuperará del todo, es una niña preciosa y cariñosa y gracias a la lucha de sus padres algo ha recuperado pero el cien por cien lo dan por descartado, si se la hubieran podido traer en el primer viaje probablemente hubiera sido mejor y sólo tenía dos años aunque pareceia un gatito de lo que arañaba y abultaba.
Uns saludo.

Mei dijo...

Se me hace muy difícil soportar el sufrmiento de tantos niños, entre ellos, el del mío...De él tenemos fotos con 6 meses y lo vemos tan normal...se hundió en los 6 meses posteriores...nos preguntamos..."si nos lo hubiesen asignado con esos 6 meses" ...qué maravilla hubiese sido para él y para nosotros...pero no...tenemos lo que tenemos...y menos mal que no permaneció allí ni un día más...ese día habría sido meses de retraso...gracias a todos por vuestras aportaciones y en especial a tí...Jose Luis...

Concha dijo...

A medida que los niños crecen, van siendo más evidentes las diferencias.
Mientras que en E. Infantil suele haber una cierta tolerancia, cuando llegan a Primaria la presión puede ser tremenda.

Solo cuando se consigue tejer una red en torno a estos niños, cuando el tutor, el psicólogo, incluso los compañeros de clase (sin ser conscientes de ello), deciden dar soporte, empujar de alguna manera al niño, éste empieza a confiar y a creer aunque sea timidamente en sí mismo.

Haré leer tu post a la tutora de mi hijo, porque es de esos profesionales que dan sentido a la palabra "maestro", y porque aunque se lo digo muchas veces, quiero que de verdad sepa como notamos su mano sujetando la red.
Un beso

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

¡Qué terrible experiencia la de la niña de Ucrania! Hay niños que han vivido experiencias realmente dañinas y, en efecto, la recuperabilidad es parcial y no total. Este es un caso claro. Es algo dificil de aceptar. Aún así, creo que debemos seguir haciendo, en estos casos, todo lo posible para potenciar su resiliencia. Saludos.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Ya lo creo, Mei, hacerse cargo del sufrimiento de los niños, sobre todo cuando éste es de magnitud, es algo dificil de sobrellevar. Por ello, es importante, para poder seguir ayudando, apoyando, estimulando y trabajando por el niño con el fin de lograr la mayor recuperabilidad posible, que también los cuidadores se cuiden. Animo y un abrazo. José Luis

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola Concha: Así es en efecto, y gracias por comentarlo porque las diferencias van siendo más acusadas conforme van creciendo. También comentaba Joaquin, de ASTURADOP, en un acertado -en mi opinión- comentario reflejado en facebook, que en ocasiones hay niños que recuperan pero llega un momento que se estancan.

Concha, el papel de los compañeros y de las relaciones positivas, sobre todo si éstos son sensibles y empujan, y animan y apoyan... es de gran trascendencia.

Gracias a ti, Concha, un abrazo.

José Luis

Anónimo dijo...

Tu entrada, José Luis, ha resonado en mi de una manera especial.

Aceptar la dificultad de nuestros hijos es muy doloroso para mi. Pienso que como madre, para poder ayudar a mi hija en lo que vive tengo que hacer un serio y profundo trabajo personal.
Asumir como mio el dolor y las dificultades de mi hija, no es empatía, es destructivo para ambas.

No puedo pelear con el sistema educativo, y por otro lado no puedo aceptar que sea la suerte la que decida el progreso de mi hija, según le toque un tutor u otro.
Por mucho que la proteja, que busque apoyo extrescolar... de nada sirve sin la comprensión y apoyo del colegio...

Personalmente reconozco mi cansancio ante tanto frente abierto.

un abrazo
Itsaso

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola Itsaso: Aceptar la dificultad de los hijos es muy doloroso, en efecto. Algunos padres pueden asumirlo o manejarlo de una manera que no resulte destructivo. Otros, por múltiples factores, necesitan hacer un trabajo y pedir ayuda. En este sentido veo que eres consciente de ello y la reflexión que haces es muy acertada. El apoyo del colegio, de los tutores, de la red... es muy importante como dices. Pero el principal apoyo y la primera pata de la mesa en la que la niña o niño necesita sostenerse es su referente afectivo principal, y esa persona eres tú. Y necesitas poder hablar y elaborar ese dolor. Date una oportunidad y como dices, trabájalo porque siempre se está a tiempo. Un cordial saludo y gracias por dejarnos este comentario tan valiente y que puede ser muy útil para muchos padres. José Luis

Miguel dijo...

He llegado a este blog desde el de Jordi, "yo amo a alguien con TDAH".
La verdad es que da gusto encontrarse con gente con sensibilidad y conocimiento en el tema de la infancia en este mundo farmacologizado.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Hola, me parece clarificador este artículo, pero es preocupante eso de que hay niños con pequeños retrasos que mejoran, pero luego se estancan. Es paradójico, porque así como dice Concha, en Primaria y Eso se ven más las diferencias. Pero hay que seguir trabajando: ¿en lo emocional? ¿en el lenguaje? ¿por qué les cuestan tanto a algunos de estos niños los idiomas, cuando se decía que la gente del Este tenía facilidad? La terapia en el lenguaje está enfocada mucho a la lectoescritura infantil, pero ¿qué pasa cuando el crío tiene 14 años? ¿Cómo estimular? Gracias, Irene

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Depende del grado de retraso y de su este afecta a un área del desarrollo o a varias. Lo emocional impregna toda la vida del niño. Mediante el contacto con la madre es como aprende el lenguaje. Si ha habido rupturas en este proceso y escasa estimulación posteriormente por parte de los cuidadores que han estado al cargo del niño, el retraso en el lenguaje sucede. El niño va a acusarlo hasta la adolescencia. Sobre todo a nivel expresivo (oral y escrito) con dificultades con los conceptos y la sintaxis. Puede ser adolescente pero tener un nivel de competencia lingüística inferior a su edad. Por ello deben de trabajar con especialistas en lenguaje (logopedas...) También hay que trabajar en lo emocional: cono se siente, ayudarle en la elaboración de su historia de vida, a desarrollar la resiliencia... Todo esto ayuda a que se sientan mejor y también progresan en su desarrollo. El grado de recuperación depende de muchos factores: unos recuperan mucho, otros menos. Pero todos avanzan. Lo mas importante es trabajar para que el niño desarrolle un auto concepto positivo y un sentimiento de identidad y pertenecía a la familia.

Cucacambados dijo...

Es terrible la situación que han vivido estos niños con falta de apego...
Pero también es muy doloroso y del todo inadmisible que se confunda a la gente con relacionando el falso mito de las madres nevera con el autismo. El autismo es un trastorno neurológico debido al alteraciones genéticas que nada tiene que ver con este trastorno del apego. A lo largo de su blog relaciona constantemente dos términos que no tienen ninguna relación.
Soy madre de un niño con autismo muy querido, estimulado y feliz que lucha día a día por superarse. También soy bloguera y componente de un grupo de facebook formado por más de 7000 familias y profesionales que corroboran lo que digo

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola Cuca: Efectivamente, nada tiene que ver el autismo con el trastorno del apego. Estoy completamente de acuerdo contigo en que el autisnmo es un trastorno de origen genético y es un error culpar a las familias. Los niños con trastorno reactivo de la vinculación que han sufrido aislamiento en un orfanato pueden pasar por autistas y no lo son porque cuando se toman medidas de protección como la adopción sus déficits sociales y comunicativos se recuperan, aspecto que no sucede en el autismo. Conozco el falso mito de las madres nevera y no lo comparto en absoluto. Creo que en ningún momento del artículo culpo a las familias ni hablo de madres nevera.

Cuando hablo de los retrasos en el desarrollo, en el artículo, menciono que los niños que han sufrido institucionalización pueden presentarlo, mencionando la palabra autismo. Lo que yo quiero decir es que la institucionalización afecta al desarrollo y puede producir entre otros déficits, los sociales, comunicativos y del lenguaje. Y uso esa palabra. En efecto, es un error y da lugar a confusión. Nada más lejos de mi intención. Pero el error lo he cometido y por ello te pido disculpas. La precisión terminológica es necesaria. Aunque mimo mucho los artículos y los reviso, no estoy exento de equivocarme.

Siento haber podido herir tu sensibilidad y la de otras personas que como tú tenéis hijos con autismo. Comparto contigo en que estos niños luchan cada día por superarse. He podido trabajar a lo largo de mi vida con algunos y son un ejemplo.

Corrijo el artículo para evitar esa confusión.

Gracias por hacerme notar mi error y por tu comentario.

Saludos cordiales,

Anónimo dijo...

Hola Jose Luis,
Mi niño ya tiene 4 años y desde que nació veía que no hacía caso como si fuera su propio jefe. De muy bebé lloraba mucho y siempre estuve con él. A diferencia de todo lo que comentan fue un niño que siempre tuvo nuestra atención y deseado desde que lo concebí.

Comenzó a tener problemas de lenguaje, se enfermaba seguido y decidimos operarlo de anginas y adenoides. Pensamos que con eso hablaría mas rápido pero no sucedió. Hicimos muchos cambios y hasta me habían dicho que tenía Asperger siendo esto un error. Diagnosticos sin fundamentos y fallidos. Presentaba problemas de conducta, lenguaje atención, los cuales han mejorado en poco tiempo con ayuda de terapias pero aún no llega a donde debe de estar.

Descartamos también todo lo físico haciéndole exámenes, alimentación, terapias, medicamentos, etc. Aun estamos con terapias pero ya le toca ir al Colegio de grandes y dejar el kinder ya que lo aplazamos un año.

Mi dilema es que tipo de sistema le puede funcionar. Nosotros mi marido y yo, venimos de un sistema Americano y hay mas opciones que quisiera contemplar y tambien no descaratar. El es inteligente y tampoco lo quiero limitar. Le entusiasma la tarea pero tiene la mecha corta cuando no le sale algo.

Alguna sugerencia? Gracias

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola. Los casos individuales, como siempre comento, no puedo orientarlos sin tratar al niño en concreto y a las familias. Puedo equivocarme. En vuestro caso, parece que estáis haciendo todo lo humanamente posible para estimular el desarrollo de vuestro hijo. Hay retrasos en el desarrollo que no se deben a maltrato. En esta entrada hablamos de los que se asocian a contextos sumamente desprotectores.

Hay que seguir con la terapia que vuestro hijo lleva y aceptar sus déficits y trabajar para que pueda desarrollarse lo mejor posible.

En cuanto a la elección de colegio, yo me decantaría por uno que tuviera apoyo psicopegagógico para el niño, lo más individualizado posible.

Gracias por tu comentario.

Saludos cordiales,

José Luis

Anónimo dijo...

hola tengo una niña de casi 4años i le han diagnosticado retraso en el dessarollo con signos de tea llegara ha hablar normal

Anónimo dijo...

Hola José Luis
Me has ayudado mucho con tu información. Soy una madre de dos niños 9 y 11. Lamento aceptar que desde que quede embarazada y hasta hace 5 años mi matrimonio fue una fuente de disgustos e infelicidad. Ambos mi esposo y yo fallamos en mostrar un modelo de buena comunicación y cariño. Mis niños hoy muestran un claro retraso emocional y social. En especial mi niña quien sufrió y vio más. Estamos tratando de reparar el daño. Sabemos que tomará tiempo. Hay algo que podríamos hacer para ayudarlos más en esas áreas? Gracias José Luis.
Amelia

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Los niños sufren cuando el ambiente familiar y las relaciones con sus padres no son fuente de seguridad. Puede afectarles hasta tal punto que genera psicotrauma que afecta al desarrollo de los menores. Sería importante que recibieran tratamiento psicológico especializado (si no lo están recibiendo ya) y que vosotros participárais en el mismo para poder reparar la relación con ellos y poder reconstruir la historia. Saludos cordiales.

lisseth dijo...

Buenas noches tengo una niña de 9 años todavia no sabe leer ,me la vio la neurologo y dijo que es un TDAH y la estoy llevando a una psicologo y le pido mucho a DIOS para que mi niña pueda leer ,escribir y la apoyo en todo gracias saludos jose luis.

Anónimo dijo...

Una madre: tengo un hijo adoptado a los dos años de edad,de Rumania, ahora tiene 15 años. Los primeros años el niño tenía que estar constantemente abrazándonos piel con piel. Ha tenido muchísimos problemas en los colegios. EL médico le dagnosticó TGD. Nosotros hicimos con él terapia multisensorial, y el niño ha tenido un cambio espectacular, sobretodo a nivel social.
Pero lo que ahora nos preocupa es que le encanta hacer inventos, la electricidad, los ordenadores...
¿Es esto normal? aún no hemos terminado con la terapia. Muchas gracias. Saludos.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola, como ya he comentado en otras respuestas a otras personas, no puedo orientar los casos personales. Sin conocer al niño o a la familia se pueden cometer errores y equivocarse con las orientaciones. El blog no es para consultas privadas. Sólo puedo decirte lo que en comentarios anteriores se ha comentado: que hay niños que han pasado muchos años en orfanatos de muy baja calidad y pueden pasar por autistas cuando no lo son. El médico y las terapias que estáis haciendo, iran dilucidando si presenta un TGD o un trastorno del apego o ambas. Saludos.

Simona dijo...

Buenas , soy estudiante de Psicologia y estoy investigando el tema de la resiliencia, quería preguntar: ¿a partir de que edad se puede dar esas características de la resiliencia?

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

La resiliencia es un proceso no un resultado. En los niños, para que pudan sanar de sus heridas, depende tras los sucesos traumáticos, de que alguien encuentre al niño y asuma para el mismo el significado de su existencia. Si el adulto le proporciona vínculo y sentido, podrá crecer y rehacerse de las heridas psicológicas. Saludos

Anónimo dijo...

Tengo un hijo de 5 anos, su diagnostico es trastorno de deficit d atencion tipo combinado (hiperatividad e impulsividad) y trastorno oposicional-desafiante. presenta retraso en desarrollo emocional (inmadurez, ansiedad, pbobre auto control, atresividad, irritablilidad), comunicologico, socializacion, destrezas del diario vivir.

Maria dijo...

Hola, soy una chica de unos 30 años. Hace un tiempo me diagnosticaron tdah, déficit de atención. La verdad es tuve una infancia bastante complicada, con abusos psicológicos a partir de los 6 años así como abandono durante unos meses.

Antes de que mis padres se separaran mis padres y todo se fuera al garate tuve una infancia bastante buena y ademas estuvieron a punto de enviarme a un colegio especial para niños con altas capacidades intelectuales.

Comparto totalmente su opinión de que el estrés afecta especialmente a personas como nosotros.

Pero también creo que las personas se tienen que responsabilizar de su vida.
¿Me recomendaría el neurofeedback para el manejo del estrés?

Gracias por su ayuda.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola María: Convengo contigo en que la responsabilidad en la sanacion emocional y en el proceso de reconstrucción por el maltrato son fundamentales.

Siento que hayas tenido que sufrir esas dolorosas experiencias. Como bien dices, no somos culpables de lo que nos ha ocurrido pero sí tenemos la propia responsabilidad en trabajar para elaborar todo esto y poder llevar una vida lo mas ajustada física y psicológicamente posible. El neurofeedback puede ayudarte para el manejo del estrés, precisamente es una de las áreas en las que este entrenamiento cerebral ha demostrado su eficacia. Gracias por tu testimonio.

Anónimo dijo...

Buenos días Jose Luis:
Soy una persona adulta que por unos traumas que no me atrevo a hacer conscientes por no culpabilizar a nadie tiene temor al abandon y al rechazo. Siempre rehuí las relaciones con el sexo opuesto y la única vez que me embarqué en una relación fui sumamente dependiente; en definitive, hacía lo que él quería de mí. He ido a psicólogos y ninguno me ha gustado, no sé si soy muy exigente pero no me sentí entendida por ellos y ni siquiera trabajamos el apego.
¿Sabes de algún psicólogo que me pueda ayudar? Yo soy gallega y me quedas muy lejos... ¿Será que tengo que vivir siempre con mi condicicón? Yo pensaba que sí pero la verdad es que en la vida soy muy dependiente de otras personas. Quizá no me importe tanto la no relación amorosa como la vida diaria y mi capacidad para ceder en todos los aspectos para tener contentas a las personas que me llevan las riendas... eso, y mi temor a lo que puedan pensar mis padres a pesar de mi ya avanzada edad. Un saludo

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola, es muy interesante la reflexión que haces sobre ti misma. Siento que puedes verte a ti misma, aunque precisas trabajar aspectos relacionales. Si es posible que seas muy exigente con los terapeutas, quizá tengas que darte cuenta de que eso puede ser un factor que interfiera en la terapia. Los profesionales no somos magos. Quizá debas de responsabilizarte más de tu propio cambio, junto con un profesional competente, claro. En Coruña conozco a Dolores Mosquera, excelente profesional. No sé dónde vives, Galicia es muy grande. Te dejo su teléfono que encontré en páginas amarillas:

http://www.paginasamarillas.es/f/a-coruna/maria-dolores-mosquera-barral_194865671_000000002.html

Saludos y animo!

Jordigal dijo...

Quisiera enviar de alguna forma, un ensayo que he efectuado respecto a lo que somos, como somos, y la forma en que se puede trabajar para eliminar los factores como especie que impiden que nuestra evolución sea tan positiva que permita otro horizonte sobre nuestra actual humanidad. No cabe, por supuesto en este recuadro, si me indican la manera, para que ustedes puedan evaluarlo, lo envío. Muchas gracias.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Muchas gracias por su amable ofrecimiento. Recibimos muchas peticiones pero no es objetivo de este blog (ni me dedico a ello) valorar posibles publicaciones abiertas al gran público. Es un blog que publica exclusivamente material de los profesionales que formamos parte o estamos vinculados de manera directa o indirecta con la red apega. Saludos

Jordigal dijo...

De todos modos, muchas gracias, nos hace falta aprender mucho a los humanos, hay cuestiones generales que tienen que ver con todo, y que destraban escollos que de otra manera son insalvables,fue lo que me motivó. Mucha suerte en lo que emprenden, les saludo muy atentamente.