lunes, 29 de octubre de 2012

Psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras: sintonizar emocionalmente con nuestro niño (IV y final)


Llegamos al último capítulo dedicado a la sintonización emocional. Nos vamos a centrar en exponer, primero, la importancia y las dificultades en la comunicación sintonizada con el niño. A continuación, detallaremos unas consideraciones sobre desarrollo del niño y sintonización afectiva. Finalmente, ofreceremos unas claves para apoyar la modulación emocional.

Siegel nos dice en su ya clásico y magistral libro: “La mente en desarrollo. Cómo interactúan las relaciones yel cerebro para modelar nuestro ser” (2007) Editorial Desclée de Bouwer, lo siguiente: “Si un niño ha tenido escasa resonancia de la actividad de su hemisferio derecho con el de sus cuidadores durante los tres primeros años de vida, de ello se podría derivar un infradesarrollo en el funcionamiento del hemisferio. La comunicación no verbal, las expresiones faciales, las sutilezas en el tono de voz y las sintonizaciones emocionales serían mínimas en la ´maduración dependiente de la experiencia´ del hemisferio derecho del niño” (pág. 270)

Y añade más adelante: “…el hemisferio derecho del cerebro requiere también estimulación emocional del contexto para desarrollarse apropiadamente. La investigación del apego ha demostrado que la comunicación entre el cuidador y el bebé modela las vías mediante las cuales la mente en desarrollo del bebé aprende a procesar información (…) De este modo la comunicación emocional y la sintonización afectiva se convierten en el medio a través del cual se desarrollan las capacidades cognitivas del niño” (…) “Por ello, si quieres que crezca su mente, alimenta el corazón del bebé” (pág. 271)

Lo que nos ocurre a profesionales y familias adoptivas y de acogida es que el periodo tan crucial de la vida del niño que va entre los 0 y los 3 años, éste sufrió carencias afectivas (y a veces maltrato) prolongado. Nos referimos a niños que padecieron traumatización crónica. Nadie alimentó el corazón del niño. Aunque sólo sean 8, 6 ó 18 meses los que sufrió esta “ausencia de estimulación emocional del contexto” (usando las palabras de Siegel), este tiempo es una eternidad en la vida de un niño; y lo que es aún más importante, sucede en un periodo clave para la formación del neurodesarrollo como son los primeros años.

Es por ello por lo que posteriormente, cuando el niño es más mayor, esta tarea que os estoy proponiendo estas semanas, se hace difícil, complicada y no está exenta de pocas resistencias por parte del niño. A veces sus defensas y sus mecanismos adaptativos están demasiado instalados. Una madre me contaba que se sentía desesperada porque ya no tiene estrategias y su hija se niega a hablar con ella, se cierra. Aunque con las palabras no le habla, sí lo hace con su lenguaje no verbal: se encierra en su cuarto y le dice que “le deje en paz” (sic) Pues incluso en estos momentos tan difíciles en los que los niños parecen no querer saber nada de nosotros y nos desesperamos porque sentimos que no se dejan sentir y además, se resisten a cumplir las normas y a funcionar con unos mínimos, incluso en estas situaciones tan delicadas, como digo, no dejéis de mostrar vuestra incondicionalidad y vuestro acompañamiento. No dejéis de transmitirlo (sin invadir, claro está) Se cierra en su cuarto y no quiere hablar, sí, pero podemos validar el sentimiento que está detrás de la conducta de encerrarse: “Siento que necesitas estar sola, lo comprendo. Yo estoy aquí y estoy dispuesta a escucharte cuando estés preparada” Esta disponibilidad del educador o del padre o la madre es lo que a larga hará que se sientan comprendidos y se abran a la palabra. Recuerdo siempre lo que me dijo, no hace mucho, una chica adoptada de 26 años que viene conmigo a terapia: “Había días que sólo quería encerrarme en mi cuarto y no quería saber nada de nadie. Odiaba a mi madre adoptiva. Pero a pesar de que le decía de todo, saber que ella respondía con calma diciéndome que lo sentía y que estaría conmigo pasara lo que pasara, no sé, me daban seguridad. Los adoptados pasamos por momentos muy malos en la vida en relación a asumir nuestra historia, y eso se refleja en la conducta. Yo a los padres o familias adoptivas les diría que jamás le digan al niño al joven que tiran la toalla” Creo que nos da unas claves importantes.

Por eso, pese a todo, nosotros hemos de seguir con nuestra labor de reconstruir en el niño esa comunicación emocional y esa sintonización afectiva de la que carecieron. Aunque sea difícil. Y a los padres y madres que vais a ser familia por adopción, os aconsejaría que a este trabajo de relación con el niño le dediquéis atención prioritaria desde el primer momento que llegan a la familia. Recordad que hemos de alimentar su corazón si queremos que crezca su mente.

Sintonización afectiva con el niño según su nivel de desarrollo

Primera infancia

Los niños más pequeños van aumentando su capacidad para usar el lenguaje como medio de comunicación. Sin embargo, aunque ellos se van haciendo más eficientes en comunicar sus deseos y necesidades mediante palabras (por ejemplo, “quiero ese juguete” ; “me gustan las galletas”), los sentimientos continúan siendo comunicados de manera principal mediante las conductas y los estados físicos (por ejemplo, molestias de estómago como señal de que pueden sentir ansiedad)

En la medida en que los niños se hacen más sofisticados en el uso del lenguaje, los adultos pueden sobreestimar sus habilidades de razonamiento así como su capacidad para usar el lenguaje para comunicar estados internos. Por lo tanto, es particularmente importante para los cuidadores comprender donde se sitúa su niño a nivel de desarrollo y tratar de usar las conductas de éste como claves para saber qué sienten (para ello, ver el post de la pasada semana, la parte III de esta serie)

Mediana infancia

Los niños en esta etapa aumentan la capacidad de estar en sintonía con las expresiones del cuidador y con sus estados emocionales. Esto puede ser positivo para comenzar a construir la empatía y la toma de perspectiva, pero los niños traumatizados encuentran escollos en esta tarea por la hipervigilacia que la traumatización conlleva. Así pues, hemos de tener paciencia.

El periodo de la escuela primaria es una etapa en la que se llega a la cima en cuanto a la expresión de los sentimientos mediante síntomas como dolores de cabeza y estómago. Es muy típico en estas edades que el niño muestre su malestar emocional mediante dolores. Los cuidadores deberían prestar atención a los signos que el cuerpo del niño pueda estar comunicando en cuanto a su estado emocional.

Adolescencia

Aunque los cuidadores a menudo quieren saber más acerca de los niños, éstos son adolescentes y durante este periodo delicado quieren muchas veces comunicar menos. Algunas de las conductas negativas, emociones e interacciones que emergen en este periodo pueden, incluso, ser reconceptualizadas como esfuerzos del joven por su individuación y separación.

Los adolescentes a menudo tienen sentimientos ambivalentes acerca de sus necesidades para ser cuidados frente a su deseo de independencia. Debido a esta ambivalencia, es importante que los cuidadores provean al joven de oportunidades de conexión pero a la vez respeten sus deseos de distancia y retraimiento.

Una parte importantísima de la sintonización a esta edad es respetar la privacidad. Las familias y los adultos suelen ser, a veces, invasivos invocando la necesidad de saber y proteger. Pero no se puede ni se debe de violar esta necesidad y este derecho a la privacidad. Si nos cargamos esto, la confianza con el joven se romperá y se cerrará aún más.

Pasos para apoyar la modulación en el niño

Tal y como nos proponen las autoras Blaustein y Kinniburgh:

Mantente sintonizado y… no te quites el “sombrero de detective de emociones”: Sé consciente de los cambios en los sentimientos del niño. Si no estás seguro de qué está sintiendo el niño, fíjate en su energía. ¿Es alta o baja? ¿hipoactivada o hiperactivada? Recuerda las notas que ofrecimos en este sentido en el post de la pasada semana.

Mantente centrado: Comprueba como cuidador dentro de ti mismo cómo te sientes. Mira tu cuerpo. Usa las habilidades de gestión de las propias emociones. Incluso si las cosas se ponen muy mal con el niño, por lo menos podremos mantenernos nosotros mismos bajo control.

Preguntarse: ¿Cómo está la energía del niño? ¿Necesita bajar o subir?

Ayúdale a usar la modulación: Cuando un niño está muy desregulado, es vital para él usar las claves que le conducen a la modulación. Y el adulto le puede ayudar si se fija en lo que está viendo, en lo que el niño hace (energía) Por ejemplo: “Puedo ver que tu energía sube hacia arriba, veamos si la podemos bajar un poco, así que lo mejor es que paremos ahora y hablemos un poco más tarde” Otro ejemplo: “Estamos enfadándonos, vamos a ver qué pasa si nos bajamos un poco (normalmente el adulto se “sube” con el niño) Vamos a hacer la señal del baloncesto” (las manos en cruz, que indica “tiempo muerto” o “tiempo para calmarse”, como yo le suelo llamar): “Cojamos una buena bocanada de aire y ahora seguro que nos damos cuenta que algo ha cambiado” “¿Qué has notado tú?”

Los adultos hemos de ser, ante todo, modelos de autocontrol, esto es muy importante. Aprenden de lo que ven en nosotros.

La semana próxima haremos una parada en el camino de esta serie de post y nos centraremos en hablar de otro libro que merece nuestra atención: “El cerebro del niño”, de Siegel.

Cuidarse / Zaindu

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante. ¡Gracias!
Maria

Anónimo dijo...

Buenos dias Jose Luís : me he visto reflejada en tu última entrada, hablabas de mi hija....soy Lucia. Ella está cada vez peor emocionálmente. Está reclamando mi atención de la manera que puede, pero también la más retorcida. Roba mucho en casa , entra y sale cuando quiere, la tengo que buscar por la noche, incluso con la policia. Está violenta, hostil, retante, etc. Aún así yo siempre incondicional....le digo que estoy y estaré siempre a su lado. Que cuente conmigo, pero también le digo que está pasando los límites establecidos y eso le hace daño sin darse cuenta a ella y a su hermana y a mí. Su respuesta: "te jodes, no haberme adoptado".
Yo empiezo terapia esta semana para poder seguir luchando y afrontando todo lo que venga, aunque tengo mucho miedo a las conductas de riesgo de ella. Un abrazo : Lucia

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Espero que la terapia te ayude a fortalerte y a poder afrontar este periodo tan doloroso por el que pasa tu hija y vosotras. Un abrazo!

Anónimo dijo...

Hola José Luis

¿Qué estrategias podemos utilizar con niños que roban? Tengo un niño que fue golpeado por su mamá y abuela, es muy inteligente en matemáticas, se niega a aprender a leer, y roba cosas de sus maestros y compañeros, no acepta que se equivoca y menos que toma cosas de otros. ¿Cómo lo podemos ayudar además de la terapia? Un abrazo
Lily

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Cada niño es un mundo. Sin conocerle no puedo orientar el caso. Por otro lado, no es misión de este blog ser un servicio de consultas. El problema de vuestro hijo debe ser trabajado en la terapia. Os recomiendo que leáis la entrada que sobre este tema escribí en el blog hace un tiempo. Saludos.

http://www.buenostratos.com/2008/06/conducta-de-robo-y-carencias-tempranas.html?m=1