lunes, 9 de febrero de 2015

Enseñanza basada en el apego, una propuesta subversiva: cómo crear un aula tribal (II)

El pasado post comenzamos exponiendo la novedosa propuesta de Cozolino (un
experto en neurobiología del apego y en la psicoterapia basada en la neurociencia) consistente en crear una enseñanza basada en el apego.

En esta segunda parte (los que no habéis leído el post anterior debéis acudir a él
 para poder seguir el de hoy) retomamos exactamente en el punto donde nos quedamos: decíamos que Cozolino afirmaba que las soluciones a la mayoría de los problemas que el futuro nos depare -en cuanto a necesidades formativas de nuestros niños- no serán técnicas sino humanas. Debemos retornar al modo en el que el cerebro se configuró para aprender: dentro de una comunidad tribal donde apego y aprendizaje van de la mano. Algo que se truncó con el comienzo de las sociedades industrializadas, en el siglo XIX. Pero si bien en épocas anteriores existía una mayor certidumbre sobre el tipo de formación que los niños debían de recibir, actualmente, en una sociedad tan cambiante, hay mucha más incertidumbre con respecto a lo que deberán saber dentro de diez años, los niños que hoy en día están en la Primaria. Por ello, la clave estará seguramente en aprender a aprender, en aprender a convivir, a cooperar, a desarrollar competencias en contextos participativos y nutritivos desde el punto de vista emocional, no sólo intelectual, donde se aprenda en relación con otros (y con el profesor como base segura) La adquisición de contenidos conceptuales, la repetición mecánica, la memoria y el examen como modo de valoración, actuales monarcas, en general, de nuestras escuelas, no serán lo fundamental.

Me gustaría que los profesores que seguís este blog veáis en esto una oportunidad para poder formar a los alumnos, futuros adultos, como personas. Para ello os voy a trasladar, según Cozolino, cuáles son los elementos que debe de tener un aula tribal, así como cuál debe ser el papel del profesor. El principal escollo con el que os podéis encontrar es el excesivo número de alumnos que tengáis; de todos modos, ello no es óbice para que podáis introducir bastantes de los componentes que caracterizan un aula con una enseñanza basada en el apego. Una nueva escuela para una nueva forma de aprender a ser: fundamentada en las relaciones y el nutrimiento afectivo, no sólo el intelectual.

¿Por qué una forma de aprender en el aula basada en las relaciones?



Para Cozolino –ofrecemos sus aportaciones recogidas de su reciente libro titulado: "Attachment-Based Teaching. Creating a Tribal Classroom"- el fundamento científico de todo esto reside en que el cerebro es un órgano social. La biología (incluida la función intelectual) no puede desarrollarse si las relaciones sociales no son adecuadas o son reducidas a segundo plano, o directamente ni se contemplan. Por ello, hemos de tener en cuenta, según Cozolino, en ese binomio ciencia-educación lo siguiente:

Una nutrición apropiada (física y emocional) tiene un impacto en la memoria y el aprendizaje. Tanto como el dormir y la actividad física.

El cerebro no es un órgano aislado y separado que vive en el vacío, como muchas personas creen, como muchos enseñantes piensan.

Nuestro cerebro social reside y descansa en una matriz de relaciones interpersonales y en las realidades de la vivencia diaria.

Es el reconocimiento de que el cerebro humano es un órgano social de adaptación.

El camino hacia una mente abierta es un corazón abierto: si quieres que tus alumnos aprendan, alimenta su corazón.

¿Cómo era el aprendizaje hace miles de años?


El aprendizaje temprano tuvo lugar en parejas o grupos pequeños de relación interpersonal en los que los individuos con mejor “curriculum” guiaban a los demás en la supervivencia diaria.

Durante cientos de miles de años, los humanos más modernos desde el punto de vista anatómico se implicaban en pequeñas comunidades compuestas y amparadas por rituales comunes de relaciones de familiaridad y cooperación.


La interdependencia del grupo continuó siendo tan trascendente y modelando nuestro cerebro de tal modo que las tribus llegaron a ser súper-organismos.

¿Cómo crear una clase tribal?


Las instituciones más exitosas son aquéllas que son capaces de integrar los imperativos instintuales de nuestro cerebro social dentro de las estructuras organizacionales jerarquizadas.

La acomodación de los instintos tribales dentro de amplias instituciones, denominadas redes de trabajo o círculos de trabajo, mejoran el funcionamiento de los grandes grupos activando los instintos sociales primitivos.

Los cuatro aspectos clave de una clase tribal


Relaciones confiables y seguras. La posición del profesor tiene un paralelismo con la de los padres en la construcción del cerebro. Ambos pueden apoyar la regulación emocional proveyendo una base segura que favorece el proceso de aprendizaje.

La sintonización entre profesor y estudiante es especialmente importante con los estudiantes que están en riesgo.

Niveles de activación y de ansiedad de bajos a moderados. El cerebro interrumpe la plasticidad neural a niveles muy bajos de arousal (arousal=grado de activación generalizada del organismo) para conservar la energía; y a niveles muy altos de arousal para desviar la energía hacia la supervivencia inmediata.

Cuando los niños crónicamente estresados y traumatizados son confrontados con un nuevo aprendizaje, a menudo son incapaces de activar los procesos de neuroplasticidad. Esto lo vemos en los niños víctimas de abandono, maltrato, abuso. No pueden aprender no porque no sean inteligentes sino porque no tienen la suficiente regulación emocional para que se produzca la neuroplasticidad (el aprendizaje por la creación de nuevas conexiones neuronales)

Pensar y sentir. Durante la evolución de los primates, el hemisferio izquierdo y el derecho llegaron a ser diferentes: el izquierdo especializado en el lenguaje y el pensamiento racional; el derecho en las emociones.

Las experiencias que estimulan el pensamiento crítico en situaciones emocionalmente relevantes refuerzan la integración hemisférica que apoya la regulación emocional y la solución de problemas complejos.

La co-construcción de narrativas. La evolución del cerebro humano es interdependiente de la narración de historias y la co-creación de historias entre los miembros de una tribu. Una buena historia contiene conflictos y resoluciones, gestos y expresiones y pensamientos acompañados de emociones. Las historias son transferidas cerebro-a-cerebro mediante en una, diríamos, sinapsis social y sirven para integrar el funcionamiento de los individuos dentro de los grupos mediante habilidades de enseñanza y la creación de objetivos y perspectivas compartidas. Esto apoya la integración de las redes neurales.

Dice Cozolino que desgraciadamente, crear una clase tribal es un acto subversivo que está en oposición a la obsesión cultural de los resultados de los tests y la competición. Construir una tribu es un arte guiado por la empatía, la sintonización y la sensibilidad humana. Necesitamos ser creativos para construir una clase tribal. Va a depender en gran medida de nuestros intereses, personalidad, pasiones y cualidades. Seamos subversivos y desterremos los exámenes como forma de valoración. Personalmente, con los profesores que más aprendí en la Facultad de Psicología son los que nos proponían hacer trabajos de grupo y además, a ser posible, aplicados a una realidad profesional que ya nos atrajera. Así que no creo que los profesores de Primaria o Secundaria estén obligados a usar el examen como forma de evaluación ¿O sí? ¿Alguien me lo puede aclarar?

Tiempo. Las clases tribales se caracterizan por el tiempo que sus miembros pasan juntos. Este tiempo extra en el cual el profesor cultiva la socialización, áreas de trabajo y proyectos conjuntos es importante para distinguir a la tribu de otro tipo de clases.

Otra manera de incrementar el tiempo que los niños conviven juntos es aumentar la intensidad emocional del tiempo de clase mediante experiencias y ejercicios que son más personales y que favorecen la implicación emocional.

Familiaridad. Las tribus se caracterizan por las experiencias que comparten, la comunicación y la ausencia de secretos. Una parte importante de lo que llamamos construcción de grupo en las organizaciones modernas ocurre naturalmente durante la vida o el día a día en las tribus.

La intimidad se crea mediante el contacto continuo y el conocimiento de los unos y los otros, así como haciendo énfasis en la identidad de grupo.

Afecto. Cuidar a otros está basado en la compasión y en la empatía así como en conductas inclusivas, la toma de decisiones democrática, ayudarse los unos a los otros a conseguir los objetivos y compartir responsabilidades en el éxito y el fracaso.

El valor de la experiencia de cada uno es importante para todos. El éxito es entendido como un objetivo grupal más que como un logro individual y el auto-concepto se define también por ser miembro del grupo.

Propósitos comunes a través de causas valiosas. En las sociedades a pequeña escala la fuerza que impulsa a la tribu es la supervivencia física. Lo que parece que activa las mismas emociones en los estudiantes es la dedicación del grupo a una causa valiosa. Durante el proceso, la cooperación y la cohesión, la confianza y la compasión son reforzadas y expandidas. 

Más importante que la tarea es el reto, el cual mediante la lucha, la perseverancia y el éxito cimentan la conexión grupal.

La causa valiosa puede ser dirigida hacia un objetivo de los miembros de clase o un proyecto que puede ser útil a otros.

¿Y el papel del profesor-educador?


Como Cozolino dice, éste no puede ser otro que el derivado de la teoría del apego de Bowlby: El educador crea un entorno tribal que es base segura sobre todo para aquéllos que no han tenido éxito en las escuelas anteriores.

“Mirad, os quiero y tenemos que conseguir actuar juntos. Vosotros vais a aprender o si no vais a morir” Este es el mensaje para la tribu. Aprender no es una opción; es necesario para la supervivencia.

El educador debe pensar en la clase como una familia amorosa que crea un clima de cuidado y apoyo. Si no queremos a los niños, es imposible enseñarles y que aprendan algo significativo.

El entorno contenedor es una relación que es lo suficientemente segura para dejar el miedo, la confusión y la incertidumbre, a la par que se apoya y se anima a crecer. La seguridad que crea una base segura hace que vayan desapareciendo las autodefensas.

Espero haber despertado el entusiasmo, el convencimiento y la energía suficiente en quienes depende que esto pueda ser así en nuestras escuelas, más centradas en fomentar los valores de nuestra sociedad actual (la competición, el éxito individual, la obediencia) que los de la tribu (cooperación, igualdad, liderazgo basado en el servicio)

Os voy a dejar este vídeo de una experiencia en un aula de Japón llevada adelante por un profesor cuya manera de enseñar se aproxima a un aula tribal. Fijaos en cómo saluda a los niños (se nota que les quiere y les recibe con alegría) y lo que les dice al principio: “La vida debemos vivirla con alegría porque solo tenemos una vida” La empatía es lo más importante en esta aula. Pensemos sobre ello y hagámoslo posible.






Picadas de hoy:

La primera, es celebrar la aparición
de AIRE: Asociación para la Investigación de la Resiliencia. Ha sido presentada socialmente en Sevilla los pasados días 19 y 20 de enero. AIRE se gesta en Bilbao, en el Congreso Europeo de Resiliencia que tuvo lugar en octubre de 2013. De una multitudinaria asamblea nació el deseo de asociarse para poder tener una institución que articulara organizadamente la investigación y la formación aplicada sobre resiliencia que muchas personas manifestaron necesitar. Uno de sus primeros frutos ha sido el Postgrado sobre Resiliencia que echó a andar el mes de octubre de 2014, organizado por la Universidad de Barcelona. Pero esto no es sino uno de los muchos que irán llegando. Os dejo su dirección web. Desde aquí le damos la bienvenida y nos felicitamos por su aparición. 

Página web de AIRE: http://aireresiliencia.org/

La segunda picada es que Siegel -formando dueto nuevamente con Payne, no nos olvidemos de ella- acaba de editar un nuevo libro titulado: “Disciplina sin lágrimas. Una guía imprescindible para orientar y alimentar el desarrollo mental de tu hijo” Sigue la misma línea que el afamado “El cerebro del niño”. Hay que celebrar y alegrarnos también por este tipo de libros, de prestigiosos autores, que están haciendo un
esfuerzo divulgativo enorme para tratar de desterrar la vieja idea de que disciplina y afecto no pueden ir juntas. ¿Para ser firme y que mis hijos o niños obedezcan, debo ponerme de malas, enfadarme, encolerizarme y recurrir al castigo o a enviar al chico o chica a su cuarto? No. De verdad que si queremos evolucionar (y desterrar técnicas de disciplina clásica basadas en una parentalidad que no es positiva y en una cultura que no favorece el buen trato) y formar y educar a nuestros hijos como personas equilibradas, empáticas, asertivas y responsables, otro tipo de disciplina es posible.

Que estéis bien, hasta dentro de quince días, que nos espera la tercera parte sobre aulas tribales. Hablaremos de una experiencia real. Cuidaos / Zaindu.

3 comentarios:

  1. Hola Jose Luis. No sabrás si el libro de Cozolino está traducido al castellano? Lo he buscado por internet pero no lo he encontrado.
    Me encanta tu blog. Mil gracias por compartir tantos conocimientos y recursos. Un saludo Maider

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  2. Hola Maider, buenas noches, el libro no está traducido al castellano, está sólo en inglés, de momento. Un saludo cordial, y gracias por tus palabras.

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  3. Hola, Jose Luís. El otro día leí en faceboock un apunte (lo ponía un maestro), que decía "En la escuela no se educa, se enseña". Al ver el increíble número de "me gustas", que alcanzó, me vino a la memoria este vídeo. No sé, pero a mí me cuesta encontrar dónde esta la diferencia entre enseñar y educar. Sólo pienso que qué bonito, que, como se recoge en el video, en la escuela se aprendan "lecciones para la vida".

    Muchas gracias por tu blog, ¡qué suerte que compartas tantas cosas con nosotros!

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