viernes, 6 de febrero de 2009

Taller de padres en el Colegio La Salle de Zarauz

El pasado diciembre de 2008 tuve el placer de dirigir una sesión con los padres de familia de la Escuela de Padres del Colegio La Salle de la localidad guipuzcoana de Zarauz.

Invitado por el director del centro, Sr. José Antonio Blanco Marijuan, a través de la psicóloga Sra. Isabel González que también tomó parte, el taller se centró en torno al tema del apego: las relaciones tempranas padres-hijo seguras conducen a relaciones futuras igualmente seguras y sanas. Del mismo modo, se analizaron otros apegos que los niños forman con adultos importantes en sus vidas: cuidadores, profesores, compañeros. Del mismo modo, se expuso la importancia de la teoría del apego en psicología para la labor educativa.

Tras una breve intervención teórica, se procedió al trabajo práctico del taller mediante la discusión, el diálogo y el debate, llegándose a conclusiones importantes que expongo por su utilidad (no puedo dar cuenta de todo, pues fueron dos horas muy intensas, con una altísima participación de todos los asistentes. Expongo aquí lo que creo fue más significativo):

- La responsabilidad de los padres en proveer a los hijos de relaciones de apego seguras, basando éstas en un modelo de buen trato, cuidados, satisfacción de las necesidades, pues ello genera confianza y les hace interiorizar sentimientos positivos y de alta autoestima.


- Mantener unas relaciones basadas en el afecto (implicación personal en la vida de los niños sin invadir) y un adecuado uso de las herramientas de control de la conducta, siendo éstas siempre dirigidas a modificar sus comportamientos negativos, nunca para rechazar a la persona.

- Los modelos de los padres siempre son básicos porque los niños aprenden de sus ejemplos y son las principales figuras a imitar por los menores, pues se identifican con éstas.

- La necesidad de no confundir apego con sobreprotección, pues éste sería un exceso de empatía que no permitiría que los niños pudieran aprender y madurar a través de la experiencia de afrontamiento de los distintos retos y desafíos de la vida.

- Es importante que ambos padres sean coherentes en la transmisión de valores, actitudes y normas, estando implicados los dos y sin que uno de ellos ceda toda la responsabilidad en el otro miembro, o marque pautas contradictorias con las del otro progenitor.

- En la adolescencia, es trascendente el mantenimiento de una relación basada en el diálogo y en la comunicación para poder conocer cuáles son sus problemas y poder aconsejarles. En este sentido, el escaso autocontrol, en ocasiones, de los padres y el exceso de celo con las normas lleva a éstos a proporcionar estímulos aversivos demasiado precipitadamente (broncas, gritos, pérdida de los papeles...) ante una infracción normativa sin antes tratar de serenarse, analizar y reflexionar con el adolescente qué ha ocurrido (y qué le puede suceder, si tiene algún problema, en qué contexto social se desenvuelve y cómo le influye) y por qué se comportó de ese modo y se saltó la norma. Después se puede meditar qué medida educativa adoptar. Es importante comprender al adolescente, escucharle y no sólo reconvenir o sancionar.

- En este sentido, apareció la medida educativa de la reparación como la más acertada para ayudar al adolescente a conectar con el punto de vista del otro, además de poder proporcionarle un medio de arreglar el daño o el malestar que haya podido causar. Es mejor que haga una acción útil para toda la familia (limpiar los cristales de la casa, por ejemplo) que un castigo puesto desde el enfado que luego se retira (por ejemplo, un mes sin videoconsola)

- Hay que dedicar tiempo a los hijos, un mínimo es necesario, si no, a posteriori, surgirán problemas emocionales y del comportamiento. Un niño puede tener los aspectos físicos y materiales cubiertos pero apenas jugar, hablar, sentir, comunicar… con sus padres. Entonces, el apego, ese sentimiento de sentirte sentido y ligado a alguien (que, en suma, te conduce a la interiorización de normas y valores sociales) no se realiza adecuadamente. La calidad del tiempo que les dedicamos es tan importante como la cantidad, pero si no hay casi nada de tiempo es imposible...

- Los adolescentes que crecen con un sentimiento de escaso vínculo afectivo hacia sus padres, se frustran más fácilmente, presentan menos seguridad en sí mismos, sus hábitos y normas están desigualmente instalados, tenderán a ser materialistas e individualistas, pueden tender al egocentrismo y manipularán a los otros (incluidos los propios padres, que le han enseñado en esta vida que lo funcional y material prima por encima de lo afectivo), sus relaciones pueden ser más inestables y también se vuelven más dependientes y menos organizados.

Los padres y madres del Colegio de La Salle de Zarauz, que llevan años formándose con distintos especialistas, demostraron conocimientos, habilidades parentales e implicación en la tarea de educar a sus hijos.

Desde aquí mi reconocimiento y felicitaciones por tomarse en serio y dedicar tiempo a su formación como padres. Y por sus excelentes aportaciones.

Volveremos a este Taller próximamente, y espero recoger aquí, de nuevo, los temas que se aborden, seguro que de interés para todos los educadores y padres.

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