lunes, 13 de octubre de 2025

"La historia de un bebé. Hablando de adopción con los niños", por Mónica Castañeda Urrutia, psicóloga

 

 

Este libro comparte la historia de una niña que nació de una pareja que no tuvo recursos emocionales ni económicos para criarla. Presenta una narrativa a los pequeños sobre lo que a la niña le sucedió antes de su adopción. Es un recurso que ayuda los niños que fueron adoptados a organizar pensamientos y sentimientos, y con esto dar coherencia a su propia experiencia al haber sido adoptados.



Hoy os presentamos el relato "La Historia de un bebé. Hablando de adopción con los niños". Una herramienta que puede ser de gran ayuda para todas las familias adoptivas que tienen que comunicarse con su hijo/a adoptivo/a y compartir con él/ella una narrativa sobre sus orígenes e historia. Muchas familias no saben cómo manejarse con este sensible y delicado tema, ni tampoco saben cómo empezar. Aunque es cierto que de la adopción, como dice Giménez-Alvira, hay que hablar desde el principio y no hacer de ella un tema tabú. Para este fin, es necesario saber hilar un relato y encontrar las palabras. Muchos padres y madres tienen miedo porque tienen miedo de herir a sus hijos y no saben qué decir, ni mucho menos encontrar un lenguaje apropiado a la edad de su niño/a.

Mónica Castañeda, psicóloga y persona adoptada, ha cubierto esta necesidad. Ha publicado el cuento "La Historia de un bebé" en el que presenta el relato que bien le podrían contar unos padres/madres a su hijo/a adoptivo/a. No utiliza terceros elementos sino que es para esos niños/as que necesitan aproximarse con delicadeza a lo real, pues se habla, de manera honesta y clara, directamente del bebé y de la familia, es decir, para niños a partir de 6/7 años (edad madurativa). 

Este relato está escrito por una psicóloga experta en el tema, y que nunca andamos sobrados de materiales de calidad.

Os dejo con un vídeo breve en el que Mónica Castañeda nos cuenta lo más importante de esta historia y con una entrevista que ha tenido a bien conceder a nuestro blog Buenos tratos. ¡Enhorabuena por tu trabajo, Mónica, y gracias por atender nuestra llamada!


Mónica Castañeda Urrutia ha tenido
la amabilidad de presentarnos su relato "La historia de un bebé" en vídeo

José Luis (JL): Lo primero, darte la enhorabuena por la publicación de este cuento o mejor, relato.  ¿Qué te motivó el escribir “La historia de un bebé?

Mónica (M): Tuve dos motivaciones, la primera es mi historia como hija por adopción, pues mis padres biológicos me entregaron a mis papás al nacer, ellos nunca pudieron hablar conmigo de cómo fue que llegamos a ser familia, crecí sin tener un relato cierto de mi historia de vida. La segunda motivación fue mi experiencia acompañando familias en sus procesos emocionales pre y post adopción.

JL: Las familias adoptivas están necesitadas de este tipo de materiales, porque uno de los temas más importantes es compartir con el hijo su historia de vida: cuándo es adoptado, por qué, dónde nació, qué ocurrió… se les hace muy difícil qué decirles y cómo decírselo. Este libro puede ser de gran ayuda porque pone en palabras los temas más importantes y lo hace con gran sensibilidad, ¿es así?

M: Si, José Luis, efectivamente, compartir con el hijo su historia de origen es una de las tareas más especiales y trascendentes de la crianza por adopción.

En muchas ocasiones, mamás y papás pueden pensar que lo mejor es no compartir con sus hijos lo que vivieron antes de la adopción, creyendo que así evitarán confusión o dolor, sin embargo, es importante recordar que los niños ya lo saben, lo vivieron, está en su memoria, y aunque no tengan palabras para expresarlo, sienten que hay algo que no se les dice. Intuyen que hay una parte de su historia que permanece en silencio.

Dar voz a esa historia desde el amor, la verdad y el respeto, abre la posibilidad de que ese dolor sea acompañado, validado y transformado.

JL: Pienso que este relato puede ser la oportunidad para que los padres puedan establecer un diálogo con su hijo, y para que se propicien comunicaciones sintonizadas con lo que este puede sentir…

M: Así es, en mi experiencia, este material ha podido generar reflexiones en las que surgen preguntas que no habían encontrado el momento de ser expresadas, permite hablar de las dudas y de las emociones que se logran poco a poco identificar.

JL: A veces hay miedo en los padres y familias a abordar este tema, a hacerle daño al niño con recuerdos dolorosos. ¿Aún pesa la idea de qué es mejor hacer tabula rasa del pasado y ceñirse a la vida actual? 

M: Sí, todavía sigue por ahí esa creencia, afortunadamente cada vez menos, pues hoy tenemos mucha información valiosa sobre los beneficios de hablar de una manera clara con los niños la verdad de su historia de vida, solo que es también importante abordar el tema de una manera sensible, informada y amorosa pues muchas veces los diálogos pueden darse con una comunicación que puede confundir más, como es el caso del uso del lenguaje simbólico, por ejemplo: “Naciste de mi corazón”, “Un ángel te trajo a la puerta de mi casa”, “Una estrella te trajo a nuestros brazos”, etc.

JL: Pienso que el relato está contado de una manera sencilla, clara, honesta, con un lenguaje accesible y comprensible, y esto es importante porque la honestidad y la empatía en la transmisión del relato son fundamentales. ¿Cuál es tu punto de vista sobre esto? 

M: Yo también comparto tu punto de vista al respecto; Al hablar con los niños es fundamental darles información clara y adecuada a su nivel de comprensión. Algo muy importante que he recogido en mi experiencia personal es que la manera en que los padres transmiten el relato debe estar marcada por la madurez, la ecuanimidad y la ternura porque el niño es muy sensible y tiende a asumir la emocionalidad de los padres.

JL: La idea y el sentimiento a transmitir es que se puede llegar a formar una familia por diferentes vías. Una de ellas es la adopción. Pero lo importante es tener una familia con la que puedas crear un vínculo amoroso y seguro. ¿Estás de acuerdo?

M: Totalmente, porque el tema de la diversidad familiar es en mi opinión esencial de abordar en las familias por adopción.

JL:Cuéntanos tu experiencia como profesional de la adopción abordando los orígenes.

M:En mi experiencia profesional, acompaño a las familias en varios pasos clave al momento de hablar con sus hijos sobre su historia de origen:

1. Recuperar la información disponible: animar a los padres a buscar todos los elementos posibles de la historia del niño, pues cada dato aporta claridad y sentido.

2. Construir la línea de vida: trabajar junto a los padres en la elaboración de una narrativa visual y cronológica que dé orden y coherencia a la historia de su hijo.

3. Explorar lo emocional en los padres: antes de transmitir la historia, es importante que mamá y papá trabajen sus propias emociones, de manera que el relato llegue al niño desde un lugar de serenidad y contención.

4. Acompañamiento terapéutico al niño: cuando el niño llega a terapia, se retoma lo compartido por los padres, se validan sus emociones y se exploran dudas o sensaciones que aún no comprende.


JL: ¿Puedes compartirnos alguna experiencia que te haga llegado al corazón y que se te haya quedado grabada? 

M: A lo largo de mi experiencia profesional he acompañado a muchas familias en su camino por la adopción. He vivido múltiples momentos significativos, pero lo que más me emociona es ver a los niños cuando conocen su historia de origen y, en ese proceso, se sienten amados, comprendidos y acompañados por sus padres.

Es por esa emoción que yo he sentido en mi práctica profesional que nació este libro.

JL: Las imágenes también cuentan, y el relato está bonitamente ilustrado por Adi Rivera…

M: Agradezco a Adi Rivera, ilustradora mexicana que desde el primer momento entendió lo que yo quería transmitir, la ternura de los personajes, las diferencias físicas que suelen estar presentes en las familias por adopción, ella pacientemente lo fue entendiendo y con sensibilidad lo proyecto. 

JL: Antes de terminar, ¿algo más que quieras añadir? No te olvides de decirnos dónde podemos comprar el librito. 

M: Yo espero con este libro colaborar para que las mamás, papás y profesionales puedan hablar con verdad sobre adopción a la vez que refuerzan emocionalmente a los niños.

El libro está a la venta en la plataforma de Amazon: 



Muchas gracias y muchos éxitos 


martes, 7 de octubre de 2025

Presentación del libro "El lenguaje silencioso. La técnica de la caja de arena en la adolescencia"

 Presentación presencial del libro

"El lenguaje silencioso. 

La técnica de la caja de arena en la adolescencia"

¡Os esperamos!

En San Sebastián, 16 octubre 2025 a las 19,15h

Facultad de Psicología.

Haz click AQUÍ para acceder a la entrevista de presentación del libro 

Espacio "Café con autor" de la Editorial Desclée de Brouwer.


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Para saber más sobre el libro: AQUÍ

Para comprarlo: AQUÍ





lunes, 6 de octubre de 2025

"La teoría del apego y algunos aspectos de sus aplicaciones clínicas", artículo de Mario Marrone, psiquiatra y psicoanalista

Mario Marrone

Hoy quiero presentar a la figura del Dr. Mario Marrone, médico y psicoanalista argentino, especialista en apego y trauma, es excelente conocedor de estos dos últimos modelos porque estuvo en la cuna de la teoría del apego. Viajó a Londres a completar su formación como psicoanalista y conoció y se formó con el mismísimo John Bowlby, con quien mantuvo una relación personal, así como con su familia. 

Mario Marrone nos recuerda los fundamentos y la pureza de la teoría del apego. Hay riesgo de que esta se contamine de propuestas que no toman en cuenta a Bowlby, cayendo así en una simplificación peligrosa. Los libros de Mario son siempre una referencia para saber con precisión qué queremos decir cuando hablamos de apego. Cuáles son los postulados de este modelo y su trascendente papel en el desarrollo humano y en la salud.

Para quienes no sepáis quien es Mario Marrone y su inestimable contribución al campo de la psiquiatría, la psicoterapia y el desarrollo infantil, voy a dejar que él mismo se presente:

"Hasta hace poco yo tenía una práctica privada en psicoterapia y psicoanálisis en Londres. También realizaba tareas clínicas y supervisión en Alicante (España). En la actualidad hago terapia individual por Skype, aparte de cursos y talleres presenciales.

Hablo Inglés, italiano y español.

Obtuve el título de médico en la Universidad de Rosario, Argentina (1973). También obtuve el Diploma de Psiquiatra en el Colegio Médico de la Provincia de Santa Fe, Argentina (1976). Me formé en grupoanálisis en el Institute of Group Analysis (Londres) y en psicoanálisis en el Instituto de Psicoanálisis (Londres). He tenido supervisión clínica con un número de prestigiosos psicoanalistas británicos, incluyendo a Martin Miller, Patrick Casement, Pearl King y John Bowlby. Estudié la teoría del apego con John Bowlby durante un período de diez años en la Clínica Tavistock de Londres.

Entre 1977 y 1991 trabajé como psiquiatra y psicoterapeuta hospitalario en el Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña. Adquirí una amplia experiencia en el campo de la neurosis, psicosis, trastornos de la personalidad, depresión puerperal, intervención de crisis de la familia, psiquiatría transcultural y psiquiatría forense. En el Hospital Shenley trabajé en equipo interdisciplinario con psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales.

Soy miembro  de la Sociedad Psicoanalítica Británica y la Asociación Psicoanalítica Internacional. He sido miembro de la Junta Directiva de la Asociación Internacional de Psicoterapia de Grupo, Presidente del Comité del Actividades Científicas  del Institute of Group Analysis y Director de la Clínica del London Centre for Psychotherapy. Soy miembro fundador y ex presidente del International Attachment Network (Sección Reino Unido) y co-fundador de la revista Attachment and Human Development.

He publicado numerosos libros, artículos y capítulos de libros en italiano, español e Inglés.

He mantenido una vida internacional activa y vínculos con  universidades y cuerpos profesionales de varios países. He sido profesor asociado, profesor visitante y examinador externo en varias universidades del Reino Unido y Europa. También he sido miembro del Comité de Expertos sobre Promoción de la Salud Mental de niños de 0 a 6 años de edad (Bruselas), creado por la Comisión Europea en asociación con Salud Mental en Europa".

He tenido la fortuna de poder saludarle y conocerle. Hace unos años nos recibió de una manera muy cálida y humana en Londres. Unos amigos míos (Rafael Benito y Cristina Herce) y yo pudimos cenar con él y con otros colegas y compartir una velada muy bonita. Mario nos habló de John Bowlby y nos contó sus experiencias en su relación con él. Nos indicó dónde estaba la casa familiar del creador de la teoría del apego y fuimos a visitarla. 

Recientemente, hemos tenido el honor de que Mario Marrone nos honre con su presencia en el acto de presentación en Barcelona de nuestro libro titulado: "Traumaterapia sistémica. Un enfoque comprensivo para abordar el dolor visible e invisible de los procesos traumáticos, desde un modelo terapéutico basado en los buenos tratos, la resiliencia y la justicia social".


Esta es una obra fundamental que explora la relevancia contemporánea de la teoría del apego, destacando su aplicación en psicoanálisis, psicoterapia y salud mental. La obra, revisada y ampliada, ha sido crucial para la difusión de la teoría en España y Latinoamérica, siendo un texto de referencia en formación clínica y para profesionales como psicoanalistas, psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales. 


Contenido principal del libro:


Fundamentos y desarrollo de la teoría: 

Se abordan los principios históricos y los desarrollos más recientes de la teoría del apego, mostrando cómo ha reemplazado el modelo pulsional freudiano por un enfoque centrado en los vínculos afectivos duraderos. 

Relación con el psicoanálisis: 

Se explora la conexión entre la teoría del apego y el psicoanálisis, revisando las aportaciones de autores clave como Winnicott, Klein, Lacan y Fonagy. 

Aplicaciones clínicas: 

El libro detalla cómo la teoría del apego se aplica en diversos ámbitos, incluyendo:

La psicoterapia individual, de pareja, grupal y de familia. 

El trabajo con el duelo y las rupturas de vínculos. 

La prevención y asistencia psiquiátrica. 

La intervención en casos de trauma y disociación. 

 

Perspectiva multidimensional: 

 

Se incluyen componentes neurofisiológicos, psicosomáticos y representacionales del apego, así como la investigación en diferentes ramas del saber. 


Difusión y formación: 

La obra ha sido clave para la difusión de la teoría del apego y su aplicación clínica en España y Latinoamérica, convirtiéndose en un libro de texto para cursos de psicología y psicoterapia en universidades y centros de formación. 

Innovación en el campo: 

La primera edición del libro en 2001 revitalizó los estudios sobre la teoría del apego, impulsando la creación de grupos de estudio y la inclusión de la teoría en diversos planes de formación clínica. 

Autoría: 


Mario Marrone, psiquiatra y psicoanalista con una larga relación profesional con John Bowlby es un experto en la materia, lo que añade gran valor a la obra.

 

Son muchos los libros que Mario Marrone ha escrito sobre apego. Todos son una contribución inestimable al ámbito, pero yo creo que el de referencia es "Teoría del apego. Un enfoque actual" Es de imprescindible lectura para cualquier profesional que quiera que sus prácticas estén informadas por el apego de un modo riguroso y fiable. El propio Mario Marrone no se cansa de afirmar que el apego no se ciñe solo a las famosas tipologías, o que la crianza con apego y el colecho no significan necesariamente que se genere -como una mera fórmula que se aplique- un vínculo de apego seguro con el niño. 

Conviene leerle, para que mantengamos la esencia del apego intacta y hagamos buenas prácticas y conectemos con la necesidad de formarnos -como él afirma- desde la tríada que todo profesional competente debe de seguir: la académica, la supervisión y la psicoterapia personal.

Hace poco, Mario Marrone nos compartió un artículo sobre el apego que explica muy bien los conceptos más importantes, su relevancia y aplicaciones. Le pedí permiso para compartirlo en el blog y me lo concedió amablemente. He considerado que es una oportunidad única para glosar sobre su figura, contribuciones, relevancia en el ámbito, y también una ocasión para testimoniarle, en nombre de la Red Apega de profesionales, nuestro afecto y agradecimiento por su trayectoria, labor y cualidades humanas. 

Enlace al artículo: AQUÍ  


lunes, 29 de septiembre de 2025

Una nueva mirada al síndrome de Estocolmo desde la teoría polivagal

"¡Clark, te veré de nuevo!", gritó a modo de despedida la joven Kristin Ehnmark desde la camilla en la que estaba sentada, presta a ser ingresada en una ambulancia, rodeada de policías y enfermeros y, un poco más lejos, de periodistas y curiosos. Era uno de los rehenes que acababan de ser liberados tras seis días de cautiverio en el Sveriges Kreditbank de Estocolmo, Suecia. Clark Olofsson era uno de sus captores.

Parece incomprensible que un rehén tenga esa reacción hacia uno de sus secuestradores... Desde entonces se acuñó el término síndrome de Estocolmo para referirse a una relación positiva entre una víctima y su agresor, captor o maltratador. 

Este artículo de Porges y otros autores (están citados todos más abajo) arroja luz y un nuevo marco comprensivo para explicar este comportamiento. Los científicos proponen reemplazar el término de síndrome de Estocolmo por el de apaciguamiento, y plantean la teoría polivagal como marco comprensivo.

Agradezco a Lourdes Ganzarain, psicóloga y traumaterapeuta sistémica el que me haya enviado el artículo y, además, ya traducido al español. 


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Acceso al artículo original:

Haz click AQUÍ

European Journal of Psychotraumatology 2023, Vol. 14, 1, 2161038

https://doi.org/10.1080/20008066.2022.2161038 


Appeasement: replacing Stockholm syndrome as a definition of a survival strategy


Rebecca Baileya (1), Jaycee Dugarda, Stefanie F. Smitha (2) and Stephen W. Porges (2) y (3)

(1) Independent Scholar; 

(2) Traumatic Stress Research Consortium, Kinsey Institute, Indiana University, Bloomington, IN, USA; 

(3) University of North Carolina, Chapel Hill, NC, USA


Videoresumen del artículo de Porges y colegas.

 

Traducción al español del artículo:

Apaciguamiento: reemplazar el síndrome de Estocolmo 

como definición de estrategia de supervivencia



Crítica del síndrome de Estocolmo

Las palabras pueden transmitir mensajes contundentes sobre intencionalidad, motivación y sanación. Considere la reciente concientización sobre el uso de "víctima" versus "sobreviviente". Algunas personas optan por usar la palabra "víctima" al describir experiencias traumáticas que ponen en peligro la vida, mientras que otras prefieren "sobreviviente", "guerrero" o "victorioso". Lo importante es que quienes han experimentado estos traumas tengan voz y voto al referirse a sí mismos y que las palabras que usemos reflejen fielmente sus experiencias vividas.

Un término particularmente problemático para los sobrevivientes de secuestro, así como de trata, violencia interpersonal y abuso sexual, es el "síndrome de Estocolmo". El síndrome de Estocolmo se propuso originalmente para explicar por qué algunos sobrevivientes de situaciones similares a la toma de rehenes no parecen, desde el punto de vista del observador externo, reaccionar ante su situación con una reacción de lucha o huida, y además parecen simpatizar con su agresor, como supuestamente se evidencia por la falta de cooperación con la policía y la expresión de comprensión o la ausencia de hostilidad hacia él. Desde entonces, el término se ha utilizado en otras situaciones traumáticas en las que existen desequilibrios de poder, como el secuestro y las relaciones abusivas. El término "síndrome de Estocolmo" postula una relación emocional positiva entre víctimas y agresores que se desarrolló debido al trauma (Jülich, Cita 2005 ). Este término persiste a pesar de varias críticas.

Foto: asihlatino.com



Primero, el síndrome de Estocolmo ha sido interpretado para asumir que hay una relación entre perpetrador y víctima que refleja cuidado y afecto mutuos entre ellos, pero que la mutualidad no existe en casos de secuestro, abuso y amenaza percibida de vida (Graham et al., Cita 1988 ). Además, el síndrome de Estocolmo intenta explicar la supervivencia del cautiverio como una fórmula derivada de la perspectiva del perpetrador o del observador (Namnyak et al., Cita 2008). Las variables incluyen: la amenaza percibida a la supervivencia; la creencia de que la amenaza se llevará a cabo; el cautivo percibe alguna pequeña amabilidad del captor; y el rehén experimenta la incapacidad percibida de escapar. Cada una de estas perspectivas requiere un nivel de procesamiento consciente que contradice lo que ocurre fisiológicamente durante un estado de terror. Estas dificultades conceptuales con el síndrome de Estocolmo podrían explicar por qué una revisión de la literatura profesional sobre técnicas de supervivencia utilizadas durante delitos violentos (Jordan, Cita 2013 ) demuestra la falta de criterios validados para el síndrome de Estocolmo como diagnóstico psiquiátrico, junto con una base de investigación empírica limitada (Geisler et al., Cita 2013 ). El origen del concepto en los medios de comunicación, en lugar de la investigación o la práctica clínica, y su aplicación a diversos delitos, edades y contextos interpersonales plantean interrogantes sobre su significado, validez y relevancia continua para la construcción de teorías y la investigación (Namnyak et al., Cita 2008 ).

Aunque teóricos anteriores han sugerido que el concepto de síndrome de Estocolmo podría ayudar a normalizar el comportamiento de los sobrevivientes (Graham et al., Cita 1988 ), se puede argumentar que el término no refleja la experiencia del sobreviviente, una crítica aún no reportada en la literatura profesional. Un término más preciso sería «apaciguamiento», ya que la palabra y la descripción general de apaciguamiento enfatizan la asimetría en la relación y la estrategia adaptativa para regular y calmar al captor, minimizando así posibles lesiones y abusos a la víctima (Treisman, Cita 2004)."

Basándonos en la afirmación de la Teoría Polivagal (Porges, cita 2011) sobre el impulso fundamental de internalizar una sensación de seguridad a través de la sociabilidad (Porges, cita 2022), proponemos que el término apaciguamiento pueda definirse operativamente para describir con mayor precisión una poderosa estrategia instintiva para sobrevivir y prosperar, independientemente de las circunstancias, que puede separarse del concepto de afecto mutuo y vínculo con el agresor. Esta perspectiva puede aplicarse a diversas poblaciones donde la diferencia de poder y las necesidades básicas de supervivencia perpetúan el abuso y la victimización, independientemente de la relación previa con el agresor.

Una breve historia del apaciguamiento como respuesta a la amenaza

Cantor y Price ( Cita 2007 ) introdujeron el concepto de apaciguamiento, proponiendo que es una respuesta natural de los mamíferos al atrapamiento o confinamiento. Sugirieron que el apaciguamiento podría contribuir a una mejor comprensión del TEPT, el síndrome de Estocolmo y la dinámica de los rehenes. Propusieron un paso en la articulación de la normalización de un proceso de cierre y sugirieron implicaciones para una mayor comprensión de la dinámica de las víctimas. Desde su perspectiva, el apaciguamiento era una respuesta de pacificación y sumisión. Dado que el apaciguamiento puede servir para desescalar una situación, se sugirió que la pacificación resultante podría contribuir a la supervivencia. Aunque rechazamos la definición de síndrome de Estocolmo, el concepto de apaciguamiento de Cantor y Price ayuda a operacionalizar la dinámica presente en circunstancias en las que una víctima percibe y experimenta una amenaza a la supervivencia física y psicológica, especialmente cuando hay aislamiento social.

Sin embargo, la formulación de Cantor y Price sobre el apaciguamiento omite la interacción funcional bidireccional, con el beneficioso impacto neurobiológico de la corregulación, entre el perpetrador y la víctima, que se comprende mejor al definir el apaciguamiento a través de la Teoría Polivagal. La Teoría Polivagal (Porges, Cita 2004 , Cita 2021 , Cita 2022 ) sugiere que, ante una amenaza a la vida, los circuitos fundamentales de supervivencia originados en el tronco encefálico, que regulan los órganos corporales a través del sistema nervioso autónomo, toman el control, llevando al sistema nervioso a un estado defensivo que suplanta el comportamiento intencional y las interacciones sociales. 

Este proceso se observa como una variación de la cascada de lucha/huida/parálisis y, potencialmente, colapso y parada. Esta cascada defensiva depende de estados autónomos que desvían funcionalmente la actividad neuronal de la estructura cerebral superior, lo que resulta en la reducción de la capacidad de resolución de problemas, la limitación del procesamiento cognitivo y el desplazamiento de la intencionalidad y las formas auténticas de sociabilidad por estrategias defensivas. Las necesidades básicas de supervivencia pueden determinar e influir en la definición de amenaza a la vida de un individuo. Por ejemplo, un padre que se enfrenta a la inseguridad alimentaria y de vivienda puede percibir la falta de recursos como una amenaza para su vida. La conexión social con el agresor puede ser percibida como una especie de salvavidas.

La disociación es un producto de estos circuitos del tronco encefálico orientados a la supervivencia y puede servir como un amortiguador ante la comprensión de que la propia vida está en riesgo. Desde la perspectiva polivagal, la disociación se considera un proceso inconsciente que sirve como un amortiguador protector cuando una amenaza es inminente. Cuando una persona se disocia, su nivel superior de pensamiento se altera y las funciones autónomas del sistema nervioso toman el control para optimizar la regulación de los sistemas corporales a través del sistema nervioso autónomo, incluso durante situaciones de vida desafiantes. La frecuencia cardíaca se ralentiza, la digestión se ve interferida y la consciencia se ve afectada. 

Las personas que han sufrido una experiencia traumática (que amenaza la vida) pueden internalizar un sentimiento de vulnerabilidad extrema y pueden tener dificultades para salir del estado disociativo (Cantor y Price, Cita 2007). Desde una postura puramente de supervivencia, la ralentización de la frecuencia cardíaca, la interferencia en la digestión y la percepción deteriorada de la realidad sirven para ahorrar recursos y proteger contra el pánico. Si bien estas estrategias de conservación son evolutivamente eficaces en reptiles asociales, comprometen las funciones homeostáticas y la sociabilidad de los humanos. Es más tarde, una vez superada la amenaza inminente, que la disociación continua puede volverse problemática, resultando en diversas comorbilidades mentales y físicas. Al aceptar la necesidad primordial de sobrevivir como un imperativo biológico, la disociación podría estudiarse como un amortiguador fisiológico adaptativo de supervivencia en respuesta a circunstancias abrumadoras. En períodos prolongados de cautiverio o bajo amenaza, un individuo puede funcionar en un estado disociado, lo que le permite tolerar lo intolerable.


Bajo amenaza, un individuo puede funcionar en un estado disociado
Foto: webconsultas



Una ciencia de la seguridad conduce a una comprensión de los procesos internos que sustentan la supervivencia.

La motivación para sentirse seguro es un objetivo principal del sistema nervioso (Porges, Cita 2022). La Teoría Polivagal (Porges, Cita 2021) proporciona una perspectiva científica innovadora que incluye la descripción neurofisiológica del circuito neuronal que regula a la baja las reacciones de amenaza. Este ajuste fisiológico ocurrió durante el cambio evolutivo de reptiles asociales a mamíferos sociales (Porges, Cita 2021). Desde la perspectiva de la evolución, el cambio en el sistema nervioso autónomo es el núcleo de nuestra capacidad para conectar socialmente con otros. Cuando aplicamos y refinamos el concepto de apaciguamiento a la afirmación de la Teoría Polivagal del impulso fundamental de internalizar un sentido de seguridad, podemos describir con mayor precisión el poderoso deseo instintivo de sobrevivir y prosperar, independientemente de las circunstancias. En este contexto, el concepto de apaciguamiento elimina la mayoría de las sugerencias de afecto mutuo y vínculo cuando se está en modo de supervivencia. La importancia de sentirse seguro como un sentimiento objetivo ha sido debatida desde los primeros psicólogos, como Wundt (Ogden, cita 1907).

El lenguaje ambiguo utilizado para describir emociones y sentimientos se suma al desafío de operacionalizar una "sensación de seguridad sentida" (Porges, Cita 2022). La Teoría Polivagal sugiere una definición de resiliencia en víctimas/sobrevivientes que conceptualiza una explicación jerárquica de los sentimientos como interpretaciones cerebrales superiores de las señales neuronales que transmiten información sobre los órganos viscerales (por ejemplo, corazón, intestino, etc.) al tronco encefálico (Geisler et al., Cita 2013). Esta perspectiva biopsicoevolutiva enfatiza la función fundacional del estado autónomo en las experiencias subjetivas de sentimientos globales y emociones específicas. Dentro de esta conceptualización jerárquica, los sentimientos de seguridad son preeminentes y forman el núcleo de un sistema motivacional duradero que cambia el estado autónomo, que a su vez impulsa comportamientos, emociones y pensamientos.

Cuando se enfrenta a una amenaza física, la respuesta natural es volver a una postura defensiva, incluyendo lucha/huida o un bloqueo total de las respuestas emocionales (Porges, Cita 2022). Enfrentados a una situación en la que no es posible escapar de inmediato, algunos sobrevivientes pueden tener el recurso de expresar un tipo de "compromiso súper social" que puede permitirles involucrarse y corregular y calmar eficazmente a su perpetrador. Operativamente definimos esta capacidad de corregular y calmar al perpetrador como apaciguamiento. La capacidad de acceder al proceso de apaciguamiento se conceptualiza como un tipo de "compromiso súper social" que requiere la capacidad neuronal para gestionar un estado híbrido que permite el acceso a la calma y las señales sociales del sistema de compromiso social (Porges, Cita 2011, Cita 2021, Cita 2022), mientras que simultáneamente se mantiene el acceso al sistema simpático de movilización energética para involucrar comportamientos de lucha/huida si es necesario (Porges, Cita 2011). Los testimonios directos de sobrevivientes de secuestros subrayan su conciencia de la importancia de establecer algún tipo de conexión social con el agresor. La necesidad de establecer dicha conexión se reitera en entornos terapéuticos y es descrita por estos sobrevivientes. En términos de la Teoría Polivagal, este proceso de conexión entre el sobreviviente y el agresor se considera «corregulación», un proceso mediante el cual se produce una expresión bidireccional mutuamente beneficiosa de señales de seguridad que calman funcionalmente el sistema nervioso autónomo y la conducta observable (Mohandie, Cita 2002).

La interacción social no solo ayuda a calmar el sistema nervioso autónomo, sino que su retirada puede desregular el sistema. Esto puede requerir una necesidad continua de interacción social para que el superviviente se mantenga a salvo. En un estudio sobre la corregulación entre madres e hijos, el cuidador de niños pequeños proporciona señales para calmar a los bebés. Específicamente, se demostró que el tono prosódico ayuda a regular a un bebé con problemas de conducta. Además, los bebés parecían angustiados después de que se les retirara la interacción social a su cuidador. Este estudio en particular no solo se centró en el impacto del tono prosódico en el estrés interno de los bebés, sino que también presenta el impacto de la disregularidad de la retirada social, lo que sugiere el impacto biodireccional entre dos sistemas nerviosos autónomos (Sarrate-Costa et al., Cita 2022 ).

La capacidad de apaciguar cuando se está en un estado activado requiere suficiente regulación para que el perpetrador parezca estar tranquilo. Esta forma de regulación no es de fácil acceso ni está disponible universalmente, pero requiere habilidades innatas para inhibir la excitación simpática que desencadenaría la defensa del perpetrador. Parecer tranquilo y enviar señales de interacción cuando se enfrenta a un depredador brinda una oportunidad para que se produzca la corregulación. La respuesta visceral a la amenaza es un circuito de supervivencia fundamental ubicado en el tronco encefálico y compartido por varias especies de vertebrados que precedieron a la evolución de los mamíferos sociales. Estos circuitos coordinan la excitación simpática o el cierre vagal dorsal para apoyar la supervivencia mediante comportamientos defensivos. La capacidad de estar cerca de un individuo o evento potencialmente mortal, sin cerrarse, huir o luchar, requiere la capacidad de acceder al sistema de interacción social con su dependencia neurofisiológica del complejo vagal ventral que regula las estructuras primarias (p. ej., la expresión facial, la entonación de la voz) de las que dependen la conexión social y la corregulación (Porges, Cita 2022). Activar el sustrato neuronal para apaciguar supone un desafío para el sistema nervioso y no es una conducta intencional fácilmente accesible. Más bien, requiere reajustar el estado autónomo que, de forma oportunista, mantiene suficiente inhibición sobre las reacciones adaptativas de amenaza del sistema nervioso simpático (es decir, lucha/huida) o del sistema vagal dorsal (es decir, bloqueo, colapso, desmayo, defecación). Al situar un estado autónomo en el centro de los sentimientos de seguridad o amenaza, las conductas pragmáticas de supervivencia de lucha/huida y las estrategias complejas de resolución de problemas que conducirían al escape son consecuentes y dependen de la función facilitadora del sistema nervioso autónomo para optimizar estas estrategias. De igual forma, desactivar las reacciones de amenaza y calmar el estado autónomo a través de la vía vagal ventral promoverá la accesibilidad interpersonal, a la vez que favorecerá la corregulación de los estados autónomos tanto del superviviente como del agresor. Este modelo sitúa el estado autónomo como una variable interviniente, que media en la interpretación de las señales contextuales y configura las reacciones tanto del depredador como del cautivo. Según esta conceptualización, dependiendo del estado autónomo del individuo, las mismas señales y desafíos contextuales pueden generar diferentes reacciones conductuales, cognitivas y fisiológicas. Esto sería cierto tanto dentro de cada individuo como entre ellos.

El apaciguamiento es una poderosa herramienta para la supervivencia, la adaptabilidad y la resiliencia

Existe una gama de respuestas entre individuos que comparten el mismo contexto ambiental traumático. Estudios sobre rehenes indican que un estado tranquilo y regulado puede aumentar las tasas de supervivencia (Jaeger et al., Cita 2014). Además, la utilidad adaptativa del apaciguamiento en las experiencias de sobrevivientes de abuso puede neutralizar funcionalmente las estrategias defensivas en la víctima, así como en el perpetrador a través de circuitos neuronales que comunican señales de seguridad. Por lo tanto, si el perpetrador comienza a sentirse seguro con la víctima, entonces existe la posibilidad de que el sistema nervioso del perpetrador se calme y reciba señales de seguridad emitidas por la víctima, lo que resulta en menos violencia, ira y lesiones. Esto no debe confundirse con la noción de adulación. La adulación es el uso de complacer a las personas para disipar el conflicto y ganarse la aprobación de los demás (La asociación entre la orientación teórica de un psicoterapeuta y la percepción del trauma complejo y la ira reprimida en la respuesta de adulación - ProQuest , Cita nd). Es una forma desadaptativa de crear seguridad en nuestras conexiones con los demás al reflejar esencialmente las expectativas y deseos imaginados de otras personas.

Proponemos que la víctima no está utilizando técnicas de adulación, sino que de hecho está influyendo en el perpetrador mediante un proceso interno de corregulación (Porges, Cita 2004 ). La corregulación fomenta la regulación tanto del captor como del secuestrado. Es una característica que permite a todos los mamíferos regular a la baja las estrategias defensivas como gritar y chillar, y en cambio promueve la sociabilidad al permitir la proximidad psicológica y física sin las consecuencias de las lesiones, incluso en situaciones de supervivencia. Es este mecanismo de calma que se ajusta adaptativamente para protegernos cuando estamos en modo de lucha o huida (Geisler et al., Cita 2013 ). Este mensaje ha sido confundido por algunos como el síndrome de Estocolmo o como un tipo de afecto en lugar de una poderosa reacción adaptativa de supervivencia. De hecho, la adulación no utiliza las poderosas fuerzas biológicas de la corregulación. La adulación implica menos sintonía y es más unilateral. Además, desde una perspectiva polivagal, la adulación puede tener el efecto opuesto al apaciguamiento porque podría ser percibida por el agresor como un estado altamente vulnerable, incitando a más agresión (Reid et al., Cita 2013 ).

La investigación de Bonanno y colegas (Bonanno y Burton, Cita 2013) se basa en el creciente cuerpo de literatura que subraya la aceptación de que el proceso fluido del sistema nervioso y la autorregulación se ha convertido en una variable importante para comprender la resiliencia (Bonanno, Cita 2021 ; Chen y Bonanno, Cita 2020 ; Jiang et al., Cita 2021). En resumen, el primer paso de la autorregulación es una evaluación de lo que se requiere en el escenario específico. El segundo paso, según la teoría de Bonanno, es la elección de lo que describen como una respuesta reguladora. La pregunta es, ¿qué puedo hacer? Por último, la pregunta es, ¿está funcionando? La última pregunta requiere una evaluación consciente de la estrategia. Se puede asumir que en una situación de vida o muerte, la pregunta es, ¿qué probabilidades tengo de mantenerme vivo? Esta investigación respalda la noción de que el sistema nervioso, especialmente las estructuras cerebrales involucradas en la regulación del comportamiento intencional, juega un papel importante en la supervivencia. Sin embargo, desde una perspectiva biológica, lo que falta es comprender el papel que desempeñan los mecanismos fundamentales de supervivencia del tronco encefálico en respuesta a un peligro inminente. Tampoco está claro cómo se desarrolla un estado autónomo lo suficientemente resiliente como para poder tener una respuesta de apaciguamiento ante dicha amenaza.

Está bien documentado que el pensamiento consciente se ve afectado por la respuesta biológica al terror (Pyszczynski et al., Cita 1999 ). En tiempos de amenaza a la vida, los circuitos de supervivencia fundamentales en nuestro sistema nervioso toman el control e interfieren con el funcionamiento ejecutivo, lo que sugiere que el pensamiento lógico y el desarrollo de estrategias son procesos completamente inconscientes. Todos los mamíferos operan desde la perspectiva de seguridad versus vulnerabilidad. Un sistema nervioso flexible proporciona opciones para la supervivencia y la resiliencia, aunque estas acciones pueden ser el resultado de procesos inconscientes. Los modelos animales también han presentado datos para apoyar que todos los mamíferos alcanzan un nivel de saturación en el que el umbral es demasiado alto para que un sistema nervioso influya en el otro sin descanso y desactivación (Chemtob et al., Cita 1992 ). Esto es importante para comprender la resiliencia porque, en muchas situaciones, el destino de la víctima está, por supuesto, determinado por la patología o motivación del perpetrador.

Implicaciones clínicas

El tratamiento de las víctimas/sobrevivientes de traumas no es un proceso único para todos. Existen numerosos enfoques de tratamiento, muchos de ellos respaldados por una sólida investigación basada en la evidencia (Han et al., Cita 2021 ; MacFarlane y Kaplan, Cita 2012; Review of Narrative Therapy: Research and Utility – Mary Etchison, David M. Kleist, 2000, Cita nd ; Warshaw et al., Cita 2013 ; Williamson et al., Cita 2010). La variable común en todas las modalidades es el sistema nervioso adaptativo del individuo que intenta dar sentido al horrible pasado. La pregunta inicial es "¿por qué no te fuiste?", pero una pregunta más importante es "¿cómo sobreviviste?". El enfoque clínico debe apoyar el proceso instintivo natural que mantuvo vivo al individuo. Después de la recuperación, el desafío es cómo ayudar a apoyar la internalización y la comprensión de que ya no hay peligro ni amenaza para la vida. Ahí radica el dilema: a las víctimas/sobrevivientes del abuso prolongado y aislado que se observa en secuestros y violencia interpersonal, a menudo se les hace creer que siempre habrá peligro y amenaza de muerte, incluso cuando el agresor no esté presente. El miedo inmoviliza y compromete el procesamiento superior, reforzando la dependencia.

La creencia de que uno se enamoró del perpetrador puede ser confusa y aterradora para una persona que ha experimentado cautiverio. La preocupación puede llevar a temores de mayor vulnerabilidad y puede connotar el mensaje de que la persona es capaz de ser engañada fácilmente. Otro factor es el mensaje dado a los miembros de la familia de que la persona no escapó intencionalmente por una lealtad retorcida al perpetrador. Este mensaje también es confuso y desregulador para los miembros de la familia y los partidarios, lo que puede evitar que los miembros de la familia apoyen activamente al sobreviviente. La percepción de apoyo es importante para la curación y el bienestar de todo el sistema familiar (Bailey et al., Cita 2020 ). Para comenzar a recibir y brindar este apoyo, es importante que los sobrevivientes y sus familias comprendan que el secuestro, la trata y la violencia de pareja, por definición, ocurren en contextos de diferencias. El cautiverio en estas circunstancias puede confundirse fácilmente con el amor, ya que las necesidades de supervivencia moldean la dependencia de la misma manera que un niño pequeño se ve obligado a depender del cuidador.

"La creencia de que uno se enamoró del perpetrador
puede ser confusa y aterradora para una persona
que ha experimentado cautiverio"
Foto: El Correo


Finalmente, la vergüenza se ha identificado como uno de los factores clave subyacentes a muchos síntomas traumáticos (López-Castro et al., Cita 2019 ; Saraiya y Lopez-Castro, Cita 2016). Ideas como el síndrome de Estocolmo pueden aumentar la vergüenza. Proporcionar a los sobrevivientes el marco de apaciguamiento normaliza y elogia el mecanismo de supervivencia, dada la inusual capacidad de interactuar con la red social cuando se ven amenazados. El apaciguamiento puede y debe enmarcarse como una explicación alternativa para lo que podría ser una sólida táctica de supervivencia, una táctica no solo intencional, sino que depende de las capacidades de un estado autónomo resiliente como recurso.

Propósito y resultado esperado de este artículo

En el campo de la investigación del trauma, reconocer la resiliencia como la norma ha pasado de ser considerado raro a ser visto como un resultado mayoritario (Bonanno, Cita 2021). Lo que no está tan claro es qué variables constituyen la resiliencia. Un gran cuerpo de investigación ha analizado las variables de personalidad, los recursos de apoyo, los activos financieros y educativos, la búsqueda mínima de significado y experiencia, y la expresión de emociones positivas (Bonanno, Cita 2004 ; Bonanno et al., Cita 2015). Otra variable importante citada son las estrategias de regulación emocional. Planteando la pregunta de ¿cómo o qué hace que un individuo sea más capaz de manejar eventos adversos de manera más positiva que otros? La investigación no ha podido evaluar con precisión la futura capacidad de afrontamiento de los individuos percibidos como resilientes en el momento del estrés traumático.

Dado que la investigación de Bonnano presenta un panorama de resultados modestos al aislar y categorizar variables individuales presentes en la literatura sobre resiliencia (Bonanno, Cita 2021), postulamos que la operacionalización de una explicación singular para la supervivencia y el logro de la resiliencia no puede resumirse en una fórmula única o multivariable. Lógicamente, un estado que preserve los recursos y altere la realidad de las circunstancias sería óptimo para prevenir la ansiedad abrumadora y, en algunos casos, lo que denomino muerte vudú (Cannon, Cita 1942 ; Lex, Cita 1974).

El objetivo de nuestro modelo propuesto de apaciguamiento es proporcionar una alternativa al síndrome de Estocolmo para comprender cómo un sobreviviente puede haber navegado y negociado de manera funcional y adaptativa con el sistema nervioso del perpetrador. Además, proponemos la introducción de una poderosa respuesta de supervivencia inconsciente. El apaciguamiento no garantiza la supervivencia, pero proponemos que el apaciguamiento sea un posible proceso inconsciente cuando se enfrenta a una amenaza de vida en el contexto de la violencia interpersonal. Esta amenaza de vida es el factor clave para que se produzca el apaciguamiento. 

La comprensión de que el sistema nervioso de una persona puede afectar inconscientemente el sistema nervioso de otra ha sido identificada en la investigación que analiza la presencia terapéutica y las variables que contribuyen a intervenciones terapéuticas efectivas (Geller y Porges, Cita 2014 ; Porges y Dana, Cita 2018). Cuando esta teoría se aplica a circunstancias que involucran cautiverio y amenaza de vida, proporciona una explicación plausible de cómo podemos comprender y honrar a los sobrevivientes que han tenido un sistema nervioso regulado que, cuando se enfrentan a amenazas de vida, les permite expresar características de calma, interés y compromiso social. Por lo tanto, es posible atenuar o alterar el estado de agitación del perpetrador. 

Cabe destacar que el modelo es puramente explicativo para reconocer la capacidad de los sobrevivientes que han tenido la oportunidad de acceder al apaciguamiento durante situaciones que amenazan su vida. El modelo no implica que esta capacidad pueda aprenderse o entrenarse. Se recomienda investigar más a fondo el impacto de la operacionalización de este concepto para apoyar la sanación y el bienestar de los sobrevivientes de diversos delitos. Una pregunta importante de investigación es: «Si el comportamiento de los sobrevivientes se apoya como un factor de resiliencia y se etiqueta en términos que resaltan procesos inconscientes, ¿impactará positivamente en el proceso de recuperación si su experiencia se conceptualiza desde su perspectiva y no desde la de quien preparó el proceso?».

Declaración de divulgación

El/los autor(es) no informaron de ningún posible conflicto de intereses.

Referencias

Por optimizar esfuerzos, las referencias están consignadas en el original en inglés que puedes descargarte haciendo clic AQUÍ.

martes, 16 de septiembre de 2025

Diplomado en Traumaterapia sistémica presencial y online 2025/27






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TRAUMATERAPIA SISTÉMICA APLICADA A NIÑOS/AS, JÓVENES Y ADULTOS/AS ® (2 AÑOS)



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Nuestra formación no solo es teórico-práctica sino que además, es vivencial. Los alumnos tienen la oportunidad de aprender y experimentar la importancia del apoyo terapéutico seguro, imprescindible para acompañar a los niños y niñas en un trabajo reparador destinado a superar las consecuencias de los procesos traumáticos. Esto hace que el trabajo personal del terapeuta sea una finalidad transversal de todo el proceso formativo.

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lunes, 15 de septiembre de 2025

Cuando el futuro recuerda, por José Luis Gonzalo

Cuando el futuro recuerda

Por José Luis Gonzalo Marrodán
psicólogo clínico y traumaterapeuta sistémico




Estoy terminado la lectura del último libro de Carlos Pitillas, totalmente recomendable. Me refiero a Caminar sobre las huellas. Vínculos, trauma y desarrollo humano. La obra ahonda en las aportaciones que la teoría del apego y el psicoanálisis intersubjetivo nos ofrecen, sin olvidar las tradiciones clásicas, pero con una mirada actual. Un trabajo muy bien trazado, con una lógica expositiva clara y ordenada y con el rigor que al autor le caracteriza, basado en su experiencia clínica y en la investigación. La parte que repasa los mecanismos de defensa es lo mejor que he leído sobre el tema; muy bien explicados y con ejemplos y tablas que ilustran los contenidos y favorecen su comprensión.

Dentro de todo lo que Carlos Pitillas aborda, me ha parecido muy interesante para profesionales y familias la respuesta a la pregunta que el autor se hace. Me estoy refiriendo a ¿por qué repetimos los viejos esquemas mentales? A pesar de que sus resultados y consecuencias sean problemáticas para la persona y los demás, ¿por qué sucede esto? Sobre ello voy a hablar a continuación. Sin embargo, os recomiendo que compréis el libro de Carlos Pitillas y deis buena cuenta de él porque, además de ser el autor, profundiza mucho más de lo que en un artículo de blog yo puedo hacer. 

Las personas desarrollamos tempranamente representaciones mentales como consecuencia de nuestra interacción con el mundo y con las personas que conforman nuestros primeros vínculos. En palabras de Carlos Pitillas, "convertimos las experiencias en representación". Lo que se repite y espera de la experiencia es previo a la aparición del lenguaje. Al principio, durante los primeros años, no son muchas las representaciones, de acuerdo con la oferta relacional que el bebé vaya recibiendo -primero con las figuras adultas que le cuidan, después con otras personas significativas-. Pero en la medida en que crecemos disponemos de una miríada de representaciones y modos de procesar cognitiva, emocional y sensorialmente el mundo que nos rodea y las relaciones. 

Si las experiencias vividas son muy similares y requieren patrones de respuesta parecidos, tienen continuidad y ofrecen resultados, hacen que los modelos representacionales se registren y afiancen mentalmente. Por ejemplo, Sergio nació en un entorno familiar caracterizado por la violencia. A los doce meses, desconectarse mentalmente de los gritos, palizas e insultos que su padre le propinaba a su madre, le ayudaba a no sentir. A los dieciocho meses, fue ingresado en una casa cuna, y los educadores tenían una disciplina muy rígida. Su sistema nervioso reaccionaba con rigidez y la desconexión de las personas y del entorno se afianzó. Más mayor, con cinco años, no hablaba, era muy introvertido, experimentaba mucho miedo en el día a día a causa de la disciplina maltratante de los educadores, pero trataba de no estar presente y seguir disociado de esas vivencias. Más tarde, con diez años, es adoptado y sus padres no se explican por qué es un niño de pocas palabras, solitario, que teme las relaciones sociales -experimenta gran ansiedad- y de rasgos introvertidos. Solo busca los entornos donde pueda estar como mucho con una persona conocida, huye de las relaciones sociales y teme los vínculos íntimos. Es muy resistente al cambio y por mucho que sus padres lo intentan, no consiguen que Sergio se relacione con sus compañeros. 

Portada del libro de Carlos Pitillas
Como dice Carlos Pitillas, “la organización relacional de esta persona mantiene una continuidad en cuanto a la temática”, es decir, desconectarse de las experiencias interpersonales que impliquen relaciones sociales sobre todo grupales. Como dice Pitillas, “…los niños inseguros, por su parte, son más vulnerables a recaer en formas negativas de funcionamiento cuando las circunstancias se vuelven difíciles”.

Hay una repetición de patrones interpersonales, que en otros órdenes de la vida podemos ver en múltiples casos: tender al conflicto, complacer a todo el mundo, idealizar parejas para luego devaluarlas y romper agresivamente con ellas, tener el control de las situaciones, huir de las relaciones de pareja cuando se hacen íntimas, ser el salvador de todo el mundo, atacar a quienes te quieren ayudar, acomodarse a los castigos, ser el protagonista y el centro de atención en los grupos,… 

Carlos Pitillas en su libro “Caminar sobre las huellas. Vínculos trauma y desarrollo humano” nos habla de por qué estos modelos representacionales, algunos más rígidos que otros, hacen que repitamos una y otra vez aquello que nos perjudica claramente. ¿Por qué nos empeñamos en un resultado fatal? Esto lo ven también y lo sufren muchos niños y adolescentes con historia de trauma que vienen a consulta. Sus padres no se lo explican y claro, en ausencia de argumentos científicos las ideas populares y relacionadas con la voluntad o el carácter son las que se imponen: “lo hace porque quiere”; “lo hace para fastidiarnos”; “es un fatalista”; “tiene un carácter difícil”; “es egoísta”, etc.

Sin embargo, Carlos nos ofrece una visión que da mucho sentido al acto de repetir. Así nos dice que:


- Los modelos representacionales se conservan porque, muchas veces, siguen funcionando.


Como dice Pitillas, “conservar esquemas interpersonales inseguros, defensivos, basados en el aprovechamiento rápido (a veces, impulsivo) de los recursos disponibles, en la sumisión a un poder mayor o en la agresividad proactiva, es la mejor política cuando las condiciones de un entorno temprano adverso no cambian”.

Me parece fundamental, porque nos abre el marco de posibilidades comprensivas acerca de por qué los chicos y las chicas con trauma temprano de apego se comportan del modo en el que lo hacen. Nos ayuda a luchar contra las “certezas mentalizadoras” (Malberg, 2019) que sentencian y ven la realidad de manera polarizada. Porque si nuestros niños funcionan así es porque muchas veces viven las emociones en bruto y no han adquirido representaciones mentales que les permitan reflexionar sobre los impulsos y por lo tanto, modularlos. Son los padres o cuidadores tempranos los que devuelven al niño en espejo de una manera regulada y sintonizada, en congruencia, el estado emocional que están sintiendo y se lo traducen en palabras. 

Así, muchos de nuestros niños y adolescentes funcionan con sus viejos esquemas e incurren una y otra vez en su repetición porque les ofrecen resultados. Ellos están centrados en la inmediatez y proyectarse al futuro es algo que no contemplan. 

Pongamos algunos ejemplos: 

“¿Por qué mientes? No lo sé. Me sale automático. Es como una fuerza que me empuja a hacerlo. De ese modo me garantizo que obtendré lo que quiero" [Cuando en un orfanato se ha carecido de todo, esto tiene sentido]

“Yo soy muy tranquilo y respetuoso, pero si alguien me hace daño, ya no me importa nada. Puedo ser muy cruel y hacerle daño. Hay que protegerse” [Me dice un chico que creció en las calles de una ciudad de Honduras donde había pandillas violentas]

"No puedo consentir que ningún hombre me ningunee, que me haga sentir inferior y que yo se lo consienta. Agredirle verbalmente y humillarle me devuelve el poder y el control" [Me dice una víctima de malos tratos en la infancia y varias veces víctima de violencia de género, cuando percibe cualquier señal que en la actualidad puede interpretar como desprecio por parte de un hombre]

"Robo porque sí. No sé por qué… Necesito tener, no me puede faltar… Por eso tengo comida en los armarios, eso hace que me quede tranquilo". [Un joven que roba dinero en clase y que acumula comida en cantidades desproporcionadas en los armarios de su cuarto]


- Los modelos se mantienen porque aportan familiaridad y congruencia


“Más vale malo conocido que bueno por conocer”. Como explica Carlos Pitillas, “repetir esquemas relacionales contribuye a un sentimiento básico de familiaridad, la impresión de pisar terreno conocido” […] “El conjunto de esquemas que nos ayudan a navegar el mundo de las relaciones nos aporta también un sentido de continuidad personal, nos ayuda a sentirnos alguien; es una fuente de identidad a la que cuesta renunciar” […] “La capacidad de algunos individuos para encontrar enemigos donde no los hay, o para sentirse rechazados en entornos suficientemente amables, o para iniciar conflictos de poder allí donde el poder no es relevante, atestigua esa imperiosa necesidad que los humanos tenemos por sentir que la realidad es congruente con lo que esperamos de ella”.

Pongamos algunos ejemplos:

“Mi amigo no me quiso coger el teléfono, le insistí un montón de veces… yo creo que no me quiere ver y que pasa de mí, me desprecia y rechaza… me produce mucha rabia, estoy a punto de estallar” [Su amigo estaba sencillamente ocupado]

“Me encargo de hablar con todos los jefes de servicio de la empresa para asegurarme que el nuevo compañero no coge posiciones de privilegio. Aprovecho mi buena relación con ellos para controlar que yo sigo siendo el encargado principal, porque seguro que este viene con la idea de hacerse con el puesto y quitármelo a mí” [Cuando el nuevo compañero no ha dado ninguna muestra de querer optar a ninguna posición de privilegio]

“Siempre comienzo idealizando a las parejas, las seduzco muy bien, me siento cómoda en el sexo, pero cuando ya pasa la primera noche y empezamos a quedar para conocernos, no lo puedo aguantar, me siento como incómoda, alterada, agobiada y… les echo de mi casa. Así ni me acuerdo del número de relaciones que he tenido”. [Una joven con un miedo intenso a intimar y vincular con sus posibles parejas]

- Los modelos se conservan porque aportan un sentido de conexión interna. 

Pitillas nos dice que “la repetición contribuye a un sentido interno de conexión con las figuras del pasado” […] “Reproducir el modo en que se dieron las relaciones con nuestros padres, hermanos u otras personas importantes nos permite sentir en un nivel interno, que estamos cerca de ellas, que conservamos ese vínculo que es tan necesario” […] “…garantizamos, también, una impresión de lealtad a nuestros objetos primarios”

Esto explica por qué repetimos los patrones relacionales aprendidos con nuestros padres. Muchas personas dicen que utilizan la misma disciplina que sus progenitores porque eso les ayuda a sentir que están en sintonía con lo que hicieron con ellos, porque es lo que han conocido y lo reproducen acríticamente. 

A veces en los acogimientos familiares, la conducta negativa del niño se produce por esa necesidad de sentirse en conexión y leales a los progenitores.

Más ejemplos: el joven que se descuida porque reproduce el modo en el que le descuidaron de niño. El hombre que no se fía absolutamente de nadie porque todo el mundo le quiere engañar, su padre era así, dice. La chica que a su pareja le prepara la merienda le lava la ropa, le lía los pitillos y se muestra sumisa ante todo lo que aquella le dice por temor a perderle y porque es un viejo modelo de relación que sufrió en su familia de origen…

- Los modelos se conservan porque aportan control y contrarrestan la pasividad del trauma.

“Repetir los esquemas relacionales ligados al trauma puede ofrecer sienta sensación de dominio o de control sobre acontecimientos que, originalmente, se experimentaron con pasividad e indefensión”, dice Pitillas.

Y esto puede suceder representando el rol de víctima que genera en las otras personas actitudes de dominación. O invertir el rol y ponerse en la posición de agresora, cuando en el pasado se fue víctima.

Pongamos dos ejemplos: 

Laura creció con un padre autoritario y violento, que alternaba explosiones de ira con períodos de silencio castigador. Desde pequeña aprendió a estar hipervigilante y a evitar conflictos, complaciendo siempre para evitar el castigo.

En sus relaciones de pareja, Laura es excesivamente complaciente, se disculpa constantemente incluso cuando no ha hecho nada malo, y rara vez expresa sus propias necesidades. Esta actitud pasiva refuerza en su pareja una postura dominante: él toma todas las decisiones, invalida sus opiniones, y a menudo se enfada si ella no está disponible emocionalmente.

Laura, sin querer, provoca en su pareja una actitud de control porque su estilo relacional se sostiene en la sumisión como forma de supervivencia aprendida.

Charly es un niño de once años que sufrió malos tratos físicos y emocionales, y una negligencia en los cuidados muy grave. Uno de los problemas que tiene es que no sabe respetar los límites de su propio cuerpo y el de los demás. Actualmente, para salir de los sentimientos de indefensión sufridos, pega y toca las partes íntimas de sus compañeros, riéndose de ellos y burlándose del profesor cuando le confronta con este comportamiento inaceptable. Sentirse él el agresor le ayuda como defensa contra la propia vulnerabilidad sufrida. 

REFERENCIAS

Malberg, N., Muller, N. Lindqvist, K., Ensik, K y Midgley, N. (2019). Tratamiento basado en la mentalización para niños. Un abordaje de tiempo limitado. Desclée de Brouwer.

Pitillas, C. (2025). Caminar sobre las huellas. Vínculo, trauma y desarrollo humano. Desclée de Brouwer.