sábado, 22 de noviembre de 2008

Charla-coloquio en el Colegio Marianistas de San Sebastián sobre el duelo en el desarrollo evolutivo de los niños

Por segundo año consecutivo, los padres y madres de familia del Colegio de los Marianistas de Donostia, tuvieron a bien invitarme a impartir una charla, para posteriormente mantener un debate conjunto.

Este año la charla se centro en el tema del duelo en los niños. Se abordaron los siguientes puntos: qué es el duelo, cómo se manifiesta en los niños, cuándo podemos hablar de duelo complicado y qué ocurre cuándo hay ausencia de manifestaciones. Al mismo tiempo, se dieron pautas sobre cómo acompañar a los niños en distintas situaciones de duelo a lo largo del ciclo vital a las cuales pueden estar expuestos: la muerte de seres queridos, la separación de los padres y los niños que experimentan múltiples pérdidas.

Se inicio la charla subrayando que el duelo es una experiencia normal ante una pérdida, que precisamos expresar el dolor y elaborar la pérdida. Aunque hay personas que no precisan esa liberación y por ello no son raras ni nada parecido. Hay tantas reacciones al duelo como personas.

Se expuso cómo los niños responden ante una pérdida: con ira, con culpa, con alteraciones del comportamiento y manifestando regresiones (conductas de etapas anteriores a las cuales regresan, transitoriamente, como chuparse el dedo u orinarse en la cama) Hay niños que van a exteriorizar las reacciones y otros que van a dar una respuesta interiorizada.

Se puso el acento en lo que la corriente de la psicología positiva preconiza: la ausencia de manifestaciones y el mantenerse equilibrado ante un evento potencialmente traumático no implica nada negativo, sino que puede sugerir todo lo contrario: que la persona es resiliente (concepto que significa la capacidad de resisitir con equilibrio los impactos duros de la vida) y capaz de mantenerse estable pese al impacto. Y que algunas personas pueden, incluso, beneficiarse de la experiencia y aprender de ella. Ahora bien, cuando se trata de niños, es casi matemático que adultos resilientes, niños resilientes.

El debate fue animado, con numerosas intervenciones, de altura, donde los presentes pudieron exponer sus dudas, inquietudes, experiencias… y compartirlas. Un tema difícil de verbalizar al que hay que perderle el miedo y enfrentarlo, pues tarde o temprano todos viviremos experiencias de duelo. Y hay que preparar a los niños para ello.

Agradezco a toda la comunidad escolar de los Marianistas la invitación, la excelente acogida dispensada y el alto grado de participación
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