lunes, 28 de noviembre de 2011

El impacto de la violencia de género en niños y adolescentes


Esta semana -tras haberme dedicado unas cuantas a hablar sobre el libro que hemos publicado-, volvemos a tratar sobre los temas que habitualmente nos citan a todos aquí en éste vuestro blog sobre el apego, el trauma y la resiliencia.

He tenido el honor de colaborar para la revista Haurdanik, la cual es editada por la Asociación Vasca para la Infancia Maltratada (AVAIM) Me pidieron que elaborara un artículo sobre el impacto de la violencia de género en los menores. Me puse manos a la obra y, recientemente, ha aparecido publicado en el último número de la revista.

Es un problema que puede dañar a los niños y adolescentes de manera bastante duradera porque aunque éstos estén ya protegidos (otros desgraciadamente, no lo están), el impacto que esa violencia provoca puede continuar en forma de trauma a lo largo del tiempo. No es algo que habitualmente el niño o el joven supere rápido tras salir fuera del contexto dañino. El problema tiene serio alcance y trascendencia si nos atenemos a las cifras que se recogen año tras año sobre violencia de género. Estos niños y niñas traumatizados -ni mucho menos están, en un futuro, condenados a repetir el círculo de la violencia- necesitan protección, tratamiento psicológico (contamos con muy buenos tratamientos) y el apoyo de toda la red psicosocioeducativa para que pueda emerger el fenómeno de la resiliencia. Las víctimas nos demuestran, día a día, y afortunadamente, que la recuperación es una realidad. 

Niños/as y jóvenes en familias biológicas; niños y niñas adoptados/as que provienen de hogares en los que han sido testigos o han sufrido directamente violencia intrafamiliar; niños y niñas que están acogidos (en familias o en centros) precisamente por ser víctimas de un ambiente familiar violento, poco cohesivo y afectivo… Todos ellos, sin excepción, son los seres más vulnerables y frágiles y los que requieren de la implicación de todos. Todos tenemos la obligación de volcarnos con ellos. 

El artículo es una excelente ocasión para volver sobre el marco comprensivo del apego, el trauma y la resiliencia. Pero, además, quiero hacer notar que el pasado 25 de noviembre se celebró el DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO. Así pues, me parece una ocasión inmejorable para que reflexionemos sobre el daño que ésta causa

El artículo se publica en la revista Haurdanik que llega a muchos hogares, instituciones y asociaciones (gran labor la de la Asociación AVAIM)… Pero con el fin de contribuir a su difusión -en especial para los que residen lejos de estas tierras-, lo transcribo a continuación:

“En el año 2010 se han producido un total de 4.285 victimizaciones de mujeres por violencia de género, que se corresponden con un total de 3.507 mujeres víctimas. En tres de cada cuatro casos, el agresor y la víctima están, o han estado, unidos por un vínculo sentimental”  Detrás de cada cifra hay una víctima (mujer) que sufre y, también, muy probablemente, menores afectados psicológicamente y, en algunos casos, dañados. Cada menor es el hombre y la mujer del mañana. Si no son debidamente atendidos y tratados, la probabilidad de que en el futuro repitan el círculo de la violencia traumática a la que han sido expuestos es alta. Es, por ello, por lo que un grupo de autores expertos en la materia denominan al trauma que se puede padecer como the hidden epidemic (la epidemia oculta)   Hay que tener en cuenta que el cerebro de los niños “no olvida” El cerebro es el mismo a lo largo de toda la vida. No hace borrón y cuenta nueva, sino que “registra los impactos” como lo haría un edificio que recibe balas o bombas. En función de cuánto tiempo se esté impactando y de la intensidad, el edificio –si se nos permite seguir con esta metáfora- se podrá reparar mejor o peor. El cerebro que tiene que afrontar un trauma se prepara y diseña para procesarlo. Las experiencias (y en la infancia, sobre todo en los primeros años, donde dice “experiencias”, póngase padres o cuidadores) interactúan –como refiere Siegel-  con el cerebro siendo la mente la interfaz entre ambas. De este triángulo (cerebro-mente-experiencias) se va forjando el ser.

En este artículo vamos a definir, primero, qué es la violencia de género. A continuación, nos centraremos en las consecuencias que ésta puede tener para los niños, especialmente en dos áreas importantes que requieren ser evaluadas: el trauma y las alteraciones en la vinculación. Finalmente, haremos mención a la resiliencia. Este fenómeno  -siempre existió pero no se había nombrado hasta ahora- se define como la capacidad que algunos niños y adolescentes tienen de mantenerse suficientemente equilibrados psicológicamente y con un buen funcionamiento a pesar de haber sido víctimas de la violencia. Muchos niños se recuperan de los traumas con intervenciones adecuadas gracias a sus recursos internos para sanar; pero a su edad, en la que son dependientes de los adultos y sus cuidados, necesitan un ambiente que potencie esa resiliencia. Otros, en cambio, por muy diversos factores, soportan el problema y sus consecuencias hasta la vida adulta afectando a sus vidas y relaciones. Como se ha recogido en un estudio de Benito y Gonzalo (2010) , en las consultas de psicología y psiquiatría, detrás de muchas depresiones, trastornos de ansiedad o problemas de personalidad, existen antecedentes de malos tratos. No hay que sospechar éstos sólo cuando el paciente presenta síndromes y trastornos más graves de personalidad.

Por violencia de género entendemos “la manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”, y “comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad” 

Los niños y adolescentes suelen ser víctimas de manera directa o indirecta de esta violencia física y psicológica ejercida por los hombres hacia las mujeres. Cuando son víctimas indirectas, los menores han sido testigos –y parte emocionalmente implicada- de cómo en múltiples ocasiones la madre ha sufrido los golpes, palizas (o cualquier otro tipo de agresión o daño físico) y/o los insultos, vejaciones, desvalorizaciones… Es un grave error pensar que sea menos dañina y que incluso no afecte porque solamente se dirige a la madre de los menores. A este respecto, Beatriz Atenciano, psicóloga, tras un exhaustivo estudio y revisión de la literatura científica sobre este tema, señala lo siguiente: “…es difícil sostener la idea de que las niñas y los niños que viven en hogares donde hay violencia contra sus madres puedan estar al margen de la misma. Sin embargo, no es infrecuente encontrar en profesiones afines, y a veces, en nuestras propias filas, quienes sostienen que no habiendo existido una victimización directa (en forma de maltrato físico, psicológico, sexual o negligencia), la calidad del vínculo entre el padre y los menores no puede ser cuestionado” (…) “Se frena la protección a favor de un proteccionismo de la relación paterno filial, por desconocimiento del (o por encima del) impacto que las agresiones a la madre tienen en el desarrollo, y sus consecuencias a corto y largo plazo. La percepción de la violencia contra la mujer como un hecho relativo a la pareja, en lugar de a la familia, no sólo deja a los niños sin la parcela de protección que les corresponde, sino que también invisibiliza el sufrimiento de los familiares de la mujer maltratada…”

En otras ocasiones, los niños o adolescentes han podido sufrir, además, en su propio cuerpo y mente las agresiones físicas o psicológicas. Cuando la violencia de un miembro de la pareja hacia el otro se ejerce en el ámbito circunscrito al hogar hacia los menores u otros adultos –por ejemplo los ancianos- como víctimas directas o indirectas, el término más adecuado sería el de violencia intrafamiliar.


El trauma, una consecuencia nefasta de la violencia

“No hay nada más dañino que la violencia ejercida por un ser humano sobre otro ser humano” Esta frase de Jorge Barudy, neuropsiquiatra y psicoterapeuta familiar, refleja adecuadamente lo que al ser humano le supone el ejercicio de la violencia para quien la sufre: daño. Las heridas físicas curan más rápido. Pero las secuelas psicológicas tardan mucho más tiempo. Sus efectos pueden prolongarse incluso hasta la edad adulta. La frase la podríamos cambiar y afirmar que para un niño o adolescente no hay nada más dañino que ser víctima directa o indirecta de la violencia ejercida por parte de un adulto hacia el otro (en la mayoría de los casos, del padre hacia la madre) Un niño o adolescente no se espera jamás semejante acto pues hacia quien está vinculado afectivamente y de quien espera buen trato (cariño, confianza, seguridad…) no puede representártelo como malo y dañino. Es por ello por lo que la violencia física o psicológica ejerce un impacto en el cerebro/mente (en todo su ser) del niño. Su mente –no lo olvidemos- como dice Siegel, está en desarrollo y es tremendamente vulnerable. 

El impacto que los actos violentos (sean contra él o contra otros miembros de la familia) suelen producir en el cerebro/mente del niño o adolescente, la consecuencia más indeseada y frecuente, es el trauma. El menor va a experimentar terror, pánico, angustia… y para defenderse del mismo va a poner en marcha una serie de conductas encaminadas a su supervivencia como son, principalmente, la huida o la lucha (si es que puede, porque normalmente está en una situación de indefensión con respecto al agresor) Si no puede -por indefensión- ni escapar ni atacar, una de las defensas más comúnmente utilizadas por el niño o adolescente -un mecanismo adaptativo- es la disociación. El menor se desconecta de sí mismo y de su sentir y aparta de su conciencia lo que ocurre. Puede quedar como congelado, alejado, retirado. Esta respuesta puede aparecer en un futuro ante una situación que al niño o adolescente le “recuerde” el trauma.

También es habitual, en los niños muy traumatizados por la violencia, que en un momento dado manifiesten un intenso descontrol agresivo en el que necesiten ser contenidos físicamente. Después, no son capaces de recordar qué les pasó exactamente. Tan sólo atinan a afirmar que les entró una rabia muy fuerte pero no saben cómo pararla ni por qué sucedió. Esto es también una suerte de disociación, frecuente en niños víctimas de la violencia,  pues hacen como un “clic” durante el cual no tienen conciencia plena de lo que están haciendo y actúan conforme a una parte de sí mismos (una parte emocional dañada)  que contiene las emociones de terror o rabia que se apartaron de la conciencia durante los episodios en los que sufrieron la violencia. Después de que se tranquilizan gracias a la contención, vuelven a tener un funcionamiento normal. Aparentemente, funcionan normalmente hasta que la parte emocional dañada disociada se activa cuando por ejemplo, tienen una discrepancia con un compañero en el colegio que les “recuerda” la amenaza. Las vivencias traumáticas se graban en la memoria de los hechos pero también en la memoria emocional y sensorial (en esta, sobre todo, entre los 0 y los 2 años y medio)

Cuanto más prolongada en el tiempo e intensa haya sido la vivencia de la violencia, mayor probabilidad de que el trauma sea más severo. No nos referimos a lo que se suele denominar trastorno por estrés postraumático (el sujeto ha vivido un acontecimiento que pone en riesgo su integridad física y/o psicológica) sino que ha padecido repetidos y severos episodios de violencia interpersonal. Además, también es posible que en un clima de esta naturaleza y por diversos factores, los menores no sean atendidos en sus necesidades físicas y psicológicas de manera suficiente. A esto se le denomina Trastorno de trauma en el desarrollo (Developmental trauma disorder)

El niño traumatizado por la violencia y que presenta este tipo de trauma puede presentar las siguientes características (existe un consenso de expertos en la materia) :

Desregulación fisiológica y emocional
Desregulación atencional y conductual
Desregulación en las relaciones
Duración de la perturbación (al menos 6 meses)
Discapacidad funcional: el trastorno causa estrés clínicamente significativo o incapacita en, al menos, dos de estas áreas de funcionamiento: escolar, familiar, salud, legal, profesional (jóvenes) y grupo de iguales.

La violencia puede alterar la vinculación afectiva

El vínculo de apego es la unión afectiva entre los cuidadores y el niño. El vínculo principal de apego lo establece el niño con el cuidador a lo largo de un proceso de interacciones comunicativas en las que sus necesidades se satisfacen, interiorizando con ello el bienestar, la seguridad y la autoestima. Si el adulto cuidador es capaz de sintonizarse y conectarse emocionalmente con el bebé leyendo sus emociones y siendo un filtro estabilizador de las incomodidades, amenazas externas, angustias o peligros, el niño consigue sentirse seguro y recurrirá a esa figura adulta para buscar protección y cuidados. Ello le ayudará a explorar el mundo con seguridad. El niño desarrollará, progresivamente, mediante esa relación protectora, un vínculo seguro (representación mental) con el adulto. De esa relación de apego el niño extrae los modelos mentales relacionales a partir de los cuales se interpreta a sí mismo y le permite, además, desarrollar expectativas sobre cómo le tratarán los demás.

El vínculo de apego principal se desarrolla en la relación con la madre (o cuidador principal) Pero el niño desarrolla, en la relación con el padre, otro vínculo y por lo tanto, otro modelo de relación que registra en su mente.

Si el padre actúa violentamente con la madre de una manera repetida, el vínculo con el padre puede quedar alterado. Al niño le costará confiar (se mostrará ambivalente, entre acercarse/alejarse) y sentirá terror, angustia, miedo, desconfianza, rechazo hacia él…. Y si el progenitor masculino ataca el vínculo madre-hijos (que puede ser seguro) la desorientación, dolor, angustia y desesperación de los niños es aún mayor.
Para protegerse de una relación que siente como amenazante (los episodios violentos pueden ocurrir en cualquier ocasión), el niño puede desarrollar una alteración en la vinculación. El tipo de vínculo disfuncional más relacionado con la violencia física y verbal intrafamiliar es un tipo de vínculo denominado desorganizado: ante la vivencia de terror de la cual no se puede escapar ni defenderse, el niño desarrollará dos estilos: activará, a veces, su sistema de apego con los adultos pero, a la par (como resultó dañado), activará su sistema agresivo (en la medida que la relación se torna próxima o percibida como peligrosa, reaccionará de manera agresiva) Es un estilo de apego paradójico el que muestran los niños traumatizados por la violencia y, en sus relaciones, oscilan entre el acercamiento y el alejamiento. Para defenderse de esta desorganización, pueden desarrollar estilos compensatorios defensivos como volverse extremadamente controladores, o complacientes, o cuidadores compulsivos (en especial si los niños o adolescentes tuvieron que proteger a la madre)

Los años claves para la vinculación con las figuras de apego están entre los 0 y los 3 años. En estas edades se es más vulnerable y dependiente del adulto para la supervivencia, además de que el cerebro se halla en la etapa más importante para su constitución estructural y funcional. Por ello, la violencia puede resultar más perjudicial y los daños en la vinculación ser mayores en este periodo (se cimentan las relaciones básicas de confianza) Si la violencia sucede en años posteriores (la segunda infancia o adolescencia), también es muy dañina pero probablemente no tan grave como cuando el niño es más pequeño.

Si el niño crece con un estilo de vínculo inseguro, en la adolescencia y en la vida adulta lo puede transferir a las relaciones con los amigos y la pareja y éstas pueden tornarse conflictivas y reproducir el mismo modelo vincular disfuncional interiorizado. El apego no determina -al menos como único factor- pero sí influye en nuestra mente de una manera poderosa como expectativas que desarrollamos en relación a los otros.

La resiliencia es posible

Incluso niños y adolescentes con historias de vida muy duras en las que la violencia ha estado presente de una manera continuada e intensa en el tiempo se pueden recuperar. Hay niños que nos sorprenden porque muestran una adaptación positiva pese a haber vivido situaciones graves. Esto nos indica que los menores tienen fortalezas y recursos internos para hacer frente a su sufrimiento.

Jorge Barudy  habla de resiliencia primaria -que es la que desarrollamos en una experiencia prolongada de apego seguro- y de resiliencia secundaria que es la que hay que tratar de potenciar en el niño o adolescente.
La primera medida es garantizar el interés superior del menor y protegerle y apartarle de los episodios de violencia y del agresor de la manera más rápida posible. Para poder desarrollar la resiliencia secundaria, el niño debe de recibir de su entorno social e institucional la solidaridad necesaria para recuperarse. La psicoterapia (y en algunos casos el tratamiento farmacológico cuando la sintomatología es severa y el niño o adolescente no se estabiliza emocional y conductualmente) es el tratamiento de elección. Con el mismo, en coordinación con toda la red familiar y social que atiende al niño o adolescente, lo que se pretende es (además de trabajar el apego, el trauma y otros problemas que se puedan presentar) desarrollar esta resiliencia secundaria, potenciar la capacidad  del menor de desarrollarse suficiente bien y sano para proyectarse en el futuro como alguien no culpable, digno y valioso a pesar de haber sufrido malos tratos. Algunos niños y adolescentes lo consiguen pero deben de encontrar el respaldo y la comprensión sociales. La resiliencia es posible, sí, pero el trabajo es a largo plazo y con todos los agentes sociales implicados. Los niños son de todos. No sólo deben de preocuparnos nuestros hijos sino el resto de los niños y adolescentes que -como dijimos al empezar el artículo- son los hombres y las mujeres de la sociedad del mañana"

José Luis Gonzalo Marrodán
Psicólogo y psicoterapeuta infantil
Publicado en la revista Haurdanik

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Dirección de Atención a las Víctimas de la Violencia de Género. Mujeres víctimas de violencia de género en la CAPV. Balance 2010.
 Lanius, R.A.; Vermetten, E.; Pain, C. (edit) (2010) The impact of early life trauma on health and disease. UK: Cambridge Medicine.
 Siegel, D. J. (2007) La mente en desarrollo. Cómo interactúan las relaciones y el cerebro para modelar nuestro ser. Bilbao: Desclée de Brouwer.
 Benito, R.; Gonzalo, J.L. (2010) Trastornos de la personalidad asociados a antecedentes de maltrato infantil en los pacientes que acuden a consultas de psicología y psiquiatría. Poster presentado en el VII Congreso iberoamericano de Psicología
 Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, artículo 1.1.
 Atenciano, B. Menores expuestos a violencia contra la pareja. Notas para una práctica basada en la evidencia. Clínica y salud: Revista de psicología clínica y salud, ISSN 1130-5274, Vol. 20, Nº. 3, 2009 (Ejemplar dedicado a: Actualidad en clínica de niños y adolescentes) , págs. 261-272
 Siegel, D. J. (2007) La mente en desarrollo. Cómo interactúan las relaciones y el cerebro para modelar nuestro ser. Bilbao: Desclée de Brouwer.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Crónica del acto de presentación del libro: "¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo. Guía para padres adoptivos con hijos con trastornos del apego" A todos/as: ¡Muchas gracias!


Sé que la semana pasada dije que ésta volvería con nuestros temas habituales de apego, trauma y resiliencia. Tengo más cosas nuevas que contaros ya que la puesta al día es una de las obligaciones de los profesionales. Pero tendremos que esperar una semanita más porque hoy quiero hablaros brevemente del acto de presentación del libro que -ya conocéis- acabamos de publicar mi amigo y colega Óscar Pérez-Muga y servidor titulado: “¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padresadoptivos con hijos con trastornos del apego” Creo que no puedo dejar de contar este acontecimiento. Primero, porque se lo debo a todos/as los que asistieron y participaron en el mismo. Y segundo, porque hay personas a las que les hubiera gustado estar y no pudieron por distintos motivos (entre ellos la distancia) y me pidieron que diera noticia del mismo. Especialmente, muchos padres y muchas madres que me escribieron desde distintos lugares acordándose que era el gran día de la presentación, deseándome suerte y felicidad. Y también todos/as los que habéis dejado comentarios, felicitaciones y recordatorios en facebook y en este blog, la gran familia facebook, como yo la llamo.

El jueves fue un día intenso para nosotros. Hemos tenido la gran suerte de contar con Beatriz Rodríguez. Bea, como todo el mundo la llama, trabaja en una empresa de promoción de eventos culturales (discos, conciertos, teatro, espectáculos…) y nos ha ayudado desinteresadamente a promocionar el libro en los medios de comunicación. Ha dedicado parte de su tiempo libre fuera de su horario laboral (que es de un ritmo desenfrenado) a esta tarea. Muchas gracias, Bea. Tuvimos varias entrevistas en radio y una en prensa, en El Diario Vasco, la cual podéis leer en este enlace. También Bea ha hecho posible que consigamos reservar (porque es muy difícil) el Espacio Forun de la FNAC para poder compartir el acto de presentación con todos vosotros/as, logrando un lugar destacado en los carteles y programas de mano que esta empresa publica, mensualmente, para anunciar sus eventos.

A la tarde nos relajamos un rato antes de las 19,00h, hora en la que estábamos citados todos/as. Teníamos incertidumbre de cuánta gente podía asistir, pues aunque habíamos hecho una amplia convocatoria, muchas personas, entre semana, tienen obligaciones familiares y laborales.

Pero nuestros temores se disiparon porque la sala se llenó. Y además se llenó de amigos, colegas, profesionales diversos (educadores, pedagogos, trabajadores sociales…), técnicos de infancia de la Diputación Foral de Gipuzkoa, del Departamento de Educación del Gobierno Vasco, profesores universitarios, familias, niños/as y jóvenes, familiares nuestros y personas interesadas en el tema. Todos/as habéis respondido y nos habéis transmitido vuestro cariño y apoyo a nosotros en un momento importante. Óscar Pérez-Muga y servidor os estamos muy agradecidos de todo corazón. En aquel momento que me senté, ya las 19,00h, en la mesa, para comenzar el acto, es inefable lo que sentí. Pero en mi mente y en mi cuerpo sólo cabía un sentimiento de sentir que te sienten y que te quieren. Y un profundo agradecimiento a la vida y a todos/as vosotros/as que allí estabais de pie y sentados, delante de nosotros, esperando a que comenzáramos.

La primera intervención fue de servidor para saludar a todos/as los/as presentes y para transmitir los agradecimientos: a la FNAC, a Beatriz Rodríguez, a la Editorial Desclee de Brouwer y a la directora de la Colección AMAE, Loretta Cornejo, psicóloga y psicoterapeuta (te recordamos muy sentidamente, Loretta), quien apostó por este libro desde el principio. A Rafael Benito, psiquiatra de la Clínica Quirón, por leer el manuscrito y hacer sus aportaciones y por acudir a presentar el acto, y muy especial y cariñosamente a las familias, niños/as y adolescentes que colaboran en el libro y que tanto nos han enseñado. Y por supuesto, a todos/as los/as presentes.

A continuación, Rafael Benito introdujo a los autores realizando una semblanza. Expresó cómo nos había conocido, la relación que hemos tenido y mantenido. También nos describió a cada uno de nosotros, resaltando nuestras cualidades. Seguidamente, remarcó que no es usual que psiquiatras y psicólogos colaboren entre ellos, y que, por ello, el libro es un ejemplo de cómo se puede hacer un trabajo multidisciplinar (pues aparece un caso en el que se trabaja así) Finalmente, Rafael habló de la Guía destacando que incorpora los conocimientos de las neurociencias, del apego, del trauma y de la resiliencia y lo hace, además, con un lenguaje claro y sencillo, fácil de entender y con clara vocación psicoeducativa. Subrayó el hecho de que las experiencias tempranas tóxicas pueden afectar al cerebro y apostó por tratamientos que incorporen los conocimientos de las neurociencias y que incluyan psicoterapias que integren las aportaciones del apego en su metodología y relación con el niño/a, pues las terapias de conducta que no se explican por qué el niño se comporta del modo en que lo hace no son adecuadas para los niños/as adoptados/as.


Inmediatamente después, intervino Óscar Pérez-Muga y disertó sobre el apego. Habló de por qué éste es importante en la vida, lo definió de una manera muy concisa y señaló que los niños/as adoptados/as pueden tener problemas de apego y por qué. Afirmó que el libro describe muchos perfiles de apego y proporciona orientaciones para tratar a cada niño/a según este perfil, no como recetas sino como caminos a seguir. Citó a Saint Exupery, dando muestras de su ingenio y capacidad de hacer pensar a las personas. Y terminó presentando un vídeo sobre un paradigma de investigación en el área del apego llamado “still face” o la “cara congelada”, para que pudiéramos comprender qué ocurre si la madre interrumpe y rompe la comunicación con el bebé y deja de responderle, deteniendo sus expresiones faciales no verbales y dejando su cara robótica, inexpresiva. Es un vídeo que pone los pelos de punta y enfatiza (vale más que mil palabras) la extrema dependencia que el bebé tiene -para su seguridad y protección y para desarrollarse como un futuro adulto regulado emocionalmente- de los estados internos de la madre y de que ésta y el bebé estén conectados en un flujo comunicacional que se sintoniza. Podéis verlo en esta dirección de Youtube.

Y para terminar, intervino servidor hablando sobre el otro de los dos grandes pilares del libro: la resiliencia. Expliqué brevemente y con una metáfora sencilla qué es la resiliencia: la botella de plástico que se arruga pero luego se estira y recompone que aprendí en el blog de Marta Romo. Conté brevemente cómo los niños/as y adolescentes adoptados/as (y no adoptados/as, a veces, también) necesitan nuestro apoyo y acompañamiento empático durante mucho tiempo pues carecieron de la resiliencia primaria (apego seguro) y han de desarrollar la secundaria (capacidad de rehacerse y crecer desde la adversidad sobre todo si se encuentran con adultos capaces de hacerla emerger) Y que en la Guía se trazan unos caminos en forma de orientaciones, como un ABC, que los padres pueden seguir y trabajar para conseguir ser tutores de resiliencia de sus hijos/as.

Al final hubo tiempo para poder responder a las interesantes preguntas que se plantearon y hablar con los participantes en el acto. Se puso fin al mismo dando las gracias a todos/as. Pudimos sentir vuestro cariño y apoyo en un momento tan entrañable e inolvidable en la vida como es la publicación de un libro. Una guía para padres adoptivos que por lo que empezáis a decirme algunos y algunas de vosotros y vosotras, os está gustando. ¡Me alegra muchísimo! Todo es mejorable, ciertamente, pero en conjunto estamos recogiendo que ha quedado un libro sencillo, claro, ameno y práctico.

He subido una fotografía de los tres participantes en el acto, a la finalización del mismo: de izquierda a derecha: José Luis Gonzalo (autor), Rafael Benito Moraga (psiquiatra de la Clínica Quirón de San Sebastián) y Óscar Pérez-Muga (autor) Quiero agradecer a Marcos Ocio Ferrández la fotografía. Este joven acudió al acto y se tomó la molestia de hacer las fotografías y enviárnoslas por mail. Os recomiendo visitar su blog en el que cuelga sus fantásticas imágenes; le servirá de estímulo y apoyo para poder abrirse camino. Su ilusión es hacerse profesional de la fotografía y la verdad es que tiene cualidades para la misma, como comprobaréis por vosotros mismos.

Gracias a todos/as y la semana que viene retomamos los temas habituales.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Nos vemos en la FNAC de Donostia el jueves 17, a las 19,00h. Presentación de la Guía para padres adoptivos.


Esta semana (parece mentira, pero qué rápido llega) nos encontraremos con todos aquéllos que quieren compartir con Óscar Pérez-Muga y con servidor la presentación de nuestro/vuestro libro que como ya sabéis se titula: “¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padres adoptivos con hijos con trastornos del apego” Un título (no he hablado mucho de él) que se lo debemos al ingenio de Loretta Cornejo, directora de la Colección AMAE de la editorial que nos publica el libro (Desclée de Brouwer) Es una frase (un aforismo) de la cultura popular que indica que la llegada de un niño a una familia es presagio de bonanza, de riqueza. No queremos con ello cuestionar que los niños adoptados no traigan con ellos abundancia material y espiritual, ni muchísimo menos. La frase tiene otro significado. La metáfora del pan quiere decir otra cosa que no os voy a desvelar porque prefiero, primero, que penséis vosotros/as qué os sugiere y, por otro lado, para conocer el sentido que nosotros le hemos dado, me gustaría que lo descubrieseis leyendo el magnífico prólogo del libro escrito por la prestigiosa psicóloga Loretta Cornejo, del Centro de psicoterapia Umayquipa (significa “soplando el amor” en quechua)

La semana pasada os dije que os comentaría qué es lo que más me ha gustado del libro. La verdad es que me gusta todo, pero sí he de elegir lo que más me emociona, lo que más me llena, os diría que es la parte final, la del anexo, en la que exponemos cómo trabajamos en red varios profesionales para llevar adelante el tratamiento integral de un joven proveniente de un orfanato de penosa calidad, un horror de lugar, en el cual estuvo confinado (en régimen de aislamiento, sin luz, sin apenas estimulación humana, con escasísima comida…) durante ¡siete años! (desde el nacimiento) Tres años llevamos trabajando con ese joven y su familia y, cuando hoy le vemos y hablamos entre los distintos profesionales que hemos intervenido, nos sorprendemos de la enorme capacidad del ser humano para crecer desde los más duros y terribles traumas. Este joven merece toda nuestra admiración y cariño por su excelente proceso resiliente. El proceso no ha estado exento de numerosos problemas y dificultades, pero a día de hoy podemos afirmar que, en comparación con cómo estaba al principio del tratamiento, este joven ha conseguido rehacerse. No será nunca igual, como si nada le hubiera ocurrido, como si pretendiéramos que todo lo que le ha pasado no se hubiese cobrado su factura, pero sí podemos hablar de un grado alto de recuperación.

También en la parte final le damos voz a una joven de 23 años, hija adoptiva y madre de una preciosa niña en la actualidad, que escribe para orientar a los padres sobre los puntos que son trascendentales en la educación de los niños adoptados. ¡Hacedla caso porque lo que expresa está lleno de sentido común, emotividad y orientación práctica! Ese texto de esta joven se publicó en su día en internet y ha sido uno de los lugares más visitados.

Igualmente en el anexo les invitamos (y aceptaron) a contar cómo se han sentido en su proceso a un joven de trece años que en un fragmento de rol playing nos habla de su historia. Otro muchacho resiliente que nos impresiona por su sentido relato y nos sugiere la enorme necesidad que estos niños tienen de expresar lo que sienten y de construir una narrativa resiliente. Aparece -también en el anexo- un niño que, mediante sus cuentos cortos, una especie de “poemigas”, como diría Luis Eduardo Aute, nos enseña cómo elaboraba psicológicamente sus emociones y vivencias. Y, por último, han participado en este anexo varios niños, niñas y adolescentes que nos han permitido y concedido el gran honor de mostrarnos los relatos de sus cajas de arena (una técnica psicoterapéutica diseñada para narrar y construir historias cuando las palabras no están disponibles)

A todos/as, ellos y ellas, héroes anónimos, supervivientes y vivientes de historias desgarradoras pero de las cuales se crecen, se transforman y se reconstruyen, muchísimas gracias. Tenéis toda nuestra admiración, respeto y cariño. Esta guía no sería lo mismo (no valdría tanto) sin vuestra colaboración. Tampoco nos queremos olvidar de sus familias, sus tutores de resiliencia, que con paciencia y perseverancia les ayudan en ese crecimiento que es su desafío. Gracias también a vosotros y a vosotras.

Y, ¡en fin! la guía tiene más contenidos que podéis consultar en el índice que os puse en el post de la semana pasada. Uno de los retos que me gustaría también destacar es la parte de las orientaciones prácticas (cómo tratar a cada niño según su perfil de apego y cómo convertirse en un padre/madre tutor de resiliencia), algo que nos ha costado porque cada niño es un mundo único. Por ello, os sugiero que no os toméis los perfiles de apego al pie de la letra, sino que los contempléis como prototipos y que sepáis que los niños pueden presentar características de uno u otro prototipo.

Me despido por esta semana con lo que he empezado este post: la guía se presenta este jueves en la FNAC de Donostia-San Sebastián, a las 19,00h. Va a ser un acto breve pero queremos que a la par, consiga transmitir lo que hemos pretendido con este libro. Queremos que nos acompañen las personas más cercanas a nosotros y por supuesto, las familias, profesionales y todos los que estén interesados en el tema.

El acto de presentación lo conduce Rafael Benito Moraga, psiquiatra de la Clínica Quirón, amigo y colega a quien admiro y a quien le agradezco de corazón que haya podido dejar su abarrotada consulta (eso dice mucho y bien de su buen hacer profesional) para acompañarnos y conducir la presentación. El es la persona idónea para hacerlo porque ha leído la guía y la conoce, y porque es de los pocos psiquiatras que conozco que está formado y tiene experiencia en el tratamiento psicoterapéutico y farmacológico de los niños, adolescentes y adultos víctimas de traumas por los malos tratos. Es un estudioso de la resiliencia cerebral y una persona con una gran competencia profesional y destacados valores humanos.


Después, intervendrá Óscar Pérez-Muga y hablará sobre el apego. De Óscar os hable hace unas semanas, psicólogo de una gran sensibilidad y formación, con años de experiencia en el tratamiento psicoterapéutico de niños, adolescentes y familias. Es quien ha creado en el libro (además de otras numerosísimas contribuciones suyas a lo largo de todo el libro) el excelente capítulo dedicado a la “electrónica” del cerebro, ideando la metáfora del coche para explicar los tipos de apego de los niños y qué les caracteriza a cada uno de ellos haciendo un símil con el acelerador, el freno, el embrague y la dirección del coche. Óscar consigue que podamos entender qué necesita cada niño, en qué aspecto de su resiliencia secundaria henos de incidir según su perfil. Algo no fácil de explicar. Brillante y genial. Os aseguro que os va a sorprender y a ayudar a entender y tratar a vuestro hijo/a.

Finalmente, y también brevemente, intervendrá el autor de este blog, servidor, y trataré de explicar de manera sencilla qué es la resiliencia (primaria y secundaria; probablemente Óscar también hable de ello antes) y cómo podemos llegar a ser tutores de resiliencia de los niños y niñas, cuáles son las directrices que podemos seguir. A mí ya me conocéis quienes tenéis a bien acercaos por este blog, Buenos tratos, así que ya sabéis cuál es mi línea de trabajo con estos niños y jóvenes. 

Gracias a la FNAC por cedernos su espacio Fórum para esta presentación (se lo debemos al compromiso personal y buen hacer profesional de Beatriz Rodríguez: mil gracias, Bea, por toda tu ayuda para que el libro pueda llegar a la gente: Tan importante como gestarlo es que el libro pueda ser conocido) Por cierto, que quienes queráis adquirir el libro lo podéis hacer también en la FNAC (en las tiendas de toda España y en su web) o en la página web de la editorial (www.edesclee.com)

Gracias, una vez más, a todos/as, os esperamos este jueves en la FNAC de Donostia a las 19,00h. 

No quiero que se me olvide celebrar que esta es la entrada número 200 del blog Buenos tratos. Tenéis a vuestra disposición 200 posts sobre temas de apego, trauma y resiliencia con orientación práctica para el tratamiento de los niños que han vivido historias de vida muy duras. Y sigo escribiendo con ilusión y pasión, y mientras tenga cosas que contar y compartir sobre estos temas, aquí seguiré. Si veis que comienzo a repetirme...¡avisadme!

Eskerrik asko bihotz-bihotzetik denoi!. Hurrengo ostegunean, FNAC-an elkar ikusiko dugu 19,00-an. Ikusten duzuen bezala, poliki poliki euskeraz idazten hasi naiz. Topaketa honetan parte hartzea espero dut. Euskeraz ikasten ari naiz, gaizki idatzita badago, barkamena eskatzen dizuet.

La semana próxima retomamos nuestros temas habituales. Voy a volver a escribir nuevos post sobre los aspectos que más preguntáis (y que más visitáis) y que por lo tanto, pienso que más os preocupan.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Reseña y contenido del libro: "¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padres adoptivos con hijos con trastornos del apego"


Estamos viviendo unos días muy emotivos ante la publicación de nuestro próximo libro: "¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padres adoptivos con hijos con trastornos del apego" Lo que recojo de correos personales y de los comentarios que amablemente tenéis a bien dejar en el blog, es de satisfacción y de deseo de adquirir la obra y leerla para poder aplicarla con vuestros hijos/as. Quiero aprovechar la ocasión para apuntar que, aunque centrada en el ámbito de la adopción, el modelo del apego y la resiliencia en el que se basa es plausiblemente trasladable a otros ámbitos de intervención como las familias de acogida, los centros de acogida, las intervenciones familiares… Las pautas prácticas que proponemos a los padres en la obra -adecuadas a cada perfil de apego de los niños/as- pueden adaptarse perfectamente a otros ámbitos socioeducativos.

Quiero agradeceos a todos/as los que os acercáis a este blog, Buenos tratos, y habéis dejado vuestros comentarios acogiendo la obra con agrado y emoción: ¡Muchísimas gracias de corazón!/Eskerrik asko bihotz-bihotzetik! Estamos deseosos de recoger vuestras opiniones sobre la obra con el fin de mejorarla en un futuro.

En esta entrada quiero seguir ofreciéndoos “picadas” que enciendan y despierten vuestro interés en la misma. Una de las cosas que habitualmente hacemos es leer la reseña del libro (pues en ella el lector puede hacerse con una visión rápida del contenido y del tema de la obra) Otro movimiento que hacemos (antes o después de leer la reseña) es acudir al índice y observar qué puntos o epígrafes se desarrollan en el libro. Lo miramos con detenimiento y nos sirve para hacer una valoración del grado de interés que aquél tiene. Si sabemos o no sabemos nada/poco/mucho sobre el tema que el libro aborda, hasta qué nivel profundiza, qué aspectos son novedosos... En fin, que el índice -como la función que realiza el dedo de la mano que lleva su nombre- nos marca la dirección y el camino que la obra sigue; y si nos atrae o merece la pena transitar por él o por el contrario, no nos resulta de interés.

Así pues, os dejo con la reseña y el índice de la guía para padres adoptivos, para que sepáis de antemano en qué aspectos se centra. También aprovecho la ocasión para informaos que es, de manera generalizada, a partir de esta semana, cuando la obra llega físicamente a las librerías. En América Latina, a los que estéis interesados/as, recordad que la tenéis que solicitar en vuestro proveedor (librería) habitual. La referencia completa de la guía es: GONZALO, J.L.; PÉREZ-MUGA; O. (2011) ¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padres adoptivos con hijos con trastornos del apego. Bilbao. Desclée de Brouwer. Precio: 12€. ISBN: 978843305173
La semana que viene os hablaré del acto de presentación de la guía en la FNAC y de lo que (después de volver a leerla tras unos meses que no lo hacía) más me ha gustado de la misma. Será ya el último post de esta serie dedicada a esta publicación que con pasión, cariño y dedicación hemos elaborado mi colega y amigo Óscar Pérez-Muga y servidor. Después, volveremos con nuestros temas habituales.


RESEÑA

Los hijos adoptados, como todos los niños, atesoran muchas cualidades positivas y nos hacen crecer como personas. Sin embargo, su educación puede ser un auténtico desafío para todos porque para poder ser un niño adoptado primero éste tuvo que ser abandonado. Adoptar supone también asumir que la memoria emocional de los hijos puede contener heridas que sufrieron en sus lugares de origen. La obra se fundamenta en la teoría del apego explicando de una manera sencilla y con atractivas metáforas los tipos de apego que el niño ha podido desarrollar, con ejemplos prácticos sobre cómo actuar en cada caso. Los autores inciden en la capacidad que los menores tienen para salir adelante si se potencian sus recursos resilientes, enriqueciendo la guía con historias y vivencias de los propios niños.

INDICE

Agradecimientos.
Prólogo. Por Loretta Cornejo.
Presentación.

Parte I:

EL SER HUMANO CONFIGURA LA ESTRUCTURA DURANTE SUS PRIMEROS TRES AÑOS: LA METÁFORA DE LA CASA

1. El apego y la resiliencia
1.1. El apego y la resiliencia
1.2. Entonces, ¿hay poco que hacer? Cuando las casas se sujetan entre sí: resiliencia secundaria.

Parte II:

EL SER HUMANO CONFIGURA LA “ELECTRÓNICA” DURANTE SUS PRIMEROS TRES AÑOS: LA METÁFORA DEL COCHE

2. Desarrollo neuronal y adaptación.
2.1. Tres elementos para conducirse en la vida (resiliencia primaria)
2.2. Cuando se pierde el control.
2.3. Cuando el conductor se hace con la dirección (resiliencia secundaria)
3. ¿Qué le pasa a mi hijo adoptivo? Pautas prácticas en la educación de los niños adoptivos según su perfil de apego.
3.1. Pautas para hijos que chocan.
3.2. Pautas para hijos que evitan chocar.

Parte III:

EL PROCESO QUE VIVEN LOS PADRES ADOPTIVOS CON NIÑOS CON TRASTORNO DEL APEGO

4. La realidad que viven algunos padres adoptivos
4.1. “Pensábamos que iba a haber dificultades, ¡pero no que iba a ser tan duro!”
4.2. El auto-referencial

Parte IV:

REDEFINIENDO EN POSITIVO

5. Este chico juega en otra liga: circuitos alternativos.
6. Valorar los logros.
7. Una vida suficientemente feliz.

Parte V:

CÓMO POTENCIAR LA RESILIENCIA SECUNDARIA EN NIÑOS CON TRASTORNO DEL APEGO CONVIRTIÉNDOSE EN TUTORES DE RESILIENCIA DESDE EL MODELO DEL BUEN TRATO.

8. Los padres adoptivos como tutores de resiliencia.
9. El ABC.

Parte VI:

LA IMPORTANCIA DE LA IDENTIDAD Y LA PERTENENCIA DENTRO DE LA FUNCIÓN SIMBÓLICA

10. La identidad
11. La pertenencia
Referencias
Anexo: experiencias, vivencias y trabajo en red