viernes, 15 de diciembre de 2017

"La mirada consciente en los centros de protección", intervenir desde el vínculo afectivo con los menores acogidos, por Pepa Horno, Antonio Echeverria y Antonio Juanas.

Pepa Horno, psicóloga y consultora en infancia, afectividad y protección en ESPIRALES Consultoría de Infancia, cuyo magnífico blog ya conocéis, ha realizado un proceso de supervisión de ocho centros de protección dependientes del Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS) En dicho proceso han participado, además, Antonio Echeverria y Antonio Juanas, y se ha plasmado en un libro titulado: La mirada consciente en los centros de protección. Editorial CCS.

Los que conocemos a Pepa Horno y sabemos no sólo de su profesionalidad sino de sus valores humanos, estábamos convencidos que dicha supervisión se traduciría en un cambio para los centros que han tenido la fortuna de trabajar con ella. Un cambio que hemos hecho muchos profesionales -ente los que me incluyo- desde el modelo cognitivo-conductual a modelos que superan éste y que abogan por mirar en el interior de las personas, poniendo de relieve, además, la naturaleza interpersonal de nuestros rasgos y comportamientos, así como la enorme trascendencia que el vínculo afectivo tiene -sobre todo para menores en acogimiento-, para el ser humano. "De la cuna a la tumba", como afirmó John Bowlby, el mantenimiento de los vínculos afectivos a lo largo de la vida es una necesidad de primer orden.

El libro abunda en que no es posible la reparación de la afectación al neurodesarrollo que el maltrato y el abandono causan en los niños y en los jóvenes -no olvidemos que los menores están en los centros de acogida porque han sido víctimas de ello-, si no potenciamos la resiliencia secundaria: un vínculo afectivo en el tiempo con un adulto (educador) sólido, seguro y confiable que permita a los menores con permanencia, paciencia y perseverancia recalificar sus modelos operativos internos (para quienes no entiendan este concepto de Bowlby, sería algo así como el equivalente al chip en el ordenador, la información que tenemos registrada en nuestro cerebro cognitiva, emocional y sensorial sobre cómo nos tratarán los demás, la valoración de la calidad de la relación con los otros) que a menudo contienen expectativas de que se reproducirán los malos tratos y el abandono. Por eso muchos de ellos pueden generar dinámicas relacionales de este tipo; porque actúan los primeros modelos relacionales interiorizados en el inconsciente, pero no lo reproducen como recuerdo (porque está apartado de la conciencia) sino como acción.

Este tipo de representaciones internas pueden recalificarse, son dinámicas y no estáticas y son susceptibles de ser modificadas por la experiencia (mejor cuanto más pequeño es el niño) Un modelo cognitivo-conductual no puede cambiarlas solamente utilizando técnicas basadas en el condicionamiento clásico u operante, o mediante reestructuraciones cognitivas. Es la calidad de la relación con los otros lo que puede proporcionar experiencias de resiliencia secundaria a través de tutores que, mediante el cambio de mirada, transforman a los menores porque (1) disponen de recursos externos para ellos; (2) ofrecen puntos de apoyo incondicionales desde los cuales operar el proceso de transformación; (3) son respetuosos y reconocen el dolor y el sufrimiento de los chicos/as pero, a la vez, confían en la emergencia de recursos internos, si proporcionamos relaciones y contextos sanadores y (4) son conscientes que la resiliencia puede surgir también de ofrecer oportunidades como el contacto con la naturaleza y la danza, proyectos que, por ejemplo, el libro nos cuenta que implementaron en los centros.

El libro parte, primeramente, del marco teórico sobre el cual va fundamentar el posterior proceso de supervisión de los centros: qué es la mirada consciente, qué han de valorar los profesionales que trabajan en un centro y el concepto de daño provocado por el abandono y el maltrato, presentando el modelo vincular de intervención teniendo en cuenta que la gran mayoría de los menores presenta trauma complejo (un tipo de trauma interpersonal causado por el impacto psíquico y físico que las experiencias de abandono y maltrato generan en los seres humanos, más grave cuanto más prolongado y temprano es, sobre todo si se produce dentro de la relación de apego niño-padres) A continuación, el libro expone cuál ha sido el proceso de supervisión y formación (apartado en el que se desarrollan varios de los proyectos que se implementaron en los centros) y, finalmente, la evaluación y mejora del proceso de supervisión.


"El proceso ha sido un reto. Un reto que comenzó por la visión, la profesionalidad y el entusiasmo de Marisa Martín, que entonces era directora de los centros de menores del IMAS y que fue quien me contrató para realizar la supervisión en los cinco centros de gestión pública, y posteriormente por el empuje, coherencia y profesionalidad de Guillem Cladera que me llevó a trabajar el mismo proceso pero con más tiempo de seguimiento con los centros de gestión conveniada en la Fundació Natzaret y la Asociación Amés. En todo este camino me acompañó Antonio Juanas realizando la parte del trabajo corporal que propusimos como parte del proceso de supervisión a los equipos a través de la metodología de la biodanza. Y a la hora de escribir este libro contamos con Antonio Echevarría, que como educador referente del Centro Puig des Bous asumió la responsabilidad de llevar a la práctica varios de los proyectos que se incluyen en el libro.


El proceso fue sobre todo un reto para los equipos con los que trabajamos. Se les propuso un cambio de MIRADA muy potente y un cambio en su modelo de intervención, que pasaba de un modelo cognitivo-conductual a un modelo basado en el vínculo, que generó mucha inseguridad y miedo al principio. Pero los equipos de los ocho centros recogidos en el libro decidieron seguir adelante con el proceso. Por eso quisimos recoger su vivencia de forma directa. En el libro se transcriben testimonios directos recogidos en cuestionarios anónimos que se pasaron a los profesionales de los equipos que siguieron el proceso hasta el final. Los testimonios hablan por sí mismos y dan un valor de verdad al texto".

Sé que no ha sido fácil para ti, Pepa Horno, pero el trabajo es magnífico, honesto, científico, experiencial y una referencia que puede ser replicada y trasladada a otros centros que quieran y deseen aplicar esa mirada consciente por la que, decididamente, apostáis en el libro como la más sensible, respetuosa y reparadora para los menores.  Un libro de los que no hay, pues cuenta una intervención y una experiencia muy concretas. ¡Enhorabuena a la autora y los autores!

1 comentario:

Pepa Horno dijo...

Mi querido José Luis..me he quedado sin palabras. Este libro recoge el trabajo de corazón de mucha gente. Y tus palabras son un regalo emocionante, sobre todo viniendo de ti que eres un referente para tantos de nosotros en el ámbito de protección.
Gracias de corazón.
Pepa