lunes, 15 de abril de 2019

Entrevista a Gema Puig Esteve, de Addima (Asociación para el Desarrollo y Promoción de la Resiliencia), ponente en las IV Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil, San Sebastián, 4 y 5 de octubre de 2019.

IV CONVERSACIONES SOBRE 

APEGO Y RESILIENCIA 

INFANTIL

SAN SEBASTIÁN, 4 y 5 DE OCTUBRE 2019


Damos a conocer a la quinta ponente que participará en las Conversaciones impartiendo una conferencia plenaria.

Mes a mes, iremos conociendo a todos/as los/as ponentes, mediante una entrevista.

El día 6 de mayo de 2019 se abrirá el plazo de inscripción.

Gema Puig Esteve


Es un honor presentaros a la quinta ponente que participará en las IV Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil. Ya vamos desvelando a casi todos/as los profesionales que nos deleitarán en una edición más con los temas que tanto nos apasionan y nos ayudan en nuestro trabajo diario como marcos explicativos del comportamiento y desarrollo humano. En unas jornadas sobre apego y resiliencia, echaba a faltar desde hace tiempo (obviamente, no se puede invitar a todos/as los/as que uno desearía en una sola edición, así que vamos poco a poco) a una de las voces más autorizadas de nuestro país sobre resiliencia: Addima, la Asociación para el Desarrollo y Promoción de la Resiliencia, capitaneada por dos colegas y amigos: Gema Puig Esteve y José Luis Rubio Rabal. Les conoceréis por sus cursos sobre resiliencia y por sus excelentes publicaciones. En esta ocasión, ha sido posible que sus repletas agendas hagan un hueco y podamos disfrutar de la presencia entre nosotros de una de las dos voces representativas de Addima: Gema Puig Esteve. En las jornadas de Donostia nos hablará de la resiliencia aplicada a los equipos que trabajan con menores de edad, y en concreto de un tema fundamental: el autosaneado.

Aprovechando la visita que Gema Puig Esteve girará a Donostia, le he pedido una entrevista con el fin de que conozcamos mejor la labor de Addima y sepamos también sobre qué ejes versará la ponencia que ella impartirá en las IV Conversaciones. Elaboran las respuestas los dos como miembros de Addima y hace de portavoz Gemma Puig Esteve, quien estará en Donostia representando a la Asociación.

Les agradezco tanto a Gema como a José Luis que compartan generosamente su saber con todos/as nosotros/as sobre uno de los fenómenos más bellos que existen: la semilla resiliente que en todos/as puede brotar. Con muchas ganas de verle y escuchar a Gema en Donostia. 

El 6 de mayo se abrirán las inscripciones. ¡Ya falta cada vez menos!


1. Para las personas que no os conocen, presentaos en unas breves líneas. ¿Quiénes son Gemma Puig y José Luis Rubio?


Somos la cara visible de ADDIMA, sobre todo estos últimos años. Pero la esencia de ADDIMA se ha construido gracias a las aportaciones, reflexiones e ilusión de mucha gente que, sobre todo en los inicios, compartió una parte del trayecto con nosotras. Siempre nos ha movido el interés por dar a conocer lo que implica intervenir desde el paradigma de la resiliencia, y conectar entre sí a profesionales y proyectos que pueden aportarse mutuamente. 

Pareja artística que nos hemos nutrido el uno al otro hasta crear un estilo propio, una metodología particular. La magia surge cuando estamos los dos, porque nuestras formas de hacer y pensar son complementarias. En algunos momentos del trayecto hemos podido compartir con otras personas ilusión, cuestionamientos y propuestas. Y eso posibilita que ADDIMA sea un proyecto vivo. 

En lo personal, somos muy inquietos, en formación permanente, apasionados con las oportunidades de acompañar profesionales y equipos en ese redescubrimiento del potencial humano en aquellas personas con las que trabajan, incluso frente a situaciones tan dolorosas que nos resulta humanamente complicado no salir huyendo.

Cartel de una jornada sobre resiliencia organizada por Addima en Zaragoza.
Con una de las metáforas que mejor la definen creada por ellos, parafraseando a Arquímedes.

2. ¿Por qué decidisteis haceros psicólogos? 

Cada uno de nosotros hemos llegado de distinta manera y a distintos ritmos a la Psicología, pero a ambos nos ha ayudado a ordenar y estructurar nuestro conocimiento y nuestra experiencia. De hecho, seguimos estudiando mientras el cuerpo, la mente y el tiempo nos lo permiten. Lo que nos une es la búsqueda de explicaciones, el interés por conocer mejor lo que opera detrás de aquello que observamos en la práctica, y la inquietud por mejorar nuestras intervenciones. Algo que nos encanta es relacionar conocimientos dispares que acaban cobrando sentido al interpretarlos desde otro prisma. Cada uno aportamos un punto de vista y una experiencia distinta. Uno de nuestros lemas es “donde no llega tu neuronilla, llega la de tu amiguilla”. 

3. ¿Desde cuando os interesáis y dedicáis vuestra vida profesional al estudio y promoción de la resiliencia? 

En realidad al principio, hace uno quince años, era más una necesidad que un objetivo profesional. Descubrir que lo que intuíamos tenía nombre fue una revolución personal que tuvimos la suerte de poder compartir. El efecto contagio fue tan rápido, y lo que aportaba a los equipos era tan esperanzador, que nos fuimos autoformando para poder contar a otros profesionales nuestros hallazgos. Y así, poco a poco, nos descubrimos como “contagiadores de resiliencia”, casi sin planificarlo. Pero disfrutábamos tanto acompañando a quienes se acercaban en esa revisión y búsqueda de otra mirada que no podíamos dejar de hacerlo. Siempre como una parte extra, como un añadido a nuestros otros trabajos. Incluso después de constituirnos en cooperativa, hace tres años, el estudio y divulgación de la resiliencia sigue complementando el resto de nuestras ocupaciones profesionales.

4. Estarás, Gema, en San Sebastián en las IV Conversaciones... Estamos encantados y felices de tenerte con nosotros y de que Addima haya aceptado la invitación. El título de tu ponencia será: "Dame un punto de apoyo y moveré mi mundo. Autosaneado de los equipos que trabajan con menores". ¿Podéis hacer un resumen de lo que Gema vas a abordar? Tratad de que quien os lea se motive a ir a escucharte...

Llevamos ya unos años trabajando con equipos de profesionales que intervienen con menores, muchos de ellos en programas residenciales. Algo que comenzó siendo una demanda puntual frente a situaciones de desánimo, de pérdida de expectativas sobre las posibilidades de trabajar con diversos colectivos, ha ido conformándose paulatinamente como una oportunidad para acompañar a los equipos en la toma de conciencia de dos cuestiones que hemos visto fundamentales tanto en nuestra práctica profesional como en la suya:

La necesidad de implementar plantas de “reciclaje emocional” en los equipos, porque la tendencia es dejar que los residuos radiactivos que surgen en los contextos de alta emocionalidad en los que nos movemos se acumulen, sin recibir ningún tratamiento para su reciclaje, reutilización o eliminación. Hemos visto en equipos muy dispares que la gestión emocional no forma parte de sus recursos laborales, desaprovechando una de las herramientas más potentes y necesarias (al menos así lo hemos visto y sentido) en la intervención con personas que hacen tambalearse a nuestra lógica y a nuestras expectativas vinculares.

Por otra parte, hemos ido comprobando durante estos acompañamientos que en los equipos hay un desconocimiento e infrautilización de los recursos personales y del efecto multiplicador de ponerlo a disposición del equipo. Por eso acompañamos los procesos individuales y los grupales, partiendo de la toma de conciencia de sus potencialidades y de sus modelos de relación.

"Manual de resiliencia aplicada"
Todo lo que necesitamos aprender sobre resiliencia
en un didáctico libro de Gema y José Luis.

5. Tempus fugit es el lema del congreso. Con ello queremos aludir a que el neurodesarrollo no espera y que un niño necesita los nutrientes físicos y afectivos necesarios para un pleno desarrollo físico y psicológico. ¿Creéis que existe una verdadera concienciación social sobre estos periodos sensibles del desarrollo o por el contrario aún estamos muy lejos de darnos cuenta de ello y actuar en consecuencia y protegiendo al niño? 

Afortunadamente está habiendo una producción muy interesante y un gran empeño por trasladar los avances de la neurociencia a la tarea de quienes trabajamos con personas desde el plano educativo y terapéutico. Esto está revolucionando la manera de afrontar esta etapa tan plástica. Centrándonos en los profesionales con los que trabajamos, en nuestros contextos vemos que está cada vez más clara esa necesidad de protección que tú planteas. Pero también que resulta costoso traducir ese conocimiento en prácticas que garanticen un vínculo segurizante. Y muchas veces, como contaremos en las jornadas, el motivo es que no se explicita nuestra vinculación como herramienta de trabajo. Nosotros hablamos de conexión reparadora, en el sentido de que nuestra cognición social es una de las funciones cognitivas más desconocidas pero a la vez más útiles cuando acompañamos a personas que están siendo desafiadas, más aún cuando hablamos de niños y niñas.

6. ¿Cómo definiríais la resiliencia? Compartirnos una metáfora que en una imagen exprese lo que es. 

Pues hay muchas metáforas muy visuales que hemos ido escuchando en distintos escenarios desde que descubrimos por primera en Argentina de la mano de Néstor Suárez Ojeda, hace veinte años: la perla de la ostra, el ave fénix que resurge de las cenizas, el muñeco tentetieso... Todas ellas facilitan enormemente la comprensión del fenómeno.

A nosotros, quizá porque es algo que vemos todos los años, nos sirve mucho lo que observamos tras pasar el duro invierno en nuestros balcones. Pasamos meses viendo macetas aparentemente vacías, con la tierra reseca, que, aun siendo personas optimistas, apartamos a un lado pensando que en ellas ya no hay vida… hasta que una mañana, si no la has dado del todo por perdida y sigues confiando en que es posible, descubres que hay un brotecito, minúsculo, pero vivo. Y a partir de ahí surge una nueva planta, que aún pareciéndose a la del año anterior en esencia, no podemos decir que sea exactamente la misma planta… ha resurgido y se ha transformado. 

7. ¿Es posible que un niño traumatizado se proyecte hacia el futuro de una manera sana y constructiva y haga un proceso resiliente?

8. Un tutor de resiliencia puede marcar un antes y un después en la vida de un niño o un joven traumatizado. Si es así, ¿cómo podemos potenciarlo? ¿Qué podemos hacer?

Vamos a contestar estas dos preguntas en una, porque nos ayudará a clarificar alguno de nuestros planteamientos. En cuanto a la posibilidad de que un niño o niña que sienta esa agonía psíquica que nos hace “sentirlo” traumatizado haga un proceso resiliente, la experiencia, y las investigaciones avalan que es posible. Además, desde nuestro punto de vista, es precisamente esa proyección constructiva hacia el futuro la que nos da la pista de que ya está trascendiendo el dolor, y está comenzando a transformarlo. Entendemos que la posibilidad existe de manera connatural a nuestra esencia, pero ni los tiempos ni las manifestaciones son la mayor parte de las veces similares a las que esperaríamos quienes les acompañamos. Y el hecho de que no suceda lo que consideramos que tiene que suceder y además no sea en el breve instante de tiempo en el que nuestros caminos confluyen, nos lleva a pensar que no es algo posible. Como una autocrítica a nosotros mismos, solemos recordarnos que, aunque nos cueste reconocerlo, “hay vida más allá de nuestro recurso”. 

Y aquí es donde vemos fundamental rescatar la figura del tutor o tutora implícita de resiliencia, que posiblemente al tratarse de un encuentro casual, por no conocer esa condición de persona traumatizada, la ve como alguien con posibilidad de crear futuros que, a priori, son tan posibles como las de cualquier otra persona. Y es que el tutor o tutora implícita ve el futuro donde otras personas ven la agonía, porque no ve la barrera, porque le trata con dignidad, de igual a igual, de ser humano capaz a ser humano capaz.

Esto posibilita otra lectura sin un final conocido o predeterminado. Ni sabe de que va la película, ni tiene claro el final. Porque a veces, cuando conocemos los detalles, el daño, el dolor se inscriben en el imaginario, y si es compartido se colectiviza la identidad de esa persona como traumatizada.

Por otra parte, podemos hablar de personas que de manera explícita están disponibles y son capaces de generar un campo de seguridad, un vínculo, donde la otra persona comienza a volver a creer en ella misma, lo que le permite volver a la vida a partir de sus cenizas. Estos serían los tutores y tutoras explícitos de resiliencia. Y aquí encontramos a muchas personas que por su rol profesional están en primera línea y de manera consciente ejercen esa disponibilidad.

Bello libro de Gema y José Luis en el que
aprendes, emocionándote, sobre la tutorización de resiliencia.

9. ¿Qué no es la resiliencia para vosotros? ¿Corremos el riesgo de utilizar mal el concepto?

En las formaciones que impartimos comprobamos que existen distintas maneras de concebir la resiliencia (como rasgo, estrategia, proceso, paradigma). También que hay un conocimiento previo sobre la experiencia del ser humano de trascender la adversidad, aunque en muchas ocasiones no se le ha puesto nombre. Y encontramos lo que nosotros llamamos “superhéroes de barrio”, personas anónimas que constatan ese proceso de resiliencia.

Pero lo que más encontramos son planteamientos que toman una parte como el todo, y ahí es donde, a nuestro entender, se corre el riesgo de vanalizarlo. Por ejemplo, se asemejar la resiliencia al pensamiento positivo, defender que uno será resiliente si cumple unas indicaciones dadas, o plantear que “ser resiliente” es sinónimo de ser sano. Si algo hemos aprendido es que no se trata de defender posturas como verdades absolutas. Todas estas posturas son rescatables, pero insistimos, como parte de un todo. Por eso invitamos a quienes ponen el foco al hablar de resiliencia en un aspecto concreto, a dar un paso atrás para poder ver la escena completa, (hay un antes, un durante y un después de esa situación (adversidad) que ha generado la agonía psíquica en esa persona) y contemplar cual es el desafío, cuáles son los recursos de la persona y del entorno, cuál es el proceso y cuál es la transformación para poder contemplar la resiliencia en todo su explendor. 

10. ¿Qué habéis aprendido en todos estos años en los que venís trabajando y formando a equipos profesionales desde el modelo de la resiliencia?

Uno de nuestros principales aprendizajes es que hay aspectos esencialmente humanos, como la resiliencia, que están por encima de las disciplinas. De hecho, cuando conformamos ADDIMA no nos unía una formación académica, sino un interés por el ser humano y su posibilidad de trascender el sufrimiento, transformarse y transformar. También que nuestras experiencias y conocimientos, aparentemente poco relacionados con la resiliencia, eran un potencial que facilita nuestra autenticidad y coherencia entre lo que contamos y lo que hacemos. Somos especialmente insistentes (incluso pesadas) en este punto, pero sabemos por experiencia propia que la mirada de la resiliencia te implica y te cuestiona, y fieles a este planteamiento hacemos que nuestras formaciones contribuyan a generar esas pequeñas crisis que tanto enriquecen la práctica profesional , al ampliar el prisma para buscar posibles respuestas a los “casos contra pronóstico”.

11. ¿Vuestra cita favorita? 

“Mamá ¿quién conduce el tren de Hogwarts?” (el expreso que llevaba a Harry Potter a su escuela de magia). En realidad no es una cita, es una pregunta de hace unas semanas de uno de nuestros hijos. Pero resume lo que queremos que siga siendo ADDIMA: una oportunidad para cuestionarnos, para buscar otros caminos, para intercambiar esperanza realista, para promover buenas prácticas 

12. ¿Queréis compartirnos un momento clave de vuestra vida en términos resilientes?

La verdad es que, frente a toda la gente a la que hemos acompañado tanto profesional como personalmente, nuestras vidas no son nada extraordinarias. Claro que ambos hemos tenido experiencias dolorosas y momentos en los que, como decimos nosotros, el suelo tiembla bajo tus pies. Pero son parte de nuestra condición humana, y nos han hecho ser quienes somos. Eso si, ambos constatamos que en esos momentos hubo “un otro”, una persona que creyó en nosotros y nos ayudó a volver a la vida.

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