lunes, 2 de octubre de 2017

Prólogo del libro "La armonía relacional. Aplicaciones de la caja de arena a la traumaterapia", el cual se presenta este sábado día 7 de octubre de 2017 en el marco de las III Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil en San Sebastián-Donostia.

Esta semana, el jueves concretamente, celebramos las III Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil. Me siento emocionado, feliz, como en una nube. Primero, porque por tercera vez nos reunimos en unas jornadas –abiertas a todos/as- para aprender sobre los temas que nos apasionan y nos ayudan a comprender a los niños y por qué éstos se comportan del modo en el que lo hacen, esta vez abordando cuestiones actuales y que nos preocupan: el trastorno del apego, el maltrato institucional y las aportaciones de la teoría de la mente a la parentalidad terapéutica. Segundo, porque aprovechamos para celebrar también el aniversario del blog, los ¡diez años! que llevamos publicando artículos. Con una fiesta, como merece la onomástica. Una fiesta en la que un grupo musical (he estado escuchándolos en primicia y os aseguro que tocan de maravilla) nos ofrecerá un concierto, y degustaremos pintxos y disfrutaremos informalmente del cumpleaños.

Y finalmente, me siento muy feliz porque Rafael Benito y yo presentamos, en el marco de estas jornadas, nuestro nuevo libro sobre la caja de arena titulado: “La armonía relacional. Aplicaciones de la caja de arena a la traumaterapia” Sobre este libro, su planteamiento y contenidos os hablé hace poco en un post. Os remito al mismo para que lo conozcáis más a fondo. Estoy deseando que llegue el momento en el que Rafael Benito y yo nos sentemos, junto con Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, que nos acompañarán, y tengamos un diálogo con todos/as vosotros/as sobre esta nueva obra.

Hoy quiero ofreceros el prólogo que Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan han escrito para “La armonía relacional. Aplicaciones de la caja de arena a la traumaterapia” Precisamente porque con ellos y Josefina Martínez (psicóloga del Centro Metáfora de Chile) aprendí la técnica de la caja de arena. Pensé que eran las personas y los profesionales adecuados para escribir este prólogo, que es la puerta de entrada al libro y donde se pone de relieve el sentido que este tiene y lo que ofrece. Además, en este nuevo aporte sobre la técnica de la caja de arena proponemos integrar la misma dentro del modelo de traumaterapia de Barudy y Dantagnan, desarrollándolo y explicando las metodologías de trabajo que pueden usarse. Los autores del prólogo se detienen en el mismo a explicar su modelo.



El prólogo también es la historia de cómo surgió la Traumaterapia infanto-juvenil individual sistémica, cómo germinó y fue brotando y creciendo un proyecto que hoy es una realidad en tres ciudades (Barcelona, Donostia y Málaga) del Estado y una de Chile (Viña del Mar) Y como en toda historia, Jorge y Maryorie nos cuentan en el prólogo cómo nos conocimos, nuestro encuentro y posterior relación que transformó nuestra forma de vivir y trabajar con los niños y sus familias. Les estoy muy agradecido por todo lo que he aprendido con ellos, por su generosidad y cariño hacia mi persona y la de Rafael Benito. En un momento tan entrañable como el que estoy viviendo, siento que he de testimoniar públicamente mi agradecimiento, como lo haré públicamente en el acto de presentación del libro, en San Sebastián, el día 7 de octubre.

En los próximos lunes, publicaré resúmenes de las ponencias de los profesionales invitados a las III Conversaciones, así como los vídeos que se proyecten, los cuales se subirán a mi canal de Youtube. Asimismo, publicaré en el blog la dirección web desde la cual os podréis descargar los powerpoint que usen los ponentes en sus presentaciones. También, estoy preparando un material conmemorativo del décimo aniversario que pronto será realidad y espero presentároslo en breve. Además de los posts habituales y las colaboraciones. Eso sí, os pido un poco de calma para ir preparando todo. ¡Permaneced atentos al blog! El lunes 16 de octubre, a las 9,30h, cuando ya estén cerrados todos los asuntos relativos a las III Conversaciones, publicaré el primer post con el resumen de conferencias.

Os dejo con Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan y el prólogo a la obra “La armonía relacional. Aplicaciones de la caja de arena a la traumaterapia”

Como todas las producciones humanas, este libro que su autor nos solicitó prologar, es parte de una historia. Como en todas las historias, existen múltiples personajes que constituyen la trama de ella. Nosotros somos parte de ésta, pero los personajes principales son José Luis Gonzalo, personaje principal y Rafael Benito quien le regala un magnífico capítulo a esta obra.

Nosotros, como parte de esta historia y autores del prólogo, hemos aprovechado este espacio para contarles cómo nuestras vidas se cruzaron con la de los autores y para eso comenzaremos el relato con una parte de la nuestra.

Corrían los últimos meses del año 1998 y cuando el año 2000 se anunciaba en el horizonte, recibimos de la vida un regalo hermoso y lleno de sentido, nuestras trayectorias profesionales se cruzaron en una sureña ciudad de Chile, la ciudad de Temuco, lugar lleno de significados para nosotros. Nuestro encuentro permitió el nacimiento de una pareja apegada por esos sentimientos múltiples y luminosos que conforman el amor, lo que a su vez enriqueció nuestras prácticas profesionales.

Maryorie como pedagoga, psicóloga y psicoterapeuta infantil trabajando en programas sociales en Colombia, conoció el impacto traumático de las injustas, cobardes y violentas condiciones de vida de cientos de niños y niñas colombianas. Como resultado de su práctica terapéutica con niñas y niños habitantes en entornos de pobreza y marginalidad pudo tomar consciencia cómo dichos contextos jugaban un papel fundamental en el origen del sufrimiento y los trastornos psíquicos infantiles.  Al enviudar volvió a su país de origen Chile poniendo sus conocimientos y experiencia clínica al servicio de niños y niñas residentes en un entorno parecido y afectado por diferentes tipos de malos tratos  en sus familias.

Jorge como neurosiquiatra, psiquiatra infantil y terapeuta familiar formado en Bélgica, como consecuencia de su exilio, conocía el dolor invisible de la infancia afectada por los entornos violentos producidos por los adultos como resultado de sus prácticas profesionales. Esto por su implicación profesional en programas destinados a la reparación terapéutica de las heridas infantiles provocadas por la violencia organizada -guerras, represiones políticas, persecuciones, sexistas, religiosas…- y por otra parte las provocadas por contextos de malos tratos infantiles intrafamiliares.

Nuestro encuentro permitió que rápidamente nos diéramos cuenta que coincidíamos en la necesidad de contribuir al diseño de una metodología terapéutica adaptada al sufrimiento infantil consecuencia de experiencias traumáticas producidas por los malos tratos de los adultos en el ámbito familiar, institucional y social.

De nuestras ricas conversaciones, surgió que teníamos que empeñarnos no sólo en criticar y denunciar que la mayoría de los tratamientos psicoterapéuticos para niños y niñas con problemas de salud mental, no tomaran en cuenta el sufrimiento y el daño provocados por los malos tratos de los adultos, sino que teníamos que asociarnos para investigar y proponer una metodología alternativa.

Para nosotros era evidente que la expresión del sufrimiento infanto- juvenil a través de sus trastornos, era la consecuencia del daño por acción u omisión producido por los adultos, muchos de ellos significativos; incluyendo aquellos casos invisibles que se producían en familias de clases favorecidas, muchas veces camuflados por representaciones sociales clasistas y/o concepciones educativas violentas.
    
Lo que nos parecía más preocupante, es que a nivel social y en muchas ocasiones en el medio profesional, para comprender el origen de los denominados trastornos “psicopatológicos infanto juveniles”, no se consideraban los contextos de malos tratos o de violencia en familias, escuelas, instituciones o en la sociedad- En estos contextos los adultos por incompetencia, creencias o experiencias traumáticas no resueltas maltratan, abusan y/o descuidan a los niños y niñas. Lo que nos producía más dolor eran las múltiples situaciones en las que habíamos intervenido con madres y/o padres que habiendo dañado a sus hijos como consecuencia de lo sufrido en su propia niñez, no habían sido reconocidos como afectados.

Nuestro trabajo clínico con niños y sus familias, nos permitieron revertir nuestro dolor e indignación por estas injusticias transgeneracionales en una investigación acción, del cual emerge la metodología terapéutica que denominamos la traumaterapia infanto-juvenil sistémica, mencionada y tratada ampliamente por el autor de este libro.

Esta investigación acción que iniciamos en el año 1999 consistió y consiste en aplicar la metodología de la observación participante para detectar como incidía en los niños y niñas las experiencias traumáticas a las que habían sido sometidas, poniendo el acento en una observación comprensiva y a la vez en la aplicación de instrumentos y técnicas terapéuticas coherentes a lo observado.

Nuestra observación comprensiva fue en primer lugar influenciada por lo que habíamos aprendido en nuestras respectivas formaciones, la de Maryorie , psicodinámica centrada en los aportes del paradigma del apego y la de Jorge formación psiquiátrica redefinida con los aportes de la corriente psicológica humanista (Carl Rogers) y rápidamente con los aportes de la epistemología y el paradigma sistémico, que tuvo la oportunidad de enseñar como docente en la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica. Nuestras formaciones nutrieron nuestra visión del mundo y de la sociedad, pero no dejamos de explicarnos el sufrimiento infantil también como resultado de las injusticias creadas por las desigualdades económicas y sociales, así como las culturas abusivas derivadas de las concepciones patriarcales, del neo-liberalismos salvaje y de las concepciones religiosas que avalan la violencia sobre las mujeres y la infancia.

Nuestros conocimientos se han nutrido de múltiples aportaciones de las investigaciones relacionadas con el apego, la psicología del trauma, la psicología del desarrollo, los estadios de auto-organización; todo esto teniendo como cimientos los aportes de la neurociencia relacional que ha revolucionado el conocimiento del funcionamiento del cerebro y la mente humana.

Los aportes de las investigaciones de la nueva disciplina conocida como epigenética y la biología molecular nos han dado los últimos regalos, pues han permitido validar nuestras hipótesis en la medida que lo que se está descubriendo confirma muchos de los fundamentos de nuestro enfoque.

Estos aportes unidos a un trabajo sistematizado de nuestras observaciones clínicas, dieron origen a lo que denominamos la pauta de evaluación comprensiva del sufrimiento infantil (PEC) que pretende englobar los aspectos más relevantes del impacto del daño en los niños, niñas y adolescentes. En este sentido, esta pauta es la base en la que sustentamos nuestro modelo de intervención: la traumaterapia infanto juvenil sistémica cuyo fundamento es nuestro paradigma de los Buenos tratos a la infancia.  Cuando los malos tratos son intrafamiliares nuestra metodología considera fundamental la evaluación de las competencias parentales y la resiliencia parental. En este sentido, la promoción de la resiliencia infantil, familiar y parental es una finalidad transversal de todas nuestras intervenciones terapéuticas.

Nuestras prácticas profesionales nos han permitido ofrecer nuestro apoyo terapéutico a muchos niños, niñas y adolescentes afectados por diferentes contextos de violencia y negligencia. Conocemos sus dolores causados por los malos tratos en sus familias, pero también por las instituciones, incluso aquellas destinadas a la protección. También hemos ido aprendiendo a brindar apoyo terapéutica a cientos de chicos y chicas afectados por la violencia de las guerras, del exilio, así como de la indolencia de los gobernantes de los países ricos que les niegan refugio y solidaridad. Estos chicos y chicas nos han mostrado sus heridas, pero también sus capacidades resilientes, así como el valor de sus madres y padres por llevarles a lugares más seguros y salvarles de la muerte. También estamos aplicando desde hace más de 10 años, nuestra metodología de traumaterapia para tratar los traumas tempranos de hijos e hijas adoptadas en diferentes regiones del mundo.

La traumaterapia nace desde su inicio en nuestro trabajo terapéutico con los niños y adolescentes.  La aplicación de su principio neurosecuencial, así como de sus fundamentos epistemológicos, nos ha permitido irla adaptando a los pacientes adultos afectados en el presente por traumas consecuencia de la tortura, de la guerra, el exilio, y la violencia conyugal machista. Traumas que muchas veces se acumulan a los otros vividos durante la infancia.

El nacimiento de un diplomado: El encuentro con Rafael Benito y José Luis Gonzalo

Como resultado lógico de nuestro aprendizaje y después de haber diseñado y aplicado las primeras bases de nuestra metodología de trabajo con los niños, sentimos la necesidad de ir compartiendo lo aprendido. Esto, porque habíamos constatado mejorías considerables en los niños, niñas y adolescentes atendidos en nuestro programa, en el seno de nuestra ONG EXIL en Barcelona. Nuestras percepciones las habíamos cotejado con los beneficiarios del Programa, y con la observación sistematizada de sus educadores. El primer grupo de participantes a nuestro programa estaba compuesto por niños, niñas y jóvenes afectados por experiencias de malos tratos severos, por lo que se les había brindado una medida de protección, a través de Centros de acogida en Barcelona. Más tarde, pudimos aplicar la Traumaterapia con niños, niñas y adolescentes de las casas y residencia de acogida pertenecientes a la Fundación COTS de la ciudad de Manresa en Cataluña.  Tanto los directivos de la Fundación, los equipos de educadores de las diversas casas, así como los educadores referentes designados como tutores de los niños y niñas, han participado activamente ejerciendo la función, que en el diseño de nuestro modelo denominamos, de co-terapeutas.

Las condiciones expuestas explican nuestra decisión de proponer en el año 2004 un programa de formación de post- grado que titulamos Diplomado en Traumaterapia infantil sistémica. Desde el  principio nuestro proyecto formativo lo realizamos a partir de  tres ejes: compartir un  modelo comprensivo del sufrimiento y de los trastornos que presentaban  los niños y niñas, expresión de los traumas consecuencias de  los malos tratos que habían sufrido; segundo,  compartir las técnicas que  estábamos aplicando; y tercero, brindar la posibilidad de un trabajo sobre la persona de los y las candidatas a  la formación, considerando que es la persona del terapeuta y la relación que puede ofrecer  el recurso principal para  apoyar la reparación  terapéutica, como queda evidenciado en este libro.

Gracias a la realización de este proyecto, tuvimos la posibilidad de encontrarnos con José Luis Gonzalo autor de este libro y Rafael Benito cuyo aporte a esta obra es inestimable. Ellos formaron parte de ese primer grupo de profesionales que nos brindaron su confianza participando en la formación. Profesionales destacados como muchos de esa primera promoción, que tienen el mérito de habernos ayudado a concretizar nuestro proyecto formativo.  Analógicamente como los hijos e hijas que brindan la oportunidad a sus progenitores de ser madres o padres, este grupo nos transformó en formadores de trauma terapeutas. Por esto vale todo nuestro reconocimiento, porque aportaron con sus propios saberes, resultado de sus experiencias clínicas y de sus afanes como los nuestros por buscar en la lectura de muchos autores expertos en el tratamiento de los traumas infantiles, ideas e instrumentos para mejorar sus prácticas que han contribuido desde el principio a enriquecer nuestra metodología. Por esto, prologar esta obra es una forma de agradecer sus aportes, su generosidad en el compartir cotidiano y por el hecho de haber aceptado -a partir del año 2009- a sumarse a nuestras actividades formativas. Primero colaborando con nuestro programa en Barcelona y luego siendo docentes y animadores activos del programa de formación que se realiza en el País Vasco.

En nuestro Diplomado compartimos y enseñamos a profesionales de la infancia provenientes de comunidades de todo el Estado Español, así como de nuestro país de origen, Chile.  Nuestra metodología terapéutica está basada en una lectura sistémica del sufrimiento infantil y en un paradigma integrador cuyos principales dominios son el apego, el trauma, el desarrollo, las competencias parentales y la resiliencia.

Compartimos con los participantes, que el modelo de traumaterapia sistémica consiste en animar un proceso terapéutico que prioriza una intervención individual sistémica organizada en tres bloques de trabajo que se sustentan en una base conformada por un trabajo de apoyo, acompañamiento y promoción de las competencias parentales del referente, co-terapeuta en este modelo (educadores de centros de acogida, padres acogedores, o adoptivos. Por tanto, el apego, la respuesta sintonizada y las respuestas o o intervenciones coherentes y consistentes de éste hacia el niño/a son los elementos claves a trabajar.

Como hemos mencionado, este modelo de TRAUMATERAPIA INFANTO JUVENIL SISTÉMICA está compuesto por tres bloques: Bloque I, cuya finalidad es la Sintonización y autorregulación; Bloque II para facilitar el Empoderamiento y Bloque III, para acompañar la Reintegración Resiliente de las experiencias traumáticas. Abordar una descripción detallada de estos tres bloques escapa a la finalidad de este prólogo. Aprovechando que el autor aborda estos contenidos de manera dinámica e ilustrativa, nos limitaremos a enumerarlos insistiendo en sus fundamentos.

El bloque I tiene como finalidad lograr que los niños o adolescentes conozcan una relación comparable a la que una madre suficientemente competente ofrece a sus crías, para lograr en ellos una experiencia de apego seguro. El desafío es grande porque en la mayoría de los casos, las experiencias traumáticas complejas, acumulativas y tempranas han obligado a los niños o jóvenes a desarrollar modelos de apegos inseguros o desorganizados, que son la manifestación del temor y la desconfianza a las relaciones con los adultos. Por lo tanto, para lograr la finalidad de este bloque las interacciones comunicativas de los terapeutas tienen que ser afectivas, empáticas (sintonizadas y resonantes) y mentalizadoras. Esto, para favorecer la capacidad del niño, niña o adolescente a autorregular sus estados internos, seriamente desregulados como consecuencia de la desorganización de sus estados mentales por el sufrimiento, el dolor y las respuestas de estrés a estresores mórbidos muchas veces impensables.

El conocer y aplicar en nuestras prácticas, la técnica de la caja de arena ampliamente explicada en este libro, descubrimos un instrumento muy útil para lograr la finalidad del Bloque I, porque su aplicación permite que el niño, niña o adolescente desarrolle o refuerce su capacidad de auto observación, con menos resistencia.  Esto le puede permitir conocer mejor sus estados internos, logrando paulatinamente identificar, expresar y modular sus emociones. La técnica de la caja de arena aplicada tal como se propone en este libro, permite reforzar una comunicación afectiva, empática y mentalizadora entre el terapeuta y los niños, niñas y adolescentes y por ende ayudarles a acercarse poco a poco a la experiencia de apego seguro. Pero también recordemos que la sintonización tiene una dimensión multidireccional ya comentada en este libro.

El Bloque II tiene como finalidad el empoderamiento y la participación activa de los niños o jóvenes en el proceso terapéutico. Ayudarles en esto es fundamental, porque como afirmamos a menudo, la esencia del trauma es la sensación de absoluta impotencia y contrarrestar esto sólo nos queda seguir el camino del empoderamiento.

Lo creado en nuestra practica y lo propuesto por numerosos y numerosas otras autores nos ha inspirado, para aportar a este bloque numerosas técnicas que tienen como objetivo el devolver a los y a las afectadas el poder de dirigir sus vidas, arrebatado por los adultos que les han maltratado y abusado.

El Bloque III tiene como objetivo la Reintegración resiliente de los contenidos de las experiencias traumáticas, con el fin de facilitar una integración nueva, diferente de estas vivencias en la biografía. Resignificar lo vivido, les permite poder utilizar el máximo de sus energías y recursos para superar el impacto del daño, pero además, motiva a no repetir lo que les ha ocurrido en sus relaciones interpersonales presentes o futuras, por ejemplo, con sus hijos, en su vida de pareja u otras relaciones. La resignificación de la causa y de los efectos de las experiencias traumáticas abre la puerta al fenómeno extraordinario de la resiliencia.

José Luis Gonzalo y Rafael Benito presentan también de una manera magistral el papel de la metodología de la caja de arena para cumplir con los objetivos de este bloque.

El placer y el orgullo de hacer el prólogo de este libro

Queremos concluir este prólogo, manifestando el placer y el orgullo que hemos sentido al leer a José Luis Gonzalo y Rafael Benito. Este libro es el resultado de dos procesos de aprendizaje de los cuales nos sentimos partes. En él se entrelazan por lado, las observaciones participantes realizadas por José Luis Gonzalo, acumuladas después de su formación en el año 2004, en la aplicación rigurosa desde hace más de 12 años de la Traumaterapia infanto- juvenil sistémica, con niños, niñas, adolescentes y adultos afectados por traumas complejos y acumulativos. Por otro lado, las que emergen de la aplicación sistemática de la técnica de la caja de arena en el acompañamiento de sus pacientes. Con poco riesgo a equivocarnos, afirmamos que José Luis Gonzalo es uno de los psicólogos psicoterapeutas que más experiencia tiene en el mundo hispánico, en la aplicación rigurosa y sistemática de la técnica de la caja de arena con pacientes traumatizados. Además, es uno de los profesionales cuya exquisita formación en psicotraumatología infanto-juvenil le ha permitido hacer valiosas aportaciones de intervenciones y modos de trabajar en esta técnica, como es la pauta de registro y sus pautas de intervención.

En relación a Rafael Benito, psiquiatra y Traumaterapeuta que honra su profesión por su valentía al enfrentar el pensamiento dominante en su especialidad. El aporta desde su práctica y lo consigna en este libro, que lo que las corrientes dominantes llaman la psicopatología infanto- juvenil, se puede tratar de una forma más adecuada y coherente cuando se considera su marco biográfico. Sus aportes para ayudarnos a entender el impacto de la Traumaterapia en general y de la técnica de la caja de arena a nivel neurobiológico, nos ha parecido no solamente de una  gran utilidad, sino que nos ha descrito magistralmente el valor terapéutico de la metodología y de la técnica.

Este libro tiene el enorme mérito de concebir la técnica de la caja de arena como un instrumento de gran valor para el trabajo terapéutico. Al insistir que un instrumento como este, no puede descontextualizarse de un proceso terapéutico, es decir, una técnica no hace el proceso. Eso José Luis Gonzalo lo dice y lo refleja en toda su obra al explicar su aplicación con sus ejemplos, que es una técnica, pero no el proceso. Esta puede ocuparse en diferentes momentos del proceso, acompañando y facilitando la creación realizada por los pacientes bloque por bloque, paso a paso, pero que esta aplicación no sustituye el proceso integral de la Traumaterapia organizada en tres bloques. Esto es un aporte fundamental para prevenir unos de los errores más peligrosos que cometen muchos terapeutas, como consecuencia de su falta de experiencia o bajo la presión de la ideología dominante centrada en la aplicación de soluciones facilistas, economicistas. Cuando las técnicas se venden como procesos terapéuticos emerge la ilusión de una seudo eficacidad que no hace más que agravar el sufrimiento y el daño que los adultos han producido a muchos niños, niñas y adolescente. Un proceso terapéutico como la Traumaterapia es de una gran complejidad lo que implica usar de una manera coherente, responsable y creativa muchas técnicas. El riesgo es que al descubrir la existencia de técnicas terapéuticas tan atractivas y prometedoras como la caja de arena, se apliquen con la ilusión que estas por si solas serán suficientes, alejándose del cuidado que se debería tener para aplicarlas, contextualizarlas e integrarlas en un proceso relacional, afectivamente vinculante, empático y mentalizador entre terapeuta y paciente. El autor por su calidad humana, su amplia formación y su rica experiencia clínica tiene las competencias y la autoridad suficiente para afirmar que la Traumaterapia es el escenario idóneo que garantiza la aplicación eficaz y respetuosa de la técnica de la caja de arena, aplicándola en el momento y adaptándola a la singularidad de cada niño, niña o adolescente. La organización de los contenidos a trabajar en cada bloque, siguiendo el principio neurosecuencial, es la mejor garantía para que el impacto terapéutico del uso de la caja de arena tenga todo su sentido y eficacia.

Por último, la riqueza de los ejemplos que ilustran didácticamente los procesos descritos, es una ayuda valiosísima para todo terapeuta que se cautive por esta técnica, pero más que por la técnica en sí, por ese niño, niña, adolescente, mujer u hombre herido que al construir su mundo brinda al terapeuta el espacio y la oportunidad para explorar y sentir lo creado en conjunto con su paciente. Todos los ejemplos descritos reflejan un principio fundamental que debe estar presente en el trabajo de todo terapeuta: “Priorizamos la relación terapéutica sobre el contenido a interpretar, cualquiera sea la técnica que utilicemos”  Toda esta obra es un bello ejemplo de esto.

        Montegrande, Valle del Elqui, Chile, 20 de febrero de 2017

Maryorie Dantagnan y Jorge Barudy 

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