lunes, 21 de septiembre de 2020

Post 1: La traumaterapia sistémica: un paradigma integrador, por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan / Post 2: Un ejemplo de técnica utilizada en la traumaterapia (¡pero cuidado con confundir la técnica con el modelo!), por José Luis Gonzalo

Diploma de postgrado en 

Traumaterapia Sistémica Infanto-juvenil

 

13ª Promoción Apega 13 Barcelona 2020-2022

7ª Promoción Apega 7 Donostia 2020-2022

2ª Promoción Apega 2 Madrid 2020-2022


 

Inscripciones:
http://www.traumaterapiayresiliencia.com

 

 

La traumaterapia sistémica: un paradigma integrador, por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan 

Nuestros conocimientos se han nutrido de múltiples aportaciones de las investigaciones relacionadas con el apego, la psicología del trauma, la psicología del desarrollo, los estadios de auto-organización; todo esto teniendo como cimientos los aportes de la neurociencia relacional que ha revolucionado el conocimiento del funcionamiento del cerebro y la mente humana.

Los aportes de las investigaciones de la nueva disciplina conocida como epigenética y la biología molecular nos han dado los últimos regalos, pues han permitido validar nuestras hipótesis en la medida que lo que se está descubriendo confirma muchos de los fundamentos de nuestro enfoque. 

Estos aportes unidos a un trabajo sistematizado de nuestras observaciones clínicas, dieron origen a lo que denominamos la pauta de evaluación comprensiva del sufrimiento infantil (PEC) que pretende englobar los aspectos más relevantes del impacto del daño en los niños, niñas y adolescentes. En este sentido, esta pauta es la base en la que sustentamos nuestro modelo de intervención: la traumaterapia infanto-juvenil sistémica cuyo fundamento es nuestro paradigma de los Buenos tratos a la infancia.  Cuando los malos tratos son intrafamiliares, nuestra metodología considera fundamental la evaluación de las competencias parentales y la resiliencia parental. En este sentido, la promoción de la resiliencia infantil, familiar y parental es una finalidad transversal de todas nuestras intervenciones terapéuticas.

Nuestras prácticas profesionales nos han permitido ofrecer nuestro apoyo terapéutico a muchos niños, niñas y adolescentes afectados por diferentes contextos de violencia y negligencia. Conocemos sus dolores causados por los malos tratos en sus familias, pero también por las instituciones, incluso aquellas destinadas a la protección. También hemos ido aprendiendo a brindar apoyo terapéutico a cientos de chicos y chicas afectados por la violencia de las guerras, del exilio, así como de la indolencia de los gobernantes de los países ricos que les niegan refugio y solidaridad. Estos chicos y chicas nos han mostrado sus heridas, pero también sus capacidades resilientes, así como el valor de sus madres y padres por llevarles a lugares más seguros y salvarles de la muerte. También estamos aplicando desde hace más de 10 años, nuestra metodología de traumaterapia para tratar los traumas tempranos de hijos e hijas adoptadas en diferentes regiones del mundo. 

La traumaterapia nace desde su inicio en nuestro trabajo terapéutico con los niños y adolescentes. La aplicación de su principio neurosecuencial (Perry, 2017)), así como de sus fundamentos epistemológicos, nos ha permitido irla adaptando a los pacientes adultos afectados en el presente por traumas consecuencia de la tortura, de la guerra, el exilio, y la violencia conyugal machista. Traumas que muchas veces se acumulan a los otros vividos durante la infancia.

Equipo del Postgrado de traumaterapia

En nuestro Diplomado compartimos y enseñamos a profesionales de la infancia provenientes de comunidades de todo el Estado Español, así como de nuestro país de origen, Chile. Nuestra metodología terapéutica está basada en una lectura sistémica del sufrimiento infantil y en un paradigma integrador cuyos principales dominios son el apego, el trauma, el desarrollo, las competencias parentales y la resiliencia.

Compartimos con los participantes, que el modelo de traumaterapia sistémica consiste en animar un proceso terapéutico que prioriza una intervención individual sistémica organizada en tres bloques de trabajo que se sustentan en una base conformada por  un trabajo de apoyo,  acompañamiento y promoción de las competencias parentales del referente, co-terapeuta en este modelo (educadores de centros de acogida, padres acogedores, o adoptivos) Por tanto, el apego, la respuesta sintonizada y las respuestas o o intervenciones coherentes y consistentes de éste hacia el niño/a son los elementos claves a trabajar. 

Como hemos mencionado, este modelo de TRAUMATERAPIA INFANTO JUVENIL SISTÉMICA está compuesto por tres bloques: Bloque I, cuya finalidad es la Sintonización y autorregulación; Bloque II para facilitar el Empoderamiento y Bloque III, para acompañar la Reintegración Resiliente de las experiencias traumáticas. Abordar una descripción detallada de estos tres bloques escapa a la finalidad de este prólogo. Aprovechando que el autor aborda estos contenidos de manera dinámica e ilustrativa, nos limitaremos a enumerarlos insistiendo en sus fundamentos.

El bloque I tiene como finalidad lograr que los niños o adolescentes conozcan una relación comparable a la que una madre suficientemente competente ofrece a sus crías, para lograr en ellos una experiencia de apego seguro. El desafío es grande porque en la mayoría de los casos, las experiencias traumáticas complejas, acumulativas y tempranas han obligado a los niños o jóvenes a desarrollar modelos de apegos inseguros o desorganizados, que son la manifestación del temor y la desconfianza a las relaciones con los adultos. Por lo tanto, para lograr la finalidad de este bloque las interacciones comunicativas de los terapeutas tienen que ser afectivas, empáticas (sintonizadas y resonantes) y mentalizadoras. Esto, para favorecer la capacidad del niño, niña o adolescente a autorregular sus estados internos, seriamente desregulados como consecuencia de la desorganización de sus estados mentales por el sufrimiento, el dolor y las respuestas de estrés a estresores mórbidos muchas veces impensables.

El conocer y aplicar en nuestras prácticas, la técnica de la caja de arena, descubrimos un instrumento muy útil para lograr la finalidad del Bloque I, porque su aplicación permite que el niño, niña o adolescente desarrolle o refuerce su capacidad de auto observación, con menos resistencia. Esto le puede permitir conocer mejor sus estados internos, logrando paulatinamente identificar, expresar y modular sus emociones. La técnica de la caja de arena en la traumaterapia permite reforzar una comunicación afectiva, empática y mentalizadora entre el terapeuta y los niños, niñas y adolescentes y por ende ayudarles a acercarse poco a poco a la experiencia de apego seguro.


Portada del libro "La armonía relacional" donde se
explica cómo trabajar con la técnica de la caja de arena
desde el modelo de Traumaterapia de Barudy y Dantagnan

El bloque II tiene como finalidad el empoderamiento y la participación activa de los niños o jóvenes en el proceso terapéutico. Ayudarles en esto es fundamental, porque como afirmamos a menudo, la esencia del trauma es la sensación de absoluta impotencia y contrarrestar esto sólo nos queda seguir el camino del empoderamiento. 

Lo creado en nuestra practica y lo propuesto por numerosos y numerosas otras autores nos ha inspirado, para aportar a este bloque numerosas técnicas que tienen como objetivo el devolver a los y a las afectadas el poder de dirigir sus vidas, arrebatado por los adultos que les han maltratado y abusado.

El bloque III tiene como objetivo la Reintegración resiliente de los contenidos de las experiencias traumáticas, con el fin de facilitar una integración nueva, diferente de estas vivencias en la biografía. Resignificar lo vivido, les permite poder utilizar el máximo de sus energías y recursos para superar el impacto del daño, pero, además, motiva a no repetir lo que les ha ocurrido en sus relaciones interpersonales presentes o futuras, por ejemplo, con sus hijos, en su vida de pareja u otras relaciones. La resignificación de la causa y de los efectos de las experiencias traumáticas abre la puerta al fenómeno extraordinario de la resiliencia.

Un ejemplo de técnica utilizada en la traumaterapia (¡sin confundir la técnica con el modelo!), por José Luis Gonzalo

Te invitamos, al final de la página, a conocer una técnica de la traumaterapia. Te la puedes descargar, pero ¡ANTES!, lee este texto por favor

Como ya han referidos sus creadores Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, la metodología de la traumaterapia considera imprescindible asentar las intervenciones terapéuticas en lo que llamamos LA BASE, la cual la constituyen los padres o personas responsables del cuidado del niño o joven, quienes han de presentar suficiente competencia parental y resiliencia para proteger y satisfacer adecuadamente las necesidades de los menores, así como para apoyar y participar en el proceso psicoterapéutico. Del mismo modo, el trabajo multidisciplinar con los diversos profesionales o personas significativas de la vida del menor, lo que denominamos el CONTEXTO (tutor escolar, psiquiatra, educadores de calle, trabajadores sociales…) es otro componente fundamental de la traumaterapia. 

Durante la formación del Postgrado, se aprende cómo los pilares fundamentales (paradigma de los buenos tratos, competencias parentales, apego, trauma y desarrollo) sobre los que se asienta la intervención psicoterapéutica en el modelo de tres bloques, parten de la premisa de que es imprescindible evaluar las competencias parentales y el contexto del menor de edad (en qué medida este último mantiene, amplifica o amortigua las conductas y síntomas que este presente) No nos planteamos nunca la intervención sin la participación de los referentes en el proceso terapéutico. 

Foto: Contact Center Hub

Antes de comenzar la traumaterapia en sala, valoramos también la aptitud psicoterapéutica del niño o joven, es decir, en qué medida está PREPARADO y/o es momento para que se implique en una traumaterapia en sala de valientes (así le llamamos al set terapéutico, es una manera de honrar a los chicos y chicas). A veces las derivaciones se pueden forzar o presionar, sutilmente, cuando realmente no es el tiempo del chico o chica; o, aún peor, este no está preparado (por ejemplo, presenta conductas de riesgo que requieren de la adopción de otras medidas terapéuticas... previas a comenzar la traumaterapia) Otras veces requiere de contextos educativos y personas que puedan darle la contención que necesita para poder implicarse y sentirse seguro durante la aplicación de la traumaterapia en sala. Por ello, esta implica no sólo la evaluación y la aplicación de técnicas psicoterapéuticas (incluso me parece que esto, por sí solo, sin otras consideraciones, es inadecuado e incluso contraproducente, pues el psicólogo no es una mero transmisor de una caja de herramientas; en mi opinión, hoy en día hay una tendencia a proponer cursos de técnicas, pero se descuida en la formación, a mi entender, la necesaria valoración del CONTEXTO y LA BASE en la que convive esa persona menor de edad. Esto no se suele incluir en la publicidad de las formaciones, dando un tanto la impresión de la técnica como algo omnipotente) para -y con- nuestros jóvenes pacientes en el espacio/tiempo de sala de psicoterapia, sino que, de manera secuencial o simultánea el trabajo con dicha BASE. A veces, dependiendo de los resultados de la evaluación de esta BASE, hay que dirigir la intervención a trabajar con la misma (por ejemplo, competencias parentales) Por otro lado, las técnicas deben fundamentarse en un paradigma de psicoterapia integrador y comprensivo, donde la visión sistémica es fundamental.

Cuando las técnicas son conceptualizadas de este modo, en mi opinión es cuando son adecuadas y funcionan positivamente, produciendo -en combinación con otras intervenciones que contempla la traumaterapia-, cambios beneficiosos en el niño o joven.  De este modo, técnicas para ayudar al niño a expresar verbalmente su mundo interno, como, por ejemplo, las constelaciones afectivas, tienen todo su sentido. Es una técnica de la traumaterapia que usamos en el bloque 1, para trabajar el objetivo 6.

Lo que me parece, en mi opinión, más diferencial, considerado y característico de la formación en el Postgrado de Traumaterapia de Barudy y Dantagnan es, además de lo coherente e integradora de su propuesta, este RESPETO total por la persona que es un menor de edad. Un modelo de psicoterapia que se plantea el conocimiento profundo de la personita que tenemos delante y de la necesidad de contar con la insustituible BASE (derecho de todo menor) y un contexto propicio para poder embarcarse en una psicoterapia (visión sistémica) La traumaterapia ve a la persona del niño y no le somete a prácticas y técnicas terapéuticas sin antes evaluar y hacerse relevantes preguntas sobre la competencia de las personas que le cuidan, el lugar donde vive (la seguridad es fundamental), con quienes se relaciona y su estado psicológico para poder implicarse en un tratamiento que, si se dan las condiciones, puede ser maravillosamente beneficioso y contribuir a la sanción del trauma de los malos tratos. Pero el profesional psicoterapeuta es un miembro más de un todo cuya capacidad para motivar y conseguir el cambio terapéutico deseado -y aumentar el bienestar de sus jóvenes pacientes- sólo puede conseguirse con el apoyo y la participación de una poderosa red de relaciones (Perry, 2017) No existe el psicoterapeuta super star y su omnipotencia desaparece porque, sencillamente, nunca existió.

Además, para hacer el trabajo terapéutico sobre todo en trauma -donde hay que ayudar en la reconstrucción del relato y la integración del mismo en el cerebro-, hemos de tener muy en cuenta las aportaciones de Muller en su magnífico libro "El trauma y la lucha por abrirse" -antes otros autores han incidido en lo mismo-, referidos a la seguridad en la relación terapéutica. Es necesario comprender muy bien porqué el paciente tiene bloqueos, construye relatos en los que se autoengaña -para paliar el dolor-, la complejidad de las relaciones transferenciales y contratransferenciales.... algo demasiado extenso para abordarlo hoy, pero que motivarán un nuevo post (en preparación). Pero sí lo deja suficientemente claro como para darnos cuenta de que no podemos reducirlo todo a la técnica terapéutica... Esto es un error. Creer que técnica de la caja de arena, los protocolos de EMDR, trabajo con animales, dibujo, juego... por sí solos es hacer psicoterapia, en mi opinión, es un craso error.  

Con estas salvedades, a continuación os comparto con el permiso obtenido por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, la técnica de las constelaciones afectivas (me parece positivo que podáis conocer una muestra, pero a la par que sepáis el lugar que le damos a las técnicas). Esta es solo una de las muchas que se aprenden en la formación (todas referenciadas en cuanto a su autoría). Tened siempre presente estas consideraciones que nos hemos hecho. Una técnica no es algo neutro e inocuo. Cada cual debe valorar su competencia para usarla así como el dónde, el cuándo, el cómo, el con quién y el para qué. Delante tenemos un menor (sujeto de derechos). Ser psicoterapeuta no es la técnica por la técnica ni el uso de protocolos sin más, a ver cuál me funciona. 

Descargar técnica de las constelaciones afectivas


En el libro La fiesta mágica y realista de la resiliencia infantil de Barudy y Dantagnan hay una selección de técnicas que se aprenden en el Postgrado de traumaterapia, por si queréis conocer más.

REFERENCIAS

Perry, B. y Szalavitz, M. (2017). El chico al que criaron como perro y otras historias del cuaderno de un psiquiatra infantil. Madrid: Capitán Swing Libros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario