lunes, 11 de julio de 2011

El continuo de respuesta al trauma

Hay algunos niños que responden al trauma de los malos tratos o el abuso de una manera hiperactivada y otros de una manera hipoactivada.

Elena –nombre inventado- es una niña activa, movida, inquieta. Le encanta jugar y hacer cantidad de actividades variadas. Tan pronto como oye que puede participar en una actividad de verano (como por ejemplo, pintar con sprays en la pared) se entusiasma y le pide e insiste a su madre para que le apunte. La madre, viendo que es algo que a la niña le atrae, accede. Pero Elena, pasada la segunda sesión de pintura, lo quiere dejar. Necesita continuos cambios de estimulación. Pasado un tiempo y tras la habituación, ya no persevera en la actividad y le pide a la madre que le apunte a otra cosa: hacer surf. La madre no entiende y le dice que ha de acabar lo que empieza, que así no puede ser. Pero Elena se enfada y coge una fuerte rabieta. Elena quiere hacer las cosas a su manera y hay que hacer lo que ella quiera en cada momento. Necesita tener el control. Cuando su madre le frustra porque no es posible, entonces se enfada, protesta, grita… A veces, cuando la madre le plantea un plan para el domingo, Elena se niega diciendo que no lo va a hacer. Se opone a ello. Por mucho que la madre lo intente -le razone y trate de convencerle-, ella mantiene el “no” Suelen terminar peleándose y la madre ha de obligarle por la fuerza. Con los compañeros, Elena está bien integrada aunque llama excesivamente la atención. Ella quiere destacar en todo y ser la primera y la mejor. Elena vivió en una familia durante seis años en los que era maltratada físicamente, sus necesidades emocionales no fueron satisfechas y tuvo que sufrir la violencia entre sus padres. La abuela se solía ocupar de ella pero -como ya era muy movida como respuesta al trauma-, aquélla solía castigarla físicamente. Después, pasó a un centro de acogida en el que estuvo un año. Fue adoptada por su madre, posteriormente.

Elena es una niña que -probablemente- recibiría el diagnóstico de hiperactividad y trastorno de conducta oposicionista. Si no se tiene en cuenta o no se hace una lectura de sus problemas emocionales y del comportamiento desde la óptica del apego y, en este caso, del trauma, estamos obviando cómo las experiencias tempranas influyeron en la constitución y funcionamiento de su cerebro para formar su mente y, en suma, su ser. Como dice Siegel, el triángulo es: experiencias (relaciones)+mente+cerebro . Nos quedaríamos –sin negar que pudiera recibir estos diagnósticos categoriales- sólo con la manifestación externa de sus problemas (hiperactividad) Elena es una niña que se denomina externalizadora con tendencia a responder al trauma con hiperactivación.

Marta -otro nombre inventado- es una niña callada, reservada y que no comunica sus estados emocionales. Se muestra distante y silenciosa con quien no conoce. Aunque en su casa, con su madre adoptiva, es comunicativa, juguetona y zalamera. Le encanta jugar. Aunque tiene doce años, su perfil madurativo corresponde más al de una niña de cinco. Cuando ha de estudiar y algo no entiende, o el profesor le pregunta por qué no ha traído los deberes, Marta se desconecta. Se queda callada y la mirada como perdida en el vacío, como si no estuviera más que de cuerpo y no personalmente. Esta respuesta de bloqueo -o más bien de tipo disociativo- la utiliza siempre que no sabe cómo manejar un conflicto, problema o dificultad y también cuando le piden que hable de sus estados internos o comunique verbalmente con los compañeros. Como su hemisferio derecho -responsable del sistema de apego y de relaciones- no fue estimulado debido al abandono, durante más de seis años, en un centro de acogida con cuidados de muy baja calidad y pautas de crianza maltratante, no conoce ni regula sus emociones ni las de los demás. No puede reconocerlas, ser consciente de ellas y expresarlas. Esto menoscaba su socialización, pues le genera rechazo por parte de sus compañeros al ser tildada de rara. Además, la respuesta de desconexión de sí misma es muy posible que estuviera asociada y que la usara como defensa cuando era encerrada en un cuarto oscuro como castigo si se portaba "mal" en el centro de acogida. Es una niña que encaja en la descripción internalizadora y con tendencia a responder al trauma con hipoactivación.

Ziegler (2002) refiriéndose al autor Bruce Perry llama a esto “el hiperarousal-disociativo continuum” "Realmente es mejor denominarlo como respuestas al trauma más que como tipos de niños. Porque algunos niños mostrarán ambas tendencias en diferentes momentos. Existe una línea, un continuo, en el que en un extremo situaríamos al niño que responde al trauma con hiperactivación y conductas externalizantes (agresividad, oposición…) y en el otro extremo situaríamos al niño que responde al trauma con hipoactivación y conductas internalizantes (disociación)" En nuestros casos: en un extremo Elena, en el otro Marta.

Ziegler (2002) nos dice en su magnífico libro Traumatic experience and the brain: "El niño hiperactivado se mueve de la vigilancia a la resistencia, que empieza con el modo de lucha. La resistencia le mueve rápidamente a desafiar y culmina en agresión. La gente que trabaja con niños abusados aprende pronto esta progresión. En el momento que el niño siente que usted le quiere controlar, con independencia de que él esté interesado en el resultado final o no, él simplemente no querrá coincidir con nuestra agenda de trabajo. Él ha aprendido que lo mejor es resistirse o si no, será abusado". En nuestro primer caso, en el momento que Elena siente que su madre le quiere controlar obligándola a ir a un plan de domingo que teme por algún motivo inconsciente, se opone. Es una manera de protegerse o defenderse -con la respuesta que se aprendió en su momento- de la percepción que el niño tiene de que puede volver a ser dañado. “Si me resisto, no me dañarán”, es el leit motiv del niño.

"Los internalizadores caen dentro de los márgenes del continuum que linda con lo disociativo. Por muchas razones, estos niños son mucho más difíciles de tratar en la terapia. Ellos son menos expresivos; ellos han elaborado el significado de los sentimientos, memorias y experiencias de internalización. Ellos, a menudo, no conectan bien con los adultos y quizá suponen más desafío para los terapeutas. Ellos dicen lo que tú quieres oír y siempre te guardan distancia". Cuando el terapeuta pregunta a Marta por un problema que tuvo en el colegio con una compañera, se desconecta. Da igual los esfuerzos que el terapeuta haga por conseguir que la niña hable. No puede. No se debe confundir esto con actitud negativa sino con imposibilidad. Lo que primero hay que trabajar con esta niña es que se haga consciente de por qué responde así y aliarse con esta defensa, que la niña sienta que le comprendemos.

Los niños con trauma de abandono y malos tratos -durante años o en periodos sensibles del desarrollo y claves para la formación del apego y las consecuencias que éste tiene para la organización cerebral-, es necesario que acudan a tratamiento psicológico donde se aborde su historia, se trate el trauma, los problemas de apego y se oriente a los padres y al profesorado. No se debe hacer una lectura exclusivamente desde los síntomas o los síndromes (TDAH, etc.) Estos síndromes, en estos casos, son siempre la expresión de un sufrimiento y la manifestación de un trauma complejo que lleva tiempo –aunque no es imposible- tratar y mejorar. Ello no quiere decir que no se beneficien de un tratamiento farmacológico. Hay casos en los que puede ser necesario. Pero no lo único a hacer, ni mucho menos.

En este mismo blog tenéis varias entradas en la etiqueta trauma donde podéis encontrar orientaciones para trabajar con niños traumatizados. En concreto, hay unas pautas propuestas por el mismo Perry que son muy útiles.

Otras orientaciones que Ziegler (2002) nos propone son las siguientes:

Anime al niño a explorar todas las áreas de la memoria sensorial: vista, sonidos, olores, tacto y gusto. Lo que no recuerde con palabras lo podrá recordar de otros modos.

“Usa tus palabras”, es una buena intervención para los niños que van adquiriendo una mayor capacidad para expresar con palabras sus experiencias.

Enseñe al niño a comprender mejor sus estados internos corporales. La conciencia del cuerpo es uno de los pasos para conseguir autorregulación y aumentar la misma.

Explore si el niño tiene práctica básica en reflexionar sobre eventos y respuestas. Hay que moverle de un nivel de sentir las experiencias a otro que es pensarlas.

Construyan un mensaje visual de seguridad en casa. Esto puede ser un dibujo que reconforte al niño, o un ángel de la guarda escogido por el menor o un muñeco o peluche…

¿Ha descrito dónde se siente el niño seguro y no en peligro, y dónde siente que está?

Aumente el número de horas que el niño dedica al juego.

Incremente la fantasía positiva en el mundo del niño leyéndole historias.

Sea consciente del daño interno que ocurre cuando el niño interioriza su dolor.

Intente dar al niño algún poder y opciones dentro del proceso educativo. LA MANIPULACIÓN PERCIBIDA NORMALMENTE TRAERÁ UNA INMEDIATA RESISTENCIA. Así pues, por ejemplo, podemos decir: “¿Qué plan hacemos para el domingo: al cine o al centro comercial?” Dele opciones dentro de lo posible y evite la rigidez normativa y el pensar “éste a mí no me domina”, pues no es una lucha de poder o un deseo de quedar por encima ni una mala actitud del niño sino una defensa (tener el control) que le fue útil para sobrevivir, que irá disminuyendo en la medida que el niño confíe en el adulto y pueda entonces cederle el control. Los padres rígidos e inflexibles o que se ponen alterados o nerviosos ante los plantes de los niños, agravan el problema.

ZIEGLER, D. (2002) Traumatic experience and the brain. Phoenix: Arizona Acacia Publishing.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Jose Luis...puede que un niño muestre los dos aspectos, dependiendo de las circunstancias a las que se enfrente...
Mi hijo...muestra esa actitud de ausencia cuando está fuera de su zona de control...en un lugar que desconoce y con desconocidos...El nunca mira a los ojos de las personas que no conoce y está "out" cuando nos encontramos con desconocidos para él o con gente con la que no tiene relación...Es como si no estuviera...mira de soslayo, sin mirar...y deja de ser él...
Luego en casa, aunque, vamos controlando, muchas veces es un potro desbocado...Muy movido...Le cuesta obedecer, algunas veces, aunque nuestra tenacidaz va educando esos comportamientos alocados y de "ir a su bola"...
Aún le cuesta entender que alguna de sus acciones son perjudiciales para los demás porque son dañinas físicamente...Tiene 3 años y...ya conoces su especialidad, porque llegó sordo profundo sin detectar con 14 meses...aislado y, creo (estoy segura), que muy maltratado emocional y sentimentalmente...
Qué teoría de educación debo seguir??? Estoy en contacto con el servicio de postadopción, pero, te ven cada dos meses y...tampoco te dan remedios concretos...No sé si lo estamos haciendo totalmente bien...Aunque todo apunta a que sí, que el camino que hemos cogido no es demasiado malo, por los resultados...siempre tienes dudas...Me gustaría tener una técnica concreta...
Algún consejo, libros...
Mei

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola Mei: teniendo en cuenta el nivel de daño que el niño tiene, y como dices, "por los resultados", estoy seguro de que vais por el camino correcto. Remedios y recetas no hay. Como suelo escribir en mi blog, es un camino que el niño debe ir haciendo, de acompañamiento con adultos sensibles, cariñosos pero a la par firmes, para que éste consiga desarrollar nuevos patrones de apego y nuevas pautas conductuales. Paciencia y perseverancia. No hay que olvidar (como muy bien lo señalas tú) que además tuvo una sordera profunda. Esto unido al maltrato, casi nada.Tu hijo es un héroe, como muchos niños y niñas anónimos. Así que es esperable que sea un niño hiperactivado porque su forma de comunicación con el exterior tuvo que ser motriz a la fuerza. Y más hipoactivado con los desconocidos porque es su defensa ante la incertidumbre y la inseguridad de no saber qué le pueden hacer (si fue maltratado, es normal que no se fíe ni de su sombra...) Todo esto irá mejorando mucho con el tiempo. Pero necesitan un recorrido madurativo más largo y probablemente con más acompañamiento. Y seguro que ha mejorado mucho en relación a cómo vino (apostaría por ello) Ánimo y un abrazo, José Luis

Elena dijo...

Hola Jose Luis. De nuevo una entrada estupenda, felicidades.
Creo que nuestro hijo va más hacia la hiperactividad. Teniendo seis años recién cumplidos le dijeron que podía ser un TDHA y quisieron medicarlo, tan solo con un test que le hicieron. Soy médico, y no estuve de acuerdo así que removí el tema y vi más conveniente que fuera a terapia con una psicóloga especializada en adopción y que entendiese la falta de estímulos tempranos, una posible alteración en la integración sensorial de los estímulos y una respuesta al trauma.
Ha mejorado mucho, pero lo que más me duele es el tema de la autoestima. Es un niño listo y sabe perfectamente que no es muy hábil precisamente y que le cuesta hacer las cosas del cole hasta el final y terminarlas. Se sigue comparando mucho con los niños y sobre todo con su mejor amiguito. Hoy mismo, tras ir a natación, lo he visto muy serio y enfadado, y con actitudes de genio (puño en alto, hacer como que se pega aunque no lo hace)..., y cuando ya se ha ido el amigo y le he preguntado qué le pasaba, me dice llorando que es que "a fulanito le sale todo bien", como una forma de decirme que a él no le sale casi nada bien. Y se me cae el alma a los pies. ¿Qué haces entonces?, sí, le digo que a unos se les da mejor una cosa que otra, le recuerdo las cosas que antes no hacía y ahora sí, pero creo que se sigue sintiendo torpe e inferior, y que no le sale nada bien.
Es duro no sentirse implicado porque es tu hijo, pero por otro lado no lo puedes ayudar si tú también te sientes mal. es como si un ciego ayudara a otro ciego, pero es difícil no implicarse. Un abrazo.

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola Elena: Cuando hablas de tu hijo, me ha venido a la mente el cuento "El punto", que yo lo he utilizado con niños que se sienten inferiores y que creen que no saben hacer las cosas como los demás o que ellos no tienen nada en lo que destacar. Creo que a tu hijo le vendría bien leerlo para descubrir que hasta lo más insignificante que podamos hacer puede llegar a ser grande. Te dejo este enlace donde lo puedes mirar, aunque no hay nada como un cuento leído en las manos con el niño al lado (o con el joven) Yo los cuentos se los leo a los adolescentes también. Este tipo de metáforas que contienen los cuentos tienen un poder sanador impresionante.

http://escuelaprimaria140.blogspot.com/2011/06/cuento-el-punto.html

Un abrazo,

José Luis

Mei dijo...

Tengo dos tomos de cuentos que compré cuando aún no era madre pero sí tía y prima mayor, y cuando creí que mi destino sería ser maestra...algo que no ocurrió...y que utilizo con mi hija...de 6 años...Estoy en el curro, cuando llegue a casa os los colgaré en el enlace de mi blog...son cuentos con moralejas de este tipo, para potenciar los sentimientos de los niños y reconocerse en ellos...al final de cada historia tiene un cuestionario sobre el cuento y con preguntas directas para el destinatario del mismo...yo siempre añado nuevas preguntas y así podemos, cada noche, hablar de lo que está dentro de mi niña...Es un momento estupendo y de grandes averiguaciones...

Mei dijo...

Por cierto, Jose Luis...gracias por tus indicaciones tan esperanzadoras y positivas...me das grandes ánimos...!!
Ya veremos cómo va evolucionando mi niño...!!
La dirección de mi blog para lo de los cuentos, antes se me olvidó ponerla...

http://hongmihijo.blogspot.com/

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Hola Mei: Me interesa mucho ese material de cuentos, así que espero con interés ese enlace. Gracias, José Luis

Anónimo dijo...

Hola José Luis

El tema es una gran aportación a quienes trabajamos en esta área, debo confesarte que estoy tomando los temas que trabajas para compartirlos en las juntas de trabajo, claro, con las debidas referencias.
¿tienes otros libros o e book de tu autoría? a la fecha solo adquirí el de Guía para el apoyo educativo, el cual esttoy complementando con la sugerencia que hiciste de "el apego en el aula".
Un abrazo, María

José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo dijo...

Para mí es una satisfacción que lo que propongo y planteo a nivel teórico-práctico os sea útil para vuestro trabajo.

Para otoño publico un nuevo libro (del cual soy co-autor) del que os hablaré durante septiembre-octubre con detenimiento. Aunque centrado en el ámbito de la adopción, sus principios y pautas prácticas pueden aplicarse a otros ámbitos de la infancia igualmente. Precisamente, en un post que publico la semana que viene, tengo intención de pre-anunciar el libro y hablar del mismo. Saludos cordiales y gracias, José Luis